Derecho Civil - Contratos Leccion 1 - El Contrato Evolucion de La Nocion de Contrato
Derecho Civil - Contratos Leccion 1 - El Contrato Evolucion de La Nocion de Contrato
Derecho Civil - Contratos Leccion 1 - El Contrato Evolucion de La Nocion de Contrato
LECCION 1 - EL CONTRATO
EVOLUCION DE LA NOCION DE CONTRATO.
Etimológicamente proviene del latín “contractus” que significa contraer, unir,
estrechar, juntar en un punto. Atar. Se entiende por contrato al acto jurídico bilateral y
patrimonial en el cual están en presencia dos partes que formulan una declaración de
voluntad común con directa atinencia a relacione patrimoniales que se traduce en crea,
conservar, modificar o extinguir obligaciones.
Históricamente, la noción del contrato ha correspondido siempre a la de
vinculaciones jurídicas establecidas voluntaria o intencionalmente, acuerdo mediante. Pero
no todo acuerdo constituye un contrato.
Gayo, en sus institutas, habría utilizado por primera vez los términos generales
“contractus” “delictus”. En su libro de Ética “Aristóteles” enseñaba que la justicia puede
ser distributiva de honores y dinero, conmutativa o rectificadora en las transacciones.
Esta última vuelve a subdividirse en voluntarias e involuntaria. La primera se
origina en actos voluntarios como los intercambios, el deposito o el préstamo; en tanto la
involuntaria deviene de actos clandestinos, como el robo, el adulterio o el asesinato.
Dentro de esta concepción de justicia conmutativa quedan, comprendidos, lo que
modernamente se trata en el derecho de contratos y de la responsabilidad civil.
DERECHO ROMANO
No existían en roma principios generales con relación a los contratos. La historia del
derecho romano fue el desarrollo de categorías de convenios a lo que gradualmente se fue
reconociendo virtualidad jurídica, hasta inclusive en los últimos tiempos de Roma,
constituían solo un limitado número de acuerdo que, satisfacían en su mayor parte las
necesidades del comercio de la época. Ellos fueron reunidos en el Courpus Civilis del Siglo
VI. Este cuerpo legal, elabora por el emperador del Justiniano, y después de la caída del
imperio de occidente, se encuentran sintetizadas las distintas reglas romanas en su estado de
máxima evolución. Es en la versión justinianea que dan sido objeto de recepción en las
edades media y moderna la mayor parte de las reglas romanas, sobre todo en el digesto.
1)Contratos Nominados en Roma: En la versión justinianea solo constituían contratos los
acuerdos que se insertaran en tres categorías:
a) Estipulaciones o stipulaciones (verbis): era el contrato formal que sobreviviera a los
tiempos de la macipatio, la in iure cesio y otras formas solemnes de concertar, era el
único acuerdo que podía tener cualquier objeto o contenido; es decir, podía ser
utilizado para fines o propósitos casi ilimitados. La forma se cumplía en la stipulatio
con la pronunciación de palabras solemnes, bajo el formato de pregunta y rspuesta
durante una ceremonia.
b) Reales (re): no se requería un mero intercambio reciproco de promesas. Quedaban
perfeccionados con la ejecución de las obligaciones de al menos una de las partes,
por medio de la entrega de la cosa o res que había sido materia del convenio. Debía
preceder siempre un acuerdo, la responsabilidad contractual no provenía del mero
consentimiento sino de dicha ejecución.
Los contratos reales se hallaban limitados en número a 4. Eran: * El préstamo para
consumo, el préstamo para uso, el depósito y la prenda.
c) Consensuales (consensu): 4 eran los tipos de contratos: compraventa, locación,
sociedad y mandato. En primer lugar, eran bien formales pues podían ser concluidos
en forma oral, escrita a través de mensajes, En segundo lugar, obligaban desde el
momento en que existieran el mero consenso entre las partes, sin necesidad que
mediara ejecución de obligaciones por las partes. No necesitaban de formalidades
especiales ni tampoco la entrega de la cosa; el solo consentimiento lo hacía
jurídicamente vinculantes.
2) Contratos Innominados En Roma: Pasaron a equipararse a los contratos del derecho
clásico romano todos los demás acuerdos en que hubieran ejecución o cumplimiento de las
obligaciones de al menos una de las partes, independientemente de que se tratara de:
* entrega de la cosa (obligaciones de dar) Eran estos
* efectuar o abstenerse de hacer lo pactado (oblig. de hacer o no hacer) los contratos
Estos acuerdos eran contratos y tales exigibles ante el magistrado, lainnominados
naturaleza de las
prestaciones podía variar infinitamente, no se llegó a dividirlas por categorías, razón por la
cual todos los acuerdos que reunieran el requisito de ejecución de obligaciones por una de
las partes, hacían dentro de lo que se entendía como innominados.
A la ejecución de la prestación u obligaciones en los contratos innominados se denominó
causa data, la que, además del mero acuerdo, paso a ser también un elemento o requisito de
formación.
3) Los pactos en Roma: Los contratos nominados e innominados, otros fueron
gradualmente investidos de exigibilidad por medio de acciones, Tales son llamados pactos
vestidos o pacta vestita.
Todos los convenios que, técnicamente, quedaran excluidos de la categoría de contratos
eran reputados meros pactos, que daban derecho a que fueran puestos como excepciones o
defensas. Los pretores y más tarde la legislación imperial reconocieron virtualidad jurídica
a algunos de estos pactos. Para distinguirlos de los no ejecutables, se denominó a estos
últimos pactos vestidos. Se pueden distinguir 3 clases en la versión justinianea:
a) Pacta adiecta: o acuerdos colaterales a contratos exigibles, que, por el hecho de
figurar anexos a estos, fueron interpretados como exigibles en buena fe.
b) Pacta pretoria: o distintos acuerdos por los cuales el pretor fue reconociendo
virtualidad jurídica, tales como el convenio informal de pagar suma de dinero,
accionable cuando el derecho estricto no proveyera de un remedio especifico.
c) Pacta legitima o acuerdos específicos hechos exigibles por legislación imperial de
los últimos tiempo como las donaciones hasta un monto fijo, o el otorgamiento de
dote o dos.
La regla siguió siendo hasta el final, que los pactos nudos o meros acuerdos no eran
exigibles, a lo sumo, podrían ser invocados como eventual defensa por un reclamo ante
el magistrado, pero nada más.
EDADES MEDIA Y MODERNA
Se generaliza el principio de que el mero acuerdo de partes, o consentimiento,
bastara para perfeccionar el contrato. Ello en tanto existiera justa causa o causa.
Causa data: a la ejecución de obligaciones en los contratos innominados. Dicha
ejecución o cumplimiento o causa data, se erigía en el factor necesario, adicional al
consentimiento, para que se consolidara un vínculo contractual en casos específicos en que
si hubiera ocurrido.
La doctrina medieval europeo sistematiza el derecho de contratos en torno a
interpretaciones y actualizaciones de los glosadores. La causa pasa a concebirse a partir de
entonces como el requisito general necesario para que cualquier tipo de acuerdo y no solo
el especifico tipo romano de contrato innominado sea considerado contrato.
Otras fuerzas en juego durante el medioevo contribuyen a moldear los perfiles del
requisito de la causa, tales son el cristianismo, la filosófica y el derecho mercantil. El
cristianismo, respecto a la palabra señalada, a través de escritos de Santo Tomas de Aquino,
hacen que se articule el derecho medieval de contratos en torno a las tres virtudes
aristotélicas de fidelidad, liberalidad y justifica conmutativa.
Ante el caos normativo de la época, se entendía que la noción del contrato fuera
buscada en principios superiores como la moralidad religiosa o la razón de los
iusnaturalistas.
La fidelidad implica mantener la palabra empeñada, es decir los pactos deben ser
cumplidos, conforme reza en latín la máxima pacta sunt servanda. Ello en tanto que
liberalidad y justicia conmutativa pasan a ser las dos clases de arreglo o causas por las
cuales deberían ser reconocidos como contratos los compromisos asumidos.
En las enseñanzas aristotélica, liberalidad consiste no meramente en dar recurso,
sino hacerlo de manera razonable, a la persona correcta, en el monto justo y a momento
oportuno. Y la justicia conmutativa en transacciones voluntarias implica intercambiar
recursos de valores equivalentes, de modo que ninguna parte se enriquezca a costa de la
otra.
Todo acuerdo, para ser reconocido como contrato, requerirá de una causa justa, y tal
puede ser: una de dos: el intercambio de valores equivalentes o la intención de efectuar una
liberalidad.
EL CONTRATO EN EL CODIGO CIVIL FRANCES Y EN EL CODIGO CIVIL
ALEMAN.
CODIGO FRANCES: Este cuerpo legal del año 1804, conocido como el código napoleón,
debido a su influencia, el monumento más importante de nuestra era. En materia
contractual, el código civil francés se inspira abiertamente Pothier, inspirado en la división
de las institutas de gayo, el código civil francés, luego de regular en su libro I a las
personas. En el segundo a los bienes, y en el libro III trata de los contratos. El code apenas
dedica cinco art. A la responsabilidad civil, y no contiene una regulación independiente de
los hechos y actos jurídicos, ni una parte general, como la del código civil alemán.
CODIGO ALEMAN: El mundo civilista se encuentra influenciado por la escuela
pandectista de doctrinarios alemanes, cuyos estudios se centraron en el derecho romano,
con adaptaciones, estaba a la sazón toda vía vigente en el territorio teutón. Estos juristas
habían consolidado la abstracción de una categoría más amplia de los contratos: la de los
actos o negocios jurídicos, que comprendía, además de aquellos, los testamentos, el
matrimonio, el reconocimiento de filiación y otros actos voluntarios encaminados a la
producción de efectos jurídicos.
El código civil alemán se ha dividido en dos grandes partes, general y especial, la primera
comprende normas de aplicación al universo de las relaciones jurídicas (sujeto, objeto,
hechos y actos jurídicos) en tanto que la segunda parte especial, se refiere a los distintos
institutos (contratos, derechos reales, etc.) Varias normas contractuales se encuentran en la
parte especial, los principios más amplios se extraen también de la parte general, en el lugar
relativo a la declaración de voluntad de los actos jurídico y a los contratos en gral.
Los art. 305 y sgt del código alemán se refiere a la formación de contratos. Ni la causa ni
concepción similar algunas encuentran allí, como tampoco lo hallan en la normativa
general referente a actos jurídicos dentro del mismo cuerpo legal. El único requisito a que
hace referencia es la declaración de voluntad, debe tener un contenido legal y moral.
UNIFICACION DE LOS CONTRATOS CIVILES Y COMERCIALES EN EL
CODIGO CIVIL ITALIANO.
Se ha limitado aquí el código civil italiano a regular acabadamente los actos en particular,
como los abstraer principios relativos a la generalidad de ellos. El código civil italiano
tiene una división más parecida al código francés, no distinguiendo entre una parte general
y una parte especial como el código alemán.
Una peculiaridad del código italiano es que se unifican las obligaciones civiles y
comerciales, a diferencia de lo que ocurre en Francia y en Alemania, que cuentan en
paralelo con un código de comercio.
EL CONTRATO EN EL COMMON LAW.
El código civil para la organización social de occidente se peponderan dos sistemas:
El derecho civil y el common law.
El common law: se encuentra aún hoy fuertemente manifestado en precedentes
jurisprudenciales que son tenidos como law of the land (o derecho) por jueces de inglaterra,
estados unidos, y otras jurisdicciones del commonwealth.
En el Common Law los intercambios simultáneos no son considerados contratos, y
tampoco lo son los actos gratuitos. Ellos son regidos por otras normas, como los atinentes
al property law o derecho de propiedad. Los anglosajones se concentran en la naturaleza de
las relaciones entre las partes antes que en el tipo de contrato. Entre profesionales los
acuerdos se celebran, cumplen o exoneran de manera diferente que entre consumidores.
En el mundo civilista subyace la idea de que el contrato obliga por el imperativo moral del
pacta sunt servanda; mientras, en el common law, ocurre lo propio con la idea económica
de bargain o negociación como mejor medio para llevar adelante intercambios de valor. Los
civilistas son más abstractos en sus razonamientos, en tanto que en el common law puede
notarse una fuerte influencia de las necesidades prácticas del comercio en la manera de
perfilar el derecho contractual.
