Informe Largo Cristobal

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UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE

ESCUELA DE PSICOLOGÍA
SUPERVISIÓN DE PRÁCTICA PSICODIAGNÓSTICO

INFORME DE PSICODIAGNÓSTICO
CRISTÓBAL

Valeria Inzunza Molina


Profesora: Margarita Loubat
Ayudantes: Belén Gamboa - Victoria Vargas

Julio, 2019
I. IDENTIFICACIÓN

Nombre: Cristóbal
Edad: 4 años y 3 meses
Desarrollo cognitivo: Etapa Preoperacional (Piaget)
Desarrollo psicosexual: Fijación Anal (Freud).
Desarrollo psicosocial Primera infancia (Erikson).
Escolaridad: Nivel Medio Mayor (Escuela de Lenguaje)
Instrumentos aplicados: Hora de juego Diagnóstica
Dibujo libre
Fecha de evaluación: Entre 09 de mayo y 17 de junio

II. MOTIVO DE CONSULTA

Manifiesto: Madre refiere celos, además señala que se orina y defeca todos los días.
Desde fines del 2018 se agudiza sintomatología.
Latente: Paciente presenta retraso en desarrollo psicosexual y psicosocial sin base
orgánica que podría explicarse por la relación conflictiva de los padres y la forma de
vincularse de la madre con su hijo.

III. OBSERVACIÓN CLÍNICA

Cristóbal impresiona con vestimenta y apariencia acorde a su edad y contexto. No


presenta alteraciones en cuanto a motricidad.
Su comportamiento en general es indiferente, irrumpe en la consulta para tomar,
acumular y, en ocasiones, arrojar al suelo diversos juguetes. Establece escaso contacto
visual, no sigue consignas, ni responde a las solicitudes. No obstante, cuando la
examinadora toma distancia demanda atención y se mantiene hipervigilante. En otras
ocasiones, cuando las dinámicas son más espontáneas, juega de manera normal y se
relaciona con la terapeuta. Le dificulta terminar las sesiones. Su inhibición disminuye de
manera significativa cuando entra con la hermana en la primera sesión y cuando juega con
la madre en la última sesión.
Su lenguaje es difícil de examinar ya que es muy callado, en las ocasiones que
solicita ir al baño o nombra colores o figuras, denota un lenguaje adecuado. Cuando se
entrevista a la profesora, ella señala que habla muy bien, incluso un poco mejor que lo
esperado para su edad, ya que su madre es de nacionalidad colombiana, hecho que aporta
un mayor vocabulario.
Respecto de su desarrollo cognitivo, resulta difícil determinarlo en sesiones ya que
no accede a realizar las pruebas propuestas, durante el juego no simboliza y en el dibujo

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libre solo logra representar las orejas de un conejo. Aún con todo esto, en la entrevista con
la profesora, da cuenta de que Cristóbal es un niño muy inteligente, logra juego simbólico,
comprende y obedece todo lo que se le solicita.
En la esfera de la afectividad, Cristóbal impresiona apatía, vale decir, ausencia de
respuestas emocionales ante las demandas del contexto, desde un saludo hasta una
consigna. Por otra parte, cuando se genera un espacio de mayor libertad, reacciona de
manera ansiosa y/o tensa, como cuando se le observa jugar sin intervenir, o cuando es
evidente su intención de interpelar a la examinadora. Por último, se balancea sobre la silla
de la sala de espera en la última sesión cuando se le solicita ingresar a la consulta con la
madre y realiza muecas cuando se concentra en alguna actividad.
Su sintomatología incluye: micción diurna y nocturna, encopresis, irritabilidad,
bruxismo, sonambulismo, onicofagia, pesadillas.

