Ac4138 2018 2010 00206 01

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ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

Magistrado ponente

AC-2018

Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01
(Aprobado en sesión de veinticinco de abril de dos mil
dieciocho)

Bogotá, D.C., veintisiete (27) de septiembre de dos mil


dieciocho (2018).-

Procede la Corte a decidir sobre la admisibilidad de la


demanda presentada por la SOCIEDAD AGROPECUARIA
EL NILO S.A- AGRONILO S.A. para sustentar el recurso
extraordinario de casación interpuesto frente a la sentencia
proferida el 6 de abril de 2017 por la Sala Civil Familia del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales, dentro
del proceso ordinario que en su contra interpusieron LUIS
FERNANDO GIRALDO JARAMILLO y PIEDAD MEJÍA DE
GIRALDO.

ANTECEDENTES

1. Conforme se desprende del escrito de la demanda


las pretensiones materia de la acción intentada apuntaron,
en síntesis, a lo siguiente:
Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

1.1. Que se declare la existencia de un contrato de


promesa de compraventa celebrado entre las partes, en el
que Luis Fernando Giraldo Jaramillo y Piedad Mejía de
Giraldo actuaron como «promitentes vendedores» y la
recurrente en casación como «promitente compradora», el
cual fue incumplido.

1.2. Se declare resuelto el contrato de promesa de


compraventa «y» por mutuo disenso, las cosas vuelvan a su
estado anterior.

1.3. Que en consecuencia de lo anterior se ordene a la


sociedad demandada, hoy recurrente, a devolver los bienes
objeto de la promesa de compraventa en el estado en que
fueron entregados, así como los frutos naturales percibidos
por la explotación comercial.

2. Como sustento fáctico de tales pretensiones se


expuso en síntesis que,

2.1. El 20 de septiembre de 2004 se celebró contrato


en el que Luis Fernando Giraldo Jaramillo y Piedad Mejía de
Giraldo actuando como «promitentes vendedores» y la
sociedad demandada como «promitente compradora»,
prometieron vender de un lado, y comprar de otro, los
bienes inmuebles identificados con los folios de matrícula
Nro. 380-7080, 380-25447, 380-3590 y 380-11205 que
conforman el predio denominado Hacienda La Toluca
ubicado en el Municipio de Toro- Valle del Cauca.

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

2.2. El precio se convino en la suma de mil


novecientos millones de pesos m.l ($1.900.000.000,oo). Se
acordó en el contrato de promesa de compraventa que los
promitentes vendedores se obligaban a entregar el paz y
salvo de los impuestos, tasas y contribuciones, causados
hasta la entrega de la posesión de los predios.

2.3 El 10 de enero de 2005 las partes suscribieron «un


contrato de ampliación de la promesa de compraventa» en la
que se modificaron las fechas de pago del precio.

2.4 Los demandantes entregaron los inmuebles a la


promitente compradora desde el 28 de febrero de 2004.

2.5. La sociedad demandada no canceló el saldo


insoluto del precio, los intereses convenidos, ni los
impuestos prediales y de valorización, como se acordó.

2.6 Mediante resolución Nro 1006 del 20 de


septiembre de 2005, la Dirección Nacional de
Estupefacientes nombró al señor Félix Antonio Ospino
Acevedo como representante legal de la empresa
Agropecuaria El Nilo S.A, en su calidad de secuestre del
100% de sus acciones, en virtud del decreto de embargo de
las mismas, por parte de la Fiscalía 13 de la Unidad
Nacional de Fiscalías contra la Extinción del Derecho de
Dominio y contra el Lavado de Activos, el 15 de junio de
2005.

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

2.7 El incumplimiento por parte de la promitente


compradora, unido a la falta de explotación económica de
los inmuebles y el pago de los impuestos, ha causado
innumerables perjuicios a los demandantes.

3. Notificada SOCIEDAD AGROPECUARIA EL NILO


S.A- AGRONILO S.A. replicó de la siguiente manera:

3.1 Admitió la mayoría de los hechos narrados en la


demanda, pero agregó que los promitentes vendedores no se
presentaron en la Notaría el 15 de marzo de 2005, tal como
estaba acordado en la promesa de compraventa, por lo que
incumplieron también sus obligaciones contractuales.

