Historia Del Estado de La Nueva Granada

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ELECCION SAMPER ORTEGA
DE LITERATURA COLOMBIANA

> HISTORIA Y LEYENDAS


}g9 31.

:istoria de la..Nueva Granada


POR
JOSE MANUEL RESTREPO

,..
u

-
TERCERA EDlCION

Editorial Minerva, S. A.
BOGOTA- COLOMBIA.

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DON JOSE MANUEL RESTREPO

La publicación del Semana1'Ío marca época favo·


rabie en la historia de las letras colombianas. De
esa fecha en adelante las violentas conmociones po-
líticas que agitaron el país, tenían que absorber por
completo la atención de todos, sin que hubiese tiem-
po ni disposición de ánimo que no fuesen sino para
mirar por la salud de la patria. Las proporciones
que gradualmente alcanzara la lucha hicieron que
a todos, cual más, cual menos, tocase su lote de
llanto y de amarguras. Los que, pasado el turbión
revolucionario, se vieron con vida, sentirían, sin
embargo, en el fondo del pecho, la profunda, mortaJ
herida que tenia que causarles siempre el haber
obtenido la libertad a cambio de tantas víctimas y
de tan cruentos sacrificios. Fue de este número el
patriota don José Manuel Restrepo, quizá de los co-
laboradores del Semanario el que desde entonces se
exhibiera con mayor 1ucimiento. A él le tocó ser de
los fundadores de la República, puesto que asistió,

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JOSE MANUEL RESTREPO

como diputado por Antioquia, al Congreso de 1811,


primero que se reunió bajo el régimen de las Pro-
vincias Unidas.
Era de temperamento reflexivo, de costumbres
austeras y morigeradas, apegado a las tradiciones de
familia, alto, seco, de facciones pronunciadas y con
el semblante siempre en actitud meditabunda. Tra-
bajador incansable, como buen hijo de las monta-
ñas de Antioquia, su vida no nos ofrece cambios re-
pentinos ni agitaciones extrañas: corre ella con la
rapidez inofensiva de linfa pura que busca hospi-
talaria playa. Fue acercándose al final desenlace sin
trepidar en la pauta que se había trazado de amor
al bien, a la justicia y al buen sentido. Bien se ech:\
de ver, sin embargo, que Restrepo luchó desde tem-
prano por encontrar nuevo cauce a la corriente po-
lítica, y comprendiendo que la transformación que
le había tocado presenciar envolvía en sus diversos ·
aspectos gérmenes de vida, quiso ilustrar, con el
contingente de su intelecto, esa obra coniún, espon-
tánea y generosa. Acometió la ímproba tarea de fi-
jar con la pluma los caracteres y peripecias de la
lucha. Su ejemplo fue tan provechoso, que, median-
te su obra y la obligada honda meditación que ella
sugiere, se crearon aquí clases en que se comenza-
ron a dictar lecciones de historia patria, estudio que
vino años más tarde a ser secundado con la apari-
ción de dos libros notables debidos a la laborioaidad

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 7

y al talento de don Joaquín Acosta y don José An-


tonio de Plaza.
Los más de los heroicos caudillos que figuraron
con noble emulación en la azarosa contienda, iban
impulsados por el móvil de la gloria. Así nació en
ellos el deseo de servir a su patria y de conquistar
los laureles de Marte. Con igual generoso impuls<·
escribió su libro don José Manuel Res trepo, para
fijar el verdadero aspecto de los acontecimientos, a
fin de evitar que comentadores tardíos desfiguraran
a su sabor las páginas en que se descubren los es-
fuerzos de los patriotas, su arrojo, sus sacrificio3,
. s luchas íntimas y dolorosas.
La Historia de la Revolución de la República de
Colombia fue publicada en París, en 1827, en diez
tomos pequeños, y dedicada al general Bolívar; no
en Nueva Granada. Posteriormente el autor la com-
pletó con los de Venezuela, Ecuador y Perú, y publicó
comprendía esta obra sino los sucesos de la guerra
la segunda edición del libro en Besanzon, en 1858.
La introducción, escrita para el primer tiraje de
la obra, es un juicioso estudio de las causas que ha-
bían determinado la guerra de Independencia; rápi-
do bosquejo, pero muy fiel y seguro en sus apre-
ciaciones, datos y pintura de costumbres relativos
al estado del país en los albores de la nueva edad.
Leyendo este ilustrado prefacio se aaquiere el con-
vencimiento de que el autor de la historia hizo de

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8 JOSE MANUEL RESTREPO

este trabajo uno de los objetos especiales de su vida,


sacrificando en aras de tan noble labor, tiempo, di-
nero,, salud, conocimientos y relaciones sociales.
Cuanto a la buena fe y sinceridad que le guiaban en
su trabajo, él mismo asegura que la imparcialidad
y la verdad le sirvieron de norma en la composición
del libro. Generalmente se le ha puesto la tacha de
que, como narrador, es oscuro, frío, cansado y a ~
veces algo difuso. Todo esto puede ser exacto. La
frialdad o desabrimiento de estilo depende en gran
parte del temperamento del autor, de los escasos
modelos de buen gusto a que debía conformar su
obra, y del empeño que quiso poner en no aparecer
parcial, lo que le hacía escribir con gran tiento y
nin adornar el estilo con vistosas galas.
Con la práctica mejoró mucho su manera de ea.
cribir, sin que perdiera en seriedad. Adquirió mayor
facilidad de expresión, más completo y determinado
plan para fijar los hechos, y seguridad absoluta en
la frase, nacida del convencimiento de que no podía
ser contradicho. Tales condiciones aparecen de ma-
nifiesto en su "Historia de la Nueva Granada", que
dejó inédita, y de la cual se publicaron varios capí-
tulos en la Revista Literaria, de Bogotá, dirigida por
Isidoro Laverde Amaya.
Don Miguel Antonio Caro, autoridad literaria in-
discutible, condensa en breves líneas su juicio aobre
la Historia de Restrepo. Es el que sigue :

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InSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 9

"La falta de color biográfico y de intención filo-


sófica daña no poco a la Historia de Colombia por
Restrepo, obra, por otra parte, preciosa por el cú-
mulo de noticias que tras largas y minuciosas in-
vestigaciones, y con espíritu de rectitud y verdad,
atesoró en ordenada serie aquel benemérito patricio.
La narración es exactísima, pero sin calor vital, por-
que éste no es ingénito en los sucesos; les viene sólo
de los seres animados e inteligentes que los produ-
jeron."
Cupo a Restrepo la primacía y el derecho de fi-
jar, de modo indeleble, el recuerdo de esa lucha en-
carnizada, recuerdo que debió influír en la imagina-
ción y el sentimiento populares, y que dio forma a
la peroración patriotera que hasta 1875 era de obli-
gado número en los programas de fiestas nacionales.
La oratoria religiosa también contribuyó por algu -
nos años a perpetuar aquellos sentimientos, y aun
se conservan varios sermones impresos que se han
logrado salvar del olvido y del polvo destructor de
los archivos. En ellos, a vuelta de respirar sus fra-
ses un patriotismo puro, ardiente y desinteresado,
consignaban tales predicadores palabras de amar-
ra censura a la nación conquistadora, por el régimen
de tiranía y cadenas con que gobernó el león hispano
~ sus colonias.
A este respecto, es oportuno que el lector conozca,

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JOSE MANUEL RESTREPO
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o recuerde, si ya lo ha leido, el juicio del historiador
Restrepo:
"La masa general de los granadinos y venezola-
nos estuvo sumida en la más profunda ignorancia
cerca de tres siglos, o en todo el tiempo que los es-
pañoles dominaron estos países. Los indios, los es-
clavos, los labradores y artesanos, es decir. los cua-
tro quintos de la población, no aprendían a leer por-
que eran raras las escuelas primarias, que sólo se
encontraban en algunas villas y ciudades populosas.
Acaso el gobierno español, en todo el tiempo de su
dominación, no dotó una escuela de las rentas rea-
les, pues aunque lo hizo de los bienes de los jesuitas,
éstas habían sido fundaciones de los mismos pue-
blos. Las escuelas primarias que existían fueron do-
tadas de los propios fondos de los cabildos, o de fun-
daciones que hacían los particulares para la educa~
ción de sus compatriotas. No sabiendo leer ni escri-
bir la masa de la población, sus conocimientos reli-
giosos ·e reducían al breve Catecismo de Astete o de
Ripalda, que los padres enseñaban a sus hijos, o los
curas a sus feligreses, y a las prácticas del culto exte-
rior que veían hacer desde niños. La moral estaba re-
ducida a las máximas que oían predicar a sus curas
en los sermones parroquiales, y, por tanto, debían
ser muy limitadas ...
,.He visto al principio del siglo XIX al Fiscal es

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 11

pafiol don Mariano Blaya impedir, como director de


estudios, el que hubiera en Santafé un acto de con-
clusiones públicas de aritmética y de geometría,
fundado en que estaba prohibido enseñar aquelfas
ciencias. El arzobispo de Santafé, don Jaime Mar-
tínez Compañón, español europeo, fue uno de los que,
bajo un exterior de santidad, influyó en que se adop-
tara esta bárbara medida. En las juntas que hubo
para arreglar los estudios, sostuvo tenazmente "que
los criollos no debían aprender otra cosa que la doc-
trina cristiana para que permanecieran sumisos".
Este solo rasgo le hace digno de la execración de los
americanos del Sur.
"Es cierto que algunos hombres ilustrados y ver-
daderos patriotas de la Nueva Granada y de Vene-
zuela, como el español señor José Celestino Mutis, lo.~
señores Félix Restrepo, Toribio Rodríguez, Crisanto
Valenzuela y otros, procuraron enseñar la filosofía
moderna y las matemáticas; pero, contrariados sus
esfuerzos por la política del gobierno español, poco
pudieron adelantar, y no difundieron los buenos es-
tudios. Así es que a principios del siglo XIX apenas
se encontrarían dos o tres físicos y matemáticos
medianos. Los otros eran aficionados que poseían
algunas luces adquiridas en sus gabinetes."
Tales conceptos -en los que fulgura la exagera-
ción patriotera- fueron estampados por Restrepo
en la edición príncipe de su Historia, hecha cuando

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12 JOSE ~L RESTREPO
aun no se habían apagado lo~ fuegos del vivac revo-
lucionario, y cuando las heridas aun sangraban. To-
davía los dejó en una tirada especial del estudio
preliminar a dicha obra, que bajo el título de "Com-
pendio de la Historia de Colombia" se hizo en París,
Librería Americana, en el año de 1833; mas luégo,
en la edición definitiva de 1858, suprimió Restrepo
los dos últimos párrafos transcritos, sin duda por
haber reflexionado que aquello de los físicos y mate-
máticos medianos no cuadraba bien a la generación
de la Independencia, amamantada en las enseñanzas
de la Expedición Botánica, que ampararon los man-
datarios españoles.
11
Parece que el primer escrito de don José Manuel
Restrepo fue el que insertó en las páginas del Se-
manario, de Caldas, con el título de "Ensayo sobre
la geografía, producciones, industria y población de
la provincia de Antioquia en el N uevo Reino de Gra-
nada", trabajo que corresponde muy bien con su
titulo, y que mereció elogios de don Lino de Pombo
cuando se ocupó en trazar la biografía de Caldas.
A partir de esta pieza, Restrepo se propuso, sin
lugar a duda, emplear su pluma para utilidad de su1
compatriotas: estudiaba las cuestiones que se de-
batían a fin de ilustrarlas con su opinión; con per-
severancia digna de ser imitada, acopiaba hojas
sueltas, folletos, periódicos, libros y manuscritoa

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HISTOlUA Dl!J LA N'U'EVA GRANADA lS

naeionale~, los que se proponía consultar como bMe


para erigir la historia del país. De esa colección, que
a su muerte legó a sus hijos, manifestando voluntad
de que el público pudiera leerla y utilizarla, debió
de servirse también para formar un "Diario histó-
rico", relato manuscrito e inédito que comprende
los sucesos públicos y privados de la vida de Res-
trepo, desde 1819 hasta 1858.
Es éste un trabajo que merece el calificativo de
muy curioso e importante, digno de lectura y de
aprecio, ya que el autor era hombre serio y de jui-
cio reflexivo, y, por lo mismo, hemos de suponer que
no estampara allí sino lo que presenció o llegó a
!U conocimiento con caracteres inequívocos de ver-
dad. Esa relación gana en interés de 1830 en ade-
lante, tanto como aumenta en datos y exactitud. De
ella se sirvió el historiador para componer sus dos
obras sobre Colombia y la Nueva Granada. Para
acicate de la curiosidad del lector, transcribiré una
muestra del aludido D·iario, que ha de servir, al pro-
pio tiempo, como de termómetro que señala el ca-
rácter y las tendencias morales del autor, y que con-
tiene interesantes pormenores bibliográficos sobre
el libro capital de Restrepo:
"Desde el P de julio de 1856, en que principia
esta narración -dice- no pudo Restrepo ocuparse
activamente en llevar al cabo le impresión de la Hu~
toria de Colombia. Dejóla para 1857. En este afio

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14 JOSE MANUEL RESTREPO

abrió con buen éxito una suscripción, y con~iguió


que los señores Juan de Francisco Martín y Manuel
María Mosquera, residentes en París, se interesa-
ran generosamente en realizar la empresa, ofrecien-
do que harían todo lo que estuviera a su alcance. En
efecto, don Juan celebró el contrato con M. J acquin,
de Besanzon, quien se obligó a imprimir la obra, más
barata que los impresores de París. Así fue que en
todo el año de 1858 se hizo la impresión de los cua-
tro tomos de que se compone la Historia, cada uno
de 600 a 700 páginas. (Fue corregida por los seño-
res Mosquera y Julio Arboleda, y se imprimieron
2,150 ejemplares.)
"En 1859 se recibieron en Bogotá los ejemplares,
y el público tuvo conocimiento de la Historia.
"Parece que ésta ha gustado generalmente, y po-
cas criticas se le han hecho. Pero no se puede expli-
car bien cómo es que ningún periódico ha analizado
la obra para elogiar su mérito o censurar sus de-
fectos . . . Sea de ello lo que fuere, Restrepo se ha
complacido en haber podido hacer a su patria el ser-
vicio de escribir la Historia de Colombia, que igno-
raba toda nuestra juventud de 30 a 40 años de edad.
"Al mismo tiempo que Restrepo daba los pasos
conducentes para imprimir su Historia, se ocupaba
en 1858 en corregir un Diario político y militar o
Memoria sobre los sucesos importantes de la época.
Formó tres gruesos tomos que componen 922 plie-

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mSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 1·5

gos de cartas, en letra menuda, la mayor parte del


autor. Esta obra es de la mayor importancia para
la historia, y la terminó en 31 de agosto de 1858.
Comprende el espacio de 38 años, sin interrupción
alguna. Es un trabajo que Restrepo aprecia mucho
por su fondo, aunque el estilo no sea bien correcto,
por no haber tenido tiempo de corregirlo mejor.
"El autor emprendió ese Diario para ocuparse de
preferencia en escribir la Historia de la Nueva Grar
nada, desde 1832 en que termina la de Colombia.
Tiene ya escrito hasta 1850, y la mayor parte en
limpio, para cerrarla en el año de 1858, en que se
estableció en Nueva Granada el gobierno federa-
tivo ...
"Los negocios de intereses de Restrepo han ido
mejorando bajo la buena dirección de su hijo Ru-
perto. Por eso compró en 1858 una casa alta a con-
tinuación del Palacio del gobierno, carrera de Po-
payán, número 37. La refaccionó en 59 y la ocupó
con su familia, dejando su antigua habitación de la
Casa de Moneda. En seguida renunció el empleo de
Administrador de ésta, y le fue admitida la renun-
cia en 31 de agosto de 1860. Sirvió ese destino trein-
ta años. Separóse de él con sentimiento, pues aban-
donaba antiguas y agradables habitudes. Hízolo por
sentirse debilitado por los años (78lh), y ser preci-
ao descansar después de haber servido a su patria
desde 1810, por el espacio de 46% años."

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16 JOSE MANUEL RESTREPO

111
El historiador Restrepo nació en Envigado (An-
tioquia) el 31 de diciembre de 1781, y fueron sua
padres don José Miguel Res trepo Puerta y doña Leo-
nor Vélez y la Calle.
Hizo los estudios del bachillerato y del derecho
civil en el Colegio de San Bartolomé, y recibió el
titulo de abogado de la Real Audiencia antes de ea-
tallar la Revolución. Ya por entonces babia acre-
centado sus conocimientos con los de matemáticaa
y ciencias físicas, al lado del sabio Caldas.
Distinguido en su cuna por los títulos honrosos
de la familia a que pertenecía, procuró serlo más por
su abnegación en el servicio de la Independencia,
proclamada en 1810 en Santafé, y que en la provin-
cia de Antioquia contó con quien, como el dictador
don Juan del Corral, levantara la opinión tan alto
como era preciso para combatir el poder español. En
esa tarea tuvo Corral por secretario al laborioso
Restrepo.
En 1814 se le designó para ejercer el poder eje-
cutivo nacional, con los doctores Manuel Rodríguez
'forices y Custodio García Rovira, en desarrollo de
la reforma decretada el 23 de septiembre de dicho
año; mas él no quiso desempeñar tan elevado cargo,
prefiriendo quedarse en Antioquia, para salvarla,
en lo posible, de la dominación hispana.

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InSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 17

Durante la época de la Reconquista, Warleta le


dejó que continuase desempeñando el empleo de juez
de diezmos en Ríonegro, y el gobernador don Vi-
cente Sánchez Lima 1~ ordenó que siguiese a Son-
són a dirigir el camino que se estaba abriendo hacia
Mariquita. Mas su vida consideróse en peligro a la
llegada del nuevo mandatario, don Sebastián Díaz,
y escapó a la provincia de Cartagena. De Santa Mar-
ta se embarcó para Kingston, en donde permaneció
más de seis meses, aprendiendo francés e inglés;
luégo se dirigió a los Estados Unidos, aprovechando
su destierro para adquirir conocimientos de química
industrial.
En 1818 estuvo de regreso en Jamaica, y después
de la batalla de Boyacá y de la ocupación de Antio-
quia por el entonces coronel José María Córdoba,
éste le nombró g_9bernador político de la provincia.
Sus grandes merecimientos le llevaron al Congreso
de Cúcuta, 1821, en el que abogó en favor del pro-
yecto sobre manumisión, que destinaba una renta
especial para extinguir gradualmente la esclavitud.
Le tocó ser uno de los presidentes de aquella célebre
asamblea, y a poco fue llamado por Bolívar para des-
empeñar la Secretaría de lo Interior, puesto en el
cual ejercitó su inmejorable competencia, desde
1821 hasta enero de 1830, interviniendo en las la-
bores del gobierno bajo dos jefes de condiciones tan
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18 JOSE ~L RESTREPO

opuestas como lo fueron Bolívar y Santander; y


puede decirse que en tan complicadas circunstan-
cias se pusieron de manifiesto las dotes de inteli-
gencia, consagración, asiduidad, tino y firmeza que
adornaban al jefe del gabinete.
Disuelta la Gran Colombia, el gobierno de Nueva
Granada nombró a Restrepo, junto con el señor Es-
tévez, obispo de Santa Marta, para la comisión encar-
gada de arreglar con el Ecuador la cuestión del
Cauca. Luégo pasó a ser Administrador de la Casa
de Moneda de Bogotá, al propio tiempo que presta-
ba otros muchos servicios a la República, tales como
el de director de la Academia Nacional ( 1833), di-
rector del Crédito público ( 1839 a 1841), y miembro
de la Sociedad fomentadora de la instrucci6n prima-
ria. Finalmente, apoyó varias industrias nacionales,
cuales fueron el cultivo del café y la explotación de
la ferrería de Pacho.
Escribió también el señor Restrepo, además de las
obras ya estudiadas, las siguientes :
ManiNesto que el Poder Ejecutivo de Colombia
presenta a la República y al mundo sobre los aconte-
cimientos de Venezuela, desde el 30 de abril del pre-
sente a.ño de 1826.-Bogotá.
Memoria sobre amonedación de oro y plata en
la Nueva Granada, que versa sobre lo que anuncia
su título y contiene, además, curiosas noticias acer-
ca de las Casas de Moneda de Bogotá y Popayán.

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 19

Memorias de la Secretaría de lo Interior (años


de 1823, 1824 y 1827), y Exposición que el Secreta-
rio de Relaciones Exteriores hace al Congreso de
1827.
Existen, asimismo, un opúsculo sobre los incon-
venientes del sistema federativo y una biografía de
don José :María Cabal, escritos por el señor Restre-
po. Por último, en la Biblioteca Popular, de Bogotá
(tomo 18, número 173), se publicó su interesante
Diario de un emigrado.
Rodeado del respeto de sus conciudadanos, con-
cluyó la larga carrera de este benemérito escritor,
en Bogotá, el 1' de abril de 1863.
GUSTAVO OTERO ~OZ

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA
Para tervfr de eootlnuaclón a la Historia de Colombia,

POR JOSE MANUEL RESTREPO

Ne dites a la. postérité que ce qui


est digne de la. postérlté.
VOLTAIRE.-Bistolre de Plerre le
Gr&Dd. (Pré!a.ce.)

(No diga_, a la posteridad a1Do lo


que ee di¡no de la posteridad) .

