Los Estudiantes Llenaron Los Bancos Casi Hasta Arriba2
Los Estudiantes Llenaron Los Bancos Casi Hasta Arriba2
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había mucha gente alborotadora entre los alumnos, alguno comenzó a dar golpecitos en el
suelo con el bastón; otros muchos le imitaron, se produjo una furiosa algarabía.
De pronto se abrió una puertecilla del fondo de la tribuna, y apareció un señor viejo, muy
empaquetado, seguido de dos ayudantes jóvenes.
Aquella aparición teatral del profesor y de los ayudantes provocó grandes murmullos; alguno
de los alumnos más atrevido comenzó a aplaudir, y viendo que el viejo catedrático no sólo no
se incomodaba, sino que saludaba como reconocido, aplaudieron aún más.
—Esto es una ridiculez —dijo Hurtado.
—A él no le debe parecer eso —replicó Aracil riéndose—; pero si es tan majadero que le gusta
que le aplaudan, le aplaudiremos.
El profesor era un pobre hombre presuntuoso, ridículo. Había estudiado en París y adquirido
los gestos y las posturas amaneradas de un francés petulante.
El buen señor comenzó un discurso de salutación a sus alumnos, muy enfático y altisonante,
con algunos toques sentimentales: les habló de su maestro Liebig, de su amigo Pasteur, de su
camarada Berthelot, de la Ciencia, del microscopio... Su melena blanca, su bigote engomado,
su perilla puntiaguda, que le temblaba al hablar, su voz hueca y solemne le daban el aspecto
de un padre severo de drama, y alguno de los estudiantes que encontró este parecido, recitó
en voz alta y cavernosa los versos de Don Diego Tenorio cuando entra en la Hostería del Laurel
en el drama de Zorrilla:
Que un hombre de mi linaje
descienda a tan ruin mansión.
Los que estaban al lado del recitador irrespetuoso se echaron a reír, y los demás estudiantes
miraron al grupo de los alborotadores.
— ¿Qué es eso? ¿Qué pasa? —dijo el profesor poniéndose los lentes y acercándose al
barandado de la tribuna—. ¿Es que alguno ha perdido la herradura por ahí? Yo suplico a los
que están al lado de ese asno que rebuzna con tal perfección que se alejen de él, porque sus
coces deben ser mortales de necesidad.
Rieron los estudiantes con gran entusiasmo, el profesor dio por terminada la clase retirándose,
haciendo un saludo ceremonioso y los chicos aplaudieron a rabiar.
Pregunta 1: Identifica las ideas del texto, expón de forma concisa su organización e indica
razonadamente su estructura (hasta 1,5 puntos).
Pregunta 2: Explica cuál es la intención comunicativa del autor (hasta 0,5 puntos), y comenta
dos mecanismos de cohesión distintos que refuercen la coherencia textual (hasta 1 punto).
Pregunta 3: Dada una idea, elaborar un discurso argumentativo, entre 200 y 250 palabras, qué
responda a la siguiente pregunta: ¿Crees que dice algo del tipo de sociedad en el que se vive el
respeto que se le da al profesorado? (hasta 2 puntos).