Resumen Tema 5
Resumen Tema 5
Resumen Tema 5
I. EL PATRIMONIO DE LA ADMINISTRACIÓN.
Nuestro derecho establece que el patrimonio de las Administraciones Públicas está constituido
por el “conjunto de sus bienes y derechos cualquiera que sea su naturaleza y el título de
adquisición o aquel en virtud del cual les hayan sido atribuidos”, de lo que hay que excluir el
dinero, valores, créditos y demás recursos financieros de su Hacienda (Art 3 LPAP). Por tanto,
el patrimonio de las Administraciones Públicas se reconduce a los bienes y derechos sobre
cosas de los que son titulares; bienes y derechos que pueden ser de dominio público o
demaniales y de dominio privado o patrimoniales (Art 4 LPAP).
Se adopta un nuevo significado del término patrimonio que, ahora, pasa a designar el conjunto
de bienes y derechos de titularidad pública, que pueden estar sujetos a un doble régimen: de
dominio público o demaniales, y de carácter jurídico privado o patrimoniales.
Conviene realizar algunas precisiones para enmarcar la regulación de los bienes públicos. La
primera es que su aplicación a todas las Administraciones Públicas no es uniforme o igualitaria.
Solo se aplican a todas las Administraciones Públicas los preceptos que tienen carácter de
legislación básica o legislación general, que no cubren por entero el régimen jurídico de los
bienes públicos. Realmente, en la LPAP solo cabe encontrar una regulación completa para la
Administración General del Estado. Por tanto, las CCAA pueden establecer la regulación de su
patrimonio.
Igualmente, las Entidades locales cuentan con una regulación de sus bienes, como las básicas
contenidas en la LBRL y las establecidas en el RBEL con carácter supletorio.
La segunda consideración es que el régimen dispuesto en la LPAP para los bienes de dominio
público es supletorio respecto de la legislación especial. Por consiguiente, aunque la LPAP
establece el régimen jurídico general de los bienes públicos, ya sean de dominio público ya
sean patrimoniales, su regulación para los primeros únicamente tiene aplicación con carácter
supletorio en defecto de normativa específica.
A. Concepto.
La institución del dominio público tiene su origen en el Estado liberal y ha tenido una larga
evolución desde entonces. El art 132.1 CE recoge la institución del dominio público y la refiere
a una clase o categoría de bienes de titularidad pública que se encuentran vinculados a la
realización directa de determinadas finalidades públicas y que se les dota de un régimen
especial de protección.
Asimismo, la LPAP establece en el art 4 que “por razón del régimen jurídico al que están
sujetos los bienes y derechos que integran el patrimonio de las Administraciones Públicas
pueden ser de dominio público o patrimoniales”, señalando que son bienes de dominio público
los que, siendo de utilidad pública, se encuentran afectados al uso general o servicio público,
así como aquellos a los que una ley otorgue expresamente el carácter de demaniales.
Los bienes de dominio público se caracterizan por los siguientes elementos:
Esta regla impide no solo la pérdida a favor de un particular de la titularidad total del bien
demanial, sino también la pérdida de sus partes físicas o de parte de sus facultades jurídicas, y
tampoco pueden adquirirse por prescripción servidumbres u otros derechos reales sobre
bienes de dominio público.
- Inembargabilidad: es un mandato dirigido a Jueces, Tribunales y Autoridades de no
proveer mandamientos de ejecución o providencias de embargo contra dichos bienes.
B. Naturaleza jurídica.
Por esta razón, ya se entienda como una propiedad especial o como un conjunto de
potestades, consideramos que lo realmente relevante es el objetivo que se persigue con la
titularidad pública: que los bienes de dominio público no puedan ser apropiados por los
particulares, y la Administración asegure el mantenimiento de la finalidad pública a la que
estén destinados.
Según el TC cabe deducir del art 132 CE que la demanialización por categorías o géneros de
bienes únicamente puede realizarse por ley del Estado.