IV. ANTECEDENTES

Cristóbal es el segundo hijo de una familia compuesta por madre (39 años) de
nacionalidad colombiana, fonoaudióloga de profesión y padre (40 años) de origen
mapuche, escolaridad incompleta y que se desempeña como vendedor de supermercado.
Tiene una hermana mayor (6 años) y hermana menor (1 año, 8 meses). Durante el
transcurso del psicodiagnóstico y hasta la penúltima sesión vive además con su abuela
materna, quien está de visita en Chile. No cuentan con más redes de apoyo.
Padre y madre mantienen una relación que ellos definen como conflictiva, llegando
incluso a actos violentos en ocasiones (golpear, escupir). Ambos refieren “estar juntos solo
por los niños”. Madre señala que las diferencias en el aporte económico y el nivel
educacional de su esposo han influido negativamente en el proyecto de vida, pero destaca
que su marido es una persona amorosa y de buenos valores. Padre refiere que no
comprende a su esposa y le preocupa que ella no juega con sus hijos.
Cristóbal asiste a una escuela de lenguaje, no obstante, la escuela refiere que no
tiene problemas en este sentido. Fue aceptado debido a la insistencia de la madre y su
expresa necesidad de escolarizar al niño, sumado a que Cristóbal no respondió la mitad de
la prueba de admisión aplicada. Madre refiere no haberlo matriculado en la escuela donde
ella trabaja para evitar problemas conductuales por parte de su hijo. Profesora enfatiza en
que Cristóbal no tiene problemas cognitivos, logra jugar simbólicamente, se relaciona con
sus compañeros/as, aunque presenta problemas para iniciar y mantener relaciones sociales.
La escuela aceptó a Cristóbal con la condición de que debe cambiarse a una nueva escuela
el siguiente año.
Paciente controló orina a los 2 años, de día y feca a los 2 años, 10 meses, de día y de
noche.  A fines del 2018 comienza nuevamente a defecarse y orinarse en casa y escuela, sin
que la familia logre identificar un evento que gatille el síntoma. No obstante, paralelo al
proceso de psicodiagnóstico se le realizan exámenes médicos al paciente (orina, fechas,

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sangre) que no arrojan alteraciones. Tampoco existen antecedentes de alteraciones durante
el embarazo.
En relación a aspectos de cuidado del paciente, padre refiere que madre decidió
volver a colocar pañales a Cristóbal a mediados de 2018, al verse esta sobrepasada por las
labores cotidianas. La madre menciona dar líquido al niño con mucha frecuencia y hasta
que lo acuesta (9.00 pm), señalando que Cristóbal es muy activo. Al preguntar en la
escuela sobre la situación anterior, refieren que no es más activo que otros niños y que solo
lo es en contextos esperados como recreos. Profesora señala que le parece extraño que
Cristóbal utilice un arnés al llegar e irse de la escuela, al consultar a los padres por esta
situación, ellos refieren que se debe a que el niño se escapa y no lo pueden controlar; la
profesora señala que no ha presenciado una situación de este tipo en el contexto escolar y
en sesiones tampoco se vislumbra que pudiese ocurrir algún hecho de este tipo. Por último,
madre refiere haber reaccionado con golpes y/o gritos ocasionalmente, a consecuencia de
que el niño se ha ensuciado (orina, feca).
Madre en última sesión no informa sobre la disminución de encopresis y enuresis en
Cristóbal, es necesario insistir para que recuerde cuando fue la última vez que el niño se
ensució aun cuando este era el motivo de consulta. Al entrevistar a la profesora, esta indica
que el niño lleva un mes sin ensuciarse en el colegio.

V. RESULTADOS PRUEBAS

Hora de juego diagnóstica: se escoge hora de juego diagnóstica para la segunda sesión
con el objetivo de acceder al mundo del paciente a través del lenguaje propio de su estadio
del desarrollo. Esta prueba se ve frustrada en esta ocasión, ya que Cristóbal no sigue la
consigna y se suma a esta situación la inexpertiz de la terapeuta, quien al ver que no puede
aplicar la prueba, presiona insistiendo e interviniendo, lo que solo lleva a que el paciente se
repliegue y se comporte ignorando lo que está sucediendo.
En la cuarta sesión, a pesar de haber tenido un intento frustrado, se vuelve a realizar
la prueba, pero esta vez con una actitud distinta desde la terapeuta. Esta vez se examina de
manera menos directiva, desde un lado de la sala, ya que en la primera ocasión pareciera ser
que la presión de la consigna generó rechazo en el paciente. Se logra llegar a las siguientes
conclusiones:
-El tipo de juego del paciente es acorde a su edad (juego egocéntrico, 3-4 años), tiene
capacidad de adecuarse a la realidad, no obstante, no obedece consigna, encuadre temporal,
ni ordena cuando se le pide finalizar el juego.
-En relación a la elección de juguetes es de irrupción brusca, apenas ingresa a la sala, sin
escuchar las instrucciones.
-La modalidad de juego es rígida, posee un juego monótono y poco creativo, una situación
nueva lo desorganiza y le provoca inhibición.
-Posee motricidad adecuada a su etapa de desarrollo.

