Ingles Tributacion Internacional
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ACCOUNTING SCHOOL
ACADEMIC REPORT
COURSE:
TRIBUTACION INTERNACIONAL
AUTHOR:
TEACHER:
Chiclayo - Perú
(2023)
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN...............................................................................................................3
II. DESARROLLO..................................................................................................................4
III. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS..........................................................................8
IV. ANEXOS (De corresponder)......................................................................................8
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I. INTRODUCCIÓN
El Impuesto a la Renta es una forma importante de recaudación fiscal en
muchos países de América Latina. Cada país tiene su propio sistema de
impuesto a la renta, con diferentes tasas y reglas.
En general, el Impuesto a la Renta se aplica sobre los ingresos y ganancias
obtenidos por personas físicas y jurídicas. Las personas físicas suelen pagar
impuesto a la renta sobre sus ingresos laborales, ingresos de capital y otras
fuentes de ingresos, mientras que las empresas generalmente pagan impuesto
a la renta sobre sus ganancias netas.
En América Latina, cada país tiene su propia legislación tributaria y tasas
impositivas específicas. Por ejemplo, en México, existe una escala progresiva
de impuestos sobre la renta, donde las personas con ingresos más altos están
sujetas a tasas impositivas más altas. En contraste, en países como Uruguay y
Argentina, se aplican tasas fijas sobre los ingresos.
Las tasas de impuesto a la renta varían ampliamente en la región. En algunos
países, como Argentina y Uruguay, las tasas máximas pueden llegar a ser del
35% o más para las empresas y personas de altos ingresos. Otros países,
como Chile y Perú, tienen tasas más bajas, generalmente alrededor del 25%
para las empresas y tasas progresivas para personas físicas, aumentando con
la cantidad de ingresos.
Es importante tener en cuenta que los sistemas de impuesto a la renta en
América Latina también pueden incluir exenciones y deducciones, así como
regímenes especiales para pequeñas y medianas empresas o para ciertos
sectores de la economía. La recaudación del impuesto a la renta se utiliza para
financiar servicios públicos, infraestructura y programas sociales.
En resumen, el Impuesto a la Renta es una herramienta importante de
recaudación fiscal en América Latina, con diferentes tasas y reglas en cada
país. Es fundamental conocer las leyes fiscales locales y contar con el
asesoramiento de expertos para cumplir con las obligaciones fiscales de
manera adecuada.
Aunque las leyes fiscales pueden variar en cada país, en general, el impuesto a
la renta se calcula sobre la base de los ingresos obtenidos durante un período
determinado.
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II. DESARROLLO
El sistema tributario peruano se compone de principios, reglas y normas las
cuales han establecido los tributos, desenvolviéndose dentro del marco
conceptual que le brinda el Derecho Tributario y la Ley Penal Tributaria. Este
sistema se caracteriza por ser suficiente y elástico, el Estado combina todos los
impuestos dentro de este sistema; lo recaudado es destinado para el Tesoro
Público, quien provee en el Presupuesto General, de esta manera el Estado
tiene un “colchón financiero” y no incurre en la creación de nuevos impuestos
(SUNAT, 2017).
Los sistemas tributarios en América Latina han jugado un rol muy importante
como los principales, y en algunos casos los únicos, medios de obtención de
ingresos públicos para financiar los ingentes gastos públicos necesarios para el
quehacer de los estados a través de los tiempos.
América Latina ha incorporado desde hace mucho tiempo normas de carácter
tributario a sus sistemas jurídicos internos. Los impuestos a la renta, los
impuestos específicos a ciertos actos y contratos y/o productos específicos y
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los impuestos aduaneros resultan los de más larga data. Desde los años
setenta, el impuesto al valor agregado (IVA) ha sido incorporado en la mayoría
de los casos analizados y se ha transformado en uno de los impuestos que
más y mejor recauda en la región.
