Cómo Ibn Sina Se Convirtió en Avicena
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Pero no se crea que el influjo filosfico de Avicena
qued recluido en la Edad Media. En la medida en que
el pensamiento cristiano medieval est presente en la
filosofa y la teologa de nuestros das, el avicenismo
sigue ocupando un puesto que le consagr la historia.
Hay dos puntos en los que el pensamiento de Avicena
sigue pesando en la actualidad: en el subjetivismo
filosfico moderno, desde Descartes hasta Kant; y en
todas las pruebas de la existencia de Dios por el argu-
mento ontolgico o a simultaneo posteriores a Avicena
desde Enrique de Gante hasta nuestros das, en que
su pensamiento supone retoques fundamentales con
respecto al planteamiento de la prueba. Finalmente, en
el campo de la lgica se adelanta ocho siglos a Occi-
dente. Hace falta llegar a la poca del Renacimiento
para encontrar argumentos sobre los que ya haba
reflexionado Avicena.
Y con esto abordamos el segundo de los captu-
los en los que nos proponamos estudiar el influjo de
Avicena en Occidente. Me refiero a las ciencias. Cuan-
do los occidentales acuden a Espaa para conocer la
esplendorosa cultura islmica, lo que vienen buscando
es la ciencia nueva de los rabes. Y en Avicena cierta-
mente la encuentran. Fue ste un gran aficionado a las
matemticas, ms como filsofo que como tcnico, a
manera de un tardo neoplatnico. Dedic varias de sus
obras a materias y observaciones astronmicas, que
influyeron en universidades europeas.
Consta que en las universidades de Bolonia, Padua
y Ferrara se exponan doctrinas astronmicas de los
filsofos Avicena y Averroes. Lo que estas reflexio-
nes supusieron para la revolucin coperniana es algo
que acaba de estudiar el profesor espaol Juan Vernet.
Relacionada con la astronoma est la astrologa. En
general, los filsofos rabes no le mostraron gran sim-
pata, sobre todo en sus derivaciones alqumicas. Est
comprobada la introduccin de la alquimia rabe en la
latinidad. Y aqu Avicena impone una actitud de equi-
librio entre los sabios europeos ante otras tendencias
ms fantsticas y milagreras, incluso de autores ra-
bes menos responsables y objetivos en estos puntos.
Avicena ayuda a Occidente a conservar su espritu
crtico ante las imposturas de la alquimia. El segun-
do tratado sobre alquimia traducido del rabe al latn
fue el dedicado por Avicena a esta materia en su Kitab
al-Shifa. La traduccin fue hecha por el ingls Alfred
de Sareshel hacia la mitad del siglo XII. En su tratado
autntico sobre alquimia y mineraloga, traducido al
latn y que pasaba como apndice al cuarto libro de
Aristteles, expone Avicena su teora repetida por los
autores latinos ms sensatos. En este tratado condena
la alquimia, sobre todo lo referente a la transustancia-
cin de los minerales, todo ello en contra de la opinin
ms generalizada de la poca.
Lo nico que admite como posible es la labor de
algunos artesanos hbiles que a base de tinturas es-
peciales obtienen las falsificaciones de oro y plata a
partir de otros minerales. Esa transformacin, segn
Avicena es imposible e insostenible cientfica y filos-
ficamente. Estas opiniones de Avicena son citadas en
casi todos los tratados del siglo XIII, y an ms tarde,
en el mundo latino. Vicente de Beauvais, aunque crey
en la posibilidad de la transustanciacin, no dej de
sealar algunas reservas, influido por Avicena.
Lo que quiz sea algo desconocido para muchos
es que Avicena es una de las fuentes principales de los
medievales latinos en geologa. La obra que estos ma-
nejan es la traducida por Alfred de Sareshel. Las lneas
maestras de la geologa de los grandes enciclopedistas
del siglo XIII, tales como Vicente de Beauvais y Alberto
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Magno, estn tomadas sobre todo de Avicena. Cuan-
do exponen los movimientos del mar, las erosiones,
la generacin de las montaas, repiten simplemente
a Avicena. En el mismo campo de los herbolarios y la
botnica, en el mundo cristiano la fuente sin duda ms
rica fue Avicena.
