Caballo 1

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Taxonomía[editar]

Linneo clasificó los caballos domésticos en 1758 en la especie Equus caballus. Al


demostrarse que los caballos domésticos actuales y su antepasado silvestre extinto,
clasificado como Equus ferus (caballo salvaje), pertenecían a una misma especie, debía
asignársele un único nombre científico. Generalmente en casos como este se aplicaría el
principio de prioridad usado en la nomenclatura científica, que establece que debe
permanecer como nombre específico el primero en haber sido registrado, siendo caballus el
más antiguo. Pero la Comisión Internacional de Nomenclatura Zoológica determinó en 2003,
en la opinión 2027, que los caballos actuales, al igual que otras diecisiete especies
domesticadas, debían nombrarse como su variedad salvaje extinta, Equus ferus, para evitar la
paradoja de que los linajes anteriores, los silvestres, fueran nombrados como subespecies de
sus descendientes. Por lo tanto el nombre específico que prevalece para los caballos actuales
es Equus ferus, quedando el término caballus como nombre trinomial que designa a la
subespecie doméstica.1
Los caballos se clasifican dentro del orden de los perisodáctilos, perteneciendo a la familia de
los équidos, a la que también pertenecen los asnos (Equus africanus), el onagro y el kulán
(Equus hemionus), el kiang (Equus hemionus kiang) y las cebras, en la que están
estrechamente emparentados al pertenecer todos al único género superviviente, Equus.

Evolución[editar]

Esquema resumido de la evolución del caballo

La evolución del caballo puede seguirse a través del registro fósil llamado Eohippus, un


pequeño mamífero herbívoro que vivió durante el Eoceno, hace cincuenta y cinco millones de
años, en América del Norte. Se supone que de él descienden todos los équidos posteriores,
incluido el género Equus.
El Hyracotherium fue alguna vez considerado como el miembro más antiguo de la familia
Equidae antes de que su especie tipo, H. leporinum, fuera reclasificada como un paleotérido,
un tipo de perisodáctilos relacionados tanto con los équidos como con los brontotéridos.6 A
primera vista era similar a un perro pequeño.
La evolución posterior de Hyracotherium le hizo aumentar su altura hasta los 115 cm y perder
sus dedos hasta hacerse monodáctilo, es decir, con un solo dedo. Poco a poco, su único dedo
se endurecería mediante mutaciones, hasta desarrollar cascos que les permitían huir de los
depredadores. En esa época aparecieron a la vez en Norteamérica y Eurasia diversas
especies y géneros relacionados.
Parece ser que las especies euroasiáticas desaparecieron; sin embargo, las especies
americanas dieron lugar durante el Oligoceno al género Mesohippus, del tamaño de una
gacela, que tenía sólo tres dedos en las patas delanteras y que ya presentaba pies con forma
de casco.7
Algo más tarde, en el Mioceno, a Mesohippus le sucedió Hypohippus y Anchitherium; se cree
que ambas especies colonizaron después Eurasia desde América del Norte. Otros
descendientes de Mesohippus fueron Miohippus y Merychippus; este último género
desarrolló dientes con coronas muy altas, lo que le permitió, a diferencia de Hyracotherium,
que pastaba hierba, ramonear las hojas y brotes de árboles y arbustos. Entre los
descendientes de Merychippus estaba Hipparion, que durante el Plioceno se desplazó y
expandió desde Norteamérica hasta Eurasia, y Pliohippus (primer antepasado de un solo
dedo), antecesor de Pleshippus y de su sucesor, el caballo moderno, es decir, el
género Equus, que apareció hace cinco millones de años.8
Se cree que durante el Pleistoceno, hace unos quince mil años, el género Equus extendió su
área de distribución desde Norteamérica a Eurasia y África cruzando el puente de Beringia.9
Hace unos 10 000 años, los caballos se extinguieron en Norteamérica,1011 por causas aún
desconocidas, quizá por algún cataclismo climático que modificó
los ecosistemas americanos.12 Diversos hallazgos en cuevas de Europa indican que el caballo
era un animal muy abundante durante la Edad de Piedra en dicho continente; se han
encontrado suficientes restos de esqueletos de caballos dentro y en los alrededores de estas
cuevas como para afirmar que eran consumidos por el ser humano. El número de caballos
disminuyó en el neolítico, cuando Europa estaba cubierta por bosques en su mayor parte. Se
han encontrado restos de la Edad del Bronce, embocaduras y piezas de arneses, que
demuestran que el caballo ya estaba domesticado en esta época. Esta domesticación siglos
más tarde permitió, tras el descubrimiento de América, que los caballos fueran reintroducidos
por los conquistadores españoles en el continente que los vio surgir.

Anatomía

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