Símbolos de Identidad Salvadoreña PDF

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HISTORIA SOCIAL Y ECONÓMICA

DE EL SALVADOR Y CENTRO
AMÉRICA

CARNET: CC98165
NOMBRE: ANTONIO CARRANZA
GRUPO: B
SEDE: CAMPUS CENTRAL
TUTOR: LIC. MARIA ISABEL YANES

SÍMBOLOS DE
IDENTIDAD
SALVADOREÑA
UN ENSAYO SOBRE LO QUE ES VERDADERAMENTE
SER SALVADOREÑO

San Salvador, 11 de noviembre de 2019


Contenido
Introducción ........................................................................................................................................ 1
Símbolos de identidad salvadoreña .................................................................................................... 2
Símbolos concretos ......................................................................................................................... 2
Artesanía ..................................................................................................................................... 2
Gastronomía ................................................................................................................................ 4
Folclor .......................................................................................................................................... 5
Mitología y leyendas ................................................................................................................... 6
Religión ........................................................................................................................................ 6
Deporte ....................................................................................................................................... 7
Identidad salvadoreña: El ser espiritual .............................................................................................. 8
Poema de Amor............................................................................................................................... 8
Los que ampliaron el Canal de Panamá, los hacelotodo, los vendelotodo..................................... 9
Los cosidos a balazos al cruzar la frontera, arrimados, mendigos, indocumentados ..................... 9
Los que lloraron borrachos por el himno nacional ......................................................................... 9
Los siempre sospechosos de todo, los marihuaneros, ladrones, contrabandistas, estafadores .. 10
Conclusión ......................................................................................................................................... 11
los tristes más tristes del mundo .................................................................................................. 11
Los guanacos hijos de la gran puta ............................................................................................... 11
Referencias y bibliografía .................................................................................................................. 12
Símbolos de Identidad Salvadoreña Un ensayo sobre lo que es verdaderamente SER un salvadoreño

Introducción
Para lograr exponer los símbolos de identidad salvadoreña –hablando de la Identidad Cultural
Salvadoreña-, habría que previamente entender bien a que se refiere la idea de “Símbolos de
identidad”

Un Símbolo, es una idea, persona o cosa que representa a otra, normalmente hablamos de ideas
abstractas y esta representación o asociación viene dada por una relación de semejanza.

Por Identidad, entenderemos cualquier característica que identifica a un individuo o grupo de


individuos y que permite identificarlos o diferenciarlos de otros.

Por lo tanto, hablar de “Símbolos de identidad salvadoreña” implica identificar y exponer aquellas
características que diferencian e identifican a la sociedad salvadoreña y a sus individuos –los
salvadoreños- entre otros grupos étnicos.

Inicialmente, preguntarle a alguien sobre cuáles cree a su juicio que son dichos símbolos de
identidad arrojara casi invariablemente respuestas apasionadas e idealistas sobre como el
salvadoreño se diferencia por su voluntad de trabajar, porque le gusta y busca la paz, porque
defiende lo propio con pasión, el salvadoreño ama su cultura, sus orígenes, su historia, la “garra
cuscatleca”; pero cruzar estas características simbólicas con la sociedad salvadoreña moderna no
coincide del todo, o casi en nada; o por lo menos así lo parece (o más vale decir: Así me lo parece –
a mí-).

Si bien los símbolos materiales sobre la identidad salvadoreña están profundamente arraigados en
nuestro “ADN social”, y permiten identificarnos casi inequívocamente de cualquier otra
nacionalidad; los símbolos más abstractos sobre la identidad salvadoreña son los más difícilmente
identificados –dejando la pasión nacionalista de lado y siendo más objetivos-

Por lo tanto, este ensayo, iniciara por la parte más sencilla: las manifestaciones tangibles de la
identidad salvadoreña, para luego abordar los símbolos más intangibles, más espirituales, mas
etéreos sobre lo que es la identidad salvadoreña

Ahora bien, como estamos hablando de “que es ser salvadoreño”, este ensayo –que se ha tratado
de escribir siguiendo estrictamente todas las reglas gramaticales y de redacción aplicables-, va a
romper o ignorar dichas reglas de cuando en cuando, en el momento cuando la idea que se esté
expresando lo requiera, porque al final un salvadoreño es eso: Pasa por donde quiere, agarra lo
que se le antoja, dice lo que piensa; pero sin adelantarme a la idea que tengo en la cabeza en este
momento y en afán de levantar el interés por leer el resto del documento, no me queda más que
disculparme por una que otra “malapalabra” (así tal cual, mal escrito) que se plasme en este
documento; teniendo en cuenta que dichas expresiones no son más que recursos literarios para
lograr dar la fuerza o intensión adecuada a cada idea.

