Arte de Japón

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Arte de Japón

La gran ola de Kanagawa (1830 - 1833), grabadode Katsushika Hokusai, Metropolitan Museum of Art,Nueva


York.

El arte de Japón (日本美術 Nippon bijutsu?) es una expresión de lacultura japonesa, desarrollado a lo largo


del tiempo en diversos períodos y estilos que se han ido sucediendo de forma cronológica, en paralelo al
devenir histórico, social y cultural del pueblo japonés. La evolución del arte nipón ha estado marcada por el
desarrollo de sutecnología, siendo una de sus señas distintivas el uso de materiales autóctonos. Como en
el arte occidental, las principales manifestaciones artísticas han tenido su origen en la religión y el
poder político.1
Una de las principales características del arte japonés es sueclecticismo, proveniente de los diversos pueblos
y culturas que han arribado a sus costas a lo largo del tiempo: los primeros pobladores instalados en Japón –
conocidos como los Ainu– pertenecían a una rama caucásica procedente del norte y este de Asia, llegados
posiblemente cuando Japón aún estaba unido al continente. El origen de estos pobladores es incierto,
barajando los historiadores diversas hipótesis, desde una raza uralo-altaica hasta un posible
origen indonesio o mongol. En todo caso, su cultura parecía corresponder al paleolítico superior o mesolítico.
Posteriormente arribaron a las costas japonesas —al tiempo que a Corea y diversas zonas de China— varios
grupos de raza malaya procedentes del sudeste asiático o islas del Pacífico, que se fueron introduciendo
paulatinamente desde el sur, desplazando a los Ainu hacia el norte de Japón, mientras que en una posterior
oleada llegaron a Japón varios grupos de la misma etnia procedentes de China y Corea.2 A esta mezcolanza
racial se debe añadir la influencia de otras culturas: debido a su insularidad, Japón ha estado aislado buena
parte de su historia, pero a intervalos ha ido recibiendo la influencia de lascivilizaciones continentales, sobre
todo de China y Corea, especialmente desde el siglo V.3 Así, a la cultura ancestral nipona derivada de las
sucesivas oleadas inmigratorias se añadió la influencia foránea, forjando un arte ecléctico y abierto a la
innovación y el progreso estilístico. También cabe destacar que gran parte del arte producido en Japón ha
sido de tiporeligioso: a la religión sintoísta, la más típicamente japonesa, formada alrededor del siglo I, se
añadió el budismo en torno al siglo V, forjando un sincretismo religioso que aún hoy perdura, y que también
ha dejado su reflejo en el arte.4
El arte japonés es pues reflejo de estas distintas culturas y tradiciones, interpretando a su manera los estilos
artísticos importados de otros países, que asumen según su concepto de la vida y el arte, reinterpretando y
simplificando sus características peculiares, como los elaborados templos budistas chinos, que en Japón
sufrieron un proceso de reducción de sus elementos superfluos y decorativos. Ello da muestra del carácter
sincrético del arte japonés, por lo que siempre ha asumido con naturalidad cualquier innovación procedente
de otros países.5
El arte tiene en la cultura japonesa un gran sentido introspectivo y de interrelación entre el hombre y
la naturaleza, representada igualmente en los objetos que le envuelven, desde el más ornado y enfático hasta
el más simple y cotidiano. Esto se pone de manifiesto en el valor otorgado a la imperfección, al carácter
efímero de las cosas, al sentido emocional que el japonés establece con su entorno. Así, por ejemplo, en
la ceremonia del té los japoneses valoran la calma y la tranquilidad de ese estado de contemplación que
consiguen con un sencillo ritual, basado en elementos simples y en una armonía proveniente de un espacio
asimétrico e inacabado. Para los japoneses, la paz y la armonía están asociadas a la calidez y la comodidad,
cualidades a su vez que son fiel reflejo de su concepto de la belleza. Incluso a la hora de comer, no importa la
cantidad de alimentos o su presentación, sino la percepción sensorial de la comida y el sentido estético que
otorgan a cualquier acto. De igual manera, los artistas y artesanos japoneses tienen un elevado grado de
vinculación con su obra, sintiendo los materiales como parte esencial de su vida y de su comunicación con el
ambiente que les rodea.6

Fundamentos del arte japonés

Santuario Itsukushima, con su torii (arco de acceso a un espacio sagrado) situado sobre el Mar Interior de
Seto, ejemplo de integración del arte en el entorno natural.

El arte japonés, como el resto de su filosofía –o, simplemente, su forma de ver la vida– es propenso a
la intuición, la falta de racionalidad, la expresión emocional y la sencillez de actos y pensamientos,
expresados a menudo de forma simbólica. Dos de sus características distintivas son la simplicidad y la
naturalidad: las manifestaciones artísticas son reflejo de la naturaleza, por lo que no requieren una elaborada
producción, sino que se basan en una economía de medios que otorga al arte una gran trascendencia, como
reflejo de algo más elevado que queda tan sólo esbozado, sugerido, siendo posteriormente interpretado por el
espectador. Esta simplicidad provocó en pintura una tendencia hacia el dibujo lineal, sin perspectiva, con
abundancia de espacios vacíos, que sin embargo se integran armoniosamente en el conjunto.
En arquitectura, queda plasmada en diseños lineales, con planos asimétricos, en una conjunción de
elementos dinámicos y estáticos. A su vez, esta simplicidad está relacionada con una innata naturalidad en la
relación entre el arte y la naturaleza, que para los japoneses es reflejo de su vida interior, y la sienten con un
delicado sentimiento de melancolía, casi de tristeza. En especial, el transcurrir de lasestaciones les provoca
una sensación de transitoriedad, viendo en la evolución de la naturaleza lo efímero de la vida. Esta
naturalidad se refleja especialmente en la arquitectura, que se integra de forma armoniosa en su entorno,
como se denota en la utilización de materiales naturales, sin trabajar, mostrando su aspecto rugoso, áspero,
inacabado. En Japón, naturaleza, vida y arte están indisolublemente unidos, y la realización artística es un
símbolo de la totalidad del universo.7
En Japón, el arte pretende conseguir la armonía universal, yendo más allá de la materia para encontrar el
principio generador de vida. La estética japonesa busca encontrar el sentido de la vida por medio
del arte: belleza equivale a armonía, a creatividad; es un impulso poético, un camino sensorial que lleva a la
realización de la obra, que no tiene finalidad en sí, sino que va más allá. La belleza es una
categoría ontológica, que remite a la existencia: consiste en alcanzar el sentido con el todo. Como dijo Suzuki
Daisetsu: «la belleza no está en la forma exterior, sino en el significado que expresa». El arte no está basado
en las cualidades sensibles, sino en las sugestivas; no ha de ser perfecto, sino expresar una cualidad que
lleve a la totalidad. Se pretende captar lo esencial a través de la parte, que sugiere la totalidad: el vacío es un
complemento de aquello que existe. En la filosofía oriental hay una unidad entre materia y espíritu,
predominando la contemplación y comunión con la naturaleza, por vía de adhesión interior, de intuición. En
Japón, el arte (gei), tiene un sentido más trascendente, más inmaterial que el concepto de arte aplicado
en Occidente: es cualquier manifestación delespíritu –entendido como energía vital, como esencia que insufla
vida a nuestro cuerpo–, haciendo que éste se desarrolle y evolucione, consiguiendo una unidad entre cuerpo,
mente y espíritu.8

En la Fiesta del Hanami, los japoneses acuden a parques y jardines a observar la belleza de los cerezos en
flor.

El sentido del arte se ha ido desarrollando en la estética japonesa a lo largo del tiempo: las primeras
reflexiones sobre el arte y la belleza provienen de la antigüedad, cuando se forjaron los principios creadores
de la cultura japonesa y surgieron las principales obrasépicas de la literatura japonesa: el Kojiki (Relatos de
cosas antiguas), el Nihonshoki (Anales de Japón) y el Man'yōshū (Colección de diez mil hojas). En esta época
predominó el concepto de sayakeshi («puro, claro, fresco»), que hacía referencia a un tipo de belleza
caracterizada por la simplicidad, el frescor, una cierta ingenuidad, perceptible en el uso de materiales ligeros y
naturales, como la tierra cocida de las estatuillas haniwa o la madera en arquitectura. Buen ejemplo de ello es
el templo sintoísta de Ise, construido en madera de ciprés, y que se reconstruye cada veinte años desde
el siglo VIII para preservar su pureza y frescura. De este concepto se desprende una de las constantes del
arte japonés: el valor otorgado a la belleza efímera, transitoria, fugaz, que evoluciona con el tiempo. En
el Man'yōshū el sayakeshi queda reflejado en los sentimientos de fidelidad y honestidad, así como en la
descripción de elementos naturales como el cielo y el mar, que inspiran una sensación de grandiosidad que
sobrecoge al hombre. Elsayakeshi está ligado al concepto de naru («devenir»), donde se valora
el tiempo como una energía vital que confluye en el devenir, en la consumación de todos los actos y todas las
vidas.9

Artes plásticas
Período Jōmon (11000 a.C.-500 a.C.)[editar]
Recipiente de terracota del período Jōmon (hacia 3000-2000 a. C.).

