(Novela Completa) Losgirasoles
(Novela Completa) Losgirasoles
(Novela Completa) Losgirasoles
Juan Gonzlez
Juan Gonzlez
Fundacin Editorial el perro y la rana, 2006
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Fundacin Editorial
elperroy larana
Diecinueve pesados vehculos, suben penosamente, una empi-
nada cuesta. Selva virgen estremecindose, cuando la monstruosa
mquina cabeza del convoy la penetra desgarrando sus entraas.
Sangre de doncella desflorada, se adhiere a las orugas de la bestia
que va destripando pequeas especies. Extraa y curiosa la larga
caravana.
Marcha lenta, aunque avanzando; tres das ha desde cuando aban-
donaron aquel apestoso garaje, taller, depsito, con hedor a herrum-
bre, a aceite quemado, y fango ptrido. All estuvieron por ms de una
semana con el estmago revuelto dando vueltas, primero para enrolarse,
luego esperando la hora de la partida. Cincuenta hombres contratados
por una compaa minera. Ignoran a dnde van. Preguntan y reciben
por respuesta: Rumbo al Sur. Hay como algo de misterio pero la paga
es buena.
Las sombras van tiendo la tarde, por ventanas y parabri-
sas va penetrando el crepsculo inundando de colores las almas.
Andan preguntando a dnde van dndose ellos mismos la respues-
ta: Rumbo al Sur, Sur fantasmagrico y escurridizo. All est la
noche junto a ellos, les cay de repente. En medio de las ramas
silba el viento, silbar quedo, trinar de pjaros que a su hbitat re-
gresan, saltando entre las piedras cantan las aguas. Chillan los
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grato que llega a los odos como un canto mgico. Se miran entre
ellos y callan, nadie se atreve a romper con palabras el hechizo de
aquel sortilegio perturbando la quietud de las almas. Nubes, velos
sombras, vienen asomndose algunos fantasmas, la noche los llama,
coro de murmullos como ecos lejanos llegan a los odos a travs del
aire; parece y no son coros gregorianos, fragor de los vientos: tam-
bores, timbales! Percusin frentica! Carmina Burana!
El fro oblig a refugiarse en las cobijas y alimentar cada vez
ms las hogueras, sin embargo, profundo fue el sueo de aquellos
hombres. La aparicin de los duendes nios que se cuelan por los
corrales llorando por una joven que iba a ser su novia cuando aquel
creciera, estuvieron rondando con otras confusas imgenes que
emergieron en los sueos. Escucharon voces lejanas, como si ba-
jaran de las montaas y hasta el bramido del tigre de Palenque.
Melesio el viejo, alistado en la expedicin como cocinero, estuvo
toda la noche contando una serie de leyendas salidas de tan solita-
rios parajes.
Esas voces eran de Wanadi para alejar a Canaima, el ma-
ligno que ronda en medio de las sombras y al cual temen los hom-
bres de los troncos sobre las aguas; all donde Aquel habita, fue
donde naci la tierra y ese gran chorro de agua es el cordn umbili-
cal donde cuelga a veces su chinchorro Wanadi.
Una vez ms la voz del viejo Melesio. Los hombres al levantar-
se sienten el cuerpo como ms liviano, como si flotaran alrededor
de las aguas que de lo alto caen, los pies parecen que no tocaran el
suelo, frescas las mentes, unos a otros se miran sonrientes:
Me siento con ganas de derribar a patadas todos los cochi-
nos mundos que los hombres han creado y empujar con mi pecho
al fondo de los mares los podridos escombros y crear uno nuevo
pero con los nios, los adultos no sirven para un coo! Joseto, el
chamo de la expedicin lanza al viento aquella exclamacin.
Rueda y ms rueda, de nuevo, ante otro curso de agua, un
poco ms ancho y profundo de cuantos han vadeado. Don Manuel
Garca y Maldonado, jefe de la extraa expedicin, se rene con su
plana mayor; discuten y al rato toman una decisin: el puente mili-
tar. Cuando dan la orden para la instalacin, se hace sentir la voz de
un hombre:
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una vieja gandola con una larga historia vagabunda; ahora pasa el
Pitufo, un jeep Willis, el mismo que estuvo a punto de ser devorado
por el tremedal; toca el turno al viejo desahuciado Internacional,
vuelto milagrosamente a la vida, pero un campen en las subidas;
airoso pasa la Loca, dolor de cabeza de choferes y mecnicos; tras de
la loca el Tuerto, un 750 que dej un faro en los cachos de un toro;
por ltimo el Chivo, un Whites de los aos cincuenta, Chivo
llaman al chofer pero bajo la onomatopeya del berrido del caprino.
Diecinueve vehculos con su respectiva identidad producto de aque-
llos hombres, que viajan sin saber destino cierto.
El hombre de la nariz grande achatada, de un rostro liso y de
anchas espaldas, es felicitado por el xito de aquella operacin, su
cara refleja como una cierta inocencia y la humildad de siempre.
Pero si todo fue muy sencillo explica riendo: yo haba
calculado con la vista la altura de los rboles, al llegar aqu me di
cuenta la anchura del ro. Lo dems fue tender las guayas y empujar
luego los dos troncos.
Pero cmo Zambo?
Coma otra cosa porque me va a regurgitar, pero oiga, con los
ojos uno calcula; claro que haba que ajustar bien guayas, troncos y
planchas.
Pero lo de la marquita? pregunta otro.
Bueno, yo me cre a la orilla de un ro, mi madre me pari sobre
la arena, me acostumbr a medir el ciclo y magnitud de las crecidas,
antes de llover las nubes anunciaban lo que el menguante presagia.
Para aquel hombre, obrero especializado en maquinaria pesada,
resultaban de lo ms sencillo las cosas ms complicadas, las solucio-
nes brotaban de su mente con la velocidad del viento. El ingeniero
jefe, quien pens desde un principio en la instalacin del puente, es
el ms asombrado, ninguno de sus colegas dudaron, salvo cuando in-
tervino el Zambo.
Pero cmo fue que encajaron tambin en las guayas si se
tendieron cuando l haba salido a la bsqueda de los rboles que
resistieron hasta sesenta toneladas, y an, con el agua llegndole a
los controles de Mi Nia, el hombre se mantena impvido?
Dos horas tard en ir y regresar con las dos moles, y cuatro
ms, entre el ensamblaje de troncos y planchas. Qu materia gris
se alojaba dentro de aquella cabina craneana capaz de tan grande
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todos los males de todos los suyos y de todas las gentes. Ese senti-
miento se hace ahora en el Zambo presente, quien se siente culpable
de que los dems no tengan una mente tan despierta, sin embargo el
hombre se defiende:
Pero de qu usted se asombra? Uno llega, ve, y viendo, va cal-
culando, una operacin que automticamente hacen las neuronas y
no es cuestin de clculos matemticos; me dicen, son mil hectreas
donde debes remover la tierra para llevarla a un mismo nivel, tiendo
la vista, prendo la mquina, y, sdate rabo!, traguen tierra pulmo-
nes, que son diez mil machacanes! Tiempo? Tal vez una semana.