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Símbolos de Identidad Salvadoreña Un ensayo sobre lo que es verdaderamente SER un salvadoreño

Símbolos de identidad salvadoreña

Según se dijo en la introducción de este ensayo, hay dos grandes áreas donde se clasifican los
símbolos de identidad y particularmente de identidad salvadoreña: los símbolos palpables y los
abstractos.

En este apartado, se expondrán los símbolos físicos, palpables de identidad salvadoreña; dejando
para la segunda parte del ensayo todo sobre nuestro carácter más “espiritual” como salvadoreños.

El Salvador, es un país lleno de simbolismos, pero lamentablemente no todos son nuestros o


propios. Nuestro país, ha sido invadido –más de una vez- y cada una de esas invasiones ha ido
cambiando, mermando y substituyendo nuestra cultura y con ella el simbolismo de lo que es un
salvadoreño. Esa facilidad como se ha adoptado una y otra vez culturas ajenas como propias y se
ha sustituido poco a poco nuestro carácter propio es al final una más de las característica -
abstractas- de un salvadoreño.

Símbolos concretos
Estas son expresiones físicas y tangibles de nuestra identidad cultural. Todas forman parte de
nuestro folclor como un todo, pero divididas en secciones para hacer la justicia debida a cada una.

Artesanía

“los mejores artesanos del mundo”

El Salvador es un país de artesanos y la artesanía de El Salvador es un símbolo inequívoco de


nuestra identidad cultural. Virtualmente no hay una sola familia en El Salvador que no tenga
alguna pieza de artesanía en su hogar, quizás alguien pueda creer no tener nada de artesanía en su
casa, pero bastara con observar alrededor de la sala, en algún mueble, colgado en alguna pared o
en la cocina y casi con certeza se puede afirmar que de una u otra forma se va a encontrar alguna
pieza elaborada por un artesano salvadoreño en ese tan peculiar y pintoresco estilo que la
caracteriza. Y si nosotros, los que estamos aquí casi con certeza poseemos de una u otra manera

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artesanías en nuestra casa; los “hermanos lejanos”, ese éxodo que ha salido de las fronteras del
país AÑORAN nuestra artesanía y lucen piezas colgadas en sus paredes o sus salas a miles de
kilómetros de nuestro país; en lugares privilegiados para la vista para que cualquier visitante vea y
atraído por el colorido característico pregunte por dicho adorno que poco o nada falta para
considerarlo arte verdadera, ahí es cuando el salvadoreño en el éxodo hincha el pecho y lleno de
orgullo habla de su país y logra, que un extranjero que probablemente conocía poco o nada de El
Salvador –quizá ni siquiera donde quedaba- quede realmente interesado por el pulgarcito y su
gente.

La artesanía salvadoreña es tan peculiar y los artesanos son tan únicos que logran –con éxito-
vender hasta piedras pintadas, porque cualquier salvadoreño lejos de su terruño va a querer tener
una piedra de su país. Nuestra artesanía es una carta de presentación que habla las maravillas de
nuestro país, su gente y su cultura. Se puede notar en la cantidad de extranjeros que llegan a El
Salvador como turistas y no vienen especialmente a la capital, sino a las playas y a los pueblos
como La Palma, Ilobasco y Nahuizalco entre muchos otros; atraídos por tres cosas principalmente:
El calor de la gente, la atractiva, única y tan diversa artesanía y por la gastronomía –de la que
hablaremos luego-

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Gastronomía

“los comelotodo”

La gastronomía salvadoreña, es un símbolo inequívoco que nos identifica; si bien el mercado


gastronómico está inundado de alternativas importadas de mil y un lugares, este es el símbolo y
característica cultural que más ha perdurado intocable dentro del catálogo de simbología
representativa salvadoreña.