En general, en la región se pueden encontrar dos tipos de impuestos internos:
los impuestos directos, entre los cuales los más relevantes son los impuestos a
la renta y los impuestos al patrimonio; y los impuestos indirectos, entre los
cuales los de mayor relevancia son el IVA y ciertos impuestos específicos a las
compraventas u otras transacciones.
Desde el punto de vista de los sistemas tributarios internos, podemos distinguir
sistemas sofisticados, sistemas intermedios y sistemas simples. Dicha
clasificación guarda en general relación con los tamaños de las economías de
cada uno de los países estudiados, así como con la mayor o menor relevancia
y sofisticación que tienen las respectivas administraciones tributarias en cada
uno de ellos.
Desde la perspectiva de los sistemas tributarios a la renta, también existe una
diferencia entre los mismos, dependiendo en general de los tamaños de las
economías de cada uno de los países consultados. Así, puede distinguirse
entre aquellos que tienen un sistema de renta mundial y aquellos que tienen un
sistema de base territorial.
En materia del impuesto a la renta, hay que distinguir entre aquellos países que
gravan las rentas de las empresas o del capital, por una parte, y aquellos que
gravan las rentas de las personas físicas. En general, y salvo contadas
excepciones, las primeras están gravadas con alícuotas proporcionales,
mientras que las segundas son gravadas con alícuotas de carácter progresivo.
En relación con los sistemas de impuestos a la renta, en la mayoría de los
países analizados se encuentran regímenes especiales, sustitutivos o
presuntos, para cierto tipo de actividades consideradas prioritarias o de difícil
fiscalización, o propias de sectores económicos más atrasados o deprimidos al
interior de cada uno de ellos. Eso hace que, adicionalmente a los sistemas de
impuesto a la renta tradicional, subsistan complementariamente estos
regímenes de impuestos especiales.
En otro orden de ideas, existe una tendencia relativamente reciente dentro de
los países de la región a incorporar en sus sistemas legislativos internos
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normas sobre precios de transferencia. Esta tendencia comenzó en los años
noventa con México, al que siguieron Brasil Chile y Ecuador. En la actualidad
ha sido incorporada en lo mayoría de los países.
Otro aspecto que es importante señalar se refiere a las normas tributarias
internas relacionadas con el impacto que genera la doble imposición cuando
existen actividades de cualquier naturaleza que trascienden las fronteras de los
estados. Los países de la región han ido incorporando dichas normas, Es así
como, recientemente, los países han incorporado en sus legislaciones internas
de impuesto a la renta normas que permiten que los agentes económicos que
han soportado un impuesto de similar naturaleza (renta o tipo renta) por sus
ganancias de fuente extranjera puedan acreditarlo en todo o en parte a través
del sistema de crédito o imputación del impuesto a la renta pagado en el
exterior por el mismo tipo de tributo, contra el impuesto a la renta nacional que
se deba pagar por dicha misma renta de fuente extranjera. De esa manera, se
aminora o se anula el impacto de doble tributación que se genera al existir dos
o más jurisdicciones que gravan, en un mismo periodo tributario, la misma
renta obtenida por un contribuyente. Del mismo modo, en algunas legislaciones
se utiliza el método de exención de impuestos por las rentas de fuente
extranjera, de manera que se desgrava unilateralmente, por la vía de la
renuncia de la tributación, de aquellas rentas que provienen del exterior y que
fueron afectadas por un impuesto a la renta afuera. (Espinosa, 2022).
Si bien el caso pionero corresponde a Brasil en 1967, el IVA fue introducido
masivamente en los sistemas tributarios de la región durante las décadas del
setenta y del ochenta, como receta fundamental del Consenso de Washington
para compensar la pérdida recaudatoria que implicaba la reducción de
impuestos al comercio internacional. Con relativos bajos costos de eficiencia,
un IVA con alícuotas generales entre 10% y 20% (y tasa del 0% para las
exportaciones) era considerado una fuente confiable y relativamente estable de
recursos con escasos rezagos de recaudación. Adicionalmente, los países
contemplaron la exención del gravamen para los bienes de la canasta básica
de consumo para reducir los efectos regresivos que este tributo suele tener
sobre la distribución del ingreso.
