EVALUACION - DE - LA - PSICOLOGIA - DE - LA - SALUD v2
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EVALUACION - DE - LA - PSICOLOGIA - DE - LA - SALUD v2
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reapareciendo en la versión actual de los trabajos topológicos de
Kretschmer o Sheldon.
Otras elaboraciones diagnósticas se enraizaron en corrientes filosóficas
como el racionalismo cartesiano o el empirismo. Desde la primer
concepción, la cartesiana, la dualidad en la composición humana permite el
surgimiento de una psicología cuyo objeto es el estudio de la conciencia a
través de la intuición, lo cual dificulta los procedimientos de evaluación
provocando escasos desarrollos en esta disciplina. La tercera raíz filosófica
que aparece con el empirismo tiene en Thomas Wright (1601) su mayor
exponente ya que sustenta que son los hechos externos, las acciones, sin
mediaciones inferenciales las unidades de análisis sobre las que debe
basarse la evaluación psicológica.
Luego de los aportes filosóficos son los biológicos los que más
contribuyeron a la psicología y al diagnóstico. Desde que Hipócrates
esbozara la teoría de los "cuatro temperamentos", múltiples "tipologías
psicológicas" se desarrollaron con Galeno (S. I y II d. C.), Juan Huarte de
San Juan (S. XVII). En el S. XVIII J. Barthes establece dos métodos,
directo e indirecto, para el conocimiento del temperamento individual o
particular de cada hombre, fue uno de los que más se preocupó por
encontrar procedimientos de evaluación y diagnóstico.
Durante los S. XVIII y XIX los avances de la medicina y la influencia de
corrientes filosóficas como el empirismo y el positivismo ayudan a la
constitución de la Psicología como disciplina científica y a la evaluación.
Los logros, científicos, producidos en la tercer etapa de esta historia de la
evaluación psicológica se encuentran en el S XIX con los hallazgos de
Weber luego continuados por Fechner creando una nueva disciplina la
psicofísica que permite por primera vez medir un aspecto de lo subjetivo, la
sensación, a través del autoinforme.
Pero es importante aclarar (Nunnally, 1973) que ninguno de ellos se
preocupó por constatar diferencias individuales, sin embargo, la psicofísica
contribuye a la actual Psicometría cuyo objeto es hallar tales diferencias.
Otros aportes fundamentales fueron las elaboraciones matemáticas
producidas durante el S XVIII y XIX por Laplace y Quetelet ,
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fundamentalmente éste último que demostró la aplicabilidad de métodos
estadísticos al estudio del comportamiento humano.
También durante el SXIX se producen hallazgos dentro de la Medicina y
una escisión en la psiquiatría en dos corrientes opuestas en la atribución de
la etiología de los trastornos mentales: la organicista y la psicologista.
Así tal como refiere Fernández Ballesteros, 1980;..." De una parte, un afán
clasificatorio y, de otra, la búsqueda de procedimientos evaluativos de los
padecimientos psiquiátricos se convierten en dos objetivos básicos del S
XIX. Personalidades como Pinel, Esquirol, Guislan, Von Grashley y Rieger
son algunos de los precursores de éste área que culmina con el trabajo de
Kraepelin creando entidades nosológicas aún hoy utilizadas en la
evaluación psicológica.
No podemos olvidar los antecedentes proporcionados por la Educación que
a partir de la escolarización obligatoria en algunos países europeos de la
segunda mitad del S XIX, brinda un campo de aplicación fructífero a los
principios psicológicos y es motivo de abundantes investigaciones
psicosociológicas. Así, la Evaluación Psicológica surgirá entroncada con la
Psicología Diferencial, dada la necesidad de evaluar las características
individuales diferenciales presentes en los seres humanos; y compartirán la
paternidad de la constitución del Psicodiagnóstico como disciplina
científica: Francis Galton, McKeen Cattell y Alfred Binet. F. Galton (1882-
1911) utilizó procedimientos de evaluación de algunas funciones
psicológicas creando pruebas y aparatos para medir funciones psicológicas
por ejemplo tiempos de reacción, y su depuración del método de
correlaciones en 1877 es considerada como hito en el origen de los tests.
Es McKeen Cattell (1861-1934) en 1890 quien acuña el término "test
mental" cuyo objetivo es ser "un sistema uniforme que permite comparar y
combinar en lugares y momentos diferentes", la medida de las funciones
mentales (Cattell, 1890, p.374). La evaluación psicológica comienza a
esbozarse en 1896 cuando publica un estudio realizado con dos baterías
de tests para medir aspectos psicológicos y realiza trabajos no solo sobre
funciones perceptivas sino también sobre procesos superiores como
memoria y asociación verbal.
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En relación con la Evaluación Psicológica, A. Binet (1875-1911) define los
tres grandes problemas de la Psicología individual: estudiar las diferencias
individuales de los procesos psicológicos, estudiar las diferencias psíquicas
en individuos aislados o en grupos de individuos y estudiar las relaciones
de diferentes procesos psíquicos en un mismo individuo. Así, centra la
instrumentación de su metodología en los "tests mentales" cuyas reglas
fundamentales serán: 1) Que los métodos sean simples y no lleven mucho
tiempo; 2) que los medios de determinación sean independientes de la
persona del examinador; 3) que puedan compararse los resultados
obtenidos por un observador con los de otro” . En 1903, publica el primer
test de inteligencia, hecho de influencia positiva a diferencia de la influencia
negativa que tuvo el utilizar una terminología "médica" con constante
referencia al diagnóstico de la inteligencia que forjó la aceptación del
término "psicodiagnóstico", con las consecuencias correspondientes en el
objeto de ésta disciplina.
En un breve análisis histórico, la Evaluación Psicológica parece perdida
entre hitos marcados por la pura elaboración de instrumentos de medida
por parte de psicólogos de muy diversas corrientes teóricas, lo cierto es
que el psicodiagnóstico ha progresado con los desarrollos provenientes de
la Psicología correlacional o diferencial y la Psicología experimental
siguiendo las demandas de la Psicología aplicada, tal como lo plantea, R.
Fernández Ballesteros, 1987.