Amigo Silbido, tengo una idea clara de reas, son ms de treinta aos
sudndome las nalgas sobre un monstruo de acero.
Mis mayores respetos amigo Zambo. Creo que en el camino
he ido rompiendo viejos paradigmas. S muchachos este es ese Sur
de la mierda que Enrico Cantieri y ms de uno de ustedes vena
maldiciendo por tan duros caminos. Bajemos, Zambo, vaya usted
adelante allanando, o digamos mejor abriendo, hay que rellenar los
tantos canjilones, no importa si zigzaguea un poco, debemos respe-
tar esos rboles, deben ser centenarios.
Ya descienden bajo la estridencia de las cornetas y el ulular de
las sirenas para aquella silvestre fauna, es como un pandemnium
lo que se le viene encima, genrase el pnico entre los animales:
saltan como un celaje los venados, conejos y cachicamos abandonan
sus cuevas, los pjaros en desorden vuelan, apuran el paso las cule-
bras, los araguatos desatan sobre la caravana una lluvia de mierda,
hasta el temido Don Tiburcio emprende una veloz carrera. Ella
no lleg a pensar nunca jams que pudiera llegar all la ms temi-
ble de las especies. Como sonmbulos, se quedan contemplando
las montaas, brotan de ellas un mundo de agua, semejan hilos de
plata al contemplarlos desde aquella distancia, el ms impresionan-
te cubierto arriba por las nubes, parece desprenderse de la altura
de los cielos: cielos azules, cielo ozono, cielo sueos, quin sabe si
all arriba, en la frontera de los infinitos, la madre lluvia mantiene
todos sus grifos abiertos, arrojando cerro abajo a millares de hijos
que irn vagabundeando por el mundo, saciando la sed del hombre,
animales y plantas.
Bajan de las mquinas y siguen sonmbulos. Aquellos aires pa-
recen que escaparan de los pulmones para ir a oxigenar las almas,
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Qu propones t?
No queda ms remedio que montar un burdel por una sema-
na, por ese tiempo dice Ivn que vienen.
Bueno, encrguese usted de esa vaina.
Es que me has visto cara e cabrn?
Entonces llmate al italiano!
Para aquel joven ingeniero, aquello representaba una situacin
enojosa, nada de puritanismo haba en aquella postura, tema s,
que estando ms de dos meses sin tocar ni oler un puo de pelo,
aquellos hombres fuesen a convertirse en fieras. Cuando Silbido y el
Fluido salieron a ordenar las cosas, salvo el Kosako Ivn y su flauta,
mujeres y hombres haban desaparecido. A medianoche tocan la
puerta del motor home, dormitorio del mdico y los ingenieros. Abre
Silbido y se encuentra con la sonrisa de tres hermosas damas. Dice
una de ellas:
El Kosako nos manda.
Pasen adelante!
Infundados los temores de Silbido, se impuso el espritu soli-
dario, y como se baaban desnudos en la orilla de uno de los ros,
papo lavado, papo nuevo. Aquellas visitas conyugales, luego de
una discusin entre todos los componentes de aquella gran familia,
se acord repetirlas cada treinta das. Tratndose de un aconteci-
miento de tan vital importancia, le pusieron un nombre: El da del
Espritu Santo.
Ivn el Kosako ruso de mierda como le llamar ms tarde
Joseto, tal vez un da nos cuente su historia. La compaa lo
haba puesto a la orden de aquel proyecto. Cada dos o tres semanas,
el silencio del valle era roto desde los cielos, sin contar la ruptura
de las parlanchinas, parte de aquel entorno. Equipos, instrumentos,
cartas y alimentos, llegaban en la tarntula y aquellos alegres
puos de pelo, una vez al mes!
Aquellas trabajadoras sexuales eran mujeres a las que aquel
ejercicio de la prostitucin, no las inhiba de ser buenas amigas y
llenar el vaco de la ausencia femenina, aparte de que como aman-
tes, conocan todos los secretos de las relaciones sobre una cama.
Despertaron y se les despertaron tambin los sentimientos, entran-
do en aquellas escabrosas intimidades, de contar cmo llegaron
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Con ese mono negro, esa infernal 750, el aln del sombrero
y la capucha negra, asemeja la imagen de un santn o un personaje
del averno.
El mismo diablo de los infiernos.
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Un momento Melesio!
Calle y escuche: esas relaciones rompieron con podridos es-
quemas y visin de una sociedad disolvente. Creo Zambo que aqu
nos hemos encontrado como seres humanos.
Viejo Melesio, es el discurso ms bonito que mis odos hayan
escuchado.
Y entonces qu Zambo?
Yo me quedo!
Nos quedamos Zambo!
Decir el viejo Melesio y el Zambo: Nos quedamos!, empuj a
quedarse a todo aquel que an dudaba.
Julio, voy a dejarme caer y que repiquen las campanas.
No lo hagas Juan, sentirs un alivio pasajero, pero no volve-
rs a levantarte, es preferible seguir avanzando aunque sea a rastras,
como te digo, dejarse caer es un llamado a la muerte, agonizando.
Nos atormentar un buen tiempo pero hay que continuar hasta des-
plomarse, nada sentirs estando inconsciente una mano sobre el
hombro del otro, zigzagueando hasta tropezar con un viejo samn y
desplomarse.
unos hombres que hoy sienten como si all hubiesen nacido. Cierto
que era el trabajo de cuarenta y nueve hombres, pero en este mo-
mento hablan de Los Girasoles por la boca del Zambo. Por qu t
eres el centro? Juan Jess de La Cruz Gonzlez, siempre fue as an
sin quererlo Si me comprometo es con todos los hierros Pero
por qu aqu tanta relevancia? Otros tambin se han rebelado, pero
para ellos ha sido el Zambo el hombre de mayor trascendencia, y en
la medida que iban encontrndose, un sentimiento de familia alber-
gaba en las almas. S, decisin unnime; Nos quedamos! Todos
sienten el peso del pasado oprobioso, hoy un presente sonriendo y el
maana est andando Pero escucha, Josefina siente fro, recla-
ma tu presencia!.
S, Josefina es una de las chicas que llega a Los Girasoles el da
del Espritu Santo, trada por el Kosako ruso cabrn, como le
llama Joseto. Joven bonita, como todas ellas, no tiene mucho
tiempo en el oficio, pero esa es otra historia. Aqu en Los Gira-
soles ha encontrado un remanso, tal vez por eso, a veces, se siente
asqueada de su cuerpo.
Qu decirte ahora Josefina!, no es cuestin de pensarlo, lo
tengo decidido. Me gustas como mujer y yo te agrado
Me agradas Zambo, yo te amo.
Escucha: Tenemos tres meses para organizar todo esto y,
ustedes?, bueno harn unos cuatro viajes ms antes que llegue la
gente, el resto de las personas que ocupar todas esas casas que ests
viendo all abajo. Tenemos an tiempo para resolver; te prometo,
eso s, que una de esas casas ser tuya.