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LffiRO PRIMERO
VICEPRESIDENCIA DE MARQUEZ

Marzo: 1832.-La Nueva Granada ·era el cen-


tro de la república de Colombia. Se componía
de seis departamentos: Antioquia, Boyacá, Ca u-
ca, Cundinamarca, Istmo y Magdalena. Estaban
divididos en diez y nueve provincias. Conforme
al censo general que se verificó en 1825 tenía la
población 1.311,538 almas.
La superfide de su territorio es de 41,000 le-
guas cuadradas de las de 20 al grado. Asf es que
sólo correspondían treinta habitantes a cada le-
gua cuadrada; por consiguiente, estaba en gran
parte desierta.
La ''l ueva Granada parte límites con Vene-
zuela por el Este y por el Nordeste; sus costas
son xtensas, tanto en el Atlántico como en el
Pacífico; por el Sur linda con el Ecuador, y aun

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2-1 JOSE MANUEL RESTREPO

toca su territorio con el Perú y Brasil en los


vastos desiertos del Amazonas.
Aunque la Nueva Granada fuera ca~paz de fi-
gurar como estado independiente, pues poseía
un extenso, fértil y rico territorio, adecuado pa-
ra casi todas las producciones del globo, y do-
ble del que pertenecía a Venezuela y al Ecua-
dor, fue la última que abandonó con repugnan-
cia ]a idea de sostener la hermosa república de
Colombia. Ya se podía decir que ésta, a pesar
del vigor de su juventud, había sido herida de
muerte por los ambiciosos proyectos de Páez,
principalmente, apoyados en breve por Flores y
que estaba en el sepulcro; sin embargo, la Nue-
va Granada sostenía la Constitución de 1830 da-
da para Colombia. No quiso abandonarla hasta
haber recibido de Venezuela y del Ecuador no-
ticias oficiales de que ambos gobiernos se dene-
gaban al restablecimiento de Colombia, que era
el ensueño de los más antiguos y distinguidos
patriotas granadinos.
Emanó de ~esta persuasión la convocatc•ria y
reunión en Bogotá de la Convención Gra adi-
na, encargada de acordar la Constitución ~ le-
j
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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 25

yes orgánicas para el nuevo Estado. En aquel


respetable cue~po había muchos que opinaban
se le continuara el nombre glorioso de Colom-
bia; otros preferían el de Nueva Granada. Des-
pués de largas discusiones obtuvieron éstos la
victoria por la insignificante mayoría de un
voto.
La Constitución para el estado de Nueva Gra-
nada se terminó en 29 de febrero, y el vicepre-
sidente encargado del poder ejecutivo, José Ma-
rfa Obando, la mandó ejecutar y publicar en 1'
de marzo. ( l)
El gobierno que organizó esta Constitución
se componía de un cuerpo legislativo dividido
en dos salas: un senado y una cámara de dipu-
tados. Las funciones de los senadores duraban

(1) Aunque en el último capitulo de la Historia de Colombia


d.imJS detalles ~bre estos sucesos, nos ha parecido necesario
repetir algunos puntos, a fin de completar y dar mayor unidad
• tete primer capitulo.
"Para la mejor &d.m.1n.1strac1ón de los pueblos, dec1a el ar-
*fculo 126. se establecerán cá.ma.rM de distrito, con la facultad
de deliberar y resolver en todo lo municipal y local de los de.-
pe.rtamentoe. y de representar en lo que concie~ a los lnte-
reeea generales de la repúbllca".

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26 JOSE MANUEL RESTREPO

cuatro afíos, y dos las de los representante~. La


duración del presidente que debía desempeñar
el poder ejecutivo era de cuatro años, y los mis-
mos duraba el vicepresidente, a excepción del
primer nombrado, cuyo período sería de sólo
dos anos.
Organizóse también el poder judicial, limi~
tándose el tiempo de la duración de los jueces
a cuatro años; limitación contraria a su inde-
pendencia, aunque produzca otros bienes que
disminuyen el mal.
Di ose al poder ·ejecutivo el auxilio de un Con-
~ejo de, Estado, compuesto de siete miembros,
cuyas funciones eran bien importantes.
Adoptóse en esta Constitución el estableci-
miento de cámaras de provincia. Tal institución
había aparecido primero en la Constitución Co-
lombiana, acordada por el Congreso Constitu-
yente en 29 de abril de 1830, con el objeto de mo-
dificar algún tanto el gobierno central.
Hé aquí el origen del gobierno municipal in-
dependiente, ejercido por diputados escogidos
en ·elección popular.
La creación de cámaras de distrito, preven!-

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ffiSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 27

da por la Constitución de 1830, no se Uevó a


efecto por el carácter provisional que ella tuvo.
La de 1832 dio más amplitud a la institución,
pues dispuso que en cada provincia hubi,era una
cámara de diputados elegidos por el pueblo, la
que tendría sesiones cada año.
Diose a las cámaras muy importantes funcio-
nes; entre éstas descuella la de hacer el escru-
tinio de las elecciones de senadores y represen·
tantes para el congreso, y en caso de no haber
elección, la de elegir a uno de los tres que hu ..
hieran obtenido la mayoría en las votaciones
populares. Fuera de esto, presentaban ternas
par a el nombramiento de los magistrados de la
Suprema Corte, de los tribunales de distrito y
para gobernador de la Pespectiva provincia.
Además, podían imponer contribuciones para el
servicio especial de la provincia y ejercer otras
varias atribuciones de mucha importancia. Estas
cámaras se decr taron para las provincias, a cau-
sa de que la división del territorio por departa-
mentos compuestos de provincias, fue abolida
por la Convención, a fin de simplificar la admi~

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28 JOSE MANUEL RESTREPO

nistración pública, y porque lo exigieron las


provincias.
Acordada la Constitución, restaba elegir al
presidente y vicepresidente que debían admi-
nistrar el gobierno de la Nueva Granada mi en·
tras los pueblos elegían los propietarios. Veri-
fi.cóse este acto solemne el 9 de marzo. En el
primer escrutinio resultó electo para presiden-
te el general Francisco de Paula Santander,
por una gran mayoría. La elección del vicepre·
sidente fue muy disputada. Desde el tercer es-
crutinio se dividieron los votos ~entre el doctor
José lgacio de Márquez y el general j osé Ma-
ría Obando, que desempeñaba actualmente la
vicepresidencia. Fueron tenaces los sufragan-
tes por uno y otro candidato, pues hubo hasta
quince votaciones. En la última, Márquez reu-
nió el número constitucional y fue declarado vi-
cepresidente de la Nueva Granada. Los aman-
tes de la verdadera libertad se complacieron
con la elección de Márquez, pues hubieran vis-
to con fundados celos a dos militares ocupando
las primeras magistraturas del gobierno grana-
dino. Todos deseaban que se disminuyera el in-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 29

flujo militar, y que la espada perdiera a lo me-


nos un poco de su prestigio, que tantos males
había causado a los pueblos durante su larga
dominación.
Al día siguiente, 10 de marzo, fue llamado el
vicepresidente Márquez a fin de que prestara,
como lo hizo, el juram·ento constitucional, y
entrara a ejercer el gobierno -del estado. San-
tander se hallaba en los Estados Unidos, e in-
mediatamente marchó el coronel Honorato Ro-
dríguez con phegos en que se le daba ·el aviso
de su elección, llamándosele para que viniera
a encargarse de la presidencia.
El vicepresidente organizó su gobierno conti-
nuando a los secretarios del in~erior y relacio-
nes exteriores José Francisco Pereira, y de ha-
cienda, Diego Fernando Gómez. Para la guerra
nombró al general José María Obando, quien
admitió el destino. Acabando de salir del poder
ejecutivo, fue éste un bello ejemplo de modera-
ción republicana. Otro igual dio poco tiempo
después el general Domingo Caicedo, quien
aceptara interinamente la secretaría de hacien-
da, por ausencia del propietario Soto.

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80 JOSE MANUEL RESTREPO

Después de formar su adm!nistración, uno de


los primeros y más importantes cuidados de
Márquez debía ser, y lo fue en efecto, reinte-
grar el territori'o granadino. Flórez insistía en
retener parte del departamento del Cauca para
unirlo al Ecuador. El vicepresidente, queriendo
tentar cuantos medios pacíficos estuvieran a su
alcance, detenninó, ~en 15 de marzo, enviar a
Quito una comisión de paz. Componíase del
doctor José Manuel Restrepo y del reverendo
obispo de Santamarta, José María Estévez, a
quienes dio como secretario al coronel José Ace-
vedo. Partieron inmediatamente para su des-
tino.
Mas no conviniendo que el gobierno grana-
dino conti_nuara desprevenido para el caso de
una guerra con el Ecuador, que era probable,
Márquez envió a Popayán al general Obando.
Debía principar a organizar una división de tro-
pas que pudiera combatir con las de Flores, que
eran excelentes.
Llegó el tiempo de que la Convención, que
había durado más de cinco meses, terminara sus
~>esíones, lo que hizo el 1' de abril. Sus miem-

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msTORIA DE LA NUEVA GRANADA 31

hros habían trabajado con asiduidad, constan-


cia y patriotismo. Aunque la agitaron algunas
pasiones, resto de las desavenencias pasadas,
hubo mutuos sacrificios de los partidos e~ las
aras de la patria, a fin de promover ·en lo posi-
ble la felicidad pública. Era entonces la división
política entre los amigos y enemigos del Liber-
tador, o sobre la mayor o menor extensión de li-
bertad para los pueblos.
Antes de cerrar sus sesiones, la Convención
dirigió a los granadinos una hermosa alocución.
Exponía en ella los grandes principios que ha·
hfan dirigido sus trabajos para dar la Constitu-
ción y leyes orgánicas del Estado cuyo gobier-
no debía proteger la libertad, la seguridad, la
propiedad y la igualdad de los granadinos; así
como era un deber suyo pr0tegerlos en el ejer-
cirio de la Religión Católica, Apostólica, Ro·
mana.
Tocaba después, aunque rápidamente, las le-
yes capitales que había acordado. Eran éstas la
de hacienda, la del régimen interior, o munici-
pal, la de juzgados y tribunales, la que señalaba
Jos sueldos que debían gozar los empleados del

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2 JOSE MANUEL RESTREPO

estado, que unida a la de 31 de marzo, sobre


gastos varios, pusieron las bases para las futu-
ras leyes del presupuesto; la del ejército; en
fin, la de elecciones.
Fuera de estas ley·es dio multitud de decretos
para decidir varios· puntos en la administración
y arreglo del gobierno. En uno de éstos se pres·
cribió la forma del encabezamiento que debían
tener los actos públicos, que sería ésta: "Co-
lombia.-Estado de la Nueva Granada". Esto
indicaba la idea de que subsistiera aquella repú-
blica dividida en tres estados: Venezuela, N ue-
va Granada y Ecuador, unidos por los vínculos
de la confederación, que se acordara por los
mismos.
En las materias eclesiásticas legisló también
la Convención: arregló los límites del arzobis-
pado de Bogotá por la parte de Pamplona y Cú-
cuta; h~o lo mismo con el obispado de Popa-
yán, al que agregó las parroquias de las provin~
cias de Buenaventura y Pasto, previa la apro-
bación de la Silla Apostólica. Por otro decreto
resolvió que la s·ede episcopal de Antioquia fue-
ra la ciudad de este nombre, donde residirían el

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 83

obispo y Capítulo Catedral, conforme a las bu-


las y cédulas de su erección. Restableció tam-
ién a su vigor primitivo la ley que había supri-
ido los conventos menores, exceptuando los
e Pasto y del Desierto de Agustinos Descal-
os: la que prohibía toda profesión en los con-
entos de regulares de ambos sexos, antes de
s veinticinco años cumplidos de edad; la que
rescribia que no hubiera más de diez preben-
ados en la Catedral de Bogotá, y de si·ete en
s demás capítulos catedrales, apHcando las
ntas de las vacantes para los fondos del cré-
ito nacional, y los productos de mesadas y me-
ias annatas eclesiásticas para los fondos comu-
es; determinó, en fin, que el gobierno de la
ueva Granada mantuviera siempre en Roma
a legación, cuyos gastos se harían de la renta
diezmos.
Abril, 1832.-Ardua y laboriosa era la tarea
e la Convención dejaba a cargo del vicepresi·
nte, que debía organizar todos los ramos de
administración pública conforme a la Constí-
ción y leyes acordadas. En primer lugar dis-
H.tstorür-3

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34 JOSE MANUEL RESTREPO

puso que se instalara el Consejo de Estado, que


iba a ser un poderoso auxiliar del ejecutivo, so-
bre todo en los negocios graves. Instalóse tam-
bién la Suprema Corte con magistrados tnuy
distinguidos, y se dictaron las disposiciones con-
venientes para la pronta organización de los
tribunales de distrito o de apelación.
Para acelerar los trabajos y expedir multitu
de decretos en ejecución de las nuevas leyes, e
vicepresident~ e nombró definitivamente su mi
nisterio, pues los señores Gómez y Perei ra de·
seaban descansar. El señor Alejandro Vélcz fu
escogido para secretario del interior y relacio
nes exteriores; el señor Francisco Soto, par
hacienda; y para guerra y marina, el genera
Antonio Obando, éste con calidad de interi
no, por ausencia del propietario, José Mari
Obando.
La Constitución del Estado fue publicada
jurada con aceptación general de los granadi
nos, que esperaban disfrutar bajo su imperio d
libertad, de orden y garantías. Después de ta
tas agitaciones como habían sufrido el país

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 85

sus habitante~, era muy justo entregarse a tan


dulces ilusiones.
El vicepresidente nombró también los gober-
nadores de las provincias a cuyo cargo debía es-
tar la ejecución de las leyes y decretos del go-
bierno. En lo general fueron aprobados estos
nombramientos, hechos en personas dignas y
capaces de desempeñar tan importantes des-
tinos (1).
ayo, 1832.-0tro de los encargos que había
ecibido el poder ejecutivo fue el de establecer
organizar la tesorería general y demás ofici-
as de Hacienda. Hízolo, en efecto, por medio
e un decreto orgánico bien claro y detallado.
n seguida se instaló en 8 de mayo la tesorería
eneral que debía centralizar y dar unidad a_la
(1) Habiendo referido por menor en el capítulo XX de la
istorla de Colombia, las leyes dictadas por la Convención gra-
dilla y por los congresos siguientes para reorganizar a Co-
mbia con tres estados, unidos en una confederación, y para
vidtr entre Nueva Granada, Venezuela y Ecuador los créd1-
activos y pasivos de Colombia, nada más tocaremos sobre
uellos sucesos, aunque algunas veces tengamos qu'e mencio-
rlos de paso y rápidamente, porque asi lo exija la claridad

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M JOSE MANUEL RESTREPO

administración de la hacienda granadina. Fue-


ron nombrados tesoreros dos ciudadanos distin-
guidos, Simón Burgos y j osé María Cárdenas.
Se dispuso que las cuentas de esta oficina gene-
ral se llevaran por partida doble, según el sis-
tema del comercio. Este fue el principio del es-
tablecimiento de la partida doble en las cuentas
de las oficinas de hacienda de la Nueva Grana-
da, que tanto ha mejorado su contabilidad.
Las operaciones de la Tesorería General fue
ron muy útiles; en breve se conoció que me jo
raban las rentas y que se aumentaban sus ren
dimientos. Así fue que hubo fondos para cubri
los gastos corrientes, y se comenzaron a paga
las deudas in ternas atrasadas; era esto un feli
anuncio para lo venidero después de tantas de
moras como habían sufrido los acreedores de
Estado en la satisfacción de sus créditos. Ma
no sucedía lo mismo respecto de los extranj
ros. La Convención, por una ley de 7 de ener
había suspendido la Comisión del Crédito P'
blico y el pago de los intereses de las deudas
Colombia, hasta la reorganización de ésta baj
la nueva forma que se le diera.

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mSTORIA DE LA NU!:VA GRANADA S7

\Junio, 1832.-La Convención extendió tam-


bién sus miras a la renta o estanco del tabaco,
asi arruinada por la falta de fondos para satis-
facer a los productores sus tabacos. Autorizó,
pues, al ejecutivo para dar esta renta en arren-
damiento, con forme a las bases que fijó. Dejó-
le, sin embargo, la facultad de det·erminar, con
acuerdo del Consejo de Estado, que continuara
por administración si lo cPeía más conv·eniente.
En este caso podría auxiliar al estanco toman-
do a préstamo, y con calidad de reintegro, las
cantidades necesarias del producto de los rema-
tes de diezmos. El vicepresidente, después de
haber meditado y consultado un negocio de ta-
maña trascendencia para las rentas públicas,
determinó que continuara el estanco o mono-
polio del tabaco, dictando al mismo tiempo las
providencias que juzgó oportunas, a fin de au-
mentar sus rendimientos, lo que se consiguió.
Aun faltaban a Márquez otros arreglos im-
portantes para mejorar la desorganizada ha-
rienda granadina. Descollaba entre éstos el es-
tablecimiento y organización de aduanas te-
rrestres en los pueblos fronterizos con Ven&-

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aa JOSE MANUEL RESTREPO

zuela. Desde que ésta se separó de Colombia


había continuado su comercio con la Nueva
Granada lo mismo que antes, y como si fueran
pueblos de un mismo Estado. Conforme a las
leyes de la Convención, semejante prácth;a no
podía ni debía continuar por más tiempo. Dictó,
pues, el vicepresidente dos decretos en 7 de ju-
nio. Por el primero analizaba completamente
la materia para manifestar la legalidad de su
procedimiento, evitando así cualquier disgus·
to que sus providencias pudieran excitar en el
pueblo y gobierno venezolanos. Disponía en se-
guida que se establecieran inmediatamente
aduanas terrestres en San José de Cúcuta, pro..
vincia de Pamplona, en Arauca y Guanapalo,
correspondientes a la de Casanare. Daba asi-
mismo las reglas para cobrar los derechos de
importación sobre las mercancías que se intro-
dujeran de Venezuela al territorio de la N ue-
va Granada, en cumplimiento de las leyes vi-
gentes. Por el segundo decreto organizaba el
personal y los sueldos que debían gozar los ad-
ministradores y demás empleados de las men-
cionadas aduanas. De esta manera evitó los

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 39

graves perjuicios que sufrían las rentas grana·


dinas por las fuertes importaciones de nlerca-
derías que se estaban haciendo del territorio
venezolano al granadino sin pagar derechos.
Convencido el gobierno de Venezuela de la
justicia con que el de Nueva Granada había
procedido al establecimiento de aduanas terres-
tres, se apresuró a dictar un decreto que evita-
ra en su mayor parte los perjuicios que pudie-
ran seguirse a sus principales puertos. Declaró
que todas las mercancías que se introdujeran
por los puertos de Maracaibo y Angostura pa-
ra consumirse en la Nueva Granada, se deposi-
aran en los almacenes públicos, y que sólo pa-
aran el 3 por ciento por derecho de depósito
uando se extraJeran para su introducción al
erritorio granadino. Este decreto, publicado
n 31 de julio, evitó a uno y a otro país muchas
ificultades y graves perjuicios que habrían su-
rido los valles de Cúcuta, Angostura y Mara-
aibo.
Cuando Márquez se hallaba ocupado en es-
os negocios internos, recibió las contestacio-
es del Cuerpo Diplomático residente en Bo-

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-'0 JOSE MANUEL RESTREPO

gotá, a la nota circular que les había dirigido


aV'isándoles la elección que hizo la Convención
granadina de presidente y vicepresidente de
Estado, y que por ausencia del primero se ha-
bía hecho cargo del poder ej~ ecutivo. Añadía
que, como vicepresidente, se hallaba dispuesto
a continuar cultivando las relaciones francas y
amistosas con los respectivos gobiernos que re-
presentaban. Las contestaciones de los minis-
tros Turner, de la Gran Bretaña; Moore, de los
Estados Un1dos; Lemoine, de Francia, y Lat:t~
berge, de Holanda, fueron satisfactorias: nin-
guno de ellos se desdeñó de reconocer al jefe del
estado de Nueva Granada. Así éste, desde su
creación, fue admitido en la soc!edad de las na-
ciones sin dificultad alguna.
El encargado de negocws del rey de los fran-
ceses fue aun más explícito. Dijo de oficio que
tenía instrucciones para acordar y firmar una
convención provisoria, mientras que la organi-
zación completa de Colombia permitía acordar
y concluir un tratado definitivo con la Francia.
Lemoine se manifestaba muy complacido con
esta autorización, y ·excitaba al gobierno grana-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA J 41

dino al nombramiento del comisionado o comi-


sionados que se encargaran de la negociación
"que debería consagrar el reconocimiento he-
cho por Su Majestad el rey de los franceses de
la independencia de la Nueva Granada".
También había recibido el vicepresidente una
eomunicación del gobierno de Venezuela inter-
ponictndo sus buenos oncios para que hubiese
una transacción amigable de las desavenencias
que existían con el Ecuador, a fin de que no se
diese el escándalo de una guerra entre ~herma­
nos. El ejecutivo de la Nueva Granada manifes-
tó, en contestación, que éstos eran sus más ar-
dientes deseos; pero que la cuestión del Ca uca,
que el gobierno del Ecuador pretendía retener
contra los más incontestables derechos, era de
vital importancia para la Nueva Granada, y
aun se podría decir para toda la Améri~ca espa-
ñola. A ésta ~onvenía sobremanera mantener
ileso el principio del uti possidetis referido al
tiempo del pronunciamiento general por la in-
dependencia de la metrópoli, principio que ha-
1 bía sido respetado por las nuevas ~epúblicas
fonnadas e~ la A.mérica aqtes e$pañola. Si c.on-
t ,. t
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
42 JOSE ~EL RESTREPO

tra los deseos del eJecutivo granadino el gobier-


no del Ecuador se obstinaba en retener las pro-
vincias de Pasto y Buenaventura que todavía
ocupaba, las consecuencias de la guerra, que
era entonces inevitable, serían de cargo del
Ecuador. Concluía manifestando que para evi-
tar las funestas consecuencias de un rompi-
miento había dirigido ya una comisión de paz
encargada de terminar, por medio de negocia-
ciones pacíficas, las desavenencias que exis-
tían, salvando el decoro de ambos gobiernos y
los intereses de la Nueva Granada.
Sin embargo, eran ilusorias las esperanzas
de una transacción con el Jefe del Ecuador. Los
oficios de los comisionados granadinos así lo
manifestaban. Recibidos en Pasto por Flot·es
con mucho aparato, éste quiso alucinarlos so-
9
bre dos puntos: 1 Que los habitantes de Pasto
le eran muy adictos y que estaban decididos a
5er parte del Ecuador; 2' Que tenía muchas .
fuerzas militares, las que desplegó a su vista en
dos paradas que hizo en Pasto y Túquerres,
pues las conferencias debían tenerse ·en la villa
de !barra. Eran comisionados del Ecuador los
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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 4~

señores José Félix Valdivieso, ministro~ecre­


tario de estado de su gobierno, y el deán de la·
Catedral de Quito, doctor Nicolás Arteta, a
quienes debía unirse el señor 1oaquín Olmedo,
de Guayaquil, quien se decía estar en camino.
Inmediatamente 'despu.és que los comisiona·
dos llegaron a lb arra se abrieron las con feren-
cias. Desde el principio de éstas se persuadie-
ron los comisionados granadinos de que nada
se podría adelantar, pues los ecuatorianos in-
sistían en que las provincias de Pasto y Buena·
ventura permanecieran unidas al Ecuador. En
tal situación resolvieron pedir nuevas instruc-
ciones al gobierno de Bogotá. Se inclinaban a
que se les ampliaran éstas, y a que, dejándose
temporalmente la posesión de Pasto al Ecua-
dor, se decidiera la ~uestión amigablemente sin
ocurrir a las armas, que podían causar muchos
males a ambos pueblos. Mientras se recibía la
respuesta del gobierno granadino, se suspendió
la discusión principal, reduciéndose las confe-
rencias a examinar un proyecto de tratado de
amistad, comercio y alianza. Por medio de éste
era que la Nueva Granada reconocería al est~