No obstante, el fortalecimiento de la recaudación del IVA a nivel regional en los
últimos decenios responde al proceso de perfeccionamiento y adecuación del
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tributo en los distintos sistemas tributarios, y especialmente a la extensión de
este a los servicios intermedios y finales, pues el gravamen se aplicó
inicialmente casi con exclusividad a bienes físicos y algunos servicios finales.
(Cornia, 2019).
Hasta hace algunos años, el ISR típico de América Latina tenía, al menos en la
práctica, un carácter “cedular” que implicaba gravar por separado los distintos
tipos o cédulas de renta que percibe un mismo contribuyente (por el trabajo
asalariado, por los intereses recibidos por depósitos, por los dividendos
obtenidos por acciones, etc.). Además, en varios de los países se podía
encontrar una larga serie de exenciones y exoneraciones, según la fuente
generadora, especialmente en el ámbito de las rentas del capital.
Sin embargo, en años recientes se han registrado tenues progresos en cuanto
a la ampliación de la base tributaria del ISR, con la incorporación de sistemas
duales en el ISR personal. Adaptando el modelo de los países nórdicos,
Uruguay fue el país pionero en la región que, a partir de julio de 2007, volvió a
aplicar el impuesto que había sido derogado hacía varias décadas, y comenzó
a gravar separadamente las rentas del trabajo, con tasas progresivas del 10%
al 25%, así como las rentas del capital, con una tasa proporcional del 12%,
excepto los dividendos, que tributan a una tasa del 7%. La sola reintroducción
del ISR personal en el sistema tributario uruguayo significó una considerable
mejora en términos de recaudación y de incidencia distributiva del sistema
tributario.
En una misma línea, Perú también ha incorporado algunos elementos de
imposición dual ya que, desde el año 2009, aplica una escala progresiva de
tasas (del 15% al 30%) sobre los ingresos provenientes de rentas del trabajo,
mientras que las rentas del capital son gravadas con una tasa proporcional del
6,25% (sobre el 80% de la renta gravable), con la excepción de los dividendos
que tributan a la tasa del 4,1% y de los intereses de ahorros y depósitos
bancarios de personas naturales, que se encuentran exoneradas desde el año
2010.
Recientemente, otros países de la región avanzaron en la ampliación de la
base imponible del ISR personal, con lo que alcanzaron algunas rentas del
capital que en el pasado habían permanecido exentas del gravamen. En
Uruguay se derogó la exoneración del impuesto a la renta de las personas
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físicas (IRPF) y del impuesto a la renta de no residentes (IRNR), por lo que la
venta de acciones al portador pasó a estar gravada en las mismas condiciones
que las acciones nominativas. En Argentina se eliminó la exención a la
compraventa de acciones y títulos que no tienen cotización en la bolsa de
valores, que quedó gravada al 15%, y se aplicó una alícuota del 10% a la
distribución de dividendos. En México se creó un impuesto del 10% sobre las
ganancias de capital en la bolsa y la distribución de dividendo.
En el caso del ISR que recae sobre las personas jurídicas, también se
obtuvieron algunos resultados satisfactorios en varios países, a través de la
limitación de los incentivos tributarios otorgados en el marco de regímenes de
promoción económica (zonas francas) y con la introducción de impuestos
mínimos sobre los ingresos societarios. Adicionalmente, se han incluido
normas de tributación internacional (precios de transferencia, paraísos fiscales
y rentas de los no residentes), y se han impulsado convenios para el
intercambio de información entre los países como una forma de combatir la
evasión.