3.2. Adujo además que, conforme a los estatutos de la


sociedad demandada, su representante no podía suscribir
la promesa de compraventa, porque no tenía capacidad
legal para comprometerla por la suma indicada como precio
de la misma. Lo anterior, pues, según los estatutos de la
sociedad, el representante sólo estaba autorizado para
celebrar contratos hasta por valor de 200 salarios mínimos
legales mensuales vigentes, necesitando autorización de la
Junta Directiva para obligarse por más, la que no se obtuvo
previamente.

3.3. Referente al incumplimiento en el pago del precio,


dijo que obedeció a un hecho imprevisible lo que constituyó
una fuerza mayor pues la Fiscalía 13 de la Unidad Nacional
de Fiscalías para la Extinción del Derecho de Dominio y
contra el Lavado de Activos, mediante resolución del 15 de
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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

junio de 2005 «resolvió iniciar trámite de extinción del


derecho de dominio sobre el cien por ciento (100%) de las
acciones de la sociedad AGROPECUARIA EL NILO S.A,
entregando por mandato expreso del artículo 5° de la Ley
785 de 2002, su administración a la DIRECCIÓN NACIONAL
DE ESTUPEFACIENTES en el mismo porcentaje incautado del
cien por ciento […] Ésta medida cautelar recae sobre
cualquier derecho real principal o accesorio de conformidad
con el artículo 4° Ley 793 de 2002, prolongándose con los
mismos efectos a todos los bienes que componen el
patrimonio de la accionada por disposición del artículo 5° de
la Ley 785 de 2002»

3.4. En consecuencia, se opuso a las pretensiones


pues argumentó que se presentó un mutuo incumplimiento;
y alegó como excepciones las que denominó: «Falta de
legitimación en la causa por activa»; «Fuerza mayor o caso
fortuito»; «Improcedencia de la resolución de contrato»;
«Contrato no cumplido»; «Inexistencia de la obligación»; «Pago
parcial y compensación»; «Innominada»; y «Debido
conocimiento del cliente y buena fe calificada»

4. Tramitada la instancia, el Juzgado Sexto Civil del


Circuito de Manizales, le puso fin con sentencia del 30 de
noviembre de 2015, en la que declaró probada la excepción
denominada «Contrato no cumplido»; y, en consecuencia
decidió no resolver el contrato de promesa. (fls. 492 a 505,
cuad. 1).

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

5. El Tribunal Superior del Distrito Judicial de


Manizales, Sala Civil Familia, al desatar la apelación que
contra el memorado fallo interpuso la parte demandante, en
el suyo, que data del 6 de abril de 2017, lo revocó, para en
su lugar declarar la disolución del precontrato de promesa
de compraventa por mutuo disenso, decretando, en
consecuencia, las restituciones mutuas con las debidas
compensaciones. (fls. 122 a 135 cuad. 11).

LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Sus argumentos se compendian así:

1.- Identificó como problema jurídico establecer si se


daban los requisitos exigidos para que proceda la disolución
del contrato de promesa de compraventa por mutuo
disenso, recordando que entre esta figura jurídica y la de
resolución del contrato, existen hondas diferencias, siendo
una de ellas que la legitimación para invocar la primera
recae en ambos contratantes, mientras que la de resolución
del contrato sólo puede ser pedida por el contratante
cumplido.

2.- Aborda el estudio del cumplimiento de cada uno de


los requisitos formales contemplados en el artículo 1611 del
Código Civil en relación con la promesa de compraventa
celebrada por las partes, así:

2.1.- La promesa consta por escrito.

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

2.2.- Se cumple con los requisitos de que trata el


artículo 1502 del Código Civil al que se acude por la
remisión normativa existente en el artículo 822 del Código
de Comercio, resaltando en esta oportunidad, que pese a la
limitación estatutaria para el representante legal de la
sociedad demandada, en cuanto a la cuantía para la
celebración de contratos, misma que superó aquél al
suscribir el contrato de promesa de compraventa sin el aval
de la junta directiva, lo cierto era que la misma constituía
una «nulidad relativa» que no fue alegada por la sociedad
demandada, sin que sea declarable de oficio.