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44 JOSE MANUEL RESTREPO

do del Ecuador, reconocimiento que debía ha-


cerse conforme a un decreto de la Convención,
que fijó sus bases.
Concluida la discusión de este proyecto, que
debía sujetarse previamente al conocimiento
de los respectivos gobiernos, de común acuerdo
se trasladaron a Quito las conferencias: se da-
ba así tiempo de que llegaran las nuevas ins-
trucciones pedidas por los comisionados gra-
nadinos.
Hallándose en Quito, arribó en los últimos
días de junio ·el doctor D. Francisco Javier Ma-
riátegui, enviado extraot1dinario y ministro ple-
nripotenciario del Perú, cuyo gobierno se había
apresurado a reconocer al Ecuador. Parece que
al Perú le importaba mucho a·celerar la com-
pleta disolución de Colombia, por los celos que
le inspiraba esta república, poderosa y vecina,
con la que tenía grandes intereses que deslin-
dar. Mariátegui dijo en su discurso de recep-
ción que el objeto principal de su comisión era
mediar en las diferencias qUie existían entre
Nueva Granada y Ecuador, y así lo participó
de oficio a los comi§ionados Restrepo y Esté-

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lflSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 46

vez; éstos contestaron que no se hallaban au-


torizados para aceptar la mediación propuesta,
y entonces Mariátegui se dirigió al gobierno de
la Nueva Granada. El presidente del Ecuador
la admitió sin observación.
Es probable que el verdadero motivo de esta
misión diplomática emanara de los esfuerzos
que hacía Flores con el gobierno peruano, a
cargo de don Agustín Gamarra, para celebrar
una alianza ofensiva y defensiva con ~el Perú,
la que pretendía extender a Chile y Bolivia.
Gamarra hasta llegó a ofrecerle auxilios en una
carta particular; pero habiendo sometido el ne-
gocio a su Consejo, le improbó el ofrecimiento.
A pesar de esto el ministro del Ecuador, Die_g_o
Novoa, continuó las negociaciones sobre la
mencionada alianza. Apoyado Flores en el re-
nombre militar que le había dado principalmen-
te la campaña de Tarqui, de que Gamarra fue
testigo, esperaba conseguir al fin la alianza
apetecida.
El otro apoyo que él tenía en su cuestión
con la Nueva Granada eran sus fuerzas milita-
res. Consistían en 1,200 bueno§ infantes organi-

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46 JOSE MANUEL RESTREPO

zados ·en tres batallones y en dos regimicn s de


caballería, casi toda colombiana, que asoéndían
a 500 jinetes. Se lisonjeaba, y decía Flores que
con esto que llamaba ejército marcharía hasta
Bogotá: fanfarronada que los comisionados gra-
nadinos ·esperaban no podría cumplir.
El vicepresidente Márquez, que conocfa ta-
les pormenores, trabajaba activamente para
que la guerra, que juzgaba inevitable, no lo co-
giera inadvertido. Continuamente ·enviaba re-
fuerzos a la división que el general Obando reu-
nía y disciplinaba en Popayán, proveyéndola
de pertrechos y demás recursos para la campa-
ña. La Convención había decretado para el ser-
vicio del presente año económico la fuerza ar-
mada de 3,880 hombres; de seis a siete genera-
les y dieciséis coroneles efectivos podían es-
tar empleados; los demás jefes y oficiales de es-
tas clases quedaban en uso de licencia indefi-
nida.
Por la misma ley que fijó ·el pie de fuerza se
hallaba autorizado el poder ejecutivo para ele-
varla a 6,000 hombres en el caso que fuera ne-
cesario para recuperar la integridad del esta-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 47

do. E.n cumplimiento de esta disposición, Már-


quez rrandó elevar el ejército a 5,920 hon1bres,
dictando al mismo tiempo todas las órdenes
convenientes a fin de que se verificara el au-
mento lo más pronto posible.
Julio, 1832.-0currió en estas circunstancias
el arribo a la capital del señor Fernando Lo-
renzana, secretario de la legación granadina en
Roma, que desempeñaba entonces el señor Ig-
nacio Tejada. Era portador de breves y rescrip-
tos de S. S., en los que concedía varias gracias
a ciudadanos granadinos y ecuatorianos. Con-
dujo, además, una constitución apostólica ex-
pedida en agosto de 1831 por la Santidad de
Gregario XVI, Papa reinante; declaraba en ella
que cuando la Santa Sede trata de negocios
eclesiásticos con gobiernos temporales, cu-xo
dominio se halla en estado de contestación o
disputa, reconoce el hecho prescindiendo de to-
da disquisición acerca del derecho, con el objeto
de que no se retarden, por consideraciones pu-
ramente temporales, políticas o mundanas, las
providencias del ministerio apostólico dirigidas
a la salvación de las ~1mas.

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ü JOSE MANUEL RESTREPO

Se creyó ·entonces que esta constitució que


pareció expedida adrede para abrir el amino
del reconocimi~ento de las nuevas repúbñcas es..
tablecidas en la América antes española, iba a
ser muy útil a éstas; ella cortó y all;zlló las difi-
cultades que hasta la época actual se habían
presentado sobre provisión de obispados y dig-
nidades eclesiásticas, derechos de patronato y
otros muchos puntos arduos de la disciplina de
la Iglesia. La oposición del gobierno español a
que sus antiguas colonias fueran reconocidas
como Estados independientes, había retraído a
Su Santidad de obrar con libertad en dichas
materias.
En el intermedio no habían faltado disensio-
nes entre los diferentes partidos que agitaban
la Nueva Granada. Un club que existía en Car-
tagena titulado Veteranos de la libertad, tuvo
el proyecto de que la costa del Atlántico se eri-
giera en estado federal; al efecto, publicó un
proyecto de acta que los pueblos rechazaron
con indignación. Por otra parte, siendo el tiem-
po en que debían hacerse las elecciones de pre-
sidente y vicepresidente, senadores y represen-

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ffiSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 49

tantes, pues los dos primeros escogidos por la


Convención sólo duraban hasta el año próxi-
mo, el país se conmovía extraordinariamente
en esta época. La imprenta, por la que se hicje-
ron fuertes ataques al vicepresidente Márquez
a fin de que no fuera reelegido, aumentaba la
excitación, que por fortuna no produjo des-
orden alguno.
Los progresos que hacía la educación públi-
ca consolaban a los verdaderos patriotas de es-
tas agitaciones inherentes al gobierno republi-
cano, sobre todo en pueblos como los nuéstros,
que aun eran novicios en la práctica de tales
instituciones. Los certámenes anuales de los
colegios de la capital manifestaron los adelanta-
mientos de los alumnos en los diferentes ramos
de enseñanza. Distinguióse el colegio particu-
lar a cargo del señor José María Tria na, fun-
dador de esta clase de establecimientos, q.ue
tanto se han aumentado en años posteriores.
Márquez y sus secretarios trabajaban con
asiduidad en mejorar la educación, tanto de
las masas en las escuelas primarias, como la clá-
Histori&--4

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50 JOSE MANUEL RESTREPO

sica y científica en la juventud. Estaban per·


suadidos de que la educación era un elemento
necesario para fundar la república en pueblos
como los nuéstros, criados bajo el sistema co-
lonial de España. Era ésta una empresa de las
más atrevidas de los próceres de nuestra inde-
pendencia, empresa cuyas graves dificultades
no se conocieron al principio: ellas han durado
muchos años y frustrado de mil maneras dife-
rentes los patrióticos designios de nuestros
hombres de Estado.
No descuidó el vicepresidente ·el hacer alg.o
para mejorar la educación del bello sexo. Con
tal obJeto había expedido desde 7 de junio un
decreto por el cual fundaba el colegio de niñas
denominado de La Merced, para cuyo sosteni-
miento destinó varios capitales de fundaciones
antiguas existentes en la capital y otras que
pertenecían a conventos suprimidos. Este de-
creto se puso en práctica, y el colegio de La
Merced ha sido un establecimiento bien útil
para la educación de las jóvenes granadinas.
Súpose por este tiempo que el presidente ge-
neral Santa.nder había arribado a Santa Marta

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 51

el 17 del corriente, en camino para la capital.


Desde antes anunció de oficio que aceptaba la
primera magistratura del estado.
En la misma fecha dirigió al secretario de
hacienda una comunicación harto curiosa. So-
licitaba que inmediatamente se liquidara el ha-
ber que le correspondiera por sus sueldos atra-
sados, y que se dijera: "Quién, cuándo y en
dónde se los pagaban", declaratoria a que, se-
gún dijo, tenía derecho, después de sus bie-
nes raíces habían sido saqueados e injuriados.
Exigía una resolución explícita y detallada, y
concluía:
"La resolución del gobierno y esta comuni-
cación deseo que se publiquen para que pueda
juzgar la nación de la justicia de mi solicitud y
de la del gobierno".
Verificóse inmediatamente la liquidación, y
resultó que se le debían de sueldos atrasados
2,552 pesos.
Todos los que tomaban interés en los nego-
cios públicos vieron con pena publicada en la
Gaceta Oficial esta comunicación. No podían
comprender cómo era que Santander, al pisar

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62 JOSE MANUEL RESTREPO

las playas de su patria después de un largo des·


tierro para venir a ocupar el primer destino del
estado, no tuviera otra cosa más importante so-
bre qué hablar ¡sino la liquidación de 2,552 pe-
sos! "Quién, cuándo y en dónde" vino a s·er en
aquella época un dicho vulgar que estaba en
boca de todos. Aun los más íntimos amigos de
Santander improbaron su conducta en este ne-
gocio, . y que hubiera pedido la publicación de
los docum·entos en que aseguraba con ligereza
que sus bienes raíces habían sufrido saqueo e
injurias, aserción del todo inexacta, pues no se
los tocaron durante su destierro ( 1).
Santander estuvo después en Cartagena, y
por Ocaña se dirigió a Cúcuta, su patria. Ge-
neralmente fue bien recibido y obsequiado en
los pueblos del tránsito, que esperaban repor-
tar bienes de su gobierno, que antes había sido
activo, enérgico e inteligente.
Agosto, 1832.-Referimos antes haberse tras-
ladado a Quito las conferencias de los comisio-
nados del Ecuador y Nueva Granada. Estos
(1) Oficio de Santander, fecha 17 de julio, publicado en
La Gaceta número 60.

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 58

aguardaban de un momento a otro la contesta·


ción de su gobierno sobre ampliarle sus instruc-
ciones para dar a las cuestiones pendientes una
terminación pacífica. Al fin supieron en los
primeros días de agosto que ~conforme a la opi-
nión unánim·e del Consejo de Estado, no de-
bían esperar ninguna modificación. Así, pues,
invitaron a tener otras conferencias. Tuviéron-
s·e, en efecto, con asistencia de los tres comisio-
nados del Ecuador: Val divieso, Olmedo y Arte-
ta. Mas nada se pudo adelantar ni aun con el
cambio de tres largas notas que pasaron Res-
trepo y Estévez, y de dos que contestaron los
ecuatorianos. El resultado final fue que des-
pués de varias proposiciones hechas por unos
y otros negociadores, que ningún efecto pro-
duJeron por falta de aceptación, los ~ecuatoria­
nos declararon en 16 de agosto rotas y concluí-
das las conferencias. Esta declaración fue se-
guida de una fuerte protesta de parte de los
mismos ·comisionados, la que se contestó en el
acto por los granadinos. En seguida pidieron
éstos se les concedieran pasaportes para em-
prender su viaje el 23 o 24 del mismo.

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54 JOSE MANUEL RESTREPO

En la última protesta de los comisionados del


Ecuador indicaron que no habiendo un arreglo
pacífico con la Nueva Granada, el Ecuador en-
traría en comprometimientos con un estado ve-
cino. Era éste el Perú, con quien dijimos antes
que Flores negociaba un tratado de alianza
ofensiva y defensiva. En efecto, consiguió que
se firmara, y en aquellos mismos días recibió
Flores la noticia, que por medio de un impreso
comunicó semioficialmente a los comision~J:Js
granadinos, como un triunfo de su diplomacia.
Publicó, pues, la noticia con salvas de artille-
ría y con otras demostraciones de regocijo pú·
blico.
Aún no habfa desaparecido el eco del cañón
en las concavidades del Pichincha, cuando se
acibaró toda aquella alegría. El gobierno de
Flores supo que el12 por la noche se había su-
blevado ·en Latacunga el Batallón Flores, de
600 a 700 hombres, de los cuales por lo menos
la mitad eran soldados veteranos de Colombia.
No tuvo el motín causa particular, y fue dirigi-
do por los sargentos Perales y Alcázar, que re-
dujeron a prisión al comandante Lópezt y fu-

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 55

silaron, s~egún se dijo, a seis o siete oficiales.


Después de causar en Latacunga robos y des-
órdenes, emprendieron su marcha hacia Gua-
yaquil. Aquel batallón se Ilamaba antes Girar-
dot, nombre que le restituyeron Perales y Al-
cázar, que asumieron el mando. Su pretensión
era apoderarse de algún buque en la costa del
Pacífico para seguir a Panamá, pues una gran
parte del batallón se componía de granadinos
y venezolanos que no amaban a Flores y que-
rían restituirse a su país natal. Era ésta la ter-
cera revolución militar que experimentaba el
jefe del Ecuador, precedidas por la del batallón
Vargas y la formidable de las tropas colombia..
nas que sedujo Luis Urdaneta.
En Quito no había fuerza alguna veterana
qué enviar contra el batallón sublevado; de
modo que si éste viene sobre la capital, habría
tenido que emigrar el gobierno, que se vio en
un gran conflicto. Mandó reunir en Quito se-
senta hombres de caballería de un regimiento
acantona1ttf en lb arra y un batallón de milicias
de Ota b.r 1
En aquellos días fue crítica la posición de

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58 JOSE MANUEL RESTREPO

Flores. Había pe~dido un batallón que le hacia


mucha falta para la guerra que seguramente
iba a principiar con la Nueva Granada. Debía
ocurrir personalmente al Sur para impedir los
daños que podían causar a los pueblos y ~1 go-
bierno aquellos soldados sin disciplina ni suje-
ción; este mal era grave y urgente; así, Flores
determinó seguir a remediarlo.
No le era menos urgente dictar sus disposi-
ciones militares para la guerra que iba a esta-
llar hacia el Norte. Los comisionados granadi-
nos salieron de Quito el 24 de agosto y se diri-
gieron a Popayán. Flores sintió mucho que no
hubieran convenido ·en sus proposiciones, y se
manifestó enojado. Consolábase algún tanto
viéndose apoyado por la alianza del P~erú, ayu-
da con la cual contaba para salir triunfante en
su propósito y conservar la codiciada unión
permanente del Cauca. Mas bien pronto se disi-
paron tan halagüeñas esperanzas. Reunido el
congreso peruano, improbó el tratado de alian-
za con el Ecuador, sin duda por la ~lla ra-
zón de que no le convenía ni debía. ~rse
l~upn n

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 67

en las disputas que podemos llamar domésticas


entre ·el Ecuador y Nueva Granada.
La residencia de los comisionados granadi-
nos en lbarra y Quito mejoró y extendió la opi-
nión pública de los ecuatorianos en favor de
Nueva Granada en las cuestiones pendientes.
Restrepo y Estévez conocieron allí que ningún
apoyo sólido tenía en los pueblos el gobierno
de Flores; éstos no le perdonaban que fuese ve·
nezolano por nacim¡.ento, aunque tuviera fa-
milia en el Ecuador. Por otra parte, es cierto
que Flores estaba adornado de brillantes cua-
lidades y conocimientos como militar, pero no
pos·eía las mismas prendas en el gobierno civil.
Decían que la administración en todos sus ra-
mos era un caos; que la hacienda se consumía
en mantener tropas que esquilmaban y opri-
mían al país que, bajo su mando, no tenía espe-
ranza de libertad. Tales quejas parecían fun-
dadas, y no se veía un término a los males del
Ecuador, que por desgracia era la parte de Co-
lombia que más carecía de hombres prácticos
en la ciencia ·difícil del gobierno de nuestras n~-

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58 JOSE MANUEL RESTREPO

cientes repúblicas, en que se necesitaba crear-


lo todo.
Cuando aun estaban en Quito dieron cuenta
los comisionados Restrepo y Estévez, tanto a su
gobierno como al jefe de la división granadina
acantonada en Popayán, del mal éxito y de la
rotura de las negociaciones. El general j osé
María. Obando tenía órdenes previas para mar-
char sin tardanza y ocupar militarmente la pro-
vincia de Pasto. El había sido siempre partida-
rio de la guerra y enemigo declarado de Flores.
Mutuamente se atribuían el asesinato del Gran
Mariscal de Ayacucho, misterio de iniquidad
cuyo velo aun no había levantado la mano del
tiempo. Así fue que Obando recibió con mu-
cho gusto la noticia de haber llegado el dfa de
romper las hostilidades.
Componíase la división granadina de l, 100
hombres de buenas tropas, y de 400 milicianos
acostumbrados a batirse en las montañas que
iban a ser el teatro de la guerra. Las fuerzas
de Flores, que guarnecían a Pasto, ascendían
poco más o menos al mismo número. Las man-
daba el general Farfán.

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 59

Desde antes de salir de Quito los comisiona-


dos, se rompieron las hostilidades, pues Flores
hizo ocupar el Tablón de los Gómez, país mili-
tar situado ~entre los ríos Mayo y Juanambú,
aunque de pequeña extensión, pues sólo tiene
como seis leguas de ancho y bastante más de
largo: era muy importante. Pretendía Flores
que le pertenecía, y Obando lo contrario, quien
pasó al prin1ero en esta ocasión oficios demasia..
do acres.
A pesar de que Flores hiciera acompañar por
un jefe a los comisionados hasta Pasto, pudie-
ron éstos tratar con los principales habitantes
y conocer su decisión por la Nueva Gran á da.
Flores, desde tiempo atrás, hizo muchos esfuer-
zos por ganarlos a su partido, y aunque él di-
jera y creyera que serían fieles y decididos ami-
gos del gobierno y de la Unión ecuatoriana, se
equivocó. Restrepo y Estévez, en su tránsito,
dejaron preparado todo para que al acercarse
la división granadina hubiera un levantamien ..
to de guerrillas desde el Juanambú al Guáitara,
las que harían a las tropas de Flores la 2uerra

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0 JOSE MANUEL RESTREPO

de partidas que siempr.e ha sido formidable en


aquellos riscos.
Septiembre, 1832.-En el camino supieron
el 5 de septiembre que el teniente coronel j os6
Ignacio Sáenz, jefe de estado mayor de la di-
visión ecuatoriana situada en Pasto, y que te-
nía a su cargo la defensa del paso de Juanambú,
no la haría y que S·e acogería a las banderas de
la Nueva Granada con un destacamento de 130
hombres. Por consiguente, eran halagüeñas las
esperanzas de obtener un éxito feliz en la pró-
xima campaña.
Los comisionados transmitieron estas noti-
cias al general Obando a fin de que, acelerando
sus marchas, se aprovechara de ellas. El cami-
no que seguía con su división ~era el de la falda
occidental de la cordillera que pasa por Al-
maguer.
Sáenz, figurando un reconocimiento sobre el
territorio que dominaban las autoridades gra-
nadinas, y de acuerdo con el comandant~e Ma-
riano Alvarez, se avanza hasta la Venta el 12 y
consuma su defección, hecha en odio de Flores.
Luégo que Obando supo esto, aceleró sus mar-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 61

chas y vadeó el río Juanambú por el paso del Bo-


querón, sin que hubiese quién lo defendiera.
Solamente en la loma de Buesaco se dispararon
algunos tiros y se retiró la guerrilla enemiga;
mas por la noche volvió al pueblo, sorprendió
una avanzada granadina e hizo varios prisio-
neros. El general Obando continuó con celeri-
dad su marcha sobre la ciudad de Pasto, adonde
entró el 21 de sepHembre sin oposición alguna.
La división ecuatoriana y su Jefe Farfán se ha-
bían retirado al lado meridional del Guáitara,
desde el 18, cortando el puente de est~e río y ma··
nifestando una especie de pánico. En esta mar-
cha t1etrógrada sufrieron bajas considerable~
las fuerzas ~ecuatorianas, perdieron fusiles y tu-
vieron que .abandonar en Pasto cuatro hermo-
sas piezas de bronce y dos obuses con sus co-
rrespondientes cureñas y municiones.
Obando y las tropas granadinas fueron re-
cibidos en Pasto con mucha alegría y contento
de sus habitantes, pues detestaban la domina-
ción del Ecuador y a su presidente Flores. Este
había trabajado cuatro meses en ganárselos y
en hacer odioso al gobierno granadino, aun fin-

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62 JOSE MANUEL RESTREPO

giendo mil calumnias para desacreditarlo, es-


pecialmente en materias religiosas. El desenla-
ce fue muy triste y aun vergonzoso para Flores;
él confiaba mucho, para sostener la guerra, en
la adhesión de los pastusos. Varias veces dijo
a los comisionados que por medio de guerrillas
sost~endría en las montañas de Pasto la lucha
con la Nueva Granada por algunos años.
A la sazón que ocurrían estos sucesos, Flores,
por fortuna de la Nueva Granada, estaba en
Guayaquil, adonde le llamó la sublevación y
marcha del batallón Flores, que había penetra-
do hasta la provincia de Manabí ( 1). Si su pre-
sencia no era absolutamente necesaria para
conservar el departamento de Guayaquil, nos
parece que cometió un error muy grave aleján-
dose de Pasto, donde sus tenientes se dejaron
sorprender e intimidar. Puesto él a la cabeza de
la división, no habría sido tan fácil ocupar a
Pasto, y se hubiera derramado alguna sangre
en la campaña.
(1) Este batallón fue vencido, disuelto y castig'Sdos con la
pena de muerte much011 di loa m..ás comprometido• en el mo-
tin di Latacunp.

