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COMENTARIO DE MADAME BOVARY

DE GUSTAVE FLAUBERT

TEXTO (pág. 168-169)


-Mi mujer apenas se ocupa de eso –dijo Charles-; aunque le recomiendan el ejercicio, prefiere quedarse en su habitación leyendo.
-Es como yo -replicó León-; qué mejor cosa, en efecto, que estar por la noche al lado del fuego con un libro, mientras el viento bate
los cristales y arde la lámpara.
-¿Verdad que sí? -dijo ella, fijando en él sus grandes ojos negros bien abiertos.
-No se piensa en nada -proseguía él-, las horas pasan. Uno se pasea inmóvil por países que cree ver, y su pensamiento, enlazándose
a la ficción, se recrea en los detalles o sigue el hilo de las aventuras. Se identifica con los personajes; parece que somos nosotros
mismos los que palpitamos bajo sus trajes.
-¡Es verdad! -decía ella-; ¡es verdad!
-¿Le ha ocurrido alguna vez -replicó León encontrar en un libro una idea vaga que se ha tenido, alguna imagen oscura que vuelve de
lejos, y como la exposición completa de su sentimiento más sutil?
-¡Sí!, me ha sucedido -respondió ella.
-Por eso -dijo él- me gustan sobre todo los poetas. Encuentro que los versos son más tiernos que la prosa, y que consiguen mucho
mejor hacer llorar.
-Sin embargo, cansan a la larga -replicó Emma-; y ahora, al contrario, me gustan las historias que se siguen de un tirón, donde hay
miedo. Detesto los héroes vulgares y los sentimientos moderados, como los que se encuentran en la realidad.
-En efecto -observó el pasante de notario-, esas obras que no llegan al corazón, se apartan, me parece, del verdadero fin del arte. Es
tan agradable entre los desengaños de la vida poder transportarse con el pensamiento a un mundo de nobles caracteres, afectos puros
y cuadros de felicidad. Para mí, que vivo aquí, lejos del mundo, es mi única distracción. ¡Yonville ofrece tan pocos alicientes!
-Como Tostes, sin duda -replicó Emma-; por eso estaba suscrita a una biblioteca circulante.
-Si la señora quiere honrarme usándola –dijo el farmacéutico, que acababa de oír estas últimas palabras-, yo mismo tengo a su
disposición una biblioteca compuesta de los mejores autores: Voltaire, Rousseau, Delille, Walter Scott, L'Echo des Feuilletons, etc.,
y recibo, además, diferentes periódicos, entre ellos el Fanal de Rouen, diariamente, con la ventaja de ser su corresponsal para las
circunscripciones de Buchy, Forges, Neufchátel, Yonville y los alrededores.
Hacía dos horas y media que estaban sentados a la mesa, pues la sirvienta Artémise, que arrastraba indolentemente sus zapatillas de
paño por el suelo, traía los platos uno a uno, olvidaba todo, no entendía de nada y continuamente dejaba entreabierta la puerta del
billar, que batía contra la pared con la punta de su pestillo.
Sin darse cuenta, mientras hablaba, Léon había puesto el pie sobre uno de los barrotes de la silla en que estaba sentada Madame
Bovary. Llevaba ésta una corbatita de seda azul, que mantenía recto como una gorguera un cuello de batista encañonado; y según
los movimientos de cabeza que hacía, la parte inferior de su cara se hundía en el vestido o emergía de él suavemente. Fue así como,
uno cerca del otro, mientras que Carlos y el farmacéutico platicaban, entraron en una de esas vagas conversaciones en que el azar de
las frases lleva siempre al centro fijo de una simpatía común. Espectáculos de París, títulos de novelas, bailes nuevos, y el mundo
que no conocían, Tostes, donde ella había vivido, Yonville, donde estaban, examinaron todo, hablaron de todo hasta el final de la
cena.
Una vez servido el café, Félicité se fue a preparar la habitación en la nueva casa y los invitados se marcharon.

COMENTA LOS ASPECTOS TÉCNICOS (FORMALES) DEL REALISMO EN ESTE


FRAGMENTO

El objetivo de cualquier novela realista (y después de la naturalista) es crear una visión lo más
real y objetiva posible de la realidad. Para lograr este objetivo el autor emplea diferentes
recursos temáticos y técnicos (formales) de los cuales podemos encontrar ejemplos en este texto
que hemos de comentar.