Ahora, en cuanto al «objeto lícito» señaló que, aunque


la sociedad demandada se encuentra inmersa en
investigaciones de índole penal que conllevaron a la
iniciación de un proceso de extinción de dominio de varias
de sus propiedades, debía tenerse en cuenta que «estas no
afectaron los predios que son materia del presente litigio; así
quedó evidenciado tanto en escrito aportado al proceso,
visible a folio 333 del cuaderno principal, como en la misma
sentencia emitida por el Juzgado Primero Penal del Circuito
Especializado de Extinción de Dominio de Bogotá proferida el
7 de abril de 2016», de manera que la licitud de la
negociación no fue desvirtuada.

2.3.- Se cumplió también con el tercer requisito, en


tanto que en el contrato se estableció un plazo para la
celebración del negocio prometido.

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

2.4.- Y, en relación al último requisito, sostuvo que los


predios se encontraban plenamente identificados.

3.- Posteriormente, el ad quem procedió con la


interpretación de la demanda para deducir de allí la
pretensión de disolución del contrato por mutuo disenso, a
partir de la redacción de las pretensiones y hechos realizada
por el actor al momento de corregir la demanda, fruto del
auto inadmisorio de la misma, a la par del desistimiento
de la pretensión dirigida al reconocimiento de la cláusula
penal «sanción típica del incumplimiento, cuya petición es
propia de una demanda de resolución contractual».

Incumplimiento mutuo que fue aceptado por la


sociedad demandada al dar respuesta a los hechos sexto y
noveno del libelo genitor del proceso. En consecuencia,
consideró el ad quem que «…es viable realizar una
interpretación de la demanda dirigida a sustraer una
pretensión de finiquitar el negocio contractual por mutuo
disenso; en igual forma es dable determinar que dicho
disenso se deriva de manifestaciones expresas y tácitas de
las partes y especialmente en omisiones de ambas
encaminadas a no querer seguir vinculadas al contrato
objeto de estudio o falta de voluntad de seguir ejecutando las
obligaciones derivadas del mismo» y luego agregó que «La
principal manifestación de las partes involucradas en este
litigio, sobre ese ´mutuo disenso tácito´, es la no
comparecencia a la notaría el día 12 de agosto de 2005 entre
las 9 y las 10 de la mañana, pactada en la ´ampliación de la
promesa de compraventa de inmueble´, visible a folios 24 y
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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

25 del cuaderno principal; momento en que la parte


demandada debía, además de comparecer en orden al
otorgamiento de la escritura pública, cancelar el saldo del
precio de venta»

4.- Dispuso en consecuencia, definir las prestaciones


mutuas, entre las que ordenó a la sociedad demandada
restituir los bienes inmuebles a los demandantes, así como
los frutos percibidos desde la contestación de la demanda
por tener a la sociedad como tenedora de buena fe,
determinados con base en el dictamen pericial elaborado
por Emilio Arias Callejas. También ordenó «la cancelación
de los impuestos prediales y de valorización generados
desde enero de 2005 inclusive hasta la fecha de entrega».
Por su parte, los demandantes, debían restituir a la
sociedad promitente compradora, el capital recibido como
parte del pago del precio, debidamente indexado, así como
el valor de las mejoras discriminadas en el dictamen pericial
elaborado por el perito Oscar Álvarez Reyes.

5.- Contra la sentencia de segunda instancia la


demandada SOCIEDAD AGROPECUARIA EL NILO S.A-
AGRONILO S.A. interpuso recurso de casación, que
concedido por el ad quem y admitido por la Corte, se
sustentó con el pliego que ahora se examina (fls. 15 a 38 del
c. de la Corte).

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

LA DEMANDA DE CASACIÓN

Se formularon tres cargos contra la sentencia


impugnada. El primero por violación directa de la ley
sustancial. Los dos últimos por violación indirecta. A
continuación se exponen en síntesis, los argumentos de la
demanda:
PRIMER CARGO

Acusa la sentencia de ser violatoria de manera directa


del artículo 29 de la Constitución Nacional en concordancia
con los artículos 187 y 304 del Código de Procedimiento
Civil y/o 176 y 280 del Código General del Proceso por falta
de aplicación en el aparte específico que obliga al Juez a
motivar la sentencia con un examen crítico de las pruebas.