Respecto de los bienes destinados a servicios públicos el art 339.2 también hace una
enumeración: murallas, fortalezas y demás obras de defensa del territorio, y las minas,
mientras que no se otorgue su concesión.
Están enumerados en el art 132 CE cuyo régimen es muy próximo al dominio público. Son los
bienes afectos a la Corona: el Patrimonio Nacional, y los bienes comunales.
El art 65 LPAP dice que: “La afectación determina la vinculación de los bienes y derechos a un
uso general o a un servicio público, y su consiguiente integración en el dominio público”.
La afectación puede revestir distintas modalidades:
❖ Afectación ex lege.
Cuando es la ley la que califica directa y expresamente determinadas categorías de bienes
como de dominio público, y les asigna una finalidad. Esta manera de realizar la afectación debe
producirse cuando se declaran de dominio público géneros o clases de bienes definidos por
características naturales homogéneas (los ríos y sus cauces, los acuíferos subterráneos, las
playas o la zona marítimo terrestre), o se demanializan recursos naturales (los recursos de la
plataforma continental).
Tiene lugar mediante la emisión de un acto administrativo por el que se desestima un bien
concreto de titularidad de la Administración al uso o servicio público.
❖ Afectación implícita.
Resulta de la adopción de un acto administrativo formal que persigue una finalidad diversa, pero
que presupone el destino del bien a un uso o servicio público.
Esta modalidad de afectación se halla prevista respecto de los bienes adquiridos en virtud de
expropiación forzosa, que se entenderán afectados al fin determinante de la declaración de
utilidad pública o interés social que justifica la expropiación.
❖ Afectación presunta.
Tiene lugar en los casos en los que un bien determinado es utilizado, sin acto administrativo de
ningún tipo, para una finalidad típica de los bienes demaniales, es decir, al uso general un
servicio público concreto.
El art 66.2.a LPAP se refiere a la utilización pública, notoria y continuada por la Administración
General del Estado o sus Organismos Públicos de bienes y derechos de su titularidad para un
servicio público o para un uso general.
4. LAS MUTACIONES DEMANIALES.
Son modificaciones que pueden experimentar los bienes de dominio público, pero que no
alteran esta condición. Estos cambios pueden producirse por que varíe el titular del bien
(mutación subjetiva), o se modifique el fin concreto al que estaban destinados (mutación
objetiva).
5. LA DESAFECTACIÓN.
Es la operación que determina la pérdida de la condición demanial del bien, por dejar de estar
destinado al fin de uso general o servicio público. Tras el cese de su carácter demanial, el bien
adquiere la condición de patrimonial (Art 69 LPAP). El art 69.2 LPAP establece que salvo en los
supuestos previstos en esta ley, la desafectación deberá realizarse siempre en forma expresa.
Un supuesto distinto es el conocido como degradación del dominio público natural, casos en
los que bienes de esta clase pierden las características naturales que determinaban su
integración en el dominio público, como puede ocurrirles a las playas o a los ríos y sus cauces.
La legislación de aguas remite a la legislación civil los efectos derivados de las modificaciones
naturales de los cauces (cause que se seca definitivamente pierde automáticamente su
condición demanial, pasando ex lege a la propiedad de los dueños de los terrenos ribereños en
toda la longitud respectiva a cada uno, art 370 CC).
Salvo este supuesto los bienes que son desafectados adquieren la condición de bienes
patrimoniales de la Administración titular.
Hay que partir de que determinados bienes de dominio público cuentan con una normativa
propia y especial que establece su régimen de utilización. En estos casos, la regulación
establecida en al LAPAP para la Administración del Estado y en las correspondientes leyes
generales de los patrimonios de las distintas Administraciones Públicas posee carácter
supletorio (Art 5.4 LAPAP). Aquí se examina el régimen de utilización de los bienes establecido
en la LPAP.
