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Universidad de Guadalajara

Centro Universitario del Sur

Licenciatura en Psicología

Psicología del desarrollo, infancia y adolescencia.

Tema 6. “Adolescencia, 11 a 20 años”.

Erika Adriana Abarca Medina

Simonida Ximena Rodriguez Alvarez

218388227

21/Mayo/2022
Actividad reflexiva guiada
Aprendizaje previo

Fecha de la clase: 21 / 05 /2022


Nomb Ciclo 2022B Turno Vespertino
re: Bibliografía:
Simon
ida Diane, P. E. (2009). Psicología del desarrollo (11.a ed.). McGraw-Hill.
Ximen S. (2019, 31 octubre). Significado de Desarrollo. Significados. Recuperado 19
a
Rodrig de mayo de 2022, de https://www.significados.com/desarrollo/
uez
Alvare
z

Tema 6. Adolescencia, 11 a 20 años

a. Notas.
La activación de las glándulas suprarrenales es la encargada de la producción de las hormonas
de la pubertad. La pubertad es la etapa del desarrollo físico, cognitivo y social.
b. ¿Qué pensé, sentí o no comprendí mientras iba leyendo?
Me identifique con muchas cosas y personalmente siento que tuve un buen entendimiento
del tema, sobre todo porque tuve que prepararme para exponer sobre él. Fue divertido.
c. ¿Qué relación le encuentro con mi entorno o con mi propia vida?
Que estoy en una etapa en la que necesito comprensión ya que es un momento difícil e inevitable de
la vida.
c. ¿Qué aprendí?
Que debo tener más paciencia conmigo misma y con los demás ya que es una etapa muy
difícil además de que comprendí que gran parte de mis depresiones y ansiedad son
normales y parte de, ya no me siento tan psicótica jeje
e. ¿Dónde puedo emplear los aprendizajes adquiridos?
En mi vida cotidiana, conmigo misma y con los demás.

Desarrollo físico
Pubertad y cerebro.
Adolescencia: una transición del desarrollo

La adolescencia es el período de la vida de la persona comprendido entre la aparición de la pubertad,


que marca el final de la infancia, y el inicio de la edad adulta, momento en que se ha completado el
desarrollo del organismo. Periodo conocido como adolescencia: una transición del desarrollo que
implica cambios físicos, cognitivos, emocionales, sociales, que asume diversas formas en diferentes
entornos sociales, culturales y económicos.
Algunos jóvenes tienen problemas para manejar todos estos cambios a la vez y es
posible que necesiten ayuda para superar los riesgos que encuentran a lo largo del
camino, la adolescencia es un tiempo de incremento en la divergencia entre la
mayoría de los jóvenes, que se dirigen hacia una adultez satisfactoria y productiva,
y una considerable minoría que se enfrentará con problemas importantes.
La pubertad comienza antes de lo que solía ocurrir; no obstante, el ingreso a una
vocación ocurre después y con frecuencia requiere periodos más largos de
instrucción educativa y de capacitación vocacional para prepararse para las
responsabilidades adultas.
Pubertad: el final de la niñez