Aclara que se invocan normas del Código de


Procedimiento Civil y del Código General del Proceso, pues
pese a entender que el Tribunal rigió la sentencia por el
primero de los estatutos, la misma fue proferida en vigencia
del segundo, por lo que sustenta el cargo en ambas normas
«que son sustancialmente idénticas en el aparte violado»

Para demostrar la violación invocada, el recurrente


señaló que el ad quem arribó a la conclusión de que todos
los interesados asumieron una conducta inequívocamente
dirigida a apartarse del negocio jurídico, sin exponer cuáles
fueron las pruebas analizadas para llegar a la misma.

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

Dijo que mirada en conjunto la sentencia, el Tribunal


tuvo en cuenta cuatro pruebas, a saber: (i) la promesa de
compraventa; (ii) el escrito que obra en el folio 333 del
expediente; (iii) la sentencia del Juzgado Primero Penal del
Circuito Especializado de Extinción de Dominio de Bogotá; y
(iv) la prórroga a la fecha de la promesa de compraventa;
pero, ninguna de esas pruebas atañe a la conducta de las
partes relativa a confluir tácita ni expresamente en la
voluntad de «anonadar» los efectos obligacionales de la
promesa de compraventa. Agrega que la sentencia no tiene
mención de las pruebas que llevaron al ad quem a esa
conclusión, y a ese silencio, dice el censor, se le suma la
ausencia absoluta de un análisis crítico de las pruebas del
proceso para conocer las razones de esa convicción.

SEGUNDO CARGO

Se formuló a través de la denuncia de una violación


indirecta del artículo14 de la ley 1151 de 2007; artículo 100
de la ley 1708 de 2014, artículo 2.5.5.6.9 del Decreto 1068
de 2005; y numeral 7° del artículo 593 del Código General
del Proceso por falta de aplicación «habida cuenta que
erradamente pasó por alto en la valoración probatoria que la
medida cautelar en proceso de extinción de dominio como la
sentencia que recaigan sobre el 100% de las acciones de una
sociedad, se extienden a los derechos personales de los
cuales es titular la sociedad y a las sumas de dinero de las
cuales es propietaria»

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

Sostiene que en la sentencia acusada no se tuvo por


probado que el proceso de extinción de dominio comporta
una fuerza mayor para el cumplimiento de las obligaciones
de la sociedad, correspondiendo al acreedor acudir ante el
juez de extinción de dominio quien determinará si hay lugar
al pago de su acreencia.

Dice que el error del Tribunal deviene de la errada


apreciación de las pruebas citadas en la sentencia; es decir,
del dictamen pericial y la ampliación de la promesa, así
como de la misma promesa, el escrito visible en el folio 333
del expediente y la sentencia del Juzgado primero
especializado de Extinción de Dominio de Bogotá.

Argumenta que el Tribunal no vio de las mencionadas


pruebas documentales que estas comportan una fuerza
mayor para AGRONILO que le impide cumplir con la
obligación de pagar el saldo del precio de los inmuebles
prometidos, por fuera del proceso de extinción de dominio.

Concluye que de haberse apreciado razonablemente y


en conjunto con las pruebas de oficio obtenidas en segunda
instancia, se hubiera concluido que, como el 100% de las
acciones de AGRONILO fueron materia de extinción de
dominio, el contrato no se cumplió por fuerza mayor.

En ese orden de ideas, las normas citadas al inicio del


cargo se violaron por falta de aplicación «como consecuencia
del error en la apreciación probatoria que se manifiesta en
que el Tribunal no vio que los dineros y la acreencia
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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

consistente en el derecho derivado para AGRONILO S.A. de


la promesa de compraventa no ejecutada, sí estaban
afectados también por la extinción de dominio y que, por
tanto, AGRONILO S.A. estaba sujeto a la fuerza mayor que le
impidió cumplir el contrato»

Al explicar la trascendencia del cargo, dijo el censor


que de haber tenido en cuenta el Tribunal la fuerza mayor,
no hubiese llegado a la conclusión de que había un
incumplimiento voluntario de AGRONILO que fue
determinante de la decisión de declarar el mutuo disenso
tácito.

