Articulo Periodistico

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Evidenciando ciudadanías activas en Colombia

Estudiante

María Camila Castaño Orrego

Docente

David Ricardo Buitrago Martínez

Desarrollo Humano y Nuevas Ciudadanía II

22 de agosto de 2022

Bogotá D.C
Mutilación Genital Femenina en pleno siglo XXI

Aunque no se crea posible, para el año 2022 en las comunidades indígena de Colombia

aún se practica y se es permitido la mutilación femenina mediante rituales.

Imagen tomada de BBC - https://www.bbc.com/mundo/noticias-47133238

Para el siglo XXI donde cree que no se vulnera ningún derecho sigue existiendo la

mutilación femenina en comunidades indígenas de Colombia. El porqué de la acción que han

tomado en estas tribus es materia de investigación ya que muchas de ellas tampoco saben cual es

el motivo por el cual se realiza esta mutilación, además es de recalcar que con esta practica no

solo se esta vulnerando el derecho a la vida, sino que también se vulnera el derecho a una vida

sana y el derecho de tener una vida sexual.

Es de recalcar que esta mutilación no solo se practica en Colombia, en el mundo hay

alrededor de 40 millones de niñas que están expuestas a esta mutilación y aunque Colombia es el

único pais de América Latina que aún lo practica no hay unas cifras exactas para citas en el

momento.
En la lucha contra esta práctica se han involucrado diferentes organizaciones sin animo

de lucro como ORIVAC, ONIC y UNICEF, las cuales se niegan rotundamente que esta práctica

ancestral se siga llevando a cabo, ya que, aunque para Colombia no se tiene una cifra exacta de

las niñas expuestas a esta práctica, se tiene en conocimiento y es de alarmarse que han muerto

demasiadas niñas al ser sometidas a este ritual o práctica.

Al practicar este ritual se está hablando que las niñas pueden llegar a contraer infecciones

o morir desangradas, además que según lo que se puede llegar a conocer el método y la

salubridad que se pueda llegar a manejar es muy poca, la práctica se hace mediante el corte del

clítoris con una cuchilla comúnmente conocidas como “Minora” la cual ha sido utilizada para

una enorme cantidad de rituales sin una previa limpieza o esterilización.

Para algunas representantes y defensoras de los derechos vulnerados en esta practica

indican que “las mismas mujeres están atentando contra el derecho de las niñas a la vida, a una

vida digna y a tener una buena salud”, esto dicho directamente por Arelis Cortés, consejera de

Mujer, Familia y Generación de la Organización Regional Indígena del Valle del Cauca –

ORIVAC, mujer indígena que defiende los derechos de las niñas de las comunidades indígenas.

Lo que buscan están organizaciones sin animo de lucro es poder extinguir o minimizar la

practica a lo menor posible y esto lo presentan bajo resolución “Mujeres, violencias y acceso a la

justicia” del año 2015:

Parágrafo 5:
En los procesos de formación se incluirá el tema de violencias contra las mujeres,

incluyendo todas aquellas prácticas nocivas que atentan contra la vida, la integridad y la salud de

las mujeres. Los procesos de sensibilización estarán dirigidos a los compañeros, compañeras,

Autoridades hombres y mujeres en las diferentes comunidades indígenas.

Resolución que ha sido acogida por varias de las organizaciones indígenas a nivel

territorial, motivando la implementación de esta en los territorios y permitiendo un trabajo

articulado en los procesos de sensibilización dirigidos a mujeres, jóvenes, mayores, mayoras y

autoridades indígenas como una forma de mitigar las prácticas nocivas impuestas que vulneran

los derechos fundamentales de las niñas y las mujeres, desarmonizando así el buen vivir de

nuestros pueblos indígenas.

Teniendo en cuenta lo anterior, son varios e importantes los logros que se han alcanzado

con base en el trabajo conjunto para erradicar esta práctica. En 2012 y en 2017, comunidades

como la Embera de Pueblo Rico y Mistrató (Risaralda), Trujillo (Valle del Cauca), y Embera

Chamí (Valle del Cauca) declararon públicamente su compromiso para abandonar la práctica.

Los dos primeros mandatos indígenas se suscribieron en el 2014 en los municipios de

Mistrató y Pueblo Rico en Risaralda. La ONIC en su IX Congreso de los Pueblos en el 2016,

asumió entre sus líneas de acción “conocer, visibilizar, concientizar y transformar las practicas

que van en contra de la salud y bienestar de las mujeres y niñas Indígenas”. Y el 5 de septiembre

de 2017 en el municipio de Bolívar del Valle del Cauca, el parlamento de la nación Embera

suscribió el mandato más reciente.


Con respecto al trabajo para reducir la mutilación genital femenina, Solani Zapata,

lideresa del pueblo indígena Embera Chamí, del Resguardo Indígena Suratena del Municipio de

Marsella en Risaralda, asegura:

“Todo lo que se ha hecho es muy importante porque muchas veces, más que todo mujeres

jóvenes, después de los talleres de concientización sobre el tema decían que no estaban

de acuerdo con que se les hiciera eso a las niñas. Pero lo más difícil ha sido concientizar

a las mayoras sobre la importancia de eliminar esta práctica porque sus creencias sobre

este órgano genital (clítoris) de las niñas están muy arraigadas”.

Si bien los esfuerzos mencionados han representado avances en Colombia para cumplir

con la meta 5.3 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, orientada a la erradicación de la

mutilación genital y otras prácticas nocivas, es necesario redoblar los esfuerzos. Solo a través de

la unión de voluntades y del trabajo colaborativo será posible garantizar que todas las niñas del

país, indiferente de su origen étnico, materialicen sus derechos y gocen de una salud sexual y

reproductiva óptima que les permita desarrollar plenamente su potencial.

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