En esta segunda etapa, los ovarios de las niñas aumentan su


secreción de estrógenos, lo cual estimula el crecimiento de los genitales femeninos
y el desarrollo de senos y vello púbico y axilar. En los varones, los testículos
aumentan la producción de andrógenos, en particular testosterona, que estimulan
el crecimiento de los genitales, masa muscular y vello corporal. Varones y niñas
tienen ambos tipos de hormonas, pero las niñas tienen niveles más altos de
estrógenos, mientras que los varones cuentan con niveles más altos de andrógenos.
En las niñas, la testosterona tiene incidencia en el crecimiento del clítoris al igual
que en el de los huesos y el vello púbico y axilar.
La pubertad es resultado del aumento en la
producción de las hormonas relacionadas con el
sexo, lo cual ocurre en dos etapas: adrenarquia,
que es la maduración de las glándulas
suprarrenales, seguida unos cuantos años después por la gonadarquia, la maduración de los órganos
sexuales.
Durante la pubertad, el tamaño del cuerpo aumenta para ambos sexos, pero los
varones reciben, además, una oleada de testosterona, que les permite tener
músculos más grandes y fuertes para controlar su nuevo cuerpo; las niñas no tienen
este mismo crecimiento rápido en la fuerza muscular.
La principal señal de madurez sexual en los varones es la producción de esperma.
La primera eyaculación, o espermarquia, ocurre a una edad promedio de 13 años.
Es posible que el niño despierte y encuentre una mancha húmeda o una marca
endurecida sobre las sábanas, que es resultado de una polución nocturna, una
eyaculación involuntaria de semen, conocida comúnmente como sueño húmedo.
La mayoría de los adolescentes varones tienen
estas eyaculaciones, a veces en
conexión con un sueño erótico.
La primera menstruación, llamada menarquia,
ocurre bastante tarde en la secuencia del
desarrollo femenino; su tiempo de
ocurrencia normal puede variar entre los 10 y
16 años y medio.
El cerebro adolescente
Los cambios espectaculares en estructuras cerebrales implicadas en las
emociones, juicio,
organización del
comportamiento y
autocontrol ocurren entre la
pubertad y la adultez joven.
Es posible que estos
hallazgos ayuden a explicar
la tendencia de los
adolescentes a los
exabruptos emocionales y
los comportamientos
de riesgo y planteen dudas acerca del grado en que los adolescentes deberían
considerarse legalmente responsables de sus actos.
Los adolescentes mayores, como los adultos, tenían mayor probabilidad de utilizar los lóbulos
frontales, que manejan la planificación, razonamiento, juicio, regulación emocional y control de
impulsos y que, en consecuencia, permiten juicios más precisos y razonados.
La poda de conexiones dendríticas que no se utilizaron durante la niñez da por resultado una
reducción en la densidad de la materia gris (células nerviosas), lo cual aumenta la eficiencia del
cerebro. Este proceso comienza en las porciones traseras del cerebro y avanza
hacia delante, sin embargo, en la mayoría no ha alcanzado aún a los lóbulos
frontales.
Un crecimiento rápido importante en la producción de materia gris en los lóbulos
frontales comienza alrededor de la pubertad, después del crecimiento rápido, la
densidad de materia gris declina en gran medida, principalmente en la corteza prefrontal, a medida
que se podan las sinapsis que son las conexiones entre
neuronas que no se utilizan y se fortalecen las que sí permanecen.
El proceso es bidireccional: las actividades y experiencias de una persona joven
determinan qué conexiones neuronales se conservarán y fortalecerán y esto, a su
vez, da apoyo a un crecimiento cognitivo adicional en esas áreas.