Se pueden distinguir 3 modalidades de uso: uso común, uso especial y uso privativo.
Clases de uso.
-El uso común. El que corresponde por igual y de forma indistinta a todos los ciudadanos, de
modo que el uso por unos no impide el de los demás interesados (Art 85.1 LPAP).
La determinación de qué usos de corresponden con el uso común están en función del tipo de
bien de que se trate. Es una modalidad de utilización que implica la puesta a disposición de los
bienes demaniales a la generalidad de los individuos y con la que se trata de satisfacer una
necesidad sentida por la colectividad en su conjunto que justifica su afectación.
-El uso especial. El que, sin impedir el uso común, supone la concurrencia de circunstancias
tales como la peligrosidad o intensidad del mismo, preferencia en casos de escasez, la
obtención de una rentabilidad singular u otras semejantes, que determina un exceso de
utilización sobre el uso que corresponde a todos o un menoscabo de este.
Las notas que identifican al uso especial son: a) Es un uso compatible con el uso común; b) Se
singulariza por concurrir alguna circunstancia que determina un exceso de utilización respecto
del uso común, pero tal exceso no puede llevar a excluir la utilización por otros interesados.
Las consecuencias jurídicas que se derivan de considerar un uso como especial son: a) La
exigencia de un título formal que lo habilite; b) La posibilidad de quedar sujeto al pago de una
tasa o contraprestación económica. Será necesaria una autorización para el uso que no exceda
del plazo de cuatro años y una concesión si l supera (Art 86.2 LPAP).
-El uso privativo. Es uso privativo el que determina la ocupación de una porción de dominio
público, de modo que se limita o excluye la utilización del mismo por otros interesados.
Sus notas distintivas son: a) El uso se exterioriza en la práctica en la ocupación de una porción
de dominio público. Esta ocupación puede ser con transformación (mediante obras o
instalaciones fijas) o sin transformación (Con bienes muebles o instalaciones desmontables) de
la porción del bien de dominio público; b) como consecuencia de la ocupación se produce una
exclusión o limitación de cualesquiera otras utilizaciones, de modo que el uso privativo es
excluyente de otro uso incompatible.
Las consecuencias jurídicas que acompañan al uso privativo son: a) La necesidad de un título
administrativo que lo legitime. La ocupación con instalaciones desmontables o con bienes
muebles por plazo inferior a 4 años requiere autorización, mientras que la ocupación con
instalaciones fijas u obras, cualquiera que sea el plazo, así como la ocupación con instalaciones
desmontables o bienes muebles por plazo superior a 4 años exigirá la correspondiente
concesión administrativa.; b) La utilización privativa de un bien demanial puede determinar la
exigencia de una tasa o contraprestación; c) El uso privativo está siempre sujeto a plazo, con un
límite cierto.
Las concesiones han de otorgarse en régimen de concurrencia salvo que el solicitante sea otra
Administración, una entidad sin ánimo de lucro o una confesión religiosa. El anuncio del
trámite se habrá de publicar en el diario oficial de la Administración correspondiente,
disponiéndose de un plazo de 30 días para formular las solicitudes. En el caso de que la
concesión se hubiera solicitado por un interesado, la Administración podrá publicar dicho
anuncio al objeto de invitar a otros posibles interesados a formular sus respectivas solicitudes.
La resolución deberá dictarse y notificarse en el plazo máximo de 6 meses, teniendo el silencio
sentido negativo.
La LPAP regula la posibilidad de otros usos por terceros en beneficio propio. Se admiten en dos
casos:
1)Cuando el uso tenga por finalidad dar soporte a servicios dirigidos al personal destinado en
los edificios públicos o al público visitante, como cafeterías, oficinas bancarias, cajeros
automáticos u otros análogos. Este uso requiere autorización o concesión según los criterios
expuestos, y deberá realizarse de modo que no entorpezca ni menoscabe la utilización del
inmueble por los órganos o unidades alojados en él.