A partir de la primera década del S. XX, se produce un incremento
significativo de los instrumentos de medición tanto en EEUU como en
Europa y Rusia, surgen nombres como Bell, Burt, Claparede, Stern,
Baranov, Solovieff, etc. Gesell, tratando de establecer las diferencias
individuales en cuanto al desarrollo y maduración de los procesos mentales
depura una escala de desarrollo de las primeras edades. Piaget y su
escuela tienen planteos que abarcan el diagnóstico del pensamiento con
escalas estandarizadas para medir la inteligencia sensomotriz y el
pensamiento lógico con las que se brinda alternativa a la medida de la
inteligencia con instrumentos clásicos y se facilita la exploración cognitiva
de sujetos seriamente perturbados.
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En 1930, para evitar las influencias culturales en los procedimientos
diagnósticos, aparecen trabajos como el de Grace Arthur sobre Escala de
Ejecución o la batería de Inteligencia Técnica de Paterson, Elliot y
Anderson; o el Test de Dibujo de la Figura Humana de Florence
Goodenough en 1926 que utiliza material expresivo. Un punto importante
en la constatación de las diferencias individuales en las habilidades
intelectuales es la aparición de las Escalas de Inteligencia de David
Weschler, 1939, 1949 , 1955, 1960; y en la evaluación de la personalidad
es importante la publicación en 1921 de Herman Rorschach con su
“Psichodiagnostik”, con la consecuente avalancha de instrumentos que se
dedicarán a este área como son los Inventarios de Intereses de Strong y
Allport, en 1937 Bell publica un test para evaluar el ajuste psíquico, en
1942 Hathaway y McKinnley editan el Inventario Multifásico de
Personalidad de Minnesota que evalúa diferentes rasgos.
La psicometría se convierte así en uno de los pilares básicos de la
psicología de las diferencias individuales, en cuanto a la medición de los
atributos psicológicos, dando a la evaluación y al diagnóstico una
productividad tecnológica invalorable. Uno de los primeros representantes
de esta rama, Spearman, en 1927, publica "The Ability of Man"
vinculándose al movimiento de los tests al propugnar desde una teoría de
los dos factores de la inteligencia, la existencia de un factor general del que
participan distintas técnicas de medida de la inteligencia. Luego, en 1938
Thurstone publica su "Primary Mental Ability" con el análisis multifactorial
centroide y los fundamentos de su teoría de la estructura simple. En 1955,
Cronbach y Meehl proponen la "validez de constructo" y Campbell y Fiske
la "validez convergente y discriminante" en 1959; todas ellas esenciales en
los instrumentos psicodiagnósticos.
En cuanto a los fundamentos de la Evaluación Psicológica en sus aspectos
psicométricos, son dignos de mención los trabajos de Guilford y Cattel en
EE.UU y Eysenck en Inglaterra. El primero estableció un modelo basado en
la estructura factorial del intelecto y, además, intentó depurar instrumentos
para la evaluación de aptitudes mentales. Cattell, es un prolífico psicólogo
que, desde la perspectiva diferencialista, ha editado trabajos sentando
bases conceptuales tanto para el área de la personalidad como para el de
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las aptitudes, así como también ha depurado instrumentos de evaluación
psicológica. En el área de personalidad, H. J. Eysenck ha construido
instrumentos para medir las dimensiones de la personalidad por él
obtenidas a través de una metodología psicométrica, 1959,1969 y 1976. Su
interés se centró en hallar el sustrato fisiológico de los atributos
psicológicos hallados factorialmente.
La Evaluación Psicológica en esta etapa se caracteriza por la medición de
atributos psicológicos tanto en la cognición como en la personalidad,
preocupándose por constituirse en disciplina de la Psicología científica al
utilizar procedimientos de medición para constructos psicológicos tales
como inteligencia, aptitudes o rasgos de personalidad, en función a una
clasificación y comparación de sujetos. En cuanto a la Psicología Aplicada
y su entroncarse con las antes mencionadas ramas de la psicología,
podemos ver que en interacción con la constitución de ésta como disciplina
científica, se produce la aplicación de los hallazgos conseguidos a los
distintos ámbitos de la realidad social. Tanto desde el campo escolar, como
del industrial o el militar o el clínico, se demandan procedimientos de
evaluación. Los instrumentos que se elaboran en Universidades y
Laboratorios de investigación psicológica son esenciales en distintos
ámbitos de aplicación y para diversas instituciones sociales.
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datos u observaciones concretas derivadas de un cierto número de casos
particulares con el fin de realizar predicciones acerca de la conducta de las
personas (Carrobles, 1989).
Será importante, entonces, que se aclaren algunos términos:
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Psicodiagnóstico etimológicamente está compuesto por tres vocablos
psykhe (posibilitante de la vida), día (a través de) y gignosko
(conocimiento) que conjuntamente significarían distinción o conocimiento
diferenciado de la psique. La mayoría de los autores coincide en situar el
nacimiento de este término en la publicación en 1921 del libro de
Rorschach Psychodianostik. A partir de aquí el término se asoció a las
técnicas proyectivas y al modelo médico de evaluación psicológica y
colabora en el surgimiento de una nueva orientación de carácter más
psicométrico bajo el nombre de psychological testing. Este concepto
estudiado por Blanco y León (1983) en un laborioso estudio que incluyó
los programas de psicodiagnóstico y materias afines a nivel
internacional, ha mostrado encontrarse en una etapa de transición ya
que muchos países han considerado que no tenía sentido seguir
utilizando el vocablo psicodiagnóstico para referirse a una disciplina
cuyos contenidos se correspondían exactamente con lo que en el resto
de los países se denominaba evaluación psicológica. Por tanto en
España por ejemplo en especial en la década de los años ochenta, el
término psicodiagnóstico es sinónimo de lo que los anglosajones
denominan psychological assessment (evaluación psicológica) mientras
que para ellos este vocablo no es sinónimo de psychodiagnostics.