Hablar de gastronomía salvadoreña es hablar de delicias que han traspasado las fronteras –hasta
el punto de provocar que algún país vecino pretenda adueñarse de ellas- y claramente el mayor
exponente de nuestra gastronomía son nuestras únicas, inigualables y buenas para absolutamente
toda ocasión y hora Pupusas.

Desayuno, almuerzo, cena o aperitivo: se puede solucionar con unas pupusas, nuestro más
representativo plato, al que poco le importa el reloj para ser apropiado, conocido en literalmente
todo el mundo y degustado hasta por celebridades;

Al igual que nuestro catálogo de artesanía; nuestras pupusas tienen el poder, de hablar al mundo
sobre El Salvador y su gente, muchas personas en todo el mundo, han conocido sobre “un
pequeño país llamado El Salvador, ahí en el centro de América” porque un día comieron una
pupusa y se enamoraron de ella; Inventadas y reinventadas mil veces y adaptadas a las
costumbres particulares en cada departamento y pueblo del país, este peculiar plato es tan
popular y tan apto para todo, que hasta ha sido adoptado por restaurantes formales y cadenas
internacionales dentro de sus menús, porque siempre va a haber un salvadoreño que las va a
buscar o un aventurero que se anime y se va a enamorar de ellas.

Ahora, si bien las pupusas son un símbolo de identidad salvadoreña, en general nuestra cocina
típica tan basta y que como un símbolo sobreviviente de nuestra época pre-colonización está
fuertemente basada en el maíz, lo es también. Dentro de todo lo que las invasiones y conquistas
sufridas por nuestra tierra nos fue quitando, cada símbolo que nos fue arrebatando hubo uno que
no pudieron tocar: Así como el pueblo precolombino subsistía a base del maíz, así sigue ahora
nuestro pueblo moderno de una u otra manera, subsistiendo principalmente a base de nuestro
grano dorado y ese es un símbolo de identidad salvadoreña, y uno de los más significativos y que
mejor hablan de nosotros.
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Folclor

Si bien hay países que carecen de folclor propio y hay otros que, si bien lo tienen, son
manifestaciones más simples y globales a todo el país; El Salvador tiene una amplísima y extendida
enciclopedia de bailes, fiestas, celebraciones y hasta actuaciones típicas, algunas globales a todo el
territorio y otras inclusive únicas de cada departamento y hasta de cada municipio.

Cada fin de semana, si se revisa un calendario cultural; se puede ver que hay uno o más pueblos
que celebran alguna fiesta; cada uno a su manera, cada uno de forma particular. Conocer cada
fiesta folclórica celebrada en nuestro país sería una faena realmente épica;

Estas celebraciones cruzan o integran –siempre de manera particular a cada municipio o pueblo-
otros aspectos como artesanía, gastronomía o religión; celebraciones totalmente pintorescas,
atractivas, alegres. Nuestros bailes inclusive son lucidos con orgullo en celebraciones
internacionales como por ejemplo en el “Tournament of Roses Parade”, mejor conocido como “El
desfile de las rosas” en Pasadena, California; donde desde hace varios años, bandas musicales
acompañadas de danzas y carrozas típicas, muestran al mundo el calor de nuestro folclor.

A cualquier salvadoreño, y más a los que viven lejos de nuestras fronteras, solo les basta escuchar
un par de acordes de marimba de “Las Cortadoras” o “El Carbonero”, para que las lágrimas aflojen.
Si pudiera plasmar en este documento una de nuestras canciones y el lector pudiera escucharla
mientras lee este párrafo podría asegurar con confianza que el sentimiento llegaría con fuerza.

Si bien las leyendas populares, son claramente parte de nuestro folclor, estas son tan pero tan
ricas que se merecen su propio apartado, lo que me lleva a…

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Mitología y leyendas

El Cipitío, la siguanaba, el padre sin cabeza y el cadejo entre otras. Las leyendas mitológicas de
nuestro país son un valioso símbolo de nuestra identidad. Historias aun creídas por nuestros niños
y que al llegar a adultos siguen estando profundamente grabadas en nuestra mente y alma.

Nuestra mitología, aun a pesar de la modernidad, se conserva de generación en generación. En


ella se habla aun de las obras y vidas de las divinidades adoradas por nuestro pueblo antes de ser
llevado al catolicismo; además de seres de leyenda que explican situaciones vividas por nuestra
gente y en quienes hace siglos tanto como ahora llegan a considerarse como reales; por lo menos
en alguna etapa de nuestra vida.

