El Porvenir Del Ciudadano Moderno
El Porvenir Del Ciudadano Moderno
El Porvenir Del Ciudadano Moderno
RESUMEN
Este trabajo busca sealar diferentes aspectos que hacen o han hecho a la
modernidad estatal, tratando de establecer especialmente aqullos parmetros que
intervienen como puntos de articulacin entre campos sociales heterogneos. Destaco
entre otros aspectos la nocin de porvenir como un elemento central en la construccin
de ciudadana, en relacin a un tipo especfico de construccin social.
PALABRAS CLAVE
Modernidad estatal, ciudadana, porvenir, sociedad amplia.
1
Este trabajo fue tomado en parte (revisado y modificado para esta publicacin) de mi tesis
doctoral, defendida en marzo del 2006 en la Escola de Servio Social, Universidad Federal de
Ro de Janeiro.
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Cabe sealar que esta periodizacin histrica-cuya falta se hace sentir- no est desarrollada en la
llamada Escuela dos Annais, cuyas ideas sin embargo utilizo mucho. Como seala Burguire,
Aris fue insensible a las tentaciones de la historia total, as como al recurso cannico de un
mnimo de determinismo sociodemogrfico [...] su mtodo le fue dictado por una concepcin de
la historia que privilegia el universo mental (Burguire, 1993: 69).
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En este sentido, est o no explicitado, se ha de entender en lo que sigue, que cuando se
menciona a la modernidad, la misma est necesariamente referida al capitalismo keynesiano-
estatal.
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Cabe sealar que la nocin de ciudadana no naci con la modernidad, aunque alcanz en ella su
mxima expresin (Coutinho, 2000).
Pero hay que aadir que si se establece un futuro es para mejorar. Este
optimismo que cree en el cambio y la mejora, fue expresado por varios pensadores
(Marx, Durkheim) pero es tambin el clima de una poca y una forma de entender
la humanidad, entrecruzando porvenir social y construccin de subjetividad.
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Esta referencia temporal se encuentra asimismo en la teorizacin sobre sistemas culturales: ()
trabajosamente fabricado en la herencia del pasado por la innovacin actual, a causa de ello las
secuencias elaboradas a travs de las cules se transforma la cultura son los productos
conjuntos de la lgica situacional que desde el Sistema Cultural hacen impacto en los contextos
que se encuentran los agentes y de sus respuestas Socioculturales a ellos. Este es el proceso
genrico por el cul el futuro cultural se hace en el presente. (Acher, 1997: 22).
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En la relacin que l tiene con si mismo en sus diferentes acciones, pensamientos y sentimientos,
se constituye como sujeto moral, el nfasis esta puesto en las formas de relacin consigo
propio, en los procedimientos y tcnicas por medio de las cuales ellas las elabora, en los
ejercicios por lo cuales se propone a si mismo como objeto a conocer y en las prcticas en
que se permite transformar su propio modo de ser (Foucault, 1984: 215).
describe ese modelo urbano-histrico, donde las clases sociales parecan poder
convivir e interrelacionarse.
Por esta cultura del dilogo, el otro es alguien reconocible y con el cual se
puede compartir y discutir de forma razonable, antes que recurrir a la violencia o la
hostilidad (Beck, 1997), generando con ese amigo-vecino cooperacin e
intercambio dentro de una conciencia de contingencia por la que todos somos y
tenemos derecho a ser distintos, consolidndose un ideal de lo fraternal que tiene
que ver con la tolerancia, la diversidad y la solidaridad (Bauman, 1999).
Pero esta flecha hacia el porvenir y al encuentro del otro no oculta que la
modernidad es tambin una fascinante mezcla de ambigedades (democracia
versus totalitarismo; tolerancia versus intolerancia; utopa versus desencanto;
norma versus transgresin). Me detendr en una en particular: horizontalidad
versus verticalidad.
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Su importancia es tan radical que: Hay que reconocer que, an estando reglamentada y
codificada, la amistad no se identifica con ninguna institucin estable y visible de las
sociedades de la Europa moderna (Aris-Duby v VI, 1990: 60). Por otra parte, corresponde a
una mentalidad mercantil-capitalista: (...) la amistad, al igual que el parentesco y la alianza,
inspira una autntica carrera para conservar y aumentar, mediante la renovacin y la
acumulacin, ese capital primordial (Aris-Duby v VI, 1990: 63).
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(...) segn Le Play, la Revolucin [haba] matado al padre al retirarle el derecho a testar (Aris-
Duby v. VII, 1990: 128).
ser humano que aspire a pensarse como individuo singular hay una insistencia
subjetiva que lo empuja a la rememoracin y a la investigacin del pasado
(Enrquez, 1990: 102).
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En estas referencias habra que agregar el concepto de experiencia secuestrada: tienen el efecto
de suprimir ciertos aspectos bsicos de la experiencia de la vida (...) procesos interconectados
de ocultamiento que apartan de las rutinas de la vida ordinaria los siguientes fenmenos: la
locura, la criminalidad, la enfermedad y la muerte, la sexualidad y la naturaleza (Giddens, 1997:
199). O sea, se trata de un pacto denegativo (Missenard, 1989) propio de la modernidad que
deja fuera aquello necesario para poder vivir y para convivir.
Los ciudadanos liberales deben dar razones que sustenten sus reclamos
polticos, en lugar de limitarse a manifestar preferencias o proferir
amenazas. Estas razones deben adems ser pblicas en el sentido de que
deben ser capaces de convencer a personas de diferentes creencias y
nacionalidades (Kymlicka-Wayne, 1997: 23).
notar que para ste, estos derechos son progresivos e histricos. Primero surgen los
derechos civiles (siglo XVIII), luego los polticos (siglo XIX) y finalmente los
sociales (desde el siglo XX). Esta posicin es criticable como una visin
funcionalista que enfoca el cambio de una sociedad pre-industrial a otra industrial,
dentro de una perspectiva evolucionista (Vasconcelos, 1988). Por otro lado, es
necesario recalcar sus aspectos claramente utpicos10 e ingenuos en el sentido de
una marcha irreversible de la ciudadana.
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En muchos pases europeos varios de estos progresos recin ocurrieron en los ltimos cincuenta
aos y frecuentemente en un orden inverso. Y an en Inglaterra la evidencia histrica habla de
un modelo de flujo y reflujo ms que de un esquema lineal (Kymlicka-Wayne, 1997: 5-8).
Kymlicka y Norman indican que existe una verdadera renovacin del tema
de ciudadana: ya que el concepto de ciudadana parece integrar las exigencias de
justicias y de pertenencia comunitaria, que son respectivamente los conceptos
centrales de la filosofa poltica de los aos setenta y ochenta(Kymlicka-Wayne,
1997: 5).
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Como ya aclar no me refiero al dilogo liberal, sino un dilogo keynesiano, que no excluye sin
embargo, la persistencia de distintas luchas sociales, pero s un imaginario de espacios de
negociacin y encuentro.
BIBLIOGRAFA