A. Blanco sostiene que el psicodiagnóstico (1986 p.25)…” es la
asignatura que capacita para el conocimiento, comprensión y aplicación
de la conducta de un sujeto y que permite la orientación y predicción,
orientación y/o tratamiento del sujeto individual con datos procedentes
de la confluencia de fuentes múltiples y con dependencia de la
intervención psicológica que se realice en ella”…
Valoración según el diccionario de la Real Academia Española es la
acción de reconocer, estimar o apreciar el valor o mérito de una persona
o cosa; lo cual añade un matiz positivo al concepto de evaluación. Si
bien el término assessment ha sido traducido como evaluación y el
término evaluation por valoración; la realidad es que esta diferenciación
no está demasiado clara ya que existen ejemplos de que se utilizan
indistintamente ambos. Otros autores como Pelechano (1988) defienden
su complementariedad. En síntesis podemos afirmar que cuando
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hablamos de valoración es posible entender su diferencia con evaluación
si nos centramos en los resultados de la intervención por comparación
con las metas últimas del tratamiento, tal como lo postula R. Fernández
Ballesteros (2000) al decir …”Cabe destacar que existe una diferencia
significativa, contrastada empíricamente, entre los dos términos
etimológicamente idénticos; evaluación y valoración, ya que el primero
se refiere al examen o exploración de personas mientras que la
valoración implica semejantes actividades referidas a objetos, como
pueden ser puestos de trabajo, tratamientos, etc.”
b) Constructos Explicativos
El constructo es un proceso de síntesis relacional del conocimiento que
convencionalmente no alcanza aún la complejidad de una teoría, es
decir, sería un proceso previo que conduce a una teoría.
c) Teorías
La teoría sería un constructo explicativo de orden superior,
considerándose como un proceso de conocimiento que ha ido
constatando hechos observables y describiéndolos en forma operativa;
su interpretación relacional implica hacer inferencias deductivas,
analíticas y estructurales; y la formulación de hipótesis explicativas de
los problemas planteados.
d) Modelo
Modelo y teoría son dos conceptos epistemológicamente distintos
(Monserrat, 1984) para comprender el concepto de modelo debemos
tener en cuenta los tres sentidos principales en que se utiliza: analógico,
formal y aplicado. El modelo analógico es la acepción propia y estricta
del concepto de modelo y puede definirse como aquella representación
(aproximativa o analógica) de la idea de un evento real contenida en un
constructo o teoría, que cumple la misión de inspirar la comprensión de
su significado real. Es el tipo de modelo que utilizamos al hablar de
modelos en evaluación psicológica.
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En la evaluación psicológica, Avila (1992) postula ciertos requisitos para
que un modelo pueda ser considerado como tal:
Que se haya desarrollado dentro del campo conceptual de alguno de
los paradigmas de la psicología científica - Que cuente con un objeto
de estudio específico a través de las precisiones que efectúe sobre el
concepto de conducta.
Que tenga un diseño de tecnología propia.
Que responda a las necesidades de evaluación propias de una
época, cultura o problemática de amplio alcance social.
Que tenga un desarrollo histórico propio, caracterizado por su
introducción y progresiva implantación en el ámbito profesional.
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CAPÍTULO II
PROCESO DE EVALUACIÓN EN PSICOLOGÍA DE LA SALUD
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Pruebas de detección psico- Posibles trastornos y diagnóstico inicial probabilístico e
diagnóstica identificación de problemas principales
Mini-entrevista al solicitar la
Motivo de consulta
cita
Observación
La primera tarea a la que se enfrenta el evaluador al ver a la
persona por primera vez consiste en observar de forma sistemática
todos los aspectos acerca de su imagen y comportamiento: la
apariencia física (género, edad, grupo étnico, estado nutricional,
higiene y vestido), el nivel de conciencia que presenta o la actividad
psicomotora que desarrolla y que puede percibirse (contacto
ocular, comportamientos exploratorios, tics, gestos y expresión
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afectiva facial y corporal). Todo ello se aprecia incluso antes de
iniciar la conversación y, sin duda, ayuda a situar mejor a la
persona en su contexto cultural y personal, además que permite
avanzar algunas hipótesis y desechar algunos problemas.
Apariencia Conciencia Actividad psicomotora
Sexo Postura
Edad Alerta Movimiento psicomotores
Grupo étnico Letargia Movimientos que expresen afecto:
Estado nutricional Estupor faciales y corporales
Higiene Coma Contacto ocular
Vestido Movimientos anormales
Conversación
Se trata de mantener una pequeña conversación informal y sobre
temas casuales con el paciente antes de dar comienzo a la
entrevista. Este periodo de acercamiento puede aprovecharse para
continuar la observación emprendida anteriormente y, a la vez,
para ir introduciendo aspectos relacionados con el examen del
estado mental. Otorga la ventaja de que el paciente no se siente
evaluado en variables que podrían levantar cierta suspicacia por su
parte.
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En esa misma línea, y aprovechando la ocasión para ir avanzando
en la recogida de información, éste puede ser un buen momento
para recabar información acerca de la estructura familiar y de
convivencia del paciente o, confirmarla si ya disponíamos de una
avance en un informe preliminar. Así puede ser un buen momento
para realizar un genograma de la persona, que además de aportar
una información familiar básica, puede ayudar a iniciar la
identificación de posibles problemas o apoyos en las relaciones
personales próximas.
Exploración
Una vez realizada una observación sistemática que incluye algunos
minutos de conversación con el paciente, se está en disposición de
iniciar a primera entrevista. Sin embargo, es posible que durante
los momentos anteriores se haya evidenciado algún síntoma
claramente problemático o susceptible de serlo que puede requerir
atención antes de continuar la entrevista. De esta forma pueden
presentarse distintas alternativas como las siguientes:
Situación Decisión
El paciente presenta algún problema que
requiere atención inmediata (p. ej. sufre Atención clínica inmediata
un ataque de pánico)
El paciente presenta déficit permanentes
Interrumpir la entrevista y proponer o
que impiden o desaconsejan la utilidad de
iniciar otras estrategias de evaluación
la entrevista (p. ej. retraso mental severo)
El paciente presenta problemas agudos
Posponer la entrevista para otro
que desaconsejan la entrevista (p. ej.
momento
intoxicación alcohólica)
El paciente parece presentar problemas Realizar pruebas de exploración antes
que podría desaconsejar la entrevista, de empezar la entrevista y
pero no se tiene evidencia suficiente (p. reconsiderar la decisión en función de
ej. estado de ánimo problemático) los datos obtenidos
Todos los problemas identificados, si los
hay, pueden ser evaluados mediante la
Iniciar propiamente la entrevista
entrevista y pruebas específicas
posteriores (p. ej. trastornos de ansiedad)
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2.1.2. Miniexamen del estado mental (Mini-Mental)
Es la prueba más empleada como detección del déficit cognitivos.
Se ha usado para identificar demencias, delirios y valoración
gruesa del déficit cognitivo. Es un test que reúne 30 preguntas
sencillas, su aplicación no lleva más de 5 min y sus índices de
fiabilidad son elevados. Si se utiliza de forma repetida, tiene una
adecuada sensibilidad para identificar cambios en el tiempo. Pero
no debe confundirse con una prueba diagnóstica, ya que ofrece
solamente una indicación inicial de posibles problemas.