Durante el mesolítico y el neolítico Japón se mantuvo aislado del continente, por lo que toda su producción
fue autóctona, aunque de escasa relevancia. Eran sociedades semisedentarias, que habitaban en pequeñas
aldeas con casas excavadas en la tierra, obteniendo sus recursos alimentarios principalmente
del bosque (ciervos, jabalís, frutos secos) y del mar (peces,crustáceos, mamíferos marinos). Estas
sociedades tenían una elaborada organización del trabajo, y estaban preocupadas en la medición del tiempo,
como lo demuestran diversos restos de disposiciones circulares de piedras en Oyu y Komakino, que actuaban
como relojes solares. Al parecer, teníanunidades de medida estandarizadas, como dan fe diversos edificios
construidos según determinados patrones.
En los diversos yacimientos Jōmon se han hallado instrumentos de hueso y piedras pulimentadas, cerámica y
figuras antropomorfas. Cabe señalar que la cerámica Jōmon es la más antigua producida por el ser
humano:18 los primeros restos de una rudimentaria alfarería datan del 11.000 a.C., en pequeños recipientes
trabajados a mano, de lados pulidos e interiores amplios, con un sentido funcional y decoración austera.
Estos vestigios corresponden a un período denominado «prejōmon» (11000-7500 a.C.), al que sucedió el
«Jōmon arcaico» o «temprano» (7500-2500 a.C.), donde se elabora la más típica cerámica Jōmon, hecha a
mano y decorada con incisiones o impresiones de cuerda, sobre una base de un tipo de vasos profundos en
forma de jarra. La decoración básica consistía en impresiones hechas con cuerdas elaboradas con fibras de
plantas, que se presionaban sobre la cerámica antes de cocerla. En diversas zonas estas incisiones llegaron
a un elevado grado de elaboración, con bordes perfectamente cincelados, dibujando una serie de signos de
corte abstracto de gran complejidad. En pocas ocasiones se han hallado restos de escenas figurativas,
generalmente dibujos antropomórficos y zoomórficos (ranas, serpientes), destacando una escena de caza
presente en un vaso hallado en Nirakubo, al norte de Honshū. Por último, en el «Jōmon tardío» (2500-400
a.C.), los recipientes vuelven a ser de formas más naturales, menos elaboradas, con boles y vasijas de fondo
redondeado, ánforas de cuello estrecho y cuencos con asas, a menudo con pie o base elevada. Los
principales yacimientos de cerámica Jōmon son: Taishakukyo, Torihama, Togari-ishi, Natsushima, Kamo y
Okinohara en la isla de Honshū; Sobata en la isla de Kyūshū; y Hamanasuno y Tokoro en la isla de Hokkaidō.
Aparte de vasos, se construyeron en cerámica diversas figurillas en forma humana o animal, construidas por
partes, por lo que se han hallado pocos restos de piezas enteras. Las de forma antropomórfica pueden tener
atributos masculinos o femeninos, y también se han hallado algunas de signo andrógino. Algunas presentan
un vientre abultado, por lo que posiblemente estaban ligadas al culto a la fertilidad. Es de remarcar la
precisión en los detalles que muestran algunas figuras, como peinados elaborados, tatuajes y vestidos
decorativos. Parece ser que en esas sociedades tenía gran relevancia el adorno corporal, principalmente en
las orejas, con pendientes de cerámica de diversa manufactura, decorados con pigmentos rojos. En
Chiamigaito (isla de Honshū) se han encontrado más de 1.000 de estos adornos, lo que hace suponer un
taller local de elaboración de estos productos. También datan de esta época diversas máscaras que denotan
un trabajo individualizado de los rostros. Igualmente, se elaboraban diversos tipos
de abalorios de jadeíta verde, y conocían el trabajo de la laca, como demuestran varias horquillas halladas en
Torihama. También se han hallado restos de espadas de marfil, hueso o astas de animales.19
Período Yayoi (500 a.C.-300 d.C.)
Vaso Yayoi procedente de Tokio.

Esta época supuso la implantación definitiva de la sociedad agrícola, que comportó la deforestación de


amplias zonas del territorio. Esta transformación conllevó una evolución de la sociedad nipona en los
terrenos tecnológico,cultural y social, con una mayor estratificación social y especialización del trabajo, y
supuso el aumento de los conflictos bélicos. El archipiélago nipón estaba jalonado de pequeños estados
formados en torno a clanes (uji), entre los que prevaleció el de Yamato, que dio origen a la familia imperial.
Apareció entonces el sintoísmo, religión de corte mitológico que hacía descender alemperador de Amaterasu,
la diosa del sol. Esta religión propició el sentido original de pureza y frescura del arte japonés, con
predilección por los materiales puros, sin decorar, con un sentido de integración con la naturaleza (kami o
supraconciencia). Desde el siglo I a. C. empezó a introducirse la civilización del continente, a causa de las
relaciones con China y Corea.20
La cultura Yayoi apareció en la isla de Kyūshū en torno al 400-300 a.C., pasando a Honshū, donde fue
desplazando progresivamente a la cultura Jōmon. Durante este período se difundió un tipo de sepulturas de
gran tamaño con cámara y túmulo ornamentado con cilindros de terracota con figuras humanas y de
animales. Los poblados estaban cercados por zanjas, y aparecieron diversos utensilios relacionados con la
agricultura (especialmente una herramienta de piedra en forma de media luna usada para la cosecha), así
como diversas armas, como arcos y flechas con punta de piedra pulida. La cerámica se producía con torno,
principalmente tarros de cuello ancho, botes con tapa, platos anchos, tazas con asas y botellas de cuello
estrecho. Eran de superficie pulimentada, con decoración simple, principalmente de incisiones, punteados y
serpentinas en zig-zag. La principal modalidad fue un vaso con forma de jarra denominado tsubo.21
Destacó el trabajo con metales, principalmente el bronce, como las campanas denominadas dotaku, que
servían de objetos ceremoniales, decoradas con espirales (ryusui) en forma de agua que fluye, o bien
animales en relieve (principalmenteciervos, pájaros, insectos y anfibios), así como escenas de caza, pesca y
trabajos agrícolas, especialmente los relacionados con el arroz. El ciervo parece ser que tenía una especial
significación, quizá ligada con alguna divinidad: en muchos yacimientos se han encontrado multitud
de omóplatos de ciervo con incisiones o marcas hechas con fuego, por lo que estaría ligado a algún tipo de
ritual. Otros objetos decorativos hallados en yacimientos Yayoi son: espejos, espadas, diversos abalorios
y magatama (piezas de jade y ágata en forma de anacardo, que servían de joyas de la fertilidad).22
Período Kofun (300-552)
Vista del Naikū, la zona más sagrada delSantuario de Ise.

Esta era supuso la consolidación del estado central imperial, que controlaba los principales recursos, como
el hierro y el oro. La arquitectura se desarrolló preferentemente en el terreno funerario, con unas
características tumbas de cámara y de corredor llamadas kofun(«tumba antigua»), sobre las que se elevaban
túmulos de tierra de grandes proporciones. Destacan las grandes sepulturas de losemperadores Ōjin (346-
395) y Nintoku (395-427), donde aparecieron diversas joyas, armas, sarcófagos de piedra o terracota,
cerámica y unas figuras antropomórficas de terracota llamadas haniwa, formadas por un pedestal cilíndrico y
un medio busto. Estas estatuillas eran de unos 60 centímetros, sin apenas expresión, tan sólo unas
hendiduras en los ojos y la boca, aunque constituyen una muestra de gran relevancia del arte de esta época.
Según su vestimenta y utensilios se distinguen diversos oficios en estas figuras, como granjeros, soldados,
sacerdotisas, cortesanas, músicos y bailarines. A finales de este período también aparecieron figurillas de
animales, especialmente ciervos, perros, caballos, jabalís, gatos, pollos, ovejas y peces.23 Se han hallado
gran variedad de armas (equipos de arqueros, coronas con joyas matagama, estribos de bronce), lo que
denota la importancia del estamento militar en esta época, cuyos rasgos estilísticos están emparentados con
la cultura Silla de Corea, al igual que un tipo de cerámica denominada Sueki, oscura y de gran finura, con
accesorios tintineantes.

Haniwa de soldado (Funazuka Kofun).

La diferenciación social comportó el aislamiento de las clases dirigentes en recintos exclusivos dentro de
las ciudades, como en Yoshinogari, para acabar segregándose definitivamente en recintos aislados como el
de Mitsudera o los complejos palaciegos de Kansai, Ikaruga y Asuka-Itabuki. En cuanto a arquitectura
religiosa, los primeros templos sintoístas (jinja) fueron en madera, sobre una plataforma elevada y paredes
desnudas o tabiques corredizos, con pilares que sostienen el techo, que es inclinado. Uno de sus elementos
característicos es el torii, arco de entrada que señala el acceso a un lugar sagrado. Cabe destacar
el santuario de Ise, que se reconstruye cada veinte años desde el siglo VIII. Comprende dos complejos, el
occidental (Naikū), dedicado a Amaterasu (diosa del sol), y el oriental (Gekū), dedicado a Toyouke no
Ōmikami (diosa del vestido, el alimento, la vivienda, la agricultura y la industria), con un total de unos 125
santuarios. El edificio principal (Shoden) es de planta alzada y tejado a dos aguas, sobre nueve columnas, al
que se accede por una escalera exterior. Es de estilo shinmeizukuri, que refleja el estilo Shintō tardío, previo
a la llegada del budismo a Japón. El santuario es centro de peregrinación (o-ise-mairi), ya que, según la
tradición, los practicantes del Shintō deben acudir al santuario al menos una vez en su vida.24
Otro templo mítico de origen incierto es el Izumo Taisha, cerca de Matsue, fundado legendariamente por
Amaterasu. Es de estilo taishazukuri, considerado el más antiguo entre los santuarios, caracterizado por la
elevación del edificio sobre pilastras, con una escalinata como acceso principal, y acabados sencillos de
madera sin pintura. Según las crónicas, el santuario original tenía una altura de 50 metros, pero debido a un
incendio fue reconstruido con una altura de 25 metros. Sus edificios principales son el Honden («santuario
interior») y el Haiden («santuario exterior»). A esta época pertenece igualmente el Kinpusen-ji, el templo
principal del shugendō, una religión ascética que combina el sintoísmo, el budismo y creencias animistas. En
su estructura destaca el templo principal o Zaōdō, que es la segunda construcción de madera más grande de
Japón, sólo superada por el Daibutsuden de Tōdai-ji; junto a la Puerta de Niō, ha sido catalogado
como Tesoro Nacional de Japón.
En este período encontramos las primeras muestras de pintura, como en el enterramiento real de Ōtsuka y
las tumbas en forma de dolmen de Kyūshū (siglos V-VI), decoradas con escenas de caza, guerra, caballos,
pájaros y barcos, o bien con espirales y círculos concéntricos. Eran pinturas murales, elaboradas con
rojo hematites, negro carbón, amarillo ocre, blanco caolín y verde clorito. Uno de los dibujos representativos
de esta época es el llamado chokkomon, compuesto de líneas rectas y arcos trazados
sobre diagonales o cruces, y presente en paredes de tumbas, sarcófagos, estatuas haniwa y espejos de
bronce.25
Período Asuka (552-710)
Templo de Hōryū-ji, en Nara.

El estado de Yamato forjó un reino centralizado siguiendo el modelo chino, plasmado en las leyes
de Shōtoku-Taishi (604) y la Taika de646. La llegada del budismo produjo en Japón un gran impacto a nivel
artístico y estético, con fuerte influencia del arte chino. Fue especialmente fructuoso para el arte el gobierno
del príncipe Shōtoku(573-621), que favoreció el budismo y la cultura en general. La arquitectura, en forma
de templos y monasterios, se ha perdido en su mayoría, suponiendo la sustitución de las líneas sencillas
sintoístas por la magnificencia proveniente del continente. Como edificio más destacable de este período hay
que mencionar el templo de Hōryū-ji(607), representante del estilo Kudara (Paikche en Corea). Se construyó
en el recinto del templo Wakakusadera, erigido por Shōtoku e incendiado por sus enemigos en 670.
Construido con una planimetría axial, está formado por un conjunto de edificios donde destacan
la pagoda (Tō), el Yumedomo («salón de los sueños») y el Kondō («salón dorado»). Es de estilo chino,
utilizándose por vez primera un tejado de azulejos de cerámica. Otro ejemplo característico es el Santuario
Itsukushima(593), construido sobre el agua, en el Mar Interior de Seto, destacando entre el conjunto de sus
edificios el Gojūnotō(«pagoda de los cinco niveles»), el Tahōtō («pagoda de los dos niveles») y
varios honden (edificios con altares). Fue nombrado Patrimonio de la Humanidad en 1996.26

Estatua delpríncipe Shōtokuen Asuka-dera (Nara).