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ffiSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 63

Obando tenía órdenes para seguir inmedia-


tamente hacia el Sur después que ocupara a Pas..
to. Mas no pudo mover su división por falta de
caballerías para conducir el parque y víveres
para las tropas. Estas circunstancias contrarias
y la facultad que tenía por sus instrucciones le
obligaron a ofreoer la paz al gobierno del
Ecuador.
Ejercía éste, por ausencia de Flores, el vice-
presidente José Modesto Larrea, quien sometió
la cuestión al congreso, que se hallaba reunido
en Quito. Era el 25 de septiembre cuando el
congreso ecuatoriano determinó que se hiciera
la paz conforme a las bases que acordó al si-
guiente día. También dispuso que en el inter-
medio se ajustara un armisticio a cuyo efecto
siguió a Pasto el jefe del estado mayor ecuato-
riano Paliares. Entre tanto las tropas del Ecua-
dor ocupaban el cantón de Túquerres, llamado
también de los Pastos.
Tal era el estado que tenra la importante
cuestión del reintegro por el Sur del territorio
granadino. Las armas del estado habían sido fe ..
!ices bajo la administración del vicepresidente

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JOSE ~L RESTREPO

Márquez, que llegaba al término de su gobier-


no después de haber comenzado a ejecutar ton
acierto la Constitución y leyes acordadas por
la Convención de la Nueva Granada.
El nuevo presidente Santander siguió desde
Cúcuta hacia la capital, y por dondequiera fue
muy bien recibido por los pueblos. Cuando ya
estuve;> a poca distancia, Márquez envió a encon-
trarle y a felicitarle, en nombre del gobierno, a
los coroneles José Manuel Montoya y José Ma-
ría Briceño. El 4 de octubre hizo su entrada
pública, en medio de un lucido acompañamien-
to. Los habitantes de Bogotá manifestaron su
contento y alegría. Como sucede ordinariamen-
te, sus esperanzas eran lisonjeras respecto de
la nueva administración que iba a instalar-
se (1).
(1) Pernútaseno,., recordar aqui la pérdida. la.menta.ble que
acababa. de hacer la. Nueva Granada. El 23 de septiembre mu-
rió el doctor Félix Restrepo, natural de M'edellín, en la pro-
vincia de Antioquia.. Fue el fundador de los buenos estudios
de Ciencias Naturales en el Seminario de Popayán. de donde
salieron Zea., Torres, Caldas y otros hombres célebres. Abo-
gado distinguido, juez íntegro e imparcial, ciudadano patrio-
ta, liberal y de eminentes cualidades civtcas, elocuente en loe
songreaos, reiJeiooo, de grandes virtudes crilti&nas 1 de trato

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 65

*
* *
Octubre, 1832.-La Convención Granadina
abía dispuesto que el presidente de la repúbli-
a prestara el juramento constitucional en ma-
os del presidente del Consejo de Estado; San-
ander cumplió en 7 de octubre con esta solem-
idad previa, para entrar al ejercicio del poder
jecutivo; el doctor Vicente Azuero, que prc-
idía, le dirigió en seguida un pomposo discur-
o en que declamó contra la tiranía que había
ufrido anteriormente el país; hizo grandes elo-
ios del nuevo presidente, y manifestó las espe-
nzas que tenían los granadinos de que se es-
blecieran sólidamente la paz, la libertad y el
rden.
Tanto en la contestación que diera Santander
·eno en la sociedad privada. ha dejado con su mueroo un
·ío harto difícil de llenar. Por sus filantrópicos sentimien-
Y su amor a la verdadera libertad, él fue en Antioquia y
el congreso general de Cúcuta el abogado de los negros es~
vos y el que promovió principalmente la ley óe 21 de julio
1821. que puso los fundamentoo de su libertad progresiva.
n tales hechos su nombre nunca perecerá. Vivió 72 afios .
. del A.)
H1storta-l

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66 JOSE MANUEL RESTREPO

como en una proclama que publicó el 8, dirigi-


da a los granadinos, dijo que iba a gobernar
con forme a la Constitución y a las leyes: que
éstas serían las que hicieran el bien o el mal que
resultara; que trabajaría por que cesaran los
odios de los partidos y se consolidaran las ins-
tituciones; que él, por su parte, había triunfa~
do de sus pasiones y olvidado sus agravios.
Aconsejaba que todos obraran del mismo modo,
y que agrupándose en derredor del gobierno, le
apoyaran para restablecer el imperio de las le-
yes, del orden y de la libertad. Esta alocución
pareció sincera y agradó generalmente.
Santander continuó el ministerio de Már-
quez, compuesto de Vélez, Soto y López. El se-
gundo y Azuero tenían mucho influjo en el go-
bierno. Así, el partido liberal era el que ejercía
el pode t' público. Santander había dicho en do-
cumento .. escritos que no perseguiría a los boli-
vianos (era como llama ban al partido contra-
rio), pero que no les daría empleos. Por consi-
guiente. su administración iba a ser exclusiva,
privándose de las luces y experiencia de los

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 87

hombres que habían figurado en Colombia. No


había, pues, olvidado sus agravios ni rencores.
Cuando esto sucedía en la capital, se firmaba
en Pas~o, el 9 de octubre, una suspensión de
hostilidades con el Ecuador. Las tropas de éste,
a cuya cabeza estaba ya Flores, debían retirarse
al sur del río Carchi, y las de Nueva Granada
no pasar del Guáitara. El cantón de Túquerres
'·,e dejó como un territorio neutro. La suspen-
sión debía ex·-~nder.. e a la provincia de Buena-
ven ura. Acordóse en el convenio que inmedia-
tamente vendrían al territorio granadino comi-
sionados del Ecuador, pa a discutir y ajustar un
tratado definí ivo de paz.
En consecuencia del restablecimiento de re-
l done0 amistosa -> entre los dos gobiernos, flo-
res invitó a Obando para una entreví ta en Tú-
q'terres. Túvose el 11 y 12 de octubre, y se ase-
guró que en ella se re onciliaron estos mortales
enemigos. En caso de haber sido sincera la re-
conciliación, debiéramos aplaudirla. Parece que
hubo confidencias mutuas, y entre éstas Flores
reveló a Obando los nombres de las personas
que le comunicaban noticias y eran sus agen-

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68 JO~· ~L RESTREPO

tes en el territorio granadino; acción vitupe-


rable.
Aunque en el centro de la cordillera se ha-
bían suspendido las hostilidades, no sucedía lo
mismo en la provincia de Buenaventura. Desde
agosto último proyectó el general Flores hacer
una diversión a la espalda de las tropas grana-
dinas, conmoviendo, si le era posible, en su fa-
vor al valle del Cauca, donde él juzgaba que te-
nía partidarios. Al efecto envió al venezolano
Oses, a Vivero y a doce oficiales más con ar-
mas y municiones para que reunieran alguna
tropa en Buenaventura y con ella penetraran
hasta Cali, a fin de hacer una revolución coi
la plebe turbulenta de esta ciudad. Esperab
que personas distinguidas se pronunciaríat
también a su favor, pues tenía.inteligencias se
cretas con varios.
Impuesto Obando oportunamente de seme
jantes intrigas desde antes de su marcha al Su
nombró comandante militar del Cauca al co
ronel Salvador Córdoba, dándole ciento sesen
ta infantes y treinta jinetes, con órdenes d
reunir a este destacamento la demás gente qu

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ffiSTORIA DE LA NUEVA GRANADA ~

fuese necesaria. Córdoba trabajó con actividad


e inteligencia. Así fue que consiguió restable-
cer y afirmar la opinión de los habitantes de
Buga, Palmira y de la mayor parte de Cali. Sa-
biendo que Oses y sus compañeros estaban
con cien hombres en el puerto de Buenaven-
tura, determinó seguir a atacarlos. Empero,
supo en el camino que los oficiales Negreros,
Prado y Vivero, dirigidos por un hijo de Ma-
nuel Sarria, habían penetrado hasta Cali. Re-
gresó, pues, y halló que tenían reunidos cien
hombres del pueblo de Cali. Fueron atacados
en la colina de San Antonio por el coronel de
caballería Morillo, quieil los derrotó y disper-
só, pero sin destruirlos, porque se acogieron a
sus guaridas del valle del Salado. Los persi-
guió Córdoba, mas no pudo obtener ventajas.
Entonces el oficial Villamarín, que manda-
ba ochenta hombres de la columna, se avanzó
incautamente hasta las cercanías de Buena-
ventura. Hallando parapetados a los enemi-
gos, los atacó sin cautela: allí perdió la vida
junto con otros oficiales y parte de la tropa.
Alentado Oses con esta ventaja, se movió,

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'70 JOS1C MANUEL RESTREPO

atrincherándose en los sitios de la montaña de


Las Hojas, llamados Naranjito y jiménez.
Córdoba, que había sido reforzado en Cali,
marchó sobre los enemigos, y atacándoles de
firmt en sus fuertes posiciones, los derrotó.
Contóse entre los muertos a Manuel Vivero,
segundo de Oses, y quedaron prisioneros lo;;
cabecillas Manuel Roldán y Joaquín Arana, así
como el oficial ecuatoriano Sagástiga. Córdoba,
después de batir a los rebeldes, siguió hasta el
puerto de Buenaventura, que ocupó sin resis
tencia alguna. Allí supo haberse firmado e
Pasto una tregua, noticia que le obligó a sus
pender las hostilidades contra el Ecuador.
Restablecida felizmente la paz que eJ ejecu
tivo de la Nueva Granada esperaba sellaría u
·ratado solemne con el gobierno del Ecuador
pudo dedicarse exclusivamente a organizar
me·o ar todo los ramos de administración qu
lo exigieran. La hacienda pública llamó espe
cialmente la atención de Santander y de sus s·
cretarios, como un elemento necesario par
mantener el orden y evitar los trastornos.

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RISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 71

* *
Noviembre, 1832.-Ya habían principiado a
funcionar las cámaras de provincia , que se re u..
ni eron el 1S de septiembre. Casi todas termina-
on sus sesiones, dando multitud de decretos
ar2 crear recursos con qué abrir catninos 3
acer algunas otras obras públicas que mejo-
asen sus respectivas localidades. Estos decre-.
os debían examinarse por el ejecutivo para de-
idir que se ·ejecutaran, si eran conformes a la
onstitución y leyes generales, o suspenderlos,
n caso contrario: tocaba al congreso anular di ..
hos actos cuando se opusieran a ll Constitu-
ión y leyes de la república. Por tanto, este ne-
ociado aumentaba las tareas del ejecutivo. Al
ismo tiempo las discusiones parlamentarias en
~cámara~ de provincia eran una buena escue-
para formar hombres capaces de ir al Cuer-
o Legislativo nacional y excitaban el patriotis-
o local en beneficio de las provincias. Todo
unciaba que tal institución sería benéfica al
afs.
Otro de los negociados, que daba mucho que

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72 JOSE MANUEL RESTREPO

hacer al ejecutivo, era el de las reclamaciones


de los que Obando borró de la lista militar cuan-
do era vicepresidente. Casi todos solicitaban su
reinscripción. Concedióse a unos, que probaron
su buena conducta política, y se negó a otros;
negativa que los convirtió en decididos enemi-
gos del gobierno de Santander.
Lo contrario sucedía con el Cuerpo Diplomáti-
co residente en la capital, cuyos miembros con-
tinuaban tratando al presidente de la Nueva
Granada con las consideraciones debidas al jefe
de una nación independiente. Lemoine, el encar-
gado de negocios de Francia, firmó el 14 de no-
viembre con ·el secretario de relaciones exterio-
res, Vélez, una convención provisional de amis-
tad, comercio y navegación. Quedó por este acto
solemne no solamente afirmado el reconoci-
miento que antes había hecho de la indepen-
dencia de Colombia Su Majestad el rey de los
franceses, sino también la existencia política
del estado de Nueva Granada.
El ministro de los Estados Unidos solicitó,
igualmente, que se adicionase el tratado comer-
cial que su gobierno celebró con ,el de Colombia

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA T8

a fin de que sus comerciantes pudieran intro-


ducir en la Nueva Granada efectos y manufac-
turas de otras naciones sin pagar derechos di-
ferenciales. Esta era una concesión que por un
decreto les había hecho en 1831 la administra-
ción del vi,cepresidente Caicedo, sin meditar
bien sus consecuencias. El gobierno de Márquez
revocó el mencionado decreto por otro de 19 de
mayo último, y fue por eso por lo que el minis-
tro de los Estados Unidos solicitaba con ahinco
el que por un tratado adicional se hiciera a los
americanos del Norte tan importante concesión.
Era entonces harto difícil conseguirla, pues la
opinión de la generalidad de los granadinos
ilustrados no estaba de acuerdo con esta preten-
sión.
En el intermedio continuaban prósperos
los negocios del Sur de la Nueva Granada. El
obernador y cabildo de Pasto dirigieron en 19
e noviembre una felicitación muy expresiva al
residente del Estado por su entrada al ejerci-
io del poder ejecutivo: a consecuencia de tan
austo acontecimiento, decían, que esperaban
uchos bienes para el paí~, los que se extende-

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'f 4 JOSE MANUEL RESTREPO

rían a su provincia, y ofrecían la más activ


cooperación para sostener el orden y la ejecu
ción de las leyes. Concluían con estas palabras
"Pasto se gloria de pertenecer a su antigu
metrópoli, y Pasto será la garganta en dond
sean experimentados y pulverizados los qu
quieran profanar el suelo granadino".
Muchos males habrían evitado los habitante
de Pasto si hubieran continuado abrigand
siempre los mismos sentimientos.
Las excusas de los comisionados escogido
por el presidente del Ecuador para ajustar
tratado de paz con la Nueva Granada, impidi
ron por algún tiempo que principiaran las co
ferencias. Al fin sólo vino a Pasto el plenip
tenciario doctor Pedro j osé Arteta: los de 1
Nueva Granada eran el general José Mari
Obando y el segundo jefe de la división, cor
nel j oaquín Posada Gutiérrez. Como ya est
ban allanadas las principales dificultades q!J
había en las cuestiones pendientes, los negoci
dores se pusieron pronto de acuerdo, y el 8
Qiciembre se firmó un tratado de paz, amista

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ffiSTORIA DE LA NUEVA GRANADA '15

y alianza. Eran las siguientes sus principales


disposiciones.

*
* *
Diciembre, 1832.-Los estados de Nueva
Granada y Ecuador se reconocían mutuamente
como soberanos e independientes, y sus límites
serían los mismos que conforme a la Ley colom-
biana de 25 de julio de 1824, separaban los de~
partamentos del Ca uca y del Ecuador; por con-
siguiente, quedaron incorporadas a la Nueva
Granada las provincias de Pasto y Buenaven-
tura, llegando la primera hasta el río Carchi. Se
comprometieron a no admitir agregaciones de
pueblos, si no era por tratados públicos. Por el
artículo W contrajeron una alianza e íntima
unión upara su defensa común, para la seguri-
dad de su independencia y libertad, y para su
.bien recíproco y general". Quedaron igualmen . .
te comprometidos a conservar ilesa la integri-
dad del territorio de la repúbica de Colombia,
sin que pudieran hacer cesiones o concesione
que lo disminuye.ran en la más pequeña parte,
y a no permitir que potencia alguna extranjera

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76 JOSE MANUEL RESTREPO

se introdujera dentro de sus límites, para cu-


yos efectos ofrecían socorrerse mutuamente,
prestándose, en caso necesario, los auxilios que
&e estipularan por convenios especiales.
Se convino, además, que ambos estados pa-
garían la parte que les correspondiera propor-
cionalmente de la deuda doméstica y extranje-
ra de Colombia, y que responderían de los va-
lores de que hubieran dispuesto, pertenecien-
tes a dicha república; que observarían los tra-
tados públicos que ésta hubi~ era celebrado, y
que oportunamente enviarían sus diputados pa-
ra formar la asamblea de plenipotenciarios, o
la corporación que debiera deslindar o arreglar
los negocios comunes a las tres secciones ~en
que se divfdió Colombia, a fin de que delibera-
ran y resolvieran sobre la suerte futura de esta
república. Fuera de éstas, contenía el tratado
otras disposiciones de menor importancia.
Recibióse dicho tratado en Bogotá, y hallán-
dose autorizado el poder ejecutivo para ratifi-·
cario, expidió Santander en 29 de diciembre un
decreto en que ratificaba los nueve artículos
primeros que estaban expresamente contenidos

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 77

en la ley de la Convención granadina de 1O de


febrero. Dispuso que el tratado íntegro se pasa-
ra al próximo congreso para su aprobación
constitucional. Obando, al remitir el tratado,
informó habérsele asegurado que el presidente
del Ecuador tenía igual autorización. La tenía,
en efecto, y ratificó los mismos nueve artículos.
En seguida evacuó Flores la provincia de Bue-
naventura, con lo cual la Nueva Granada que-
dó reintegrada en su territorio. Por dos artícu-
los adicionales al tratado de 8 de diciembre, el
gobierno del Ecuador reclamó las islas de Tu-
maco y Tola, que dijo correspondían al territo-
rio de la antigua presidencia de Quito. Este
punto se dejó pendiente para una futura neg9··
ciación, en que se detallaran los límites de am-
bos estados en toda la extensión en que fue-
ran limítrofes.
*
* *
' Enero, 1833.-Libre el gobierno granadino
de los cuidados de la guerra, pudo dedicarse
con mayor esmero a los actos pacíficos de la
administración interior. Santander había pres-

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78 JOSE MANUEL RESTREPO

tado mucha atención a la educación pública


a la propagación de las ciencias y de las arte
Con tan laudable objeto expidió en noviembre
último, un decreto por el cual restableció la Ac~­
demia Nacional que existió en tiempo de Co-
lombia. Esta corporación debía tener por obje-
to, conforme a la Ley de 18 de marzo de 1826,
"establecer, fomentar y propagar el conoci-
nliento y perfección de las artes, de las letras,
de las ciencias naturales y exactas, de la moral
y de la política"; campo demasiado vasto, que
era harto difícil se cultivara con provecho en
un pueblo nuevo como el granadino, cuya civi-
lización apenas estaba incipiente. Fue, sin em-
bargo, muy laudable el restablecimiento de la
Academia. Instalóse de nuevo en la casa de go-
bierno, donde Santander le dirigió un discurso
en que exhortaba a los catorce miembros pre-
sentes a que fueran constantes en trabajar por
los progresos de su patria ( 1).
(1) Los 21 miembros nombrados fueron los siguientes, que
habían perten'eCido a la Academia de Colombia: Vicente Azue-
ro. José Manuel Restrepo, Manuel Benito Rebollo, José Maria.
del Castillo, Francisco Soto, Jerónimo Torres, Santiago Arro-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 79

Organizóse provisionalmente bajo la presi-


dencia del doctor Estévez, obispo de Santamar-
ta, quien tenía por secretario al señor Joaquín
Acosta. Después de varias sesiones acordó un
reglamento para su gobierno interior, hecho lo
cual eligió para su director a José Manuel Res-
trepo: para primer vicedirector, al doctor José
María Castillo y Rada, y para segundo, al reve-
rendo obispo de Santamarta. Los secretarios
nombrados fueron Joaquín Acosta y Benedic-
to Domínguez.
No cupo más feliz suerte a la Academia en
esta segunda época que en la primera. Casi to-
dos sus miembros eran empleados públicos;
ocupados la mayor parte del día en sus deberes
oficiales, no les quedaba tiempo de trabajar en
las ciencias naturales, morales y políticas. Así
fue que poco a poco fueron los miembros de-
jando de concurrir a las sesiones, hasta que no
yo, Pedro Gual, Estanislao Vergara y Benedicto Dominguez.
Nombróse de nuevo a lo~ sefiores Joaquín Mosquera, Diego
Fernando Gómez, Rufino Cue!'vo, Joaquín Aco ta, Reveren-
do Obispo de Santamarta, Joaquín Garcia. Lino de Pombo,
Manuel María Quijano, Juan María Céspedes. José HUario
López y José María Trlana.

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80 JOSE ~NUEL RESTREPO

las hubo. Es claro que esta clase de corporact -


nes científicas sólo duran en naciones de al a
civilización y riqueza; mas no en pueblos nu -
vos y pobres como la Nueva Granada y otros
1

que carecen de hombres que puedan dedicarse


exclusivamente a los estudios científicos o li-
terarios.
Al mismo tiempo que restablecía la Acade-
mia, dispuso el presidente del estado que se me-
joraran el Museo Nacional y el Observatorio
Astronómico existentes en la capital. Se man--
daron entregar al teniente-coronel j oaquín
Acosta, quien había hecho estudios científicos
en París, e iba a dar lecciones de química. El
museo debía conservarse por cuenta del tesoro
público y aumentarse en lo posible. Son tantas
las riquezas naturales que encierra el suelo gra-
nadino, que el Museo habría progresado mara-
villosamente si hubiera existido la constancia
necesaria para ejecutar disposiciones tan útiles
al verdadero progreso del país.
Creían muchos hacia este tiempo que la po-
breza de la Nueva Granada provenía del co-
mercio libre con los extranjeros. Un periódico

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 81

de Bogotá, El Pensador Granadino, sostenía


estas ideas añejas y retrógradas. Al leer sus ra-
ciocinios se admira uno de que hubiera en este
siglo quién pensara seriamente que seríamos
los granadinos más ricos si cerráramos, como
los chinos, nuestros puertos, y no admitiéra-
mos ni a los extranjeros ni sus artefactos.
A pesar de no haberse adoptado aún tan erró-
neo sistema, que formaba los ensueños de algu-
nos economistas retrógrados, la Nueva Grana-
da tenía un comercio muy escaso. Eran pocos
los buques que venían a nuestros puertos, y la
mayor parte se veían obligados a salir en las-
tre, por la escasez de frutos exportables.