De allí la insistencia en cumplir lo pactado, como moral, subyacente en el derecho
civil, en tanto que en el derecho anglosajón se brinda la alternativa de cumplir el contrato o
pagar los daños. Por eso no adoptaron los anglosajones las astreintes (penalidades
procesales del derecho francés) ni cláusulas penales diseñadas para sancionar a la parte que
no cumple.
El common law da mucho mayor peso a las consecuencias económicas. Está,
además, más abierto a permitir que cada parte proteja sus propios intereses y menos a tomar
en cuenta inquietudes entre las partes, especialmente sobre informaciones o conocimientos
tecnológicos, salvo en lo que se refiera a protección a los consumidores. De allí que se haya
dicho, confrontándose los dos sistemas, que el derecho civil es más moral y dogmático, en
tanto que el common law es más económico y pragmático.
LECCION 2 – DESARROLLOS RECIENTES
ESFUERZOS MUNDIALES DE HOMOGENEIZACIÓN DEL DERECHO DE
CONTRATOS EN LA ESFERA PÚBLICA Y PRIVADA.
El desarrollo económico mundial, el avance en las comunicaciones, la relevancia que
sigue adquiriendo el transporte y la revolución informática, dan lugar a la Globalización
como resultado de los “efectos del proceso en lo económico, cultural, político y social”
(Jurgen Basedown). Globalización es un término usado para describir el hecho de que el
creciente número de problemas sociales de hoy tiene una dimensión global y no puede ser
resuelto por soluciones nacionales. La dilución de fronteras en materia comercial cada vez
con mayor ímpetu relaciones contractuales de diversa índole, como compraventa de
mercaderías, operaciones bancarias y financieras servicios varios, distribución de
productos, etc., estas transacciones se ven fuertemente resentidas cuando entran en
conflicto regímenes jurídico disimiles, y ello se refleja en las inseguridades que acarrea o
en que directamente se evitan las relaciones comerciales ante un trasfondo jurídico, por eso
se ha señalado que la materia de contratos constituye la ramas más urgente del derecho que
necesita armonización.
Unificación: implica todo tipo de adopción de normas jurídicas comunes en más de un
país o región, Armonización denota mayor flexibilidad, pues alude a la aproximación de
criterios jurídicos apoyándose en bases comunes, leyes modelos o doctrinas uniformes.
Con mucho tiempo en el mercado tenemos a los tratados internacionales, que son
instrumentos a través de los que los Estados convienen la adopción de normas comunes.
En esfuerzo por obtener ratificaciones se idea varios mecanismos como las reservas,
que terminan atentando contra la unificación. Las conveciones internacionales en materia
de derecho privado buscan cristalizar normativamente, usos, costumbres, practias del
comercio.
Tienen gran eficacia para lograr la unificación, aunque su inconveniente ineludible – a
nivel interno – tiene que ver con la ratificación. A su vez, plantea serios problemas todo lo
relacionado a su inflexibilidad para adaptarse a las mutaciones de la actividad mercantil.
Uno: que para producir el efecto pretendido deben interpretarse uniformemente en los
distintos países que las ratifican.
Dos: muchos son desconocidos en la práctica, incluso por jueces.
Tres: que envejecen y son más difíciles de modificar que una ley interna.
Otro mecanismo ideado, el de las leyes uniformes, como ejemplo las de Ginebra
relativas a letra de cambio, parece descartado en la actualidad dado lo radical de su
planteamiento que implica una renuncia del estado soberano de su potestad legislativa al
tener que adoptar íntegramente el texto propuesto. Para paliar el inconveniente se logra se
concibió la figura de las leyes modelo, redactadas por organismos de prestigio que las
recomienda, no obstante lo cual muchas veces no se logra con ellas una adecuada
homogeneización. La armonización también se logra, de manera cuasi- coactiva en
procesos regionales, al imponerse la obligación a los estados miembros de ciertos bloques
como la unión europea de adoptar texto conforme a determinadas pautas o bases a través de
las denominadas Recomendaciones.
El ROL de UNCITRAL
Papel preponderante en favor de la homogeneización normativa del comercio mundial lo
cumplen los organismos internacionales como las Naciones Unidas a través de su
Comisión de Naciones Unidas para el Desarrollo del Derecho Mercantil Internacional
La UNCITRAL fue creada en 1965, siendo integrada por representantes de países de los
cinco continentes.
Este organismo ha propiciado importantes textos de diferente índole en distintas áreas del
derecho comercial, como comercio electrónico, arbitraje, transporte, garantías, insolvencia,
etc. , siendo la que más interesa a nuestra materia contractual, ésta la Convención de Viena
de 1980, sobre compraventa internacional de mercaderías, que establece normas para el
contrato preponderante del comercio internacional. Fue establecida por la Asamblea
General en 1966 (resolución 2205 XXI, del 17 diciembre de 1966).
La Asamblea General de la ONU, al establecer la Comisión, reconoció que las
disparidades entre las legislaciones nacionales que regían el comercio internacional creaban
obstáculos al comercio, y consideró que la Comisión constituiría la instancia idónea para
que las Naciones Unidas pudieran desempeñar un papel más activo en la reducción o en la
eliminación de esos obstáculos. Hoy por hoy la convención de Viena rige en más de 80
países tanto del mundo desarrollado como en desarrollo y más de 1700 decisiones que la
aplicaban han sido reportadas. Cabe agregar que UNCITRAL se ha abocado en generar
instrumentos que no sean necesariamente tratados o leyes modelos, tales como guías
legislativas con meras indicaciones de regulaciones, incluso con alternativas con mera
indicaciones de solución en un sentido u otro para algunos casos, además de
recomendaciones, notas e incluso interpretaciones.
Pues la UNCITRAL, con ingenio ha logrado reunir a principales juristas mundiales
para la elaboración de sus textos.
PRINCIPIOS UNIDROIT Y LOS PRINCIPIOS EUROPEOS DE DERECHO
CONTRACTUAL.
Se concentra en el derecho privado, pero no se limita a ella ni a alguna rama en específico,
y tiende a la búsqueda de un derecho uniforme, ocupándose sólo excepcionalmente de
temas de “conflicto de leyes”.
Los Principios de Derecho Contractual de UNIDROIT. La versión ’94 cuenta con un
preámbulo y 119 reglas, divididos en 7 capítulos relativos a:
1. Disposiciones generales
2. Formación del contrato
3. Validez del contrato
4. Interpretación del contrato
5. Contenido del contrato
6. Cumplimiento del contrato
7. Incumplimiento del contrato
Estos principios consagran la libertad contractual según la regla pacta sunt Servando,
conforme al cual los acuerdos también pueden ser modificados o terminados. Tienen una
notable apertura hacia la aplicación de los usos y costumbres, así como fórmulas amplias de
buena fe y lealtad (principios), lo que ayuda a darle más flexibilidad para adecuarse a los
avances tecnológicos y económicos de la práctica internacional. Por debajo de estos
principios, también hay reglas bien detalladas de aplicación rígida y bien específica.
Igualmente, la Unión Europea ya publicó sus Principios de aplicación en la materia,
similares a los de UNIDROIT, pero en el año 2000.
En numerosos fallos judiciales y arbitrales se alude a los Principios UNIDROIT y PECL
como expresión de lex mercatoria, principios generales del Derecho, usos relevantes del
comercio, etc. Los PECL están claramente inspirados en los principios UNIDROIT y
claramente ninguno de los dos debe entenderse dentro del concepto “principios generales
del derecho”, sino que se trata de normas de características generales opuestas a normas
concretas o casuísticas, con fórmulas abiertas.
Los principios UNIDROIT fueron citados en al menos 117 casos, 94 arbitrales y 23
judiciales, tocando las citas los siete capítulos de los principios de 1994.
Las reglas más utilizadas son las relativas a la buena fe, interpretación, cooperación y
hardship o excesiva onerosidad sobreviviente.
En el Paraguay existen ya a la fecha, al menos 10 pronunciamientos judiciales inclusive de
la corte suprema que expresamente recurre a los principios UNIDROIT en materia de
interpretación.
USOS Y COSTUMBRES INTERNACIONALES Y LA NUEVA LEX
MERCATORIA.
La costumbre como la tradición, es hacer las cosas, una, otra y otra vez, se emplea en
materia de derecho internacional público, alusivo a la práctica estatal. En esfera privada de
la contratación internacional, a los entendimientos comerciales, como lo reflejan las
prácticas contractuales, antes se los llamaba costumbre, ahora usos. Por ejemplo: los
principios de INIDROIT, en su art. 9, establecen que las partes están obligadas por
cualquier uso en que hayan convenido y por cualquier práctica que hayan establecido ente
ellas.
El uso es particular a una forma de comercio internacional u otra actividad contrctual
ligada. Pero, una vez que ha adquirido aceptación general, cesa de ser uso y para constituir
principio general. Los principios,, usos y costumbres del derecho comercial internacional
suelen ser referidos como lex mercatoria o nueva lex mercatoria.
En la Edad Media los mercaderes europeos desarrollaron un régimen jurídico aplicable a
sus vinculaciones revestido de un fuerte carácter consuetudinario, llegando a denominarse
lex mercatoria, y siendo calificada de universal por trascender las divisiones territoriales de
la época. En sus inicios, la lex mercatoria denotaba específicamente un conjunto de reglas
derivadas del comercio internacional y adaptado al mismo, por lo que ha sido confundida
también con “usos comerciales”, que son cosa distinta. El uso comercial está incluido en el
acuerdo de las partes (a menos que haya sido excluido), por lo que se espera que los
contratos que concluyen se ejecuten conforme a la práctica usual de la esfera de sus
negocios, salvo acuerdo en contrario. Por ende, el uso comercial, según estos autores, es
interno.
En el Paraguay se cuenta con un marco normativo, a partir de la propia constitución de
1992, que contiene en su texto disposiciones de significativa implicancia positiva para el
arbitraje y para la admisión del derecho transnacional o nueva lex mercatoria, la
constitución acepta el principio de solidaridad y cooperación internacional, “el Paraguay
admite un orden jurídico supranacional”
En Paraguay se unifico las fuentes del Derecho Civil pero no incluye las del Derecho
Mercantil (que debería).
INCIDENCIA DEL ARBITRAJE INTERNACIONAL Y DEL DERECHO
COMPARADO.
Los contratantes, para asegurarse de que las estipulaciones serán respetadas,
recurren masivamente a sistemas de resolución de conflictos sustraídos de la órbita estatal,
como el arbitraje. Por el principio de la autonomía de la voluntad las partes pueden, en sus
vinculaciones transfronterizas, determinar libremente el contenido de sus acuerdos, al
tiempo de convenir en ellas el derecho que les será aplicable y el foro que les juzgará, todo
ello dentro de límites marcados por normas imperativas. A consecuencia de que el
mecanismo conflictual del Derecho Internacional Privado lleva en muchos casos a que
“quien elige el juez, elige el derecho” – por la natural inclinación de los juzgadores locales
a aplicar sus propios sistemas y razonamientos – y en la búsqueda de asegurarse ese respeto
a la voluntad, los comerciantes optaron por el arbitraje como mecanismo para resolver las
disputas generadas por sus vinculaciones internacionales. La publicación que, con el debido
resguardo de la confidencialidad, han tenido en décadas recientes los fallos arbitrales, ha
contribuido también a que fueran uniformándose criterios sobre diversas cuestiones que se
presentan en ésta área. El arbitraje ha servido para filtrar y generar toda una doctrina de
principios en materia contractual internacional, dando pie a trabajos destacados como el
que ya referimos, de Lord Mustill. Visto así, el arbitraje no sólo llena vacíos, sino que fija
los principios que operan, muchas veces, como correctivos importantes cuando en
vinculaciones transfronterizas acaba aplicándose el derecho nacional, sobre todo si éste se
aparta notoriamente de cuanto se encuentra reconocido a nivel internacional y considerando
el carácter eminentemente doméstico de la regulación local. A todo esto, no podemos dejar
de mencionar que la homogeneización, en todos los casos, será insuficiente, aún si se trata
de soft law o hard law, cuando ella no se acompaña con una interpretación armónica y
realizada desde una amplitud comparativa. Tanta regulación armónica y unificada puede
quedar en la nada cuando leemos e interpretamos los textos desde nuestros preconceptos
caseros.
CONTRATOS QUE DEBEN PROBARSE POR ESCRITO: Art.706.- Los contratos que
tenga por objeto una cantidad de más de diez jornales mínimos establecidos para la capital
deben hacerse por escrito y no pueden ser probados por testigos.
