Mi Primer Trio

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El Club de las Excomulgadas

Agradecimientos

Al Staff Excomulgado: PaolaQ por la


Traducción, mdf30y por la Corrección de
Traducción, Leluli por la Corrección, AnaE por la
Diagramación, y Laavic por la Lectura Final de
este Libro para El Club De Las Excomulgadas…

A las Chicas del Club de Las Excomulgadas, que

T.J. Holland - Mi Primer Trío


nos acompañaron en cada capítulo, y a Nuestras
Lectoras que nos acompañaron y nos acompañan
siempre. A Todas….

Gracias!!!

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El Club de las Excomulgadas

Argumento
La serie College Daze es la historia de una joven que prueba la vida universitaria,
un encuentro sexual a la vez. Escrita desde el punto de vista femenino, la serie
promete ser un poco chocante, un poco desagradable, y un poco dulce.

En Mi Primer Trío (Volumen 2 de la serie), nuestra narradora experimenta su


primer trio, y ésta la deja sin aliento, agotada, y anhelando más.

ADVERTENCIA: Contiene escenas de sexo explícito, incluyendo lesbianismo y


menage, y definitivamente no está dirigida a los menores de edad o a los
enfermos de corazón.

T.J. Holland - Mi Primer Trío

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El Club de las Excomulgadas

Mi Primer Trio

He aprendido que en la vida que hay tres clases de personas: las que hacen cosas
malas, las que las hacen de vez en cuando y quienes no las hacen pero desearían
hacerlas.

Ese tercer grupo tiende a estar alrededor de los traviesos, sólo lo suficientemente
cerca como para espiar, pero no para quedar atrapados o realmente jodidos de por
vida. Lo hacen para tener de vez en cuando una historia a la que volver dentro de
sus mentes, una historia prohibida que les hace sentir cosquillas y poner una sonrisa
un poco avergonzada en sus caras. Para este tercer grupo, la universidad es un
maravilloso lugar de fantasía que se encuentra entre la adolescencia y la adultez,

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donde el tiempo se detiene, las historias son sagradas y podemos hacer esas cosas
que siempre hemos visto y por las que nos hemos preguntado.

La mayoría de mis noches de viernes en la universidad me las pasaba con mis


amigos, bebiendo, riendo y bailando. No me consideraba una zorra. De hecho, rara
vez me iba a casa con alguien, excepto con mi juguete a batería que escondía en el
espacio entre la pared y mi colchón. Muchas ofertas eran tentadoras, pero
realmente la mañana siguiente era algo que no manejaba muy bien y era mucho
mejor escuchar a mis amigos que me contaban todo acerca de sus noches salvajes
con chicos guapos y chicas aún más calientes. Semanas más tarde, también me
hablaban de las colas en la clínica de salud gratuita y la forma en que se morían
interiormente cuando alguien que conocían entraba por la puerta mientras ellos
salían.

No, las noches raras cuando bajaba la guardia y cedía a la calentura de esa zona por
debajo de mi ombligo generalmente se debía a dos factores: cantidades
ridículamente grandes de alcohol y también que fuera casi imposible que volviera a
ver a esa persona o personas alguna vez en mi vida. Por suerte para mí, Peri y Steve

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El Club de las Excomulgadas
estaban cerca de la noche inaugural del trineo de hielo1, junto con un tazón de
ponche que sería capaz de funcionar como disolvente de pintura en la mañana.

Peri era adorable. Con su cabello castaño corto y grandes ojos verdes, era una joven
campeona de patinaje sobre ruedas. Tenía 20 años, chaparrita2 y con constitución
como de atleta olímpica, pero con pechos firmes y pequeños, y piernas que podrían
aplastar casi cualquier cosa en la que se envolvieran. Su cuerpo fue siempre perfecto
gracias a su intenso trabajo de entrenamiento y rara vez se tomaba más de una
bebida o dos, pero esta noche ella y Steve estaban celebrando sus medallas y sus
últimas noches en los Estados Unidos. Peri estaba dispuesta a beber y dejar que la
noche la llevara a donde quisiera que fuera.

Steve era el compañero de patinaje de Peri. Él también estaba muy macizo.


