Ponencia Bárbara Ciminari
Ponencia Bárbara Ciminari
Ponencia Bárbara Ciminari
durante de Argentina de
Néstor Kirchner
La economía argentina entre 2003 y 2007
Introducción
1
Claramente la producción de soja es un valioso ejemplo en ese sentido, teniendo en cuenta el
fortalecimiento de los lazos comerciales con China.
• Las elites se ajustaron, y forzaron toda la economía a ajustarse, a esas
oportunidades creadas en el mercado externo
• Las elites no son innovadoras ni generan monopolios transitorios.
• Las economías latinoamericanas tienen efectos de “burbujas”2 creadas
por la elección de “opciones blandas” que le permiten aprovechar coyunturas
internacionales pero que no terminan por generar el desarrollo3. Son elecciones que
permiten un crecimiento4 rápido y momentáneo, que no es duradero. La intensidad de
los factores que sostienen el crecimiento en el largo plazo es muy débil.
• Las economías latinoamericanas se caracterizan por ser de adaptación o
de adaptación tardía en términos tecnológicos, para distinguirlas de las de aprendizaje
acelerado, imitadoras creativas, competidoras o innovadoras.
• Hay muy poco apoyo tanto estatal como privado al desarrollo de las
investigaciones científicas y tecnológicas en relación al desarrollo de la economía.
En otras palabras, se trata de economías subdesarrolladas, que se encuentran
inmersas en un proceso estructural a nivel mundial, no como postas en una línea recta
entre el no desarrollo y el desarrollo, sino como partes de un mismo proceso, una
relación necesaria entre el desarrollo y el subdesarrollo.
Sunkel y Paz lo toman como un conjunto de fenómenos que se expresan en
desigualdades de riqueza y pobreza, en estancamiento, en retraso respecto de otros
países, en potencialidades productivas desaprovechadas, en dependencia económica,
cultural, política y tecnológica. En este proceso de diferenciación mundial, hay un grupo
muy pequeño de países que se enriquecen, así como porciones de las poblaciones de los 5
países subdesarrollados, mientras que el resto del mundo se hunde en la pobreza. Es
decir, los únicos beneficiados dentro de los países subdesarrollados a partir de esa
relación de dependencia son las elites económicas (Sunkel y Paz 1999)
Esta diferenciación mundial entre los países desarrollados y los subdesarrollados
tiene consecuencias funestas para estos últimos. Entre ellas están las siguientes:
• Persistencia y agudización del carácter mono exportador de las
economías subdesarrolladas
2
En la economía argentina, se producen tres grandes “burbujas”. La primera es el modelo agro-
exportador de finales del siglo XIX y de principios del siglo XX. La segunda es el modelo de
Sustitución de Importaciones y la tercera es el endeudamiento externo de los años 70 en
adelante. Lo característico de esto es que estas tres burbujas no se dan solo en la Argentina sino
que se da, con ciertas particularidades propias, en todos los países de América Latina.
3
Cabe preguntarse entonces si el fenómeno de la soja en Argentina no es de alguna manera una
cuarta burbuja en su historia, como la venta de un producto primario que responde a una
coyuntura económica, que trae un relativo bienestar pero que no se funda en un desarrollo real
de la economía ni en una redistribución de la riqueza.
4
El crecimiento es entendido como un concepto diferente del de desarrollo, porque las
economías pueden crecer sostenidamente por acciones externas pero no están realmente
desarrolladas hacia adentro. Son inestables en sí mismas esas etapas de crecimiento si no están
apoyadas en una economía desarrollada.
• Impulso dinámico por “burbujas”5 proveniente siempre de los factores
estructurales externos
• Centros de decisión fundamentalmente externos en cuanto al
financiamiento, políticas económicas, conocimiento científico y tecnológico, acceso a
los mercados internacionales, etc.
• Tendencia persistente al endeudamiento externo, así como a la
desnacionalización de la industria nacional
• Ampliación acumulativa de las brechas entre los países latinoamericanos
y los países desarrollados.
• Ampliación y profundización de la brecha entre incluidos y excluidos
dentro de los mismos países subdesarrollados de la región.
Pero si un país forma parte de los países subdesarrollados puede encontrarse
condicionado por las relaciones que lo atan a otros países desarrollados con los cuales
se relaciona económicamente, pero esa situación no determina la totalidad de las
condiciones al interior del país. Es necesario entonces bajar el nivel de estudio y pasar a
buscar otras características del país que expliquen sus particularidades, precisamente en
el interior de ese país.