Art.707.- El instrumento privado que alterase lo que se hubiere convenidos en un
instrumento público, no producirá efecto contra tercero.
DE LA FORMA Y PRUEBA
Art.699.- La forma de los contratos será juzgada:
a) entre presentes, por las leyes o costumbres del lugar en que hubieren sido concluidos;
b) entre ausentes, cuando constaren en instrumento privado suscripto por alguna de las
partes, por las leyes del lugar en que haya sido firmado; y
c) si el acuerdo resultó de correspondencia, de la intervención de agentes o de instrumentos
firmados en distintos lugares, se aplicarán las leyes más favorables a la validez del acto.
Art.700.- Deberán ser hechos en escritura pública:
a) los contratos que tengan por objeto la constitución, modificación, transmisión, renuncia o
extinción de derechos reales sobre bienes que deban ser registrados;
b) las particiones extrajudiciales de bienes, salvo que mediare convenio por instrumento
privado presentado al juez;
c) los contratos de sociedad, sus prórrogas y modificaciones, cuando el aporte de cada socio
sea mayor de cien jornales mínimos establecidos para la capital, o cuando consista en la
transferencia de bienes inmuebles, o de un bien que deba ser registrado;
d) la cesión, repudiación o renuncia de derechos hereditarios, en las condiciones del inciso
anterior, salvo que sean hechas en juicio;
e) todo acto constitutivo de renta vitalicia;
f) los poderes generales o especiales para representar en juicio voluntario o contencioso, o
ante la administración pública o el Poder Legislativo; los conferidos para administrar
bienes, contraer matrimonio, reconocer o adoptar hijos y cualquier otro que tenga por
objeto un acto otorgado o que deba otorgarse por escritura pública;
g) las transacciones sobre inmuebles y los compromisos arbitrales relativos a éstos;
h) todos los contratos que tengan por objeto modificar, transmitir o extinguir relaciones
jurídicas nacidas de actos celebrados mediante escritura pública, o los derechos procedentes
de ellos;
i) todos los actos que sean necesarios de contratos redactados en escritura pública; y
j) los pagos de obligaciones consignadas en escritura pública, con excepción de los
parciales y de los relativos a intereses, canon o alquileres;
Art.701.- Los contratos que, debiendo llenar el requisito de la escritura pública, fueren
otorgados por instrumento privado o verbalmente, no quedarán concluidos como tales,
mientras no estuviere firmado aquella escritura. Valdrán, sin embargo, como contratos en
que las partes se hubieren obligado a cumplir esa formalidad. Estos actos, como aquéllos en
que las partes se comprometieren a escriturar, quedan sometidos a las reglas sobre
obligaciones de hacer.
El presente artículo no tendrá efecto cuando las partes hubieren convenido que el acto no
valdría sin la escritura pública.
Art.702.- En el caso del artículo anterior, la parte que rehusare cumplir la obligación podrá
ser demandada por la otra para que otorgue la escritura pública. Si el comprador pidiere el
embargo del inmueble materia del contrato, el juez lo decretará, previo depósito del precio
que corresponda pagar en el acto de la escrituración. Cuando la sentencia condenare a
escriturar, y alguna de las partes no hubiere concurrido al otorgamiento, el juez, llenadas las
condiciones del contrato, podrá firmar el instrumento.
Art.703.- Los contratos se probarán de acuerdo con lo establecido en las leyes procesales, si
no tuvieren una forma prescripta por éste Código.
Art.704.- Los contratos que tenga una forma determinada por las leyes no se juzgarán
probados si no revistieren la forma prescripta, a no ser que hubiese habido imposibilidad de
obtener la prueba designada por la ley; o que hubiese un principio de prueba por escrito en
los contratos que pueden hacerse por instrumento privado, o cuando una de las partes
hubiere recibido alguna prestación y se negare a cumplir el contrato. En este caso son
admisibles todos los medios de prueba.
Art.705.- Se juzgará que hay imposibilidad de obtener o de presentar prueba escrita del
contrato, cuando hubiese sido celebrado en circunstancias imprevistas en que hubiese sido
imposible formularlo por escrito.
Se considerará principio de prueba por escrito cualquier documento público o privado que
emane del adversario, de su causante o de parte interesada en el asunto, o que tendría
interés si viviera y que haga verosímil el hecho litigioso.
Art.706.- Los contratos que tenga por objeto una cantidad de más de diez jornales mínimos
establecidos para la capital deben hacerse por escrito y no pueden ser probados por testigos.
CUMPLIMIENTO ANTICIPADO
En principio, los contratantes deben cumplir con sus prestaciones en el tiempo
establecido en el contrato. Sin embargo, ¿qué sucede si una de las partes decide cumplir de
manera anticipada? Al respecto, el Art. 561 del Código establece que "el pago debe hacerse
en el día del vencimiento de la obligación. Si no hubiere plazo ni resultare de las
circunstancias, será exigible inmediatamente." Por su parte, el Art. 568 del Código prevé
que "si el deudor quisiere realizar pagos anticipados, y el acreedor recibirlos, éste no podrá
ser obligado a hacer descuentos".
De modo que, según el Código Civil, el cumplimiento anticipado solo resulta
factible de mediar conformidad del acreedor. Sobre el punto, en derecho comparado se
pueden observar dos soluciones distintas:
1. Que el acreedor tiene la obligación de aceptar una oferta de cumplimiento anticipado,
fórmula adoptada por las legislaciones de las legislaciones de España, Portugal, Austria e
Italia por ejemplo.
2. Que el acreedor tiene la posibilidad de rechazar una oferta de cumplimiento anticipado,
regla que es tomada de las legislaciones de Francia y Alemania, entre otras.
Esta es la solución que adopta nuestro Código, según se des- prende del Art. 568
citado. Para poder realizar pagos anticipados el acreedor debe estar de acuerdo con
recibirlos.
Dicha postura ha sido expresamente adoptada por distintos instrumentos del derecho
comparado, de manera expresa. Así, el Art. 6.1.5 de los UNIDROIT dispone: "(1) El
acreedor puede rechazar el cumplimiento anticipado de la obligación a menos que carezca
de interés legítimo para hacerlo. (2) La aceptación por una parte de un cumplimiento
anticipado no afecta el plazo para el cumplimiento
de sus propias obligaciones si este último fue fijado sin considerar el momento del
cumplimiento de las obligaciones de la otra parte. (3) Los gastos adicionales causados al
acreedor por el cumplimiento anticipado han de ser soportados por el deudor, sin perjuicio
de cualquier otro remedio que le pueda corresponder al acreedor". Los mismos principios
dan el siguiente ejemplo sobre la cues-
tión: "A" acuerda prestar el día 15 de octubre el servicio anual de todos los ascensores del
edificio donde se encuentran las oficinas de "B". Los empleados de "A" llegan el día 14,
cuando se lleva a cabo en ese edificio un encuentro importante al que concurren muchos
visitantes. "B" puede rechazar el cumplimiento anticipado ofrecido por "A" el 14 de
octubre, debido a los obvios inconvenientes que ocasionaría.
IMPOSIBILIDAD DE CUMPLIMIENTO
En el capítulo IX se abordó el problema de la excesiva onerosidad sobreviniente o
imprevisión. El problema a tratar ahora no es que la prestación a cumplir se ha vuelto
sumamente onerosa, sino totalmente imposible de cumplir.
De acuerdo al Art. 721 del Código Civil, "si por un hecho posterior a la celebración
del contrato bilateral, y sin culpa de ninguna de las partes, la prestación se hiciere
imposible, las obligaciones reciprocas de ambos contratantes quedan sin efecto. Si la
contraprestación hubiere sido efectuada en todo o en parte, se la restituirá según las reglas
generales de este Código".
En este caso, el incumplimiento es excusable. La norma concuerda con la del Art.
628 del Código, según el cual la obligación se extingue cuando por una causa física o
jurídica no imputable al deudor, anterior a su constitución en mora, se hace imposible la
prestación que constituye el objeto de ella. Si la imposibilidad es solo temporal, el deudor,
en tanto ella exista, no es responsable del retardo de su cumplimiento. No obstante, la
obligación extingue si la imposibilidad perdura hasta que, en relación al título o a la
naturaleza de su objeto, el deudor no puede ser considerado obligado a ejecutar la
prestación o el acreedor no tenga ya interés en conseguirla."
Por su parte el Art. 722 del Código establece que "si la prestación a cargo de una de
las partes se hace imposible por su culpa, la otra podrá cumplir su obligación, exigiendo
daños e intereses, o resolver el contrato resarciéndose de aquellos".
En este último caso se está ante un incumplimiento no excusable.
por mediar culpabilidad del deudor.Ahora bien, en el derecho comparado existen
divergencias en cuanto a los requisitos y efectos que puede tener el hecho de que una
prestación sea de cumplimiento imposible. Así, por ejemplo en Francia, ello se regula bajo
la figura de la force majeure, en tanto que en Alemania se sigue la línea de la unmöglichkeit
y en el derecho inglés la doctrina de frustration.
Nuestro Código Civil sigue la noción francesa de la fuerza mayor. ¿Por qué? Pues,
en primer lugar, porque nuestra regulación no encuadra dentro de frustration inglesa, que
no admite la imposibilidad parcial: es todo o nada. En cambio nuestro Código, al igual que
el alemán y el francés, sí permite la imposibilidad parcial.
Por otro lado, de acuerdo a la noción de unmöglichkeit alemana, la parte acreedora, más
allá de que le sea alegada la imposibilidad, tiene el derecho de solicitar la resolución del
contrato, en tanto que bajo la noción de force majeure, al existir una imposibilidad, las
obligaciones quedan directamente sin efecto, de pleno derecho, según lo regula nuestro
Código.
También, en la noción alemana el juzgador se encuentra facultan adaptar el contrato
al cambio de las circunstancias y, en lugar declarar que existió imposibilidad, resolver que
existió imprevian. Es decir, la cuestión se entenderá como imposible en última instancia, ya
que si la obligación es posible, el juzgador podría determinar que existió imprevisión y no
imposibilidad.
Esto último sería factible en nuestro derecho de darse los presupestos de
aplicabilidad de la teoría de la imprevisión y de reunirse también los recaudos de las
normas procesales que rigen la acción.
Los artículos arriba referidos de nuestro Código (721, 722 y 628) siguen al Código
Civil italiano -que deriva de la legislación francesa en este punto. De modo que, a fin de
que la imposibilidad sea oponible, y de esta forma el incumplimiento excusable, deben
darse los siguientes requisitos:
1) El hecho debió acontecer después de la celebración del contrato. Esto se entiende en
virtud a que si la imposibilidad fuera anterior, se regirá por el régimen de las nulidades de
los actos jurídicos, en aplicación del Art. 357 inc. b) del Código.
2) El hecho debió ocurrir antes de la constitución en mora del deudor
En atención al Art. 628 citado, para que pueda excusarse el incumplimiento, el deudor no
debe estar en mora, ya que allí mediará culpa del deudor.
3) El hecho puede ser temporal. La temporalidad del impedimento, aun cuando venza el
plazo de observancia, no constituye en mora al deudor, en tanto aquella suspension exista.
4) El hecho no debio haber sido previsible para las partes y debio estar ajeno a su control
moral. Art. 426 de C.Civil.
5) Los riesgos no deben haberse transmitido a la otra parte. Asi con relacion a la compra
venta. Artv. 761 del C.Civil.
SEÑAL
Se da en varios casos que una de las partes exige una señal o garantia, también
denominada arras, para asegurar que la otra parte, vaya a cumplir el contrato.
El Código Civil regula esta figura en el Art. 723 y establece que "si se hubiere dado
una señal para asegurar el contrato o su cumplimiento, quien la dio puede arrepentirse del
contrato o dejar de cumplirlo, perdiendo la señal. Puede también arrepentirse el que la
recibió, y en tal caso debe devolver la señal, con otro tanto de su valor. Si el contrato se
cumpliere, la señal debe devolverse en el estado que se
encuentre. Si ella fuere de la misma especie que la que por el contrato debía darse, la señal
se tendrá como parte de la prestación".
Obviamente esta disposición rige en caso de que las partes no hayan estipulado una
consecuencia distinta, pues primará en su caso la autonomía de la voluntad, salvo --por
supuesto- que la cláusula resulte abusiva, conforme se ha expuesto en capítulos anteriores.
La señal o arras constituye una figura contractual antiquísima, cuya correcta
conceptualización se ha ido cargando de problemas en el transcurso de los siglos.