La escultura, de tema budista, era en madera o bronce: las primeras imágenes de Buda fueron importadas
del continente, pero luego se instalaron en Japón gran número de artistas chinos y coreanos. Proliferó la
imagen de Kannon, nombre japonés del bodhisattva Avalokiteśvara (llamadoGuanyin en chino), como
el Bodhisattva Kannon, obra del coreano Tori; el Kannon situado en elYumedomo del templo de Hōryū-ji; y
el Kannon de Kudara (siglo VI), realizado por un artista desconocido. Otra obra de relevancia es la Tríada de
Sâkyamuni (623), en bronce, obra de Tori Busshi instalada en el templo de Hōryū-ji. En general, eran obras
de un estilo severo, anguloso y arcaizante, inspirado en el estilo coreano Koguryŏ, como se aprecia en la obra
de Shiba Tori, que marcó el «estilo oficial» del período Asuka: Gran Buda Asuka (templo Hoko-ji, 606), Buda
Yakushi(607), Kannon Guze (621), Tríada Shaka (623). Otro artista seguidor de este estilo fue Aya no
Yamakuchi no Okuchi Atahi, autor de los Cuatro Guardianes Celestes (shitenno) del Salón Dorado de Hōryū-ji
(645), que pese al aire arcaico presentan una evolución volumétrica en las formas más redondeadas, con
rostros más expresivos.27
La pintura seguía los patrones chinos, en tinta o pigmentos minerales sobre seda o papel, en rollos
depergamino o colgando de la pared. Denota un gran sentido del dibujo, con obras de gran originalidad, como
el relicario de Tamamushi (Hōryū-ji), en madera de alcanfor y ciprés, con bandas de filigrana de bronce,
presentando varias escenas en óleo sobre madera lacada, en una técnica denominadamitsuda-i procedente
de Persia y relacionada con la pintura china de la dinastía Wei. En la base del relicario se muestra
unjataka (relato sobre las vidas anteriores de Buda), que muestra al príncipe Mahasattva ofreciendo su propia
carne a unatigresa hambrienta. En esta época empezó a cobrar relevancia la caligrafía, a la que se otorgó el
mismo nivel de artisticidad que a las imágenes figurativas. También destacaron los tapices en seda, como
el Mandala Tenjukoku dedicado a Shōtoku (622). La cerámica, que podía ser esmaltada o no, tuvo escasa
producción local, valorándose más la de importación china.28
Período Nara (710-794)
Pagoda del Este de Yakushi-ji, en Nara.

Durante este período se estableció la capital en Nara (710), primera capital fija del mikado. En esta época
tuvo su apogeo el arte budista, continuando con gran intensidad la influencia china –los japoneses veían en
el arte chino una armonía y perfección similares al gusto europeo por el arte clásico grecorromano–. Los
escasos ejemplos de arquitectura de la época son construcciones de aire monumental, como la Pagoda del
Este de Yakushi-ji, los templos de Tōshōdai-ji, Tōdai-ji y Kōfuku-ji, y el almacén imperial Shōso-in de Nara,
que conserva multitud de objetos de arte de la época del emperador Shōmu (724-749), con obras
procedentes de China, Persia y Asia central. La ciudad de Nara se construyó según una planimetría reticular,
siguiendo el modelo de Chang'an, la capital de la dinastía Tang. Se otorgó igual importancia al palacio
imperial que al monasterio principal, el Tōdai-ji (745-752), construido según un plano simétrico en un gran
recinto con dos pagodas gemelas, y donde destaca el Daibutsuden, el «gran salón de Buda», con una gran
estatua de bronce del Buda Vairocana (Dainichi en japonés), de 15 metros, donada por el emperador Shōmu
en 743. Reconstruido en 1700, el Daibutsuden es el edificio de madera más grande del mundo. Otro
importante recinto del templo es el Hokkedō («salón del loto», también llamado Sangatsudō, «salón del tercer
mes»), que cuenta con otra magnífica estatua, el Kannon Fukukenjaku, unbodhisattva de ocho brazos
realizado en laca, de cuatro metros de altura e influencia Tang, perceptible en la serenidad y placidez de los
rasgos faciales.29

Santuario de Fushimi Inari-taisha (711),Fushimi-ku, Kioto, con sus característicostorii de color rojo.

En cambio, la Pagoda del Este de Yakushi-ji supuso el intento de los arquitectos japoneses de buscar un
estilo propio, alejándose de la influencia china. Destaca por su verticalidad, con una alternancia de tejados de
distinto tamaño, dándole la apariencia de un signo caligráfico. En su estructura destacan los aleros y
balcones, formados por barras de madera entrelazadas, en colores blanco y marrón. En su interior alberga la
imagen del Yakushi Nyorai («Buda de la Medicina»). Está inscrito como Patrimonio de la Humanidad bajo la
denominación de Monumentos históricos de la antigua Nara. Igual grado de asimilación nacional tuvo
el Tōshōdai-ji (759), que muestra un claro contraste entre el Kondō («salón dorado»), de una solidez, simetría
y verticalidad de influencia china, y el Kodō («salón de conferencias»), de una mayor simplicidad y
horizontalidad que denotan la tradición autóctona. Otro exponente fue el Kiyomizu-dera (778), cuyo edificio
principal destaca por su enorme baranda, sostenida por cientos de pilares, que sobresale de la colina y ofrece
impresionantes vistas de la ciudad de Kioto. Este templo fue uno de los candidatos en la lista a Nuevas Siete
Maravillas del Mundo, aunque no salió elegido. Por su parte, el Rinnō-ji es famoso por el Sanbutsudō («Salón
de los Tres Budas»), en donde se encuentran tres estatuas laminadas en oro
de Amida,Senjūkannon (Kannon de los mil brazos) y Batōkannon (Kannon con cabeza de caballo). Como
santuario sintoísta destacó el Fushimi Inari-taisha (711), dedicado al espíritu de Inari, especialmente conocido
por los miles de toriis rojos que delimitan el camino por la colina en la cual se encuentra situado el santuario.30

Pintura mural de la tumba Takamatsuzuka.

Obtuvo gran desarrollo en escultura la representación de Buda, con estatuas de gran belleza:Sho
Kannon, Buda de Tachibana, Bodhisattva Gakko de Tōdai-ji. En el período Hakuhō (645-710), la destitución
del clan Soga y el afianzamiento imperial comportó el fin de la influencia coreana y su sustitución por la china
(dinastía Tang), produciéndose una serie de obras de mayor magnificencia y realismo, con formas más
redondas y gráciles. Este cambio es perceptible en el grupo de estatuas de bronce dorado del Yakushi-ji,
compuesto del Buda sedente (Yakushi) flanqueado de los bodhisattvas Nikko («Luz de Sol») y Gakko («Luz
de Luna»), que muestran un mayor dinamismo en su postura de contrapposto, y una mayor expresividad
facial. En cambio, en Hōryū-ji continuó el estilo Tori de origen coreano, como en elKannon Yumegatai y
la Tríada Amida del Relicario de la señora Tachibana. En el templo de Tōshōdai-ji se encuentra una tríada de
estatuas de tamaño colosal, hechas de laca seca hueca, destacando el Buda Rushana central (759), de 3,4
metros de altura. Se encuentran también representaciones de espíritus guardianes (Meikira Taisho), reyes
(Kamokuten), etc. Son obras en madera, bronce, arcilla cruda o laca seca, de gran realismo.31
La pintura está representada por la decoración mural de Hōryū-ji (finales del siglo VII), como
los frescos del Kondō, que muestran similitudes con los de Ajantā en la India. También surgieron diversas
tipologías como el kakemono («pintura colgante») y el emakimono («pintura en rollo»), historias pintadas en
un rollo de papel o seda, con textos que explican las distintas escenas, llamados sūtras. En el Shōso-in de
Nara existe una serie de pinturas de tema profano, con diversos géneros y temáticas: plantas, animales,
paisajes y objetos de metal. A mediados del período se puso de moda el estilo pictórico de la dinastía Tang,
como se vislumbra en los murales de la tumba Takamatsuzuka, de alrededor del año 700. Por el
decreto Taiho-ryo de 701 el oficio de pintor quedó regulado en gremios artesanales controlados por el
Departamento de Pintores (edakumi-no-tuskasa), dependiente del Ministerio del Interior. Estos gremios eran
los encargados de la decoración de palacios y templos, y su estructura perduró hasta la era Meiji. La
cerámica evolucionó notablemente gracias a diversas técnicas importadas de China, como el empleo de
colores brillantes aplicados sobre la arcilla.32
Período Heian (794-1185)
Templo de Byōdō-in, también llamado del Fénix, en Uji.

En este período se produjo el gobierno del clan Fujiwara, que implantó un estado centralizado inspirado en el
gobierno chino, con capital enHeian (actual Kioto). Surgieron los grandes señores feudales (daimyō), y
apareció la figura del samurái. En esta época surgió la escriturahiragana, que adaptó la caligrafía china al
lenguaje polisilábico japonés, utilizando los caracteres chinos para los valores fonéticos de las sílabas. La
ruptura de las relaciones con China produjo un arte más típicamente japonés, surgiendo junto al arte religioso
un arte seglar que sería fiel reflejo del nacionalismo de la corte imperial. Laiconografía budista tuvo un nuevo
desarrollo con la importación de dos nuevas sectas del continente, Tendai y Shingon, basadas en el
budismo tántrico tibetano, que incorporaron elementos sintoístas y produjeron un sincretismo religioso
característico de esta época.33
El Shingon era un tipo de budismo esotérico centrado en la relación entre materia y espíritu, que se reflejó en
losmandalas, imágenes pictóricas o esculpidas que se centraban en el Diamante (mundo espiritual) y el Seno
Materno (mundo material), así como representaciones del Dainichi Nyorai (el «Gran Sol»). Por su parte,
el Tendai se centró en la salvación del hombre, con una cierta moralidad de origen confuciano y un gran
sincretismo con la religión sintoísta. Otorgó gran relevancia al arte, llegándose a afirmar que
el Tendai convertía «la religión en arte y el arte en religión». Uno de sus principales cultos fue al Paraíso
Occidental de la Tierra Pura de  Amida, del que se realizaron numerosas imágenes. Una de las que más
prosperaron fue la imagen del raigo-zu, Buda transportando almas al Paraíso, que proliferó en numerosas
pinturas, como el panel central del Tríptico de Amida en Hokkeji (Nara).34
La arquitectura sufrió un cambio en la planta de los monasterios, que se erigían en lugares apartados,
pensados para la meditación. Los templos más importantes son el Enryaku-ji (788), el Kongōbu-ji (816) y
el santuario-pagoda de Murō-ji. El Enryaku-ji, situado en el entorno del monte Hiei, forma parte del conjunto
de Monumentos históricos de la antigua Kioto, declarados Patrimonio de la Humanidad en 1994. Fue fundado
en 788 por Saichō, que introdujo la secta budista Tendai en Japón. Enryaku-ji llegó a tener unos 3000
templos, y fue un enorme centro de poder en su época, siendo destruidos la mayoría de sus edificios por Oda
Nobunaga en 1571. De la parte que sobrevivió destacan hoy día el Saitō («salón del oeste») y
el Tōdō («salón del este»), donde se encuentra el Konpon chūdō, la construcción más representativa de
Enryaku ji, donde se conserva una estatua de Buda esculpida por el propio Saichō, el Yakushi Nyorai.35

Amida Nyorai (hacia 1053), pan de oro y laca sobre madera, obra de Jōchō, en el monasterio deByōdō-in.