Yo tambin dir algo: no volver a putear por nada del mundo!
Te traje hasta aqu con la intencin de contarte parte de toda
una historia: por aqu entramos, fui el primero en divisar el valle
sobre Mi Nia.
Quin es Mi Nia?
Ves aquel galpn hacia la margen izquierda de la plaza?,
galpn de madera cubierto de flores, all reposa. Aqu se le venera,
con ella aprendimos a darle valor a muchas cosas que en nuestros
centros de trabajo, nos resultaban odiosas. Contemplar desde aqu
desde esta altura esas montaas, todo este valle, todas esas aguas,
un espacio en estado virginal por los siglos de los siglos, fue como
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nueva forma de vida. Ellos, los pioneros, en gran parte lo haban lo-
grado, a un buen precio, que bien vali la pena. Cmo hacer para
convertir en ser-humano-social, al animal visceral? Dira el poeta:
Ser humanista/ es muy bonito/ pero muy triste/ la tanta pena/ la
tanta angustia que el hombre sufre/ te mortifica. Cuando el malan-
drito, uno de los casos escabrosos, por su siembra de mafafa muy
bien oculta, le encomendaron el caso a Joseto.
Mire pana, eso aqu no se debe ni se puede.
Qu te pasa a ti pescuezo e violn? fue la respuesta. El
chico es bravo, en su barrio lo llamaban Chico Malo. Una bofe-
tada a tiempo, pero el Chico Malo, mulo de Bruce Lee, pega un
grito de guerra y una certera patada en el pecho de Joseto. Es de cui-
dado el contrincante, en guardia Joseto, recuerda: No inicie usted
el ataque, pero ante una agresin responda con fuerza. Cinco mi-
nutos ms tarde, el chico malo se soba en el suelo cuatro costillas
rotas. En el cuartel se aprende, en la escuela se instruye y en la calle
se acera, bajo esos principios creci el Joseto, era cinta negra con
dieciocho aos. No a todos lo enfermos se les aplica la misma medi-
cina. Un Consejo de Familia tiene a su cargo las relaciones en Los
Girasoles, sociales, culturales, servicios, salud, educacin y hasta los
econmicos. Est integrado por los pioneros y dos representantes
por cada uno de los sectores en que se divide Los Girasoles. Cada
sector tiene un Consejo, un Consejo cada manzana. Existen unas
normas, especie de cdigo, y a todo aquel que llega le leen la cartilla:
Y llvese esa copia, para que no se le olvide. Hay convivencia y
poco a poco la gente ha ido entendiendo la diferencia de esto con lo
otro. Ya no viven con los sobresaltos por los malandros del barrio ni
la de los uniformados, los Pantaneros de la Metropolitana.
El hombre de la chaqueta negra, apaga su caballo de hierro, la
poderosa Indian, ha llegado al paso que ahora llaman el paso del
Zambo, cosa que no le hace gracia; no es nombre oficial, pero se ha
hecho costumbre. All est el nombrado contemplando su valle.
Qu grande es todo esto Zambo! Qu vista tan extraordi-
naria! Veinte mil y tantas personas! Cmo se asombran, cuando
ven en la pantalla las filmaciones de lo que era este valle cuando
aqu llegamos! Esa plaza Zambo, esa plaza con su girasol gigan-
te hecho de barro, con cuatro patas grandes de madera, cuerpo de
barro, el agua regando y cayendo en forma de cascada! Diez metros
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nobles intenciones, pero son periodistas, una mala plaga para Los
Girasoles. El Consejo de Familia les escucha, divididas estn las
opiniones. Se abre un comps de espera, el Consejo tiene en la capi-
tal buenos informadores.
Qu sentiste Juan, cuando despertaste en el hospital?
Que viajaba al otro mundo envuelto en la penumbra.
Deja la mariconera, chico. De m puedo decirte que no sent
mi cuerpo, que andaba dando tumbos por un laberinto. Unas pa-
labras que no saba si escuchadas en este o en el otro mundo, repe-
tanse en mis odos: No te detengas, sigue andando hasta que tu
cuerpo se desplome, si te dejas caer, sentirs un breve alivio pero ya
no podrs volver a levantarte, ser ms larga la agona y ms lenta la
muerte.
S recuerdo. Eso te dije cuando queras dejar caerte.
Qu opinas de esto Julio?
Parece estarse incubando algo distinto a las experiencias
que ha vivido el hombre, creo que necesitara de ms tiempo para
emitir un juicio, lo cierto es que aqu hemos tropezado con gente de
un sentir, pensar y actuar diferentes: Joseto, la doctora Rosalba, la
seora Carmen, tres oficios distintos y un mismo sentimiento.
Por favor Julio, no te vayas a soltar una de tus tantas peroratas.
Juan, me harn falta palabras cundo has visto t a un
mdico que no se separa de tu cama hasta cuando te considera fuera
de peligro? Dnde tanta pulcritud cumpliendo cada uno su fun-
cin con cara de satisfaccin y sonrisa en los labios?
Para, para hermano, djame decir algo: esa seora Carmen,
quien puede ser tu madre
La suya hermano.
Djeme concluir la vaina, te deca, esa seora hablaba conmi-
go como si me conociera desde hace aos, y al medioda, al recibir su
guardia, llegaba siempre con una fruta en sus manos, dicindome:
Coma, hijo, hablaba como mi progenitora y hasta contaba cmo
haba cambiado aqu su vida, y cmo era antes de llegar a Los Gira-
soles. Por el atuendo y manera de expresarse te imaginas a una en-
fermera profesional. Mijo, me dedico al aseo. Me sent apenado.
Cierto, hay divisin del trabajo pero sin trato discriminato-
rio; el amigo o amiga del aseo, los amigos de la salud, el seor de la
farmacia. Julio, esa doctora Rosalba es hermosa, dulce y graciosa, y
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detalles sin afeites. Aqu me reconcilio con el hombre, ese ser todo-
poderoso, rey de la tierra y aspirante al trono del universo.
Coastre! exclam la seora baronesa.
Estamos llegando, luego te cobro esa.
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Santuario
Grandes letras, estilo gtico. Un frente con fachada de piedra,
con una extensa hiedra adherida. Debe usted despojarse de los za-
patos antes de traspasar aquella amplia y elevada puerta. All dentro
oficia el viejo Melesio. Velas encendidas, pebeteros despidiendo
aromticos olores, varios salones, muchos altares. Paredes decora-
das con pieles y conchas de animales, aves embalsamadas, al igual
que pequeos roedores. Vitrinas con imgenes de madera, hierro
forjado, bronce y hasta algunos de plata. Carapachos de tortuga,
de cachicamos, iguanas y matos de agua disecados. Chopos de la
Guerra de Independencia, placas de los primeros carros que circu-
laron en el pas, lmparas de aceite de carburo, planchas de hierro
que eran calentadas al fuego, botellas de refrescos y de cervezas,
que hace ms de ochenta aos desaparecieron. Hay muchas otras
cosas que ustedes irn reconociendo. Se mueve un caimn all en el
fondo.