Poderoso símbolo cultural, que se conserva inmaculado y que representa nuestra identidad
cultural.

Religión

Como cada país que fue conquistado y movido al catolicismo, El Salvador observa los ritos y
costumbres de la religión católica con un cierto toque local, fruto de nuestras creencias
precolombinas.

Las fiestas patronales de cada pueblo, municipio y departamento son expresiones de fervor
religioso fuertemente arraigadas en nuestra identidad; a pesar de que la religión católica no es la

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única religión expresada por nuestra gente –si la más popular-, las fiestas patronales y religiosas
son eventos importantes, celebrados con pasión.

Deporte

Este es un tema un tanto agrio. A los salvadoreños, nos gusta el futbol, somos apasionados por él,
es el deporte nacional sin dudas, pero somos absolutamente pésimos jugándolo; en cada mundial,
el salvadoreño promedio cree por algún motivo que la “selecta” va a clasificar, y en cada mundial
el salvadoreño promedio se decepciona del deprimente desempeño de la selección nacional.

Seguimos décadas después, celebrando y viviendo de triunfos futbolísticos de antaño y soñando


con que esos días vuelvan, soñando con el día en que de la nada “el mágico” reencarne en un niño
y sea el mejor jugador del mundo.

Lastimosamente, a la par de esa desmedida pasión por un deporte en el que somos tan malos,
también viene una desmedida falta de atención hacia los deportes en los que realmente
prometemos, simplemente porque no son tan espectaculares y apasionantes como el futbol.

Sin embargo, aun cuando nuestra pasión futbolística es deprimente, lo cierto es que el futbol une
al país y a los salvadoreños desde los más chicos a los más grandes y es motivo de alegría
constante.

Así que, aun si somos tan malos, definitivamente el gusto por el futbol es uno de los símbolos de
identidad salvadoreña más arraigados.

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Identidad salvadoreña: El ser espiritual

Esta es la segunda sección o gran rama de nuestros símbolos de identidad. Después de los
símbolos tangibles como la gastronomía o artesanía, están los símbolos más intangibles que
representan nuestra identidad: Lo que es SER un salvadoreño.

En algunas secciones anteriores de este ensayo, sin afán de caer en un cliché citando a Dalton; se
han plasmado citas del “poema de amor”; El motivo es que dicho poema, expresa fielmente lo que
es ser un salvadoreño, o por lo menos lo que ERA ser un salvadoreño o lo que se supone.

La estructura de esta sección, usando dicho poema como recurso y mucha libertad de escritura va
a analizar ciertas frases del mismo y a compararlo con lo que fue, es y aparentemente seguirá
siendo la identidad de un salvadoreño.

Poema de Amor
“Los que ampliaron el Canal de Panamá
(y fueron clasificados como silver roll y no como gold roll),
los que repararon la flota del Pacífico en las bases de California,
los que se pudrieron en las cárceles de Guatemala, México, Honduras, Nicaragua,
por ladrones, por contrabandistas, por estafadores, por hambrientos,
los siempre sospechosos de todo
(“me permito remitirle al interfecto por esquinero sospechoso y con el agravante de ser
salvadoreño”),
las que llenaron los bares y los burdeles de todos los puertos y las capitales de la zona
(“La gruta azul,” “El Calzoncito,” “Happyland”),
los reyes de la página roja, los que nunca saben de donde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera, los que murieron de paludismo o de las
picadas del escorpión o de la barba amarilla en el infierno de las bananeras,
los que lloraron borrachos por el himno nacional bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte,
los arrimados, los mendigos, los marihuaneros, los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar, los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados,
los hacelotodo, los vendelotodo, los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas, mis hermanos…”

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Símbolos de Identidad Salvadoreña Un ensayo sobre lo que es verdaderamente SER un salvadoreño

Los que ampliaron el Canal de Panamá, los hacelotodo, los vendelotodo


El salvadoreño, trabaja y trabaja duro, es bueno en lo que hace y sabe hacerlo todo; Esa es una
afirmación que nos identifica, o por lo menos nos identificaba plenamente hace unos años o
décadas.