Salud física y mental


Los adolescentes de familias con menos recursos económicos informaron una salud
más deficiente y mayor frecuencia de síntomas. Los adolescentes con mayores
recursos siguen dietas más sanas y tienen mayor actividad física
La participación frecuente en los deportes mejora la fortaleza y resistencia, reduce
la ansiedad y el estrés, y aumenta la autoestima, las calificaciones escolares y el
bienestar. También reduce la probabilidad de que los adolescentes participen en
conductas de riesgo. Incluso la actividad física moderada tiene beneficios de salud
si se realiza con regularidad por lo menos 30 minutos casi diarios. Un estilo de vida
sedentario que continúa hasta
la adultez puede dar por
resultado un aumento en el
riesgo de sobrepeso,
cardiopatías, cáncer y diabetes
tipo 2, así mismo puede traer
pésimas consecuencias en no
realizar actividad física.
El adolescente promedio que
dormía más de 10 horas por noche a los nueve años,
duerme menos de ocho horas cuando llega a los 16 años, en cambio los estudiantes
que trabajan 20 o más horas por semana también suelen contar con una cantidad
insuficiente de horas de sueño, como
resultado, muchos adolescentes
dormitan o se quedan dormidos
en
clase.
La nutrición es indispensable a
esta
edad, ya que si cuentan con
buena
alimentación se desarrollan de
la
forma más adecuada, los
trastornos de
la conducta alimentaria, incluyendo la
obesidad o sobrepeso, son más
frecuentes en las sociedades industrializadas, donde la comida es abundante y el
atractivo se equipará con la delgadez; no obstante, parece que estos trastornos
están aumentando en países no occidentales.
La adolescente promedio necesita cerca de 2 200 calorías por día; el adolescente
promedio necesita cerca de 2 800 calorías. Muchos adolescentes ingieren más
calorías de las que gastan y, en consecuencia, acumulan un exceso de grasa
corporal. Con sobrepeso tienen una salud más deficiente que sus compañeros y es
posible que tengan más limitaciones funcionales, tales como dificultad para asistir a la escuela,
realizar labores domésticas o participar en actividades extenuantes o de
cuidado personal. La preocupación excesiva por el peso y la imagen corporal
pueden ser signos de anorexia nerviosa o de bulimia nerviosa. Ambos trastornos
implican patrones anormales de ingesta de alimentos, como alimentación errática,
inanición autoimpuesta o atracones de comida seguidos de vómito autoinducido o
uso de laxantes para purgar el sistema.
La anorexia nerviosa es un trastorno que típicamente comienza en la adolescencia
y que se caracteriza por una preocupación obsesiva por estar delgado. Existen dos
tipos de anorexia. Una se caracteriza por la inanición autoimpuesta, que a menudo
se acompaña de ejercicios compulsivos y excesivos. El otro tipo se caracteriza por
atracones de comida, conducta purgativa o ambos, las personas con anorexia
tienen una imagen corporal distorsionada; aunque están cuando menos en un 15%
por debajo de su peso corporal natural.
En la bulimia nerviosa, una persona realiza atracones de comida con regularidad
durante un periodo corto, en general de dos horas o menos, y luego intenta
deshacer la elevada ingesta calórica con vómito autoinducido, dietas o ayunos
estrictos, ejercicio excesivamente vigoroso, o laxantes, enemas o diuréticos para
purgar al organismo.
El abuso de sustancias es el uso dañino de alcohol u otras drogas. Puede conducir
a la dependencia de sustancias o adicción, que puede ser fisiológica, psicológica, o
ambas, y que es probable que continúe hasta la edad adulta. Las drogas adictivas
son especialmente peligrosas para los adolescentes porque estimulan partes del
cerebro que están cambiando durante esa época; el alcohol es una droga potente
que altera la mente y que tiene fuertes efectos sobre el bienestar físico, emocional
y social. Su uso es un problema grave en muchos países.
Las niñas adolescentes sufren de más ansiedad, en especial aquellas que maduran
pronto, están más propensas a la depresión que los varones adolescentes, es más
probable que esta diferencia de género se relacione con los cambios biológicos en
la pubertad; los estudios muestran una correlación entre el avance en el estado de
la pubertad y los síntomas de depresión. Otros factores posibles son la manera en
que se socializa a las niñas y su mayor vulnerabilidad al estrés en las relaciones
sociales, además del género femenino, los factores de riesgo para la depresión
incluyen ansiedad, temor al contacto social, sucesos vitales estresantes,
enfermedades crónicas como diabetes o epilepsia, conflicto entre padres e hijos,
abuso o descuido, uso de alcohol o drogas, actividad sexual, y tener un padre o
madre con antecedentes de depresión.
Aunque el suicidio ocurre en todos los grupos étnicos, tienen las tasas más
elevadas, en tanto que las muchachas afro estadounidenses tienen la más baja. Los
jóvenes, gay, lesbianas y bisexuales, que tienen elevadas tasas de depresión,