Sobre las normas violadas en las que sustentó el


cargo, adujo que «son de efecto general inmediato, por ser
normas procesales de orden público». En palabras del
recurrente, se trata de «normas incuestionablemente
procesales» porque delimitan las funciones del depositario
provisional como auxiliar de la justicia en el proceso de
extinción de dominio.

TERCER CARGO

En sustento de esta última acusación, el recurrente


acusó la sentencia de ser violatoria de las normas que
regulan las restituciones mutuas en caso de mutuo disenso,
como consecuencia de errores manifiestos y trascendentes
en la apreciación de las pruebas. Las normas sustanciales
citadas fueron los artículos 1602 en concordancia con los
artículos 961 a 971 del Código Civil.
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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

En el desarrollo del embate sostiene que el Tribunal


violó por indebida interpretación las normas citadas, al
obligar al promitente comprador a pagar los impuestos del
bien durante el lapso que fue tenedor del mismo.

Sostiene que conforme a la jurisprudencia, el efecto


natural del mutuo disenso es retornar a la situación previa
al contrato, siendo en su sentir un contrasentido que se
obligue al promitente comprador a pagar los impuestos de
un bien del cual jamás llegó, ni llegará a ser dueño. De
manera que, el Tribunal violó las normas citadas al
establecer dicha obligación «sin siquiera explicitar la fuente
normativa de la cual la extrae»

CONSIDERACIONES

1.- El Código General del Proceso, que entró en vigor


integral el 1° de enero de 2016, prevé en sus artículos 624 y
625-5, que «(…) los recursos…se regirán por las leyes
vigentes cuando se interpusieron…», y como el de casación
que ahora ocupa la atención de la Corte se formuló el 14 de
marzo de 2017, será a la luz de dicha codificación que se
hará el estudio del libelo sustentatorio presentado.

2.- En el marco del nuevo estatuto procesal civil, el de


casación sigue siendo, en líneas generales, un recurso
extraordinario de naturaleza dispositiva y formal, toda vez
que, en esencia, para su debida sustentación el interesado
debe enfilar su inconformidad dentro de las causales
expresamente previstas por el legislador, que no son otras

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

que las cinco relacionadas en su artículo 336, y mediante la


introducción de una demanda que satisfaga las exigencias
del artículo 344 ibídem.

De ahí que en el respectivo libelo, so pena de


inadmisión, se impone para el extremo recurrente
mencionar las partes de la controversia, sintetizar los
hechos y pretensiones materia del litigio y formular por
separado los cargos, con fundamentos claros, precisos y
completos, entendiéndose por esto último, que las razones
expuestas por el censor combatan cabal e íntegramente los
genuinos soportes de las determinaciones adoptadas por el
sentenciador de segunda instancia, pues, como ha dicho la
Corte, en doctrina que mantiene vigencia, «si el laborío del
acusador no los comprende a cabalidad, al margen de que el
juzgador de instancia hubiere podido incurrir en las falencias
denunciadas, su sentencia no podría quebrarse en virtud del
recurso extraordinario» (CSJ AC de 19 de dic. de 2012, Rad.
2001-00038-01).

Debe señalarse además, que la naturaleza


eminentemente dispositiva del recurso de casación, conlleva
a que la actividad discursiva y juzgadora de la Corte se
encuentra limitada por el contenido y alcance de la
demanda que se formule para sustentar la acusación. De
ahí que no le esté permitido hacer interpretaciones que
sobrepasen los señalamientos que de modo expreso y
manifiesto aduzca el censor en su libelo, ni mucho menos
reformular los cargos que éste haya planteado de modo
deficiente.
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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

3.- Revisado el libelo presentado por el recurrente, se


advierte que esas exigencias fueron desatendidas en los tres
cargos propuestos, conforme pasa a explicarse a
continuación:

3.1- El primer cargo se formuló a través de la causal


primera del artículo 336 del Código General del Proceso,
según la cual, se erige como tal, la violación directa de una
«norma jurídica sustancial». Ahora, el literal a) del artículo
344 prescribe que, tratándose de este tipo de violación, el
cargo ha de circunscribirse a la «cuestión jurídica» sin que
comprenda, ni se extienda a la «cuestión probatoria».
Teniendo claras tales precisiones se advierte que, de un
lado, las normas sustanciales citadas no cumplen las
características para considerarlas como tales; y, de otro, por
tratarse de normas procedimentales que regulan la
actividad probatoria, su alegación de manera inevitable,
está desarrollada en el campo cuestión probatoria.