*
* *
Febrero, 1833.-En aquellos días el presiden·
te Santander era atacado muy fuertemente por
algunos colombianos emigrados en Jamaica, que
habían sido amigos entusiastas y sostenedores
de Bolívar. El célebre y malhadado oficio de
Santander sobre "quién, cuándo y cómo se le
HJatorla-8

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82 JOS! MANUEL RESTREPO

pagaban sus sueldos atrasados", daba pábulo a


estos ataques, así como otras acciones de su vi-
da. Las del general José María Obando eran
también analizadas y su reputación despedaza-
da. El y Luque fueron los que borraron de la
lista militar y expelieron de la Nueva Granada
a aquellos ciudadanos, algunos de ellos ilustres
por sus servicios a la causa de la Independen-
cia. Poco tiempo después cesó esta guerra de
papeles, porque los principales escritores se di-
rigieron a Venezuela.

*
* *
Febrero, 1833.-Aunque germinaban en si-
lencio algunos odios contra la administración
liberal de Santander, la N ueva Granada se ha-
llaba tranquila. Esta era una fortuna para la
reunión del primer Congreso Constitucional.
Las sesiones debían abrirse el 1 de marzo; pero 9

no hubo el número necesario, que se completó


el 5. Los senadores debían ser veintiséis, y con-.
eu rieron diez y nueve a la instalación; hubo
treinta y nueve representantes en la segunda
cámara, en lugar de cincuenta y seis, númerC\

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA
83
que habían elegido las provincias. El senado
nombró para su presidente y vicepresidente a
los señores Agustín Gutiérrez Moreno y Juan
de ]a Cruz Gómez, y para secretario al señor
Lorenzo María Lleras. En la cámara de repre-
sentantes fueron escogidos para los mismos
destinos los señores Angel María Flórez, Euse-
bio Barrero y Florentino González.

Marzo, 1833.-El presidente del estado presen-


tó en el misn1o día, por medio del secretario del
Interior, su mensaje constitucional. Congratu-
ló al congreso por la paz interior y exterior que
gozaba el país, después de tantas agitaciones
como había sufrido en los años anteriores. Pin-
tó su situación, próspera en lo general: dijo que
la hacienda pública mejoraba cada día y sus
rendimientos crecían, por lo cual no era de opi-
nión que debieran aumentarse los impuestos.
En el año económico, que se contaba entonces
de 1 de julio de 1831 a 30 de junio de 1832, ha-
9

bían producido las rentas 2.327,310 pesos 6 rea-

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84 JOSE MANUEL RESTREPO

les. Suponiendo con buenos fundamentos qu~;;


sólo produjeran lo mismo, habría para cubrir el
presupuesto de gastos correspondiente al año
próximo, que ascendía a 2.171,621 pesos 3 '1~
reales. Santander concluía su mensaje hacien-
do al congreso algunas indicaciones sobre re-
formas de leyes, o acuerdo de otras que se ne-
cesitaban para mejorar la administración p(í-
blica.
En los días siguientes los secretarios Vélez,
Soto y López presentaron al congreso sus in-
formes sobre los negocios del Interior y Rela-
ciones Exteriores, Ha·cienda y Guerra; eran
bien detallados y daban una idea suficiente de
cada uno de estos ramos de la administración
gubernativa. Terminaban con algunos cuadros
estadí'sticos curiosos.
La composición del congreso era mixta, res-
pecto de los partidos políticos. Existían en él
antiguos y nuevos liberales; pero había un nú-
mero considerable de los llamados entonces bo- ·
livianos. Mas en lo general todos estaban con-
tentos con la presidencia de Santander y apo-
yaban a su gobierno.

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 85

Uno de los primeros deberes del congreso


era hacer el escrutinio de las elecciones popu-
lares del presidente y vicepresidente del estado.
Conforme a la Constitución, las elecciones te-
nían dos escalas. Los sufragantes parroquiales
votaban por electores y éstos elegían. Verifica-
dos los escrutinios, resultó que de 1,263 electo-
res, 1,012 votaron por Santander, que fue de-
clarado presidente. En cuanto al vicepresiden-
te, no hubo quién reuniera la mayoría constitu-
cional, que eran las dos terceras partes de los
votos. Tocaba al congreso escoger uno de los
señores Ignacio Márquez, Joaquín y Rafael
Mosquera, las tres personas que habían tenido
más votos. El señor Joaquín Mosquera resultó
electo. El presidente debía durar cuatro años
y el vicepresidente dos. Santander apoyó con su
influjo la elección de Mosquera, pues no era
amigo de Márquez.
Mosquera, por sus talentos, ilustración y vir-
tudes, era muy digno de la segunda magistratu-
ra del estado. Hallábase en vía para regresar a
su patria de los viajes que forzadamente em-
prendió desde 1830, en que la sublevación vic-

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(; 6 JOSE MANUEL RESTREPO

toriosa del batallón Callao, le despojara de la


úldma presidencia de Colombia.
En el resto de marzo se ocupó el congreso de
sus negocios ordinarios y en elegir los indivi-
duos que debían formar el Consejo de Estado
y la Suprema Corte de Justicia. Varios de los
nombrados se excusaron y fueron reemplaza-
dos por otros ciudadanos.
El vicepresidente Márquez debía ejercer su
destino hasta el arribo de Mosquera; pero, mal
avenido con Santander desde tiempo atrás, no
quiso continuar, y dimitió el empleo. El congre-
so admitió la renuncia, nombrándole presidente
del Consejo de Estado, donde podían ser muy
útiles sus distinguidos talentos, sus conocimten ·
tos, laboriosidad y práctica en el gobierno.

*
* *
Abril, 1833.-El 1 de abril, día señalado por 9

la Constitución para que comenzara el período


constitucional de los altos funcionarios del e -
tado, tomó posesión el Presidente, jurando ante
el congreso "defender y sostener la Constitu ..

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA ~7

ción del estado y cumplir fiel y ex~~tamente los


debere~ de presidente de la Nueva Granada".
Hubo en tal ocasión los discursos acostum-
brados. El presidente del congreso, Gutiérrez
~Aoreno, trazó a Santander un hermoso cua-
dro de Jos deberes que había contraído con d
pueblo granadino, y de la~ esperanzas que éste
debía tener en su presidente. Santander contes..
tó, manifestando que cumpliría fielmente sus
deberes y el juramento que había prestado. Ha-
bló después sobre "la satisfacción que sentía
con la elección que el pueblo había hecho de él
por la quinta vez para regir sus destinos en el
espacio de catorce años". Continuó su discurso
hablando de su persona, y lo concluyó dicien-
do: "Con esta confianza (de su conducta an-
terior) yo continuaré empleando mis esfuer-
zos en bien y dicha de la Nueva Granada, di-
cha que resultará de gobernarla conforme a las
leyes, de hacerlas obedecer, de respetar los de-
rechos comunes e individuales, de conservar el
orden y la tranquilidad, de dejar libre el pensa-
miento, de dar seguridad al espíritu de empre-
sa; en fin, de hacer sentir al pueblo los bene-

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JOSE MANUEL REST!tEPO

ficios de Uh gobierno de leyes, fundado sobre


la base de la delegación popularH.
Estos eran hermos{)~ principios del progra-
ma gubernativo de Santander; así, agradaron
generalmente. Empero, chocaron a muchos los
elogios que se daba a sí mismo, elogios que de-
rramaba con profusión en sus discursos de apa-
rato y en casi todos los escritos que diera a luz,
tanto en ésta como en otras épocas de su vida
pública.
Al día siguiente se instaló el Consejo de Es-
tado con sus miembros nuevamente escogidos,
así como la Suprema Corte ( 1). Los individuos
que formaban ambas corporaciones debían du-
rar cuatro años, renovándose por suerte la mi-
tad a los dos años, en eJ primer período.

(1) Componiase el consejo de los señores José Ignacio Már-


quez, Manuel Benito Rebollo, Bernardino Tobar, salvador Ca-
macho, José Vallarino, Alejandro Véle21 y Francisco Perelra.,
todos ciudadanos distinguidos.
Fonnaban la Suprema Corte los jurisconsultos Diego Fer -
nando Qómez, Miguel Tobar y Francisco Cuevas, QU'e eran los
.Jueces: el doctor Alejandro Osorio fue el Fiscal. La opinión
pública favoreció tan buena elección. que aun se resentia
de los partidos políticos.

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 89

A consecuencia del norncramiento de Vélez


para el Consejo de Fstttdo y de su admisión,
quedó va·cante la secretaría del Interior y Re-
laciones Exteriores. Provisionalmente fue re-
emplazado por el señor Rafael Mosquera, mien-
tras se escogía el propietario. Poco después
tilombró el presidente al señor Lino de Pe mbo,
esidente en Popayán, quien debía tardar algún
iempo en trasladarse a la capital.

* *
Mayo, 1833.-Habiendo arriba·do a ésta ·el vi-
epresidente Joaquín Mosquera, repitió la re-
Iuncia que antes había dirigido al congreso,
esde San Pablo, en el río Magdalena. Insistía
uertemente en que se le admitiera, alegando
ue ninguna ley le obligaba a servir un desti-
o contra su voluntad; que no se consideraba
on la aptitud bastante para desempeñar las ar-
uas funciones de la vicepresidencia, a cuyo
fecto recordaba los lamentables sucesos de
830, en que, a pesar de sus esfuerzos, no pudo
onjurar la tempestad: fue víctima de nuestras
iscordias civiles, y tuvo que abandonar por

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90 JOSE MANUEL RESTREPO

tres años las riberas de su patira; en fin, que


lejos de ella había permanecido estudiando en
qué podría servirla para indemnizarla de los
desastres a que pudo contribuir su inexpcrienl
cía; sin embargo de que esta renuncia manifes-1
taba que era hecha con toda sinceridad, el con-
greso no la admitió por segunda vez. Tuvo el
señor Mosquera que resignarse y prestar, en i
de marzo, el juramento prevenido por la Cons-
titución.
Creemos que la insi tencia del congreso fue
un expresivo honor que se hizo a Mosquera pa-
ra manifestar que los acontecimientos de 1830
no habían disminuído la confianza que los gra-
nadinos 1enían en sus luces y virtudes para el
buen gobierno del estado.
El actual congreso había decretado, para 1
defensa, una fuerza armada de 3,320 hombre~
de tropa de las diferent s armas. La marina de-
bía constar, en el Atlántico, de tre . . goleta de
guerra, tre bailebotes, dos flecheras y un bon-
go; en el Pacífico, de una goleta y un bongo,
todos con sus dotacione,. . correspondientes de
hombres.

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA ~1

Por est~ mismo tiempo hubo una alarrna ge-


neral, po que la terrible enfermedad del cólera
mo bo asiático amenazaba de cerca a los gra-
nadinos. Había invadido la isla de Cuba, y se
supo que causaba allí muchos estragos. En con-
secuencia, el poder ejecutivo dictó varias me-
didas de precaución para ver si conseguía que
no pasara a nuestro continente. La Providencia
nos libertó de que este azote formidable de la
hutnanidad diezmara por entonces a nuestra
escasa población, alejando de nuevo la epi-
demia.
A tales temores se añadían algunos otros de
naturaleza menos seria. Aun estaban vivos y
ardientes en los corazones de muchos granadi-
nos los hondos resentimientos de que se les hu-
biera borrado de la lista militar, o a sus parien-
es y amigos; esto, unido a los insultos que al-
,t nos mal avisados liberales prodigaban a los
encidos, tanto en us discursos y hechos en
1 congreso como por medio de los papeles pú-
lico , mantenía en su fuerza y vigor ur. sordo
isgusto en Bogotá. Santander predicaba la to-
erancia, in que fuera muy atendido.

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92 JOSE MANUEL RESTREPO

A los expresados motivos de disgusto se jun·


taron los del clero regular. Este solicitó del con-
greso que S·e revocaran las leyes que suprimían
los conventos menores y que prohibían las pro-
fesiones religiosas antes de los veinticinco años
de edad. El congreso no atendió la súplica. Ade-
más, dis·cutía uva ley por cuyas disposiciones
se suJetaba a los regulares al ordinario eclesiás-
tico respectivo de la Nueva Granada. Aques-
tos puntos y el que no hubiera el cuerpo legis-
lativo dado el pase a un Breve de S. S. en que
se concedía a la Recoleta de San Diego, en Bo-
gotá, la reliquia del cuerpo de San Victorio,
mártir, por no haberse obtenido por conducto
del poder ejecutivo, causaron la publicación de
varios impresos y la predicación de sermones
que Santander juzgó sediciosos y capaces de
producir una revolución de que había rumores.
Hizo, pues, llamar a la casa del gobierno a va-
rios prelados y padres principales, a quienes
dio una áspera reprensión, por la conducta de
algunos regulares; les amenazó, además, con
que caería sobre ellos todo el rigor de las leyes

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA ga

en caso de que continuaran con ese espíritu de


insubordinación.
La incomodidad e irritación que tuvo San-
tander aquel día le produjo, según se opinó
entonces, una fue rte calentura biliosa. Criado
en los campos de la guerra de Independencia,
Santander era duro, despótico, y no sufría, sin
trritarse, contradicción ni oposición alguna. Es-
te carácter lo tenía hasta en el Consejo, en que
a veces trataba a sus secretarios, y aun a los vi-
cepresidentes, con una indiferencia que rayaba
en descortesía. Cansábalos así, y les hacía odio-
so el despacho.
El 2 de junio puso el congreso término a sus
sesiones de 90 días. El había trabajado con asi-
duidad, constancia y sinceros deseos de promo-
ver el bien de la Nueva Granada. Aunque al
principio adelantara poco en sus tareas legisla-
tivas, al fin, acaso, fue demasiado activo, pues
en la última noche pasó al ejecutivo cincuenta
leyes y decretos. Dejábale trabajo para el resto
del año.

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94 J OSJ: MANUEL R!l8Tl\J:PO

*
* *
Junio, 1833.-Por lo general estas ley·es y
decretos organizaban o decidían puntos y cues-
tiones del régime 1 interior, o aprobaban multi-
tud de actos de las Cámara " de Provincia. Des-
collaban, sin embargo, por su importancia, las
leye~ que acordó para promover las misiones de
Casanare, asignándoles fondos con qué pudie-
ran sostenerse, bajo la dirección de un obispo
auxiliar de la arquidiócesis de Bogotá, que crea-
ra y eligiera. Abolió los derechos de exporta-
ción de los productos naturales granadino~, de-
jando subsistente la prohibición de extraer a
países extranjeros las pastas de oro y plata. Fi-
jó también los derecho., de importación en las
aduanas, estableciendo fuertes derechos espe-
cíficos sobre varios artículos ex -ranjeros que
igualmente se fabricaban en el país, a fin d fa-
vorecer nuestras manufacturas. El congre3o, en
e te paso retrógrado, en que tuvo parte el pre-
sidente Santander, pagó un tributo a la opinión
que reinaba en la época, de que era necesario
fomentar nuestros artefactos, prohibiendo los

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 95

extranjeros, que se fabricaban entre nosotros.


El senado rechazó el sistema prohibitivo en que
insistía la otra cámara, y convino en el aumen-
to de los derechos, aumento que se acercaba a
1 prohibición.
Po· otra ley fijó el congreso los sueldos y
gastos de la administración pública en todos sus
pormenores. Esta ley fue la primera de su es-
pecie que se dio en la Nueva Granada, pues las
dos acordadas por la Convención acerca de la
misma materia, eran apenas un principio, aun-
que imperfecto, para fijar el presupuesto de los
o:astos nacionales. Debía comenzar a regir des-
de el 15 de junio corriente, en que principiaria
el año económico, di posición muy defectuosa.
porque no había tiempo suficiente para comu-
nicar la ley a las provincias; tampoco se podían
saber los productos de las rentas en el año an-
terior. Conforme a sus prescripcione~. los uel-
dos · ga tos decretadoc; montaban a 2.665,430
pc.., os cuatro reales. Se había calculado, por
aproximación, que la rentas serían, lo mismo
que el año anterior, de 2.337,310 pesos, a cuya
urna debía añadirse el valor de los tabacos exis-

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98 JOSE MANUEL RESTREPO

tentes en las factorías y administraciones. El


secretario de hacienda calculaba su valor en
.346,080 pesos. Así era que el ingreso de las ren-
tas iba a ser de 2.683,390 pesos. Por consiguien-
te, aunque nada ahorrara el ejecutivo de las
cantidades decretadas, se equilibrarían las ren-
tas y los gastos públicos.
Contábase, también, para este equilibrio, con
que la renta que producía el estanco del tabaco,
aumentaría sus rendimientos con la nueva or-
ganización que por una ley le había dado el
congreso. Creóse una dirección general, que de-
pendía inmediatamente del secretario de ha-
cienda, y se dieron otras disposiciones im por-
tantes. Las esperanzas que se tuvieron al acor-
dar ·esta ley, no salieron fallidas, y desde en-
tonces la renta producida por el monopolio del
tabaco,, mejoró sucesivamente.
En estas mismas sesiones aprobó el cong ·eso
la convención provisional, firmada en 14 de no-
viembre de 1832 entre el encargado de negocios
de S. M. el rey de los franceses y el secret rio
de relaciones exteriores del gobierno gran adi-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 97

no. Dicha convención, que era de amistad, co-


mercio y navegación, fue ratificada por el pre-
sidente del estado el S de junio. Con este docu··
mento público, el gobierno real de Francia re-
conoció explícitamente la independencia y sobe-
ranía de la Nueva Granada. Sus estipulaciones
debían contribuir eficazmente a extender y me-
jorar el comercio exterior, aumentando la con-
currencia de buques ·extranjeros en los puertos
granadinos, situados en el Atlántico.
El congreso, al terminar sus sesiones, dio una
ley en 3 de junio, que sancionó el ejecutivo, so-
bre el modo de proc·eder en las causas de sedi-
ción, conspiración, rebelión o traición contra el
estado, designando los jueces que debían cono-
cer y la forma breve y sumaria del proceso en
estos delitos. Decretáronse también las penas en
que incurrirían cualesquiera personas que las
cometiesen: eran las de muerte, presidio y ex-
pulsión del territorio de la Nueva Granada, se-
gún I.os diferentes casos y circunstancias. Esta
ley fue necesaria en aquellas circunstancias pa-
ra modificar las penas establecidas, por disposi-
matorta-7

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98 JOSE MANUEL RESTREPO

ciones legislativas anteriores, que se juzgaron


den1asiado severas.
'Mientras el poder ejecutivo se hallaba ocupa-
do en expedir los reglamentos y órdenes para
la ejecución de las leyes y decretos acordados
por el congreso, recibió, en 4 de julio, al señor
Mac-Afee, nuevo encargado de negocios del pre-
sidente de los Estados Unidos, Jackson. Su dis-
curso fue muy amistoso y contenía la promesa
"de que su gobierno de ningún modo se mezcla-
ría en los negocios domésticos de la Nueva Gra-
nada". Mac-Afee reemplazaba al ministro Moo··
re. Era un honrado campesino, según su portP. y
modales, poco apto para una misión diplomática.
Ocupábase también la administración de San-
tander, con esmero cuidadoso, en fomentar la
instrucción pública. Hubo en el presente mes
certámenes por la primera vez en el colegio de
niñas de La Merced y en los demás estableci-
mientos, tanto nacionales como privados, a los
que siempre asistían Santander y alguno de.
los altos empleados. La generalidad de los alutn-
nos manifestó aprovechamiento y dio fundadas
esperanzas de que en lo venidero la Nueva Gra..

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W!TORIA DE LA NUEVA GRANADA 9~

nada tendría hombres instruidos que la gober-


naran, conservando y extendiendo a los puehlos
el sagrado depósito de las luces en las ciencias,
en las artes y en la religión.
En estos actos literarios disgustaba mucho a
los padres de familia que se enseñara a sus hijos
en los colegios públicos la ideología por la obra
del Conde Tracy, y los principios de legislación,
por la de Bentham. Creían decididamente que
las doctrinas de estas obras eran contrarias a
los principios fundamentales de la religión ca-
tólica, que había sido y era la de casi todos los
granadinos. En los certámenes de cánones hubo
también proposiciones que escandalizaron a los
eclesiásticos y a otras personas inteligentes en
la jurisprudencia canónica.
No faltaban hombres astutos que explotaran
para fines políticos estos sentimientos de perso-
nas piadosas. Les decían que "el gobierno actual
y los liberales que lo componían, atacaban la re-
ligión de sus padres y querían entibiar prime-
ro y después arrancar del corazón d.e los grana-
dinos las puras y antiguas creencias del catoli-
cismo, enseñándoles tan inmorales como perni·

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100 lOSE MANUEL RESTREPO

ciosa~ doctrinas". Unidos estos sentimientos al


profundo rencor que aroía en el pecho de anti-
guos militares de la Independencia, a quienes el
gobierno liberal de Obando había borrado de
la lista militar y que ahora se veían degradados,
insultados por muchos y reducidos a la miseria,
eran combustibles más que suficentes para cau-
sar un incendio.
El ·ejecutivo había tenido noticias vagas de
que se tramaba una revolución. En consecuen-
cia, hizo arrestar y procesar a algunas perso-
nas; mas no se les pudieron probar sus maqu!-
naciones, y fueron absueltas por los jueces.
Las tramas de revolución que se urdían eran
efectivas, según se averiguó después. En la casa
del antiguo coronel j osé Arjona, uno de los bo-
rrados de la lista militar, se reunían con fre-
cuencia sus hijos, que habían sido oficiales, Jo-
sé María Serna, Mariano París y el ex general
José Sardá, bien conocido en la historia de la In-
dependencia por su valor, pericia militar y otras
dotes que le adornaban. Este se creía borrado
injustamente, y acaso no le faltaba razón. Aun-
que retirado a vivir en la parn~quia d Pacho,

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HISTORIA DE LA NuEVA GRANADA 101

venía con frecuencia a Bogotá. Concurrían a


las juntas, que se tenían en varios lugares, pa-
ra no inspirar temores, otras muchas personas
de m·enor importancia; pero valientes y propias
para dar un golpe de mano.
Ya los conspiradores habían ganado a Pedro
Arjona, alférez del escuadrón de Húsares, y al
teniente Manuel Anguiano, ayudante del cuer-
po, los que se habían comprometido con los con-
jurados a entregarles la guardia de prevención,
a fin de que se apoderaran del escuadrón, ga-
nado en parte, y de la brigada de artillería exis-
tente en el mismo edificio del cuartel de San
Francisco con todas las armas y municiones de-
positadas allí.
Eran las ocho de la noche del 23 de julio, en
que Jos conjurados debían dar el golpe, hora en
que el presidente recibió un anónimo en que se
le daban los detalles de la conjuración, y le ur-
gían para que adoptase prontas y enérgicas pro-
videncias. En el momento marchó al cuartel de
Húsares, unido al secretario de la Guerra, al
coronel Remigio Márquez y al jefe de Estado
Mayor, coronel José Manuel Montoya. Anguia-

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102 JOSE MANUEL RESTREPO

no, a quien se ordenó que fuera preso al cuar-


tel de San Agustín, se escapa y oculta. Después
de asegurar el cuartel, Montoya conducía suel·
to, y bajo su palabra de honor, a Pedro Arjona,
por la calle del Comercio. En la esquina de San·
to Domingo, por la calle que sigue al Oriente,
huye Arjona, a quien persigue Montoya, y en
breve se oye un tiro de pistola que pasa el co-
razón al jefe de Estado Mayor y le deja muerto
en el acto. No hubo entonces quien no dijera:
'·Pedro Arjona es el asesino del coronel Monto-·
ya' Su muerte fue sentida generalmente. Ape-
1

nas tenía treinta y tres años y aun podía haber


hecho servicios muy distinguidos a su patria,
como buen militar, amigo del orden y ardiente
ostenedor del gobierno legítimo ( 1).
Sin embargo de esta muerte, descubierta 1
revolución, , .. t!) n cortados los planes de los
conspiradores de apoderarse de los cuerpos ve-
teranos de húsares y de artillería. Pensaban, s1
lo hubieran conseguido, tomar los cuerpos d~
(1) Arjona se ocultó, salvándose asi d'e la muerte. Al cabo
de 1llgunos afios se presentó a que se le juzgara. Entonces ya
no hubo pruebas. por no haberse escrito cuando se cometió el
~ito, 'Y fue absuelto de la instancia.