también tienen tasas inusualmente altas de suicidio e intento de suicidio; los
estudios pasmarte con imágenes cerebrales de las personas que han logrado o intentado suicidarse,
han
identificado alteraciones en
las regiones de la corteza
prefrontal implicadas en la
emoción, regulación e
inhibición conductual, es
probable que sean
perpetradores o víctimas de
violencia y que tengan
problemas en la escuela, ya
sean académicos o
conductuales; muchos han
sufrido de maltrato en su
infancia y
tienen graves problemas en
las relaciones.
Los hallazgos subrayan las relaciones en el desarrollo físico, cognitivo, emocional y
social, las percepciones de conexión con otras personas, tanto en casa como en la
escuela, afectaron positivamente la salud y bienestar de los jóvenes en todos los
dominios, un factor importante fue el tiempo que pasaban con sus padres y la
disponibilidad que tenían éstos para convivir con sus hijos adolescentes.
Tema 2.
Desarrollo cognoscitivo. Piaget y Kohlberg.
David Elkind (11 de marzo de 1931) fue uno
de los pioneros en estudiar a fondo este aspecto. El
psicólogo infantil ha construido y fomentado sus
trabajos en los campos de la biología y psicología
infantil. En ellos, Elkind identificó comportamientos y
actitudes inmaduras en los adolescentes.
Esta nueva manera de pensar, que
fundamentalmente transforma el modo en que se ven
a sí mismos y a su mundo, es tan poco familiar como la
nueva forma de sus cuerpos y a veces se sienten
igualmente incómodos utilizándolo. A medida que ponen
a prueba sus nuevas habilidades, es posible que en
ocasiones se tropiecen, como un lactante que está aprendiendo a caminar.
1.- Idealismo y tendencia a la crítica: a medida que los adolescentes imaginan un
mundo ideal, se percatan de qué tan lejano se encuentra éste del mundo real, lo cual achacan a los
adultos. Se vuelven extremadamente conscientes de la
hipocresía; con la agudización de su razonamiento verbal, se deleitan con revistas
y artistas del entretenimiento que atacan a figuras públicas con sátiras y parodias.
Convencidos de que saben más que los adultos de cómo manejar al mundo, con
frecuencia descubren defectos en sus padres y otras figuras de autoridad.
2.- Tendencia a discutir: los adolescentes buscan de manera constante las
oportunidades de poner a prueba sus capacidades de razonamiento. Con
frecuencia discuten a medida que organizan los hechos y la lógica para defender,
digamos, su derecho a quedarse más tarde de lo que sus padres creen conveniente.
3.- Indecisión: los adolescentes pueden tener al mismo tiempo muchas alternativas
en su mente y, sin embargo, carecen de las estrategias eficaces para elegir entre
ellas. Es posible que tengan problemas para decidirse incluso sobre asuntos tan
sencillos como si deben ir al centro comercial con un amigo o utilizar la computadora
para trabajar en una tarea de la escuela.
4.- Aparente hipocresía: es frecuente que los adolescentes jóvenes no reconozcan
la diferencia entre expresar un ideal, como la conservación de energía, y hacer los
sacrificios necesarios para alcanzarlo, como utilizar el automóvil con menos
frecuencia.
5.- Autoconciencia: los adolescentes en la etapa de las operaciones formales
pueden pensar acerca del pensamiento —el propio y el de otras personas—. Sin
embargo, en su preocupación con su propio estado mental, a menudo suponen que
todos los demás están pensando al mismo tiempo justo en lo que ellos están
pensando: ellos mismos. Es posible que una adolescente se sienta mortificada si
viste “la ropa incorrecta” para una fiesta, pensando que todos los demás deben estar
viéndola de reojo. Elkind denomina audiencia imaginaria a esta conciencia de uno
mismo, un “observador” conceptualizado que está tan preocupado con los
pensamientos y conductas de la persona joven como ella lo está. La fantasía de la
audiencia imaginaria es particularmente fuerte en la temprana adolescencia, pero
persiste en menor grado en la vida adulta.
6.- Suposición de singularidad e invulnerabilidad: Elkind utiliza el término de fábula
personal para denotar la creencia de los adolescentes de que son especiales, que
su experiencia es única y que no están sujetos a las reglas que gobiernan al resto
del mundo (“Otras personas caen en la adicción a las drogas, pero no yo” o “Nadie
ha estado tan profundamente enamorada como yo”). Según Elkind, esta forma
especial de egocentrismo subyace a muchos comportamientos riesgosos y
autodestructivos. Asimismo, tal como la audiencia imaginaria, la fábula personal
continúa en la adultez. Dice Elkind que la fábula personal es lo que persuade a
muchas personas a asumir riesgos cotidianos como conducir un automóvil, a pesar
de las estadísticas sobre mortalidad en accidentes viales. Quizá Elkind diría que en
parte fue la fábula personal lo que condujo a Mandela a participar en peligrosas
actividades de insurrección contra una dictadura atroz.