En efecto, si bien algunas normas constitucionales


tienen un claro linaje sustancial, resulta que, en este caso,
la norma citada como tal, carece de esta naturaleza. Luego,
pese a que al hacer parte de la Constitución Nacional,
supone per se, como imperativo, ser pasible de aplicación
inmediata, resulta que en el caso que se analiza, no
atribuye un derecho subjetivo que tenga relación con el
asunto debatido, siendo entonces insuficiente, para este
caso –se itera-, que en ella se soporte el cargo casacional.

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

Así las cosas, si bien las normas constitucionales, que


son de aplicación inmediata, pueden soportar cargos
casacionales, en el entendido en que las mismas atribuyan
derechos subjetivos que hayan sido desconocidos en la
sentencia cuestionada, lo cierto es que en cada caso deberá
determinarse el alcance de la norma superior en comento.
Realizado ese análisis para el caso concreto, se advierte que
las alegaciones en las que soporta el ataque, no tienen
relación con la violación directa de la Constitución, y por
tanto, resultan insuficientes para tal propósito.

Ahora, en lo que se refiere a las normas contenidas en


los artículos 187 y 304 del Código de Procedimiento Civil,
de antaño la Corte se ha pronunciado para concluir que las
mismas carecen de la entidad jurídica sustancial, a la par
que regulan temas eminentemente procesales. ( CSJ AC 2007-
0653 del 15 de dic de 2012; AC 2005-00104 del 20 de mayo de 2012;

AC 2005-00372 del 19 de nov de 2010)

Lo anterior, pues ninguna de las normas citadas


atribuyen algún derecho subjetivo, en tanto que la primera
de ellas establece las reglas de valoración de las pruebas,
mientras que la segunda, contempla los requisitos y
formalidades de la sentencia judicial.

Pero además de lo anterior, que resulta suficiente para


rechazar el cargo por la causal invocada, resulta que el
recurrente, en el desarrollo del mismo, atiende su
argumentación a cuestiones meramente fácticas, al concluir
que de ninguna de las pruebas analizadas por el Tribunal
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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

conllevaban a concluir, como lo hizo el ad quem, que la


conducta de las partes estaba dirigida a «anonadar» los
efectos obligacionales de la promesa de compraventa.

De esta manera se advierte que, el cargo enfilado por


la vía directa, desatendió los requisitos formales y por ello
no puede ser admitido.

3.2.- El segundo cargo fue sustentado conforme a la


causal segunda de casación; es decir, por violación
indirecta de la «ley sustancial» como consecuencia de un
error de hecho manifiesto y trascendente en la apreciación
de determinadas pruebas.

Las normas que fueron citadas como sustanciales por


el recurrente, fueron los artículos 14 de la ley 1151 de
2007; 100 de la ley 1708 de 2014, 2.5.5.6.9 del Decreto
1068 de 2005; y numeral 7° del artículo 593 del Código
General del Proceso.

Tales normas rezan de la siguiente manera:

A través de la ley 1151 de 2007 se expidió el Plan


Nacional de Desarrollo 2006-2010; y en su artículo 14 se
dispuso:
Artículo  14. Extinción de dominio.  Efectos. En el
evento en el que el operador judicial ordene la extinción de
dominio a favor del patrimonio o del total de las acciones,
cuotas o derechos que representen el capital de una
sociedad, es entendido que tal acto comprende la extinción de
sus bienes. Las deudas a cargo de la sociedad serán
canceladas con el producto de la venta de dichos bienes.

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Incautado un bien o una sociedad con propósito de


extinción de dominio, todo contrato realizado sobre él, o sobre
ella, se considera objeto ilícito salvo demostración en
contrario.