En rplicas o disecados: bquiros, lapas, dantn, tragavenado,
chigires y tigres. En brillantes anaqueles artsticamente ordenados
haba frascos de variados tamaos, diferentes contenidos y de todos
los colores: aceites, pcimas, mantecas, cidos y brebajes. Las im-
genes, figuras de cera o de madera, van desde los dioses del Panten
Yoruba, pasando por santos de la Iglesia, hroes de la Independen-
cia, lderes revolucionarios de hace siglos o del presente, y aquellas
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la gente llega, se frota con una agita perfumada, lleva unas ramitas
para echarse un bao, tira una moneda a la fuente, pide un deseo y
lee los letreros de las paredes; fjate en ese: No estoy dispuesto/ a
dar explicaciones a los necios/ no hacer concesiones a los imbciles/
ni al que simula ser inteligente/ para con la gente humilde/ con los
seres sencillos/ seres silentes/ quienes viven escondindose/ cuya
voz se niegan a escuchar/ vida de angustias y miserias/ por ellos soy
capaz/ hasta de humillarme.
Melesio, quin es ese poeta?
Juan, es un ser annimo que va soltando sus sentimientos,
envueltos en papeles que por all ruedan. S, muchachos, aqu hay
como una elevacin del espritu; y no es que al salir te vas a encon-
trar con las incongruencias que te han atormentado siempre! Escu-
cha la msica del agua, est cantando en la fuente. Fjate cmo la
gente se mira y se habla, a veces sientes una sobadita en tu espalda,
o t distradamente le tocas a una dama una nalga y ella se siente
halagada. Todo esto hace fluir mejor la sangre.
Cierto Melesio, es como un templo, sin figuras sangrantes ni
imgenes dantescas, sin rincones bajo las sombras y velas por todas
partes, que no representan la luz sino tinieblas.
S hubo preocupacin en un principio, constru, construi-
mos, desde el inicio, bajo las burlas de Joseto. Aunque no compar-
tan esto, los dems guardaban respeto y comenzaron a llamarlo El
Templo; yo segu adelante, y poco a poco se fueron acercando, y
desde aqu comenzamos a comunicarnos con Dios sin intermedia-
rio. En presencia de Vctor Soto hubo una discusin sobre asuntos
religiosos, y dijo el hombre repitiendo a Voltaire: Si no hubiese Dios
habra que inventarle. Y fue del hombre el invento ms grande.
S, el hombre en su infancia an sin haber desarrollado el
habla, era conmovido por los fenmenos naturales: salida y ocul-
tamiento del Sol y de la Luna sus primeros dioses, el furor de
las tempestades, la fuerza de los vientos, los maremotos, temblores
y terremotos, en fin, todos los fenmenos telricos de la naturale-
za, los llev a buscar en las alturas, a ese alguien capaz de tantas
conmociones y surgi el Todopoderoso. El surgimiento de las re-
ligiones, las iglesias y las clases dominantes, que lo tomaron como
estandarte, para en su nombre, explotar a la mayora de los hombres
es otra cosa.
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de la Cruz, los nios nacen como en las fbricas los envases de plsti-
cos. En unos guardarn ricas especies, perfumes caros y cremas muy
suaves; mientras que algunos servirn para recoger papeles en las ofi-
cinas o en los sanitarios, otros para los desperdicios de los mercados
y hasta para recoger la comida de los cochinos. Hasta ese da trat a
aquel cretino. Cmo se puede confundir contenido con continente,
y de manera tan grotesca?!
A propsito, contenido y continente se juntan en el hombre?
Cuerpo y cerebro son continentes, y todo cuanto ellos lle-
guen a percibir es como todo un universo: El hombre es capaz de
levantarse sobre la punta de los pies/ empinarse elevando los brazos
al espacio/ y con los dedos de las manos/ alcanzar las bvedas del
cielo/ sin despegarse de los suelos. Quiero que sepan que, al decir
cielo hablo de azules, hablo de anhelos, hablo de sueos.
Mientras Julio lleva la voz cantante, Juan se acerca a un estante
de libros, algunos han perdido la cartula, otros se ven bastante es-
tropeados, pero son ejemplares dignos de un buen amante de la lec-
tura: Sartre, Moravia, Garca Mrquez, Bertrand Russell, Garca
Bacca, Tolstoi, Cervantes, Gorki, Rabindranath Tagore, Marx,
Mao, el Ch Guevara, Quiroga, Mario Benedetti, Eduardo Ga-
leano, Miguel Hernndez, Antonio Machado, Garca Lorca, Jorge
Amado y hasta dos tomos del Ciego Maldito.
Una pregunta Juan, ustedes han cotejado en sus treinta y
tantos aos de vida sus siete de ejercicios de profesin y lo que han
vivido? Han cotejado todo eso con lo que han visto, lo palpado y
percibido? Se han dado cuenta cmo actan y piensan los nios,
sus juegos y travesuras? Han conversado con un maestro para que
les cuente lo grotesco del ejercicio de tan noble y bello oficio, all
en los infiernos de donde vienen? Hagan ese ejercicio, hablen con
toda la gente; los pioneros no somos nada ms que los pioneros, los
que iniciaron esto, cosa que jams hubiese sido posible de no haber
aparecido, no los dems no: esa gente! Gente Juan, gente Julio.
Cierto, Zambo, hay que ir all, o all, como le gustaba decir
a un colega metido en la candela, nosotros les hemos dedicado el
tiempo a ustedes. Por qu son noticia? La noticia es el patrn del
periodista, la noticia y l o los personajes envueltos en ellas. Cierto,
debemos ir all. Se lo promete Julio y Juan se compromete.
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Bienvenidos sean.
Unos treinta aos, un metro setenta de estatura, joven fuerte,
temperamento nervioso, piel clara, tostada un poco por el sol. Casi
saliendo del cuartel se alist en aquella expedicin. Dice muchas
veces: De no haber venido aqu, hubiese ya muerto en la calle en
una balacera o chuceado en una crcel. Es como una tarjeta de pre-
sentacin.
Hemos conversado bastante, como buenos panas, ahora lo
haremos como periodistas que seguimos indagando y agchese que
ya le estoy disparando.
Qu diferencia hay entre el malandro de ayer y la prominen-
te figura hoy del reino de Los Girasoles?
Ests comenzando con tiros de plvora, Juan. Es obvia la di-
ferencia, algo as como comparar creciendo a un coco y una patilla;
all rodaba por los suelos aqu me he elevado a las alturas, pero no
sobre el resto de mi gente sino sobre la misma tierra.
El viejo Melesio dice que usted parece un saltaperico.
Me vivo moviendo Juan, si hay que correr corro, salto cuando
me obligan y de vez en cuando me encaramo. En cuanto a la travesa
Julio. La experiencia ms extraordinaria para un joven de veinte aos,
es algo apotesico.