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como él lo ve. Es mejor formular preguntas abiertas y muy
generales al principio y, posteriormente, después de la primera
respuesta dejar un silencio o realizar verbalizaciones mínimas.
Al pedirle si desea referir algo más al respecto, suele aportar
información interesante, comienza a haber algo más de
espontaneidad y aparecen algunos de los aspectos que el paciente
no quiso incluir en su primera intervención.
a. Cuestionarios
Supone una primera alternativa que reúne diversas ventajas,
como son la escasa formación necesaria para su utilización, la
rapidez y la facilidad de análisis. Su papel en la intervención
clínica cotidiana resulta igualmente frecuente, especialmente en
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las labores de detección inicial del paciente para su admisión y
derivación, si procede; como ayuda en la identificación de
problemas; como instrumentos de contraste de hipótesis y
confirmación por convergencia del diagnóstico; y como
medidores del cambio a lo largo del tratamiento.
Criterios de calidad de los cuestionarios diagnósticos:
Sensibilidad: es el porcentaje de casos verdaderos que se
clasifican correctamente (verdaderos positivos); una baja
sensibilidad provoca infradetección de casos.
Especificidad: se refiere al porcentaje de no casos que se
identifican correctamente (verdaderos negativos); una baja
especificidad provoca sobredetección.
b.Entrevistas estructuradas
Reúnen algunas ventajas importantes que han justificado su
difusión en los últimos años a pesar de no ofrecer información
funcional y de resultar en algunas ocasiones largas y costosas
para el entrevistado, quien debe repasar todos los aspectos de
su vida respondiendo en muchas ocasiones con monosílabos.
Las principales ventajas pueden resumirse en las siguientes:
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Aumentan la validez de contenido al incluir preguntas
relacionadas directamente con los criterios a medir.
Incrementan la concordancia entre entrevistadores a niveles
muy altos.
Permiten obtener los diagnósticos de los trastornos
psicológicos por entrevistadores con poca formación clínica.
Facilitan la investigación para obtener bases de preguntas
diagnósticas con alta calidad.
Operativizan los criterios diagnósticos.
Facilitan enormemente la puesta en marcha de estudios
epidemiológicos de salud mental y permiten la comparación
entre distintos momentos y poblaciones.
c. Entrevistas semiestructuradas
Uno de los inconvenientes mayores de los cuestionarios y de las
entrevistas estructuradas revisadas hasta el momento se refiere
a su rigidez y falta de flexibilidad, tan necesaria en la clínica
habitual. La forma lógica de solventar este tipo de problemas ha
sido la de intentar proponer esquemas semiestructurados de
entrevistas que ofrezcan al clínico una guía pero que le permitan
cierta flexibilidad y capacidad de adaptación al cliente y a las
circunstancias de la entrevista. Este tipo de esquemas o pautas
puede resultar de utilidad en la práctica clínica habitual, pero
resulta especialmente útil cuando es necesario obtener un
diagnóstico rápido, fiable y válido sin posibilidad de realizar una
evaluación psicológica más completa.
Entre todas las propuestas de este tipo de entrevistas ha
destacado la de la pareja de origen sueco Othmer, la cual
incluye siete fases o momentos que pueden aplicarse en una
sola sesión alrededor de 1h. de duración. Estas fases son:
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2. Diagnósticos probables (ejes I: Trastornos Clínicos y eje II: Trastornos de
la Personalidad)
Preguntas generales y abiertas y dejar hablar
Listas de trastornos:
1) Posibles
2) Excluidos
3) No explorados
3. Criterios diagnósticos (ejes I y II)
Principales criterios (preguntas claves)
Examinar la lista 1:
Duración
Gravedad
Relaciones temporales
Examinar el eje III: Enfermedades Médicas
Aumento de la lista 2 (disminuye la 1) y eliminación de la 3
Posible evaluación de los trastornos de la personalidad: entrevistas
específicas y test psicológicos.
4. Factores psicosociales y funcionamiento global
Eje IV: Factores psicosociales: entrevista psicosocial e informes
psicosociales. Incluir todos los ámbitos
Eje V: Evaluación de la actividad global.
5. Historia clínica de los trastornos
Confirmar diagnósticos con datos históricos (premórbidos, curso e
historia familiar)
Posible reducción de la lista 1.
6. Diagnóstico
5 ejes
7. Pronóstico
Con y sin tratamiento
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completa para contrastar el cumplimiento o no de los criterios
diagnósticos de cualquier clasificación.
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El proceso de evaluación
Considerando que el proceso de evaluación va a permitir tasar el
grado de efectividad de la enseñanza en materia de salud, tanto en
el proceso como en el producto, es conveniente el planteamiento
de Rivas y Fernández (1996), el cual hace referencia a:
Evaluación inicial: Aquí el objetivo básico es establecer en el
programa de instrucción unas prioridades conforme a la estimación
de las necesidades reales de la población objeto en materia de
salud. Los pasos fundamentales son:
a. Estimación del grado de “bienestar” a partir del examen de los
problemas sociales que experimenta una determinada
comunidad.
b. Análisis epidemiológicos de diferentes problemas de salud, los
cuales impiden una óptima calidad de vida.
c. Identificación de conductas especificas vinculadas con
problemas de salud, como por ejemplo fumar cigarrillos o
consumir cantidades excesivas de alcohol, así como otras
prácticas de salud que, aunque de modo estricto no son
factores conductuales, se encuentran igualmente unidas a la
conducta, como los niveles altos de colesterol o estar obeso.
En este punto, que de acuerdo a Hernández (1996) correspondería
a la evaluación de la planificación, se comienza con la evaluación
de las necesidades para determinar cuál es el alcance del
programa, y si éste realmente es urgente para la población
beneficiaria. En este punto ya se sientan las bases de la evaluación
de la implementación. Un segundo paso, siguiendo con el autor,
sería la evaluación de las necesidades para determinar cuál es el
alcance del programa, el análisis de los objetivos del programa, el
conocimiento de los recursos con los que la organización cuenta y,
por último, el análisis “medios-fines”, que aclara si los medios
existentes pueden consentir que se alcancen los fines.
Asimismo, según Hernández (1996), un segundo punto a
considerar es evaluación formal del programa, en el cual se realiza
21
un análisis de la documentación que soporta tal programa desde un
punto de vista estrictamente teórico.
