Ciclónicas N°22-Kris Vallejo

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K R I S V A L L E J O

Ciclónicas
Encuentro de escritoras hondureñas
P O E S Í A
Kris Vallejo
Poeta y artista plástica hondureña, con varias exposiciones en su
haber, y diversas colaboraciones en proyectos de plástica nacional
e internacional.
 
Perteneció al taller de poesía “Alicanto”, dirigido y coordinado por
el poeta Rolando Kattan, con las compañeras talleristas Anarella
Velez, Denise Vargas, Frances Simán y Alejandra Paredes. Ha leído
su poesía en diversos escenarios nacionales, junto a grandes poetas
nacionales e internacionales.
 
Actualmente promueve lecturas individuales de su opera prima en
poética: “Tigres sin Memoria”, publicada en noviembre de 2019.
Dirige junto a sus compañeras de taller la "Semana Alicanto", un
esfuerzo literario anual que trae a Honduras poetas de todas partes
del mundo para realizar lecturas, talleres y otras interacciones con
el objetivo de acercar la poesía al público hondureño.
 
Su obra poética ha sido publicada en Honduras, México, España y
en Italia por el poeta Emilio Coco en la “Antologia della poesia
honduregna” y en el "Almanacco dei Poeti e della Poesia contemporanea
6" de Raffaelli Editore.
K R I S V A L L E J O

Ciclónicas
Encuentro de escritoras hondureñas
P O E S Í A
Ciclónicas N°22.
(poesía)
 
 
 
CICLÓNICAS:
Encuentro de escritoras hondureñas

Primera edición
octubre 2020

 
© de los poemas: Kris Vallejo

© de esta edición: Ediciones MALPASO


Tegucigalpa, MDC, Honduras.

 
Edición bajo el cuidado de Armando Maldonado

 
Corrección de textos: Iveth Vega

© de la fotografía: Kris Vallejo

 
Publicado por Ediciones MALPASO, propiedad
de Inversiones Culturales Honduras: ICH.
Tegucigalpa, MDC. Honduras.
Octubre de 2020

  Esta breve publicación es de libre circulación, no se permite su


comercialización. Se permite citar los textos para fines académicos, de
investigación o de enseñanza, siempre y cuando se den los créditos de
autoría y de la casa editora.
Hotel de terciopelo

Oigo los vestidos tibios que tintinean al tocarse


asidos al peso de un pulmón
 
El alegre paso de las llaves por la lengua de mi alfombra
un laberinto en las manos del vértigo
 
Me pagan por abrir ventanas en paisajes sumergidos
y enterrar cadáveres que amenazan con volver
 
En el ático escondo tormentas
y la palabra gastada de hombres crueles
 
Aquí se paga con profecías
todo permanece en la humedad de mis cerrojos
 
¡Fíjate cómo sangra esta noche sin orillas!
¿acaso no sientes pena por mi respiración?
¿por mis orígenes de cantera y mineral?
 
A mí me pagan por recordar
las sábanas mudas los huesos negros
la curva de un pecho en el espejo
y el final de tantos caminos
 
Toda mi vida se resume
en un cementerio de tigres sin memoria

-5-
Las horas escondidas

Clavaron la poesía en el nombre de una calle


el tiempo todavía era ave de sol amanecido
la edad una piedra redonda
atascada en el mismo paisaje
 
El verde en realidad se llamaba mito
los corceles: hebras doradas de la velocidad
y esta vez el invencible océano
no devolvía olas por diamantes
 
No había oda para el desfile de jirafas en la tiniebla
el lecho deslumbrante del ojo desvelado
la caída del pánico ante un día de verano
el cauce de una lágrima y la continuidad del naufragio
 
Clavaron la poesía en una cruz
y por un tiempo
el mundo giró sin nombre
a puertas cerradas
sin germinación ni instinto
 
Escribíamos penitentes en las orillas negras del agua
sobre extensas telarañas de polvo y ceniza
 
Con algo hay que llenar los sueños
 
Ahora una pluma huérfana busca escalera y martillo
jura liberar las palabras incendiadas
bautizar esta tierra con su sangre negra
la tinta tenaz
intérprete de las horas escondidas

-6-
Safo

En cuartos cerrados se celebran rituales


de esos que cambian el curso de los ríos
y matan lenguajes atávicos
Allí juntamos las manos tibias
como rocas al pie del volcán
Los ojos llenos de nubes cansadas
 
En cuartos cerrados nos abrazamos
a la corteza destrozada de la espera
damos suspiros contra paredes hondas
queriendo beber del mañana
 
Nada que se tropiece con la luz que se extingue
 
Nada que estorbe en la caída y el pozo
 
¿Qué somos si no un pozo?
adentro todas las tormentas
todas las lágrimas
nadie se asoma si no es con sed
Los veranos son largos en nuestra canícula
¿qué pájaros hacen sus nidos en un pozo?
 