En consecuencia, la Dirección Nacional de


Estupefacientes, recibido el bien o la sociedad, deberá en un
plazo de 6 meses, revisar los negocios jurídicos que versen
sobre la tenencia de bienes muebles e inmuebles que deba
administrar. Efectuada la revisión, mediante la decisión
motivada, podrá darlos por terminados unilateralmente
cuando haya encontrado que en su celebración se vulneraron
la Constitución o la ley, o cuando deba aplicarse lo dispuesto
sobre el objeto ilícito de conformidad con el artículo 14 de la
presente ley. Para estos efectos, deberá surtirse el
procedimiento administrativo previsto en el Código
Contencioso Administrativo, con audiencia de la persona con
quien se celebró el negocio jurídico. 

La ley 1708 de 2014, por medio de la cual se expidió el


Código de Extinción de Dominio, prevé en su artículo 100:

Artículo  100.  Extensión de la medida cautelar. La


medida cautelar sobre acciones, cuotas, partes o derechos de
una sociedad o persona jurídica, comprende también sus
dividendos, intereses, frutos, rendimientos y demás
beneficios o utilidades que genere.

Cuando la medida cautelar recaiga sobre el 100% de


las acciones, cuotas, partes o derechos de una sociedad o
persona jurídica, o sobre un porcentaje de participación
accionaria que confiera el control de la sociedad, ella se
extenderá a todos los activos que conformen el patrimonio de
la sociedad y a los ingresos y utilidades operacionales o
ingresos netos de los establecimientos de comercio o
unidades productivas que posea.

La dirección, administración y representación de la


sociedad o persona jurídica será ejercida por el
administrador del Frisco o por quién este designe como
depositario provisional.

A través del Decreto 1068 de 2015, se expidió el


Decreto Único Reglamentario del Sector Hacienda y Crédito
Público; y, en su artículo 2.5.5.6.9, se señala lo siguiente:

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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

Artículo 2.5.5.6.9.    Reglas especiales para


los depositarios o liquidadores de sociedades, acciones,
cuotas, partes o derechos de una sociedad o persona
jurídica, establecimiento de comercio y en general unidad
de explotación económica. Los depositarios provisionales o
liquidadores de sociedades, acciones, cuotas, partes o derechos
de una sociedad o persona jurídica, establecimientos de comercio
y en general, unidad de explotación económica, además de tener
todos los derechos, atribuciones y facultades, y estar sujeto a
todas las obligaciones, deberes y responsabilidades que las
leyes señalan para los depositarios judiciales o secuestres,
ostenta la calidad de representante legal de la sociedad en los
términos del Código de Comercio y lo dispuesto en la Ley 222 de
1995, 1116 de 2006 en lo que resulte pertinente y demás
normas que la modifiquen o remplacen. En consecuencia, su
nombramiento deberá registrarse en el registro mercantil
correspondiente.
 

Finalmente, el numeral 7 del artículo 593 del Código


General del Proceso, reza:

Artículo  593.  Embargos. Para efectuar embargos se


procederá así: (…)

7. El del interés de un socio en sociedad colectiva y de


gestores de la en comandita, o de cuotas en una de
responsabilidad limitada, o en cualquier otro tipo de
sociedad, se comunicará a la autoridad encargada de la
matrícula y registro de sociedades, la que no podrá registrar
ninguna transferencia o gravamen de dicho interés, ni
reforma de la sociedad que implique la exclusión del
mencionado socio o la disminución de sus derechos en ella.

A este embargo se aplicará lo dispuesto en el inciso


tercero del numeral anterior y se comunicará al representante
de la sociedad en la forma establecida en el inciso primero
del numeral 4, a efecto de que cumpla lo dispuesto en tal
inciso.

Revisadas en su integridad las normas citadas como


sustanciales, se observa que las mismas carecen de tal
carácter, pues claramente pueden calificarse como normas
eminentemente procesales. En efecto, el argumento del
actor está dirigido a sostener que el juez ad quem no
advirtió en los efectos de la medida cautelar de extinción de
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Radicación n° 17001-31-03-006-2010-00206-01

dominio que recayó sobre el 100% de las acciones de la


sociedad demandada, desconociendo los efectos de una
fuerza mayor para el cumplimiento de las obligaciones
contractuales, por la imposibilidad de pagar el precio
faltante, pero en el cargo, citó como normas violadas,
aquéllas que carecen de rango sustancial, y por lo tanto, el
cargo no puede abrirse paso.

