Regimen de Separacion de Bienes
Regimen de Separacion de Bienes
Regimen de Separacion de Bienes
Esta diferenciación no es óbice para que existan determinados bienes comunes, que son
aquellos adquiridos conjuntamente a lo largo del matrimonio o cuya titularidad sea imposible
de demostrar. Así, si el matrimonio se divorciara solo tendría que liquidar estos bienes
comunes.
El régimen de separación de bienes o strictu sensu es aquel en que marido y mujer mantienen
el dominio y la administración de todos los bienes aportados al matrimonio y los que
adquieran durante su vigencia. Consiste, en que cada uno de los cónyuges conserva a plenitud
la propiedad, administración y disposición de sus bienes presentes y futuros, así como de los
frutos y productos de dichos bienes.
Se encuentra reglamentado por la Ley No. 2125 del 27 de septiembre de 1949, que sustituyó
los artículos 1536 al 1539 del Código Civil Dominicano y por la Ley No.189-01 del año
2001, que su 1449 estipula: La mujer separada de cuerpo o bienes, o de estos, últimos
solamente, tiene la libre administración de ellos. Puede disponer de su mobiliario y
enajenarlo, así como de sus inmuebles.
Este régimen por su naturaleza encierra ciertos principios respecto de los cónyuges respecto
al derecho de decisión que les son conferidos a ambos, a saber:
II. Principio de igualdad jurídica. La Constitución Dominicana consagra el Titulo II, articulo
39 párrafo IV, sobre los derechos y garantías fundamentales, el derecho de igualdad. En este
régimen se garantiza la plena igualdad delo cónyuges ante la ley, ambos pueden administrar y
disponer libremente de sus bienes
III. Principio de flexibilidad o de mutabilidad. Se le reconoce a los cónyuges el derecho de
variar su régimen económico matrimonial y la mutabilidad radica en la libertad de pacto que
tienen los cónyuges para decidir.
Cuando la separación de bienes se pacta durante el matrimonio, los por mutua voluntad de los
cónyuges deben hacerlo a través de las capitulaciones matrimoniales, y el nuevo régimen
elegido pone término a la sociedad conyugal existente hasta esa fecha. Es necesario que se
haga la liquidación de esa sociedad conyugal, lo que resulta práctico hacer en la misma
escritura en que se pacta la separación total de bienes.
Para tal efecto se indican los bienes en la escritura, con su correspondiente valorización;
luego se suman los valores asignados a cada bien, correspondiendo el 50% de ese valor total
a cada uno de los cónyuges. Considerando lo que a cada uno de ellos corresponde, se
adjudican los bienes al marido y la mujer hasta enterar el valor pertinente a cada uno de ellos.
Por otra parte, estando casados en sociedad conyugal, aunque el marido no esté de acuerdo, la
mujer puede demandar judicialmente la separación de bienes en el caso de que ésta pueda ser
perjudicada por algunas acciones del esposo, por ejemplo:
Marido que estando obligado a pagar alimentos a su mujer o sus hijos, ya ha sido
apremiado en dos oportunidades.
Insolvencia del marido.
Si el marido incurre en causal de divorcio.
Por incumplimiento culposo de las obligaciones de socorrerse mutuamente y proveer
a las necesidades del hogar común.
Tal como lo estipula la ley, en el régimen de separación de bienes cada uno de los cónyuges
es dueño de su parte. Puede administrar su patrimonio con total libertad y actuar con
independencia, con la única condición de contribuir a las cargas del matrimonio.
La mujer responde con sus bienes de las deudas contraídas por ésta antes del matrimonio, y
de las que se originen como suyas durante éste. También de las deudas contraídas por ella o
por el marido (en caso de insolvencia del otro) para el sostenimiento del hogar.
Por su parte, el esposo responde con sus bienes de las deudas contraídas antes o durante el
matrimonio, y de las que se originen como suyas durante este; igualmente de las deudas
contraídas por la mujer como representante de la unión conyugal.
Los bienes adquiridos por los esposos durante el matrimonio no deben ser repartidos, toda
vez que el patrimonio de los cónyuges nunca se llega a fusionar, a menos que ambos esposos
hayan aportado dinero para la compra de un mueble o inmueble, en cuyo caso le
corresponderá a cada uno el equivalente de su contribución.
La prueba de la propiedad.
Como en el régimen de separación de bienes los únicos bienes que se pueden incluir en la
comunidad, son los bienes muebles, para determinar la propiedad de un bien mueble que no
posea documento que permita identificar cuál de los esposos es el propietario y que se destina
normalmente para el uso de ambos y su familia; la jurisprudencia francesa ha decidido que a
falta de pruebas, son considerados como pertenecientes indivisamente por mitad a cada uno
de los cónyuges.
Ventajas e Inconvenientes.
La ventaja de este régimen radica precisamente en la libertad que rige entre ambos cónyuges
para administrar libremente aquello que es suyo, sin injerencia de su marido o mujer. Se
destacan la independencia económica y la simplificación en caso de divorcio, en razón de que
la mayoría de los problemas y enfrentamientos surgen por la confusión de patrimonio.
También es conveniente para aquellas parejas en que la actividad de uno de los cónyuges
conlleve riesgos para el patrimonio. Como las obligaciones que contrae una persona son de su
exclusiva responsabilidad, si se declara en quiebra no afecta a los bienes de su pareja.
En cuanto a las desventajas que puede conllevar el régimen de separación de bienes, puede
ser el desequilibrio económico entre los esposos, que suele hacerse patente sobre todo a raíz
del divorcio.
Por otra parte, este régimen puede ser propenso a posibles fraudes por parte de cualesquiera,
por lo que el legislador exige para quienes quieren someterse a este régimen, una declaración
de voluntad formal donde ambos estipulen claramente sus aportaciones y condiciones, a fin
de proteger su fortuna personal contra las pretensiones de su cónyuge o de sus herederos y de
sus acreedores
La separación de bienes cesa normalmente por la disolución del matrimonio, ya sea por
fallecimiento de uno de los esposos o divorcio. Sin embargo, excepcionalmente los esposos
pueden, después de la separación de bienes judicial, restablecer su régimen primitivo, esto en
virtud del artículo 1451 del Código Civil.
Dentro de este régimen, los divorcios se resuelven con mayor facilidad porque cada cónyuge
sigue conservando la propiedad de sus bienes, y sólo se deben repartir entre los dos los que
habían sido comunes.
Bibliografía
Joseran L.. Derecho Civil, Tomo III, Volumen I, Los Regímenes Matrimoniales, Ediciones
Jurídicas Europa-América, Bosch y Cía. Editores, Buenos Aires.
Mazeaud, H. L.J., Lecciones de Derecho Civil, Parte Cuarta, Volumen I, La Organización del
Patrimonio Familiar, Los Regímenes Matrimoniales, Ediciones Jurídicas Europa-América,
Bosch y Cía. Editores, Buenos Aires.