En primer lugar observemos cómo el autor, rechazando los postulados del Romanticismo,
rechaza la imaginación y la fantasía. Al contrario de las obras románticas, en el realismo se
retrata la realidad más cotidiana, los detalles más precisos de la vida corriente, y se toma como
base social la burguesía. En el texto observamos esta minuciosidad en la descripción de la
actitud de Artémise y su forma descuidada de servir la mesa, así como en la descripción de las
posturas de Léon y Emma y su afinidad espiritual. En medio del ambiente vulgar de la hostería
y de la insulsa conversación entre Homais y Bovary, Emma y Léon se reconocen como almas
gemelas.

Es característica del realismo la precisión en el retrato de los personajes. En este texto no sólo
encontramos descripciones físicas de los personajes (la manera torpe de Artémise de moverse y
servir la mesa, el cuello del vestido de Emma); también encontramos el retrato espiritual de los
personajes a través de sus propias intervenciones en el texto. En efecto, el diálogo es un medio
privilegiado por la novela realista para poder conocer el interior de los personajes. Emma y
Léon son dos personas sensibles a la contemplación y disfrute del arte que se sienten diferentes
en un mundo preocupado por ocupaciones mucho más mundanas y que se reconocen como
almas gemelas.

Igualmente es fundamental en el realismo la precisión en la descripción del tiempo y el


espacio de la acción, así como de los objetos. En este fragmento apenas si hay descripción del
espacio. Sí podemos entrever la vulgaridad de la hostería, reflejada en la torpeza de Artémise y
esa referencia a la puerta del billar que queda abierta constantemente y que conecta el mundo
espiritual de Léon y Emma con la vulgaridad de la vida cotidiana. También se centra el autor en
la descripción del vestido de Emma (corbata y cuello), cuya delicadeza refleja el alma sensible
de Emma al tiempo que constituye uno de sus encantos más seductores.

Uno de los principios básicos del realismo es alcanzar la objetividad. Para lograrlo el autor
dispone de varios recursos de carácter técnico que tienen a hacer desaparecer al narrador, así
como sus opiniones. Veamos algunos ejemplos sobre nuestro texto:

a.- narrador en tercera persona.- Supone el grado máximo de objetividad, indica la máxima
distancia posible entre el narrador y la materia narrativa. En la novela realista el narrador debe
permanecer al margen de la acción (en la medida de lo posible). La novela es testimonio,
análisis de la sociedad; por lo tanto, el narrador sólo puede mostrar, nunca juzgar.

En el texto observamos la 3ª persona en el discurso del narrador: “…Llevaba ésta una corbatita
de seda azul, que mantenía recto como una gorguera un cuello de batista encañonado; y según los movimientos de cabeza que hacía,
la parte inferior de su cara se hundía en el vestido o emergía de él suavemente…”

b.- narrador omnisciente.- si el objetivo es crear una imagen verosímil y total de la realidad
no se puede partir de un narrador con sabiduría reducida. El narrador debe poder penetrar en los
pensamientos más íntimos del personaje, mostrárnoslo tal cual es, en toda su miseria o su
grandeza. Esto sólo se puede lograr a partir de un narrador omnisciente.

Observemos cómo el narrador es capaz de penetrar en el interior de los personajes,


mostrándonos lo que la conversación entre Emma y Léon ha significado para ambos (la cursiva
es nuestra): “…Sin darse cuenta, mientras hablaba, Léon había puesto el pie sobre uno de los barrotes de la silla en que estaba
sentada Madame Bovary. (...)Fue así como, uno cerca del otro, mientras que Carlos y el farmacéutico platicaban, entraron en una de
esas vagas conversaciones en que el azar de las frases lleva siempre al centro fijo de una simpatía común. Espectáculos de París,
títulos de novelas, bailes nuevos, y el mundo que no conocían, Tostes, donde ella había vivido, Yonville, donde estaban, examinaron
todo, hablaron de todo hasta el final de la cena…”

c.- narradores-personajes.- en las novelas realistas es importante la presencia del diálogo. A


través de los diálogos, sin interferencias del narrador (que puede manipular o tergiversar el
discurso) asistimos al pensamiento directo de los personajes, podemos comprender mejor sus
sentimientos, ideas o motivaciones, porque ellos mismos nos los muestran. Por ello las
intervenciones del narrador se limitan a verbos de lengua (replicó, dijo, proseguía, observó…)
que introducen sucintamente el discurso del propio personaje. Se trata, en fin, de crear
personajes que sean verosímiles, creíbles en el mundo de ficción y en el mundo real.

