T4. Relación, Atracción y Amor
T4. Relación, Atracción y Amor
T4. Relación, Atracción y Amor
Una relación íntima supone una asociación con conceptos como amor, confianza,
compromiso, estabilidad, apego. Los componentes principales en una relación son:
• Influencia mutua.
• Continuidad.
• Revelación: conocimiento mutuo (disclosure).
• Componente afectivo: amor, estabilidad, compromiso (establecimiento de derechos y
deberes), confianza y apego.
Los criterios barajados para definir qué es la intimidad han tenido diferentes niveles de
objetividad: los investigadores han recurrido simplemente a preguntar a la gente, a medir
los aspectos positivos generados por el compañero, o a otros métodos más sofisticados
como la medida en que cada miembro de la relación incluye en su definición de sí mismo
al otro participante la relación. De hecho, existe una escala para medir la intimidad
percibida por los participantes en una relación. Para complicar aún más las cosas, sentir
que intimamos con alguien aparece como una dimensión independiente de comportarse
con intimidad con alguien.
Una alternativa es optar por una taxonomía, como la de Alan Fiske o la de Clark y Mills
al hablar de relaciones comunales (respuestas a las necesidades del otro y la
preocupación por su bienestar predominan) y de relaciones de intercambio (se espera
amortizar los beneficios ofertados por la pareja).
Investigar las relaciones amorosas en un laboratorio no es cosa fácil, por ese motivo se
empezó a trabajar con la atracción interpersonal. La atracción no sólo es propia de las
relaciones amorosas, sino también aparece como desencadenante de las relaciones de
amistad.
Una primera aproximación a los factores que influyen en que una persona te guste o te
disguste podemos encontrarla en la afiliación, término que se definía como la tendencia
a estar en compañía de otros. La búsqueda del apoyo de los demás, especialmente en
situaciones ansiógenas, no implica necesariamente la evaluación positiva de los demás.
Una alternativa es la propuesta por Sufra y Milardo, que diferencian entre redes
interactivas, en las que la gente interactúa instrumentalmente para alcanzar objetivos;
y redes psicológicas, en las que las que las personas se sienten cercanas e
importantes para los demás y los vínculos van más allá de las metas objetivas. En las
redes psicológicas es donde tiene sentido hablar de atracción entendida como una
actitud favorable hacia una persona, esto es una predisposición a evaluar positivamente
a la otra persona y experimentar sentimientos y emociones positivas en las interacciones
con ella (Berscheid y Walster, 1978).
• Atractivo físico.
• Similitud. Semejanza facilita la atracción.
• Interacción positiva. Facilita que la interacción se desarrolle.
• Personas más atractivas suelen despertar más fácilmente atracción. Ya desde la infancia
el atractivo físico parece influir en la formación de amistades y los niños más
admirados también son los que cumplen mejor los cánones de belleza infantil (Dion
y Berscheid, 1974)
Así, los resultados muestran que los hombres valoran atractivo físico más que las
mujeres; pero este efecto es mayor en las metodologías 1 y 5 (las de importancia al
atractivo atribuida) que utilizan medias subjetivas que en los que se observan reacciones
conductuales (2,3,4). Esto puede significar que existen diferencias entre lo que la gente
piensa que desea en una pareja y lo que realmente hace, o bien que las medidas
subjetivas están sesgadas por la deseabilidad social de las respuestas. Otra explicación
sugiere que cuando el acceso a los recursos y poder es igual para hombres y mujeres
el atractivo físico es igual de relevante para ambos sexos (Buss y Smith).
También encontró que las mujeres más atractivas son la que citas románticas tienen
mientras que los varones más atractivos son los que presentan mayores índices de
popularidad. Esta diferencia también aclara algunas contradicciones, cuando las
interacciones son románticas el atractivo físico parece ser más importante para los
varones mientras que cuando el objetivo es la amistad la belleza pasa a ser más
relevante para las mujeres.
Parece ser que la belleza determina en alguna medida los recursos materiales
disponibles, por ejemplo, el dinero. Hamermesh y Biddle encontraron que las personas
menos atractivas ganaban salarios menores que los que puntuaran alto atractivo (5%-
10% menos), con independencia de su sexo y del tipo de ocupación. En otros trabajos
se ha encontrado una relación más moderada entre atractivo físico y recursos.