Es cierto que llegando aqu te mordi una cuaima?
Cuatro narices, gracias a Melesio la cuento. Chup la herida
aplic unas yerbas. Eso fue como un pago por todo cuanto me ha brin-
dado Los Girasoles. Pregunt a Melesio un da Qu hubiese pasado
de picarme la bicha en bendita sea la parte?, su respuesta fue: Te hu-
bieses muerto pendejo. Lo de la guitarra lo aprend de retn en retn
dando bandazos, en uno de esos, conoc a un malandrito de buena
familia; tena estudios y talento, con l aprend a leer msica. Me
fugaba de todos los retenes, all pas casi un ao por el gusto de
aprender. Me habl de los grandes maestros: Segovia, Alirio Daz,
Villalobos, Antonio Lauro, Tarrega, me habl de l Mangor, Al-
benis, Joaqun Rodrigo, Narciso Ypez y otros nombres perdidos en
mi memoria. Ms tarde aqu aparece el Mechuso, nunca habla de
s, nadie sabe quin es, Mi pasado es un cadver insepulto, le es-
cuch decir un da. Supe por otras vas que fue concertista de buena
fama, lo que se fue esfumando entre farras y barras. Por tanta insis-
tencia ma se abri la escuela. La guitarra es muy parecida a una
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roto un virgo jojoto, de vez en cuando dos hombres se entran por una
hembra o dos hembras por un macho, pero hasta ahora no ha habido
el primer asesinato. Nuestro Cdigo Penal? Una semana barriendo
las calles, un mes en el campo sembrando campo por crcel. Lo
ms severo? Un ao de extraamiento cerca de donde ronca el can
entre bostas de vaca, cachos y garrapatas.
Una pregunta tonta, Jos a todos mira por igual la sociedad?
No, la sociedad no nos mira, nosotros nos miramos iguales.
Un caso: Alejandro Rivero, de treinta aos, campen de ajedrez,
profesor instructor en escuelas y liceos, compite en eventos interna-
cionales y siente un gran placer en barrer las calles, bajo un concepto:
Una escoba, una pluma y un fusil, tres instrumentos fundamenta-
les, para barrer toda la porquera, toda la escoria, que la sociedad y
los hombres arrojan a diario a la calle. Qu le pasa a Juan que no
habla?
Juan observa y escucha, tiene rato contemplando a Joseto de
edad igual a la suya. De sus propios labios ha escuchado la historia
de cuanto fue su vida antes de Los Girasoles: todo un monumento
al delito; atracos, drogas, violaciones
S pana contina Joseto, despus de cuatro tabacos y
unos tragos, un carro, hay que buscarlo, cerca est la universidad
y las parejitas morbosendose, fuera el macho y nos llevamos a la
carajita, la gozamos. Julio, un estado total de inconsciencia se vive
en esos bajos instintos, falsos principios; y se muere abaleado en una
calle o en un retn chuceado: El Chico Malo, diecisiete aos y die-
cisiete asesinatos, cay en La Charneca; El Ratn, Robin Hood
de las lomas, asalta un banco y cerro abajo corre un ro de billetes.
Qu ocurre pana?
Me estaba paseando por tu vida de malandro y recordando: cua-
renta o ms jvenes semanalmente borrados del mundo de los vivos en
medio de las calles, sin haberle an cogido un gustito a la vida.
Da tristeza, verdad, Juan?
Joseto, por qu antes no nos detuvimos a pensar e intentar
aportar? No, no lo hicimos, cubramos la noticia hasta con cierto sa-
dismo: Diecisiete tiros recibi el Patas Blancas, sobre un charco de
sangre exhibamos la muerte. Estbamos insensibilizados. En Los
Girasoles he sentido desprecio y vergenza por este mi oficio.
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Quera picarte.
Lo conseguiste.
Te invito a comer a casa para hacer las paces.
Paso.
Pasas de graciosa?
Aqu, paso por necia.
Una nia voluntariosa es lo que pareces.
Te pones as con Julio cuando?
Ni as ni en cuatro patas.
Vamos a continuar jugando a las traviesas?
Bien, ir a tu casa.
Aquel dilogo le hace gracia a Teresa, directora de aquel plantel,
tena das buscando una oportunidad y no despreci esta. Graciela es
una mujer joven con poco tiempo en Los Girasoles. Se gana la sim-
pata de todos por su entrega a los nios y amor al trabajo, aparte de
ser una maestra eficiente, tiene el don de buena persona. La menuda
figura de tez blanca, ojos muy grandes y algunas pecas en la naricita,
se mueve como movida por el viento, da la impresin de que no pisa el
suelo, su voz es suave: es una mujer delicada, pero de carcter firme. Se
ha adaptado bien a las exigencias de la educacin all impuestas, una
imposicin en torno a objetivos muy claros, pero se oyen ideas hasta del
personal que realiza el aseo y se adoptan, si valen la pena.
Quera hablar contigo.
No lo hacemos a diario en la escuela?
Aqu ser diferente, te dir porqu: a todo maestro se le hace
un seguimiento con evaluacin mensual, a veces, hasta los cam-
biamos de grado para ver cmo andan los muchachos y el grado de
aceptacin. No se trata de una vigilancia tipo policial, tampoco se
les espa; es nuestro mecanismo de defensa, ahora estamos extre-
mando las evaluaciones. En Los Girasoles en todos los rdenes, se
aplica este mtodo, pero donde hacemos los mayores esfuerzos es
en la educacin: no aceptamos maestros vagos, disociadores, ni in-
dolentes, aquellos que no tienen sentido de la misin sagrada que
representa para nosotras el formar las nuevas generaciones, le suge-
rimos si quiere seguir aqu, tendr que dedicarse a sembrar papas,
o cualquier oficio noble. La educacin tiene que estar en manos de
seres muy probos.
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Los Girasoles
kiosco. Grandioso Teresa!: de pronto vas por una calle, ves venir
hacia ti en carrera desenfrenada a tres jvenes indgenas y cuando
crees van a llevarte por delante, saltan y se elevan como si fuesen
pjaros. Atnita piensas Se harn dao al caer! Y descienden sua-
vemente, tomados de las manos formando un tringulo y quedas
dentro, sin darte cuenta. Sabes, me encantaron Eduardo Galeano y
Mario Benedetti.
Cudate, Julio!
Por favor, Teresa.
Nia, se te encarnaron hasta las pecas!
Teresa, veo que dedican bastante recursos y tiempo a la cultura.
En primer lugar nos preocupa la cuestin econmica, ello es
fundamental para la seguridad social: salud, educacin, alimenta-
cin, vivienda, servicios fundamentales y la recreacin. La cultura
tiene un captulo aparte: velamos por una formacin integral, pen-
sando en primer lugar, en los nios y jvenes, eso no niega oportu-
nidad, con posibilidades ciertas de realizacin, a los adultos, sobre
todo cuanto se les neg antes de llegar a Los Girasoles. Tenemos
ms de cuatro mil personas estudiando en la Universidad Abierta
y unas seis mil terminando la secundaria. El desarrollo tiene que ir
mucho ms all que la cuestin econmica.
