Cuentan Los Tehuelches
Cuentan Los Tehuelches
Cuentan Los Tehuelches
Introducción
Gracias a la antropóloga Ana Albornoz, tuve la oportunidad de acceder
a las tradiciones, costumbres y creencias del pueblo patagónico más
estereotipado, el Tehuelche. Sus leyendas y tradiciones han
permanecido olvidadas por los blancos, quizá debido a su desaparición.
Es costumbre entre nosotros tildar a este pueblo –y en general a todos
los indígenas- como salvaje, debido seguramente a que los blancos nos
consideramos "superiores" a los demás grupos raciales. O también a la
creencia de que cuando un pueblo se dedicaba a vivir exclusivamente
de la caza deambulando y evitando la vida sedentaria, sólo podía ofrecer
un escaso nivel cultural y espiritual.
Ciclo Cosmogónico
KARLEM-SHENIK
...0 ANTES DE QUE NACIERA ELAL
Kóoch pasó un largo período sin hacer nada, hasta que decidió terminar
con su inactividad y dio comienzo a la creación.
Entusiasmado por su creación, Kóoch hizo surgir del seno del mar
primitivo un trozo de tierra que creció hasta convertirse en una isla
muy grande, la que sirvió de lecho para cobijar a las aves, animales,
insectos y peces que a partir de ese instante tuvieron vida y forma;
Kóoch estaba satisfecho de su obra.
Para admirar aquella maravilla, el Sol irradiaba luz y calor; las Nubes
llevaban la lluvia bendita y el Viento se dedicaba a crear los pastos.
Kóoch sabía muy bien por qué no quería dejar su obra a merced de las
Tinieblas ni un solo momento. Tons,la Oscuridad, estaba muy resentida
con El por haber sido desplazada hacia los confines del universo. Ella,
escondida en la Noche, acudía presurosa a envolver a la Isla con su
manta fría y húmeda, mientras envidiosa contemplaba a los amantes
del espacio infinito: la Luna y el Sol. Cuando aquellos se separaban, la
Oscuridad se alejaba de la Isla y esperaba ansiosa la ocasión para
unirse con su amante Shorr, el Tiempo. De sus amoríos fueron
apareciendo los tres hijos de la Oscuridad: Axshem, Máip y Kélenken.
Entretanto, la vida en la Isla transcurría en una armonía perfecta; el
Viento ya no corría a las Nubes, ni estas oscurecían al Sol para
defenderse. Los amantes del cielo vivían su eterno romance.
II
TEO
LA NUBE QUE SE
CONVIRTIÓ EN MUJER
Ciclo Divino
III
...y LLEGA ELAL
A LA ISLA LEGENDARIA
Al revolear el cuerpo sin vida de la Nube Teo, la sangre que aún brotaba
de ella salpicó el firmamento y se escurrió hacia el Este. A medida que
aumentaba la claridad del día, más rojo se tomaba el amanecer.
IV
LA OSCURIDAD
VIENE EN AYUDA DEL GIGANTE
Dos años habían pasado desde que Elal salvó su vida. Cada día la
"abuela" notaba cómo se convertía en un fuerte hombrecito que poseía
cualidades fuera de lo común: era un ser mágico.
AQUELLA
MEMORABLE
REUNIÓN
Mientras Elal dormía, su "abuela" no dejaba de imaginar de qué manera
lograría eludir los peligros que acechaban a su nieto. Calmando la
ansiedad, y a escondidas del gigante, se acercó a la entrada de la cueva
y desde ahí clamó al Viento por ayuda. Tuc-tuc... tuc-tuc... tuc, tuc...
En aquella memorable reunión, GoIn, el Puma, fue una de las fieras que
rehusó colaborar en la preparación de la fuga de Elal, actitud que
imitaron los gatos, por esa razón estos animales fueron considerados
como enemigos de todos los seres. Aunque no colaboraron, tampoco
entorpecieron la huida.
Terr-Werr dispuso que los animales que quisieran ir con el niño debían
estar junto a la laguna a la mañana siguiente, ya que no había tiempo
que perder.
VI
MENSAJEROS
A LA BÚSQUEDA
WÉKESHKA, EL ZORRINO
Desde aquel triste episodio todos huyen de él, y por esa causa no tiene
un solo amigo.