Básicamente existen dos tipos de señal o arras:
1) Como garantía del cumplimiento de un contrato, en cuyo caso se habla de una señal
confirmatoria.
2)Como “derecho de arrepentimiento" para que una de las partes se retire del negocio,
perdiendo la seña. A esta se la denomina penistencial.
En este último caso el arrepentimiento puede ejecutarse mientras quien lo haga no
se encuentre en mora ni haya existido principio de ejecución del contrato, según se ha
resuelto en la jurisprudencial argentina.
En este mismo sentido, pero refiriéndose a un desistimiento en lugar de un
arrepentimiento, los comentarios al Art. 5:101 del Marco Común de Referencia Europeo
(MCR) dicen que el desistimiento tampoco está relacionado con la existencia de errores,
dolo u otras conductas contrarias a la ley. El desistimiento pone fin a las obligaciones
contractuales sin necesidad de que existan motivos concretos, siempre que se hayan
satisfecho los requisitos relativos al derecho y
su ejecución, tales como el cumplimiento de los plazos.
INCUMPLIMIENTO
DEFINICIÓN
Nuestro Código no define el incumplimiento propiamente dicho. Sí lo hacen los Principios
UNIDROIT en su Art. 7.1.1, según el cual "el incumplimiento consiste en la falta de
ejecución por una parte de alguna de sus obligaciones contractuales, incluyendo el
cumplimiento defectuoso o el cumplimiento tardío".
INTERFERENCIA EN EL CUMPLIMIENTO
¿Qué sucede si una de las partes interfiere en el cumplimiento de la prestación de la
otra? Es decir, si una parte no puede cumplir con su prestación porque la otra ya sea actuó o
no actuó de tal modo que la prestación no pueda ser cumplida.
Si bien no se cuenta en el Código Civil con una regla que regule expresamente este
supuesto, el principio de la buena fe allí consagrado debería llevar a la misma solución que
la de los Principios UNIDROIT. Estos disponen en su Art. 7.1.2 que "una parte no podrá
ampararse en el incumplimiento de la otra parte en la medida en que tal incumplimiento
haya sido causado por acción u omision en la primera o por cualquier otro acontecimiento
por el que ésta haya asumido el riesgo".
Los comentarios de los Principios UNIDROIT expresan que este articulo contempla
dos hipótesis que excusan el incumplimiento. Sin embargo, la norma va más lejos. Cuando
este artículo es aplicable la conducta pertinente no se convierte en un incumplimiento
excusable sino que pierde la condición de incumplimiento. De lo que se sigue que la otra
parte no estará facultada para resolver el contrato por incumplimiento. Los mismos
Principios nos dan el siguiente ejemplo ilustrativo:"A" conviene en realizar trabajos de
construcción en el terreno de "B" a partir del 1 de febrero. Si "B" cierra con llave el acceso
al terrena v no permite entrar a "A", "B" no puede quejarse de que "A" no ha comenzado
los trabajos. La conducta de "B" suele equipararse a un incumplimiento no excusable, ya
sea porque existe una disposición expresa facultando a "A" a acceder al terreno, o porque la
conducta de "B" contraviene los deberes de buena fe y cooperación. Este resultado, sin
embargo, no depende de que el incumplimiento de "B" sea excusable. El resultado será el
mismo, independientemente de la excusabilidad del incumplimiento de "B", por ejemplo,
en el supuesto de que el acceso al terreno fuera obstaculizado por huelguistas.
SUSPENSIÓN DEL CUMPLIMIENTO
La exceptio non adimpleti contractus se encuentra consagrada en el Art. 719 del Código,
según el cual "en los contratos bilaterales una de las partes no podrá demandar su
cumplimiento, si no probare haberlo ella cumplido u ofreciere cumplirlo, a menos que la
otra parte debiere efectuar antes su prestación". Para este efecto, el incumplimiento de la
otra parte debe ser lo Suficientemente grave. Bien expresa la Exposición de Motivos del
Código Civil que la exceptio non adimpleti contractus no aplica en casos de
incumplimiento de escasa importancia, en atención al principio de buena fe que rige en las
relaciones contractuales.
Además, el incumplimiento no deberá ser imputable a quien pretende argüir esta
defensa, ya que en ese caso estaríamos ante lo expuesto en el punto anterior.
SUBSANACIÓN DEL INCUMPLIMIENTO
En materia de obligaciones en general, cuando el deudor no cumple con la
prestación prometida, en la forma establecida, incurre en un incumplimiento. Prevé el Art.
557 del Código que "el deudor debe entregar la misma cosa o cumplir exactamente el hecho
a que estuviere obligado. No puede substituirlos con los daños y perjuicios de la
inejecución, o mediante otra cosa u otro hech0, aunque fueren de igual omayor valor". Sin
embargo, tratándose específicamente de contratos, según el Art. 724 del Código no procede
la terminación del contrato si el incumplimiento no es esencial. Con base en ello, se puede
concluir que una parte que cumple el Contrato de manera defectuosa pero no esencial,
efectivamente se encuentra en incumplimiento. Sin embargo, dicha parte podría subsanarlo.
Sobre el particular, el Art. 7.1.4 de los Principios UNIDROIT establece que "la
parte incumplidora puede subsanar a su cargo cualquier incumplimiento, siempre y cuando:
(a) notifique sin demora injustificada a la parte perjudicada la forma y el momento
propuesto para la subsanación; (b) la subsanación sea apropiada a las circunstancias; (c) la
parte perjudicada carezca de interés legítimo para rechazarla; y (d) dicha subsanación se
lleve a cabo sin demora."
Los Principios UNIDROIT también dan un ejemplo del caso: "A" Conviene
construir un camino en la propiedad de "B". Cuandoo el trabajo ha sido terminado, "B"
descubre que la superficie del camino tiene una inclinación mayor que la permitida en el
contrato. "B" también descubre que durante la construcción, los camiones de "A" han
dañado sus árboles. "A" notifica a "B" su intención de subsanar, nivelando el camino como
lo exige el contrato. Aun siendo apropiada la subsanación en esas circunstancias, "B"
podría encontrarse legitimado a rechazarla a fin de evitar que los árboles continúen siendo
dañados.
En la misma línea se encuentra el Art. 8:104 de los PECL, cuyo comentario expresa
que el precepto dispone el derecho de corregir o sanar un ofrecimiento de pago no
conforme, a través de un nuevo ofrecimiento conforme si todavía hay tiempo para hacerlo.
La parte que haya hecho la oferta no conforme estará todavía a tiempo de sanear ese
defecto si hace un nuevo ofrecimiento, bien antes de la fecha fijada para el cumplimiento o
en cualquier otro momento siempre que el retraso no constituya un incumplimiento
esencial. Esto dependerá de si el tiempo pertenece a la escancia del contrato o ha pasado a
formar parte de ella. Este derecho a subsanar el incumplimiento defectuoso puede ser
aplicado en general, pero ciertos contratos en particular cuentan con disposiciones
específicas peculiares a los mismos, como ocurre con la compraventa (vicios redhibitorios),
compraventa internacional (Art. 48 de la Convención de Viena) y los contratos de obras
(Arts. 855 y 856 del CCP), por citar ejemplos.
PERÍODO SUPLEMENTARIO PARA EL CUMPLIMIENTO
El Código Civil, en su Art. 728, otorga a la parte que se encuentra en
incumplimiento un plazo de quince días para cumplir, previa intimación de la otra parte,
salvo pacto en contrario. Además, dispone la norma que no será necesario el otorgamiento
de plazo cuando el moroso hubiere manifestado su decisión de no cumplir el contrato
Si no existe el pacto en contrario, esta intimación es obligatoria para nuestro
Código, en tanto que resulta facultativa, por ejemplo, para los Principios UNIDROIT. El
Art. 7.1.5 de este instrumento expresa que en caso de incumplimiento la parte perjudicada
podrá conceder un período suplementario para que cumpla. Durante este período
suplementario la parte perjudicada puede suspender el cumplimiento de sus propias
obligaciones y reclamar el resarcimiento, pero no podrá ejercitar ningún otro remedio.
Mientras que la parte perjudicada puede ejercitar cualquiera de los remedios previstos si la
otra parte le notifica que no cumplirá dentro del período suplementario si este finaliza sin
que la prestación debida haya sido realizada.
El mismo artículo expresa que en caso de que la demora en el cumplimiento no sea
esencial, la parte perjudicada que ha notificado a la otra el otorgamiento de un periodo
suplementario puede resolver el contrato al final de dicho período. Finalmente, la parte
perjudicada puede establecer en su notificación que el contrato quedará resuelto
automáticamente si la otra parte no cumple. Sin embargo, este último supuesto no se
aplicará cuando la prestación incumplida. Sea tan solo una mínima parte de la obligación
contractual asumida por la parte incumplidora.
CLÁUSULAS DE EXONERACIÓN
Al igual que en Italia y Francia, nuestro Código declara nulas las cláusulas de
exoneración de responsabilidad por el incumplimiento de mala fe. Así lo dispone el Art.
421 del Código, que en su parte final dice que "la responsabilidad por dolo no podrá ser
dispensada de antemano".
Este problema y el de las cláusulas de exoneración en los contratos de adhesión
fueron tratados en los capítulos IXa XI.
DERECHO A RECLAMAR EL CUMPLIMIENTO
De acuerdo al Art. 725 del Código, "en los contratos bilaterales, el incumplimiento
por una de las partes autoriza a la que no sea responsable de él, a pedir la ejecución del
contrato, o su resolución con los daños e intereses, o ambas cosas.
A este respecto cabe distinguir los siguientes casos:
1)Obligaciones dinerarias: En este supuesto es exigible la suma adeudada con sus
correspondientes intereses, en atención a lo dispuesto por los Arts. 424, 475 del Código
Civil.
2)Obligaciones no dinerarias: En las obligaciones no dinerarias la cuestión es un
poco más compleja. En este caso, a fin de determinar los parámetros para exigirlas rigen las
normas en materia de obligaciones, respectivamente,de dar cosas ciertas (Arts. 463 al 468),
de dar cosas inciertas (Arts. 469 al 473) y de hacer y no hacer (Arts. 476 al 483). Sobre el
tema, en los países del sistema civil -como el nuestro- el término "exigir el cumplimiento"
contempla la posibilidad de requerir que el deudor de por sí cumpla con su obligación,
como también de que un tercero lo haga a expensas del otro contratante. Sin embargo, en el
common law, si la parte quiere que la obligación sea cumplida por un tercero, el acreedor
debe terminar el contrato original y recuperar del deudor el costo de obtener el
cumplimiento del tercero mediante una demanda de indemnización.
3)Ius Variandi: La parte que reclama el cunmplimiento del contrato puede,
posteriormernte, cambiar el reclamo por la resolución del contrato, o pedir ambos al mismo
tiempo (la resolución en forma subsidiaria). Este derecho es llamado ius variandi.
INCUMPLIMIENTO DE ESCASA IMPORTANCIA
En los Contratos normalmente unas obligaciones son más importantes que otras. Por
ejemplo, una parte puede estar obligada a prestar un servicio informático tres veces por
semana a una empresa y, adicionalmente, a enviar un informe mensual de los trabajos
realizados. Evidentemente, la prestación principal son los servicios, pero ¿qué sucede si la
otra parte incumple con la prestación accesoria, la menos importante? De acuerdo al Art.
724 del Código, no procederá la resolución del contrato si el incumplimiento de una de las
partes reviste escasa importancia y no compromete el interés de la otra. Esta disposición fue
tomada del Art. 1455 del Código Civil italiano y se encuentra en concordancia con las
disposiciones de los
Principios UNIDROIT y los PECL, que exigen un incumplimiento esencial para que
opere la terminación de un contrato, como se expondrá más adelante.
Tanto los Principios UNIDROIT como los PECL llegan a esta conclusión con base
en la fundamental non-performance del common law. Esta solución no se encuentra en la
generalidad de los países del derecho civil. Sin embargo, en algunos derechos, como el
francés y el alemán, pese a no haberse recibido legislativamente esta noción, hoy ala se
considera mayoritariamente que el incumplimiento de las obligaciones secundarias o
auxiliares resulta sancionado únicamente con la responsabilidad por daños, pero el contrato
continúa vigente para las partes. Como ejemplo, en un caso nacional la Corte Suprema de
Justicia ha dicho, dentro del marco de un contrato de compraventa de un automóvil, que, en
virtud de lo establecido por el Art. 724 del CC, la mora en la omisión de designar escribano
público no puede ser considerada como un incumplimiento de esencial importancia que
justifique la resolución del contrato, según las características concretas de la relación
contractual y en virtud del principio de buena fe en la ejecución de los contratos. Tal
omisión podría autorizar, en todo caso, un reclamo compensatorio por los daños
provocados por el atraso, pero no la resolución del contrato, dados el desinterés y la
tolerancia mostrados por el comprador, quien se sirvió de la cosa en todo ese tiempo
(Turbaux, Pierre Yves c. Ayala de Giménez, Gloria del Carmen s/Resolución de contrato y
cobro de Dólares Americanos, Ac. y Sent. N1595, 05/11/2012).