En arquitectura civil destacó la construcción del Palacio Imperial, de puro estilo japonés. Durante el período
Fujiwara (897-1185), el templo volvió a situarse en la ciudad, siendo centro de reunión de las clases
dirigentes. La arquitectura religiosa imitó a la de los grandes palacios, con una decoración muy desarrollada,
como en el monasterio de Byōdō-in –también llamado del Fénix–, en Uji (fundado en 1053). En este templo
destaca el Hōōdō («Salón del Fénix»), situado al borde de un estanque que le proporciona una apariencia
lírica y espiritual, con unas líneas dinámicas y elegantes donde destacan los tejados de esquinas curvilíneas,
que otorgan un aire ascensional al conjunto. Este salón conserva una imagen del Buda Amida («Señor de la
Luz Infinita), de 2,5 metros, en madera lacada, obra del maestro Jōchō.36
La escultura sufrió un ligero descenso en comparación con las épocas anteriores. De nuevo destacan las
representaciones de Buda (Nyoirin-Kannon; Yakushi Nyorai del templo de Jingo-ji en Kioto; Amida Nyorai en
el monasterio de Byōdō-in), así como algunas diosas sintoístas (Kichijoten, diosa de la felicidad, equivalente
de la Lakshmīindia). La excesiva rigidez de la religión budista limitaba la espontaneidad del artista, que se
veía circunscrito a rígidos cánones artísticos que mermaban su libertad creativa. Entre 859 y 877 se produjo
el estilo Jogan, caracterizado por figuras de una severidad casi intimidatoria, con cierto aire introspectivo y
misterioso, como elShaka Nyorai de Murō-ji. Durante el período Fujiwara cobró preeminencia la escuela
fundada por Jōchō en Byōdō-in, con un estilo más grácil y esbelto que la escultura Jogan, logrando unas
perfectas proporciones anatómicas y un gran sentido del movimiento. El taller de Jōchō introdujo las
técnicas yosegi y warihagi, consistentes en dividir la figura en dos bloques que posteriormente se unían para
tallarlas, evitando así su posterior resquebrajamiento, uno de los principales problemas de las figuras de gran
tamaño. Estas técnicas permitían igualmente un montaje en serie, y se desarrollaron con gran éxito en
la escuela Kei del período Kamakura.37

Escena del Genji Monogatari.

La pintura al inicio de este período estaba poco desarrollada, con poca libertad creativa y ausencia del
concepto de espacio. La aparición de la escuela de yamato-e («pintura japonesa») supuso la independencia
de la pintura japonesa de la influencia china. Se caracteriza por su armonía y su concepción diáfana y
luminosa, con colores vivos y brillantes, líneas simples y decoración geométrica. Las obras principales se
encuentran en los monasterios budistas (Byōdō-in, Kongōbu-ji). Son de remarcar los murales del Salón del
Fénix del Byōdō-in, cuyos paisajes sintetizan por primera vez el gusto estético más propiamente japonés, con
su sentido de melancólica emotividad. Se sustituyen los elementos típicos chinos por otros de gusto nipón,
como los cerezos en flor en vez de los ciruelos nevados de moda en la pintura Tang, o los arrozales en vez
de las elevadas cumbres montañosas chinas. Junto a otros elementos
como glicinas, orquídeas, peonías, bambú, la luna, la niebla, el mar, la lluvia, etc, se creó en esta época la
más típica imaginería paisajística japonesa. Igualmente, la composición asimétrica, el espacio vacío, el
ambiente etéreo, el movimiento ondulado, los detalles anecdóticos, la aplicación del color más por manchas
que en pinceladas, el carácter lírico y emotivo del conjunto serán típicos de la pintura japonesa, tanto mural
como en grabados y biombos. Pese a ello, la influencia china continuó en edificios públicos y oficiales, ya que
estaba ligada al prestigio funcionarial. Denominada kara-e, la pintura china prosperó en el círculo imperial,
como se percibe en obras como el Biombo de los sabios y el Biombo del lago Kunming.38
La pintura yamato-e se desarrolló notablemente en los rollos manuscritos denominados emaki, que
conjugaban las escenas pictóricas con la elegante caligrafía katakana. Estos rollos narraban
pasajes históricos o literarios, como laHistoria de Genji, novela de finales del siglo X de Murasaki Shikibu.
Mientras que el texto era obra de reputados calígrafos, las imágenes fueron ejecutadas generalmente por
cortesanas de la corte, como Ki no Tsubone y Nagato no Tsubone, suponiendo una muestra de estética
femenina que tendría gran relevancia en el arte japonés. Surgió entonces una distinción entre pintura
femenina (onna-e) y masculina (otoko-e), que marcaba una distinción perceptible entre el mundo público,
considerado masculino –cuyo arte mantenía la influencia china– y el privado, de carácter femenino y estética
más propiamente nipona. En onna-e, además de la Historia de Genji, destacó el Heike Nogyo (Sūtra del loto),
encargado por elclan Taira para el Santuario Itsukushima, con un total de 33 rollos sobre la salvación de las
almas pregonada por el budismo. El otoko-e era más narrativo y enérgico que el onna-e, más lleno de acción,
con más realismo y movimiento, como en los rollos Shigisan Engi, sobre los milagros del monje Myoren;
el Ban Danaigon E-kotoba, sobre una guerra de clanes rivales en el siglo IX; y el Chōjugiga, escenas de
animales de signo caricaturesco y tono satírico, criticando a laaristocracia.39
En esta época, la cerámica no tuvo una especial relevancia, destacando en cambio las obras en laca –
generalmente cajas para cosméticos– y los objetos de metal, donde destacan los espejos. En laca surgió la
técnica maki-e, consistente en espolvorear polvo de colores, oro y plata sobre la laca húmeda, creando
dibujos de gran finura y sutil tonalidad. A veces incluía incrustaciones de nácar (raden). También adquirieron
relevancia los abanicos, decorados con textos de los sūtrasbudistas y con escenas de género.40
Período Kamakura (1185-1392)
Puerta Sanmon del Chion-in, Kioto (Tesoro Nacional de Japón).

Tras diversas disputas entre los clanes feudales, se impuso el de losMinamoto, que instauraron el shogunato,
un tipo de gobierno de corte militar. En esta época se introdujo en Japón la secta zen, que influiría
poderosamente en el arte figurativo. La arquitectura era más sencilla, funcional, menos lujosa y recargada. La
influencia zen provocó el llamado estilo Kara-yo: los monasterios zen seguían la planimetría axial china,
aunque el edificio principal no era el templo, sino la sala de lectura, y el lugar de honor no lo ocupaba una
estatua de Buda, sino un pequeño trono donde el abad enseñaba a sus discípulos. Destacan el conjunto de
cinco grandes templos de Sanjūsangen-dō, en Kioto (1266), así como los monasterios Kennin-ji (1202)
y Tōfuku-ji (1243) en Kioto, y Kenchō-ji (1253) y Engaku-ji (1282) en Kamakura. El Kōtoku-in(1252) es famoso
por su estatua de bronce del Buda Amida, de 13 metros de alto y un peso de 93 toneladas, siendo el segundo
Buda más grande en Japón después del de Tōdai-ji. En 1234se construyó el templo de Chion-in, sede del
budismo Jōdo shū («Secta de la Tierra Pura»), que desataca por su colosal puerta principal (Sanmon), que es
la estructura más grande de su tipo en Japón. Uno de los últimos exponentes de este período fue el Hongan-
ji (1321), formado por dos templos principales: el Nishi Hongan-ji, que incluye los salones Goei-dō(«salón del
fundador») y Amida-dō («salón del Buda»), junto a un pabellón de té y dos escenarios de teatro nō, uno de
los cuales presume de ser el más viejo que se conserva; y el Higashi Hongan-ji, donde se encuentra el
famoso el jardín deShosei-en.41

Estatua de bronce del BudaAmida en el templo Kōtoku-in,Kamakura (1252 ).

Uno de los Kongo Rikishiesculpidos por Unkei enTōdai-ji, Nara (1203).

La escultura adquirió gran realismo, encontrando el artista mayor libertad creativa, como se denota en los
retratos de nobles y militares, como el de Uesugi Shigefusa (de artista anónimo), un militar del siglo XIV. Las
obras zen se centraron en la representación de sus maestros, en un tipo de estatua llamada chinzo, como la
del maestro Muji Ichien (1312, de autor anónimo), en madera policromada, que representa al maestro zen
sentado en un trono, en actitud de relajada meditación. Cobró especial importancia por la calidad de sus
obras la escuela Kei de Nara, heredera de la escuela Jōchō del período Heian, donde destacó el
escultor Unkei, autor de las estatuas de los monjesMuchaku y Seshin (Kōfuku-ji de Nara), así como imágenes
de los Kongo Rikishi (espíritus guardianes), como las dos colosales estatuas situadas en la entrada del
templo Tōdai-ji (1199), de 8 metros de altura. El estilo de Unkei, influido por la escultura china de la dinastía
Song, era de gran realismo, captando a la vez el más detallado estudio fisonómico con la expresión emotiva y
la espiritualidad interior del individuo retratado. Se llegó incluso a incrustar cristales oscuros en los ojos, para
dar mayor expresividad. La obra de Unkei supuso el inicio del retratismo japonés. Continuó su obra su
hijoTankei, autor del Kannon Senju para el Sanjūsangen-dō.42

Rollo con descripciones del ataque nocturno al palacio Sanjō, detalle de losRollos ilustrados de los sucesos
de la era Heiji (siglo XIII), anónimo, Museum of Fine Arts, Boston.

La pintura se caracterizó por un mayor realismo y por su introspecciónpsicológica. Se desarrolló


principalmente el paisajismo (La catarata de Nachi) y el retratismo (El monje Myoe en contemplación,
de Enichi-bo Jonin; conjunto de retratos del templo Jingo-ji de Kioto, obra de Fujiwara Takanobu; retrato
delemperador Hanazono, de Goshin). Continuó el estilo yamato-e y la pintura narrativa en rollos, algunos de
hasta 9 metros de longitud. Estos rollos reflejaban aspectos de la vida cotidiana, escenas urbanas o rurales, o
bien ilustraban acontecimientos históricos, como la guerra de 1159 en Kioto entre ramas rivales de la familia
imperial. Se presentaban en escenas sucesivas, siguiendo un orden narrativo, con una panorámica elevada,
como a vista de pájaro. Destacan los Rollos ilustrados de los sucesos de la era Heiji (Heiji monogatari) y los
rollos Kegon Engi, de Enichi-bo Jonin. La pintura relacionada con la secta zen era de influencia más
directamente china, trazada en sencillas líneas de tinta china siguiendo la máxima zen de que «demasiados
colores ciegan la visión».43
En esta época se inició la producción de la que sería la cerámica más típicamente japonesa, destacando la
figura deToshiro. Creció la artesanía destinada a la vida militar, especialmente armaduras y espadas (katana)
confeccionadas con dos capas de hierro y acero sometidas a ignición e inmersión, con una característica
marca templada al vapor denominadani-e.44
Período Muromachi (1392-1573
Templo de Kinkaku-ji, Kioto 1397.