2)Cuando se trate de realizar sobre los bienes demaniales, de modo esporádico o temporal,
fines o funciones públicas o utilizar los edificios para la organización de conferencias,
seminarios, presentaciones u otros eventos, requiriéndose en ambos casos a oportuna
autorización.
III. LOS BIENES PATRIMONIALES.
El art 7 LPAP declara que “son bienes y derechos de dominio privado o patrimoniales los que,
siendo de titularidad de las Administraciones Públicas no tengan el carácter de demaniales”.
En todo caso tendrán la consideración de patrimoniales los derechos de arrendamiento, los
valores, títulos representativos de acciones y participaciones en el capital de sociedades
mercantiles o de obligaciones emitidas por estas que la LAPA regula en sus arts. 166 a 182 bajo
la rúbrica de patrimonio empresarial; derechos de cualquier naturaleza que se deriven de los
bienes y derechos patrimoniales.
Salvo disposición legal en contrario, los bienes y derechos de la Administración General del
Estado y sus organismos públicos se entienden adquiridos con el carácter de patrimoniales.
El art 8 LPAP consagra como principios relativos a la gestión de los bienes y derechos
patrimoniales la eficiencia y economía; eficacia y rentabilidad en la explotación; publicidad,
transparencia, concurrencia y objetividad en la adquisición, explotación y enajenación;
identificación y control a través de inventarios y registro adecuados; y colaboración y
coordinación entre las diferentes. Administraciones Públicas, con el fin de optimizar la
utilización y el rendimiento de sus bienes.
-El caso de los bienes vacantes. El ART 17.1 LPAP dispone que pertenecen a la Administración
General del Estado los inmuebles que carecieran de dueño.
El Estado ostenta un título indiscutible a la propiedad de los inmuebles vacantes, puede tomar
posesión de los mismos sin más trámites. Esta posibilidad sin embargo no cabe cuando el
inmueble esté siendo poseído por un tercero que lleve en ejercicio de la posesión un plazo
superior a un año, en cuyo caso, el Estado, para hacer efectiva su propiedad, debe acudir a los
tribunales.
Hay que tener en cuenta que la atribución ex lege de la propiedad de los inmuebles vacantes
se hace exclusivamente a favor de la Administración General del Estado, no de cualquier otra
entidad territorial.
-Adquisición de los saldos y depósitos abandonados. El art 18 LPAP dice que “corresponde a la
Administración General del Estado los valores, el dinero y demás bienes muebles depositados
en la Caja General de Depósitos y en entidades de crédito, sociedades o agencias de valores o
cualesquiera otras entidades financieras, así como los saldos de cuentas corrientes u otros
instrumentos similares respecto de los cuales no se haya practicado gestión alguna por los
interesados que implique el ejercicio de su derecho de propiedad en el plazo de 20 años.
La LPAP establece la obligación de las entidades depositarias de comunicar al Ministerio
Hacienda la existencia de estos saldos y depósitos incursos en abandono, obligación cuya
observancia deberá vigilar el Banco de España en sus actuaciones inspectoras.
Los entes públicos pueden adquirir también bienes mediante negocios jurídicos o actos
realizados a título oneroso. Hay dos modalidades de esta adquisición:
-Adquisiciones por sucesión legítima o abintestato. Tiene lugar en los casos en que, habiendo
fallecido una persona sin testar, no existan herederos legítimos.
-Adquisiciones en virtud de comiso. Consiste en la apropiación coactiva por los entes públicos,
sin contraprestación alguna, de objetos de tráfico ilícito o que poseen peligro para la salud o la
seguridad de las personas, en virtud de un procedimiento penal o sancionador administrativo.
D. Adquisiciones mediante usucapión y ocupación.
La gestión y administración de los bienes patrimoniales por las Administraciones Públicas debe
ajustarse a los principios de eficiencia y economía en su gestión, así como de eficacia y
rentabilidad en su explotación (Art 8.1 LPAP).