¿POR QUÉ?
• Bases biológicas. Desde la sociobiología se ha defendido la influencia diferencial del
atractivo físico en la selección de pareja según el sexo los individuos (Buss, 1989).
La explicación hace referencia a las diferentes inversiones de recursos genéticos
que hombres y mujeres tienen en la reproducción (mientras que los hombres tienen
todo el ciclo vital para tener descendencia ilimitada, las mujeres tienen un periodo
fértil). Esta diferencia determina que a unos y a otras les interesen, para asegurar la
presencia de sus genes en las siguientes generaciones, diferentes rasgos en sus
parejas, incluidas las características físicas. Para hombres serían importantes
rasgos de salud reproductiva de las mujeres (juventud y belleza). Para las mujeres
los atributos físicos del varón asociados a la adquisición de recursos y la defensa
para el mantenimiento de los hijos (dominancia).
• Bases psicológicas.
o Familiaridad: más fácil de procesar. Lo que no es fácil de procesar lleva un tiempo
mayor.
o Estereotipo basado en el efecto halo. Juicio se extiende a otros atributos. Una
alternativa no excluyente hace referencia la construcción social del estereotipo
(Feingold, 1990). Cuando creemos que alguien es atractivo, pensamos que es
también competente bondadoso y nos comportamos de manera acorde a esa
expectativa, facilitando así que las conductas que esperamos se manifiesten.
Examinando la validez del estereotipo del atractivo físico encontró únicamente
correlaciones relevantes entre el atractivo físico y rasgos de personalidad de
carácter social como popularidad, habilidades sociales, número de amistados del
mismo sexo, etc.
▪ Experiencia directa (efecto de Pigmalión). Uno mismo construye la relación,
la realidad que le rodea. Las primeras interacciones van a ser determinantes y van a
influir en las siguientes. // Expectativas acaban cumpliéndose.
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▪ Experiencia vicaria (aprendizaje social)
Según Feingold, mantenemos la creencia de que todo lo bello es bueno, debido a tres
tipos de explicaciones:
SIMILITUD/SEMEJANZA
• Apoyo empírico:
o Opiniones similares y atracción (Newcomb, 61; Byrne, 71). Las personas con
opiniones similares se aprecian más que las que no lo tienen, en todo tipo de relaciones.
El comienzo de una relación se basa en búsquedas de semejanzas. Realizó una
investigación con sujetos que debían responder a un cuestionario; a lo que,
después, se les dejaba ver las respuestas que había dado un extraño a esas
mismas preguntas y sin manipulaba el grado de similitud entre ambos. Por
último, se preguntaba por la impresión que ese desconocido les había causado.
Concluyó que, a mayor semejanza entre dos personas, mayor atracción entre
ambas.
o Características sociodemográficas: sexo, raza, nivel cultural o nivel de ingresos
también juegan en el combo similitud-atracción.
o Atractivo físico. Personas físicamente atractivas suelen tener proporcionalidad y
simetría en sus facciones.
• Explicación:
o Hipótesis de refuerzo-afecto (Byrne y Clore, 70). Similaridad → seguridad y
apoyo → refuerzo. Entendemos lo que es similar a nosotros. Cuando
comprobamos que los demás comparte nuestros puntos de vista no sentimos
más seguros de nuestras posiciones: los demás nos apoyan porque piensan y
son como nosotros.
o Hipótesis de la repulsión (Rosenbaum, 86). No es que lo semejante sea reforzante,
sino que lo diferente es amenazante. La similitud no determina directamente la
tracción: la diferencia provoca el rechazo. Rasgos positivos y ‘‘republicano-
demócrata’’ (‘‘sin partido’’ = ‘‘mismo partido’’) > ‘’partido contrario’’ (Rosenbaum
realizó este experimento aprovechando las reuniones preelectorales,
distribuyendo tarjetas en las que aparecía la palabra demócrata, republicano o
FAMILIARIDAD
• Efecto de mera exposición (Zajonc, 1968). A mayor exposición, las valoraciones eran
más positivas hasta que había un punto de ‘‘saciación’’. Después de este punto, las
valoraciones pueden descender; es decir, la exposición repetida a un estímulo mejora
su evaluación siempre que la primera impresión no haya sido negativa. La solidez
de este efecto incluso cuando los estímulos se presentan subliminalmente obliga a
tenerlo en cuenta en la explicación de atractivo.
o Estímulos nuevos y desconocidos.
o Primera impresión neutra. Este efecto se da siempre y cuando la primera exposición no
sea negativa, debe ser relativamente neutra.
o Hipótesis de ‘‘respuestas competitivas’’.
o Motivo inicial: reducción de incertidumbre. El mero hecho de resolver la
incertidumbre resulta reforzante. Lo conocido es seguro y predecible, lo
desconocido genera incertidumbre y la incertidumbre genera ansiedad.