RESCISIÓN
Así como las partes pueden concertar libremente sus derechos mediante contratos,
ellas pueden desobligarse, también de esa forma, mediante el distracto0 -o mutuo acuerdo-,
y es esta la rescisión, una de las facetas de la autonomía de voluntad. En este sentido, dice
el Art. 718 que "las partes pueden extinguir por un nuevo acuerdo los efectos de un contrato
anterior, pero la rescisión acordada no perjudicará en ningún caso los derechos adquiridos
por terceros, a consecuencia del contrato rescindido". Para producirse la recisión de un
contrato debe, pues, mediar una nueva voluntad mutua para terminarlo. Como las partes,
también en ejercicio de la autonomía de la voluntad, pueden pactar la rescisión inclusive
con retroactividad en cuanto a sus efectos, es importante la aclaración de la norma de que
ello, desde ningún punto de vista, puede perjudicar derechos legítimamente adquiridos por
terceros. La rescisión solo se concibe en contratos no agotados por cumplimiento, es decir,
en vías de ejecución, continuada o tracto sucesivo, en que los efectos aún no han empezado
a producirse..
En nuestro derecho la palabra recisión se encuentra utilizada en más de una ocasión
para casos de terminación de un contrato por la voluntad unilateral de una de las partes. Por
ejemplo, el Art. 59 de la Lev N° 2051/2003, de "Contrataciones Públicas", establece que la
contratante podrá rescindir administrativamente los contratos por incumplimiento del
proveedor o contratista.
También se halla la terminología de la recisión en el propio Código Civil, para los
contratos de locación, cuando el locatario fuere turbado en el uso y goce de la cosa, de
acuerdo al Art. 824 incs. a), f)y g). Asimismo, se usa la palabra para otros casos en los
contratos de locación (Arts. 837, 841); en los contratos de seguro (Arts. 1556,1562, 1563 y
1564); el depósito (Art. 1250) o el comodato indefinido Art. 1281), entre otros, en los que
la ineficacia -a diferencia de la resolución, que es retroactiva- opera para el futuro (ex
nunc).
RESOLUCIÓN
Se entiende por resolución la extinción del acto, con retroactividad al momento de su
formación (ex tunc), debido a circunstancias sobrevinientes, previstas en la ley o en el
contrato. El más típico ejemplo constituye la condición resolutoria (Arts.
318-327, Código Civil); tanmbién pueden citarse a la señia de arrepentimiento o
arras (Art. 723, Código Civil), ya tratada, y al pacto comisorio (Arts. 725 y 726, Código
Civil).
Se llama pacto comisorio a la cláusula que autoriza a la parte cumplidora a la
resolución el contrato en caso de incumplimiento de la otra.
Pacto comisorio no es condición resolutoria. Esta última, que deviene automática,
requiere el acaecimiento de un hecho futuro e incierto acordado, en tanto que el pacto
comisorio opera ante un incumplimiento imputable que autoriza a la otra parte a terminar el
Contrato. De modo que esta podría optar por demandar el cumplimiento y no requerir la
terminación del contrato.
El pacto comisorio puede ser expreso o tácito. El Art. 725 se refiere al pacto
comisorio tácito. Señala la norma que "en los contratos bilaterales, el incumplimiento por
una de las partes autoriza a la que no sea responsable de él, a pedir la ejecución del
contrato, o su resolución con los daños e intereses, o ambas cosas". En concordancia a
referido artículo se debe tener en cuenta el Art. 724.
Los objetivos buscados con la incorporación del pacto comisorio tácito en la
regulación del Código Civil son básicamente dos: suplir el silencio o la omisión de las
partes, facilitando una "salida" al contratante cumplidor; y, a la vez, simplificar los
procedimientos resolutorios, evitando tener que ir a una demanda.
La cuestión es un poco más simple cuando estamos ante un pacto comisorio
expreso. En él las partes expresamente mencionan en el contrato el incumplimiento de qué
obligación da derecho a solicitar la resolución del acuerdo.
Sin embargo, ¿cuándo no existe tal cláusula, qué incumplimiento da derecho a
resolver el contrato? A fin de contestar la pregunta, se debe interpretar el Art. 725 en
consonancia con lo dispuesto por el Art. 724. Así, el incumplimiento que dará derecho a
resolver el contrato deberá ser esencial.
En este sentido, según la Corte Suprema, para que opere la resolución el
incumplimiento de la prestación debida por una de las partes debe privar a esta del interés
económico que se tuvo consideración al momento de contratar.
NOTIFICACIÓN DE LA RESOLUCIÓN
De realizarse la intimación a la parte en infracción y de, pese a ello, no cumplirse
con la obligación convenida, el Art. 728 establece que el contrato se tendrá por resuelto con
la sola comunicación fehaciente hecha al moroso de haber optado por la resolución. Esta
disposición consagra la facultad de resolver el contrato sin que sea necesaria la intervención
judicial o arbitral para tal efecto. En el mismo sentido se encaminan los Principios
UNIDROIT, Art. 7.3.2 y el Art. 9:303 de los PECL.
La esencia de esta provisión proviene del Código Civil alemán, en tanto que difiere
de los ordenamientos jurídicos de Francia, Italia y España, donde es necesaria la
declaración judicial para tener por resuelto el contrato.
INCUMPLIMIENTO ANTICIPADO
Ahora, ¿qué sucede si una de las partes ya sabe que la otra incurrirá en un
incumplimiento del contrato? ¿Puede resolver el contrato de antemano?
En este aspecto en Alemania existe la opinión unánime de que si la negativa a
cumplir es concreta y definitiva, la resolución es procedente. Esta posición se consagra en
nuestro Art. 728, tomado del Código alemán, al establecerse que "no será necesario el
otorgamiento de plazo cuando el moroso hubiere manifestado su decisión de no cumplir el
contrato"
Dicha solución difiere de la francesa, que no contempla la posilsilidad de un
incumplimiento anticipado del contrato. Siguiendo la línea de nuestro Código, aunque con
mucha mavor amplitud -basándose en el common law-, se encuentra el Art. 7.3.3 de los
Principios UNIDROIT, según el cual si antes de la fecha de cumplimiento de una de las
partes fuere patente que una de las partes incurrirá en un incumplimiento esencial, la otra
parte puede resolver el contrato.
Pues, ¿en qué difieren las dos nociones dadas? Realmente poco, únicamente en la
amplitud del incumplimiento anticipado.
De acuerdo a nuestra noción de incumplimiento anticipado, el deudor debe
reconocer o manifestar que no cumplirá. Ello es, pues, restrictivo, en tanto que para los
Principios UNIDROIT y los países del common law la noción de que el incumplimiento
acontecerá es más amplia.
Los Principios UNIDROIT traen el siguiente ejemplo sobre la cuestión: "A"
promete a "B" entregar petróleo transportado por el buque M/S Paul en Montreal el 3 de
febrero. El 25 de enero el M/S Paul se encuentra a 2.000 km. de Montreal. A la velocidad
que hace no llegará a Montreal el 3 de febrero; como pronto lo haría el 8 de febrero. Como
el tiempo de la entrega es esencial y ha de esperarse un retraso significativo, "B" puede
resolver el contrato antes del 3 de febrero.
No está de más recalcar que dicho incumplimiento anticipado debe ser esencial,
como toda violación que dé pie a la resolución del Contrato.
GARANTÍA ADECUADA DE CUMPLIMIENTO
Una parte puede exigir a la otra que garantice su obligación en caso de que
sobrevenga a esta una disminución en su patrimonio capar de comprometer o tornar dudoso
el cumplimiento de la prestación (Art. 720 Código Civil). En la misma línea, el Art. 7.3.4
de los Principios UNIDROIT dice que una parte que crea razonablemente que habrá un
incumplimiento esencial de la otra parte puede reclamar una garantía adecuada del
cumplimiento y, mientras tanto, puede suspender su propia prestación. Si esta garantía no
es otorgada en un plazo razonable, la parte que la reclama puede resolver el contrato.
EFECTOS GENERALES DE LA RESOLUCIÓN
En caso que el contrato haya sido resuelto de manera justificada, ¿qué efectos tiene
esto para las partes? El Código no señala expresamente cuáles son los efectos generales de
la resolución de un contrato, limitándose a decir en su Art.726 que desde el momento en
que se resuelve el contrato, este quede extinguido. Sobre el particular, el Art. 7.3.5 (1) de
los Principios UNIDROIT dispone que "la resolución del contrato releva a ambas partes de
la obligación de efectuar y recibir prestaciones futuras". Esta norma establece la regla
general de que la resolución del contrato tiene efectos para el futuro, por lo que las partes se
liberan de su deber de efectuar y recibir prestaciones futuras. El contrato se extingue.
Además, dice el Art. 7.3.5 (2) que "la resolución no excluye el derecho a reclamar una
indemnización de los daños y perjuicios causados por el incumplimiento". El hecho de que
en virtud de su resolución el contrato llegue a su fin no priva a la parte perjudicada de su
derecho de reclamar el resarcimiento por el incumplimiento, como se expone más adelante.
RESTITUCIÓN
Una vez resuelto el contrato, las obligaciones futuras se extinguen para las partes.
¿Pero, y las obligaciones ya realizadas? ¿puede solicitarse la devolución de lo pagado o del
bien entregado? De acuerdo al Art. 729 del Código, la resolución por incumplimiento
tendrá efecto retroactivo solo entre las partes, pero en los Contratos de tracto sucesivo las
prestaciones ya cumplidas y las cuotas vencidas quedarán firmes. Debe, pues, efectuarse el
distingo entre contratos de efecto inmediato y de tracto sucesivo.
RESARCIMIENTO
El Art. 725 del Código Civil, en consonancia con el Art. 451, establece que la parte
que resuelve con justa causa un contrato puede reclamar a la otra los daños e intereses
causados por la resolución. A su vez, según el Art. 421 del Código el deudor responderá
por los daños y perjuicios que su dolo o su culpa irrogare al acreedor en el cumplimiento de
la obligación.
Estos artículos consagran el derecho que tiene la parte que resolvió el contrato -a
causa de un incumplimiento de la otra- a solicitar el resarcimiento por los daños causados.
Pero, ¿qué debe resarcir la parte incumplidora? ¿Hasta dónde llega su obligación de
resarcir? A fin de responder las preguntas, se debe determinar previamente qué comprenden
los daños.
DERECHO AL RESARCIMIENTO. REPARACION INTEGRAL.
El Art. 450 del Código establece que los daños comprenden el valor de la pérdida
sufrida y el de la utilidad dejada de percibir por el acreedor como consecuencia de la mora
o del incumplimiento de la obligación. Su monto será fijado en dinero, a menos que la ley
dispusiere otra forma. Además de ello, el Art. 451 establece que habrá lugar al
resarcimiento, aunque el perjuicio no fuera patrimonial.
En consonancia, el Art. 7.4.2 de los Principios UNIDROIT dice: "(1) La parte
perjudicada tiene derecho a la reparación integral del daño causado por el incumplimiento.
Este daño comprende cualquier pérdida sufrida y cualquier ganancia de la que fue privada,
teniendo en cuenta cualquier ganancia que la parte perjudicada haya obtenido al evitar
gastos o daños y perjuicios. (2) Tal daño puede ser no pecuniario e incluye, por ejemplo, el
sufrimiento físico y la angustia emocional". En esta línea se encuentran también los PECL
en sus Arts. 9: 501, 9:502 y 9:503; y el MCR Europeo, en su Art. III. -3:701. En concreto,
los daños que pueden reclamarse en materia contractual son los siguientes:
1) Daño emergente: Es la pérdida sufrida por la parte que resolvió el contrato ante la
prestación que efectivamente no se cumplió. En este sentido, la Corte Suprema definió el
daño emergente en una relación contractual como aquel que "envuelve cercenamiento,
disminución real, descuento efectivo de un valor determinado. Algo que existía y ahora
falta, como consecuencia de no incorporarse al patrimonio del acreedor el objeto mismo de
la obligación. Es emergente porque emerge, nace y tiene principio de otra cosa, que es
precisamente el incumplimiento; como resultado de éste, es una relación de causa y efecto.