Incluso, el mismo recurrente, en su demanda de


casación reconoce el carácter eminentemente procesal de
las normas en las que sustentó el cargo, al afirmar que «las
disposiciones recién transcritas, […] son de efecto general
inmediato, por ser normas procesales de orden público […].
Son normas incuestionablemente procesales, porque
delimitan las facultades del depositario provisional, como
auxiliar de la justicia en el proceso de extinción de dominio»

De manera que, al omitir soportar la acusación en


normas sustanciales, pese a que estuvo dirigida por la vía
de violación indirecta de normas del referido carácter, el
cargo desatiende requisitos formales que conllevan a su
inadmisión.

3.3.- Finalmente, el último cargo de la demanda,


también invocado por la vía indirecta, está fundamentado
en la violación de la ley sustancial como consecuencia de
un error de hecho en la apreciación de las pruebas, pero en
el desarrollo del embate omite cualquier referencia a los
medios de persuasión que se dice, fueron indebidamente
apreciados.
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De esta forma se contraviene lo preceptuado en el


literal a) del numeral 2 del artículo 344 del Código General
del Proceso, que reza

«Si se invoca un error de hecho manifiesto, se


singularizará con precisión y claridad, indicándose en qué
consiste y cuáles son en concreto las pruebas sobre las
que recae…» (negrillas intencionales)

Y se dice que se incumplió tal requisito formal de la


demanda, pues además de que el actor no singularizó en
qué consistía el error de hecho como consecuencia de la
indebida apreciación probatoria, tampoco dijo cuáles fueron
las pruebas sobre las que recaía.

Pareciera que su argumentación estuvo enderezada a


cuestionar que la decisión de condenar a la demandada al
pago de los impuestos del inmueble no era procedente, al
no ser ni la propietaria del bien, sin que pudiera tampoco
llegar a serlo, con base en las normas sustanciales citadas,
argumento este que dista de la naturaleza propia de la
causal invocada, pues esta última está circunscrita a una
violación indirecta por error de hecho y trascendente en la
apreciación de determinadas pruebas, cuestión que no es
abordada en el desarrollo del cargo por el recurrente.

En consecuencia, revisadas estas precisiones de cara


al ataque que por esta vía se expuso en la demanda, ha de
concluirse que el mismo no cumple con los parámetros que

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exige este medio extraordinario de contradicción, en lo que


a la violación indirecta por error de hecho se refiere.

4. Por último, cumple señalar que desde otra


perspectiva resulta impertinente desconocer las deficiencias
formales y técnicas advertidas para darle impulso a la
demanda estudiada, de conformidad con lo dispuesto en el
inciso final del artículo 336 del Código General del Proceso,
y el canon 7º de la Ley 1285 de 2009, reformatorio del 16 de
la Ley 270 de 1996, pues, analizado el proceso, no se
observa la ostensible vulneración de las garantías
constitucionales de los implicados en la controversia; o la
notoria transgresión del principio de legalidad; o una
significativa afectación de la ley objetiva comprometida en el
juicio; o el marcado agravio de los derechos de las partes.

Colorario de lo expuesto se concluye que el escrito


incoativo de este recurso extraordinario no satisfizo, con el
rigor mínimo que se reclama, las exigencias necesarias para
su admisibilidad.

DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil,

RESUELVE

PRIMERO: INADMITIR la demanda presentada por


SOCIEDAD AGROPECUARIA EL NILO S.A- AGRONILO
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S.A. para sustentar el recurso extraordinario de casación


interpuesto contra la sentencia proferida el 6 de abril de
2017, corregida el 17 del mismo mes, por la Sala Civil-
Familia del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Manizales en el juicio ordinario que promovieron LUIS
FERNANDO GIRALDO JARAMILLO y PIEDAD MEJIA DE
GIRALDO y en consecuencia DECLARAR DESIERTA la
impugnación extraordinaria.

SEGUNDO: ADVERTIR que contra la presente


decisión no procede recurso alguno al tenor del artículo 346
del Código General del Proceso.

TERCERO: DEVOLVER por las Secretaría el


expediente al Tribunal de origen.

Notifíquese

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO


(Presidente de la Sala)

MARGARITA CABELLO BLANCO

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

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LUIS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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