Pero es que, si pasamos a la zoologa, nos encon-
tramos con este prrafo sorprendente de George Sar-
ton que nos resume as el asunto:
La fuente real principal de la zoologa aristotlica, al
Este y al Oeste, desde el siglo XI en adelante, fue el
sumario rabe de los 19 libros de Avicena. En cierto
sentido, podemos decir que Avicena fue indirecta-
mente la fuente principal de la zoologa medieval.
Y para terminar este captulo de las ciencias, la
enciclopedia de Avicena traducida al latn hizo fami-
liares en Occidente muchas de las ideas de la fsica
rabe. Sus profundos estudios sobre el movimiento,
el contacto, la fuerza, el vaco, el infinito, la luz, el ca-
lor, la velocidad finita de la luz y sus investigaciones
respecto a la gravedad especfica de los cuerpos, se
transmitieron, a travs de Avicena entre otros, a la f-
sica medieval. La teora de la gravedad y las tablas de
densidad no slo de los slidos sino tambin de los
lquidos llegaron a Europa a travs de los rabes.
Basta como muestra el caso de Dino del Garbo,
que escribi una obra Sobre los pesos y las medidas
cuya fuente principal fue el Qanun de Avicena. Y Pedro
de Albano o de Padua, durante su estancia en Pars
en 1295, completa su Liber compilationis de Physio-
gnomia, aduciendo nuevas autroridades, entre ellas la
de Avicena. Este ltimo y Averroes intervienen en las
teoras de los medievales sobre los colores.
Llegamos finalmente al captulo de la medicina,
quiz el ms brillante de la vida de Avicena. Fue el que
le convirti en el gran maestro de Occidente hasta
tiempos muy cercanos. Dos son las obras principales
de Avicena que fundaron su magisterio en Occidente.
Una es el Qanun que, como el mismo nombre indica,
es el Canon o principios que regulan la medicina en
general. La segunda obra es la Aryuza o poema didc-
tico sobre la medicina. El Qanun pervive hasta nuestros
das y tiene su vigencia en la enseanza durante siete
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siglos. Desde el siglo XII hasta el siglo XVI toda la ense-
anza y prctica de la medicina en Occidente se basan
en la obra de Avicena. Entre 1150 y 1187 es tradu-
cido ntegramente por Gerardo de Carmona. Recibi
luego el honor de ser traducido 87 veces. La mayor
parte de las traducciones fueron al latn, pero muchas
fueron hebreas. Todas ellas realizadas en Espaa, Italia
(sobre todo Sicilia) y el sur de Francia. Se puede decir
que su magisterio estuvo vigente mientras la medicina
sigui una orientacin predominantemente terica, y
que este influjo decae con la introduccin de la ciencia
experimental en fecha reciente.
El Qanun de Avicena se fue convirtiendo paulati-
namente en la base de la enseanza mdica en todas
las universidades. Figura en el programa ms antiguo
que se conoce de la docencia en la Escuela de Medici-
na de Montpellier, en una Bula de Clemente V, fechada
en 1309, y en todos los programas posteriores hasta
el ao 1557. Es verdad que diez aos ms tarde se
prefiere a Galeno, pero todava se le sigue enseando
hasta el siglo XVIII. El que se le edite en rabe en Roma
en 1593 indica la estima en que se le tena.
La medicina rabe en sus comienzos es ms terica
que prctica. Y quiz uno de los defectos del influjo de
Avicena es que con su brillantez terica fren un poco
las investigaciones prcticas. Pero esto no impide el
que, aun en un terreno tan experimental como el de la
ciruga, Avicena sirviese de gua a cirujanos clebres.
Guillermo de Salicet, mdico y cirujano italiano de Pia-
Dino Valls, INTROITUS I - II - III. leo / lienzo / tabla, 3 dpticos: (3 x 2 ) 20 x 20 cm., 2000.
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cenza, escribi un tratado general de medicina cuyo
ttulo recuerda el de la gran enciclopedia de Avicena:
Summa conservationis et curationis. Entre los auto-
res ms citados en esta obra se encuentra Avicena.
Todos los tratados generales sobre medicina contienen
frecuentemente una introduccin sobre anatoma. Se
acuda al Qanun para copiarlo ya que todos lo consi-
deraban como la biblia mdica de la cristiandad hasta
tiempos muy recientes, como lo haba sido del Islam y
an lo es hoy da.