El patrimonio afectado debió percibir algo y en realidad eso no ocurre..." (Corte Suprema
de Justicia del Paraguay, Sala Civil y Com,. Duarte, Rolando José c. Fast Food
Sudamericana S.A. Ac. y Sent. N° 797, 14/09/2005) El daño emergente, en definitiva,
consiste en los gastos en que incurrió la parte que resolvió el contrato para cumplir con su
prestación, asi como en los perjuicios materiales que efectivamente sufrió la parte afectada
por el incumplimiento.
2) Lucro cesante:Se entiende por tal la ganancia dejada de percibir. Ha dicho nuestra
Corte Suprema que "el lucro cesante está constituido por las ganancias concretas que el
damnificado se vio privado de percibir a raíz el incumplimiento de la obligación. Es, pues,
una ganancia cierta y esperada..." (Corte Suprema de Justicia del Paraguay, Sala Civil y
Com., Zawadska, Mario Jorge Michel c. Ramírez Irazábal, José Miguel y Larre Quiñónez,
Alfredo Rafael s/ Indemnización de daños y perjuicios, Ac. y Sent. N° 984, 01/10/2014).
También ha expresado la Corte que en los contratos de tracto sucesivo el lucro
cesante es lo que la parte hubiera recibido si el contrato no se hubiera resuelto.
Específicamente se ha dicho que "de haber seguido la ejecución del contrato su curso
natural, el actor habría obtenido lógicamente ciertas ganancias, de las que se vio privado
por la intempestiva decisión unilateral de la demandada de suspender el suministro de los
productos" (Corte Suprema de Justicia del Paraguay, Sala Civil y Com., Duarte, Rolando
José c. Fast Food Sudamericana S.A., Ac. y Sent. N° 797, 14/09/2005)
3) Daño moral: El daño moral en una relación contractual, Pues sí.
Si bien se trata de una cuestión debatida, el Art. 451 establece Esta posibilidad, aunque la
tendencia en el derecho comparado constituye interpretar esto de manera restrictiva. Solo
excepcionalmente deberían otorgarse daños morales en relaciones ni índole contractual y
como cuando existen daños a las personas-.
LECCION 13- EVICCION Y VICIOS REDHIBITORIOS.
Evicción
Concepto
Se entiende por garantía de evicción la obligación que asum etodo aquel que
transmite a título oneroso, de asegurar la legitimidad y existencia del derecho transferido y
la consiguiente posesión, dominio o goce del bien (Art. 1760).
El Código Civil regula el instituto de la evicción en el Art. 1759 diciendo que
"habrá evicción cuando quien adquirió bienes a título oneroso los dividió con otro, fuere en
virtud de fallo judicial y por causa ignorada, anterioro contemporánea a la transferencia o
división, privado total o parcialmente del derecho adquirido...". Dicha disposición continúa
señalando que "responderán tanto quien transmitió o dividió los bienes, como los
antecesores en el título traslativo del dominio". Además, el Código establece que la
turbación debe ser confirmada por fallo judicial (Art. 1759), puesto que de lo contrario
cualquier reclamación podría ser objeto de evicción. En un caso ante nuestros tribunales se
sostuvo que "toda demanda fundada en la evicción promovida antes de que el comprador
haya sido desposeído o turbado en su posesión fundada en una sentencia debe ser
desestimada" (Tribunal de Apelación en lo Civil y Comercial de Asunción, Sala 1,
Talavera, Angel E. c. Matiauda, José F. (Ac. y Sent. núm. 63) 14/08/1980. LLP 1981 LLP
1981, 78. PY/JUR /60/1980).
Por su parte, dispone el Art. 1759 que, "si la sentencia fuera arbitral, solo producirá
efecto en el caso en que el enajenante hubiese firmado el compromiso". Esta última
disposición debe considerarse derogada por la Ley 1879 de 2002, de Arbitraje y Mediación,
que equipara la vía judicial a la arbitral en cuanto a sus efectos y el arbitraje se interpreta
como extensivo no solo a partes signatarias sino a terceros, en supuestos como este en que
los terceros estén vinculadosal negocio jurídico que dio origen a la contienda. Sin embargo,
la Condición que debe cumplirse es que al tercero se le haya dado la posibilidad de
intervenir en el procedimiento arbitral y que haya podido ejercer su defensa en él. Por
ejemplo, "A" y "B" incluyen una cláusula arbitral a un contrato de donación con cargo de
un bien. "B" incumplió con el cargo y, según el contrato, debía devolver el bien a "A". Sin
embargo, "B" enajenó el bien a "C", quien lo adquirió de buena fe. Las partes recurrieron al
arbitraje de conformidad con el contrato. El laudo arbitral dispuso que "B" debía devolver
el bien en cuestión a "A". Sin embargo, el laudo arbitral no podía ser impuesto a "C" ya que
este no ejercicio sus derechos en juicio. Ahora bien, la garantía de evicción parte de "C"
puede hacerse valer en sede judicial en virtud a la decisión arbitral aun cuando no haya
intervenido en el juicio, ya que la turbación del derecho se dará efectivamente cuando "A"
intente recobrar el bien en virtud al fallo arbitral.
Asimismo, podría darse el caso de que "C" firme un acuerdo de arbitraje con A, de
modo a resolver el diferendo. Esta hipótesis plantea la situación de que el enajenante ("B")
no haya firmado el compromiso arbitral -conforme lo requiere el Código, en el Art. 1759, in
fine- En este supuesto, deberían aplicarse los criterios establecidos en cuanto a la
obligación de citar al enajenante (Art. 1770, inc. a). Es decir, si el adquirente no citó al
enajenante para salir en su defensa durante el procedimiento arbitral, no podrá
posteriormente hacer valer la garantía.
En cuanto a la compraventa internacional, garantizando al comprador de cualquier
turbación por parte de un tercero, la Convención de Viena señala en su Art. 41 que "el
vendedor deberá entregar las mercaderías libres de cualesquiera derechos o pretensiones de
un tercero, a menos que el comprador convenga en aceptarlas sujetas a tales derechos o
pretensiones.
Requisitos
1) Que se trate de la turbación "de un derecho"
La turbación, en virtud a la sentencia judicial -o sentencia arbitral, según se expuso
antes-, debe ser sobre un derecho (Art. 1760) y no sobre un hecho. Esta diferencia es
importante puesto que la responsabilidad por evicción no comprende las turbaciones de
hecho.
Por ejemplo, el enajenante no es responsable de las turbaciones materiales que
pueda sufrir un comprador por hechos de terceros, que no le permiten usar el bien conforme
a lo pactado; por las molestias de los vecinos, etcétera. Ante estas turbaciones, el adquirente
debe defenderse por sí solo.
Ahora, cuando esta turbación trate de un derecho anterior contemporáneo, que era
ignorado por el adquirente, existe responsabilidad por evicción (Art. 1759).
En un caso ante nuestros tribunales se presentó básicamente el siguiente esquema:
"A" vendió un automóvil a "B" a través de un contrato privado; y luego "C” reclamó un
mejor derecho sobre "por "B" citó en garantía de evicción a "A". Según la Sala Civil de la
Corte Suprema, en este caso, que requiere la formalidad registral, no opera la evicción si no
se ha realizado la inscripción. En razonamiento de la Corte no puede operar la garantía de
evicción a favor de "B", en virtud de que no hay titularidad del bien registral; es decir, no
hay un derecho de propiedad (Corte Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial, Rosa I.
Ferreira c/ Esteban Avalos Fretes s/ Indemnización de daños y perjuicios, Ac. y Sent. N°
853 del 04 de septiembre de 2008). Lo mismo puede darse tratándose de derechos reales,
creditorios o derechos intelectuales. Lo importante para que pueda configurarse la
responsabilidad por evicción, es que la turbación sea de derecho, salvo que la turbación de
hecho provenga del mismo enajenante (Art. 1765).
2) Causa ignorada
El Art. 1759 establece que la causa de la evicción debe ser ignorad por el
adquiriente. Asimismo, el Art. 1767 del Código estipula que "si al transmitírsele el bien
conoció el adquirente el peligro de la evicción, no tendrá derecho a ser indemnizado, ni
podrá exigir al enajenante que le defienda en juicio, salvo convenio expreso en contrario".
Por su parte, el Art. 1764, inc. d) del Código exonera de responsabilidad por evicción al
enajenante si "conociendo o debiendo conocer el adquirente al efectuarse el acto el peligro
de la evicción, hubiere consentido en que la garantía se excluyere".
3)Que se trate de una causa anterior o contemporánea a la adquisición
El Art. 1761 del Código Civil establece que, si el derecho que causó la evicción
fuere de origen anterior a la transferencia de la cosa, pero adquirido ulteriormente, no
responderá el que transmitió o dividió los bienes.
La exigencia de que la turbación de derecho tenga una causa anterior o
contemporánea a la venta significa que el autor de la evicción debe accionar en virtud o
invocación de un derecho adquirido antes de la venta, por una causa preexistente y que
significa falta, deficiencia o defecto en el derecho del vendedor. Esto es razonable puesto
que mal podría reclamársele al vendedor por derechos adquiridos con posterioridad a la
venta, dado que no se trataría de un vicio inherente al derecho del enajenante.
Evicción total o parcial
La turbación del derecho, que generalmente tiene origen en el ejercicio de una
acción reivindicatoria, puede ser total o parcial (Art. 1759 y Art. 1760).
La primera hipótesis se da cuando el comprador sufre la pérdida total de la cosa
adquirida en razón de una sentencia judicial o situación asimilable.
La segunda tiene lugar cuando la privación de la cosa es parcial o una simple
turbación en el uso, goce y posesión plena de la misma. En este último caso se produce un
despojo jurídico de una parte de la cosa adquirida o de algunos accesorios o de uno de los
objetos comprados cuando se recibieron varios.
Ahora bien, ¿cómo responde el vendedor ante una evicción total o una parcial?
1) Evicción total
La solución para el caso de evicción total es dada por el Art. 773. De acuerdo al
mismo, el enajenante tiene una obligación principal, la de devolver el precio sin intereses,
aunque la cosa hubiere disminuido de valor, sutriendo deterioros o pérdidas, por culpa del
adquirente o por caso fortuito.
2) Evicción parcial
En los términos del Art. 1776 del Código, si la evicción fuere parcial el comprador
podrá optar entre que se le indemnice proporcionalmente a la pérdida sufrida o rescindir el
contrato, cuando la parte que se le ha quitado, o la carga o servidumbre que resultare,
fueren de tal importancia que, de haberlo sabido, no habría comprado la cosa. Le asistirá
igual derecho si versando el contrato sobre varios objetos comprados conjuntamente, se
demostrare que no se hubiera adquirido el uno sin el otro (Art. 1776).
Sin embargo, en caso de evicción parcial, si el contrato no se rescindiere, el
resarcimiento se determinará por el valor que al tiempo de aquella tuvo la parte de que se
privó al comprador. Pero si no cubriere a la que correspondería proporcionalmente al precio
total de la operación, se fijará con referencia a este (Art. 1777).
Estos artículos se deben interpretar conforme al Art. 745 del Código, según el cual
si la cosa que el comprador creía ser de propiedad del vendedor era solo en parte de
propiedad ajena, podrá el Comprador pedir la resolución del contrato con el resarcimiento
del daño, a tenor del artículo anterior, cuando, según las circunstancias, pueda considerarse
que él no habría adquirido la cosa sin aquella parte de la que no ha llegado a ser propietario,
e igualmente puede obtener solo una reducción del precio, además del resarcimiento del
daño.
3) Acciones que se puede ejercer
4) Cargas Ocultas
5) Tercer adquiriente
6) Defensa en juicio
Vicios redhibitorios
Concepto
En su aspecto etimológico redhibere es una palabra proveniente del latín que
significa "retomar, volver atrás o restituir". Los vicios redhibitorios son defectos materiales
no aparentes del bien que autorizan a dejar sin efecto el contrato y retrotraer el estado de
cosas al estado inicial, o a reducir el precio por el valor del bien producto del defecto
oculto. Su importancia debe ser tal que, de haberlos conocido, el comprador no habría
adquirido el bien o habría dado menos por él.