Durante este periodo el shōgunato fue ostentado por los Ashikaga, cuyas luchas internas favorecieron el
creciente poder de los daimyō, que se repartieron el territorio. La arquitectura era más elegante y típicamente
japonesa, destacando las mansiones señoriales, monasterios como el de Zuiho-ji, y templos como los
de Shōkoku-ji(1382), Kinkaku-ji o Pabellón de Oro (1397) y Ginkaku-ji o Pabellón de Plata (1489), en Kioto. El
Kinkaku-ji fue construido como villa de descanso del shōgun Ashikaga Yoshimitsu, como parte de su
propiedad llamada Kitayama. Su hijo transformó el edificio en un templo de la secta Rinzai. Es un edificio de
tres plantas, con las dos superiores recubiertas con hojas de oro puro. El pabellón funciona como unshariden,
guardando las reliquias de Buda. También contiene varias estatuas de Buda y figuras de bodhisattvas, y en el
techo está ubicado un fenghuang o «fénix chino» dorado. También posee un magnífico jardín adyacente, con
un estanque llamado Kyōko-chi(«espejo de agua»), con numerosas islas y piedras que representan la historia
de la creación budista. Por su parte, el Ginkaku-ji fue construido por el shōgun Ashikaga Yoshimasa, quien
buscaba emular el Kinkaku-ji construido por su abuelo Yoshimitsu, pero lamentablemente no pudo recubrir el
edificio con plata tal y como lo había planeado. También es característica de la arquitectura de esta época la
aparición del tokonoma, habitación reservada a la contemplación de una pintura o un arreglo floral, en
consonancia con la estética zen. De igual forma, se introdujo el tatami, un tipo de alfombraconfeccionada con
paja de arroz, que hizo más agradable el interior de la vivienda japonesa.45

Jardín japonés del Museo de Adachi.

En esta época se desarrolló notablemente el arte de la jardinería, sentando las bases artísticas y estéticas
del jardín japonés. Surgieron dos principales modalidades: tsukiyama, alrededor de una colina y un lago;
y hiraniwa, jardín plano de arena rastrillada, con piedras, árboles y pozos. La vegetación más habitual
consiste en bambú y diversos géneros de flores y árboles, ya sean de hoja perenne, como el pino negro
japonés, o de hoja caduca, como el arce japonés, siendo igualmente valorados elementos
como helechos y musgos. Otro elemento típico de la jardinería y el interiorismo es el bonsái. A menudo los
jardines incluyen un lago o estanque, diversos tipos de pabellones (generalmente para la ceremonia del té)
y linternas de piedra. Uno de los rasgos típicos del jardín japonés –como en el resto de su arte– es el aspecto
imperfecto, inacabado, asimétrico. Hay diversos tipos de jardines: de «paseo», que se contemplan caminando
por un sendero o en torno a un estanque; de «aposento», que se disfrutan desde un lugar fijo, generalmente
un pabellón o cabaña tipo machiya; de «té» (rōji), alrededor de un camino que conduce a la casa de té, con
baldosas o piedras para marcar el camino; y de «contemplación» (karesansui, «paisaje de montaña y agua»),
que es el más típico jardín zen, que se contempla desde una plataforma ubicada en los monasterios zen. Un
buen ejemplo es el denominado Paisaje sin aguadel jardín de Ryōan-ji, en Kioto, obra del pintor y
poeta Sōami (1480), que representa un mar –hecho con arena rastrillada– plagado de islas –que son rocas–,
elaborando un conjunto que aúna realidad e ilusión y que invita a la quietud y la reflexión.46
También floreció la pintura, enmarcada dentro de la estética zen, que recibió la influencia china de las
dinastías Yuan yMing, reflejada principalmente en el decorativismo. Se introdujo la técnica de la aguada,
perfecta trascripción de la doctrina zen, que pretende reflejar en los paisajes lo que significan, más que lo que
representan. Surgió la figura del bunjinso, el «monje intelectual» creador de sus propias obras, estudiosos y
seguidores de las técnicas chinas en tinta monocroma, en pinceladas breves y difusas, que reflejaron en sus
obras elementos naturales como pinos, juncos, orquídeas, bambúes, rocas, árboles, pájaros y figuras
humanas inmersas en la naturaleza, en actitud de meditación. Algunos de estos monjes-artistas
fueron: Mokuan Reien, Gyokuen Bompo, Ue Gukei, etc.47

Vista de Ama-no-hashidate, de Sesshū Tōyō.

En Japón, esta técnica con tinta china recibió el nombre de sumi-e. Basado en los siete principios estéticos
del zen (véase el apartadoTeoría y estética), el sumi-e («pintura a tinta») pretendía reflejar las más intensas
emociones interiores por medio de la sencillez y la elegancia, en líneas simples y modestas que trascienden
su aspecto externo para significar un estado de comunión con la naturaleza. Para los monjes zen, el sumi-
e era una vía (dō) para buscar la paz interior, la realización espiritual. Las propiedades tonales de la tinta,
sutiles y difusas, permitían al artista captar la esencia de las cosas, en una impresión sencilla y natural, pero a
la vez profunda y trascendente. Es un arte espontáneo y de rápida ejecución, imposible de retocar, hecho que
lo vincula con la vida, donde es imposible volver al pasado. Cada pincelada expresa la energía vital (ki), ya
que es un acto de creación, donde se pone el espíritu en acción, y donde importa más el proceso que no el
resultado.48
Los principales artistas del sumi-e fueron: Muto Shui, Josetsu, Shūbun, Sesson Shukei y, sobre todo, Sesshū
Tōyō, autor de retratos y paisajes, primer artista que pintó del natural. Sesshū era un gaso, un monje-pintor,
que viajó a China entre1467 y 1469, donde estudió el arte y el paisaje natural. Sus paisajes están
compuestos por estructuras lineales, iluminados por una luz súbita que refleja el concepto zen del instante
trascendental. Son paisajes con presencia de elementos anecdóticos, como templos en la lejanía o pequeñas
figuras humanas, enmarcados en parajes recónditos como acantilados.49
Surgió igualmente un nuevo género de pintura-poema, el shigajiku, donde un paisaje ilustra un poema de
inspiración naturalista. Cabe mencionar también la escuela Kanō, fundada por Kanō Masanobu, que aplicó la
técnica de la aguada a temas tradicionales, ilustrando de esta manera temas sagrados, nacionales y paisajes.
La aguada también se aplicó en biombos y en paneles pintados en las puertas correderas fusuma,
características del interiorismo japonés. En cerámica destacó la escuela de Seto, siendo la tipología más
popular el llamado temmoku. También son muestras remarcables de esta época los objetos de laca y metal.50
Período Azuchi-Momoyama (1573-1603)
Castillo Himeji, Himeji (1601-1608).

En esta época Japón fue de nuevo unificado por Oda Nobunaga,Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieyasu, que
eliminaron a los daimyō y se sucedieron en el poder. Su mandato coincidió con la llegada de
comerciantes portugueses y de misioneros jesuitas, que introdujeron elcristianismo en el país, aunque
llegando sólo a una minoría. La producción artística de esta época se alejó de la estética budista, remarcando
los valores tradicionales japoneses, con un estilo grandilocuente. La invasión de Corea en 1592 comportó el
traslado forzoso de numerosos artistas coreanos a Japón, instalados en centros productores de cerámica
aislados del resto. Asimismo, durante este período se recibieron las primeras influencias de Occidente,
reflejadas en el estilo Nanban («bárbaros del sur», nombre dado a los europeos), desarrollado en la escultura
miniaturista, de tema profano, objetos decorativos en porcelana y biombos decorados en estilo yamato-e, con
colores brillantes y pan de oro, en escenas que narran la llegada de los europeos a las costas japonesas. La
influencia occidental introdujo la pintura al óleo y el uso de laperspectiva, aunque en general no tuvieron
mucho éxito en el arte tradicional japonés.51
En arquitectura destacó la construcción de grandes castillos (shiro), que fueron fortificados por la introducción
en Japón de armas de fuego de origen occidental. Buenas muestras de ello son los castillos
de Himeji, Azuchi, Matsumoto, Nijō yFushimi-Momoyama. El castillo de Himeji, una de las principales
construcciones de la época, combina unas macizas fortificaciones con la elegancia de una estructura de
aspecto vertical, en cinco pisos construidos en madera y yeso, con tejados de suaves formas curvilíneas
similares a los de los tradicionales templos japoneses. También proliferaron las villas rústicas para la
ceremonia del té, compuestas de pequeñas villas o palacios y amplios jardines, y se construyeron en algunas
ciudades teatros de madera para las representaciones de kabuki.52

La llegada de los portugueses (siglo XVI), de Kanō Naizen, Kōbe Shiritsu Nanban Bijutsukan, Kōbe.