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-En esta instancia no muestra capacidad simbólica y ante situaciones de frustración,
reacciona arrojando juguetes al suelo para llamar la atención de la observadora e
ignorándola cuando se le realiza alguna pregunta.
-Luego de varios minutos y una actitud dubitativa, integra a la terapeuta al juego por un
momento, señalando el nombre del objeto y el color y luego vuelve a sacar más juguetes.

Dibujo Libre: Se escoge prueba gráfica para la tercera sesión, ya que en la segunda sesión
hay un intento frustrado de realizar hora de juego diagnóstica. Se pretende evaluar gráfica
acorde a su nivel de desarrollo y capacidad de realizar figura humana, además de acceder a
su representación de mundo. Se comienza con dibujo libre, para no provocar ansiedad en el
paciente y con el propósito de avanzar hacia dibujo de la persona y/o familia. No se logra
ninguno de los objetivos, ya que el paciente, a pesar de presentar una buena actitud inicial
hacia la prueba, comienza dibujando las orejas de un conejo y luego realiza garabatos en la
mayor parte de la hoja con un trazo fuerte, lo que podría dar cuenta de una descarga de
energía ante la ansiedad que le provoca la prueba. Se le pasa otra hoja, solicitando que
dibuje a una persona y ya a esta altura se encuentra muy desconcentrado y aburrido, por lo
que es necesario abandonar la aplicación de la prueba.

Conclusiones de la aplicación de pruebas: El paciente reacciona de manera apática o


ansiosa ante la situación de evaluación. Habla poco, no responde ante las consignas, ni a
las solicitudes en general. Aparece constantemente la inhibición como mecanismo
defensivo, lo que podría dar cuenta de un problema a nivel afectivo y de relaciones
interpersonales, más que a nivel cognitivo. Es muy difícil acceder al mundo interno de
Cristóbal. Lo que se trabaja en sesiones y lo que se obtiene a través de las pruebas no dan
cuenta de lo que se desprende de las entrevistas con padres ni con la entrevista con
profesora.

VI. DIAGNÓSTICO TAXONÓMICO

Eje I: F94.1 Trastorno reactivo de la vinculación de la infancia [313.89]


F98.1 Encopresis secundaria sin estreñimiento ni incontinencia por
rebosamiento [307.7]
Sintomatología ansiosa
Eje II: No consigna
Eje III: No consigna
Eje IV: Problemas relativos al grupo primario de apoyo
Eje V: EEAG = 50

Respecto del eje I, se consigna Trastorno reactivo de la vinculación de la infancia,


de tipo inhibido, ya que tal como se describe, la característica esencial en este caso es que