Desarrollo del lenguaje


El desarrollo del lenguaje en los adolescentes de los 12 años en adelante. El
lenguaje continúa desarrollándose ganando en complejidad. Comienzan a
comprenden lo abstracto, lo que dota al lenguaje de mayores posibilidades.
Adquieren una mayor conciencia de que las
palabras son símbolos dotados de
significados, el uso del lenguaje en los niños
refleja su nivel de desarrollo cognitivo y los
escolares son bastante competentes cuando
utilizan el lenguaje, pero la adolescencia trae
consigo refinamientos adicionales, el
vocabulario continúa aumentando a medida
que los materiales de lectura se vuelven más
adultos, para los 16 a 18 años de edad, la
persona joven promedio conoce cerca de 80 000 palabras. Ya entienden el lenguaje
abstracto, como las siguientes: frases hechas o modismos, por ejemplo, "a troche y
moche", “¿va?” y “¡es lo máximo!”, ̈qué onda ̈, ̈mente de tiburón ̈, etc.
Teoría de Gilliagan y Kohlberg

Gilligan dice que las mujeres no consideran tanto a la moral en términos de justicia
y equidad como de responsabilidad en cuanto a mostrar cuidado y evitación del
daño. Se enfocan en no darle la espalda a los demás en lugar de centrarse en el
trato justo hacia los otros. justicia. El razonamiento moral prosocial consiste en
razonar acerca de dilemas morales en los que las necesidades y deseos de una
persona entran en conflicto con las necesidades y deseos de otros, en situaciones
donde las reglas o normas sociales son poco claras o no existen. En un estudio
longitudinal que dio seguimiento a los niños hasta su adultez temprana, el
razonamiento prosocial fundamentado en la reflexión personal sobre las
consecuencias o en valores y normas internalizados aumentó con la edad, en tanto
que el razonamiento basado en estereotipos como “es bueno ayudar” disminuyó de
la infancia a la parte final de la adolescencia.
Las niñas se ven a sí mismas como más empáticas y prosociales que los varones,
y los padres de niñas enfatizan más la responsabilidad social que los padres de
hijos varones. En un estudio a gran escala, esto se confirmó en el caso de sujetos
de 18 años en siete países como Australia, Bulgaria, República Checa, Hungría,
Rusia. Como en el caso de los niños menores, los padres que utilizan una disciplina
inductiva tienen mayor probabilidad de que sus hijos adolescentes sean prosociales
que los padres que emplean técnicas de afirmación del poder.
Los adolescentes son más capaces que los niños pequeños de asumir la
perspectiva de otra persona, resolver problemas sociales, lidiar con relaciones interpersonales y
verse a sí mismos como seres sociales. Todas estas tendencias
fomentan el desarrollo moral. Examinemos la revolucionaria teoría de Lawrence
Kohlberg acerca del razonamiento moral, el influyente trabajo de Carol Gilligan
acerca del desarrollo moral en mujeres y niñas y la investigación sobre conducta
prosocial en la adolescencia.
El psicólogo Lawrence Kohlberg quería alejarse del contenido de la moral y estudiar cómo se
desarrolla en las personas. A él no le importaba qué estaba bien o mal, le importaba cómo
alcanzamos esa idea de bien o mal. A
través de multitud de entrevistas y estudios observó que la
construcción de la moral aumenta a medida que los niños
crecen. Igual que sucede con otras habilidades, como el
lenguaje o la capacidad de razonamiento.
En la teoría del desarrollo moral de Kohlberg se alcanza la
conclusión de que el desarrollo moral pasaba por tres
niveles: preconvencional, convencional y posconvencional. Cada uno de los cuales
está dividido en dos estadios. Es importante entender que no todos pasan por todos
los estadios ni todos llegan al último nivel de desarrollo. A continuación, explicamos
detalladamente cada uno de los estadios.
Influencia de los padres y compañeros Ni Piaget ni Kohlberg consideraron
importantes a los padres para el desarrollo moral de los niños, pero las
investigaciones más recientes enfatizan la contribución de los padres tanto en el
área cognitiva como en la emocional. Los adolescentes cuyos padres son
autoritativos y comprensivos y que los estimulan a cuestionar y ampliar su
razonamiento moral suelen razonar a niveles más elevados.