Lastimosamente El Salvador moderno, pareciera haber dejado dicha característica en el olvido o


en desuso. Nuestra gente sigue trabajando día a día y trabajando duro; pero es que ya no es lo
mismo o ya no se siente igual. La entrega al trabajo ya no es algo que nos identifica. Nos hemos
educado, nos hemos profesionalizado y nos hemos especializado, pero en el camino esa entrega
desmedida por el trabajo pareciera haber caído a segundo plano.

Pero, ¿Es así?

Parece injusto e inhumano calificarnos ahora como “perezosos” o que no trabajamos si día a día
un mar de salvadoreños va a la calle a ganarse un día más de pan; pero el problema viene cuando
a la par de los que trabajamos, se pone a los que no, los que estiran la mano (a las buenas o a las
malas). Esos salvadoreños opacan el arduo trabajo de los luchan cada día y no solo los opacan,
sino que merman el ánimo de los que se entregan al trabajo.

Los cosidos a balazos al cruzar la frontera, arrimados, mendigos, indocumentados


El Salvador es un país de emigrantes y ese es tristemente un símbolo que nos caracteriza ante el
mundo. Que un país de nuestro tamaño y población, tenga semejante cantidad de “hermanos
lejanos” es un estigma que nos marca –para mal- ante la opinión mundial y que se ha vuelto un
símbolo por el que somos reconocidos.

La mayoría de salvadoreños que han salido de nuestras tierras, son fieles exponentes de lo que
solía ser un salvadoreño: Adictos al trabajo y realmente buenos para todo, fraternos, amigables,
abiertos, calurosos, alegres, patriotas y familiares.

Este éxodo, ha provocado una más de las conquistas e invasiones ya mencionadas en este
documento: Una conquista a nuestra tan única cultura, que se ha visto en épocas modernas
mancillada, adaptada y hasta sustituida por las costumbres, carácter y gustos de los países que
albergan a quienes han migrado; principalmente de los Estados Unidos: Adictos a la comida rápida,
nuestros bebés tienen ahora nombres anglosajones, celebramos fiestas norteamericanas y
dejamos de celebrar plenamente las nuestras; tratamos de hacer parecer nuestro estilo de vida
como el estilo americano (con el 5% o menos de sus ingresos); todos síntomas y secuelas de la
última de las conquistas que nuestra tierra ha sufrido.

Los que lloraron borrachos por el himno nacional


El salvadoreño solía ser patriota hasta la medula y sangramos por ello y sangramos muchísimo;
pero ahora, si bien seguimos celebrando en septiembre y vemos por televisión el desfile y algunos
salen a desfilar con sus hijos porque ni modo (y habrá lógicamente personas que aun celebran
septiembre con el corazón en la mano); ya no se siente el mismo calor y emoción por nuestra
fiesta de independencia.
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En El Salvador, otrora cuna de la independencia, ahora en cambio se celebra el Black Friday,


Thanksgiving, Halloween y algunos hasta el 4 de julio con más pasión que nuestra propia fecha de
independencia –esto dentro de nuestras fronteras- y nuestro 15 de septiembre ahora se “celebra”
con un sentimiento de indiferencia y negatividad con afirmaciones como “¿y cual independencia?”

El patriotismo ocupa ahora el asiento trasero; pero quienes no pueden estar aquí, quienes no
pueden celebrar el fervor patriota en nuestras calles literalmente lloran al escuchar el himno
nacional y añoran las épocas cuando aquí vivían nuestra fiesta cívica.

Los salvadoreños más patriotas, son los que ya no viven en El Salvador.

Los siempre sospechosos de todo, los marihuaneros, ladrones, contrabandistas,


estafadores
Hasta ahora, este ensayo (esta parte) ha sido extremadamente pesimista y es que nuestra
sociedad vive en un ambiente de pesimismo y fatalidad y si hay una razón para ello es esta:

Nuestro país y cultura, de golpeado por una conquista, apaleado por luchas internas y sangrado en
una guerra entre hermanos; ahora vive en la incertidumbre de si el día va a terminar con bien y
cada salvadoreño honrado ha pensado por lo menos una vez en su vida (o una vez este año, o este
mes o el día de ahora –cuando sea que se esté leyendo esto-) si al final del día va a lograr volver a
su casa… vivo.