Para poder cumplir con lo anterior, será necesario también analizar cuatro
variables localizadas al interior del país, relacionadas tanto con la economía como con
la distribución del poder, que son las que se desarrollan a continuación:
• El sendero de acumulación
• La estructura económica y social productiva 6
• La lucha de clases
• El bloque de clase dominante
Cada una de estas variables puede modificar la totalidad del resto, lo que
incorpora a un análisis económico los factores sociales y políticos que terminan de dar
sentido al momento económico. Este intento de comprender la realidad no deberá perder
de vista ninguna de las variables internas ni la variable externa.
Cuando se habla del sendero de acumulación, se refiere a aquella actividad
productiva que dinamiza la economía en un período de tiempo determinado. Es decir,
cuál es la rama de la producción que lidera la generación de ingreso y que permite la
movilización del resto de las ramas, ya sea porque genera nuevas necesidades o porque
redistribuye los ingresos a otras ramas. Entre algunos ejemplos, podemos mencionar
que durante el modelo Agro Exportador el sector que dinamiza la economía es
claramente la producción agrícola ganadera, o durante la dictadura militar entre los años
1976 y 1983 fue el sector financiero el que movilizó y lideró la economía.
La segunda de las variables mencionadas es la estructura económica y social
productiva, consiste en analizar cuáles son las características estructurales dentro de las
cuales se puede dar un proceso económico, cómo está configurado el mapa de
producción económica y cómo se dan las relaciones entre las diferentes áreas de la
economía. En este sentido se podrá analizar en qué grado se encuentra densificado y
amalgamado el tejido industrial del país, o el grado de relación entre las diferentes
5
Entendidas en los términos de Nochteff antes especificados.
industrias. Esta variable permitirá entonces comprender en qué medida se encuentra
desarrollada la industria y qué posibilidades reales se pueden encontrar para lograr
superar el subdesarrollo del país que se analiza.
La lucha de clases es la variable que analiza cuál es la relación entre los grupos
participantes en la economía y la correlación de fuerzas que se produce entre ellos. Es la
que explica las divergencias entre los sectores obreros y los sectores propietarios así
como la participación en la economía de cada uno de ellos. Esto permite reconocer los
actores más relevantes de la producción y cuál es su fuerza en comparación con otros
grupos opositores con los cuales debe enfrentarse. Esta variable permite observar cómo
a un tiempo que fue claramente de alta participación obrera en la producción y
distribución del ingreso como fue el tercer peronismo (casi un 50% del ingreso era de
los obreros) le siguió un tiempo en los cuales la relación se invirtió de manera radical,
como es el Proceso o el gobierno de Alfonsín y el tiempo de la convertibilidad.
Por último se encuentra la conformación del bloque dominante, entendido como
el grupo de poder principalmente beneficiado por un proceso económico, que a su vez
posee una capacidad de presión por sobre el gobierno real. No es innecesario mencionar
entonces la relevancia de analizar los bloques dominantes, en especial en nuestro país,
donde han sido una de las explicaciones claves para entender no sólo los procesos
económicos sino también para entender los procesos políticos en los cuales se
enmarcaban.
Como se puede observar, se trata de caracterizar un período histórico evitando
los compartimientos estancos que supone un análisis únicamente económico, avanzando
7
sobre las relaciones de poder que condicionan la producción y la estructura social, para
poder comprender no sólo las medidas que se ponen en marcha sino también las
principales consecuencias de las mismas. Se entiende entonces que será fundamental
desarrollar no sólo cuáles son las producciones principales, sino también cómo se
distribuyen los ingresos generados, cuáles son los sectores beneficiados y postergados
por el modo de acumulación y cuál es, en definitiva, el grupo que se quedará como líder
económico y político en ese esquema, a partir de la lucha de poder que se desarrolle.
Antes de comenzar el desarrollo del presente trabajo del modelo de “dólar alto”,
es fundamental contextualizarlo históricamente, teniendo en cuenta la relevancia de los
actores que van a participar dentro del nuevo modo de acumulación. Los años que van
desde 1991 a 2001, la década anterior al recorte temporal realizado, se caracterizó por
generar una serie de procesos económicos profundos, marcados por la Ley de
Convertibilidad, que fijó por ley el tipo de cambio y terminó de consolidar un proceso
comenzado largos años antes. En esta década lo que se llevó a cabo fue una
profundización del modelo anterior, en todos los aspectos que se pueda analizar.