Niveles y etapas de Kohlberg

• Nivel I: moral preconvencional. Las personas actúan según controles externos.


Obedecen reglas para evitar castigos u obtener recompensas o actúan por interés
propio. Este nivel es típico de los niños de cuatro a 10 años.
• Nivel II: moral convencional (o moral de conformidad al rol convencional). Las
personas han internalizado las normas de las figuras de autoridad. Se preocupan
de ser “buenos”, de complacer a otros y de mantener el orden social. Es típico que
este nivel se alcance luego de los 10 años de edad; muchas personas nunca pasan
más allá de él, incluso en la adultez.
• Nivel III: moral pos convencional (o moral de principios morales autónomos). Las
personas reconocen conflictos entre las normas morales y realizan juicios con base
en los principios de derecho, equidad y justicia, como lo hizo Nelson Mandela
durante su adultez. En general, la gente no llega a este nivel de razonamiento moral
hasta, cuando menos, la temprana adolescencia o, más comúnmente, en la adultez
joven, en todo caso.

Tema 3.
Desarrollo psicosocial. Identidad, sexualidad, familia y pares.

Búsqueda de identidad

La búsqueda de la identidad según Erikson, una


concepción coherente del yo formada por metas,
valores y creencias con los que la persona se
compromete de manera firme, se enfoca durante
los años adolescentes, el desarrollo cognitivo
de los adolescentes ahora les, permite construir
una “teoría del yo”.
Erik Erikson fue un psicoanalista estadounidense
de origen alemán reconocido mundialmente,
entre otras áreas, por sus contribuciones en
psicología del desarrollo.
Principalmente la adolescencia, dijo Erikson, es
enfrentarse a la crisis de identidad versus
confusión de identidad (o de
identidad versus confusión de rol) a fin de
convertirse en un adulto único con un
sentido coherente del yo y un papel valorado dentro de la sociedad. Su concepto de
crisis de identidad se fundamentaba, en parte, en su propia experiencia vital.
Según Erikson, la identidad se forma a medida que los jóvenes resuelven tres
cuestiones principales: la elección de una ocupación, la adopción de los valores con
los que vivirán y el desarrollo de una identidad sexual satisfactoria. Durante la
tercera infancia, los niños adquieren las habilidades necesarias para lograr el éxito
dentro de su cultura. Como adolescentes, necesitan encontrar formas constructivas
de utilizar estas habilidades, cuando a los jóvenes se les dificulta decidir su identidad
ocupacional o cuando sus oportunidades se encuentran limitadas.
De acuerdo con Erikson, los adolescentes que resuelven la crisis de identidad de
manera satisfactoria desarrollan la virtud de la fidelidad: lealtad sostenida,
esperanza o una sensación de pertenecer a una persona amada o a los amigos y
compañeros. La fidelidad también puede significar una identificación con un
conjunto de valores, una ideología, una religión, un movimiento político, un interés
creativo o un grupo étnico. amados. Al compartir sus pensamientos y sentimientos,
el adolescente aclara una identidad tentativa al verla reflejada en los ojos de la
persona amada, sin embargo, estas intimidades adolescentes difieren de la
intimidad madura, que implica un mayor compromiso, sacrificio y transigencia.
Erikson consideraba que el peligro principal de esta etapa era la confusión de
identidad o rol, que puede demorar enormemente la llegada de la adultez
psicológica, no obstante, es normal cierto grado de confusión de identidad, según
Erikson, ésta explica la naturaleza aparentemente caótica de gran parte de la
conducta adolescente y la dolorosa inhibición que exhiben los jóvenes. La
pertenencia a camarillas y la intolerancia ante las diferencias, ambos sellos
distintivos de la
adolescencia, son
defensas en contra de
la confusión de
identidad,
a teoría de Erikson