VII
MEXEUSH y PÁTENK
O EL CHOIQUE y EL ZORRO
VIII
EL PICHE
y EL FLAMENCO
KÁPENK-OCH
EL PECHO COLORADO
Ciclo Heroico
X
GUEUT USHUA
...0 EL MUNDO DE NOSOTROS
Cuenta esta historia que el Cisne, la más hermosa de las aves de esta
tierra, trajo a Elal a la Patagonia siendo este muy pequeño. Kóokne, el
Cisne, detuvo su vuelo en la cumbre del majestuoso Chaltén, y Elal
descendió de las espaldas del ave, admirado del fantástico panorama
que se ofrecía ante su vista. Rodeado de las aves que lo acompañaron
en la fuga, estuvo tres días y tres noches contemplando la nueva tierra
cubierta de hielo y nieve. Durante esos días, los pajarillos alimentaron
al niño y le proporcionaron calor con sus plumas.
El, con el arco, hizo el trabajo de llevar el agua para atrás: tiraba
flechas y donde estas tocaban, ahí se secaba; el agua se retiraba por los
cañadones. Elal formó el Cañadón de Kamusu Aike, para que bajara la
marea. Cuando se retiró el mar, con fuerza, bajó de las lomas altas
hacia la playa donde está ahora.
Elal estaba al tanto de la verdad y sabía ahora cuál había sido la causa
de su huida de la Isla Legendaria, y por qué él era motivo de tanta
persecución y de tanto peligro.
XI
KAÁSH
PARA EL INVIERNO
Ya grande, Elal se reunió con toda su gente, para ordenar el mundo que
habitaban. Esa vez se hizo el invierno que tenemos ahora.
Elal pensó que era mejor que los ocupantes de la Patagonia se pusieran
de acuerdo con este asunto. La gente de entonces se reunió en una gran
asamblea para ver qué tiempo iban a pedir. Se juntaron la Mara, el
Zorro, los Pájaros, el Cisne, el Flamenco, el Chingue, la Tortuga, el
Piche, el Chorlo, la Cucaracha, el Puma, el Gato Pajero, el Gato Montés,
el Ñandú y el Tucotuco. Los caciques de todos ellos estaban
discutiendo, mientras los paisanos escuchaban. Como la cosa iba para
largo, Elal, que era el patrón de todos, preguntó:
El silencio fue la única respuesta, por lo que Elal les habló a todos,
diciendo:
-Yo quiero tres porque con doce lunas sé que no voy a comer nada.
Los otros aguardaban, pensando que no podrían vivir con tantas lunas
como estaba pidiendo el Ñandú. Por miedo a él, los animales ya se
estaban resignando a un
invierno larguísimo.
La Mara, al ver que los demás no decían nada y que el pajarraco no
quería cambiar de idea, desesperada, salió corriendo hacia donde
estaba Elal.
XII
FUEGO DE LEÑA DE
CALAFATE
Atesora la leyenda que, la Zorrina, el Gato del
Pajonal y el Piche, cacique de ambos,
mantenían el fuego. Los tres lo cuidaban
gracias a un yuyo que llamaban oukha-
ínash. Ellos ponían una piedra cerca del yuyo,
la chocaban con otra y ahí saltaba la chispa
que prendía la hierba. El fuego más grande era
para el Piche; cuando los otros se acercaban
para calentarse, este hacía chiquito el fuego y
no les dejaba quemar leña en su fogón.
La visita a la toldería del Piche parecía casual, aunque este suponía que
Elal venía por fuego y no por cortesía.
Elal, enojado por la actitud del bicho, lo empujó muy lejos. Y ahí estaba
el fuego; carbón quemado de leña de Calafate. Elal se lo llevó a los
paisanos, que así pudieron calentarse y comer carne asada.
XIII
LA MUERTE
COMO PARTE DE
LA VIDA
Un viejo pasaje de la leyenda que cuenta las peripecias de Elal, relata
que cierto día él estaba muy atareado disponiendo y arreglando las
cosas de este mundo para que sus habitantes y futuras creaciones
pudieran disfrutar y desarrollar sus vidas en la abundancia y la belleza.
Cuando ya estaba casi todo ordenado y en su lugar, Elal regresó del Sol
y reunió a todos los animales en gran asamblea. Junto al fogón, el
héroe se dirigió a los presentes:
-El que haga algo va a salir mal-profetizó Elal, quien contaba con esa
noche para que la gente viviera de siglo en siglo, sin morir jamás.
Los demás lo miraron con desconfianza, ya que era muy conocido por
las bromas que solía hacerles.
-Murió porque su deseo fue más fuerte que él, por eso murió; no debió
haber seducido a la Loba hasta que yo hubiera terminado de ordenar
las cosas para ustedes.