He de cantarte en mi voz más suave
en este cuarto cerrado quiero tomar tu mano
llevarte entre los filones de oro que salen de mi vientre

-7-
A veces me llaman mujer

Agua suficiente para sumergirse


                                                            (la pista indeleble que aún poblamos
con nuestro cuerpo)
 
Me llaman si es que me llaman
(tengo muchos nombres  
oblicua y obscena me llaman,
víspera y punzada me llaman)
 
Vengo de donde vienen todas las cosas
                                                            (más probable que una balanza vengo
                                                           entre los sosiegos de un terremoto)
 
En la tierra angulosa y recogida
                                                           (¡qué dulce el sabor de los huesos!
                                                          mi canto, mi sustento)
 
Soy pies que se aferran ahí donde me llaman
                                                          (pedestal esparcido en divisiones atómicas,
                                                           me alterno de un pie a otro
para no naufragar)
 
¿Quién me dará sed si estoy saciada?
¿Quién montará pabellones de sal entre las heridas de mi palabra?
 
Tendré que besar los labios del enemigo
en la misma cama habitada y enternecida del mundo
allá afuera
donde nos escondemos al despertar
 
En la anatomía de las edades
la célula primera florece entre mis manos

-8-
Encontrada biografía

No es cuestión de todos los días, pero sucede, que en el momento exacto


o minutos antes o quizás un poco después, descubrí que afuera estaban el
árbol y el camino
 
Indecisa, aparté mi bicicleta y me lancé al árbol
 
Ver el árbol, acercarme al árbol, comer del árbol,
dormir y llorar bajo el árbol
pareció lo preciso y así lo hice
 
“El camino puede esperar”
 
El gran árbol rodeó mi cuerpo en un robusto abrazo
y depositó para siempre una semilla en mi boca
 
Largo tiempo posé mi vida en el árbol
bebí del árbol, azoté al árbol y curé sus heridas
 
Un día desperté con la cabeza llena de pájaros y abejas
y supe que había de partir
Era hora de tomar el camino
 
El árbol, un poco deshojado, menos mielero
un poco más redondo e inmutable
me hizo ver que todo otoño es una despedida
 
Tomé mi bicicleta, mis pájaros y abejas
y arrastré los pasos al camino
 
Pero sepan que por donde vaya, sin importar que tanto me aleje
jamás perderé de vista su hermosa copa

-9-
Asistir a un linchamiento

Ser parte de ese gesto aparente de justicia domiciliaria


 
Ver carne rosa explotar en primaveras frías
 
Configurar las pequeñas uniones humanas
ahí donde hay odio y sensualidad
paisaje velado por los defectos del otro
 
Ser la mano que grita meciendo el látigo
las uñas y los dientes del cielo enloquecido
 
Redonda su bóveda para que ruede el cántico rojo
y llueva sobre nosotros

-10-
Aquí donde vivo

Puntos negros en el cielo


 
Cielo ahogado, viejo, incendiado
 
Una vasta incertidumbre
que salpica de cuando en cuando gotas de fe
 
Solo la fe lo convierte en cielo
aun cuando se arremolina el nubarrón
que amenaza con destruir
todo lo que será:
promesa de mañanas templadas
al filo de oraciones a un Dios de madera y cal
 
Paraíso e infierno a la vez este cielo
Pero aquí vivo, me levanto abriendo ventanas al paisaje lejano
la respiración pedregosa del comienzo del día
 
Aquí me alimento, bajo este cielo
de rocío ácido y palabras nuevas
mercados estruendosos y adoquines resentidos
 
Aquí parí al tigre que ahora duerme bajo mi cama

-11-
Peso

Se siente en la caída libre de la aorta


no en los senos
Se siente en la medida exacta
de una despedida
o en los párpados
luego de mucho leer
o llorar.

-12-
Platón no volverá

Por la caverna que nos tiene cautivos


repta una especie de vértigo
 
Forjados al fragor de la batalla
estamos en vigilia desde aquel domingo
remendado en el telar del tiempo
 
No hay zozobra entre nosotros
solo ráfagas de metal que confluyen
en las estribaciones del corazón
 
Desahuciados en la penumbra
vamos hilvanando nuestra desnudez
ante la intemperie
de nuestra propia existencia

-13-
Las cosas más silenciosas
llegan en otoño

La mirada nubosa de un árbol


el otro lado del viento
ensombrecido y marítimo
 
La incertidumbre del reloj
los nidos solitarios de los pájaros que emigraron
 
La garúa como la caída de los párpados
el manso brillo de un escarabajo
la ebriedad del musgo
 
La espera infinita del faro en la niebla
las manos que sostienen un rosario
el nacimiento de un cabello de plata
Y las caricias del sol al despedirse
 