Los principales métodos implementados para el nuevo modo de acumulación
capitalista fueron la extranjerización de la economía (teniendo en cuenta la
transnacionalización de los capitales y la desnacionalización económica, proceso en su
conjunto que encuentra sus orígenes en el denominado Rodrigazo y su profundización
en la última dictadura militar), la caída de las tasas de ganancia y un escenario mundial
desfavorable, por la crisis económica en todo el tercer mundo a partir de 1995. Se
produjo, por sobre todas las cosas, una desregulación de los mercados que terminó por
hacer estragos en una economía tradicionalmente acostumbrada a la sobreprotección de
la industria nacional. Esa industria que nación, creció y se fortaleció al abrigo de un
Estado que redistribuyó los ingresos de otros sectores para poder hacerla aparecer.
En resumen, el modo de producción y acumulación anterior al momento de la
devaluación era pasible de ser caracterizado como un modelo de capital externo-
dependiente, así como una nueva fase del ciclo de especulación financiera puesto en
marcha ya varios años antes. Por otra parte, y en uno de los principales rasgos, se puede
decir que se fortaleció el proceso de concentración y centralización del capital tanto
nacional como internacional, generando la aparición de grupos económicos
concentrados que se disputaron y cerraron como grupo hegemónico nacional e
internacional.
La segunda mitad de los 90, especialmente desde 1997 comenzó a mostrar el
agotamiento del modelo de cambio fijo, proceso que se agravó al fin del siglo hasta
volverse insostenible, teniendo en cuenta la caída de las tasas de ganancia para las
empresas que conformaban el bloque dominante por un lado, y el extremo estado de los
sectores populares en término de desocupación, pobreza, indigencia, informalidad y
desprotección laboral, etc. por el otro (Basualdo 2002)
8
La discusión para las elecciones de 1999 auguraba un cambio en el modelo
económico, tal como lo señalan Schorr y Wainer (2005), que se debatía entre la
dolarización y la devaluación. A favor de la dolarización se encontraban los grupos
relacionados con el sector financiero así como las empresas privatizadas, mientras que a
favor de la devaluación se encontraba el denominado sector productivo, encabezado
tanto por la Sociedad Rural Argentina como la Unión Industrial Argentina (Ortiz –
Schorr 2007)
Lo cierto es que el cambio de gobierno que llevó a la Alianza al poder político
no implicó el ansiado cambio de política cambiaria, porque De La Rua intentó llevar
adelante reformas que profundizaran el modelo anterior en un intento desesperado de
mantenerlo a flote. Entre las medida que se pueden mencionar brevemente, bastará
nombrar la reducción de los salarios estatales en un 13%, la discutida (y denunciada) ley
de Flexibilización Laboral, el congelamiento de los salarios mínimos e incluso la
llamada a ocupar nuevamente el cargo de Ministro de Economía a aquel que se lo
consideraba en gran parte el fundador del modelo de Convertibilidad.
La oposición de los grandes grupos que conformaban el poder hegemónico, que
comenzaban a verse perjudicados por el modelo que los había colocado en las
posiciones de privilegio durante los años 90, así como un clima de hartazgo y violencia
social en las clases medias y los sectores populares, llevaron a los hechos del 19 y 20 de
diciembre de 2001, que pusieron fin al gobierno de De La Rua y evidenciaron el
anunciado final de la Convertibilidad. El gobierno de Eduardo Duhalde, posterior al
cambio sucesivo de cinco presidentes en un período no mayor a diez días, fue el
encargado de decidir cuál de los caminos posibles era el que había que tomar para
enfrentar la situación. Por su alianza con los sectores denominados productivos dentro
del grupo hegemónico, finalmente se llevó adelante una devaluación asimétrica, que
establecería un tipo de cambio de un dólar, un peso con cuarenta centavos.6
8
El proceso de transnacionalización de la economía no debe subestimarse, dado que existe una
tendencia que no se ha revertido, a pesar del discurso por parte del gobierno. En la cúpula
empresarial es clara la incidencia de las firmas controladas por capitales extranjeros.
Por todo lo anterior, es posible decir que se produjo una transferencia de ingreso
del sector de los trabajadores hacia los sectores del capital. Esto se puede observar sobre
todo cuando se analiza cuáles fueron las industrias que se vieron más favorecidas por el
cambio en el valor de la moneda. La mayoría de ellas presentan como principales
características una baja cantidad de puestos de trabajo, salarios bajos y se establecen en
mercados oligopólicos, lo que limita la competencia y establece precios de manera no
natural. Además, la suma de todos estos factores llevó a un aumento exponencial de la
tasa de ganancias de las empresas hegemónicas, lo que fortalece la tesis de una
transferencia del ingreso hacia el sector del capital.