Mientras esto sucedía, la Cucaracha -que andaba contra los demás
animales-, le sacó al Lobo el huesito de la garganta para que no volviera
a vivir. Si no hubiera sacado ese hueso, Elal podría haberlo hecho vivir
otra vez, pero como lo perdió, no pudo salvarlo. La Cucaracha escondió
el huesito, ¡quién sabe dónde! No quería que hubiese mucha gente.
Tenía miedo de ser pisoteada por los paisanos.
XIV
CREARA LOS
CHÓNEK
Elal no creó el universo ni las fieras, en cambio, fue el creador de
los Chónek o Tehuelches.
Nacía de esta manera uno de los mejores ejemplos del equilibrio entre la
Naturaleza y el uso que los hombres hacían de ella.
XV
DE CÓMO LA BALLENA
LLEGÓ AL MAR
Todo bicho que pasaba cerca era comido por ella, ya que no sabía
distinguir a Elal de las demás criaturas. A su panza iban a parar:
zorros, guanacos, zorrinos, paisanos, pájaros; todo lo tragaba. Se
perdían muchos Chónek; salían al campo a cazar y no volvían nunca
más al toldo. Se los tragaba con montura y todo.
Así estaban las cosas cuando fueron a pedirle a Elal que los ayudara a
encontrar a los paisanos que no regresaban.
-Yo sé lo que pasa -dijo Elal-, mañana iré a ocuparme. Mientras tanto,
no se acerquen al cañadón.
Entonces, sintió que Elal hablaba dentro de ella con los paisanos que
todavía estaban vivos.
-¡Qué lástima, yo entré sin cuchillo! ¿Nadie tiene uno? -escuchó que
decía.
XVI
EL ANCIANO
TAKAURR
Así se iban dando las cosas por la Patagonia. Los animales estaban
distribuidos en ella; los bosques rebosaban de vida; los Chónek gozaban
del Guanaco, su inagotable fuente de alimento y vestimenta. Elal se veía
satisfecho por su creación y disposición de lo hecho. Constantemente
acompañaba a grupos de cazadores para enseñarles mayores detalles y
trucos de cómo hacerse de Chulengos y Choiques.
Elal sospechaba del viejo curandero, pero nada podía hacer para
desenmascarado ya que este era muy cuidadoso de cada paso que daba.
Como Takaurr no lograba ganar la confianza de su hijo, convocó a uno
de los Malos Espíritus para que lo ayudase.
XVII
SHINTAUKEL
Shintaukel, el nativo impostor que bajo la protección de los gigantes
trató de ocupar el lugar de Elal entre los Chónek, fue seducido por el
brujo Takaurr y lo acompañó en su huida a la Isla Legendaria, cuando
ambos se enteraron de que Elal había descubierto la superchería del
anciano.
grupos de cazadores.
La zona donde tuvo lugar la lucha, era poco visitada por los Chónek,
quienes rehuían internarse en esa región.
Ciclo Humano
XVIII
LA PARTIDA DE
ELAL
Con todo esto, Elal se sentía solo y sin compañía por parte de los
Chónek. Le pareció que estaba todo concluido.
XIX
WENDEUNK
Cuando Elal se alejó de la Patagonia, quedó entre los grupos de
cazadores un espíritu tutelar que los guiaba y vigilaba. De
nombre Wendeunk, el espíritu bueno de la raza, algo así como el ángel
guardián de los Chónek.
XX
KÉLENKEN
y AXSHEM
XXI
SETKRE
Cuando Wendeunk acompañaba a los Chónek más allá
del océano, estos se quedaban a vivir con Elal. Las
estrellas -Setkre- son la representación de los muertos
que obtenían permiso de Elal para permanecer en el
espacio con templando a sus parientes. Estando allí
arriba, no sufrían dolores ni sentían fatiga.
Bibliografía
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mitología tehuelche meridional", RUNA: vol. XI, pp. 123-131, Buenos Aires.
- 1969: "Hierofanías y concepciones mítico-religiosas de los Tehuelches
meridionales", RUNA, vol. XII.
Autores
SERGIO HACHE – wendeunk@yahoo.com.ar
Vive en San Carlos de Bariloche, donde dicta cursos, talleres y seminarios a niños,
adolescentes y docentes.
SILVIA MARTÍN – Los Paraísos 340; Villa Adelina; 1607 Bs. As.
Ilustra libros infantiles y didácticos, desde muy joven. Fue alumna de pintores
importantes, como Jean Josse" Julio Barragán, Víctor Chab y Guillermo Roux;
trabajó para varias agencias de publicidad. La firmeza de su trazo da a sus
dibujos un tipo de precisión que potencia las expresiones y convierte lo explícito
en mágico. Vive en Vicente López, provincia de Buenos Aires.