Evaluación del proceso: Esta segunda parte de la evaluación
permite identificar aspectos que puedan dificultar la implantación
del programa de educación para la salud, es decir, la constatación
de que, efectivamente, el programa está siendo recibido por
aquellas personas a quienes estaba destinado (Hernández, 1996).
En este sentido, la evaluación se debe centrar en la estimación de:
La exactitud de las experiencias de aprendizaje en las distintas
partes del programa.
La adecuación de los recursos humanos, materiales y
financieros utilizados en el programa para cada actividad.
Aspectos intrínsecos al programa en lo relativo a su ventaja
con respecto a la situación previa de la población, a su
compatibilidad y a su utilidad.
Mediante la evaluación de estos aspectos se pueden introducir
modificaciones encaminadas a mejorar el programa antes de su
implantación definitiva.
Evaluación del programa: Se refiere a estimar los logros del
programa una vez puesto en funcionamiento, permitiendo de esta
forma efectuar e incorporar posibles cambios futuros en el
programa para su completa eficacia. Esta evaluación permite
extraer conclusiones fidedignas acerca del impacto que el
programa pueda tener sobre la vida de quienes son instruidos
mediante el mismo.
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la ingesta de comida. Entonces, el programa habrá conseguido no
fumadores pasados de peso. Por el contrario, pensemos en otro
programa que consigue los mismos resultados, pero además,
provoca sin haberlo perseguido una disminución sustancial en el
consumo de alcohol. Por último, un programa que persigue el
mismo objetivo que los anteriores, pero que no conlleva ninguna
consecuencia adicional sobre la vida de los participantes. Los tres
programas tienen una alta eficacia, consiguen que los sujetos dejen
de fumar, pero una efectividad inversa. El primero, produce efectos
colaterales negativos en las personas; el segundo, por el contrario,
efectos negativos. Sólo el tercero representa un acierto en cuanto a
la adecuación y precisión a la hora de formular sus objetivos
(Hernández, 1996).
Con lo que respecta a la efectividad, dos son las variables que
marcan la facilidad de establecer comparaciones entre los
momentos previo y posterior a la implantación del programa. Se
evalúa a los usuarios del programa antes del inicio del mismo, y se
les vuelve a evaluar tras su finalización. Esto representa la
denominada evaluación del impacto del programa; y, a nivel
metodológico, implica la aplicación de un diseño de “antes-
después” (Hernández, 1996).
2.3.2. Técnicas e instrumentos de evaluación
Rivas y Fernández (1996) proponen dos aspectos a tener en
cuenta al momento de definir la forma que se evaluará, y lo hacen
enfocándose tanto en el tipo de evaluación que se realizará
(formativa o sumativa), así como el objeto de medida (problemas
de salud, aspectos psicológicos, etc.).
Evaluación formativa
Este tipo de evaluación enfatiza en la descripción de un “blanco” de
la población y los procesos de feedback necesarios para las
propuestas diagnósticas y para el desarrollo e implementación del
programa, por lo que requiere herramientas de tipo descriptivo.
Además de ello, siendo la salud función de tres componentes:
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físico, psíquico y social, se especificará la forma de evaluar estos
aspectos desde la evaluación formativa.
Los factores físicos se refieren al estado de salud física, factores
físicos de riesgo para la enfermedad. En la evaluación de este
aspecto, suelen usarse estudios epidemiológicos, como por
ejemplo cuestionarios destinados a la población sobre determinada
problemática de salud. También suelen usarse escalas de estado
de salud.
En cuanto a los factores psicológicos, éstos se analizan por medio
de técnicas tanto cualitativas como cuantitativas, referidas a las
entrevistas, cuestionarios, escalas y tests. En este sentido, los
aspectos que se toman en cuenta son:
El conocimiento acerca de la salud.
Las creencias sobre la salud.
Las actitudes hacia la salud.
El valor de la salud.
El locus de control.
El autoconcepto.
La autoestima.
Evaluación sumativa
Este tipo de evaluación está implícito en la evaluación del
programa en tres niveles:
a. La comparación de los niveles existentes antes de la
implantación del programa y las condiciones que se dan
después del programa.
b. El objeto de interés, dependiendo del factor que se intenta
modificar y al cual se dirige el programa.
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c. El modelo (propósito, meta u objetivo del programa),
comparando los logros obtenidos con las metas planteadas.
CAPITULO III
ÁREAS DE EVALUACIÓN EN PSICOLOGÍA DE LA SALUD
25
Es importante distinguir entre autoeficacia (expectativas de
eficacia) y expectativas de resultados. Estas últimas se definen
como “la creencia que un determinado comportamiento producirá
unos determinados resultados” (Bandura, 1977, p. 193).
Las expectativas, tanto de eficacia como de resultados, se
conciben no como variables globales y estables, sino como
cogniciones específicas y cambiantes, que se forman y reelaboran
a partir de la información procedente de diferentes orígenes: los
propios logros y fracasos en el pasado, la observación del
comportamiento de los demás, la persuasión verbal y la
autopercepción de diferentes estados fisiológicos propios. Estas
fuentes de información constituyen los diferentes modos de
influencia de que disponemos para intervenir sobre las
expectativas.
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sociales) después de traumas y enfermedades
incapacitantes, tales como accidentes de tráfico, accidentes
cerebro-vasculares o infartos de miocardio.
27
cuales actúan las intervenciones para promover cambios en
las conductas favorecedoras de la salud, por ello el cambio
que consignamos en estas variables mediadoras puede ser
un buen indicador de la eficacia de la intervención.
c. Las medidas de las expectativas evaluadas al final de la
intervención, en la medida en que son un buen predictor de
a conducta posterior evaluada durante el seguimiento,
pueden ser de gran ayuda para diseñar intervenciones de
prevención y recuperación de las recaídas, sobre todo en
algunas conductas adictivas, como el tabaquismo y el
alcoholismo. Las medidas de las expectativas
postratamiento pueden predecir hasta cierto punto qué
usuarios tienen mayor probabilidad de recaída y qué
circunstancias (externas o internas) constituyen las
ocasiones de mayor riesgo.