La garantía por vicios redhibitorios se funda en la necesidad de que la cosa vendida resulte
apta para cumplir los fines previstos por los contratantes. Los defectos ocultos en el objeto
deben impedir a las partes lograr los fines que habían tenido previstos o a que se encuentre
en la cosa obsolescencia respecto a su valor.
Los ejemplos sobre vicios ocultos se dan generalmente en obligaciones de dar cosas
ciertas. Así, en la compraventa de vehículos usados, el motor puede tener averías que hagan
que el costo de las reparaciones supere el valor mismo del vehículo. Asimismo, puede darse
en problemas de bomba de inyección de los vehículos, cuyo repuesto es desproporcionado
al valor del vehículo mismo. Otro ejemplo podrían ser defectos en el vehículo que hagan
que el adquirente deba llevarlo reiteradamente al taller para reparaciones, etcétera.
Ahora bien, no todo vicio por sí constituye un vicio oculto; muchas veces los vicios
son aparentes y el adquirente, tras una prueba, podría detectarlos. En estos casos no cabe
aplicar la figura de vicios redhibitorios, porque estos podrían haber sido conocidos por el
adquirente.
Elementos configurativos
Según la Corte Suprema de Justicia (siguiendo al jurista argentino López de Zavalía), los
vicios redhibitorios deben reunir las siguientes características para su configuración: a) de
hecho; b) oculto; ignorado; d) grave; y e) existente al tiempo de adquisición. (Corte
Suprema de Justicia, Sala Civil y Comercial, Idmar Agustinho Michelán cl Agro Colonial
S.A.I.C. s/ Indemn. de D. y P., Ac. y Sent. N° 1025 del 08 de octubre de 2014).
Antes de analizar en detalle los elementos configurativos cabe recalcar que -al igual
que en la evicción- rige aquí el principio dela autonomía de la voluntad. Así, el Art. 1792
dispone que las partes podrán renunciar, restringido ampliar su responsabilidad por los
vicios redhibitorioS, siempre que no mediare dolo en el enajenante. Aclara la norma que la
exoneración en términos generales, no eximirá a este, respecto de los que hubiere conocido
y no los declaró al adquirente. De modo que aquí se debe ser bien explícito.
Además, el Art. 1793 expresa que será permitido a las partes Crear por el contrato
vicios redhibitorios que naturalmente no lo fueren, siempre que el enajenante garantice la
no existencia de ellos, o la calidad de la cosa, supuesta por el adquirente. Esta garantía
tendrá lugar, aunque no se exprese, cuando el primero afirme positivamente en el acto que
la cosa estaba exenta de defectos o que tenía ciertas calidades, aunque al segundo le hubiere
sido fácil conocer dichas circunstancias. En las ventas sobre muestra o modelo se entenderá
que las calidades respectivas han sido garantizadas.
Entrando ya a analizar los elementos configurativos de los vicios redhibitorios
vemos que deben reunir las siguientes características:
1. De Hecho
2. Oculto
3.Ignorado
4.Grave
5.Existencia al tiempo de la adquisición
La acción redhibitoria
La acción redhibitoria es una demanda resolutoria, para dejar sin efecto la venta,
restituyéndose las partes las respectivas prestaciones. A través de ella el adquiriente ejerce
los derechos que nacen a 1a de los vicios ocultos, de acuerdo al Art. 1794 de nuestro
Código.
El Art. 1799 asimismo dispone que "la acción redhibitoria es indivisible. Ninguno
de los herederos del adquirente podrá ejercerla solo por su parte; pero será permitido
demandar a cada uno de los herederos del enajenante, por la cuota que le corresponda". Es
decir, los herederos del adquirente son sujetos activos solidarios de la obligación que nace
de la redhibición, en tanto la acción se ejerce por la totalidad; sin embargo, los herederos
del enajenante son sujetos pasivos mancomunados simples, puesto que responden por la
cuota que corresponda.
En cuanto a la carga probatoria, el Art. 1791 expresa que incumbe al adquirente
probar que el vicio existía al tiempo de transmisión. No acreditándolo, se juzgará que
sobrevino después.
Derecho comparado
Históricamente, la evicción y los vicios redhibitorios han sido concebidos como
garantías y efectos naturales y propios de un contrato. Es decir, se los consideró
consecuencia del contrato mismo de manera implícita o explicita salvo que las partes, en
uso de la autonomia de la voluntad, excluyan los efectos que se deriven de su aplicación.
La regulación de la evicción y de los vicios redhibitorios proviene del derecho
romano, cuya concepción influenció en Pothier, a partir de allí, en la codificación
decimonónica.
Bajo inspiración del derecho anglosajón, en la actualidad, tanto la evicción como los
vicios redhibitorios tienden ya a no ser objeto de regulaciones específicas, sino que entran
dentro de los supuestos generales de incumplimiento del contrato.
Esto se debe fundamentalmente a la importancia que ha tomado la Convención de
Viena sobre Compraventa Internacional de Mercaderías, que no los regula específicamente,
sino que entran dentro de los presupuestos de incumplimiento y falta de conformidad. Es
decir, hoy día se entiende el incumplimiento de forma amplia como toda desviación del
objeto contractual, no solo el dar, hacer o no hacer, sino también el cumplimiento
defectuoso o tardío. Ya no se abordan entonces por separado a la mora, los vicios de la cosa
y la evicción, cada una con sus presupuestos, plazos de prescripción y efectos, sino que se
concibe a todos comprendidos dentro del marco general del incumplimiento.
Nuestra legislación adopta este concepto de incumplimiento unitario como se
expuso en el capítulo anterior. Sin embargo, difiere ligeramente con la Convención de
Viena en la regulación de los remedios, pero en esencia ambos regulan los mismos
problemas Soluciones parecidas, aunque con nomenclatura distinta. Así, en nuestro Código
hablamos de la evicción y vicios redhibitorios, en tanto que en la Convención se alude a las
pretensiones de terceros y de conformidad de las mercaderías.
LECCION 14 – CONTRATOS NOMINADOS.
COMPRAVENTA
CONCEPTO
El contrato de compraventa se encuentra regulado en los Arts. 737 a 798 del Código
Civil. Según el Art. 737, "es aquel que tiene por objeto la transferencia de la propiedad de
una cosa, u otro derecho patrimonial, por un precio en dinero que debe pagar el
comprador".
La Convención de Viena de 1980, que regula específicamente el contrato de
compraventa internacional, no contiene una disposición que lo defina. Puede extraerse el
concepto de compraventa a partir de sus Arts. 30 y 53, que disponen acerca de las
obligaciones del vendedor y del comprador. Así, un contrato de compraventa será, en el
contexto de la citada Convención, aquel en virtud del cual un vendedor se obliga a
transferir la propiedad de un bien y entregarlo, en conjunto con todos los documentos
relacionados al mismo, reciben do a cambio por parte del comprador el precio de los
bienes.
CARACTERES
De las definiciones expuestas podemos extraer los siguientes caracteres del contrato
de compraventa:
A. Bilateralidad
De la denominación misma del contrato de compraventa, surge que importa
obligaciones para ambas partes. La parte vendedora se obliga a transferir la propiedad de un
bien mientras que la parte compradora se obliga a pagar un precio en dinero a cambio.
B. Consensualidad
El contrato de compraventa queda perfeccionado con el mero consentimiento de las
partes.
Como se expuso en el capítulo VII, el Código Civil se aparta de su precedente
argentino, pues elimina la regla de la tradición acto traslativo independiente al contrato-
como requisito substancial de los contratos de compraventa.
Al respecto, el Art. 716 del Código dispone que, salvo estipulación en contrario,
toda creación, modificación, transferencia o extinción de derechos reales produce efectos
entre las partes desde que el consentimiento se haya manifestado legítimamente.
No obstante, esta disposición se contradice con otras: por ejemplo, el Art. 2062
prevé que en materia de bienes muebles la entrega hecha por el propietario del bien mueble
a un adquirente tiene el efecto de transferir su dominio cuando exista acuerdo entre ambas
partes de transmitir la propiedad. En materia específica de bienes muebles debe, pues,
tenerse presente esta regla especial contenida en el Art. 2062
En la misma línea de eliminar la tradición como elemento necesario para
perfeccionarse el contrato, el Art. 23 de la Convención de Viena dispone que "el contrato se
perfeccionará en el momento de surtir efecto la aceptación de la oferta conforme a lo
dispuesto en la presente Convención". La disposición más importante que se relaciona con
el artículo transcripto es el segundo párrafo del Art. 18, que se encarga de establecer la
regla general acerca del momento de perfeccionamiento del contrato, cual es que la
aceptación de la oferta surte efectos cuando llegue al oferente.
C. Onerosidad
La prestación que realiza una de las partes se da con miras a la contraprestación que
debe efectuar la otra: una parte entrega la propiedad de un bien a cambio de un precio y
viceversa.
CAPACIDAD
Para que las partes puedan otorgar su consentimiento a un contrato necesariamente deben
reunir el requisito de la capacidad. La Convención de Viena no regula cuestiones
vinculadas a la capacidad de las partes, que quedan reservadas entonces al dominio del
derecho internacional privado.
En cuanto al Código Civil, sus Arts. 739 al 741 disponen acerca de quiénes tienen
prohibido, en razón del cargo o función que detentan, celebrar contratos de compraventa.
En otras palabras, estipulan quiénes están incapacitados para comprar o vender ciertos
bienes, "...aunque sea en remate, por sí o por interpósita persona..." (Art. 739). Los
supuestos son los siguientes:
A. Los esposos entre sí, aun separados de bienes
La regla se halla contemplada en el Art. 44 de la Ley 1/92, el cual dispone que los
esposos no pueden contratar entre sí respecto a los bienes propios y de la comunidad.
La prohibición se funda en que la compraventa puede prestarse a maniobras de los
esposos para sustraer del patrimonio de uno de ellos, los bienes que podrían garantizar las
obligaciones contraídas con terceros, es decir, burlar a los acreedores.
No obstante, esta prohibición no rige para las adjudicaciones de bienes que, por
liquidación de la comunidad conyugal, se hagan los esposos en pago de aportes o del haber
de uno de ellos.
B. Los representantes legales o convencionales, de los bienes comprendidos en su
representación
Representantes legales son los padres respecto de sus hijos, los tutores respecto de
sus pupilos y los curadores respecto del interdicto. Representantes convencionales son los
apoderados o mandatarios, que actúan en representación de sus mandantes en virtud a un
contrato de mandato.
La prohibición responde a la necesidad de proteger al incapaz, pupilo o al interdicto,
evitando que el representante realice operaciones abusivas en su propio beneficio y en
detrimento de a quien representa. Evita además que el representante compre para sí un bien
de propiedad del representado que se le encargó vender, a un precio menor del que
realmente vale.
El Art. 741 dispone que “los padres, tutores y curadores pueden adquirir los bienes de
sus hijos, pupilos o de los incapaces, cuando en ellos tuvieren derechos como partícipes en
la propiedad o usufructo, o los tuvieren como acreedores hipotecarios por título propio, o
por subrogación legal, y la venta hubiere sido dispuesta por juez competente, con la
intervención de un tutor especial, nombrado antes de disponerla, y de los funcionarios
tutelares de menores".
C. Los albaceas, de los bienes correspondientes a la testamentaria en que
desempeñasen su cargo
El albacea, también conocido como ejecutor testamentario, es la persona designada por
el testador para que, después de su muerte, ejecute sus disposiciones de última voluntad.
La prohibición se funda en las mismas razones que las expuestas en el inciso anterior.
Se pretende evitar que el albacea perjudique a los herederos adquiriendo un bien parte del
patrimonio que debe ejecutar, a un precio inferior a su valor real.
El Art. 740 del Código menciona que se exceptúa de esta prohibición al albacea que sea
coheredero o que sea cesionario en pago de créditos o de garantías a que estén afectados
bienes de su propiedad.
D. Autoridades y funcionarios públicos
Los incisos d) y e) del Art. 739 prohíben la compraventa de los bienes del Estado, de las
municipalidades, o de los entes descentralizados de la administración pública, al Presidente
de la República a sus ministros, a funcionarios y empleados públicos.
La fundamentación de las prohibiciones contenidas en estos incisos vuelve a recaer en
el interés de evitar que ciertas personas, en razón de un cargo que desempeñan, se
encuentren en una posición de connivencia. Es decir, evitar que se abuse del cargo que se
posee para adquirir bienes del Estado en beneficio propio y en detrimento de la sociedad
En cuanto al inciso e), la prohibición se refiere a los funcionarios y empleados públicos
encargados de administrar los bienes objeto de la compraventa. Es decir, los mismos se
encuentran habilitados a comprar otros bienes del Estado, de las municipalidades o de entes
descentralizados, de cuya administración no estén encargados.