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las relaciones sociales en la mayor parte de los contextos se encuentran marcadamente
alteradas e inapropiadas. En el caso de Cristóbal, él no logra dar cuenta de sus capacidades
en la evaluación psicodiagnóstica y es necesario recurrir a diversas esferas de su contexto (a
través de 2 entrevistas con los padres y 1 entrevista con la profesora) para lograr recabar la
información necesaria que permita acceder a su mundo. De la misma forma, en la escuela
no logra terminar la prueba de ingreso, hecho que justifica su admisión, no obstante, su
profesora reconoce que no hay problemas cognitivos o de lenguaje que extiendan su
permanencia más allá de un año. Otro criterio a destacar es que el trastorno se inicia antes
de los 5 años, hecho que se cumple en este caso. Lo anterior se pone de manifiesto en la
incapacidad del paciente para iniciar la mayor parte de las interacciones sociales, sus
respuestas son inhibidas, en el caso de darle indicaciones o hipervigilantes cuando se le
otorga mayor espacio para el despliegue de sí mismo. Hecho por el cual se consigna de tipo
inhibido. Todo lo anterior no se explica por un retraso en el desarrollo, ni cumple con los
criterios del Trastorno generalizado del desarrollo. En relación a la crianza patogénica, se
desprende una desestimación permanente de las necesidades emocionales básicas del niño,
relacionadas con el bienestar, la estimulación, el afecto y de las necesidades físicas básicas.
En este sentido, en el caso de Cristóbal, esto se podría explicar por las prácticas negligentes
por parte de la madre, tales como: colocar pañal cuando el niño ya lo había dejado, darle
agua sin existir una necesidad real, colocarle arnés cuando pareciera ser innecesario, insistir
en que ingrese a una escuela de lenguaje cuando no existen problemas en este aspecto, no
dar cuenta de la disminución de la encopresis y la micción diurna en el transcurso del
psicodiagnóstico. En cuanto a la desestimación de las necesidades emocionales se podría
relacionar con los episodios de agresiones físicas y verbales cuando Cristóbal se ha
ensuciado y de acuerdo al relato de la madre, el poco tiempo destinado a comunicarse con
el hijo a través del juego, a escucharlo y darle espacio físico y temporal. Todo lo anterior,
sumado a que el padre aparece escasamente en los relatos y en la dinámica familiar que se
observa en sesión, sus intervenciones se limitan a jugar con sus hijos y a desempeñar
labores domésticas, sin vislumbrarse una mayor implicancia en la crianza del paciente.
Se consigna además, en el eje I, Encopresis secundaria sin estreñimiento ni
incontinencia por rebosamiento. En el caso del paciente se cumple el primer criterio,
relacionado con la evacuación repetida de heces en lugares inadecuados, llegando a
realizarlo hasta 3 veces en el día, tanto en casa como en la escuela, desde fines del 2018.
Cumple además con la edad mínima para diagnosticar que es de 4 años y su
comportamiento no se debe a efectos fisiológicos directos de una sustancia o enfermedad
médica.
Finalmente, en el eje I se consigna sintomatología ansiosa, relacionada con tensión
muscular (bruxismo), alteraciones del sueño (pesadillas) y onicofagia.
En el eje II y III no consigna.
En el eje IV se consignan problemas relativos al grupo primario de apoyo. Dado por
los conflictos a los que hacen referencia los padres, al interés de mantenerse en una relación
“por los niños”, a los enfrentamientos que ocasionalmente han devenido en agresiones

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físicas y verbales, además de las prácticas negligentes en relación a los cuidados del
paciente. Sumado a lo anterior, el nacimiento de una hermana, lo que ha implicado cambios
en las dinámicas familiares, desplazamiento físico del paciente: de dormir todos juntos en la
misma habitación, pasaron a dormir la madre y la hija en la pieza matrimonial y el padre
con el paciente y la hermana mayor en la habitación contigua. Además, se desprende del
relato de la madre que, dadas las demandas cotidianas, muchas veces no cuenta con el
tiempo necesario para destinar al paciente, priorizando la respuesta ante las necesidades de
la hermana menor. Por último, la inexistencia de otras redes de apoyo familiares.
En el eje V se otorga puntaje 50, ya que se considera que la sintomatología es grave
debido a que inhabilita las interacciones sociales del paciente, obstaculizando su adecuado
desarrollo, identificándose una disarmonía del desarrollo en sus diversas áreas (cognitivo,
psicosexual, psicosocial).

VII. DIAGNÓSTICO DE PERSONALIZACIÓN

Integración de la identidad: Cristóbal en sesión no logra dar cuenta de aspectos


positivos y negativos de sí mismo, esto debido a la poca verbalización que realiza y al no
lograr desarrollar las pruebas realizadas.
Juicio de realidad: Este se observa mantenido, ya que a pesar de no lograr
verbalizarlo o graficarlo de manera expresa, se puede desprender de hechos concretos
evocados por la profesora, como que logra identificar el malestar de un compañero, sin
intervenir, pero sí avisando para que las profesoras acudan a ayudarlo, o al nombrar
diversos juguetes como dinosaurios. Logra mantener criterios de realidad socialmente
aceptados, ya que logra no se aprecian comportamientos inadecuados, ni alucinaciones. No
obstante, su sentido de realidad se ve afectado, en tanto sus reacciones no se adecúan a la
norma social esperada, lo que se evidencia en su apatía ante las solicitudes del contexto
como responder a un saludo, seguir consignas, etc.
Mecanismos de defensa: el principal mecanismo de defensa que se aprecia en el
caso de Cristóbal es la inhibición, ya que por un lado no responde ante las demandas del
contexto como si ignorase lo que sucede a su alrededor o, por otra parte, se aprecia
excesivamente dubitativo antes de interpelar a la terapeuta. Este mecanismo podría
explicar, además el que no logre desplegar todas sus facultades cognitivas en los diversos
contextos a los que se ve enfrentado.
No obstante lo anterior, se considera que la información recabada en el proceso
psicodiagnóstico no logra agotar lo necesario para dar cuenta de una categoría, debido
precisamente al diagnóstico taxónomico principal que impide la adecuada vinculación del
paciente, por lo que se considera pertinente ahondar en este aspecto durante un posterior
proceso psicoterapéutico que permita trabajar y fortalecer el vínculo terapeuta-paciente.