Sentada a la orilla del verano
tejo con hilos de seda naranja
la frondosa sábana que cubre esta ciudad

-14-
Ruido blanco

El dolor siempre está ahí


espera paciente en la mecedora
peinando humo
 
Lee revistas y se come el último pan
 
Cobija a todos en sus camas
besos en la frente
asegura con gratitud y tersura:
“no les olvidaré”
 
Nadie diría que no es leal ese dolor
llameante raíz
quieto como ciénaga
un ojo de ámbar
la ilusión de sumergirse en una tumba
 
El dolor siempre está ahí
solo es cuestión de que algo lo despierte

-15-
Sinfonía del desencanto

“no las palabras no hacen el amor hacen la ausencia”


Alejandra Pizarnik

Una fiera encalla en los huesos para hacerlos cantar


una serpiente de lírica arenosa cruje bajo mis dedos
gloriosa, va forjando montañas de compases ya olvidados
en las fauces de la hora
 
Es la materia quimérica de la noche
que crece con la voluntad sagrada de mis latidos
notas que necesito para respirar
para morir siempre un poco más
 
Música de bóveda infinita
donde no cabe el temor y sus sencillos secretos
llega para quemar cicatrices y cuatro paredes
 
Premonición de canciones que nadie oirá

-16-
Te cambio este poema
por una moneda para pagar mis pecados

Te lo cambio por tus ansias de diluvio


por un candil, por un camino
 
Te doy este poema si me das esa lumbre alta y joven
esa lengua móvil e infinita
esa lluvia pálida del trópico
finísima como hermosa fiera
 
Te cambio este poema por un tramo de tu cuerpo desnudo
líquido, inmarcesible
 
Te lo doy si me dejas a tu animal interno
ese viento temerario, sol inagotable
 
Te doy este poema que escribí
sumergida en una caverna remota
sujeta en las rendijas del pasado
colgada de la soga del insomnio
Llévatelo en la quietud que existe entre tus ojos
y separa este cáliz de mí
Quiero soñar de nuevo en la aurora violeta
con la que alucinan los muertos

-17-
Conato

Un jueves luminoso
encendí la espera que se tiende
delicada entre nosotros
 
Fundamos una montaña de rumores
cosiéndole vestidos a la niebla
 
Atrapados por el terremoto del otoño
Dormíamos confiados en el sueño de las ruinas
 
Hoy nos inunda un desvarío
 
Al extraviar parte de nuestra sombra
alzamos planetas como mensajes al mar
 
Encendemos velas en el resquicio de las cronologías
en nuestro afán por igualar la oscuridad con el alma
 
¿Qué sentido tiene el yugo
si el ojo del relámpago jamás lo toca?
 
¿Para qué escuchar canciones amigas
la respiración de los minerales
y el laberinto del fuego?
 
Prefiero derramar tu aceite ante mi espejo
y sentarme a esperar en los brazos de la ventisca
 
Mientras el hilo de nuestro secreto exhala
sobre un plato servido
en tu mirada distingo la mina del silencio

-18-
Seré olvidada

Aunque sea parte de todas las cosas


Seré olvidada
 
En la trama abierta de la hierba
escucho todos los nombres
y ninguno es el mío
 
Da igual
todo fruto será amargo
una espada un pensamiento
 
En el desierto siembro un árbol que dando tumbos se aleja
como el libro que olvidó su idioma
como la noche triunfal en una tormenta
 
Es una voluntad fallecida disuelta por los escarabajos
 
Mi destino ya no se lee más en los horizontes
 
A pesar de todo
arrastro el hambre del camino que me fue negado

-19-
Réquiem

Yo vine a esta tierra


para tejer pájaros y enterrar a mi padre
 
Amortajarlo dócilmente
entre las teclas de un piano
y el polvo de nuestras voces
sentarlo con su mejor traje
entre Platón y Ramón Rosa
 
¡Con qué cuidado acomodé sus pies
para que no le asuste la ingravidez
de su nuevo peso!
 
Ahora veo abismos por todos lados
encima del armario
debajo de los sillones
dentro de los ojos de los niños
 
Sobre las quietas aguas del océano
revolotean entre bandadas hambrientas
estos nuevos ojos que tejí con mis manos

-20-
Índice
5 Hotel de tercipopelo

6 Las horas escondidas

7 Safo

8 A veces me llaman mujer

9 Encontrada biografía

10 Asistir a un linchamiento

11 Aquí donde vivo

12 Peso

13 Platón no volverá

14 Las cosas más silenciosas llegan en otoño

15 Ruido blanco

16 Sinfonía del desencanto

17 Te cambio este poema por una moneda...

18 Conato

19 Seré olvidada

20 Réquiem
22

Ciclónicas
Encuentro de escritoras hondureñas
P O E S Í A

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