Apego
La propuesta evolucionista defiende la importancia de las emociones como una de las
principales estrategias que tenían los organismos para adaptarse al medio. Las
emociones actuarían como señales internas de alerta para que el organismo pueda
rápidamente responder de la manera más adecuada para su supervivencia. La emoción
es, pues, un sistema automático con grandes ventajas para el individuo y su información
genética.
Uno de los momentos clave para supervivencia de todos los seres vivos y, en especial,
del ser humano, es la infancia. En comparación con otros animales constituye un
larguísimo periodo de absoluta indefensión donde desarrollo depende de los cuidados
que ofrezcan los adultos. Para asegurar el vínculo con los adultos y la ayuda de estos,
la especie ha desarrollado un sistema emocional de vinculación entre crías y adultos,
• Emociones
o Niveles altos de activación
o Seguridad y felicidad
o Miedo al abandono
o Reacciones de apatía o protesta
Estas emociones son respuestas semejantes a las sentidas en la infancia ante las
conductas de las personas encargadas de nuestro cuidado. Durante los primeros años
de vida se iría perfilando un modelo de relación interpersonal formado por creencias y
expectativas sobre cómo van a reaccionar los ante nuestras llamadas de cuidado. Este
modelo permanecerá durante el resto de nuestra vida afectando no sólo a las relaciones
en la infancia sino también en la edad adulta.
La teoría del apego sirve para explicar algunas de las diferencias encontradas en estilos
de relaciones de pareja y reacciones ante su disolución. Ainsworth y colaboradores
distinguen tres grandes estilos de apego infantil y que podrían extrapolarse a relaciones
íntimas entre adultos:
Estos modelos pueden ser interiorizados por los sujetos en forma de modelos activos
(working models): las creencias de la infancia pasarían a consolidarse y dirigir la
formación y mantenimiento de relaciones sociales adultas, especialmente las de pareja
(Collins y Read, 1990).
APOYO EMPÍRICO
• Correlaciones:
o Hazan y Shaver (87): estilos ↔ satisfacción sentimental:
▪ Patrón de seguridad determina experiencias amorosas felices y con
sentimientos de confianza y emociones positivas;
▪ Patrón de rechazo determina una sobre preocupación por las rupturas y
falta de confianza;
▪ Patrón de ambivalencia el traduce en experiencias tan excitantes como
dolorosas.
Según esto sería posible definir Amor como apego, un fenómeno determinado tanto
por factores biológicos relacionados con los primeros años de vida como por las
condiciones sociales y culturales que rodean al sujeto.
• Amistad vs. amor. Rubin fue el primero en demostrar que el amor y la tracción tenían
significados diferentes.
Escalas de Rubin (1970, 1973). El análisis de los múltiples cuestionarios recogidos le
llevó a diferenciar dos subescalas:
o Escala del amor: apego, cuidado del otro e intimidad.
o Escala del cariño: afecto y respeto.
Estas escalas mostraban una alta consistencia interna y una baja correlación entre
ellas, aunque de caso de los varones las diferencias no aparecían tan claramente.
Investigaciones posteriores han corroborado su la validez y fiabilidad.
Para medir sus tres componentes, propone una escala de 45 ítems, 15 para cada una
de las tres claves que definen el concepto. Con las tres combinaciones es posible
diferenciar tres tipos de
relaciones amorosas, junto con
una cuarta compuesta por los
tres componentes a partes
iguales (amor completo). Según
estos componentes y su dinámica,
se definen:
Otra explicación sin la mediación de las emociones es la propuesta por los modelos del
refuerzo y la teoría de la afiliación: si la presencia de otra persona en una situación
donde nos sentimos muy activados ayuda tranquilizarlos, el compañero se convertirá en
un refuerzo negativo y, por tanto, deseable (Kendrick y Cialdini).