Este texto está basado en el diálogo. Los personajes expresan sus sentimientos y reciben
los sentimientos de los demás. Observamos el lenguaje apasionado de Emma y Léon, con
exclamaciones e interrogaciones que buscan explorar la intimidad del otro mostrando la propia,
con la esperanza de reconocerse en sentimientos, anhelos y aficiones (de nuevo la cursiva es
nuestra): “…-Es como yo -replicó León-; qué mejor cosa, en efecto, que estar por la noche al lado del fuego con un libro,
mientras el viento bate los cristales y arde la lámpara.
-¿Verdad que sí? -dijo ella, fijando en él sus grandes ojos negros bien abiertos.
-No se piensa en nada -proseguía él-, las horas pasan. Uno se pasea inmóvil por países que cree ver, y su pensamiento, enlazándose
a la ficción, se recrea en los detalles o sigue el hilo de las aventuras. Se identifica con los personajes; parece que somos nosotros
mismos los que palpitamos bajo sus trajes.
-¡Es verdad! -decía ella-; ¡es verdad!
-¿Le ha ocurrido alguna vez -replicó León encontrar en un libro una idea vaga que se ha tenido, alguna imagen oscura que vuelve
de lejos, y como la exposición completa de su sentimiento más sutil?
-¡Sí!, me ha sucedido -respondió ella.
(…) -En efecto -observó el pasante de notario-, esas obras que no llegan al corazón, se apartan, me parece, del verdadero fin del arte.
Es tan agradable entre los desengaños de la vida poder transportarse con el pensamiento a un mundo de nobles caracteres, afectos
puros y cuadros de felicidad. Para mí, que vivo aquí, lejos del mundo, es mi única distracción. ¡Yonville ofrece tan pocos
alicientes!...”

En contraste con este lenguaje apasionado la intervención inicial de Bovary y, sobre todo la de
Homais, rompen el clima de espiritualidad romántica creado entre Emma y Léon. Bovary
considera que la lectura es una actividad poco saludable. La lista de autores que ofrece Homais
a Emma (salvo Scott) poco tiene que ver con la sensibilidad romántica de la mujer. Por otra
parte supone una irrupción de la vulgaridad de la vida cotidiana pues Homais se publicita a sí
mismo como corresponsal de una publicación periódica sin el menor interés para el alma
sensible de Emma.

d.- discurso indirecto-libre.- esta es otra de las innovaciones técnicas (formales) del realismo
que contribuyen a dotar de verosimilitud al texto, pues muestran –dentro del discurso del
narrador- los pensamientos literales del personaje, su corriente de consciencia (sin comillas,
sin verbos de lengua o pensamiento introductorios).

En este texto no encontramos ejemplos de este recurso, pues normalmente se reserva


para momentos de intimidad o de análisis del interior del personaje, donde la acción se sustituye
por la reflexión. Aquí se trata de mostrar cómo dos almas se hallan en consonancia y deben
explorarse mutuamente a través del diálogo.

e.- documentación e investigación previas.- no se puede intentar dar una imagen verosímil de
una realidad sin comprenderla; y no se puede comprender algo que no se conoce. Los autores
del realismo (y, sobre todo los del naturalismo) realizan una tarea previa de investigación que
les permita dominar todas aquellas facetas de la realidad que se desea mostrar.

En este fragmento no encontremos tal vez huellas de esa investigación minuciosa, de


conocimientos enciclopédicos que muchas veces exhiben los autores realistas y naturalistas (en
esta misma obra Flaubert demuestra conocimientos médicos y legales que exigen de una
preparación previa) pero sí el cuidado por presentar toda la información posible que permita al
lector acceder al interior del personaje.

Conclusión.- A través de este comentario hemos intentado mostrar que el texto se puede insertar
dentro de la corriente literaria del realismo, pues cumple muchas de sus características más
significativas.

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