Así, en América Latina, cerca de la mitad del monto promedio de recursos
tributarios corresponde a impuestos sobre transacciones financieras y de
capital; otra porción importante corresponde a los impuestos recurrentes sobre
bienes inmuebles, y el resto incluye principalmente los gravámenes sobre la
riqueza o patrimonio neto. En cambio, entre los países de la OCDE predomina
el impuesto sobre la propiedad inmueble, luego se ubican los impuestos
transaccionales y, muy por detrás, los impuestos sobre herencias, legados y
donaciones (ampliamente difundido), así como los tributos que gravan el
patrimonio neto (activos).
A pesar de la diversidad de tributos patrimoniales, aquí se hará especial
referencia a los impuestos que recaen sobre los propietarios de bienes
inmuebles (conocido en la región como impuesto “inmobiliario” o “predial”). Esto
es debido, por un lado, a que el impuesto sobre operaciones financieras que en
algunos países genera importantes recursos tributarios posee diferencias
sustanciales en cuanto a sus efectos económicos que obligan a analizarlo
separadamente, y por otro, a que el resto de tributos patrimoniales generan un
monto muy poco significativo de ingresos tributarios, fundamentalmente el
impuesto sobre la propiedad inmueble, que constituye un ítem fundamental
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para complementar los efectos distributivos de la tributación sobre la renta
personal, dada su ya explicada debilidad estructural en los sistemas tributarios
de la región.
La mayoría de los países de América Latina asignan la potestad tributaria del
impuesto sobre la propiedad inmueble a sus respectivos gobiernos locales o
municipales, aunque en algunos casos excepcionales este impuesto sigue
estando bajo la órbita del gobierno central (República Dominicana), o alguna
autoridad sobre los impuestos sigue estando en dicho nivel de gobierno (por
ejemplo, Brasil para los impuestos rurales, Guatemala y Panamá) o en el nivel
provincial (Argentina). En la mayoría de los casos, a los municipios también se
les otorga cierta autoridad para modificar las tasas impositivas, a veces dentro
de límites legislados, pero aquí también hay excepciones. Por ejemplo, Chile
no delega esa atribución a los municipios, y los estados o provincias en México
y Argentina también comparten dicha potestad con las autoridades nacionales.
En general, los gobiernos centrales (las provincias en el caso de Argentina) son
los frecuentemente responsables de la actualización del catastro, aunque en
Costa Rica, Honduras y México esa es una función municipal. En cuanto a la
cobranza de las obligaciones impositivas, se advierte una gran variedad de
prácticas, a veces exclusivamente asignadas a los gobiernos centrales o
municipales, mientras que otras veces estas funciones son compartidas por los
diferentes niveles de gobierno.
Al respecto, en América Latina la baja capacidad operativa y la ineficiencia de
las administraciones tributarias de los gobiernos locales juegan un rol central.
En muchos casos, la recaudación y cobranza del impuesto sobre la propiedad
inmueble se ve afectada por bajos ratios de cobertura en el registro de catastro,
altos niveles de morosidad y una considerable subvaluación de las
propiedades, debido a la falta sistemática de una adecuada actualización de los
valores catastrales. Las causas de la elevada morosidad son variadas, entre
las que se destacan la falta de información y difusión para efectuar los pagos,
la falta de facilidades para pagar, la percepción de un bajo nivel de riesgo para
los que no cumplen con sus obligaciones tributarias y la escasa información y
transparencia en el uso de los recursos.
Por último, todos estos condicionantes de la recaudación tributaria de los
impuestos recurrentes sobre la propiedad inmueble se ven notablemente
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agravados ante un deficiente sistema de descentralización fiscal. Este
comportamiento efectivamente se observa en la mayoría de los países de la
región, donde el financiamiento de los niveles inferiores de gobierno depende
crucialmente de las transferencias intergubernamentales provistas por el
gobierno central, que generalmente actúan como desincentivo para lograr el
fortalecimiento de las fuentes de recursos propios y la administración tributaria
subnacional.
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