Poderosos brazos y piernas, sin un gramo de grasa en su cuerpo. Su cabello era
rubio oscuro y lo suficientemente largo como para moverlo en sus giros y vueltas,

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pero suficientemente corto como para mantenerlo a salvo mientras levantaba a Peri
sobre su cabeza casi a diario en las prácticas. Steve nunca había tenido una novia.
Le encantaba el patinaje y todo aquel que lo conocía sabía que amaba a Peri.
Cualquier persona, excepto Steve. Era un poco despistado en ese departamento.

Lo curioso era que Peri también lo amaba, pero esos dos no estaban dispuestos a
cruzar esa línea entre compañeros. Una vez que te aventuras a lo físico, nunca
puedes regresar atrás. Si no funciona, puedes arruinar una amistad y en este caso,
sus carreras. Ellos no estaban dispuestos a ceder a lo que sus cuerpos y corazones
tan desesperadamente querían sin un pequeño empujón.

Ahí es donde el pequeño empujón y yo entramos.

Peri y yo habíamos sido amigas en la infancia. Su mamá me cuidaba después de la


escuela, mientras la mía trabajaba, hasta que tuvimos diez años. Después, la carrera

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Un trineo de hielo es un gran bloque de hielo con un estrecho canal tallado a través de él que se usa para enfriar una bebida
para beber. El líquido, típicamente licor , se vierte en un canal en la parte superior del trineo y se dispensa en la parte inferior
del canal, ya sea en la boca de un participante o un vaso.

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Baja, pequeña

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de patinaje de Peri despegó y nos mantuvimos en contacto a través de los años,
pero sólo llegábamos a vernos alguna que otra vez a través de los años. Justo antes
de que estuviera a punto de graduarme de la Universidad Estatal de California en
Bakersfield, Peri y Steve fueron invitados a patinar en Europa. Estaban a punto de
comenzar sus entrenamientos en Francia y luego sus cuatro años de gira.
Estábamos creciendo y nos estábamos separando como la vida tan a menudo hace
con aquellos que alguna vez fueron cercanos. Pude ver que Peri y Steve estaban
apasionadamente enamorados el uno del otro y el que cedieran a sus sentimientos
no los separaría, de hecho, era probable que Steve pidiera que se unieran en
matrimonio en la vida real también. Yo estaba decidida a conseguir que estos dos
se juntaran esta noche, antes de que perdiera mi oportunidad. Sabía lo que tenía
que hacer. Fui, me quede junto a la barra y comencé a beber mis tragos para tomar
valor. Una hora más tarde, fui a buscar a Peri.

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Steve y Peri estaban de pie en una esquina, riendo y mirándose con nostalgia el uno
al otro, como bien sabía que harían. Estaban en la fiesta pero evidentemente solos
en su conversación. Me metí en su conversación y les pedí que me contaran todo
sobre su nueva aventura. Steve había bebido más que Peri por lo que comenzó a
contarme todos los detalles de su mudanza, las llamadas telefónicas con su nueva
compañía, los arreglos de vuelo, etc.

Esto puede tardar un rato, me dije a mí misma. Por lo tanto, le dije que no podía oír
muy bien y que mejor fuéramos a encontrar un lugar más tranquilo. Los llevé a
ambos a mi dormitorio y cerré la puerta. Steve se sentó en la silla del escritorio y
Peri y nos dejamos caer sobre la cama. Él siguió hablando de su viaje como si yo
fuera a escribir un documental sobre él. Era detallista, lo reconozco, pero caramba
amigo, aprende a resumir.

Los tragos empezaron a hacer efecto y mis bragas comenzaron a quemar mientras
me daba cuenta de que era mi oportunidad de hacer que estos dos estuvieran
juntos, mientras hacía realidad la fantasía que había tenido en secreto durante años.
Hacía calor en mi habitación, como hacía en Bakersfield a menudo, así que me

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desabroché la camisa, me quité los vaqueros y me dejé caer de nuevo en la cama
con solo mi sujetador y mis bragas.

—Así está mejor —Dije, más que nada para mí misma, pero lo suficientemente
fuerte para ser oída.