VIII. DIAGNÓSTICO DE CONFLICTOS

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En la esfera Intrapersonal, se aprecia en Cristóbal dificultades para reconocer y
manifestar sus emociones, especialmente aquellas relacionadas con la ira y la acumulación
de energía psíquica, hecho que podría explicar la expulsión de heces en cualquier momento
y sin una reacción esperada ante este suceso, llegando a situaciones en que las personas a
cargo de su cuidado no se dan cuenta de que el niño se ha ensuciado porque él continúa
como si nada hubiese ocurrido. Lo anterior podría deberse además por un inadecuado
reconocimiento de su corporalidad, que se manifiesta en la incapacidad de Cristóbal de
dibujar una figura humana. En relación a esta esfera De Ajuriaguerra y Marcelli (1996),
señalan que respecto de la personalidad del niño en casos de encopresis, se pueden
encontrar niños ansiosos, pasivos, que manifiestan su agresividad de forma inmadura y los
denominan de tipo “vagabundo”. Las características que los autores describen coinciden
con el caso de Cristóbal.
En la esfera Interpersonal, se evidencia que Cristóbal presenta dificultades
importantes en relación a su estilo de apego, lo que en consecuencia dificulta la manera de
relacionarse con su entorno. En este sentido, Main y Cools (En Diaz y Blanquez, 2004)
identifica un tipo de apego, distinto a los 3 señalados por Ainsworth. Denomina este cuarto
tipo de apego como Desorganizado / Desorientado. Describe que los niños suelen presentar
conductas desorganizadas y confusión cuando se produce la separación de la figura de
apego. En el caso de Cristóbal, cada sesión se iniciaba de manera distinta, algunas veces él
mismo era quien tomaba la iniciativa y se dirigía a la consulta de manera entusiasta y otras
veces, se demoraba un par de minutos en acceder al ingreso hacia la consulta; también se
podría relacionar con la expresión disarmónica de su desarrollo según el contexto en el que
se encuentre. Los autores señalan además que el apego es ambivalente y evitativo, lo que se
pudo apreciar en la sesión en que la madre ingresa con el niño y se les pide jugar, el niño
parte muy alejado de la madre y demoran en comenzar el juego, no es hasta que la madre
desaparece del campo visual de la terapeuta, que logran establecer conexión con el niño y
realizar un trabajo colaborativo; además la madre refiere en entrevista que probablemente
Cristóbal no reaccionaba cada vez que se ensuciaba, ya que ella probaba distintas formas de
enfrentarse, lo que podría desencadenar el mecanismo de defensa inhibitorio, ante la
incapacidad de predecir la reacción de la madre. Por último, los autores, se aventuran a
señalar que es muy probable que la madre haya vivido un trauma no resuelto y se muestre
ansiosa y temerosa, estas últimas dos características, coinciden con la descripción de la
madre de Cristóbal.
En relación al contexto familiar que podría dar cuenta de los conflictos de Cristóbal
en relación al control de esfínter Ajuriaguerra y Marselli (1996), realizan una descripción
de la familia que resulta casi completamente coincidente con el caso del paciente. Ellos
señalan que el padre acostumbra a ser tímido y reservado, poco relevante y que interviene
escasamente en la relación madre-hijo. Además, caracterizan a la madre con rasgos
ansiosos, emotivos y sobreprotectores, ocultado la ansiedad, tras una conducta
excesivamente rígida, como aquellas medidas de cuidado de Cristóbal que resultan ser
obstaculizadores en vez de facilitadores (volver a usar pañal, uso de arnés para que no se

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escape, dar excesiva cantidad de agua y en un horario inadecuado, justificándolo con lo
activo que podría ser el niño y que resulta no ser más activo de lo normal, etc.). Por último,
se hace mención a disociaciones familiares, que en este caso podrían relacionarse con el
hecho del nacimiento de la hermana que modifica las dinámicas familiares (como la forma
de dormir, o el tiempo destinado a acompañar a cada hijo), los conflictos entre los padres y
la escolarización del paciente.