Los bienes patrimoniales son susceptibles de enajenación (Art 30.2), cesión (Art 145) y
constitución de gravamen. Respecto de las operaciones de enajenación, se establece un
principio de libertad (podrán realizarse mediante cualquier tipo de negocio jurídico oneroso).
De acuerdo con este principio, la ley acoge dos modalidades negóciales: la venta con pago
aplazado del precio por período no superior a diez años y previa la prestación de la
correspondiente garantía (Art 134); y la enajenación con reserva temporal de uso mediante la
simultánea celebración de un contrato de arrendamiento u otro similar (Art 131.2).
A. Enajenaciones.
-Enajenación de inmuebles. La competencia para acordar la enajenación corresponde al
Ministerio a iniciativa de la Dirección General de Patrimonio del Estado, o a los Presidentes o
Directores de los Organismos Públicos cuando se trate de bienes de titularidad de estos
últimos. En ambos casos se requiere la previa autorización del Consejo de Ministros cuando el
valor del bien o derecho a enajenar sea superior a 20 millones de euros.
El sistema de enajenación será el concurso. La adjudicación recaerá en el licitador que haga la
proposición más ventajosa.
Cabe la enajenación por: a) Subasta, respecto de los bienes que sean inadecuados para atender
las directrices derivadas de las políticas públicas, y de la política de vivienda (Art 137.3); b)
Adjudicación directa, en los supuestos que prevé el art 137.4 entre los que destacan el que el
adquirente sea otra Administración Pública o cualquier persona jurídica perteneciente al sector
público o una entidad sin ánimo de lucro declarada de utilidad pública, o una iglesia, confesión
o comunidad religiosa.
Art 145.3 LPAP: la cesión podrá tener por objeto la propiedad del bien o derecho o solo su uso.
Los sujetos que pueden ser beneficiarios de una cesión gratuita están tasados por la ley. Si la
cesión implica la transmisión de la propiedad del bien, solo podrán ser cesionarias las CCAA,
Entidades locales o funciones públicas. Si solo se transmite el derecho de uso, podrán ser
cesionarios, además, las asociaciones declaradas de utilidad pública, así como los Estados
extranjeros y las organizaciones internacionales.
Las cesiones gratuitas solo proceden para la realización de fines de utilidad pública o interés
social.
A. Régimen de inventario.
El art 32.1 LPAP establece que “las Administraciones Públicas están obligadas a inventariar los
bienes y derechos que integran su patrimonio, haciendo constar, con el suficiente detalle, las
menciones necesarias para su identificación y las que resulten precisas para reflejar la
situación jurídica y el destino o uso a que están siendo dedicados”. La LPAP regula de manera
detallada el Inventario General de Bienes y Derechos del Estado. Por su parte, las normas
sectoriales establecen sistemas ad hoc de catálogos e inventarios (aguas, montes etc.).
Estos inventarios no poseen carácter constitutivo ni eficacia jurídica frente a terceros. Se trata
de una técnica de mero orden interno.
B. Inscripción en el Registro de la Propiedad.
Al tener sus bienes inmuebles inscritos, las Administraciones se aseguran que no accedan al
Registro de la Propiedad derechos privados en contradicción. El art 36 LPAP ha establecido
como obligación de las Administraciones Públicas la de inscribir e los correspondientes
registros los bienes y derechos de su patrimonio que sean susceptibles de inscripción.
A. La potestad de investigación.
El art 45 LPAP dispone que “Las Administraciones Públicas tienen la facultad de investigar la
situación de los bienes y derechos que presumiblemente formen parte de su patrimonio, a fin
de determinar la titularidad de los mismos cuando esta no les conste de modo cierto”.