En profilaxia y frmacos tambin fue Avicena
maestro de los europeos. Cardone de Miln, fsico de la
segunda mitad del siglo XIV, compone una obra, Rgi-
men para la pestilencia, en la que resume las medidas
profilcticas empleadas en la poca. Una de sus fuen-
tes principales es Avicena. Por la misma poca, Collig-
nano, mdico florentino, escribe un tratado sobre la
peste, utilizando como autoridad principal a Galeno y
Avicena. En un tratado De venenis se cita a ste como
la fuente principal.
Tambin en oftalmologa hay que tener en cuenta a
Avicena. En un tratado annimo sobre la oftalmologa
de la segunda mitad del siglo XIII el autor ms citado
es Avicena. Casi todos los tratados oftalmolgicos del
siglo XIV estn inspirados en fuentes rabes, y entre
ellas una de las principales es Avicena.
Hasta en ginecologa y obstetricia hay que sealar
a Avicena como uno de los grandes maestros de la
Edad Media. Con Avicena ocurre como con los grandes
genios: la mayor alabanza que se le puede hacer a un
mdico de la poca es decirle que es otro Avicena.
Y as el fsico italiano Gentile de Foligno es denomi-
nado Ianima di Avicena. Cino da Pistoia le hace una
consulta sobre un caso de paternidad de un sieteme-
sino. El alma de Avicena le responde con una serie
de autoridades: Aristteles habla de un caso de 11
meses, Avicena de uno de 14.
Este mismo fue el que escribi un comentario a
Sobre las fiebres del Qanun de Avicena. Otro de los
puntos en los que pudo influir Avicena en los autores
espaoles de esa poca y en autores medievales ante-
riores fue la semiologa o diagnstico de los pacientes
por signos exteriores, como es la observacin del
pulso. Sarton no duda en afirmar que se puede consi-
derar a Avicena como el fundador de la semiologa.
Finalmente, uno de los puntos en que Avicena se
adelanta a su poca es el de la psicoterapia y de la
parapsicologa. Cuando en la Edad Media se quiere
teorizar sobre la curacin por medios psicolgicos, se
ilustran los pasajes con ancdotas de las curas nota-
bles realizadas por Avicena. Nicole Oresme (h. 1323-
1382), uno de los mayores hombres de ciencia del siglo
XIV, reconoce con Avicena la posibilidad de la transfe-
rencia del pensamiento, pero rechaza la sugerencia del
mismo de que el pensamiento humano pueda mover
los objetos exteriores sin contacto material.
Pero hubo un momento en que el influjo de Avicena
como gran maestro lleg a su ocaso. Precisamente en
el Renacimiento se produce una gran reaccin en con-
tra. Se quiere ir a los griegos directamente sin pasar por
los rabes. Leonardo da Vinci rechaza ya la anatoma
enseada por Avicena. Pero, como le faltaba vocabu-
lario adecuado, no tena ms remedio que seguir utili-
zando los trminos rabes. Paracelso llega a quemar
el Qanun en Basilea para dar pblico testimonio de sus
sentimientos de rechazo. Harvey le dio un golpe terrible
publicando en 1628 lo que l consideraba como su gran
descubrimiento: el de la gran circulacin de la sangre
ignorada por Avicena. Lo que ignoraba Harvey es que
este descubrimiento lo haba hecho cuatro siglos antes
que l, incluso antes que Miguel de Servet, otro rabe:
Ibn al Nafis a principios del siglo XIII en un comenta-
rio crtico a la teora de Avicena y precisamente con
el mismo argumento de Harvey del grosor de la pared
separatoria de los ventrculos del corazn.
Poco a poco la medicina filosfica y terica va
cediendo terreno a la prctica y experimental de los
tiempos modernos. Con todo, un curso sobre medicina
de Avicena se dio en la Universidad de Bruselas has-
ta 1909. Hoy se puede ensear la medicina sin tener
que recurrir a los libros rabes de Avicena; pero lo que
no se puede hacer es ignorar el gran papel del pensa-
miento humano tanto en Oriente como en Occidente
a travs de los siglos, y que la cultura europea es en
gran manera deudora de Avicena en los campos de la
filosofa, la mstica, las ciencias y la medicina.
Texto tomado de El Correo de la UNESCO,
XXXIII, 10, 1980, pp. 32-39.