A pesar de esta transferencia de ingresos, no se debe olvidar que se ha gestado a
partir de los últimos años del gobierno de Néstor Kirchner un proceso creciente de
fortalecimiento de las organizaciones sindicales, como actores con una capacidad cada
vez mayor de negociación, no sólo en términos de salarios. Esta potenciación de uno de
los actores olvidados durante la década de Convertibilidad permite un enfrentamiento de
las clases con un margen algo más importante, sentando bases y precedentes para
futuras negociaciones. Si bien es alto el nivel de empleo informal aún, la organización
de los sectores obreros puede permitir obtener beneficios de parte de los sectores del
capital.
Lo anterior se debe a que a pesar de la caída del principio de los salarios, es
posible encontrar una suba de los salarios y de los puestos ocupados, sobre todo a partir
del año 2003, tendencia que se mantiene en alta. Más allá de la veracidad de los datos
estadísticos del INDEC y de las números altamente negativos de las consultoras de la
13
oposición al gobierno, ciertamente es posible hacer hincapié en las mejoras de trabajo
para amplios sectores de la sociedad que se habían visto por fuera del sistema
productivo a partir del cambio de modelo acontecido en nuestro país a partir de 1975.
No es menor señalar entonces un proceso que se ha dado y que se mantiene,
relacionado con la necesidad de conocimiento de los oficios y profesiones, que cayeron
en desuso a partir de las fuerzas centrífugas del mercado económico. Se comenzó a
requerir conocimientos en oficios que desaparecieron por al menos dos generaciones de
la sociedad y que de pronto, por la reactivación, sobre todo, de las pequeñas y medianas
industrias se transformaron en vitales. Por otra parte, la vuelta de científicos que se
habían radicado por fuera del país, con especializaciones relacionadas con las
investigaciones técnicas que aportan a la industria y la producción energética han
sumado en esa misma dirección.
17
Bibliografía
ARAKAKI Gervasio y PIQUÉ María del Pilar (2009) “La disparidad salarial:
una cuestión ineludible para discutir el modelo de crecimiento en la Argentina de la
post-convertibilidad”, trabajo presentado para las X Jornadas de la Asociación de
Estudios de Población de la Argentina, San Fernando del Valle de Catamarca, 4 al 6 de
noviembre, disponible en versión digital en:
www.econ.uba.ar/www/institutos/economia/Ceped/.../Arakaki_Piqué.PDF (Recuperado
al 20 de febrero de 2010)
AZPIAZU D. y NOCHTEFF Hugo (1994) El desarrollo ausente, FLACSO /
NORMA, Buenos Aires.
BASUALDO, Eduardo (2002) “La crisis actual en Argentina: entre la
dolarización, la devaluación y la redistribución del ingreso” en Revista Chiapas,
Universidad Nacional Autónoma de México, México.
BRESSER PEREIRA, L. (1991) “La crisis de América Latina. ¿Consenso de
Washington o Crisis Fiscal?” en Pensamiento Iberoamericano, N° 19, enero-junio.
BRESSER PEREIRA, L. (1998) “La reforma del Estado de los años noventa.
Lógica y mecanismos de control” en Desarrollo Económico vol.38, N° 150, julio-
septiembre.
DUHALDE, Eduardo (2007) Memorias del incendio: los primeros 120 días de
mi presidencia, Sudamericana, Buenos Aires.
HAGGARD, S. Y R. KAUFFMAN (s/d) The state in the initiation and
18
consolidation of market-oriented reform”, en Putterman, Louis et al. (ed.). State and
Market in Development.
HIRSCHMAN, A. (1987) “La Economía Política del Desarrollo
Latinoamericano. Siete ejercicios en retrospectiva”, en El Trimestre Económico, vol.
LIV, número 216.
ORTIZ, Ricardo y SCHORR, Martín (2007) “La rearticulación del bloque de
poder en la Argentina de la post-convertibilidad”, IDAES/UNSAM, en Papeles de
Trabajo, Nº 2, diciembre 2007.
SCHORR Martín (S/D) “La industria argentina entre 1976 y 1989: cambios
estructurales regresivos en una etapa de profundo replanteo del modelo de acumulación
local”, disponible en versión digital en:
www.idaes.edu.ar/papelesdetrabajo/paginas/.../Martín_Schorr.pdf (recuperado al 20 de
febrero de 2010)
SCHORR, Martín y WAINER, Andrés (2005) “Argentina: ¿muerte y
resurrección? Notas sobre la relación entre economía y política en la transición del
«modelo de los noventa» al del «dólar alto»”, en Revista Realidad Económica, Nº 211,
abril-mayo 2005.
STIGLITZ, Joseph (1998). “Más instrumentos y metas más amplias para el
desarrollo. Hacia el consenso post-Washington”, en Desarrollo Económico, Vol. 38, Nº
151, octubre-diciembre
SUNKEL O., PAZ, P., (1999) El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del
desarrollo, Siglo XXI, México.
19