En pintura, la escuela Kanō recibió la mayoría de encargos oficiales, desarrollando la pintura mural de los
principales castillos japoneses. Figuras destacadas son los nombres de Kanō Eitoku y Kanō Sanraku. Para
los castillos, con poca iluminación debido a sus estrechas aberturas defensivas, se creó un tipo de mamparas
con fondo dorado que reflejaban la luz y la esparcían por toda la estancia, con grandes murales decorados
con escenas heroicas, animales como tigres ydragones, o bien paisajes con presencia de jardines, estanques
y puentes, o sobre las cuatro estaciones, un tema bastante frecuente en la época. Continuó el estilo yamato-
e principalmente entre la claseburguesa, representada por la escuela Tosa, que continuó la
tradiciónépica japonesa de escenas históricas y paisajes, destacando las figuras de Tosa Mitsuyoshi y Tosa
Mitsunori. También se desarrolló notablemente la pintura en biombos, generalmente en tintas aguadas,
siguiendo el estilo sumi-e, como se aprecia en la obra de Hasegawa Tōhaku (Bosque de pinos) y Kaihō
Yūshō (Pino y ciruelo a la luz de la luna). Destacó igualmente la figura de Tawaraya Sōtatsu, autor de obras
de gran dinamismo, en rollos manuscritos, biombos y abanicos. Creó un estilo lírico y decorativo inspirado en
la escritura waka de la época Heian, que fue llamadorinpa, produciendo obras de gran belleza visual e
intensidad emocional, como Historia de Genji, La senda de la hiedra, Los dioses del trueno y del viento, etc.53
La alfarería alcanzó un momento de gran esplendor, desarrollándose la cerámica destinada a la ceremonia
del té, inspirada en la cerámica coreana, cuya rusticidad y aspecto inacabado traducían perfectamente la
estética zen que impregna el rito del té. Surgieron nuevos diseños como los platos nezumi y las jarras de
agua kogan, generalmente de cuerpo blanco bañado en una capa de feldespato y decorado con sencillos
dibujos realizados con una barbotina de hierro. Era una cerámica gruesa y de aspecto vidriado, con un
tratamiento inacabado, dando una sensación de imperfección y vulnerabilidad. Seto continuó siendo uno de
los principales centros de producción, mientras que en la localidad de Mino nacieron dos importantes
escuelas: Shino y Oribe. También destacaron la escuela de Karatsu y dos originales tipos de cerámica: Iga,
de burda textura y una espesa capa de vidriado, con profundas rajaduras; y Bizen, loza de un marrón rojizo y
sin vidriar, retirada aún tierna del torno para producir unas pequeñas grietas e incisiones naturales que le
daban un aspecto quebradizo, nuevamente según la estética zen de imperfección.54
Uno de los mejores artistas de esta época fue Honami Kōetsu, que destacó tanto en pintura como en poesía,
jardinería, laca, etc. Educado en la tradición artística procedente del período Heian y en la escuela Shorenin
de caligrafía, fundó una colonia de artesanos en Takagamine, cerca de Kioto, gracias a unos terrenos cedidos
por Tokugawa Ieyasu. La colonia se nutrió de artesanos de la escuela budista Nichiren, y produjo una serie
de obras de gran calidad. Se especializaron en objetos de laca, principalmente accesorios de escritorio,
decorados con incrustaciones de oro y nácar, así como en diversos utensilios y vajillas para la ceremonia del
té, destacando el cuenco fujisan, con un cuerpo rojizo cubierto de una barbotina negra y, en la parte superior,
un blanco vidriado opaco que da el efecto de nieve que cae.55
Período Edo (1603-1868)
El puente Ōhashi en Atake bajo una lluvia repentina (1857), deUtagawa Hiroshige, Brooklyn Museum of
Art, Nueva York.

Este período artístico se corresponde con el histórico de Tokugawa, en el que Japón se cerró a todo contacto
exterior. La capital se estableció en Edo, futura Tokio. Los cristianos fueron perseguidos y los comerciantes
europeos expulsados. Pese al sistema de vasallaje, proliferó el comercio y la artesanía, apareciendo una
clase burguesa que fue creciendo en poder e influencia, y que se dedicó al fomento de las artes,
especialmente grabados, cerámica, lacas y productos textiles.56
Los edificios más importantes son el Palacio de Katsura de Kioto y el mausoleo deTōshō-gū en Nikkō (1636),
que forma parte de los «Santuarios y Templos de Nikkō»,Patrimonio de la Humanidad reconocido por
la UNESCO en 1999. De formas híbridas sinto-budistas, es el mausoleo del shōgun Tokugawa Ieyasu. El
templo es una estructura rígidamente simétrica con relieves coloreados que cubren toda la superficie visible.
Destacan sus edificios coloristas y adornos sobrecargados que se distancian de los estilos de los templos de
aquella época. Los interiores están adornados con laqueados, minuciosas esculturas de vivo colorido y
magistrales paneles pintados. El Palacio de Katsura (1615-1662) fue construido con un plano asimétrico de
inspiración zen, donde las líneas rectas de la fachada exterior contrastan con la sinuosidad del jardín
circundante. Villa de descanso de la familia imperial, incluye un edificio principal (Shoin), varios pabellones,
casas de té y un parque de siete hectáreas. El palacio principal, que tiene una sola planta, se divide en cuatro
pabellones unidos por las esquinas: Shōkintei, Shōkatei, Shōiken y Gepparō. Todos están elevados sobre
pilares y construidos en madera con paredes encaladas y puertas deslizantes que conducen al jardín, y
contienen pinturas de Kanō Tan'yū. También son características de esta época las casas de té (chashitsu),
generalmente pequeñas construcciones de madera con tejado debálago, rodeadas de jardines en un estado
de aparente abandono, con líquenes, musgo y hojas caídas, siguiendo el concepto zen de imperfección
trascendente.57
Se desarrolló notablemente la pintura, que adquirió gran vitalidad. Se trabajaba en diferentes formatos, desde
paneles murales y biombos hasta pergaminos, abanicos y pequeños álbumes. Cobró un gran auge
el grabado en madera, surgiendo una importante industria en núcleos urbanos especializada en textos
ilustrados y estampas. Inicialmente eran grabados en tinta negra sobre papel coloreado a mano, pero a
mediados del siglo XVIII surgió la impresión en color (nishiki-e).58

Dios del Viento, Dios del Trueno, de Ōgata Kōrin. En esta pintura se muestra a los dioses
del trueno(izquierda) y del viento (derecha), al inicio de un combate celestial.

Continuó el estilo rinpa iniciado por Sōtatsu en la obra de Ōgata Kōrin, uno de los más grandes artistas de la
época. Su producción, alegre y sardónica, se dirigió a las clases mercantiles, con obras de una elegancia
urbana y un realismo un tanto irreverente, aunque con un gran virtuosismo y un profundo conocimiento de los
maestros clásicos, como demuestra en los biombos Ciruelos rojos y blancos, Olas, Lirios yLa historia de Ise.
La escuela Kanō recibió los principales encargos oficiales del gobierno, con un estilo de estética zen de
fuertes pinceladas. Su principal representante fue Kanō Tan'yū, nieto de Kanō Eitoku, que trabajó en el
palacio imperial y en el castillo Nagoya, al tiempo que realizó una notable labor erudita recogiendo notas
sobre todo tipo de obras de arte, con comentarios y esbozos (shukuzu) de las obras, gran fuente de
información para lahistoriografía del arte. Por su parte, la escuela Tosa estuvo representada por Tosa
Mitsuoki, que continuó la tradición épica del yamato-e.
En el siglo XVIII apareció la escuela nanga o «pintura idealista», de signo confuciano patrocinado por
el shogunato Tokugawa, muy influida por el arte chino, que consideraban la cuna de su civilización. Se adoptó
el estilo wenren de los eruditos-pintores aficionados chinos, reducido a pequeños círculos intelectuales
formados por profesionales de diversa procedencia, desde samuráis hasta monjes, mercaderes y
funcionarios. Su principal punto de referencia fue la escuela deLi Guo de la dinastía Song, de pincelada
ancha y curvilínea, que llegó a Japón a través de la escuela coreana de An Kyon. El centro neurálgico
del nanga fue el monasterio Mampuku-ji, fundado en 1661 a las afueras de Kioto, que se convirtió en el centro
de la cultura china en Japón. El principal tema representado fue el paisaje, a menudo con elementos como
flores y pájaros, y era usual la combinación de pintura y poesía (haiga). Esta escuela dio varios artistas de
gran calidad: Ikeno Taiga, Yosa Buson, Uragami Gyokudō, Aoki Mokubei, Tani Bunchō, Gibon Sengai, Hakuin
Ekaku, etc.59

Tigre y dragón (1781), biombo de dos pantallas, de Maruyama Ōkyo,Detroit Institute of Arts.

En Kioto nació otra interesante escuela pictórica, fundada por Maruyama Ōkyo, que combinó diversas
técnicas e influencias, desde la china hasta la occidental, que conoció a través de grabadosholandeses.
Realizó rollos y biombos con paisajes y fondos dorados, siendo una característica de su estilo la plasmación
del paisaje con apuntes tomados directamente de la naturaleza. Fueron discípulos suyosMatsumura Goshun,
cofundador con Ōkyo de laescuela Maruyama-Shijō; Itō Jakuchū, artista de gran personalidad que se dedicó
al género de la naturaleza muerta, poco frecuente hasta entonces en Japón; y Nagasawa Rosetsu, que llegó
a dominar con maestría las técnicas occidentales de la perspectiva y el claroscuro.60
La escuela más conocida y notable fue la de ukiyo-e («estampas del mundo que fluye»), que destacó por la
representación de tipos y escenas populares. Desarrollada alrededor de la técnica del grabado –
principalmente xilografía–, fue un estilo de corte laico y plebeyo, eminentemente urbano, que inspirándose en
temas anecdóticos y escenas de género les otorgaba un lirismo y una belleza extraordinarias, con una sutil
sensibilidad y un gusto refinado de gran modernidad.61 El fundador fue Hishikawa Moronobu, al que siguieron
figuras como Okumura Masanobu, Suzuki Harunobu, Isoda Koryūsai y Torii Kiyonobu, fundador de la escuela
Torii. Varios artistas se especializaron en la reproducción de los actores del teatropopular
japonés kabuki (yakusha-e, «cuadros de actores»), con un cierto aire caricaturesco, entre ellos Torii
Kiyomasu,Torii Kiyomitsu y, sobre todo, Tōshūsai Sharaku. Otro género bastante corriente fue el bijin-
ga («cuadros de mujeres hermosas»), que representaba a geishas y cortesanas en actitudes íntimas y
escenas de tocador, con gran detallismo, principalmente en sus ropajes, como se denota en la obra de Torii
Kiyonaga, Kitagawa Utamaro y Keisai Eisen. Otra variante fue el shunga («estampas primaverales»), de
contenido más explícitamente erótico. El paisajismo fue introducido por Utagawa Toyoharu –fundador de
la escuela Utagawa–, que aplicó la perspectiva occidental al paisaje japonés.62
Tres señoras sentadas con linternas, tetera, candelabro e instrumento de cuerda (siglo XVIII), de Kitagawa
Utamaro,Brooklyn Museum of Art, Nueva York.
 En la orilla del río Sumida, de Utagawa Kuniyoshi, siglo XIX.
Estación 16: Yui, de la serie 53 Estaciones de Tōkaidō, de Utagawa Hiroshige.
El Fuji visto desde la plataforma de Sasayedo, de Katsushika Hokusai,Brooklyn Museum of Art, Nueva York.
A principios del siglo XIX, cuando el arte ukiyo-e parecía declinar, apareció la gran figura de Katsushika
Hokusai, autor de unos 30.000 dibujos que recopiló en 15 volúmenes, que tituló Manga (1814). Reflejó
especialmente la vida urbana de Edo, con un cierto toque humorístico, en un estilo enérgico de fuertes trazos.
También fue un gran representante del paisajismo, siendo uno de sus motivos fundamentales el monte Fuji,
en escenas de gran colorido, con un sello fuertemente personal, ni realista ni idealizado, reflejando siempre la
visión interna del artista. Uno de sus últimos exponentes y gran maestro de la escuela fue Utagawa Hiroshige,
igualmente un gran paisajista, como denota en sus Cien famosas vistas de Edo. Tenía un estilo más realista
que Hokusai, pero más lírico y evocador, utilizando a menudo una perspectiva de fondos encuadrados en un
primer plano de ramas, hojas u otros objetos.

Porcelana de Imari hecha en el siglo XVIII.