Beber alcohol Salomon y Annis (1989) Expectativa de resultados (34) Test-retest Análisis
Beneficios (21) r = 0,48 Factorial (02
Costes (13) r = 0,41 subescalas)
28
y análisis
factorial (08
subescalas)
29
3.2.3. Estilos de vida saludable y salud
Los estilos de vida que se han estudiado en mayor profundidad han
sido fundamentalmente: el consumo de tabaco, los hábitos
alimenticios inadecuados y la inactividad física (WHO, 2000;
IUHPE, 1999). Otros estilos de vida contemplados en los
programas de promoción de la salud o prevención de la
enfermedad son: el descanso y ocio, la higiene, la educación
sexual y planificación familiar, el consumo de alcohol y drogas, la
automedicación, las revisiones sanitarias, el seguimiento de
prescripciones médicas o las prácticas de seguridad y protección
(Godoy, 1999; Fernández del Valle, 1996).
30
pensamientos de ejercicio
riesgo sobre el Kendziersky y
ejercicio (Exercise Jonson (cfr.
Thoughts Buceta y cols.,
Questionnaire, 2001)
ETQ)
31
Frankerhaueser (1979), Gray (1982) o Nixon (1982). Dicha
respuesta es valorada a partir de aspectos fisiológicos, o bien a
partir de aspectos psicológicos, entendiendo como tales las
emociones y los estados de ánimos desencadenados por la
situación.
d. Una relación de desequilibrio entre las demandas ambientales y al
competencia para cumplir con ellas. Esta perspectiva es asumida
por Lazarus y Folkman (1986) e integraría las fuentes del estrés
(evaluación primaria) y la capacidad del individuo para superarlas
(evaluación secundaria). El estrés aparecería cuando la
evaluación secundaria fuera inferior a la primaria; esto es, cuando
el individuo considerase que no es capaz de solucionar un
problema muy importante para él. No obstante, e incluso en este
caso, el sujeto puede movilizar sus recursos para tratar de
superar el problema. Dichos recursos constituyen los recursos de
afrontamiento.
e. Una consecuencia nociva derivaba de alguna de las anteriores.
Esta perspectiva asume que el estrés aparece cuando la
respuesta del individuo supera los niveles que pueden
considerarse normales y da lugar a resultados que afectan
negativamente su bienestar.
32
Amistad
Valoración de las Cuestionario COPE Carver, Ch, S.; Búsqueda de apoyo General
respuestas de Scheier, M. F. y Religión
afrontamiento Weintraub, J. K., Humor
(1989) Consume de alcohol y drogas
Planificación y afrontamiento
activo
Abandono de los esfuerzos
de afrontamiento
Centrarse en las emociones y
desahogarse
Aceptación
Negación
Refrenar el afrontamiento
Concentrar esfuerzos para
solucionar la situación
Crecimiento personal
Reinterpretación positiva
Actividades distractoras de la
situación
Evadirse
Valoración de las Medida de burnout - Pines, A. y Aronson, Evaluación del grado de burnout Profesionales
consecuencias MB E. (1988) de servicios
nocivas de ayuda
33
3.8.2. Medidas antropométricas
En la actualidad existe una mayor tendencia a emplear el índice de
masa corporal de Quetelec (IMC) como indicador de estado
nutricional del individuo y como evaluación del grado de obesidad
y/o infrapeso. El índice consiste en la relación entre el peso
expresado en kilos y la talla al cuadrado expresada en metros
cuadrados y es aplicable a los dos sexos y a la edad adulta hasta
los 65 años.
34
desencadenamiento de estos episodios, así como a las
consecuencias posteriores, tanto las emocionales como las
conductuales. Muy importante resulta la evaluación detallada de las
conducta compensatorias y diversas estrategias de control del
peso, tales como la provocación del vómito, uso de laxantes,
diuréticos, enemas, ejercicio físico, etc.
Finalmente, también resulta de interés recoger la información sobre
las cogniciones distorsionadas.
Body Dysmorphic Rosen, J. C., y Reiter, J. Sintomatología dismórfica Personas con posible
Disorder Examination - T. (1995) trastorno dismórfico
BDDE
35
Eating Attitudes Test - Garner, D. M., y Garfinkel, Dieta y preocupación por la comida Jóvenes y
EAT P. E. (1979) Presión social percibida y malestar adolescentes
con la alimentación
Trastornos psicobiológicos
36
proceso de asistencia se realizaran nuevas reevaluaciones con el
objeto de valorar la eficacia de las intervenciones y revisarlas si es
necesario.
Tentaciones/urgencias de consume
37
Conflicto con otros
Presión social de consumo
Momentos agradables con otros
Tentaciones/urgencias de consume
Conflicto con otros
Presión social de consumo
Momentos agradables con otros
The Fagerström Test for Heatherton, T.; Kozlowski, Tiempo que tarda en fumar el 1er Jóvenes y adultos
Nicotina Dependence- L.; Frecker, R., y cigarrillo de la mañana
FTND Fagerström, K. (1991) Restricción de locales
Renuncia más difícil
Frecuencia cigarrillos/día
Restricción en caso de enfermedad
38
personas que sufren insomnio pueden sentirse cansadas y
somnolientas durante el día, hasta el punto de ver afectada su
actividad cotidiana. Cabe destacar, sin embargo, que estos
pacientes aprecian mejor la vigilia que el sueño, por lo que
tienden a sobre-estimar el tiempo que permanecen despiertos al
inicio, a la mitad y al final de la noche (Raich y De la Calzada,
1992).
Sleep Higiene Lasks, P., y Rotert, M. Conocimiento de la higiene del Personas con
Awarense and Practice (1986) sueño alteraciones del
Scale Práctica de la higiene del sueño sueño en general
Pre-Sleep Arousal Scale Nicasio, P. M.; Problemas del sueño, en especial Pacientes con
Mendlowitz, D. R.; Fusell, del insomnio insomnio
J. J., y Petras, L. (1985)
39
La tercera edad puede definirse como la etapa final de la vida,
caracterizada por una pérdida progresiva de la capacidad de
adaptación y de las funciones propias del periodo adulto que
culmina con la muerte del individuo (Porras-Chavarino, 2002). La
tercera edad cursa con un decline intelectual no lineal y no
afecta por igual las diferentes funciones cognitivas (Claver-
Martín, 2002).
La demencia puede definirse como un síndrome adquirido, de
naturaleza orgánica, caracterizado por un progresivo deterioro
de las funciones intelectuales sin alteración del nivel de
conciencia y, frecuentemente, acompañado de otras
manifestaciones psicopatológicas, que afecta al normal
funcionamiento social y ocupacional del individuo (SEP, 2000).