E. Magistrados, fiscales, defensores de incapaces y ausentes y otros funcionarios,
abogados, procuradores, escribanos y peritos
A ellos les alcanza la prohibición de celebrar compraventas que tengan por objeto los
bienes en los juicios en que intervengan o hayan intervenido.
La prohibición se funda en razones de moral. Las personas contenidas en este inciso
podrían obviar su misión y aprovechar sus funciones o profesiones para su lucro personal,
ante la posibilidad de especular con los bienes de los litigantes.
Con esta prohibición se pretende evitar toda duda acerca de influencias perniciosas por
razón del cargo que una persona desempeña, en la determinación de la suerte de un
determinado juicio.
El Art. 740 del Código establece una excepción relativa a este Inciso, en el sentido de
que los magistrados, fiscales, defensores, abogados, procuradores, etc., pueden adquirir los
bienes de los juicios en los que intervengan o hayan intervenido en defensa de sus propios
derechos hereditarios o de sus derechos creditorios.
OBJETO DE LA COMPRAVENTA
COSAS QUE PUEDEN SER OBJETO DE COMPRAVENTA
El Código de Vélez Sarsfield, en vigencia en nuestro país con anterioridad al actual
Código Civil, establecía que solo podían ser objeto de compraventa los bienes corporales.
En ningún momento mencionaba la posibilidad de que los bienes inmateriales sean
susceptibles de venderse y comprarse.
No obstante, en línea con el crecimiento de la variedad de bienes que son aptos para
el comercio a nivel mundial, el Código Civil paraguayo incluyó a los bienes inmateriales,
además de los corporales, como objeto del contrato de compraventa. En este sentido, el Art.
737 del Código Civil dispone que a través del contrato de compraventa puede ser
transferida tanto la propiedad de una cosa como de otro derecho patrimonial.
Esta corriente de incluir a las cosas inmateriales como posibles objetos del contrato
de compraventa fue introducida inicialmente por el derecho francés, donde el Código de
Napoleón ya expresaba que todo lo que se encuentra dentro del comercio puede venderse,
salvo que existan leyes particulares que lo prohíban.
COSAS QUE NO PUEDEN SER OBJETO DE COMPRAVENTA
El Art. 742 del Código Civil establece taxativamente en nueve incisos cuáles son tales
cosas y derechos que "no pueden ser objeto de compraventa:...".
1) Las acciones fundadas en derechos inherentes a la persona o que comprenden
hechos de igual naturaleza
Esta disposición contempla las acciones fundadas en derechos que están íntimamente
ligados a la persona misma del vendedor, Por ejemplo, derechos cuyo contenido se
relacione al estado del vendedor, domicilio, honor, derechos emergentes de su patria
potestad, entre otros.
2) Los derechos que en caso de ser ejercidos por otro alterarían su contenido en daño
del deudor
Hace referencia a los derechos cuyo ejercicio corresponde exclusivamente al titular, los
denominados "intuitu personae".
3) Los bienes inembargables, en su totalidad, o en la parte en que lo sean
Para comprender esta norma debemos partir de la base de que los bienes pueden ser
embargables o inembargables. Cuando un bien es inembargable, el mismo se encuentra
fuera del comercio y, por lo tanto, no puede ser enajenado ni existe la posibilidad de
celebrar un contrato de compraventa sobre él. No obstante, el Art. 1897 del Código Civil
contempla las categorías de inaljenabilidad absoluta e inajenabilidad relativa. Por ejemplo,
el bien de familia no puede ser enajenado mientras se halle afectado al régimen. Así
también, los lotes agrícolas adquiridos por el Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la
Tierra (Indert) son inembargables y, por ende, no pue den ser objeto de compraventa.
4) Las cuotas alimentarias, devengadas o no
El Art. 258 del Código Civil establece quiénes se encuentran obligados a la
prestación de alimentos. Razones de humanidad hacen que la ley prohiba la enajenación de
las cuotas alimentarias, a fin de asegurar al individuo y a su familia lo mínimo para vivir.
5) Las pensiones y otras asignaciones declaradas inembargables por la ley, salvo la parte
embargable
Si bien no pueden ser enajenadas, la ley admite, sin embargo, que sea objeto de
compraventa la parte de las asignaciones que la ley declare son embargables.
6) El usufructo, aunque sí el ejercicio del mismo
Si bien está vedado por ley enajenar el usufructo, el Art. 2242 del Código Civil sí
admite que el usufructuario pueda ceder el ejercicio del usufructo o darlo en arriendo.
7) Los derechos de uso y de habitación
Al igual que el usufructo, el uso y la habitación son derechos reales sobre una cosa
ajena y no pueden ser objeto del contrato de compraventa. No obstante, el Código no
admite ni siquiera la enajenación del ejercicio de los derechos de uso y de habitación pues
son constituidos exclusivamente a favor de una persona determinada.
8) Aquellos derechos cuya transferencia esté prohibida por la ley, por el título constitutivo,
o por un acto posterior
Esta disposición contempla tres posibilidades. La primera, el hecho de que la ley
expresamente prohíba la enajenación de ciertos derechos. Dentro de esta prohibición
encontramos al bien de familia, a los lotes del Indert, la herencia futura, el usufructo, el uso,
la habitación, etcétera. La segunda, la posibilidad de que el título que otorga el dominio de
un derecho al propietario contenga una prohibición de transferir la propiedad del mismo en
el futuro. La tercera posibilidad contemplada en este inciso hace referencia a que, si bien el
título constitutivo de dominio de un derecho puede no contener una prohibición de volver a
enajenarlo, su transferencia pudo haber sido vedada en un acto posterior.
9) Los bienes que no pueden ser objeto de contratos
Existen bienes que por su naturaleza o por mandato de la ley no pueden ser objeto
de contratos. Por ejemplo, los bienes de dominio público del Estado, la indeterminación de
una cosa en cuanto a su especie, la herencia futura, etc.
PRECIO
CONCEPTO
El precio es la contraprestación fijada en una suma de dinero que efectúa el
comprador por la cosa o el derecho que el vendedor le transfiere en propiedad. Partiendo de
esta definición, se hace evidente que el precio es un elemento fundamental en una
operación de compraventa. Ya los romanos decían que “sine precio nulla venditio est", es!
decir, sin precio no hay compraventa.
REQUISITOS
En un contrato de compraventa el precio debe reunir las siguientes condiciones:
1) Debe estar fijado en dinero
Ciertos ordenamientos jurídicos, como el español y el argentino, expresamente disponen
que el precio debe ser fijado en una suma de dinero. Otros, como el italiano y el nuestro, lo
presumen, ya que el pago en dinero es precisamente la diferencia esencial entre la
compraventa y la permuta.
Nuestro ordenamiento jurídico distingue entre la compraventa y la permuta según la
forma en la que se pague el precio. En otras palabras, la forma de determinación del precio
condiciona el tipo de contrato que se celebra.
En este sentido, el Art. 756 del Código Civil establece que si el precio es mixto, es
decir, si se fija parte en dinero y parte en otro bien el contrato será de permuta. En cambio,
si el precio se fija exclusivamente en dinero, el contrato será de compraventa.
2) Debe ser determinado o determinable
Este requisito hace referencia a la diferenciación entre lo que se conoce como precio
cierto y precio incierto. Los contratos de compraventa efectuados con la fijación de un
precio cierto cumplen con el requisito de que el mismo sea determinado o determinable. Si
bien un precio incierto no es en principio determinado ni determinable, la ley suple su
determinabilidad mediante una presunción de cuál fue la voluntad de las partes.
Al respecto, el Art. 754 del Código Civil dispone sobre tres posibles supuestos en
los cuales se configura una compraventa con precio cierto:
En primer lugar, cuando las partes determinan el precio en una suma de dinero que
el comprador debe pagar. Por ejemplo, las par-tes pactan que Juan se obliga a transferir la
propiedad de una casa a Pedro contra el pago de G. 100.000.000.
En segundo lugar, cuando el precio fuere fijado con referencia a una cosa
determinada. Por ejemplo, siguiendo con la misma hipótesis, Juan vende su casa a Pedro
por el mismo precio en que Pedro le vendió la suya a María.
En tercer lugar, cuando la determinación del precio se encomienda a un tercero. Por
ejemplo, Juan vende su casa a Pedro por el precio que fije la escribana María.
No obstante, el Código Civil no hace una clara mención a las condiciones así como
a las consecuencias que los actos u omisiones del tercero pueden tener sobre la
compraventa. Al delegar la determinación del precio surge la posibilidad de que el tercero
se rehuse a fijarlo. El Código Civil argentino, por ejemplo, resuelve la hipótesie
invalidando la compraventa. La misma consecuencia acaece en el caso de fallecer el tercero
a quien se encomendó la determinación del precio.
Esta tercera forma de fijar un precio está comprendida dentro de lo que en doctrina
se denomina "precio abierto" que hace referencia a la falta de determinación del precio al
momento de celebración del contrato.
En este sentido, el Art. 755 del Código Civil, que trata sobre una compraventa con
precio incierto, también constituye un caso de "precio abierto", pues dispone que si una
cosa mueble se hubiere entregado al comprador sin haber determinado el precio o si
existieren dudas sobre el precio determinado, se presume que las partes se sujetaron al
precio corriente del día en el lugar de entrega de la cosa.
Respecto al requisito de que el precio sea determinado o determinable, la
Convención de Viena contempla la posibilidad de que el contrato se haya celebrado
válidamente a pesar de no haberse fijado el precio ni expresa ni tácitamente y no haberse
estipulado un medio para determinarlo. La solución que otorga no se inclina por la
invalidez del acto sino que, análogamente a la solución de nuestro Código Civil, presume
que las partes se obligaron por el precio generalmente cobrado en el momento de la
celebración del contrato por iguales mercaderías, vendidas en circunstancias semejantes.
3) Debe ser serio
Si bien este requisito no está exigido expresamente en el Código Civil, la doctrina
coincide en que si no hay precio "serio" no hay compraventa.
El precio no es serio en los siguientes supuestos:
a) Cuando es simulado o ficticio: por ejemplo, se estipula la compraventa de un vehículo
por G. 10.000.000. Se transfiere el vehículo pero el precio nunca se paga. En este caso, no
estaríamos frente una compraventa sino frente a una donación.
b) Cuando es irrisorio: al hablar de precio irrisorio se hace referencia a un precio demasiado
bajo, uno que equivale a nada, un absurdo. Por ejemplo, se estipula la venta de una estancia
por G. 1.000.
En este punto, se hace necesario diferenciar el precio irrisorio del precio vil. Un
precio se caracteriza de vil cuando es notoriamente inferior a lo que algo vale, cuando
existe una desproporción evidente entre el valor de la cosa y el precio fijado. En estos casos
el vendedor asume una obligación que no es proporcional a la que asume el comprador.
No obstante, el desequilibrio entre las prestaciones no supone la falta de precio y no
hace nulo el contrato a diferencia del precio irrisorio que si anula la venta. Un precio vil es
un precio serio, pues tanto el vendedor como el comprador se han propuesto hacer la
ventaja seriamente sobre esa base. Lo expresado no significa, sin embargo, que el contrato
no pueda impugnarse y eventualmente obtenerse una declaración de nulidad por el vicio de
lesión.
OBLIGACIONES DE LAS PARTES
El cumplimiento del contrato se presenta como la fase más importante de la compraventa,
en la medida en que en ella se transmutan. tan las intenciones presentes al concluir el
contrato, en actos. La valoración del grado de cumplimiento de la relación contractual exige
la previa concreción de cuáles sean las obligaciones del vendedor y del comprador.
OBLIGACIONES DEL VENDEDOR
Ellas se encuentran en el Art. 759 del Código Civil, que menciona textualmente las
siguientes: a) hacer adquirir al comprador el derecho vendido, si su adquisición no es efecto
inmediato del contrato; b) entregar al comprador la cosa vendida o el título que instrumenta
el derecho enajenado, si no surge lo contrario de lo estipula do, o de las circunstancias del
negocio; c) recibir el precio en el lugar y tiempo pactados; y d) garantizar al comprador,
conforme a las reglas de este Código, por la evicción y los vicios de la cosa.