La cerámica tuvo uno de sus mayores centros de producción en Kioto, con influencia del arte chino y coreano;
su principal artista fue Nonomura Ninsei. EnHagi surgió una escuela de influencia coreana, caracterizada por
el uso de formas sencillas y tonalidades claras, destacando la figura de Ōgata Kenzan, hermano de Ōgata
Kōrin. Continuó la cerámica destinada a la ceremonia del té, decorada con elementos aparentemente
irregulares y asimétricos, como signos y líneas de corte casi abstracto, según el ideal de imperfección de la
estética zen. En este período se produjeron las primeras porcelanas, con un primer centro productor en Arita,
en la prefectura de Saga (llamada porcelana de Imari), donde el alfarero coreano Yi Sam-pyeong halló
en 1616 un tipo de arcilla blanca ideal para porcelana. Destacaron las escuelas de Kakiemon, Nabeshima y
Ko-Kutami, que produjeron una serie de platos, cuencos y botellas de sake de gran calidad y refinamiento,
con vidriado de esmalte decorado en color azul, verde, amarillo, rojo, beige y berenjena pálido. También
proliferaron los objetos de laca, metal, marfil y nácar, y alcanzaron gran calidad artística objetos como
los inro (cajas de medicamentos), los netsuke (dijes esculpidos) y los tsuba (guardias de sable).63

Camille Monet vestida de japonesa (1876), deClaude Monet, Museum of Fine Arts, Boston.

De igual manera, cobró gran relevancia el arte textil, principalmente en seda, que llegó a cotas de altísima
calidad, de tal manera que a menudo las túnicas (kimono) en seda con brillantes colores y refinados dibujos
eran colgadas para separar habitaciones, como si fuesen biombos. Se usaban diversas técnicas, como el
tinte, el bordado, el brocado, el repujado, los apliques y el pintado a mano. La seda estaba al alcance tan sólo
de las clases altas, mientras el pueblo vestía en algodón, confeccionado según la técnica indonesia ikat,
hilado por secciones y teñido en color añil alternado con el blanco. Otra técnica de menor calidad era el
entrecruzamiento de hilos de algodón de diversos colores, con tintes caseros aplicados al modo
del batik mediante una pasta de arroz y salvado de arroz hervido y apelmazado.64
Cabe destacar que, así como en el siglo XIX el arte japonés recibió la influencia del arte occidental, también
éste se vio influido por el exotismo y la naturalidad del arte nipón. Surgió así en Occidente el
llamado japonismo, desarrollado principalmente en la segunda mitad del siglo XIX sobre todo
en Francia y Gran Bretaña. Se puso de manifiesto en las llamadasjaponaiseries, objetos inspirados en las
estampas, porcelanas, lacas, abanicos y objetos de bambú japoneses, que se pusieron de moda tanto en la
decoración interior como en numerosas prendas personales que recogían la fantasía y el decorativismo de la
estética japonesa. En pintura, se recibió con entusiasmo el estilo de la escuela ukiyo-e, siendo muy
apreciadas las obras de Utamaro, Hiroshige y Hokusai. Los artistas occidentales imitaron la simplificada
construcción espacial, los contornos sencillos, el estilo caligráfico y la sensibilidad naturalista de la pintura
japonesa. Algunos de los principales artistas que recibieron esta influencia fueron: Édouard Manet, James
Abbott McNeill Whistler, James Tissot, Mary Cassatt, Pierre Bonnard, Georges Ferdinand Bigot, Claude
Monet, Edgar Degas, Pierre-Auguste Renoir, Camille Pissarro, Paul Gauguin,Henri de Toulouse-
Lautrec, Vincent van Gogh, Gustav Klimt, etc.65
Época contemporánea (desde 1868
Gimnasio Yoyogi, de Kenzō Tange.

En el período Meiji (1868-1912) se inició una profunda renovación cultural, social y tecnológica en Japón, que
se abrió más al exterior y empezó a incorporar los nuevos adelantos conseguidos en Occidente. La Carta
de 1868 abolió los privilegios feudales y las diferencias de clase, lo cual no propició una mejora de las clases
proletarias, sumidas en la miseria. Se inició una época de fuerte expansionismo imperialista, que desembocó
en la Segunda Guerra Mundial. Tras la contienda, Japón ha vivido un proceso de democratización y
desarrollo económicoque la ha convertido en una de las principales potencias económicas mundiales y centro
puntero en producción industrial e innovación tecnológica. A la era Meiji sucedieron las eras Taishō (1912-
1926),Shōwa (1926-1989) y Heisei (1989-).
Desde 1930, la progresiva militarización y la expansión por China y el sur de Asia, con el consiguiente
incremento de recursos destinados al presupuesto militar, provocó una caída en el mecenazgo artístico. Sin
embargo, con el despegue económico de la posguerra y la nueva prosperidad conseguida con la
industrialización del país, las artes renacieron, inmersas ya plenamente en los movimientos artísticos
internacionales debidos al proceso de globalización cultural. Asimismo, la prosperidad económica favoreció el
coleccionismo, creándose numerosos museos y centros de exposiciones que han ayudado a la difusión y
conservación del arte japonés e internacional.66
En el ámbito religioso, la instauración durante la era Meiji del sintoísmo como única religión oficial (Shinbutsu
bunri) propició el abandono y la destrucción de los templos y obras de arte budista, que habría sido
irreparable sin la intervención deErnest Fenollosa, catedrático de filosofía de la Universidad Imperial de Tokio,
que junto al magnate y mecenas William Bigelow rescataron gran cantidad de obras que nutrieron la
colección de arte budista del Museum of Fine Arts de Boston y la Freer Gallery of Art de Washington D.C.,
dos de las mejores colecciones de arte asiático del mundo.67
La arquitectura presenta una doble dirección: la tradicional (santuario Yasukuni, templos de Heian Jingu y
de Meiji, enTokio) y la de influencia europea, que incorpora las nuevas tecnologías (Museo Yamato
Bunkakan, de Isohachi Yoshida, enNara). La occidentalización conllevó la construcción de nuevos edificios
como bancos, fábricas, estaciones de tren y edificios públicos, construidos con materiales y técnicas
occidentales, emulando en un principio (finales del siglo XIX) la arquitectura victoriana inglesa. También
trabajaron en Japón algunos arquitectos extranjeros, como Frank Lloyd Wright(Hotel Imperial, Tokio).

Kioto Concert Hall, de Arata Isozaki.

La arquitectura y el urbanismo recibieron un gran impulso tras la Segunda Guerra Mundial, debido a la
necesidad de reconstruir el país. Surgió entonces una nueva generación de arquitectos encabezada
por Kenzō Tange, autor de obras como el Museo Memorial de la Paz de Hiroshima, la Catedral de Santa
María de Tokio, el Estadio Olímpico para los Juegos Olímpicos de Tokio de1964, etc. Tange y sus discípulos
desarrollaron el concepto de la arquitectura entendida como «metabolismo», considerando los edificios como
formas orgánicas que deben adaptarse a las necesidades funcionales. Movimiento fundado en 1959, tenían
una idea de la ciudad del futuro habitada por una sociedad masificada, caracterizada por estructuras flexibles
y extensibles con un crecimiento similar al orgánico. Entre sus miembros contó con Kishō Kurokawa, Akira
Shibuya, Youji Watanabe y Kiyonori Kikutake. Otro exponente fue Maekawa Kunio que, junto a Tange,
introdujeron las antiguas ideas estéticas japonesas en los rígidos edificios contemporáneos, utilizando de
nuevo técnicas y materiales tradicionales como el tatami y el uso de pilares –elemento constructivo tradicional
en los templos japoneses–, o la integración de jardines y esculturas en sus diseños. Otro principio estético
japonés, el del vacío, fue estudiado por Fumihiko Maki en la relación espacial entre el edificio y su entorno.68
A partir de los años 1980 tuvo una fuerte implantación en Japón el arte postmoderno, ya que desde antaño ha
sido característica la fusión entre el elemento popular y la sofisticación de las formas. Este estilo ha estado
representado fundamentalmente por Arata Isozaki, autor del Museo de Arte de Kitakyūshū y del Kioto Concert
Hall. Isozaki estudió con Tange, y en su obra sintetizó los conceptos occidentales con ideas espaciales,
funcionales y decorativas típicas de Japón. Por su parte, Tadao Andō desarrolló un estilo minimalista, con
gran preocupación por el aporte de luz y espacios abiertos al aire exterior (Capilla sobre el Agua,
Tomanu, Hokkaidō; Iglesia de la Luz, Ibaraki, Osaka; Museo de los Niños, Himeji).Shigeru Ban se ha
caracterizado por el uso de materiales no convencionales, como papel o plástico: tras el terremoto
deKōbe de 1995, que dejó a muchas personas sin casa, Ban contribuyó diseñando La casa de papel y La
iglesia de papel. Por último, Toyō Itō ha explorado la imagen física de la ciudad de la era digital (Torre de los
Vientos, Yokohama; Mediateca de Sendai, Sendai; Edificio Mikimoto Ginza 2, Tokio).69
En escultura existió igualmente la dualidad tradición-vanguardia, destacando los nombres de Yoshi
Kinuchi y Romorini Toyofuku, además de los abstractos Masakazu Horiuchi y Yasuo Mizui, este último
instalado en Francia. Isamu Noguchi yNagare Masayuki recogieron la rica tradición escultórica de su país en
obras que estudian el contraste entre la rugosidad y la pulidez de la materia.

La orilla del lago (1897), de Kuroda Seiki, pintura de estilo occidental (yōga).