Los ojos de Peri se abrieron un poco y Steve siguió hablando. Sí, estaba bien
borracho. Ni se había dado cuenta. Sin embargo, Peri si lo hizo. Era evidente que
no estaba segura de lo que debía hacer, así que me acerque y comencé a
desabrocharle la camisa. Ahí vamos, ella estaba bastante bebida, pero sin duda tenía
el suficiente sentido común para ver esto como su oportunidad. Su oportunidad de
decirme adiós correctamente y comenzar lo que esperaba fuera su nuevo comienzo
con Steve. Ella se hizo cargo de desabrocharse la camisa y los pantalones vaqueros
y pronto estaba en la cama con nada más que un sujetador de encaje y sus bragas a
juego. Era evidente que había esperado que esto sucediera esta noche, porque las

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chicas no siempre se toman el tiempo para combinar el sujetador y las bragas, a
menos que pensemos que alguien los fuera a ver.

Para este momento, Steve seguía hablando, pero su voz tenía un tono diferente. Un
poco inseguro, un poco excitado. Acababa de empezar a describir su nueva rutina
de ejercicios en Francia y continuó haciéndolo, pero con muchas más pausas entre
las palabras.

—He aprendido viviendo aquí, que cuando hace tanto calor, todo lo que puedes
hacer es quitarte la ropa y tratar de no dejar que te moleste —Le dije.

Steve asintió con la cabeza levemente. Peri, siendo la mujer inteligente que es, se
dio cuenta de que era el momento para darle a su hombre lo que la mayoría de los
hombres sueñan. Dos mujeres a la vez. Pero él seguía hablando, borracho y sin
saber a dónde iba esto. Peri se inclinó y me besó en el hombro, y luego prosiguió a
besar mi cuello. Con mi cabeza ligeramente inclinada para que pudiera obtener un
mejor ángulo, mis pezones al instante se pusieron duros como guijarros. Peri movió
su cuerpo por lo que tuvo un mayor alcance para poder mover lentamente una

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mano a mi otro brazo, lo acarició y luego pasó la mano por sobre mi pecho. Yo
gemí. Steve finalmente dejó de hablar. Ya teníamos su atención ahora.

Peri me miró y me besó en la boca. Lentamente al principio, pero luego fuerte y


más rápido. Ni siquiera noté cuando desabrochó mi sujetador, pero de repente, mis
pechos estaban libres de la tela y arqueé la espalda, en una declaración tácita de
atención. Empezó a frotar, tirar, y besar mis pechos con abandono. Poco a poco me
puso en la cama y comenzó a tirar de mis bragas. Steve estaba apoyado en su silla
para ver mejor, pero ya no había más palabras de borracho. No se iba a perder esto.

Peri se movió encima de mí. Su cabeza estaba en mis pechos y comenzó a chupar
suavemente y mordisquear mis pezones. Cada uno de ellos recibiendo su turno.
Mis caderas instintivamente se alzaron contra ella y su mano encontró mi
entrepierna. De nuevo gemí y arqueé la espalda y empezó a tantear mi clítoris.
Luego deslizó su dedo dentro de mi agujero caliente y húmedo. Rápidamente al

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principio, luego lo sacó y encontró mi clítoris de nuevo. ¡Oh Dios! Yo estaba
moviendo todo alrededor de mi cama, una parte de mí tratando de alejarse, pero la
mayor parte de mí tratando de hacer que me hiciera llegar. Estaba tan mojada que
estaba segura de que tendría que escurrir mi ropa cuando termináramos. Ella
comenzó a poner de nuevo su dedo en mi vagina y a moverlo dentro y fuera esta
vez. Luego, deslizó un segundo dedo y un tercero, y luego empujando aún más
fuerte. ¡Oh Dios! Mientras seguía mordiendo mis pezones todo el tiempo.
Necesitaba llegar. ¡Estaba tan jodidamente cerca! Empecé a tocar mi clítoris
mientras ella me follaba con su mano. Ella se río y empujó mi mano.

—No, vamos a hacer esto por ti. Steve, necesito tu ayuda.

Yo mire a Steve con ojos que llorosos

— ¡Por favor, fóllame! ¡Me tengo que correr!

Steve nunca haría eso por mí o para mí, pero por Peri haría cualquier cosa. Así que
se acercó con los pantalones a punto de estallar y la miró.

—Tú trabaja sus pechos —Le dijo Peri.