describe el desarrollo
de la identidad
masculina como la
norma.
Sexualidad, enfermedades de trasmisión sexual, embarazos.
Verse a uno mismo como ser sexual, reconocer la propia
orientación sexual, lidiar con los impulsos sexuales y
formar vínculos emocionales o sexuales son, todos,
parte del logro de la identidad sexual. La conciencia de
la sexualidad es un aspecto
importante de la formación
de la identidad y afecta la
autoimagen y las
relaciones
de manera profunda.
Pueden verse sujetos a la
discriminación e incluso a
la
violencia. Otros pueden
sentirse reacios a declarar
su
orientación sexual, incluso
ante sus padres, por temor
a
una fuerte desaprobación o a una ruptura en la familia.
De igual forma puede ser que se les dificulte conocer e identificar parejas
potenciales de su mismo sexo. Así, el reconocimiento y expresión de la identidad
sexual de los homosexuales son más complejas y siguen un cronograma menos
definido que los hetero-sexuales. No existe una ruta única en el desarrollo de la
identidad y conducta gay, lésbica o bisexual, debido a la falta de maneras
socialmente aceptadas de explorar su sexualidad, muchos adolescentes
homosexuales experimentan una confusión de identidades. Los jóvenes gays,
lesbianas y bisexuales que no pueden establecer grupos de pares que compartan
sus orientaciones sexuales pueden tener dificultades en reconocer atracciones hacia
miembros del mismo sexo.
Los embarazos adolescentes tienen desenlaces
desafortunados. Muchas de las madres
son
pobres y carecen de una educación
adecuada y
algunas usan drogas. Muchas no comen
de la
manera adecuada, no aumentan la cantidad
suficiente de peso y obtienen cuidados
prenatales deficientes o carecen de ellos por completo. Es probable que sus bebés sean
prematuros o peligrosamente pequeños, y se
encuentran en un riesgo más elevado de otras complicaciones, tales como: muerte
fetal tardía, neonatal o infantil; problemas sanitarios y académicos; abuso y
descuido, y discapacidades del desarrollo que pueden continuar hasta su
adolescencia. Más de 90% de las adolescentes embarazadas describen sus
embarazos como no intencionales y 50% de los embarazos adolescentes suceden
dentro de los seis meses después de su iniciación sexual, muchas de estas chicas
crecieron sin padres.

Conducta antisocial y delincuencia juvenil


La conducta antisocial se da en familias, es decir, análisis de diversos estudios han
concluido que los genes son responsables de 40 a 50% de la variación en conducta
antisocial dentro de una población y de 60 a 65% de variación en la antisocialidad
agresiva, las deficiencias neurobiológicas, en especial en las áreas del cerebro que
regulan las reacciones al estrés, pueden ayudar a explicar por qué algunas
personas se convierten en niños y adolescentes antisociales. Como resultados de
estos déficits neurobiológicos, que pueden ser el resultado de la interacción entre
factores genéticos o de un temperamento difícil y ambientes adversos tempranos,
es posible que los niños no reciban o presten atención a las señales normales de
alerta para refrenarse de conductas impulsivas o precipitadas.
Los adolescentes que no ven alternativas positivas son los que tienen mayor
probabilidad de adoptar un estilo de vida permanentemente antisocial. Aquellos más
inclinados a persistir en la violencia son varones con influencias antisociales
tempranas; los menos inclinados serán los chicos y chicas que mostraron un
desarrollo prosocial temprano. Debido a que el carácter del adolescente aún se
encuentra en formación, muchos psicólogos del desarrollo deploran la tendencia
actual de trasladar a los menores infractores del sistema de rehabilitación juvenil,
que está dirigido a la rehabilitación, a las cortes criminales donde se les juzga y
sentencia como adultos.

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