Al principio dijiste: La cuestin econmica nos preocupa en
primer lugar.
De ello depende el resto.
Curiosa tu biblioteca, amn de los textos sobre educacin,
encuentra uno clsicos universales, siglo de oro espaol, literatura
rusa del siglo XIX, los grandes de Latinoamrica y la mejor produc-
cin nuestra. Presentaciones sencillas, cartulas medio rsticas casi
artesanales, se nota que han pasado por muchas manos.
Has ledo Las venas abiertas de Amrica Latina Graciela?
Claro! Nunca imagin tener un ejemplar firmado por su
propio autor y en qu otro lugar iba a ser si no en Los Girasoles,
en medio de su Feria?
Ese libro es la historia de un vil despojo: luego de tres siglos
de ser explotados por los espaoles cuando nos los estamos quitan-
do de encima a palo, piedra y dentelladas, aparecen desinteresada-
mente los ingleses, haciendo una inversin en hombres y armas, se
entrometen y cambiamos de amo en poco tiempo. Tienes una idea
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Gracias, Teresa.
Desde Los Girasoles los periodistas siguen enviando materiales
a la revista y a otros medios interesados. All se resea la vida de este
rincn del pas. Su desarrollo econmico, organizacin social, avan-
ces en cuanto a salud y educacin. Esto contrarresta la campaa de
ciertos factores de poder conocedores de las potenciales que guarda
all la naturaleza, la cual es posible ahora explotar con muy poca
inversin econmica, ya que existe toda una infraestructura y una
mano de obra, fuerza de trabajo que no habra de trasladar a distan-
cia tan lejana. Una matriz de opinin favorable se viene generando:
agrupaciones culturales, sectores populares organizados, grupos
ecologistas, individualidades acadmicas, asociaciones deportivas.
Todo un conglomerado progresista cuya insurgencia en defensa de
Los Girasoles, ha servido de muro de contencin a las intenciones
de sectores polticos y grupos econmicos.
Juan y Julio van en busca de Fluido, joven ingeniero elctrico,
quien sigue preguntndose, despus de trece aos, qu lo llev a que-
darse en Los Girasoles. Lo de alistarse en aquella aventura fue como
una travesura de nio deseoso de fuertes aventuras. Con todo un futuro
halageo, cinco aos de graduado, familia pudiente, egresado summa
cum laude, joven atltico, campen de natacin, rasgos varoniles. Qu
lo llev a alistarse?, qu lo impuls a quedarse?
Todas las mquinas que se mueven en Los Girasoles, en sus f-
bricas, todas las luces que all se encienden, cuanto ilumina la ciudad
y pone a funcionar maquinarias y artefactos elctricos en los hogares,
todo motor que se mueve o pone a mover algo: todo cuanto tenga que
ver con luz y fuerza, se le debe en gran parte a Fluido.
Camino a la presa, un camino largo rodeado de rboles, flores
y sembrados donde pacen las garzas, cantan los pjaros, saltan las
ardillas, corren los conejos y otros roedores. Una suave brisa acaricia
los rostros, del torrente se escucha el bramar de las aguas.
Buenos das ingeniero Alberto Jos Rsquez Fluido tarda
en responderle. Le sorprenden por primera vez en ms de diez aos,
alguien le llama por sus nombres y apellido.
Buenos das, muchachos.
Amigo Fluido, ha descubierto al fin qu es la electricidad?
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Soy uno ms dentro del grupo, pero cada uno aqu conserva
su individualidad. Comprenden eso? Vayamos al grano. La histo-
ria: Joseto, el Zambo y yo habamos recorrido todo el cauce del ro
desde aqu, casi hasta su nacimiento. En cuanto a represas, tena
una pasanta de casi tres aos en la construccin de la ms grande,
constituida hasta hoy en el pas. Conversamos en torno a y, en
nuestras mentes se embalsaban las aguas, tantas que la ahogaban.
Elaboramos el proyecto y elevamos al Consejo de Familia. Carlos
Alberto Silbido, pregunt si habamos perdido la chaveta, en
verdad, pareca poco viable. Y por qu no?, pregunt afirman-
do el viejo Melesio, una locura ms qu importa si nos han salido
bien las otras. Cierto que es una de nuestras grandes necesidades,
pero cmo llevarla a cabo? Preguntaba Silbido. Piensen en los
recursos, piensen en turbinas, en las toneladas de cemento que se
traga un monolito. Era como recitar: He renunciado a ti/ no era
posible. No recitamos, nos encorajinamos. El Kosako se sum al
proyecto diciendo: Coo, carajo, no joda, yo consigo las turbinas,
algn culo echa sangre! Estas palabras fueron las ms claras que
el Kosako haba pronunciado en castellano. Pieza a pieza llegaron
las turbinas y los aparatos de la sala de mquina. Los monolitos!
Oste? Y casi quedamos sordos y taponados los pulmones cuando
pulverizamos las primeras rocas. Por aqu abundan los silicatos, te-
nemos nuestra fabriquita de hierro, una de vidrio y un horno para
producir cemento, en pequea escala. Queda un problema: las com-
puertas. Comenzaron a llegar hecha pedazos las vomitaba el est-
mago del helicptero. Soldamos, reforzamos e instalamos. El lago!
All lo tienen; el lecho es grantico, rocoso y como le cae ese chorro
del cielo, genera una gran fuerza. No creo se les ocurra preguntar
por el cableado, planta de generacin y el sistema computarizado.
Hay una parte de la historia, hecho luctuoso, algo ocurrido har
unos cuatro aos, no soy el ms llamado a contarlo, tiene que ver
con aquella figura sobre la montaa, que es como un guardin de
Los Girasoles.
Juan, qu piensas?
Recordaba noticias sobre la construccin de esa extraordina-
ria represa. Eran denuncias:
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FIRMAN
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Juan y Julio creen tener entre manos una punta del ovillo, de un
carrete llamado mster Brown. Julio presiona a Juan, y Juan se frena,
algo en Los Girasoles le retiene.
Entonces, compita, cundo salimos?
No, compita, por ahora ni lo piense.
Ah caramba!, ya s qu le retiene. Se han perdido imperios,
fortunas, herencias, empresas, reinos, que se pierda un pendejo
como usted por un puo de pelos, a nadie sorprende.
Va en serio, Julio, por una mujer as, bien vale la pena se pierda
un pendejo, pero para m es como ganar el cielo. Pienso darle esa sor-
presa a la vieja Rosala, siempre me ha dicho: Yo quiero un nieto,
pero legtimo, porque como dice la cancin: Los hijos de mis hijas,
mis nietos son; los de mis hijos, son o no son . Ella los ha criado
como si los hubiese parido, con dedicacin y cario, pero tiene razn,
basta de andar vagabundeando.
