Poder y Comunicación-Vicente Romano
Poder y Comunicación-Vicente Romano
Poder y Comunicación-Vicente Romano
PODER Y COMUNICACIÓN *
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Procedencia del texto: Laberinto: http://laberinto.uma.es
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físico o psíquico, al ciego o al sordomudo, al analfabeto, y
compararlo con el político, sobre el que se concentran cáma-
ras y micrófonos, cuyas palabras se difunden a los cuatro vien-
tos y penetran el pensamiento, las emociones y la acción de la
gente. Si Marx tenía razón cuando decía que la emancipación
era la reducción de las relaciones al ser humano, la investiga-
ción de los medios resulta entonces una tarea emancipadora.
El estudio de los medios debe entenderse, por consiguien-
te, como un campo de trabajo que aspira a una mayor preci-
sión en la comunicación y a un conocimiento más profundo de
sus causas. Su objetivo estriba en descubrir las condiciones de
la libertad, o falta de libertad, concreta del hombre en la co-
municación pública.
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poder de un hombre sobre otro radica en que uno disponga
del biotiempo de otros. Quien acude reconoce el motivo, esté
o no esté de acuerdo con lo que se comunica, en virtud del
tiempo que entrega.
Si se reflexiona sobre los medios actuales y los del futuro,
cada cual deberá tener claro cuánto de su precioso biotiempo
quiere dedicarle a esos medios, o mejor dicho, a sus propieta-
rios, y cuánto está dispuesto a pagar, pues ejercen poder so-
bre él.
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sentido originario el poder no es más que un concepto políti-
co. Poderoso es el rico que compra a las personas con su dine-
ro, el capitalista que se apropia del biotiempo de sus obreros
haciendo que trabajen un número determinado de horas para
él. Pero también son poderosos los medios de comunicación y
las “estrellas” y “famosos” de todo tipo que acaparan el tiem-
po de miles y millones de seres humanos. Téngase en cuenta
que los españoles dedican un promedio diario de 3 horas y 41
minutos a ver televisión.
Quien posee un medio de comunicación del que los otros
carecen tiene una ventaja económica sobre ellos. Aprovechar
la ventaja de la señal que el otro no tiene es propio del medio
más móvil de todos: el dinero. Platón decía que todas las gue-
rras se deben al dinero, y un satírico romano, Petronio, acuñó
la expresión de que quien tiene dinero navega viento en popa.
Cierto. Pero, ¿por qué no evitar los riesgos de la guerra me-
diante engaños y navegar con viento en popa?
La fabricación de moneda falsa presupone siempre el cono-
cimiento de los metales y sus aleaciones, de las técnicas de
grabación y acuñación. Desde que se imprime papel moneda,
las cosas se han simplificado. Con los ordenadores y la digitali-
zación es aún más sencillo. Se calcula que en el mundo circu-
lan diez mil millones de dólares falsos.
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tidades de receptores dispersos, conduce a la simplificación de
los signos en imágenes y abreviaturas lingüísticas. De este
modo reducen las posibilidades de descifrarlas, al tiempo que
sobrecargan con nuevas abreviaturas la percepción y exceden
la capacidad de la memoria.
En el lenguaje, la metáfora, como imagen lingüística, redu-
ce el discurso. La imagen lingüística puede facilitar la com-
prensión, pero no contribuye a la explicación, ya que la expre-
sión gráfica introduce otro modo de representación. Se “ve” lo
que quiere decir “la nave del Estado”, pero esta imagen no
dice nada acerca del Estado, sino que representa al oyente a
una representación (gráfica) del Estado.
Puede decirse entonces que cuanto más corta y estereoti-
pada sea la comunicación, tanto mayor será la violencia
simbólica y el poder de los medios, y tanto menor el significa-
do que puede utilizar para sí mismo el sujeto receptor.
Hoy día, la mayor parte de la comunicación se hace a través
de los llamados medios de masas, que, como el término “co-
municación de masas”, no deja de ser un eufemismo. Como es
sabido, ni las masas se comunican entre sí a través de esos
medios ni éstos son de las masas, sino de unos pocos que pro-
ducen masivamente para las masas.
Producción masiva significa producción en serie, indiferen-
ciada, simplificación y estereotipación. Como en la producción
comunicativa se trata de productos del pensamiento, de con-
tenidos de conciencia, esta serialización e indiferenciación
tiene también algo que ver con la producción del pensamiento
indiferenciado, acrítico, esto es, mágico.