IX. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL

Se descarta el psicodiagnóstico de Trastorno generalizado del desarrollo, debido a


que los vínculos no se desarrollan o aparecen sumamente anómalos dentro de un contexto
razonablemente acogedor. Por otra parte, no se identifica una alteración cualitativa de la
comunicación en otros contextos distintos al de psicodiagnóstico, como tampoco patrones
de comportamiento restrictivos, repetitivos y/o estereotipados.

X. PLAN DE TRATAMIENTO

Diaz y Blanquez (2004), sugieren diversos métodos de tratamiento, entre los que
parecen pertinentes para el caso de Cristóbal:
-Método de Susan McDonough, técnica que consiste en una grabación audiovisual
de distintos tipos de interacción, con una duración de entre 10 y 20 minutos. A través de
varias peguntas se busca facilitar la discusión entre los padres sobre interacciones positivas
y negativas. Se utiliza para mejorar la interacción y el vínculo.
-Método Watch, wait and Wonder de Cohen, comprende entre 20-30 minutos de
juego con la madre, en el que se le solicita no iniciar el juego y siga las demandas que él
haga. Se analizan las interacciones iniciadas por el niño, discutiendo con los padres lo
observado y su experiencia emocional. Se utiliza para incrementar el vínculo y mejorar el
funcionamiento del niño en otras áreas.
-Terapia de juego no directiva, en este caso es la terapeuta la que actúa como
referente vincular. Se deja que el niño actúe mostrando aceptación. Los sentimientos que
experimenta el niño deben ser devueltos e interpretados por la terapeuta durante la
actividad lúdica.

XI. CONCLUSIONES

Cristóbal es un niño aparentemente inteligente, afectuoso en ocasiones


determinadas, con ansias de trabajar en sesión, no es casual que su sintomatología haya
disminuido considerablemente al ingresar al proceso de psicodiagnóstico. No obstante, su

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desarrollo y el despliegue de sus facultades están siendo obstaculizados por su incapacidad
de iniciar y mantener la mayor parte de las interacciones sociales, sus respuestas se tiñen
por la excesiva inhibición y una actitud hipervigilante al permitirle mayor autonomía. Lo
anterior no se explica por un retraso en su desarrollo cognitivo, ni por un trastorno
generalizado del desarrollo. Los problemas relativos al grupo primario de apoyo dan cuenta
de la necesidad de trabajar con las emociones de Cristóbal, canalizar la descarga de su
malestar, estimularlo afectivamente y atender de manera pertinente sus necesidades físicas.
En vista de lo anterior, su diagnóstico taxonómico se compone por un trastorno
reactivo de la vinculación de la infancia, de tipo inhibido, encopresis secundaria sin
estreñimiento, ni incontinencia por rebosamiento y sintomatología ansiosa. Presenta
además, mecanismos defensivos inhibitorios, regresivos y de aislamiento para lograr hacer
frente a la angustia que no logra encausar.
Es necesario destacar que la sintomatología de Cristóbal es grave, por lo que se debe
atender de manera expedita y adecuada, ya que hay una regresión en su desarrollo
psicosexual y psicosocial que no permite la unificación de las respuestas que dan cuenta de
su desarrollo cognitivo en los diversos contextos a los que se enfrenta. De todas formas, se
aprecia interés y apoyo familiar, además de la escolarización como un nuevo mundo que
también facilita el despliegue de sus recursos y se encuentra a tiempo de fortalecer aquellas
áreas que se encuentran menos desarrolladas.

XII. SUGERENCIAS

Se recomienda tratamiento psicoterapéutico para el paciente que permita


fortalecimiento del vínculo con la madre, control de esfínter, reconocimiento de emociones,
expresión de afectos, enfrentamiento a situaciones nuevas. Todos ellos, ámbitos que están
impidiendo su adecuado desarrollo y proceso de personalización. Se recomienda, además,
trabajo psicoterapéutico para la madre en relación a habilidades parentales, incorporación
del padre en la psicoterapia y visita al neurólogo.

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Referencias

De Ajuriaguerra, J. & Marcelli, D. (1996). Psicopatología del niño.

Díaz, J. & Blánquez, M. (2004). El vínculo y psicopatología en la infancia: evaluación y


tratamiento. Revista de Psiquiatría y Psicología del Niño y del Adolescente, 4(1),
82-90.

11
ANEXOS

Dibujo libre

Dibujo persona

12
Dibujo familia

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