Lo entiendo, sera mezquindad de mi parte, estar enamo-
rado es algo bello y casarse con una mujer como Rosalba bien vale
la pena. Le expliqu a Graciela, ella comprende, parto esta semana
para el pas del Norte.
La elevada pared de cuatro metros de alto y ciento cincuenta de
largo, uno la ve alargarse a travs de una hilera de frondosos rboles
cubrindola de sombras, aunque el sol radiante del verano ilumine
sus ramas. Pared nveamente blanca arropando todo el recinto del
camposanto. Dentro, jardines floridos, una rica arboleda y el canto
de los pjaros, al fondo pasa el ro, dejando escuchar el canto de las
aguas y si algo faltaba a la acuarela; sopla la brisa, danzan las palmas.
Ancha la puerta de hierro forjado. El mrmol labrado por el hombre
en mausoleos de ribetes verdes, para honra de los deudos. Tres am-
plias avenidas de quince metros de ancho de Este a Oeste, veinte
calles de Sur a Norte. Visit la capilla rodeada siempre de gente, all
reposan los restos de Francisco El Chivo, el hombre ms arrecho
del mundo. Son diez hectreas de un terreno plano en la parte baja
del valle. Hoy hay un movimiento inusitado. Hoy hay un movimien-
to inusual, no, no ha ocurrido ningn hecho luctuoso ni entierros
colectivos: hoy dan cristiana sepultura a don Manuel Garca Maldo-
nado, cuyo cuerpo ha sido rescatado de lo profundo de la selva. Don
Manuel era el jefe de la expedicin a Los Girasoles y le dio un infarto
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cual celosos custodios. All estn protegiendo las puertas del Centro
Administrativo de Los Girasoles.
El edificio es una especie de reliquia arquitectnica, copia fiel
del edificio en donde funcionaran en poca de la colonia, las ofici-
nas de la Compaa Gipuzcoana. Posiblemente estaba destinada a
otras funciones, pero por esas cabriolas de la historia, hoy funge de
Centro Administrativo de Los Girasoles.
Buenos das.
Buenos das. En qu les podemos ser tiles?
En ponernos al habla con el abogado Betulio Chacn.
Tenga la bondad de esperar un momento, ya les atiende.
Una oficina sobria, entrando a mano izquierda, un cuadro de buenas
proporciones en la pared del Padre de la Patria hacia la parte derecha,
otro cuadro, la efigie de un gran jurisconsulto: Miguel Jos Sanz, de
destacada actuacin en los acontecimientos independentistas. Llama
la atencin una serie de escritos, especie de manchetas en retablos de
madera: La dama no naci ciega, la enceguece un fajo de billetes. No
se vende, pero la compran los grandes mercaderes. Es su majestad en
el reino del dinero. Un juez debe ser como un buen vendedor de telas,
debe conocer bien el gnero.
Un hombre cercano a los cuarenta aos, mediana estatura, moreno
claro, aunque el pelo es liso, lleva corte de recluta, contextura fuerte,
rostro fresco. Julio y Juan andan por el saln leyendo, cuando se les apa-
rece el hombre.
En qu puedo servirles? Buenos das muchachos.
Buenos das Betulio, queremos conversar un poco.
Betulio, nico abogado en Los Girasoles, Julio y Juan, perio-
distas nicos. Por qu aqu, son tan escasas ambas profesiones? Al-
guien deca: Mientras la sociedad es ms conflictiva, ms necesita
de estos mercachifles. Eso tal vez explique, su ausencia, as como
tampoco se consiguen militares, policas y sindicalistas. No se sabe
si es que sobran, o que son vistos como malas plagas.
Una pregunta necia, Betulio, cmo aplican la justicia?
Juan, aqu empleamos: El Cdigo de Hammurabi, la Ley de
las Doce Tablas de Moiss y la Ley del Talin. Hubo una propuesta
de aplicar la Ley Lara, pero fue rechazada.
Coastre! exclam la seora Baronesa
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deben ser llevados all para reforzar los flancos dbiles. Opinin de
Zambo.
Enrico Cantieri propone suspender el fluido elctrico en todos
los lugares salvo en el hospital. No hay discursos sino respuestas a la
grave contingencia.
Se multiplican los esfuerzos exigiendo el mximo a los cuerpos,
no hay angustia, pero s una gran preocupacin revelada en cada
rostro. Suena estridente la mxima alarma. Mujeres y nios recogen
lo que pueden y se les ve subiendo por las siete colinas con ms de
trescientos metros de altura; el hospital es evacuado, los enfermos
van a la sede del Consejo de Familia que para tal efecto es habilita-
do, se ve a los pioneros de hierro sacando las reservas de alimentos y
llevndolas a las partes ms altas. Resulta afanosa la llenada de los
sacos para impedir que las aguas inunden la ciudad ms de los que la
han atiborrado.
Dos hombres, con la angustia reflejada en sus rostros, frente a
un aparato contemplan el ascenso lgubre de unas agujas.
Cunto podr aguantar, Fluido?
No ms cinco minutos, Silbido. Si abrimos ms las compuer-
tas no creo que quede casa en pie en Los Girasoles, de mantenerlas
en ese nivel, sin parar la lluvia, podran ceder las bases.
Qu esperamos?
Un milagro?
Sunala Fluido! tono imperioso de quien da la orden.
Pasan tres minutos, ya no hay esperanzas. La mxima alarma
significa abandonarlo todo y buscar refugio en las alturas, ya que la
mxima alarma indica que se abrirn las compuertas y las aguas lo
arrasarn todo. Algo inslito ocurre cuando Fluido va a accionar el
mecanismo que abre las compuertas, suena una explosin violenta
y a l y a Silbido los arroja contra el suelo, desde all contemplan las
agujas descendiendo.
Chicho, el bichito, como lo llama Joseto, estuvo con ste en
el cuartel y entre las cosas que aprendi, le atrajeron los explosivos.
Aunque nunca lleg a entender bien aquello del efecto de simpata,
no caba en su cabeza una simpata destructiva, ese desconocimiento lo
llev ro abajo hecho pedazos, pero haba salvado a Los Girasoles.
Hasta la naturaleza se conmovi ante aquella inmolacin y dej
de llover, la gente no sala de su asombro; diecisis horas continuas
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de lluvia. Desde las siete colinas sintieron y vieron una fuerte sacudi-
da como la de un terremoto junto a aquella fuerte explosin y cmo
volaba parte del cerro bajo un fuego como pirotcnico. Nadie saba
qu haba ocurrido ni qu o quin haba producido aquel milagro.