Las razones que hacen que una relación de pareja se consolide se realizan alrededor
del enfoque del intercambio, que es la base de uno de los esquemas típicos el modelo
de igualdad de Fiske.
Aplicando estos principios se ha comprobado que medida que una persona tiene
mayores facilidades para cambiar de pareja, menor es la dependencia de esa relación
y también menor su tendencia a sentir celos y a preocuparse por asegurar la continuidad
de la relación.
Parece que las relaciones amorosas son tan responsables de la felicidad como su
ruptura lo es de profundos sentimientos negativos.
Las secuelas que los divorcios dejan en hijos y cónyuges se traducen en desórdenes
conductuales y emocionales; parece que incluso correlacionan con un mayor riesgo
de mortalidad (Hemstrom). Los datos no permiten saber si la causa del malestar es el
proceso de divorcio o las características personales de las personas que se separan. Si
bien las personas que mantienen relaciones de pareja estable obtienen índices más
Uno de los índices que mejor predice la superación de una ruptura es la aceptación de
las responsabilidades de la ruptura y el control del proceso de divorcio.
• Revenstorf et al.:
o Interacciones constructivas
o Interacciones destructivas. Patrón común: conflicto → escalada → intentos
ambivalentes (verbal y no verbal) de solución → ¿respuesta?. Doble canal.
▪ Problemas: confirmar conflicto-tensión: rígidas, negativas e insensibles. En las
relaciones más infelices es más fácil predecir las reacciones de los
participantes, que suelen ser siempre rígidas, negativas e insensibles a los
intentos de solución apuntados por alguna de las partes.
Rusbult encontró dos dimensiones bipolares que organizan las reacciones en las
relaciones románticas insatisfactorias: la constructiva-destructiva y la actividad-
pasividad. Habría cuatro modos de respuesta posibles:
En dos trabajos empíricos con role-playing se confirmaron las predicciones del modelo:
a mayor satisfacción previa y mayores inversiones también se daban mayores esfuerzos
por salvar la relación, bien discutiendo el problema o esperando a que todo se arregle
por sí solo. Cuanto mayores y mejores eran las relaciones alternativas mayores
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probabilidades hay de poner fin a la relación. Y, por último, cuando no había ofertas
alternativas, los más probable era la pasividad.
Este modelo fue probado por Bryson y Wehmeyer para el caso de los celos. Encontraron
que a mayores inversiones y mayores satisfacciones previas en una relación más
probables son las estrategias constructivas ante una situación de celos. Las mujeres
dieron más respuestas destructivas -finalización- que los varones. Esta diferencia podría
explicarse por las diferentes atribuciones que hacen hombres y mujeres respecto a
quien inicia las relaciones amorosas y es, por tanto, responsable de la infidelidad. Si los
hombres suelen dar el primer paso, las mujeres les culparán de la ruptura; mientras que
los varones culparán a su rival (Bryson).
En general, las mujeres suelen ser las que demandan cambios utilizando críticas,
quejas, recriminaciones emocionales y los varones prefieren evitar la discusión
adoptando una actitud pasiva; este patrón podría ser el resultado de la posición menos
satisfactoria que generalmente tiene la mujer en la estructura social (demandando una
revisión de los respectivos roles); y no es debido a diferencias de género, dado que
cuando son los varones los que quieren obtener un cambio en su pareja también optan
por la estrategia de demanda (Christensen y Heavy).
Gottman resume lo que considera los cuatro jinetes de la Apocalipsis para las
relaciones de pareja: la crítica (expresión: verbal), la autodefensa (recepción: verbal), el
desprecio (expresión: no verbal) y la falta de interés (recepción: no verbal) por lo que dice
el otro. Entre las propuestas para evitar su aparición, se encuentran: romper la cadena
de actos negativos y evaluar lo sucedido teniendo en cuenta que a veces las reacciones
negativas son resultado de acciones negativas involuntarias (desbaratar efecto Pigmalión
que se ha construido entre ambos), usar tácticas de persuasión para respetuosamente
introducir afectos positivos y evitar el escalamiento del conflicto y utilizar el afecto
positivo para reducir la defensividad e irritación de la pareja.