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dor de los mensajes y productos de esta industria de la con-
ciencia y del entretenimiento no participa en la planificación,
la dirección, las decisiones ni la gestión de esta producción. No
se trata, como decía McLuhan, de que el medio sea el mensa-
je, sino de que todos los medios transmiten el mismo mensa-
je, y hasta la misma foto. Por eso, “lo que la gente ve, lee y
escucha, lo que viste, lo que come, los lugares a donde va, y lo
que cree estar haciendo, han pasado a ser responsabilidades
de un sistema de información que fija gustos y valores en fun-
ción de sus propios criterios de mercado, los cuales, a su vez,
se refuerzan a si mismos” (H. I. Schiller. Los manipuladores de
cerebros, p.189)
Para conseguir esa uniformidad de la conciencia en una so-
ciedad dividida por contradicciones antagónicas se aplican
métodos psicológicos que se han confirmado con éxito en la
“publicidad” comercial, en la industria del reclamo.
Con los recursos científicos de las disciplinas más diversas
(sociología, estudios de opinión, psicología, politología, rela-
ciones públicas, estudios del comportamiento y de las motiva-
ciones, teoría de la comunicación, etc.) se obtiene un pensa-
miento en modelos preformados. Una manera de pensar que,
además, refuerza la apariencia de que se actúa libremente.
Bajo el manto de una supuesta libertad de expresión, los po-
cos que realmente disfrutan de ella, es decir, los pocos que
disponen de los medios para expresarla, intentan moldear
sistemáticamente las conciencias de millones de personas, los
condenan a la minoría de edad intelectual, los educan para ser
dóciles, para soportar, sin críticas, el sistema de dominio y
explotación vigente, y para considerar como propios los idea-
les falsos de este sistema. Las actuaciones y conductas resul-
tantes se presentan como decisiones “libres”, autodetermina-
das, cuando en realidad son inducidas, heterodeterminadas.
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criterios de rentabilidad social.
10) La comercialización de todos los aspectos de la vida mate-
rial y espiritual de los ciudadanos, lo que lleva, necesariamen-
te, a que el producto barato, esto es, el producto indiferencia-
do, uniforme, determine la producción y los programas. El
efecto final de la comercialización es, como se sabe, el entre-
tenimiento de productos fabricados en serie y guarnecidos de
reclamos comerciales.
11) Lo que se impone es el valor de cambio de la información
y del entretenimiento como mercancía destinada a compensar
ilusoriamente las carencias afectivas de la mayoría de la po-
blación, y no el valor de uso.
12) La industria de la comunicación y de la conciencia, princi-
pal instrumento de dominio y sumisión, se ha convertido en
sector estratégico en lo económico, lo político y lo cultural.
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do de la industria de la comunicación, como el de cualquier
industria, estriba en producir beneficio, como el de cualquier
industria, estriba en producir beneficio, más aún, en estimu-
larlo y, sobre todo, en manipular a la mayoría de la población
de manera que no emprendan acciones contra el sistema de
economía privada, sino que lo apoyen y extiendan. La razón de
ser de esta estrategia se fundamenta en las leyes que rigen la
economía de mercado, Por eso hay quien la califica de “ins-
trumento de conquista” como hace Paulo Freire en su libro
Pedagogía del oprimido. La manipulación, dice este católico
brasileño, es uno de los recursos mediante los cuales “las eli-
tes dominantes tratan de hacer que las masas se amolden a
sus objetivos” valiéndose de mitos que explican, justifican y
hasta embellecen las condiciones existentes de vida, los pocos
que disponen de los medios vuelcan el apoyo en favor de un
orden social que no sirve a los intereses de la mayoría. Si la
manipulación tiene éxito, la gente no piensa en otros ordena-
mientos sociales ni, por consiguiente, se decide a cambiar el
orden existente.
Dicho en otros términos, la función primordial de la indus-
tria de la comunicación, la conciencia, el entretenimiento o
como quiera que se la denomine, en la sociedad capitalista
estriba en desorganizar y desmoralizar a los sometidos. Neu-
traliza a los dominados, por un lado, y consolida, por otro, la
solidaridad con la clase dominante y sus intereses. Al fin y al
cabo, “los ricos también lloran”, tienen problemas con sus
hijos, etc. Los modelos de conducta que presentan se basan
en el éxito personal, el individualismo, el aislamiento y la
fragmentación social. Lo colectivo no conduce a ninguna par-
te.
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anulación de la influencia de los monopolios y oligopolios en la
formación de la opinión pública y en la cultura. Habría que
convertir a la mayoría, al pueblo, en protagonistas de los me-
dios, utilizando para la formación de su opinión los ejemplos y
modelos vivos, concretos, en todos los aspectos de la vida. El
pueblo como protagonista implica que las mayorías trabajado-
ras elaboren sus noticias y las discutan. ■
Biblioteca
OMEGALFA
Vicente Romano menciona que el poder en los medios de comunicación está en unos pocos,
estos pocos, imponen su modo de pensar y de actuar en la mayoría, esto por medio de su
biotiempo que otorgan las masas, además que usa la información selectiva provocando una
conducta heterodeterminada en las masas.
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