Lastimosamente, la entrega, el trabajo arduo, la calidez de nuestra gente está manchada por la
sangre que unos pocos –y no son tan pocos- dejan correr día con día y si bien actualmente muchos
tienen la esperanza de que las cosas están mejorando y muchos otros tienen por lo menos la
esperanza critica de que “ojala las cosas de verdad estén mejorando” lo cierto es que esa
incertidumbre es causante en buena medida del desánimo de nuestra sociedad hacia lo rico de
nuestra cultura y de una inmensa marca roja, que nos representa ante el mundo y por la que
ahora si nos conocen en literalmente cada lugar: “ahí se matan y son pandilleros”.

Si hace décadas en Guatemala, se atrevían a afirmar que El Salvador era un país de prostitutas
(bajo el dicho popular de “aquí todas las putas son salvadoreñas” con las disculpas del caso por el
léxico) ahora el mundo entero nos ha marcado como un país de pandilleros y asesinos violentos y
ese estigma simplemente anula todos los símbolos representativos de lo que es El Salvador y su
gente.

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Conclusión

los tristes más tristes del mundo


Y por eso, nuestra identidad, no la cultural, no la folclórica, sino nuestra identidad más espiritual
sobre lo que es SER UN SALVADOREÑO y los símbolos que la representan; en esta época moderna
no se ven, no se sienten ni se aprecian e inclusive los símbolos tangibles de nuestra identidad; esa
tan rica y atractiva cultura se ve minimizada ante el estigma de la violencia.
Nuestro país ha sangrado continuamente y siempre por un ideal, siempre por defenderse; pero
ahora la sangre corre sin razón y toda nuestra alegría muere con ella.

¿o no?

Los guanacos hijos de la gran puta


Lo cierto es que nuestra identidad, lo que somos, lo que gustamos, lo que vivimos, nuestra cultura,
nuestro amor y calidez siguen aquí, tan fuertes como siempre.

El salvadoreño (el de verdad), este donde este desde los que vivimos aquí en el pulgarcito, hasta
los que viven tan lejos como Alaska, Japón o Australia siguen siendo lo mismo y siguen teniendo la
misma identidad

Nuestros símbolos de identidad, si bien se han adaptado a los tiempos, si bien han sido mil y una
veces invadidos siguen perdurando.

El Salvador sigue estando identificado por una cultura rica, fiel a sus raíces, con memoria de su
origen. Nuestras artesanías, nuestra mitología, nuestra gastronomía; nuestro folclor como un todo
le hablan al mundo de un rinconcito mágico ahí en el centro de América, antes ignorado por todos,
ahora en el radar del mundo; donde la gente a pesar de todo y en contra de todo, sigue siendo
calurosa; un país donde se encuentran mil amigos, donde todavía los desconocidos después de un
día de trabajo arduo hablan en el parque de un pueblo donde hay una fiesta cada fin de semana.

Nuestra identidad, le habla al mundo sobre un pequeño país, donde su gente día a día lucha
contra viento y marea por vivir y más que por vivir, por sobrevivir, por crecer. Un país donde
somos tan hijos de puta, como para enfrentarnos a la fatalidad y la incertidumbre con una sonrisa
en el rostro, ideas de grandeza en la cabeza y la esperanza de un día mejor en el corazón.

Nuestra identidad, les dice a los habitantes del mundo que, si deciden ignorar todo lo malo que se
dice de El Salvador y se aventura a conocer el país, aquí va a ser recibido con una sonrisa por gente
trabajadora, entregada, amigable y fraterna.

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Referencias y bibliografía
Dalton, R. (1974). Las historias prohibidas del Pulgarcito. Ciudad de México, México: Siglo
Veintiuno Editores.

Las mejores artesanías de El Salvador las encuentras aquí. (s.f.). Recuperado 20 octubre, 2016, de
http://imagenesdeelsalvador.blogspot.com/2016/11/las-mejores-artesanias-de-el-salvador.html

El Mapa de Sebas. (2019, 1 noviembre). HISTORIA de EL SALVADOR (en un poco más de 13


minutos) [Archivo de vídeo]. Recuperado 6 noviembre, 2019, de
https://www.youtube.com/watch?v=DOyq_x32DPk

Audiovisuales UCA. (2011, 11 octubre). Música folclórica. Identidad salvadoreña (2006) [Archivo de
vídeo]. Recuperado 19 octubre, 2019, de https://www.youtube.com/watch?v=JlYX1OHcaOw

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