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 103

guardia aislados, para ver si podían ocupar la ca-


pital, destruir el gobierno legítimo, aun ma-
tando a Santander y a los principales liberales,
proclamar que ellos sostenían la religión y los
intereses de los artesanos, prohibir el comercio
libre que, según decían, perjudicaba tanto a los
hijos del país; últimamente, poner a la cabeza
del gobierno al viejo y débil general José Mi-
guel Pey, como un estafermo, y que otros man-
daran a su nombre.
Nada de esto pudieron hacer los conjurados.
La segunda parte de sus proyectos revolucio-
narios era marchar luégo a Tunja con los cuer-
pos de húsares y artillería; sorprender su guar-
nición, tomar el parque y volver después con
más fuerzas, a fin de destruir el gobierno legí-
timo.
En cumplit iento de este plan, Ignacio Ama-
ya había mar hado el mismo día 23 de Fontibón
a Facatativá, con otros hombres perdidos, pa-
ra levantar allí una fuerza y prender al coro-
nel de milicias José María Quijano. Ama ya eje-
cutó la parte del programa que estaba a su car-
go, pues prendió a Quijano el 24 muy tempra-

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104 JOSE ~EL RESTREPO

no; quiso hacer lo mismo con los oficiales de


milicias Torres y Agudelo, mas no lo consiguió.
Dio todos ·estos pasos antes de saber que había
fracasado la parte principal del proyecto. Sin
embargo, siguió con su partida, que constaba
como de treinta ho~mbres a caballo, al Puente
del Común. Mariano París, según lo declara-
ron varios testigos, debía formar una guerrilla
en el valle de Cáqueza. José María Serna esta-
ba en su hacienda de Guachancio esperando que
se diera el golpe en la capital, para obrar en
consonancia.
Los conjurados que existían en Bogotá se co-
municaron, durante la noche, la noticia de que
habían sido descubiertos: cogieron caballos en
las dehesas inmediatas, y antes de las siete de
la mañana siguieron bajo el mando de Sardá
como treinta hombres, que tomaron el camino
del Norte. Grande fue el desaliento del jefe al
ver tan paca gente, después de tantos ofreci-
mientos como había tenido, de que muchos se
le reunirían. Empero, cual hombre de coraje,
no !<e quedaba otro recurso "que su caballo y su
espada". El último desengaño lo iba a tener en
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HISTORIA DE LA NUEVA GitANADA 10&

el Puente del Común, lugar destinado de ante-


mano para la reunión general que no se rea-
lizó.
En la noche del 23 trabajaron activa y eficaz-
mente, así el poder ejecutivo como el goberna-
dor de la provincia, doctor Rufino Cuervo, ~a­
ra ·evitar un trastorno, según lo consiguieron.
Luégo que se supo al día siguiente, un poco tar-
de, el camino que habían tomado los facciosos,
marchó el teniente-coronel Joaquín Barriga en
su persecución. Obligóles a acelerar su fuga y
les impidió que fueran a Zipaquirá a ocupar ,es-
ta villa. Siguieron, pues, con el designio de sor-
prender a Tunja, recogiendo en el camino las
armas, municiones y hombres que pudieron. Su
marcha fue rápida, y el 25, a las cinco de la tar-
de, estaban reunidas ya en Soracá, a media le-
gua de Tunja, las partidas de Sardá e Ignacio
Amaya, en número de poco más de sesenta hom-
bres a caballo, bien armados. No habiéndose
atrevido a ata,car la 'Ciudad de Tunja, porque su-
pieron estaba alarmada, marcharon hacia So-
gamoso el 26 a las cinco de la mafiana. Sardá y
socios, viéndose perseguidos por setenta hom-
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106 JOS! ..MANUEL RESTREPO

bres que reunió en Tunja el coronel Manuel


María Franco, se dispersaron en parte, y 39 se
entregaron el 4 de agosto en Iza, los que man-
daban Juan Arjona e Ignacio Acero. Sardá y
otros se ocultaron en la Quebrada Honda: en
breve fueron descubiertos y conducidos a la
capital para seguírseles muy activamente su
proceso.

• •
Agosto, 1833.-N o hallaron cooperación nin-
guna ·en los pueblos decididos por el sosteni-
miento de una administración firme y legal,
que les daba garantías de orden y de paz, des-
pués de tantas convulsiones anteriores. El go ..
bierno de Santander adoptó providencias tan
activas y eficaces, que los revolucionarios ha·
brian sucumbido en la lucha, aun cuando se
les hubieran franqueado algunos auxilios. El
juez Letrado de Hacienda, doctor Fortunato
Gamba, se encargó de la tarea, laboriosa e ingra..
ta, de seguir el proceso conforme a la Ley de
3 de junio último, contra conspiradores.
Entre tanto había ocurr:do un suceso lamen·
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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 107

table. El señor Mariano París, según dijimo ·


antes, debía formar una guerrilla en Cáqueza.
Sabido esto por el gobernador de la provincia,
doctor Rufino Cuervo, y no habiéndole halla·
do en la ciudad, envió un piquete de tropa a
buscarle y prenderle, comisión que se dio al ofi-
cial Manuel Calle. Descubriósele en el pueblo
de Une, se le aprehendió y condujo preso ha~·
ta el punto de "La Fiscala". Se aseguró por los
conductores que en el camino venía seduciendo
a los soldado , y que de repente montó a caba·
llo y huyó. Haciéndole un tiro de fusil le hie-
ren, y al segundo, cae en tierra moribundo, don-
de los soldados le acaban de matar por orden
del oficial CaJle. Estos hechos se comprobaron
judicialmente y nunca se probó que el gober-
nador Cuervo hubiera dado la orden para que
mataran a París, como lo creyó la familia de és-
te. Ella sintió mucho, lo mismo que gran nú-
mero de ciudadanos, que el cadáver del muer-
to hubiera sido conducido sobre una bestia de
carga, dando a la ciudad tan chocante como
triste espectáculo de nuestras discordias civi-

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108 JOSE MANUEL RESTREPO

les, y excitando así el descontento y la oposi-


ción contra el gobierno de Santander.
La familia de París, altamente otendida por
la muerte de Mariano, pubHcó por la impren-
ta varios papeles en que aseguraba que éste
había sido asesinado por órdenes expresas de
la autoridad gubernativa, y que era falsa la fu-
ga y detnás que se alegaba para justificarla. Es-
tos papeles encendieron una polémica acre, en
que aparecieron biografías nada favorables, así
al muerto como a los vivos que escribían. El Ca-
chaco, nuevo periódico lib~ral, cuyo primer nú-
mero se había publicado en 27 de mayo anterior,
sostenía con acrimonia la legalidad de la con-
ducta del gobierno en estas circunstancias. El
presidente Santander, según la voz pública, era
uno de los redactores, unido a sus amigos polí-
ticos los jóvenes abogados Florentino González
y Lorenzo María Lleras.
En aquellas circunstancias se posesionó de la
secretaría del Interior el señor Lino de Pombo.
Por sus talentos, su instrucción, su probidad y
aplicación al trabajo ·era digno del puesto, aun-
que fuera hombr-e nuevo en el gobierno del eª""

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JnSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 10g

tado. Como secretario del Interior debía inter-


venir en acelerar el proceso contra los conipira-
dores del 23 de julio, así como en otro de Carta-
gena en que hubo el 14 de agosto una intentona
de motín, que tenía algunos tintes de raza dt
africanos. Además, Pombo, en su calidad de se·
cretario de relaciones exteriores, iba a sostener
una larga polémica con el encargado de nego ..
cios de Francia, señor A. Lemoine.
Esta enojosa cuestión se originó en Cartage-
na de un hecho horrible cometido en la hacien-
da de Maparapa, cercana a la bahía, donde fue
asesinado y robado el señor Jorge Woodwine,
su mujer y un hijo tierno, por personas desco-
nocidas ( 1), el 27 de julio. En la tarde de este
día se trajeron los cadáveres de las desgraciadas
víctimas para darles sepultura: hubo con est~
motivo una grande reunión en el muelle de la

(1) Los asesinos fueron del';cubiertos inmediatamente. Eran


los esclavos de Woodwine, extranjeros de Guinea, Jamaica y
San Andrés. Al principio se siguió el proceso contra nueve sin-
dicados; de éstos fueron condenados a muerte y ejecutados
tres de los més culpables, y dos a presidio. ABí qu'eda.ron satlo·
techos la vindicta pública y el honor nacional. Ningún grn-
nadino cometló ~u'el <lelito.

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110 JOSE MANUEL RESTREPO

Aduana, compuesto en su mayor parte del pue-


blo bajo. Estaba allí procurando mantener el o ~
den el acalde parroquial Vicente Alandete, cu-
ya cabeza no estaba en calma. Hallando éste al
cónsul francés Adolfo Barrot con otros ex-
tranjeras esperando ·el desembarco de los cadá-
veres para acompañarlos a la ~iglesia, Alandete
intimó al cónsul y compañeros que se quitaran
de allí. Explicóle el cónsul el designio que te-
nían; pero Alandete insistió, y con este moti-
vo hubo de una y otra parte algunas palabras
duras.
En consecuencia, Barrot se retiró a su casa
con sus ·compañeros, y en breve se presenta el
alcalde a prenderlo, y hasta sube la escalera de
la casa del consulado en compañía de tres hom-
bres, violando así las leyes, que se lo prohibían.
El cónsul, irritado, los mandó salir de su casa y
aun sacó una pistola para defenderse; pero el
alcalde se había retirado.
Mas no paró aquf este desgraciado suceso. El
alcalde Alandete dio cuenta al juzgado 2\ que
desempeñaba el doctor Pedro Castellón, quien
mandó prender al cónsul: quiso éste, vestido

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ffiSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 111

ae su uniforme, embarcarse en una goleta de


guerra francesa que existía en el puerto, a fin
de libertarse de tropeíias; pero hubo contra él
una verdadera asonada de pueblo, que se lo
impidió, y lo condujo a la cárcel pública, donde
fue puesto en •tn calabozo en que perma-
neció algún tiempo. La goleta de guerra Topa-
cio, al mando del capitán Guilbert, quien pre-
senció tamaños insultos, zarpó inmediatamen·
te para dar cuenta a su gobierno.
Es harto sensible que el de la Nueva Grana-
da no se hu hiera persuadido desde el principio
de que las autoridades políticas y judiciales de
Cartagena no habían cumplido sus deberes en
el caso de Barrot. El gobernador, coronel Jo-
sé María Vezga, no supo los insultos que el po-
pulacho irrogó a Barrot, ¡porque vivía a seis
cuadras de distancia del lugar donde se formó
el tumulto, a pesar de que éste se prolongara
por más de dos horas! El añadía que nada in-
debido ocurrió ,en aquel suceso escandaloso.
Sin embargo, el cónsul le pidió su protección
y se excusó de darla, porque el negocio corres-
pondía al poder judicial; excusa inadmisible.

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112 JOSE MANUEL RESTREPO

Los jueces, arrogándose el conocimiento de yn


proceso criminal contra Barrot, violaron s4s
inmunidades, y por un orgullo de nacionali~d
mal entendida, fueron parciales e injustos, cau-
sando así a la Nueva Granada perjuicios de
mucha trascendencia.

*
* *
Septiembre, 1833.-En el intermedio se ha-
bía seguido con la mayor actividad el proceso
contra todos los que tuvieron mayor o menor
parte en la conspiración del 23 de julio. El juez
de la primera instancia, doctor Gamba, auxi-
liado eficazmente por el fiscal doctor José Leí-
va Millán, formó el proceso hasta ponerlo en
estado de dictar la sentencia definitiva con
arreglo a las disposiciones de la ley contra cons-
piradores. El 26 de septiembre la pronunció
condenando a muerte a cuarenta y seis de los
reos; otros a presidio en el castillo de Chagres,
por diferentes años, según su culpabilidad.
Inmediatamente se formó el tribunal de ape-
lación. Por excusas legales, ninguno de los ma-

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mSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 113
gistrados propietarios pudo conocer; as( fue
que recayó el nombramiento de conjueces en
los doctores Vicente Azuero, Domingo Ciprián
Cuenca y Ezeqiuel Rojas, siendo fiscal el doc-
tor Francisco López Aldana. Oídas las defen-
sas de los abogados de los presos, que se esme-
raron en excusar el delito de sus protegidos,
el tribunal de segunda instancia pronunció, en
12 de octubre, su fallo definitivo e inapelable.
Los mismos cuarenta y seis fueron condenadc,s
a muerte, pena que se ejecutaría en la plaza
mayor de Bogotá. Condenóse a presidio a dos
reos y a otros en costas, absolviéndose a \'arios.
El tribunal propuso la conmutación de la pena
de muerte en la de presidio en Cartagena y
Chagres, respecto de treinta y seis procesa~os.
En su concepto, que era humanitario, no debía
derramarse tanta sangre, y la ejecución de diez
les parecía un escarmiento suficiente y salu-
dable.

• •
Oetubre, 1833.-En la noche del mismo dla
doce en que se pronunciara la sentencia, se fu-
matarla--a

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114 JOSE MANUEL !tESTB.EP()

gó Sardá de la cárcel en que se hallaba preso.


Una noche oscura y lluviosa favoreció su eva
sión, que parecía casi imposible. No pudo veri-
ficarse de otro modo que con auxilio exterior.
El plan y los medios de ejecución se atribu~e­
ron al confesor de Sardá, y acaso tuvieron par-
te otras personas que se interesaban por su
suerte. En seguida se hicieron exquisitas dili-
gencias para aprehenderle de nuevo, aunque
sin efecto. Por su valor y pericia militar se le
juzgaba, y era en efecto una amenaza a la se-
guridad pública. Con el fin de evitarla, el jefe
político publicó, a nombre del gobierno, y por
consiguiente con su autorización, "que se da-
rían mil pesos al que denunciara el escondite
de Sardá, y dos mil al que lo aprehendiera y
entregara a la justicia". Añadía el aviso impre-
so: "Hace saber igualmente que dicho Sard~,
habiendo sido legalmente condenado a muerte,
está fuera de la ley." ¡j urisprudc~ncia inmoral
y horrible, por la cual se excitaba el puñal de
los asesinos contra un reo condenado a muerte,
que en la Nueva Granada, lo mismo que en toda
nación civilizada, debía ser ejecutado por la a u-

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HtSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 115
toridad pública conforme a las leyes de la ma-
teria! ...
A pesar de la consulta del tribunal de apela-
ción, el Poder Ejecutivo del Estado y su Conse-
jo de gobierno, compuesto de Pombo, Soto y
López, sólo conmutaron la pena capital en pre-
sidio a Chagres por diez años, a diez y nueve
reos, y a nueve por ocho a Carta gen a: funda-
ron su resolución en razones poderosas para
demostrar que no había conveniencia pública
en la conmutación, circunstancia precisa que
exigía la Constitución del estado. En cumpli-
miento de este decreto fueron pasados por las
armas en la plaza de la catedral, el 16 de octu-
bre, diez y siete reos, y los demás siguieron a
sus respectivos presidios ( l).
(1) En virtud de la sentencia del tribun-al y del resultado
de la conmutadón propuesta, fueron pasados por 1aa armas
en la plaza mayor de Bogotá el 16 de octubre los reos Pran·
cisco. Ignacio y Juan Am:aya, Ignacio Acero, Juan Arjona,
Juan Nepomuceno E-5candón, Francisco y Antonio Grillo, Lu·
cas Gracia, Antonio Ni'eto, Antonio Ramfrez, Alejo Rodríguez,
José Sandoval, Telmo Santos, Juan Nepomuceno Triana,
Agustin Yepes y Matfas Zúfilga. En todo 17. Los reos a qu1ened
SEI conmutó la pena capital en diez afios de presidio a Chagres
fueron: Manuel Izqui'erdo, Nicolás Sánchez, Alejo Arjon'\,
!'l·anci.1CO Caimán, Juan Nepomuceno Barrtl'&, Juan SU.tol,

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118 J~B MANUEL !lEST!tEPO


• •
Octubre, 1833-Ya habían sido aprehendi-
dos Manuel Anguiano y j osé Villamil, y se les
seguía activamente su proceso. Ambos fueron
~ondenados a muerte como reos de conspira-
ción. 1-J ubo un grande interés porque se con-
mutara la pena capital. sobre todo a Anguiano,
joven de diez y nueve años, hijo del general
español Anguiano, a quien Morillo hizo quitar
la vida en Cartagena como a traidor, y de una
madre anciana que había sido desgraciada. Em-
pero, Santander y su consejo fueron inexora-
bles respecto de Anguiano, por haberse com-
prometido a entregar el cuartel de húsares. El
fue pasado por las armas, y Villamil condenado
al presidio de Chagres por diez años.
Salvador Pulido. Jua.n Nepomuceno Molano, Domingo Marti·
nez, Pedro Benavldes, Esta.nislao Santos, Francisco Caicedo,
Valentín Y'epes, Andrés Salgado, Victoriano Jiménez, Maurlclo
Acero. José María Galindo, Juan José Sanabria y Manuel Sán-
chez. A ocho años de presidio en Cartagena. fueron conde-
nados 105 reos que antes lo estaban a. muerte: ~ancjsco Ro-
jas, José Maria Morales, Jua.n Nepomuceno Ac'ero, Luis Va.-
nega.s, Antonio Dia.z, Carlos Tobar, Pioquinto López, OrUJ
Z&bala y Vicente R&mirel.

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA Uf

Así terminó esta causa célebre, en que hom-


bres oscuros en su mayor parte, y consiprado-
res en 1830, a cuya matanza en el Santuario
concurrieron gustosos, pretendieron alzarse
con el gobierno de su patria, repitiendo los mis-
mos y acaso mayores crímenes, privando a los
granadinos de sus libertades y garantías. L~
Providencia quiso descubrir sus planes predi-
torios. y que recibieran la condigna y mereci-
da pena decretada por las leyes. Hasta enton-
ces solamente habían escapado del castigo Sar-
dá, José y Pedro Arjona y José María Serna,
de los principales conspiradores. Entre éstos
no se contó a ningún granadino de importan-
cia de los que entonces se llamaban bolivianos,
que siendo hombres pensadores, amaban un
gobierno de constitución y leyes que les diera,
lo mismo que a los demás ciudadanos, liber-
tad y garantías.
La causa de las leyes triunfó de los conspi-
radores no solamente en la capital, sino tam-
bién en Cartagena. Cirilo Pomarés y Vicente
Escalante, reos principales de una intentona
de conspiración contra el orden público, en

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118 JOSE MANUEL RESTREPO

que se mezclaba una cuestión de razas, fueron


condenados a muerte y ejecutados poco des-
pués, yendo a presidio sus incautos compa-
ñeros.
Otra sentencia de muerte que por el mismo
tiempo acordó el tribunal de apelaciones de
Cartag·ena, fue la de los asesinos del inglés
Woodiwine, de su esposa y un hijo tierno. Se
descubrió que habían sido sus esclavos, ingle-
ses de Jamaica y africanos. Tres fueron con-
denados a muerte, así como otro y una escla-
va, cómplices en el asesinato, que sufrieron la
pena de presidio. Quedó, pues, satisfecha la
vindicta pública y a cubierto el honor de los
granadinos en la perpetración de este crimen,
que por desgracia dio origen a la cuestión
Barro t.
Discutfase ésta en Bogotá, por medio de no-
tas diplomáticas entre los señores Pombo y Le-
maine, cuando se supo que en 1~~ de octubre
habían arribado a Cartagena dos corbetas de
guerra de la estación francesa de Martinica,
mandadas por el comandante de marina Le
Grondais. Condujo un oficio del gobernador de

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 119

Martinica, Dupotet, dirigido al gobernador de


Cartagena, en que le exigía, en términos duros
e imperiosos, que inmediatamente fueran cas-
tigados los que habían insultado al cónsul Ba-
rrot, conforme a la designación que él mismo
haría, y que se .diese una satisfacción a la Fran-
cia por los insultos que se irrogaron a la persona
de su agente. Tal intimación, acompañada de
otra, acaso más dura, de Le Grondais, se reci-
bió en 4 de octubre. Este pasó después nuevas
comunicaciones, en que fijaba un término muy
corto al gobernador, dentro del cual debía cas-
tigarse a los autores de las injurias hechas a
Barrot, "pues de lo contrario bloquearía la pla-
za y haría sentir a sus habitantes el respeto
que debían a la gran nación". Exigía, además,
que Barrot quedara en plena libertad de dere-
cho, dándosele su pasaporte que había pedido
y negádosele por tener •ca usa criminal pen-
diente. Para hacer todo esto apenas concedía
Le Grondais el término que corriera hasta el
diez de octubre al ponerse el sol.
El gobernador Vezga contestó muy bien, que
correspondía al poder judicial condenar o ab-

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120 JOSE MANUEL RESTREPO

solver a los que fueran reos en esta cuestión.