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Ella movió su cuerpo para que su cabeza estuviera justo sobre mi clítoris, abrió mis
labios separándolos y suavemente lamió mi clítoris. Me estremecí. Ella sonrió.
Steve comenzó a entender y chupó y froto mis pechos mientras Peri volvió a
lamerme. Yo estaba tan mojada que pensaba que era imposible que me empapara
más, pero Peri me probó lo contrario. Empezó a lamer, succionar, y tirar un poco
de mi clítoris con su boca. ¡Dios! Luego, regresaron sus dedos a mi coño mientras
trabajaba la parte exterior con la boca. ¡Oh, mierda! Estaba a punto de correrme.
Ella me miró, sintiendo mis muslos temblar y dijo:

—Anda hazlo, es temprano y vamos a hacer esto muchas veces, varias veces más.

¡Oh mierda! Ella puso su cabeza hacia abajo entre mis muslos y comenzó a
mordisquear y a lamer mi clítoris mientras me follaba con su mano hasta donde
llegaba. ¡Joder! ¡Joder! ¡JODER! No estaba lista todavía. Quería que ella se divirtiera
también, por lo que me retorcí y moví mi cuerpo fuera de su alcance.

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Agarré los pantalones vaqueros de Steve y comencé a desabrocharlos. Steve miró a
Peri en busca de ayuda, y ella sonrió y asintió con la cabeza. Steve estaba fuera de
su ropa más rápido de lo que yo pensé que sería posible y su pene era
impresionante. Estaba duro y preparado para jugar. Lo toqué con mi mano y se
estremeció. Entonces, me incliné y le lamí la punta. Antes de darme cuenta se la
estaba chupando a Steve, mientras que Peri me estaba chupando a mí. Mientras
más me excitaba, más vigorosa me ponía con la polla de Steve. Peri estaba
controlando cuánto le tocaba a Steve y ella lo sabía. En el punto donde los dos
estábamos a punto de corrernos, Peri me soltó por lo que yo me detuve.

Steve se había vuelto más valiente ahora. Él no estaba a punto de tomar un


descanso. Tomó el firme cuerpo de Peri y la tiró en la cama junto a mí. Cogió su
ropa interior y prácticamente se la arranco. Estaba segura de que él había
imaginado esto en su cabeza, por la rapidez con que sus bragas de encaje
terminaron sin problemas a través del cuarto. Luego se dejó caer de rodillas y
hundió la cabeza en su vagina. No estaba segura de que él supiera lo que estaba
haciendo más de lo que Peri lo hacía, pero no importaba. Adoraba el que por fin
hubiera abierto la puerta a una colaboración más intensa y física, y que ella fuera a

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tener un orgasmo con Steve, aunque tuviera que ayudarse a sí misma a llegar hasta
allí. Tendría tiempo de sobra para enseñarle y guiarlo a la perfección en los largos
años que vendrían.

Sabiendo que no quería que me olvidaran, me moví alrededor de la cama y me


agache para sacar mi amante de reserva. El frío plástico fue un shock, pero al
encender el vibrador y colocarlo en la punta de mi clítoris rápidamente les hizo
recordar que todavía estaba en la habitación. Steve se asomó para tomar aire y Peri
comenzó a coreografiar. Yo estaba recostada sobre espalda en la cama con el
vibrador en la entrepierna mientras Peri conducía. Mis manos estaban trabajando
mis pechos y tirando de mi propio pelo, mientras ella estaba en control de mi
cuerpo y del vibrador.

Peri estaba al estilo perrito con la cabeza y las manos entre mis piernas, sujetando el
vibrador y disfrutando de verme estar tan cerca de correrme encima de ella,

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mientras me alejaba o desactivaba las vibraciones durante un tiempo. Le gustaba
tener el control. A Steve le había dicho que se pusiera detrás de ella y frotara su
culo. Él estaba acariciando su propia polla y frotando el culo de Peri, tratando de
tocar su punto dulce, pero ella movía sus caderas lo suficiente como para dejarle
con ganas de más.

Decidí que necesitaba más por lo que fui más vocal.

—Por favor, quiero correrme. Tengo que correrme.

Peri se excitó con eso. Finalmente permitió que Steve tocara su clítoris y deslizara
sus dedos dentro de ella, mientras empezó a embestir el plástico dentro de mí hasta
donde llegaba. El vibrador estaba a todo lo que daba y me estaba llevando más allá
del punto de retorno. Sí. Sí. Sí. ¡Sí! ¡Sí! ¡SÍ! ¡SÍ! Tan pronto como me vine, ella me
volteó y agarró a Steve por su polla.