La comorbilidad entre demencia y tercera edad, o involución
normal, motiva la necesidad de una valoración del deterioro
cognitivo, con instrumentos fiables que permitan discernir entre
ambos procesos.
40
de demencia de Blessed, Cuestionario Portátil del Estado
Mental de Pfeiffer, Test Cognoscitivo de Crichton, Examen de
Cribaje de la Capacidad Cognoscitiva (CCSE) o la Escala de
Evaluación Cognoscitiva de Ancianos (CAS).
b. Instrumentos de Evaluación Cognoscitivo Específicos.
Evalúan un aspecto cognoscitivo particular. Se pueden
indicar: Set-test de Isaacs y Test del Reloj de Schulman.
c. Métodos Evolutivos de Detección del Deterioro. Globalmente
se definen como test intermedios. Son pruebas
neuropsicológicas más extensas que aportan una
información más completa, pero precisan de mayor tiempo y
adiestramiento para su aplicación. Se pueden desglosar en
escalas que valoran la severidad del deterioro y entrevistas
estructuradas. Aquí podemos encontrar: Alsheimer´s
Disease Assessment Scale (ADAS) y el Cambridge Mental
Disorders of Elderly Examination (CAMDEX).
d. Baterías Fijas o Estandarizadas de Evaluación
Neuropsicológica. Precisan de personal especializado en su
manejo, los neuropsicólogos. Además, no están
especialmente diseñadas para el estudio de la demencia,
sino que evalúan un amplio abanico de las funciones
mentales superiores que pueden alterarse por diferentes
síndromes clínicos que afectan al sistema nervioso central.
Entre ellas pueden destacar: Batería de Luria-Nebraska o el
Test Barcelona del Programa Integrado de Exploración
Neuropsicológica (PIEN).
e. Protocolos Específicos de Evaluación Cognitiva. Se trata de
realizar una adecuada selección de los test o instrumentos
más sensibles, baterías o subbaterías estandarizadas, de
acuerdo con las áreas cognitivas supuestamente más
alteradas en la entidad o síndrome clínico a estudiar (Peña-
Casanova, 1998)
41
Nombre Autor Áreas de evaluación Población
Mini-Examen Lobo, A., y Ezquerra, J. Orientación Persona de tercera
Cognoscitivo de Lobo y (1979) Memoria verbal de fijación edad y/o paciente
Ezquerra Concentración y calculo mental con sospecha de
Test del Dibujo del Reloj Schulman, K. L.; Visopercepción Persona de tercera
Sheolesky, R., y Silven, . Praxis visoconstructiva edad y/o paciente
C. (1986) con sospecha de
deterioro cognitivo
progresivo o de inicio
agudo
The Barthel Index Mahoney, F. I., y Barthel, Valoración funcional de actividades Persona de tercera
D. W. (1965) básicas de la vida diaria edad. En paciente
con patología
cerebrovascular y/o
con demencia
vascular
Philadelphia Geriatric Lawton, M. P., y Brody, E. Valoración funcional de actividades Persona de tercera
Center-Instrumental M. (1969) básicas de la vida diaria edad normal
Activities of Daily Living
Escala de Actividades Devi Bastide, J. (1999) Actividades básicas de las vidas Enfermos de
de la Vida de Alzheimer diarias (ABVD) Alzheimer
Actividades instrumentales de la
vida diaria (AIVD)
Actividades avanzadas de la vida
diaria (AAVD)
42
mental o que estaban dirigidas a abordar factores estrechamente
asociados con salud mental deficiente; esta ultima categoría incluyó a
personas desempleadas, indigentes y de bajos ingresos. Las
intervenciones para las que hubo evidencia de efectividad incluyeron
apoyo social brindado en el hogar para mujeres embarazadas en alto
riesgo de depresión, y apoyo social y capacitación en resolución de
problemas o habilidades cognitivo-conductuales para personas
desempleadas. Algunas intervenciones parecieron perjudiciales,
incluyendo el interrogatorio psicológico posterior al trauma. Otras
intervenciones parecieron ser efectivas al abordar determinantes de la
salud mental deficiente, en lugar de la salud mental deficiente en si
ofreciendo intervenciones de apoyo sobre educación, empleo,
beneficencia u otras. Los centros de atención preescolar parecen ser
beneficiosas, ya que aumentan las probabilidades de tener empleos bien
remunerados de la vida adulta y por tanto, reducen el riesgo de
desarrollar problemas de salud mental. También se identifican muchas
intervenciones efectivas que estaban dirigidas a combatir el abuso de
alcohol y droga.
Hay muchas intervenciones de políticas plausibles que se pueden
esperar que afecten directamente o indirectamente la salud, pero para
las cuales no parece haber evidencia convincente. Quizás lo más
importante de estas intervenciones plausibles es el complemento en el
ingreso. La salud mental deficiente está consistentemente asociada con
pobreza y privación, y pudiera esperarse que al aumentar el ingreso de
los más pobres de la sociedad mejoraría la salud mental y física. Sin
embargo, aún no parece haber suficiente evidencia sobre el efecto
positivo que el aumento de ingreso tiene en la salud mental y física, los
autores de la revisión se lamentan de que fue “una oportunidad pérdida”.
La misma frase puede aplicarse a mucha otras intervenciones sociales.
Esta “ausencia de evidencia” no se debe confundir con “evidencia de
ausencia”. Las intervenciones plausibles se pueden aplicar en la
ausencia de evaluaciones de resultados, basados, por ejemplo, en
investigación etiológica observacional; sin embargo, este ejemplo si
muestra nuevamente la necesidad de fomentar la investigación
43
evaluativa de la salud mental y otros resultados de políticas. La
investigación evaluativa de esta clase, sobre las consecuencias en la
salud mental que resultan de las intervenciones conductuales,
organizacionales, psicológicas y políticas, todavía es relativamente
inusual en muchos países. Además, todavía no existen datos
económicos importantes sobre los costos y beneficios relativos de estas
intervenciones.
44
que por razones prácticas o políticas, muchos de los principales
determinantes sociales de la salud mental y física no son sensibles a la
aleatoriedad. Los ejemplos incluyen nuevas carreteras, nuevas viviendas
y regeneración basada en el área, todos los cuales tienen en teoría un
efecto sobre la salud mental. Recientemente, los investigadores en el
campo de las desigualdades de la salud han recomendado que se debe
hacer un mayor uso de los experimentos “naturales” (por ej., cambios en
las oportunidades de empleo, otorgamiento de vivienda u otras
iniciativas de políticas) como oportunidades para estimar los impactos
que las políticas del sector no relacionado con la salud ejercen sobre la
salud. Existe un claro potencial para que la salud mental positiva sea
promovida a través de políticas no relacionadas con la salud, y las
evaluaciones de los efectos “secundarios” de dichas políticas harán una
importante contribución a la base de evidencia de la salud mental.