Que hallándose sometida y discutiéndose en
Bogotá entre el gobierno granadino y el encar-
gado de negocios de S. M. el rey de Francia, no
tocaba a las autoridades subalternas de ningu-
na de las dos naciones, el quererla decidir de
cualquier modo que fuese. Le Grondais no pu-
do contestar estos fundamentos sino con ame-
nazas e insultos impropios en un caballero que
pertenecía a la marina francesa. Barrot, con per-
miso del gobernador, pasó a bordo de los bu-
ques de su nación, y se dieron seguridades de
que ningún peligro correrían los franceses exis-
tentes en las costas de la Nueva Granada. Des-
pués :de esto, las dos corbetas franeesas desapa-
recieron sin decirlo al gobernador. Parece que
el mismo Barrot y otros franceses lo aconseja-
ron así al comandante Le Grondais.
En cuanto a las amenazas que éste prodiga-
ra en sus oficios, el gobernador Vezga fue pu-
silánime, sin embargo de que tenía por coman-
dante de la plaza al general Luque, o que am-
bos habían sido guerreros de la Independen-
cia. Poco faltó para que Vezga pidiera humil-

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IDSTORIA DE LA NUEVA GRANADA 1!1

demente perdón a Le Grondais por los agravios


inferidos al cónsul, y hacía esto cuando sólo
dos corbetas amenazaban hostilizar a Cartage-
na, contra la cual ninguna cosa podían inten-
tar sino un bloqueo ( 1). En veinticuatro horas,
(1) La relación de todos estos sucesos se funda en los do-
eumentos oficiales que publicó ~1 gobierno de la Nueva Ora-
nada en un folleto de 159 páginas. En el oficio del Coronel
vezga (página 59). fecha 4 de octubre de este afio, dijo al
eomandante de las dos corbetas francesas lo sigui~nte:
"Al sefior comandante de la estación francesa al frente de
esta plaza.
·'La adjunta copia de la contestación que he dado 'al sefior
gobernador de Mazltinica, ~rvirá a Usía de respuesta a su
nota de esta fecha; no quedándome otra cosa que afi.adir, si-
no que, si la cuestión de desagravio al honor nacional no pue-
de resolverse definitivamente &h1o por nu'eStros gobiernos
respectivos, como Usía lo reconoce y confiesa en su citada
nota (de la misma fecha), es una inconsecuencia que Usía,
enviado por una autoridad subalterna, exija de otra de la
misma. clase. una satisfacción que no está tlacultada para
dar, y que aun dándola del modo que se le exige, seria. lo mJs..
mo que si no la diera, porque la. ilegalidad e insuftclencia del
procedimiento en ~1 caso la hada despreciable y de ningún
valor''.
"En las cll·cunstanc1as en que Usia no& prodiga sus ameua-
eas, ellas pueden realiZarse impunemente; porque sin guarni-
ción ce plaza, sin a.rtillería montada en las fortlftcaclones. y
1

sin prearativos de defensa, se ha.Ila este pueblo en un estado


de Indefensión. como que no tenúa. invasión alguna extran.
jera, ni esperaba actos de hostilidad de sus amigos que pu-
dieran ala.nnarle, n1 hacerle estar a ~ d~!ensiva. En tal con-

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122 JOSE MANUEL RESTREPO

o poco más, se podía montar artillería y poner


la plaza en estado de escarmentar a dichos bu-
ques, si querían insultar la ciudad. Esta ob-
servación aumenta su fuerza, considerando
que se le daban seis días de término antes de
comenzar las hostilidades.


* •
Noviembre, 1833.r--Estos insultos causaron
en la Nueva Granada una indignación gene-

cepto, sl desconociendo Usfa las circunstanctu de hall!.r$4t


consignado el negocio d'el sefior Cónsul de Francia a las su.
premas autoridades ejecutiva y judicial, y la imposlbmdad
en que me hallo de entrar en relaciones que me estén expreca
y terminantemente prohibidas, quisiere Usía. ll'eva.r adelante
aus designios de hostilizar a esta pacífica. población, Usia se-
ré. responsable nnte Dios y los hombres de los males que lea
sobrevengan. Persuádase Usía., señor Crmandante, qu<? cnal-
qulera que sea la. satisfacción que Usía. demaLde. 'ella no me-
rfCzrA este nombre sino para Usía. solo porque en mi 1nca.pa·
eldad de darla, y en la del comitente de U~ fa para exigirla.,
ella sería una medida de hecho, que valdría tanto como lla
violencia rte un fuerte sobre un d~bil.
"Se equivoca Usía al decir que estAn amenazados sus com-
patriotas en mi gob1erno. Jamás han gozado ellos de más segu-
ridad y apelo al testimonio del mismo señor Cónsul que coa
elloa se paaea libremente, aun a ~esbara de la nocl\~. Sin ena·

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 123

ral: el patriotismo se resintió justamente, y el


poder ejecutivo rechazó, como era debido. un
lenguaje tan desusado entre las naciones cultas.

*
* *
Diciembre, 1833.-Ya en el mes de diciem-
bre se había discutido la cuestión hasta la sa-
ciedad entre los señores Pombo y Lemoine,
sin que se adelantara mucho. Este exigfa e)
castigo de los que habían insultado al cónsul,
y una indemnización por la pérdida de su me-
bargo. si Usfa. insistie1·e en sus ho.c;t1li<lt~.des y en que se envíen
a bordo de esos buques los que deseen colocarse OO.jo la pro-
tección de su pabellón, se les libran\ pasaporte a los que lo
pidieren para que lo hagan.
"Con esta fecha doy cuenta al Supremo Poder Ejecutivo de
la ccmunlcadón de Usía. y de la del sefi.or Gobernador de
Martinlca; y Usía d c..b'e promete'!se de su Excelencia que mi-
rará este negocio con la consldernción que dema.nd:i. el honor
nacional de 19. República, el deseo de que se con3ervt-n la.s re·
laciones establecidas con el Gobierno francés y que acaban
de estrecharse por un tratado solemne que se violarla con
cualesquiera hostilidades de parte de Usía.
"Entre tanto, acepte U~fa los sentimientos de aprecio y con-
sideración con que tengo la honra. de ser de Usia atento y
obediente serVidor,
Joaé Maria Vesp."

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1!4 JOSE MANUEL BESTREPO

naje y los perjuicios ocasionados en Cartage-


na. El señor Pombo, conforme a órdenes de
Santander, no quería convenir en que Vezga y
los agentes del poder ejecutivo hubieran falta-
do a sus deberes no dando protección a Barrot
contra un pueblo amotinado. El mismo sistema
seguía el Tribunal de apelaciones de Cartagena,
compuesto de hombres tan versados en la juris-
prudencia como los doctores José María del
Real, Enrique Rodríguez e Ignacio Cavero, res~
pecto de los jueces Castellón y Alandete. Im-
probó como injusta e inconstitucional la prisión
decretada por el juez letrado de hacienda, Ri-
poll, contra el alcalde Alandete, y condenó al
primero en costas, daños y perjuicios; tampoco
procedió contra el juez Castellón, a pesar de que
la Corte Suprema decidió que ninguno de dichos
jueces era competente para juzgar al cónsul
francés. El mismo Tribunal, fundado en verda-
deras argucias del derecho común interior, pre-
tendió que no se podía proceder de oficio en el
caso de Barrot, y que éste se debía constituir en
acusador contra aquellos que le habían ofen-
dido. En consecuencia, el mencionado Tribu-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 126

nal de apelaciones, por un patriotismo mal en-


tendido, que tenemos derecho a llamar con su
verdadero nombre: "de provincialismo y de.
parcialidad indebida" colocó al poder ejecuti-
vo en una falsa posición. Debía satisfacer a la
Francia; pero esto dependía de acciones del po~
der judicial que él no ejercía. Aun después de
haber declarado la Suprema Corte Nacional
que no se podía ni debía juzgar en la Nueva
Granada al ~ónsul Barrot, el tribunal de Car-
tagena insistió en su errado concepto.
El secretario de relaciones exteriores sostu-
vo también por algún tiempo que el gobierno
de la Nueva Granada no debía responder por
los daños y perjuicios de Barrot, a quien toca-
ba reclamar contra aquellos que se los hubie-
ran causado. La Legación francesa jamás quiso
convenir en esta doctrina, y al fin obtuvo el
reconocimiento del principio "de que los go-
bierno:; son responsables a las naciones extran-
jeras por los daños que causen a sus súbditos
los agentes políticos y judiciales".
Entre tanto se habían r-eunido por segunda
vez desde el 15 de septiembre las c~marai dt

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128 lOSE ~L RESTREPO

provincia de la Nueva Granada. Estas des-


empeñaron con bastan te acierto sus deberes le-
gales, sin entrometerse en ejercer atribuciones
que no les hubieran sido concedidas por ley.
La institución había salido buena. Esperában-
se de ella felices resultados para el estableci-
miento y mejora del gobierno representativo.
A esto mismo debían contribuir los esfuer-
zos que se hacían, tanto por el ejecutivo na-
cional como por sus agentes y aun individuos
particulares, entre los cuales se distinguió el
señor Joaqufn Mosquera, para promover la edu-
cación pública. Todo el mundo estaba persua-
dido de que sin ésta no se puede establecer la
república en ningún país.
La imprenta debía también avanzar los co-
nocimientos de las masas. Mas, por desgracia,
se ocupaba en cuestiones de partido, y en z -
herir a sus enemigos políticos. Desde este
punto de vista adquirió una triste celebridad
El Cachaco, periódico de Bogotá; según di ji- ·
mos antes, era redactado por dos jóvenes ami-
gos íntimos de Santander. El mismo jefe del
Estado publicaba artículos en él, lo que le sus-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 127

citaba muchos enemigos, por atribuírsele ata-


ques e invectivas personales. Algunos de sus
amigos le excitaban a que hiciera cesar con su
influjo este periódico; mas no pudieron con-
seguirlo. Tampoco se persuadía Santander que
eran muy graves los inconvenientes de que el
primer magistrado escribiera en los periódicos,
como él lo había hecho antes, y continuó ha-
ciéndolo durante su presidencia actual, siem-
pre con poca o ninguna tolerancia. Esto era
común en los escritores del partido liberal en
la época de que tratamos; llamaban "enemigos
del gobierno" a los que de cualquier modo cen-
suraban los actos de la administración.
Por estos motivos de disgusto; por las dos
conspiraciones descubiertas en el año; por la
peste de fiebre amarilla que había desolado las
costas de la Nueva Granada, situadas sobre el
Atlántico; por los fundados temores que exis-
tían de una vbita funesta del cólera morbo
asiático, que de los Estados Unidos pasó a Mé-
xico. de donde podía extenderse fácilmente a
Panamá; en fin, por la cuestión Barrot, aun
pendiente con la Francia, sentíase entre los

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128 JOSE MANUEL RESTUPO

granadinos un malestar general, y muy pocos


tenían esperanzas en el porvenir. Había por
doquiera una desconfianza perniciosa para to-
da clase de empresas; faltaban los ~a pi tales,_y
por el .¡nterés del dinero se exigía un dos y tres
por ciento mensual. Provenía de aquí la dis-
minución en los precios de todos los productos
de la agricultura y ganadería; por consiguiente,
se observaba una pobreza harto general entre
pueblos qu~ tenían muy pocas producciones
que fuesen propias para el comercio extran-
jero.
Solamente los distritos mineros prospera-
ban, y el oro que de ellos se extraía era la pro-
ducción casi exclusiva que se exportaba para
comprar en los países extranjeros las ntanufac-
turas necesarias a los granadinos. En la pro-
vincia de Antioquia era donde más adelantaba
la minería, pues con individuos inteligentes
que habían salido de las minas inglesas de San-
ta Ana y Marmato, se formaron nuevos esta-
blecimientos con buenas máquinas, y principia-
ron a trabajarse, con feliz suceso, las minas de
filones o vetas, lo que aumentó mucho la rique-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA . 129

2.a de esta provincia minera: pronto debía ex-


tenderse a otras la misma industria.
Se añadía a los embarazos que hemos indicado
otro b·en grave. Estaban desacreditados ente-
ramente los reales de ocho dineros emitidos por
Colombia, desde 1819 para adelante. Los acu-
ñados en la Casa de Moneda de Popayán eran
imperfectos en su talla y tipos, lo que dio mucha
facilidad para que se falsificaran, especialmen-
te en el Ecuador. En la duda de su legitimidad
casi todos los reales eran rechazados en el trá-
fico interior, circunstancia que le ponía trabas
y embarazos por todas parte~. Persuadido el
poder ejecutivo ser ya necesario cortar el mal
en su raíz, dispuso, por un decreto, que no se
acuñaran más reales de ooho dineros, y que to-
da la plata que in tradujeran los particulares se
labrara en monedas que tuvieran la ley de la
antiguas españolas. Solamente debían emitir-
se pesos de ocho dineros. Esta excelente provi-
dencia cayó bien pronto en desuso, porque no
había plata de ley para acuñar monedas, y era
preciso continuar la amortización ya principia-
H.IBtoria· -§

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130 JOSE MANUEL RESTREPO

da de la moneda macuquina, para reacuñarla


en piezas circulares que ofrecían mayores ven-
tajas y que no podían falsificarse tan fácil-
mente (1).
En estas circunstancias se recibió de la an-
tigua madre patria una noticia que debía influir
en la suerte futura de las nuevas repúblicas
fundadas en la América antes española. Tal fue
la muerte de Fernando VII, ocurrida en Ma-
drid el 29 de s·eptiembre último, dejando P.or
heredera del trono a su hija María Isabel, y
por regenta a la reina viuda Cristina de Bor-
bón. Esperábase con fundamentos que la re-
genta establecería en Espafia un gobierno más
liberal, y que bajo de éste se reconocería la in-
dependencia de las repúblicas americanas, que
ya la gozaban de hecho; era, en efecto, una
oportunidad de que por derecho se le diera la
sanción de la metrópoli.

(1) Uamábase "moneda macuquina" la. de plata. no circu-·


·lar acufiada en la América Espafiola. antes de 1753, en que
dispuso Carlos ni que todas las monedas de oro y plata que
se !f.bricaran, fueaen circulares y que tuvieran la 1~ de 22
quUates.

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA ¡31

Otra noticia causó una sensación desagra-


dable a los granadinos. En el Ecuador había
principiado una guerra civil entre el presiden-
te Flores y el departamento de Guayaquil. Ori-
ginóse de leyes y disposiciones del último con-
greso) que anulaban la libertad de imprenta y
exponían a los liberales ecuatorianos a una ver-
dadera tiranfa de Flores. Estaban cansados de
su mando, y el pueblo de ·Guayaquil voló a las
armas cont¡ra su gobierno. Esta luoha debía
durar largo tiempo y ser funesta al Ecuador
por varios sucesos deplora·bles y sangrientos.
La Nueva Granada, como vecina y aliada del
Ecuador, no podía menos que sufrir en su co-
mercio e intereses con esta guerra malhadada.
En 14 de este mes se firmó en Bogotá, P.Or
los señores Pombo y Michelena, un tratado de
amistad, alianza, comercio, navegación y lími-
tes entre la N ueva Granada y Venezuela ; tra-
tado que debería ser muy útil a una y otra re-
pública, porque era justo, igual y razonable en
su generalidad. Sancionóse el principio en
cuanto a límites del "uti possidetis de 1810". El
gobierno de Venezuela y su ministro Michele-

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132 ~ JOSE MANUEL RESTREPO

na se manejaron bien acerca de esta negocia-


ción, y parecía que por dicho tratado se iban
a estrechar los vínculos de unión y fraternidad
entre los dos países.
Al terminar el año, la cuestión Barrot en-
tró en una nueva fase. En los primeros días de
diciembre apareció en Cartagena una escua-
dra de pocos buques, mandados por el contra-
almirante francés Mackan. Este se puso en co-
municación con el gobernador de la plaza, di-
rigiéndose también al encargado de negocios
de Francia en Bogotá. Sus comunrcaciones fue-
ron muy atentas, reduciéndose a decir "que sa ..
tis~echo con los procedimientos del gobierno
granadino, esperaba que se haría justicia a la
Francia dándole las satisfacciones debidas po
los insultos irrogados al cónsul Barrot; per
que dejaba a la diplomacia y al señor Lemoi
ne el exigir las que fueran debidas." Tratósel
muy bien durante su residencia en las aguas d
Cartagena, y luégo que recibió con'restfaci'ón
del encargad<? de negocios, se retiró a Martini
ca, si.n haber queriao saltar ·a tierra, ni admi
tir obsequios; ofreció volver dentro de algún

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 133

tiempo, a fin de concluir tan desagradable ne-


ocio.

* *
Enero, 1834.- Con el mismo designio el se-
cretario de relaciones exteriores, Pombo, ha-
bía entrado en conferencias verbales con Le·
moine, en las que se pusieron las bases de una
transacción amigable, reducidas después a es-
crito en una nota del señor Pombo con fecha
9 de enero. Ofreció ·el gobierno granadino que
serían castigados con arreglo a las leyes, los
jueces y demás personas que hubiesen irroga-
do injurias al cónsul. Para probarlo, el secreta-
rio Poml?o acampanó un auto del juez de t•
instancia de Cartagena, y otro del Tribunal
Superior de aquel distrito judicial; por éste se
mandaba procesar activamente a los jueces
Castellón y Alandete, a causa de su conducta
oficial respecto del cónsul Barrot, y por el pri-
mero a los que hubieran saqueado su casa y
mueblQs.
Se ofreció también la remoción del goberna-

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134 JOSE MANUEL RESTREPO

dor Vezga por no haber dado protección al


cónsul. Igualmente se convino, en principio,
que se concedería una indemnización de los
perjuicios sufridos por Barrot en su menaje
de oasa; y que se reinstalaría el consulado con
pompa y solemnidad, a cuyo ·efecto se discutió
la rnanera y términos con que se harían los sa-
ludos a la plaza y al pabellón francés. Después
de haber ofrecido Lemoine que sometería a su
gobierno las reparaciones ofrecidas por el gra-
nadino, pues él no tenía facultades para acep-
tarlas definitivamente, prometió que en caso
de rechazarse, daría oportuno aviso, a fin de
que el ejecutivo de la Nueva Granada supiera
que se iban a romper las hostilidades.
Habiendo llegado la cuestión a ~este punto,
el gobierno de la Nueva Granada ofreció por
fin que enviaría a París un encargado de nego-
cios para que arreglara definitivamente con el
de Su Majestad el rey de Francia los porme-
nores de la satisfacción que debía dársele. El
coronel Juan María Gómez, tesorero de Antio-
quí·a, aceptó comisión tan desagradable y si-
guió inmediatamente a desempefiarla. Marchó

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 135

igualmente para Cartagena el general José H.


Lópe2.; éste iba a reemplazar en el gobierno a
Vez~a a calmar en cuanto fuera posible al-
gunas desavenencias y proyectos descabella-
dos que pro.movían ciertos hijos de Cartage-
na contra el gobierno de Santander, a quien
atribuían injustamente odio contra los habitan-
tes de aquella provincia. López llevaba también
la comisión de tratar y concertar los pormeno-
res de la satisfacción que debía darse al gobier-
no francés, luégo que se presentara en las
aguas de Cartagena el contra-almirante Mac-
kan u otro oicial superior encargado de dicha
comisión.

Con estas providencias conciliadoras princi-


pió a calmar el alarma que habían causado a
los granadinos los serios temores que antes hu-
bo de guerra con la Francia. Una desgracia
ocurrió entonces, causada ·por la naturaleza,
que acibaró la tranquilidad que se principiaba
a gozar. El 20 de enero desde la una de la ma-
ñana se sintieron en la ciudad y provincia de

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136 JOSE MANUEL RESTREPO

Pasto varios terremotos espantosos por más e


cinco horas, los que se repitieron hasta por dos
días, según los informes oficiales. Si éstos no
exageran, casi no quedó edificio que no vinie-
ra a tierra, o que fuera muy estropeaqo. Sacá~
ronse de las ruinas cincuenta y un cadáveres,
e igual número de personas lastimadas. Caye-
ron cinco conventos con sus iglesias y otras
tres correspondientes al público; además, un
colegio que era la esperanza para instruirse los
habitantes de Pasto. Desde Almaguer, hacia el
Sur, hasta Tulcán, no hubo iglesia· alguna pa-
rroquial que no se arruinara, y muy pocos edi-
ficios de paredes sólidas quedaron en pie. La
consternadón fue general, y los desgraciados
habitantes de Pasto sufri·eron por muchos días
loa ardores de un sol abrasador, y por la noche
un frío intenso, por las escarchas o heladas,
que aumentaban su mi ería en aquellas frias
alturas, y que agostaban las sementeras.
Hasta en Bogotá se sintió por el Norte, un
ligero movimiento de la tierra a las siete y me-
dia de la mañana. Por el Swr, no pasó de lbarra
el rremofo; así et que se inclinaba más a ex-

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:HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 137

enderse hacia el Norte. En Popayán sufrió bas-


tante el convento de San Francisco.
Según las averiguaciones que hizo el gober-
nador de Pasto, el fo·co de este fenómeno te-
rible estaba en la co~dillera oriental, hacia
Jas fuentes del Putumayo y del Caquetá ( 1).
Hablóse al principio como que lo había produ-
cido un volcán llamado Patascoy, noticia que
no resultó exacta. Los exploradores hallaron
que a la derecha de la laguna de Sibondoy un
pequefio cerro había arrojado mucha piedra y
arena de su seno; que alrededor del páramo
llamado Bor-doncillo vieron aberturas largas y
profundas; que casi la mitad de este páramo
o cerro se había derrumbado, así como otra lo-
ma bastante elevada que hay entre Sibondoy
y Aguarico, cubriendo las ruinas de la cordille-
ra un grande espacio de terreno y formando
fangales inmensos~ que estos mismos derrunt-
bamientos detuvieron el curso del río Balsaya-
co, y la avenida que esta represa causara des-
truyó las casas y sementeras de los pueblos de

(1) Entre latitud Norte de 19 a. 1t y 35'.