La pintura también siguió dos corrientes: tradicional (nihonga) y occidentalista (yōga), aunque independiente
de ambas destacó a principios del siglo XX la figura de Tomioka Tessai. El estilo nihonga fue promovido a
finales del siglo XIX por el crítico de arte Okakura Kakuzō y por el educador Ernest Fenollosa, buscando en el
arte tradicional la forma de expresión arquetípica de la sensibilidad nipona, aunque este estilo también recibió
alguna influencia occidental, sobre todo del prerrafaelismo y el romanticismo. Estuvo representado
principalmente por Hishida Shunsō, Yokoyama Taikan,Shimomura Kanzan, Maeda Seison y Kobayashi Kokei.
La pintura de corte europeísta se nutrió en principio de las técnicas y temáticas vigentes en Europa a finales
del siglo XIX, vinculadas principalmente al academicismo –como en el caso de Kuroda Seiki, que estudió
nueve años en París–, pero más adelante siguió las distintas corrientes que se fueron produciendo en el arte
occidental: el grupo Hakubakai recogió la influencia impresionista; la pintura abstracta tuvo como figuras
principales aTakeo Yamaguchi y Masanari Munai; entre los artistas figurativos destacaron Fukuda
Heichachirō, Tokuoka Shinsen yHigashiyama Kaii. Algunos artistas se establecieron fuera de su país,
como Genichiro Inokuma en Estados Unidos yTsuguharu Foujita en Francia.70
En el período Taishō predominó el estilo yōga sobre el nihonga, aunque el aumento en la utilización de la luz
y la perspectiva occidentales disminuyó las diferencias entre ambas corrientes. Así como el nihonga adoptó
en buena medida las innovaciones del postimpresionismo, el yōga manifestó una inclinación por
el eclecticismo, surgiendo una gran diversidad de movimientos artísticos divergentes. Durante esta época se
creó la Academia de Bellas Artes de Japón (Nihon Bijutsuin). La pintura de la era Shōwa estuvo marcada por
la obra de Yasurio Sotaro y Umehara Ryuzaburo, quienes introdujeron los conceptos de arte puro y pintura
abstracta a la tradición nihonga. En 1931 se creó la Asociación de Arte Independiente (Dokuritsu Bijutsu
Kyokai) para promover el arte de vanguardia.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la censura y los controles gubernamentales permitieron únicamente la
expresión de temas patrióticos. Tras la guerra, los artistas japoneses prosperaron en las grandes ciudades –
particularmente en Tokio–, creando un arte urbano y cosmopolita, que fue siguiendo con devoción las
innovaciones estilísticas producidas a nivel internacional, especialmente en París y Nueva York. Después de
los estilos abstractos de los años 1960, en los 1970 se volvió al realismo favorecido por el pop-art, como se
denota en la obra de Shinohara Ushio. Aun así, a finales de los años 1970 hubo un retorno al arte tradicional
japonés, en el que veían una mayor expresividad y fuerza emocional. La tradición del grabado continuó en el
siglo XX en un estilo de «grabados creativos» (sosaku hanga) dibujados y tallados por artistas
preferentemente de estilo nihonga, como Kawase Hasui, Yoshida Hiroshi y Munakata Shiko.
Entre las últimas tendencias, tuvo bastante renombre dentro del llamado arte de acción el grupo Gutai, que
asimiló la experiencia de la Segunda Guerra Mundial a través de acciones cargadas de ironía, con un gran
sentimiento de crispación y una agresividad latente. Entre sus miembros destacan: Jirō Yoshihara, Sadamasa
Motonaga, Shozo Shimamoto y Katsuō Shiraga. Vinculados al arte postmoderno figuran varios artistas,
inmersos en el fenómeno reciente de la globalización, marcada por la multiculturalidad de las expresiones
artísticas: Shigeo Toya, Yasumasa Morimura. Otros artistas destacados del Japón contemporáneo son: Tarō
Okamoto, Chuta Kimura, Leiko Ikemura, Michiko Noda, Yasumasa Morimura, Yayoi Kusama, Yoshitaka
Amano, Shigeo Fukuda, Shigeko Kubota, Yoshitomo Nara71 y Takashi Murakami.72

Otras expresiones artísticas[editar]


Literatura[editar]
Páginas del Nihonshoki.

Artículo principal: Literatura japonesa


La literatura japonesa tiene una fuerte influencia china, debido sobre todo a la adopción de la escritura china.
El testimonio más antiguo conservado es elKojiki (Relatos de cosas antiguas), especie de historia universal
de corte mítico y teogónico. Otro testimonio de relevancia es el Nihonshoki (Anales de Japón). La poesía está
representada por el Man'yōshū (Colección de diez mil hojas),antología de poemas de diverso signo, con gran
variedad temática y estilística, redactado por varios autores entre los que destacan Otomo
Yakamochi yYamanoue Okura.73
Durante la Edad Media japonesa la literatura continuó bajo el influjo de la china, sobre todo en poesía, donde
la mayor producción fue en lengua china, considerada más culta: tenemos así el Kaifuso (Tiernos recuerdos
de poesía, 751), antología de varios poetas. En época Heian hubo un renacer de las letras japonesas,
destacando la narrativa: Genji Monogatari (Relato de Genji), de Murasaki Shikibu, es un clásico de la
literatura nipona, describiendo el mundo de la nobleza en un lenguaje sencillo, de tono a veceserótico. La
poesía de la época fue compilada en la antología imperial Kokinshu, donde se exaltaba preferentemente la
naturaleza, escrita en waka (composición de 31 sílabas). En el período Kamakura la literatura se vio afectada
por las constantes guerras feudales, reflejadas en una narrativa de tono pesimista y
desolado: Hojoki (Narración de mi cabaña), de Kamo no Chomei. Del período Muromachi cabe destacar
el Tsurezuregusa (Ensayos en ocio), de Yoshida Kenkō, y elSannin Hoshi (Los tres sacerdotes), anónimo.74
Durante el período Edo la literatura evolucionó hacia un mayor realismo, generalmente de tono costumbrista y
con una sutil vena humorística, como se aprecia en la obra de Saikaku Ihara, Jippensha Ikku y Ejima Kiseki.
En poesía, la principal modalidad es el haiku, composición de 17 sílabas, generalmente de tono bucólico,
centradas en la naturaleza y el paisaje, destacando Matsuo Bashō, Yosa Buson y Kobayashi Issa. Continuó el
género de la waka, generalmente en chino, representada principalmente por Rai Sanyo. En el siglo
XIX destacó el novelista Takizawa Bakin, autor de Satomi Kakkenden (Vidas de ocho perros).75
En época contemporánea la litaratura ha recibido -como en el resto de las artes- la influencia occidental,
perceptible desde finales del siglo XIX en el influjo ejercido por autores como Victor Hugo y Lev Tolstói,
principalmente en novelistas comoMazamune Hakucho, Kafū Nagai, Natsume Sōseki, Morita Sohei, Yasunari
Kawabata (premio Nobel de literatura en 1968), etc. Esta generación se vio truncada con la Segunda Guerra
Mundial, donde se impuso una estricta censura. Con posterioridad, las letras japonesas se han visto inmersas
en las corrientes vanguardistas, aunque algunos escritores han continuado con el estilo tradicional,
como Shōhei Ōka, Hotta Yoshie y Fukuda Tsuneari. Entre los principales escritores contemporáneos se
encuentran: Yukio Mishima, Kōbō Abe, Shintarō Ishihara, Ito Sei, Murō Saisei, Miki Rofu, Satō
Haruo yKenzaburō Ōe (premio Nobel en 1994).
Música[editar]
Artículo principal: Música japonesa
La música japonesa tuvo sus primeras manifestaciones en las honkyoku («piezas originales»), que se
remontan al siglo XIX a. C., así como el min'yō, canciones folklóricas japonesas. Los ritos sintoístas tenían
coros que recitaban un trino lento acompañado de flauta de bambú (yamate-bue) y cítara de seis cuerdas
(yamato-goto). La principal modalidad de música y danza sintoísta es la kagura, sobre el mito de Amaterasu,
diosa del sol. Se ejecuta con los instrumentos mencionados, y otros como el hichiriki (oboe) y tambores como
el o-kakko y el o-daiko.76
La llegada del budismo comportó la influencia extranjera, surgiendo dos corrientes: la música izquierda, de
origen indio y chino; y la música derecha, de origen manchú y coreano. Estas modalidades empleaban
instrumentos como el biwa (laúd de cuello corto), el taiko (tambor japonés), el kakko (tambor chino),
el shôko (gong), el sô-no-koto (cítara), el koma-bue(flauta), el hichiriki (oboe), el ôteki (flauta travesera) y
el shô (órgano soplado). Asimismo había una gran variedad de tipos de música tradicional: dos de los estilos
más antiguos eran shōmyō («hombre gordo que canta») y gagaku («música graciosa»), ambos provenientes
de los períodos Nara y Heian. Adicionalmente, el gagaku se divide en sōgaku (música instrumental)
y bugaku (música y danza).77
Durante el período Edo la música fue principalmente de cámara, de tipo profano, desarrollada con diversos
instrumentos entre los que destacan el shamisen (laúd de tres cuerdas), el shakuhachi (flauta de bambú) y
el koto (cítara de 13 cuerdas). El koto, principalmente, tuvo un gran auge a partir del siglo XVII, siendo
popularizado por el músico ciego Yatsushashi. Se tocaba solo, con diversas variaciones (dan) de 52
compases (hyoshi), o acompañado de voz (kumi).78
Artes escénicas[editar]
Interpretación de teatro nō en el Templo Itsukushima (Hiroshima).

Artículo principal: Teatro japonés


En teatro apareció en el siglo XIV la modalidad denominada nō, drama lírico-musical en prosa o verso, de
tema histórico o mitológico. Su origen se sitúa en el antiguo baile kakura y en la liturgia sintoísta, aunque
posteriormente fue asimilado por el budismo. Está caracterizado por una trama esquemática, con tres
personajes principales: el protagonista (waki), un monje itinerante y un intermediario. La narración es recitada
por un coro, mientras los actores principales se desenvuelven de forma gestual, en movimientos rítmicos. Los
decorados son austeros, frente a la magnificencia de vestidos y máscaras. Su principal exponente
fue Chikamatsu Monzaemon.79
Durante el período Edo surgió la modalidad del kabuki, que sintetizó las antiguas tradiciones tanto musicales
e interpretativas como de mímica y danza, con temáticas desde las más mundanas hasta las más místicas.
Así como el nō era de tono aristocrático, el kabuki sería la expresión del pueblo y la burguesía. La puesta en
escena era de gran riqueza, con decorados donde destacaba la composición cromática, vestidos de lujo y
maquillaje de tono simbólico, representando según el color diversos personajes o estados anímicos. La
dicción era de tipo ritual, mezcla de canto y recitativo, en ondulaciones que expresaban la posición o el
carácter del personaje.80
Cine[editar]
Cuentos de Tokio, de Yasujirō Ozu.

Artículo principal: Cine de Japón


El cine japonés aúna la moderna tecnología con la temática tradicional, con un particular sentido estético que
otorga gran importancia a la lírica visual. Introducido en 1896, siempre ha gozado de gran popularidad.
En 1908 se crearon los primeros estudios cinematográficos japoneses, destacando con posterioridad
la Nikkatsu(creada en 1912) y la Shōchiku (aparecida en 1920). Desde el principio el cine tomó numerosos
préstamos del teatro tradicional japonés, y se dividió en dos tendencias:gendai-geki, de tema contemporáneo,
y jidai-geki, de tema histórico. El cine mudoincorporó figuras como el onnagata, actor que representa un rol
femenino, y elbenshi, recitador que comenta la película durante la proyección. Entre los primeros realizadores
destacan Yasujirō Ozu y Mikio Naruse. En 1931 se introdujo el cine sonoro, surgiendo la gran figura de Kenji
Mizoguchi (Las hermanas de Gion, 1936). Con el conflicto chino-japonés se pusieron de moda los filmes
bélicos, y durante la contienda mundial el cine fue un instrumento de propaganda nacionalista. En la
posguerra se recibió una mayor influencia occidental y vanguardista, con un estilo entre tradicional e
innovador que, junto a elaborados guiones, destacaba por su idealización visual y el valor otorgado a
lafotografía. El principal exponente de esta etapa fue Akira Kurosawa, autor de obras
como Rashōmon (1950), Los siete samuráis (1954), Yojimbo (1961), Dersu Uzala (1975), Kagemusha (1980)
y Ran (1985). Posteriormente han destacado directores como Nagisa Ōshima, Hiroshi Inagaki, Kon
Ichikawa, Masaki Kobayashi, Shohei Imamura, Kinji Fukasaku, Hayao Miyazaki, Takeshi Kitano, Takashi
Miike, Mamoru Oshii, Hirokazu Koreeda, etc.81

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