45
en cuenta que las evaluaciones de las intervenciones de salud pública
son a menudo escasas. Los datos de estudios cualitativos, por ejemplo,
se pueden utilizar para identificar la existencia, naturaleza y posibles
mecanismos para impactos negativos o positivos no previstos de las
intervenciones (Thomson, Petticrew & Douglas 2003). Datos
longitudinales durante el transcurso de la vida pueden examinar los
efectos a largo plazo sobre la salud debido a las exposiciones a
condiciones sociales y económicas deficientes y pueden identificar
aspectos del ambiente social o poblaciones donde en efecto la mayoría
de las intervenciones deberían dirigirse (Kuh y otros, 2003). Los datos
epidemiológicos transeccionales se pueden utilizar para informar y
priorizar las intervenciones propuestas basados en la solidez de las
asociaciones observadas, en lo que se refiere a datos existentes sobre
el desempleo y salud mental deficiente.
46
Crear acción de colaboración "horizontalmente" dentro de los
departamentos del gobierno y organizaciones y entre aquellos
expertos en políticas, práctica e investigación.
47
Los componentes más importantes de un enfoque intersectorial para
lograr mejores resultados en la salud incluyen:
La adopción de un lenguaje unificado con el cual trabajar en los
diferentes sectores;
Un enfoque de alianza para asignar y compartir los recursos; y
Un fortalecimiento del potencial a través de las dimensiones
individuales, organizacionales y comunitarias.
48
Herramienta de autoevaluación de gestión del desempeño (Public
Health Foundation y Turning Point Performance Management
National Excellence Collaborative, EEUU)
http://www.phf.org/infrastructure/resources/FandRPM/PM_Self_Asses
s_Tool.pdf
Herramienta de medición de desarrollo saludable (San Francisco
Departamento de Salud Publica, EEUU) http://www.thehdmt.org/
Proyecto de desempeño de salud pública Australiana (Australia).
New South Wales Public Health Bulletin, Volume 16 Number 1 & 2
2005 http://www.publish.csiro.au/nid/227/issue/4215.htm y
www.nphp.gov.au
Así mismo, la OPS indica que a pesar de los logros que el instrumento
de medición de los FESP ha tenido, hay todavía una necesidad de una
herramienta o las herramientas que permita los países medir el
desempeño de sus sistemas y servicios de la salud publica a los niveles
locales y estaduales en el detalles adicionales que la metodología del
instrumento FESP no permitia. Estas herramientas también deben
proporcionar un camino claro hacia la ejecución de un plan de acción
para mejorar el desempeño en las áreas que se identificaron como
puntos flacos. El objetivo es mirar las necesidades del país individual a
los niveles subnacionales y locales. Hay diferentes mecanismos para
evaluar e intervenir según las necesidades del país, por consiguiente
esta presentación identificará algún de las herramientas que actualmente
existir y un que están en desarrollo a medir el desempeño del sistema de
salud pública. La idea es para los países a examinar estas herramientas
de evaluación y decidir cómo quieren seguir adelante con fortalecer el
desempeño.
49
de Investigación Económica y Social (2010), presentado en el XXI
Seminario Anual CIES, con el objetivo de Identificar las tendencias en
las evaluaciones a los programas de salud pública en los últimos 20
años y plantear una propuesta de agenda para la evaluación en salud.
Usando como metodología:
Fase 1:
a. Indicador:
Tendencias generales
b. Estrategias:
Mapeo de programas y políticas de salud.
Matriz de evaluaciones
Fase 2:
c. Indicador:
Marco institucional para evaluar
Capacidad de evaluar
Uso de las evaluaciones
d. Estrategias:
12 procesos de evaluación 3 programas: SIS, CLAS y TBC
Entrevistas a evaluadores y operadores
Tendencias Generales
a. Según el tipo de evaluaciones:
50
b. Según el tipo de programa:
Mejora de la gestión: 37%
Problemas específicos: 67%
51
f. Según el impacto de la evaluación
Impacto de la evaluación Número de evaluaciones
Si No Total
Validación de resultados con 5 7 12
operadores de programa
Evaluaciones difundidas 8 4* 12
52
Difusión: Mayoría fue difundida bajo algún mecanismo. No
necesariamente asociado al uso.
Factores que habrían promovido el uso de las evaluaciones:
Liderazgo del responsable del programa
Factores políticos y coyunturales
Apropiación y factores organizacionales
Confianza en evaluaciones hechas por “terceros”
Oportunidad en difusión de resultados (cambios al programa o
para ganar legitimidad)
CAPITULO IV
CONCLUSIONES
53
El proceso de evaluación va a permitir tasar el grado de efectividad de la
enseñanza en materia de salud, tanto en el proceso como en el
producto.
La evaluación de un programa permite extraer conclusiones fidedignas
acerca del impacto que el programa pueda tener sobre la vida de
quienes son instruidos mediante el mismo.
Dentro de las áreas de evaluación, desde la perspectiva individual y
comunitaria, se destacan 02 grandes factores protectores: autoeficacia y
calidad de vida.
El Sistema de salud en el Perú, reciben un bajo monitorio de forma
directa por parte del Estado. En efecto, ello se evidencia en la casi
ausencia de investigaciones sobre el tema, manuales de atención al
usuario y capacitación al personal de salud.
Disciplina que explora y analiza el comportamiento de un sujeto o grupo
con distintos objetivos a través de un proceso de toma de decisiones en
el que se emplean una serie de dispositivos tanto para la evaluación de
aspectos positivos como patológicos.
No es posible recurrir a una visión unidimensional de la historia de la
Evaluacion Psicologica; en su devenir influyen movimientos sociales,
guerras, política, etc., que han dirigido el foco de atención de esta.
REFERENCIAS
54
Lamas, H. y Rodríguez, R. (---). Psicología de la Salud en el Perú: Una
Delimitación Histórico – Conceptual. Universidad San Martín de Porres:
LIBERABIT
León, J., Medina, S., Barriga, S., Ballesteros, A. y Herrera, I. (2004). Psicología
de la salud y la calidad de vida. Barcelona: UOC.
55