—Fóllala —Steve parecía que acababa de ganar la lotería. Me agarró las caderas y
se deslizó antes de que alguien estuviera lo suficientemente sobrio como para darse
cuenta de lo que estábamos haciendo.

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Dios, era enorme. No tan grande como para arrepentirme de mi decisión, pero lo
suficiente para que mis entrañas se llenaran hasta el borde y que apenas pudiera
moverme para llegar al orgasmo. ¡Mierda! Peri comenzó a frotar el culo de Steve y
sus bolas, mis senos y mi clítoris. Después de unos minutos, estaba claro que
necesitaba un papel más importante en todo esto. Tiró de nuevo de Steve y se
arrodilló en la cama justo a la derecha de mí. Las dos estábamos estilo perrito con
el culo y coños pidiendo la polla dura.

—Yo también —Steve claramente entendió el mensaje. Dio un paso atrás, se movió
al costado y empaló a Peri. Su cuerpo pequeño logró hacer frente a todo, pero era
claramente más de lo que esperaba. Después de unos pocos envites, su rigidez se
relajó y empezó a moverse, gemir y montar a Steve como siempre había querido.
Yo estaba a punto de correrme de nuevo sólo con mirarlos. Me di la vuelta sobre mi
espalda y agarré mi coño. Me estaba follando a mí misma, mientras que él la jodía.

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Era evidente que trataba de no perder la cabeza. La mayoría de las chicas pueden
tener todos los orgasmos que quieran, pero los chicos necesitan tiempo entre
sesiones. Steve no quería que esto terminara. Miraba mis pósters y las paredes y
hacia casi cualquier cosa para mantener su mente fuera de lo que estaba sucediendo
para no eyacular. Me reí. Peri abrió los ojos, miró hacia atrás y se dio cuenta de
porqué me estaba riendo. Ella empujó su culo hasta el final, contra la entrepierna
de Steve, lo cual llamó su atención y luego se inclinó hacia delante, se dio la vuelta
y empezó a lamer sus jugos limpiándolos de su pene. Puso sus ojos en blanco.

No soy normalmente alguien que chupa pollas, pero esta vez, quería ser parte de
todo. También yo me di la vuelta, y comencé a luchar con la boca de Peri, con mi
lengua y mis labios, mientras trataba de conseguir un poco de la polla de Steve y de
sus bolas. Entonces, Peri y yo comenzamos a besarnos de nuevo. Más fuerte esta
vez. Todos necesitábamos corrernos rápidamente. Nos estábamos agarrando
nuestros senos y la polla de Steve. Nos lamíamos, chupábamos y
mordisqueábamos todo lo que podíamos. Steve empezó a acariciarse a sí mismo de
nuevo. Las dos sonreímos. Nos trasladamos a la cama, y Peri, una vez más se puso
sobre mí, pero con la cabeza en mi coño y mi cabeza en su coño. Nos empezamos a
lamer, chupar y a follarnos con los dedos. Steve se puso encima de nosotras y

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comenzó a gruñir. De vez en cuando, Peri tomaba un descanso de mi coño y
tomaba la polla de Steve en su garganta.

—Eyacula encima de nosotras —Volvió a mi coño con fuerza y mientras más


vigorosa se volvía, yo también, y por consiguiente Steve. Me impresionaba que
hubiera durado tanto. ¡Mierda!. ¡JODER! ¡JODER! Peri comenzó a temblar y un
sosegado ¡¡¡Miiiierda!!! Salió de sus labios. Steve dio un grito ahogado y su semen
blanco cayó todo sobre la espalda de Peri. Ella se volvió y empezó a chupar los
restos de su eje y se estremeció aún más. Yo terminé besando y lamiendo su clítoris
y se estremeció. Steve puso su puño en mi coño y me vine inmediatamente.

Los tres seguíamos turnándonos después de que la fiesta terminara. Al día siguiente
me desperté en una maraña de sábanas y mantas.

La nota decía, "Nos fuimos a Europa. Gracias por los recuerdos. Amor, Peri y Steve".

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Al año siguiente me invitaron a su boda. Decidí no asistir ya que la luna de miel no
era un lugar para ese tipo de cosas, y la universidad, por desgracia, había
terminado. Pero, por suerte, mis recuerdos de la universidad me van a durar por
siempre.

FIN

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