El procedimiento establece la publicidad en diarios oficiales para que puedan acudir quienes se
consideren con mejor derecho sobre el bien y acompañar las pruebas que estimen pertinentes
(Arts 47 LPAP y 49 RBEL). En el caso de que la resolución del procedimiento sea favorable a la
titularidad de la Administración, se procederá a la tasación del bien, su inclusión en el
inventario administrativo correspondiente y a su inscripción en el Registro de la propiedad.
B. El deslinde de sus bienes con las propiedades colindantes.
El deslinde administrativo es la potestad atribuida a las Administraciones Públicas de fijar los
límites físicos de sus bienes inmuebles respecto de las fincas colindantes que pertenezcan a
particulares, sin necesidad de acudir a procedimientos judiciales. A través del procedimiento
de deslinde la Administración realiza las operaciones técnicas de comprobación o de
rectificación de situaciones jurídicas acreditadas en relación con sus bienes inmuebles.
El art 55.1 LPAP dispone que “Las Administraciones Públicas podrán recuperar por sí mismas la
posesión indebidamente perdida sobre los bienes y derechos de su patrimonio”. Si se trata de
bienes demaniales “la potestad de recuperación se podrá ejercitar en cualquier tiempo” esto
es, sin sujeción a plazo. Si se trata de bienes patrimoniales tiene un plazo de 1 año, contado
desde el día siguiente al de la usurpación. Pasado dicho plazo, para recuperar la posesión
deberán ejercitarse las acciones correspondientes ante los órganos del orden jurisdiccional
civil.
Frente al ejercicio de los poderes de recuperación de oficio los particulares no pueden entablar
las acciones de tutela sumaria de la posesión ante los órganos jurisdiccionales del orden civil.
Y, tampoco puede la Administración declarar su propiedad a través del ejercicio de esta
potestad. Se dirige únicamente a restablecer los bienes usurpados en manos públicas.
Respecto al procedimiento, el art 56 LPAP dice que “previa audiencia al interesado y una vez
comprobado el hecho de la usurpación posesoria y la fecha en que esta se inició, se requerirá
al ocupante para que cese en su actuación, señalándole un plazo no superior a ocho días para
ello”. Caso de no producirse voluntariamente el desalojo, la Administración podrá proceder al
mismo por cualquier de los procedimientos de ejecución forzosa.
En estos supuestos, serán de cuenta del usurpador los gastos derivados de la tramitación del
procedimiento de recuperación.
D. El desahucio.
Según el art 58 procede solo respecto de los bienes demaniales “cuando decaigan o
desaparezcan el título, las condiciones o circunstancias que legitimaban su ocupación por
terceros”. En estos casos, la Administración está habilitada para recuperar la posesión de sus
bienes demaniales de forma coactiva. En cambio, para defender los bienes de carácter
patrimonial usurpados por algún particular la Administración debe utilizar la potestad de
recuperación de oficio.
El art 101 LRJ-PAC reconoce un privilegio de la Administración en relación con sus potestades
de tutela: la inviabilidad de la acción interdictal para la tutela sumaria de la posesión prevista
en el art 250.4 LEC. Si la Administración ha actuado sus potestades de tutela sobre los bienes
públicos por los cauces establecidos y dentro de las atribuciones que el ordenamiento le
confiere, no pueden los particulares entablar acciones de tutela posesoria contra ella, de modo
que las demandas en las que se ejercite esta pretensión no serán admitidas a trámite (Art 43.1
LPAP).
La legislación local prohíbe también a los jueces dictar providencias de embargo contra los
bienes y derechos de las Haciendas Locales, excepto cuando se trate de la ejecución de
hipotecas sobre bienes patrimoniales inmuebles no afectados directamente a la prestación de
servicios públicos.
Este privilegio fue criticado por la doctrina, al considerarlo contrario al derecho a la tutela
judicial efectiva del art 24 CE, por impedir la ejecución de las sentencias judiciales sobre bienes
de la Administración cuando estas no hacían frente voluntariamente a las condenas dinerarias.