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138 JOSE ~L RESTREPO

Sibondoy, Santiago y Putumayo, situados a las


márgenes del Putumayo; en el pueblo de San-
tiago se echaban menos como ochenta perso-
nas. Súpose también que en el mismo pueblo y
en sus montañas adyacentes hubo fenómenos te-
rribles, según la narración de su cura fray Pe-
dro León López; éste aseguró haber visto que
la tierra hacía oleajes como el mar; que en uno
de éstos se hundió su casa, y que estuvo en una
concavidad de la tierra sin esperanza alguna de
vida, pero que otro movimiento lo arrojó a la
superficie: añadía que una selva antigua, en
las cercanías de Santiago, que tenía poco más
o menos seis leguas cuadradas, había desapa-
recido, sin que se viera una sola copa ni raíz de
los antiguos árboles, pues todos quedaron se-
pultados entre montones de piedra y arena que
formaron como una playa.
No puede uno menos de llenarse de estupor
al considerar la inmensidad de las fuerzas ocul-
tas que la naturaleza ostentara en este terre-
moto. Extendióse por cerca de dos grados de
norte a sur y de oriente a poniente, donde la
gran cordillera de los Andes se eleva a la j}tu-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 139

ra de las nieves perpetuas en varios de sus pi-


cos, que al mismo tiempo son volcanes en acti-
vidad. Mover más de setecientas leguas cuadra-
das de enorm·es rocas, sacudiéndolas, rompién-
dolas en muchas partes y llenando el territorio
de profundas grietas, son fuerzas verdadera-
mente sublimes, que no podemos explicar, y en
que tenemos que referirnos con humildad a la
On1nipotencia divina. Es muy singular que en
tales circunstancias en que aparecía conmovido
en a:quel espacio todo el interior de nuestro glo-
blo, los volcanes activos de Pasto, a cuyo pie
yacen esta ciudad y Cumbal, así como los apa-
gados del Azufra! y Chiles, situados en la mis-
ma provincia a pocas leguas de distancia, no
hubieran dado la menor señal de vida, y que
permanecieran tranquilos, a pesar de que en
sus cercanías, o más bien bajo su mole, estu-
vieran en tremenda ebullición las entrañas de
la tierra
Los pueblos granadinos, y acaso otros varios,
atribuyen ·estos grandes movimientos acaeci-
dos en lo interior de la tierra, a las secas y he-
ladas que hay y hubo entonces en los altos va-

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140 JOSE MANUEL RESTREPO

lles de los Andes, en algunas temporadas, como


en los meses de diciembre, enero y febrero. Mas
de ningún modo parece posible que estas va-
riaciones atmosféricas puedan tener relaciones
tan inmediatas con el interior del globo terrá-
queo, distante algunas leguas de la sup·erficie,
y causar efectos de táHta magnitud . como los
que se han referido, en su fuerte, sólida y pe-
sada costra.
Para aliviar las desgracias de tanto infeliz, el
poder ejecutivo envió a Pastro tres mil pesos,
y dispuso que en todas la~ provincias se abrie-
ra una suscripción voluntaria, que produjo bue-
nos efectos. Estas providencias alentaron a los
habitantes de Pasto, que habían pensado aban-
donar sus hogares para trasladarse a Túque-
rres, y emprendieron reedificar la ciudad. El
cabildo se manifestó muy reconocido al gobier-
no, y le dirigió las más solemnes protestas de
su adhesión a la unión granadina.
Pocos meses después se sintió en las costas
del Atlántico, especialmente en Santa Marta y
Cartagena, otro terremoto que maltrató sobre··
manera a la primera ciudad, el 22 de mayo a

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 141

las tres de la mañana. Sus templos y casas su-


frieron mucho y causó una consternación ge-
neral, aunque sólo hubo unas pocas personas
estropeadas. En Cartagena también sufrieron
algunos edificios. La opinión más general fue
entonces que el foco de este terremoto estaba
en la Sierra Nevada, que desde el mar levanta
a una grande altura sus picos nevados que ya-
cen al poniente de Ríohacha. Los cerros y co-
linas más bajos de esta cordillera quedaron des-
pedazados, cubriendo con sus ruinas largos es-
pacios.
Este movimiento de la tierra no fue el últi-
mo ocurrido en el presente año; el 8 de junio a
las cuatro y media de la mañana se sintieron
otros sa·cudimientos no muy fuertes, aunque
más generales, pues desde las costas del Atlán-
tico llegaron hasta Popayán, sin causar daños
sensible .
*
* *
1\farzo, 1834.-Entre tanto abrió sus sesio-
nes ordinarias el segundo congreso con·stitu-
cional, lo que verificó el 2 de marzo. En el mis·

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142 · JOSE MANUEL RESTREPO

mo día presentó el secretario del interior el


mensaje constitucional del Presidente. Este de-
cía sentir la mayor satisfacción al anunciar que
en el tiempo transcurrido desde la última se-
sión legislativa, se habían hecho considerables
progresos, y aunque lentos, confiaba por lo mis·
mo en que serían duraderos. Manifestó que las
relacione~ exteriores se hallaban en buen esta-
do, que la base de su conducta había sido res-
petar fielmente los tratados públicos y dispen-
sar a todos los pueblos extranjeros justicia e
igualdad. Dijo que sólo había dos cuestiones
pendientes; la una con la Francia, sobre los in-
sultos que se hicieron en Cartagena al cónsul
Barrot, cuyos acontecimientos se complicaron
por la independencia del poder judicial, y la
conducta irregular de algunas autoridades; pe·
ro que este desagradable negocio se hallaba en
vía de terminarse satisfactoriamente a ambos
pueblos, por medio de un encargado de nego-
cios que había dirigido a París. La otra cues·
tión era con el gobierno del Ecuador, por el
modo con que había hecho la ratificación del
trat~do de Pasto, sobre cuyo negocio hablaría

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 143

separadamente al Congreso. Participó igual-


mente haberse ajustado con el gobierno de Ve-
nezuela un tratado de amistad, alianza, comer-
cio, navegación y límites.
Tratando del estado interior del país, anun-
ció que gozaba a-ctualmente de tTanquilidad,
pues aunque hubo una conspiración de hom-
bres perdidos, fueron descubiertos y castigados
coh arreglo a las leyes. Mencionó especialmen-
te los progresos que hacía la hacienda pública,
que por el ol'den legal existente y un asiduo
trabajo y severa economía, se presentaba cu-
briendo los gastos. El ingreso del año de 1833
había sido de 2.485,015 pesos 7 y medio reales,
presentando un aumento de$ 202,628. El egre-
so o los gastos en el mismo tiempo fueron
$ 2.240,308, de cuya suma debían hacerse al-
gunas deducciones, en virtud de las cuales que-
daba reducido el verdadero gasto del año últi-
mo a $ 1.964,320. Añadía ser éste un resultado
muy lisonjero y hasta entonces desconocido eA
la Nueva Granada, el que se debía a las leyes
que dictara la Convención, al decreto orgánico
de hacienda, a las economías decretadas por el

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1« JOSE MANUEL RE5TREPO

congreso e imitadas por el poder ejecutivo, y al


celo e inteligencia de muchos de los empleados
en la dirección, recaudación y administración
de las rentas públicas ( 1).
Otro ramo importante en que el presidente
Santander presentó pormenores fue la instruc-
ción pública. Expresó que había 530 escuelas
de primeras letras, de las cuales fueron estable-
cidas en el curso del último año 152; que con-
currían a ellas 15,169 niños y 1.841 niñas; que
en las tres universidades ·de Bogotá, Cartage-
na y Popayán, que estaban suficientemente do-
tadas, y en 18 colegios que había en las provin-
cias, ya públicos, ya privados, cursaban en
aquel año 1,700 alumnos. Era éste un prospec
to lisonjero de la instrucción de los granadinos,
que ofrecía felices resultados para el sólido es-
tablecimiento de la república.
En los días siguientes, los secretarios de Es

(1) Son curiosos los ponnenorea sobre la renta del tabaco


En el afio último sus productos en bruto ascendieron
$ 963,845. Se vendieron 28,000 qulnta.le& cuyos prlnctpalee
~tos fueron de $ 565,g87; produjeron, pues, la utilidad lfqu1
da de $ 397,858.

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HIS'I'ORIA DE LA NUEVA GRANADA 145

tado, Pombo, del Interior y relaciones exterio-


res; Soto, de. ha.cienda, y Antonio Obando, de
guerra y marina, presentaron sus respectivos
informes al congreso con mayores detalles, que
apoyaban las opiniones emitidas por Santan-
der. Dichos informes concurrían a probar que
el país adelantaba, consolidándose la paz inte-
r ior, el orden y el trabajo de las masas. Era es-
to debido, en gran parte, a la admin~stración
firme, económica y ordenada del presidente y
de su secretarias.
Por medio del de relaciones exteriores se re-
cibió en 22 de marzo una noticia placentera P.a-
ra los puebl'Os catolices de la Nueva Granada.
Se supo con certeza que el Santísimo Padre
Gregario XVI había admitido el 21 de septiem-
bre último, en audiencia privada, al señor Ig-
nacio Tejada, encargado de negocios del go-
bierno granadino cerca de Su Santidad. Tejada,
·que era uno ·de los antiguos servkiores <de C0-
lombia en Europa, presentó en seguida al Su-
1110 Pontífice una carta oficial que el general
antander le dir.igía en calidad de presidente,
atstori&-J o

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146 JOSE MANUEL RESTREPO

y como a Padre universal de los fieles. Esta


carta fue contestada muy afe-ctuosam~ente en 3
de octubre. Su Santidad ofreció remediar en
cuanto estuviera de su parte, y atender a todas
las necesidades de la Iglesia y de los fieles ca-
tólicos de la Nueva Granada.
Aprovechándose el congreso granadino de
estos paternales sentimientos del que pr~ esidía
la Iglesia Católica, determinó elegir .las perso-
nas que debían presentars·e a Su Santidad pa-
ra las mitras vacantes. Escogió, pues, en 27 de
marzo al canónigo doctoral y provisor del obis-
pado de Popayán, doctor Manuel José Mosque-
ra1 a fin de que el gobierno de la Nueva Gra-
nada lo presentara a Su Santidad, segúrt lo dis-
ponía la ley colombiana de patronato, para el
arzobispado de Santa Pe de Bogotá; para ser
obispo .de Antioquia eligió al obispo de Santa
Marra, doctor j osé María Estévez; para titular
de Cartagena, al vicario apostólico obispo de
Leuca, doctor Juan Femández de Sotomayor;
y al doctor Juan José Cabarcas, deán de Pana-
má, para este obispado. Poco tiempo después
fue preconizado·por Su Santidad obispo de Ca-

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 147

lidoñia, Fray José Antonio Chaves, destinado a


las misiones de Casanare. El congreso acordó
igualmente que se pidiera a la Silla Apostólica
la erección de un obispado en la provincia de
Pamplona, atendida su distancia de la ·capital
de la república, donde residía el arzobispo de
la diócesos, de quien dependían los distritos
parroquiales~ de· la mencionada provincia.

Otro grande beneficio que la Silla Apostóli-


ca hizo a la Nueva Granada fue la reducción
de días festivos, que tantos males causaban a
los pueblos, así por la pérdida de tiempo como
por los excesos que se cometían en los men-
cionados días. Su Santidad, por un breve de 31
de enero, redujo los días festivos a Íos domin-
gos y a doce fiestas de las más solemnes que
celebra la Iglesia Católica. Por el mismo breve
redujo también los días de ayuno en las fiestas
suprimidas; los trasladó a los viernes y sábados
de adviento de Nuestro Señor jesu~risto.
Dicho breve se pasó al congreso por el ejecu-
tivo a fin de obtener el pase ·correspondí en te.
Diolo por un decreto de 30 de marzo de 1835.

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148 JOSE MANUEL RESTREPO

Entonces fue cuando se publicó en debida for-


ma,. y vino a ser ley de la repúbli-ca.
Las alteraciones que el mencionado breve in.-
trodujo eri la antigua disciplina de la Iglesia de
la Nueva Granada, causaron novedad en los
pueblos. Hubo muchas personas que continua-
ron observando los primitivos días de fiesta _y
ayuno. Creían que no estaban seguros en con-
ciencia, omitiendo oír misa y ayunar en ellos;
esto, a pesar de que el metropolitano de Bogo-
tá y los demás obispos habían apoyado y cum. .
plido. por su parte las disposiciones de la Santa
Sede, que los autorizó para examinar y decidir
si las preces en virtud de las cuales se habían
concedido tales gracias, eran o no verdaderas
y exactas. Mas poco -a poco fueron cediendo y
calmándose estos escrúpulos. Se vio claramente
la importancia de la supresión de tantos días
festivos, para aumentar el trabajo y por consi-
guiente la riqueza de los granadinos, much~s
de los cuales se entregaban en los días de fíes . .
ta a la holganza, embriaguez y otros excesos.
Abril, 18~4.-En Venezuela iban extendién
dose las ideas filosóficas en materias religiosas.
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HilSTORIA DE LA NUEVA GBANADA 149

El congreso de est·e ·año había declarado en 27


de febrero lo siguiente: "No está prohibida en
la república la libertad de cultos". Antes de la
declaratoria vino a Caracas el obispo de Bar-
bada y de las Antillas de Sotavento, Mr. Gui-
llermo Hart Colevidge, con el objeto de consa-
grar un cementerio para los protestantes. Veri-
ficólo con asistencia del presidente de Vene-
zuela, de los cons·ejeros y de las principales au..
toridades. Bendijo también una capilla para sus
correligionarios. Esta ha sido, según nos pare~
ce, la primera ceremonia pública de otro cult~
diferente del católico, que se ha practicado en
Colombia; ella principia una época de toleran-
cia que sin duda tendrá vastos resultados. No
estaba a la sazón en Caracas el arzobispo doc-
tor Méndez, quien, por su celo exaltado en fa-
vor del catolicismo, acaso se habría opuesto yi.
gorosamente a tales actos.
En la misma época un periódico del partido
. liberal trabajaba por difundir en la Nueva Gra-
nada iguales doctrinas. El Cachaeo que, según
dijimos antes, ·atacaba con denuedo las anti-
guas prácticas religiosas y poljticas, así como la

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~50 JOS~ ~NUEL RESTREPO

reputación de los que eran contrarios a su par-


tid-o, se atrajo por esto una tempestad que no
pudieron conjurar sus redactores (1). Ellos pu-
bHcaron en los números 55 y 56 dos proyectos
de decreto para que los adoptara el congr·eso
actual. Por el uno s-e l:Oncedía en la ·Nueva Gra-
nada la tolerancia de cultos; y por el otro se
proponía la supresión de todos los conventos de
regulares, y que sus bi·enes se apHcaran a la
hacienda nacional. Tale~ proyectos aumenta-
ron la irritación pública que había excitado El
Cachaco, y se hici·eron más acres las pubHca-
ciones por suponerse a Santander autor de al-
gunos artículos insertos en él. Bajo este su-
puesto, el clero se concitó con.tr·a el presidente
por la publicación de los mencionados proyec-
tos de decreto, y tuvo el gobierno que enviar
predi·cadores a varias parroquias de la provin-
cia de Bogotá, a fin de que dijeran a los pue-
blos que ellos no emanaban del poder eJecuti-
vo, sino que eran la opinión de particulare~.

(1)En esta m18ma época ou-o periódico, lA Pretl.sa, que re-


cactaba el~eñor Joaqufn Aco¡ta, le atrajo también fuertes
&taques.

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 151

Viendo algunas personas de influjo los malos


efectos que producía El Cachaco, lo manifesta-
ron a Santander, quien se convenció de los per-
juicios que causaba a su administración este
periódico. En consecuencia,. usó de su influjo
con los redactores, que se despidieron en el
número 57, diciendo "que callaban porque los
enemigos del gobierno habían dicho que ·ellos
también callarían si El Cachaco guardaba si-
lencio".
Ocurrió ~entonces un suceso que parecía in-
significante, pero que debía tener excel~entes
resultados para la industria agrícola y la rique-
za de la Nueva Granada. Tal fue la venta en
Londres, en. pública subasta, de sesenta zurro-
nes de tabaco de Ambalema, enviados a Europa
por cuenta del gobierno granadino, como un
ensayo. Lo dirigieron muy bien los sefiores P~
wles, lllingworth, Wills y Compañía, por cuyo
conducto se hizo la remisión. Se vendieron a
tres y cuatro reales la libra, precio que pareció
excelente, sobre todo porque en Londres no
se hizo distinción de primera, segunda y terce-
ra clases. Estas circunstancias dieron esperan-

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152 JOSE MANUEL RESTRE:PO

zas de que el ·estanco de tabaco auxiliado por la


exportación de una gran parte de las cosechas
de las factorías granadinas, podría ser origen
de una <;onsiderable renta. En consecuencia,
se dispuso la venta en almoneda pública de va-
rias porciones de tabaco de Girón y de Ambale-
ma, destinadas precisam·ente para los mercados
extranjeros ( 1) .

*
* *
Mayo, 1834.-El congreso granadino dio al
mismo ti·empo varias disposiciones con el obje
to de fomentar las riquezas del país y de qu
tuviera artículos de exportación que pudiera
competir con los de otras naciones en los mer
cados del mundo comercial. Suprimió, pues, e
diezmo ·eclesiástico en las nuevas plantacione
que se hicieran de cacao, café y añil. Dispus
también que el Poder Ejecutivo pudiera jistri
huir a cada una de las nuevas poblaciones q1;1
se establecieran, hasta 12,000 fanegadas de tie
(1) Los pormenores de esta venta 'en Londres se detallan e
el número 135 de La Gaceta de la Nueva Granada.

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H1STOR1A DE LA NUEVA GRANADA 153

rras baldías ( 1), dando a cada familia 60. Exi-


mió de pagar diezmo por veinte años a los nue..
vos pobladores, e igual disposición acordó en
favor de los que ·cultivaran tierras baldías o es-
tableci·eran en ·ellas hatos de ganados. Estas
providencias indicaban que los legisladores gra-
nadinos meditaban ya desde entonces modifi-
car la renta de diezmos. ~omo gravosa en ex-
tremo a la agricultura, que no dejaba prospe-
rar, mientras que podía ser abolida entera-
mente.
Acordó el congreso algunas otras leyes que
merec-en especial mención.
Por la de 8 de mayo designó las armas y P.a-
bellón de la Nueva Granada. Dividió el ·escudo
de armas en tres fajas horizontales. Hacía el
primer papel en la superior una granada abier--
ta adornada con varios frutos, y en la cima el
gran cóndor que domina y reina despóticamen-
te en las altas cordilleras de los Andes ; en la
del medio puso un ~orro enastado ·en una lan·

(l) Todo el mWldo sabe en la Nueva Granada que tierras


baldías .son ln.s incultas que corresponden a la. repúbUce..

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154 JOSE MANUEL RESTREPO

za; y en la inferior el istmo de Panamá con un


navío de velas desplegadas en ambos mares. Es-
tos signos del escudo granadino carecen de be-
lleza, tanto pintados como en las monedas, es-
pecialmente las dos fajas inferiores.
Los colores nacionales decretados por el con-
greso fueron el rojo, azul y amarillo, distribui-
dos en el pabellón en tres divisiones verticales
de igual magnitud. La más inmediata al asta,
roja; la división c-entral, a.zul; y la última, ama-·
rilla. Hasta entonces había usado la N ueva
Granada de las armas y pabellón colombiano,
que adquirió tantas glorias en la guerra de in-
dependencia. Por algún tiempo más se conti-
nuó usando el peso, ley y tipos de las moned:ls
emitidas por Colombia.
La misma ley prescribió que no se pusiera
en los escritos y sellos oficiales la anterior fór-
mula de "Colombia-Estado de la N ueva Gra-
nada", sino "República de la Nueva Granada' ~.
Sancionóse, pues, definitiv.amente la disolución
de aquella república y la formación de las tres,
Venezuela, Nueva Granada y Ecuador. Todo
el mundo se había familiarizado con esta idea;

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HISTORIA DE LA NUEVA GRANADA 155

así es que no hizo ruido la citada ley. General-


mente los granadinos estaban contentos con la
separación, aun los que habíamos sido de opi-
nión contraria.
Entre la Nueva Granada y Venezuela estaba
pendiente el tratado de 14 de dici·embre último
sobre atnistad, alianza, comercio, navegación y
límites de amhas repúblicas. Esto era muy im-
portante para el comercio mutuo de los dos paí-
ses hermanos y que lindan por extensas fronte-
ras. Así el congreso granadino como el venezo-
lano lo mutilaron negando varios artículos
esenciales. Uno de éstos fue el que fijaba lm:
lindes por la parte de los valles de Cúcuta, man-
teniendo a la Nueva Granada en su antigua po-
sición del territorio de la parroquia de San
Faustino, a la dereoha del río Táchira. Sugirió
esta negativa la diputación de Mérida. Por dis-
putar un terreno de treinta y seis leguas cua-
dradas que incontestablemente corr-espondían
a la Nueva Granada, Venezuela perdió la oca-
sión de ajustar un tratado muy ventajoso, lo
que jamás se le volverá a presentar. En la pe-
nínsula de la Goajira y en las márgenes a la iz-

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158 JOSE MANUEL RESTREPO

rar largo tiempo para conseguir la aprobación


y ratificación legal del tratado de Pasto. Dióse
al fin en 15 de diciembre de 1835, y hasta en-
tonces no se concluyó este importante negocio.
Túvolo e·n cuenta el congreso al decretar el
pie de fuerza armada que debía ·existir en este
año: fue de 3,230 hombres de tropa, distribuí-
dos en cuatro batallones de infantería, tres ·es-
cuadrones de caballería y ba.tallón y medio de
artillería; sin contar los cuadros del ejército
permanente, destinados a la composición, arre-
glo y disciplina de la guardia nacional. En el
caso de con'moción interior se podía elevar es-
ta fuerza hasta 10,000 hombres, y por un peli-
gro exterior hasta 20,000. La fuerza marítima
no podía exceder en el Atlántico de tres gol·e-
tas, tres pailebotes y tres fle:cheras; y en el Pa-
cífico de una goleta y dos flecheras. Estas fuer-
zas, aunque pequeñas en sí, costaban a la reP.ú-
blica, con los demás establecimientoS/ milita·
res, la suma de $ 1.272,447, que era harto gra-
vosa a su pobre ·erario, pues ascendía a la mi-
tad de sus ingresos.

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