Fue la mayor sacudida que haba recibido Los Girasoles. Por
primera vez los rostros se mostraron sombros, hasta de la cara de
los nios se borr la sonrisa. Prdidas materiales: destruidos el
80% de los caaverales sembrados en la parte baja, el 60% de los
camburales, arruinada casi toda la siembra de girasoles as como la
de frutos menores, muerte de millares de aves y ahogado una gran
cantidad de ganado. La plaza anegada y arruinados los jardines, las
casas un poco enchumbadas. Las aguas desviadas arrasaron gran
parte del cementerio arrancando a varios muertos de sus fosas, ha-
ciendo ms dao en donde estaba enterrado Francisco el Chivo,
el hombre ms arrecho del mundo, pero ocurri otro milagro, no
tocaron su ermita. Todos los daos eran reparables, menos ese
hombre pequeito llamado el Chicho, Bichito Bucky, quien se
elev por encima de las montaas, cayendo luego hecho pedazos
salvando con su inmolacin a millares de familias y sus esfuerzos de
casi veinte aos. Joseto y Chicho juntos en el barrio, ms tarde en el
cuartel y en la travesa hasta Los Girasoles.
Del lado sureste de la represa qued abierto un boquete, la in-
clinacin del terreno y la amplitud del valle hacia ese lado permiti
que se fueran por all las aguas sin tocar la parte habitada. El viejo
Willy qued destrozado entre las piedras del can, el cuerpo del
Chicho fue encontrado cien metros antes. En el templo sagrado
del viejo Melesio, velan sus restos. Un hombre inconsolable lo llora,
aunque en otros ojos afloran las lgrimas, las de Joseto empapan
el piso. El padre Antonio, pide silencio y reza: Gloria al hombre
que en un instante est a la altura de las circunstancias, sobre todo
cuando desde los estercoleros de una sociedad envilecida se eleva a
lo alto en la condicin humana. T que en vida conociste el infierno
y el paraso de Los Girasoles, vivir en el corazn de millares de
nios, jvenes, mujeres y hombres, quienes agradecidos, repetirn
siempre tu nombre. Chicho, Bichito Bucky te seguiremos viendo en
las alas de la mariposa, en los colores de las flores, en el alumbrar de
las lucirnagas y en cada rincn de Los Girasoles.
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mani arranca chispas a las piedras. Son las doce sereno, hora de las
nimas y de los fantasmas.
Djese de esas vainas, viejo Melesio, todo eso se acab cuan-
do apareci la electricidad.
El viejo Melesio, en su Sagrado Templo, relata historias y cuen-
tos de aparecidos a la hora de recogerse, ya para terminar cuenta:
El hombre sali de la casa a medianoche arrecho y al pasar
por frente al cementerio, escucha que le gritan desde adentro:
Aqu es en donde se conocen los guapos carajo!.
Camino a la zona industrial van Julio y Juan, pero no como
Domingo Brando y Francisco Liendo. All van ascendiendo,
camino a la zona industrial. La maana es fresca, el pasaje produce
recogimiento y espiritualidad. Atrs han quedado las ltimas casas.
Pasan por debajo de un tnel vegetal; los samanes han entretejido
sus ramas, fro el tnel de unos trescientos metros. Ahora bordean
la carretera de piedra con encajes de losa, aparecen las trinitarias
rojas, blancas, amarillas, rosadas y moradas; al fondo de este juego
de colores, se ve caer el poderoso torrente de la montaa y casi ni se
dan cuenta, cuando estn en las puertas de una de las fbricas, la de
aceite de palma. Jos Vicente, joven de veinticinco aos, egresado
de la Escuela Tcnica, es quien dirige aquel complejo, se molesta
cuando bromeando le dicen que es un ministro de Industria. La
mayora de los proyectos de Los Girasoles, han sido elaborados por
este aventajado joven; a una edad en donde la mayora de los es-
tudiantes universitarios en el otro mundo, no han culminado
carrera. Bien dice el viejo Manuel: El futuro nuestro, el de millares
de personas, reposa en buenas manos.
Buenos das muchachos, adelante.
Buenos das Jos Vicente.
Alguna cuaima en el camino? Tienen cara de asustados.
Juan es el que viene medio medroso, le hablaron de alguien
muy serio.
A ustedes le pintaron un animal muy fiero, aqu, al nico
animal al que hay que temer es al Zambo, dicen se vuelve tigre de
palenque.
Qu bicho es ese?
Pregntele a Manuel o al viejo Melesio. Qu les trae?
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tierra. Ahora nos acechan los mismos enemigos de los que creamos
habernos liberado. Cmo defendernos? Toda sociedad parece estar
condenada a ser dirigida por lites, a travs de una serie de institu-
ciones, lo cual fue roto en Los Girasoles. El Estado, monstruo sa-
grado! Entidad poltica que preside instituciones para los mejores
beneficios de un colectivo, el cual ejerce el poder le-gal Menti-
ra! Histricamente no ha sido sino el agavillamiento de forajidos:
Follones y malandrines, payasos y maromeros! Por favor disculpen
ustedes, hago estos sealamientos porque en nuestros quince aos
de vida, nunca reparamos en la existencia de este monstruo, que en
cualquier momento hara su aparicin, y ahora nos amenaza. Por
qu? Aqu hemos burlado la esencia de su existencia, borrado toda
su preeminencia, con nuevos parmetros, en donde han emergido
nuevos y ms asequibles paradigmas, en cuanto a gobernar y formas
de gobernarse. Gracias.
No es el simple lo toma o lo deja, es lo toman o los tomamos!,
no ofrecen alternativas, slo el sometimiento al poder legal, al poder
central. Al poder joder!, como en un momento dice Joseto. Todas
las experiencias histricas sealan que en toda sociedad existen unos
factores de poder, ejercidos por una nfima minora, a quien les est
reservado el derecho a gobernar sometiendo a capricho a la gran ma-
yora, que debe someterse a ese poder que se ejerce casi siempre bajo
el manto sagrado de la democracia; nada ms falso, no es ms que
un parabn, detrs estn las fuerzas del orden y el sometimiento. Pero
veamos cmo los pioneros resuelven la papeleta de Los Girasoles.
Bien claras que han sido las exposiciones, permtanme agre-
gar algo: a los viejos planteamientos suman nuevas presiones, pero
an no hay ultimtum, por qu? Porque el gobierno vive una si-
tuacin explosiva, ya se ha dicho. Propongo: 1) Una fuerte campa-
a de informacin publicitaria dentro y fuera del pas. 2) Llamar
la atencin de los organismos internacionales, sobre la amenaza en
contra de nuestras vidas. 3) Enviar copias a todas las instituciones
posibles y al pueblo en general, de nuestras estadsticas de la econo-
ma, salud, educacin, deportes, cultura y sobre todo del sector pro-
ductivo. 4) Plantearle a Vctor Soto, intensifique sus contactos con
el sector castrense progresista y los ponga al tanto de las intenciones
del gobierno. Yo, Fluido, hombre al servicio de esta bella experien-
cia, acoger lo que aqu decida la mayora.
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Fundacin Editorial
elperroy larana
Se termin de imprimir en diciembre de 2006
en la Fundacin Imprenta del Ministerio de la Cultura
Caracas, Venezuela.
La edicin consta de 1.000 ejemplares
impresos en papel Alternative, 60 gr.