Dibujo Huerto
Dibujo Huerto
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Guía de
Cultivos
MEDIDAS CREATIVAS INSTITUCIONALES PARA
GARANTIZAR LA PRODUCTIVIDAD Y EL AUTOSUSTENTO
Para una nueva concepción del trabajo como trabajo socio-productivo se relacionan sus dimensiones
(Doris Acevedo, 2002):
° Sociológica: Se enfatiza desde esta dimensión en la división sexual del trabajo, donde la atribución de
las tareas a cada uno de los sexos esta determinada por sus atributos biológicos, psicológicos y
sociológicos, lo cual permitirá entender el trabajo de las mujeres en la producción y la reproducción y
sus particularidades con relación al trabajo de los hombres.
° Definición Esencial: El Trabajo Socio Productivo, en una sociedad más allá del capital, es un proceso
consciente, participativo, planificado y liberador, realizado uniendo voluntades, fundamentado en la
solidaridad y en las relaciones de equidad e igualdad entre mujeres y hombres, para la
satisfacción de necesidades materiales e inmateriales, individuales y colectivas, que crea valores de uso
y de intercambio, en aras del logro de un estado de bienestar y desarrollo humano integral y
fortalecimiento del tejido social bajo el respeto y responsabilidad hacia la vida en todas sus
expresiones.
se necesita una escuela que genere nuevas estrategias para integrar a la comunidad e involucrarla
en sus actividades diarias, logrando una participación real en este contexto, a través de 2
organizaciones de base, como son los consejos comunales, la cooperativas, las organizaciones no
gubernamentales (0NG), entre otras, en la gestión escolar que facilite el desarrollo de programas
y proyectos con el fin de promover cambios y mejoramiento de la institución y de la comunidad
en general. La ejecución de acciones interactivas entre la escuela y otras organizaciones que
conforman la sociedad, como la alcaldía y otros organismos a nivel regional y nacional, de tal
manera que la escuela se constituya en un centro de participación que promueva la elaboración
de propuestas y proyectos que busquen soluciones a problemas específicos. Por otra parte, la
Educación Bolivariana comienza a desarrollar iniciativas que surgen de la dinámica propia de la
realidad aricaguense, orientada a la articulación e integración de la escuela con la comunidad y los
entes gubernamentales y no gubernamentales, buscando la modernización del sistema educativo,
del estado y de la calidad de vida de todos los venezolanos, todo esto dentro del marco legal que
nos permite la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV, 1999) y La ley
Orgánica de Educación (LOE, 2009). Esta situación se debe a la falta de
planificación y ejecución de acciones por parte de la escuela donde lo que se debe buscar es
incorporar de forma efectiva a la comunidad en el proceso educativo. En algunos casos no tomada
en cuenta como uno de los protagonista o corresponsables de la acción educativa, olvidando que
todos los actores (comunidad, docente, obrero, empleados, y estudiantes) son importantes en
este proceso de formación integral. Por lo antes expuesto, esta investigación propone los
Proyectos Educativos Productivos, como estrategias metodológicas para la integración de la
escuela con la comunidad,
Al respecto Fe y Alegría (2005), señala lo siguiente “…la educación si tiene intencionalidad
transformadora, debe promoverse fuera de las instituciones, dejar de un lado el conformismo y el
aburguesamiento y caminar en busca de nuevas respuesta a las necesidades humanas”. (p. 13)
Por ello, en la Unidad Educativa Bolivariana “Francisco Uzcátegui Dávila” se pretende generar
estrategias y acciones a través de la implementación de Proyectos Educativos Productos que
busquen la 5 integración de la comunidad en el proceso educativo, presencia que tiene que ser
cada vez más fluida y significativa, aperturando la escuela como base para fortalecer la capacidad
de organización de la comunidad, que sea un espacio para la reflexión, el intercambio y la
participación en estrecha simbiosis para resolver problemas del entorno donde hace vida la
institución y finalmente contribuir a mejorar la calidad de vida de sus pobladores.
Maturana y Nisis, citado por Figueroa (2008) afirman lo siguiente: Educar es guiar a los a los niños
y niñas en su formación, como seres humanos sobre la base del respeto y la transformación, en la
convivencia. Se plantea que el educador debe saber distinguir entre funciones diferentes pero
complementarias: la “formación humana”, referida al desarrollo del individuo como persona
“cocreadora” de un espacio de convivencia social y ecológica… (p. 243) Se considera, que la
educación debe forjar a individuos con autonomía intelectual, con valores para el entendimiento
y el respeto hacia el prójimo que fortalezcan la convivencia como valor que nos impulsa a buscar y
cultivar las relaciones entre las personas, unificando intereses e ideas para encaminarlos hacia un
mismo beneficio, asimismo, logrando un cambio de conducta favorable hacia el cuidado del
ambiente, promoviendo la participación de todos a través del desarrollo de actitudes y acciones
que mejoren la calidad de vida en la solución de los problemas ambientales que se presentan
dentro de la sociedad. La educación debe basarse en una concepción abarcadora de una línea
integradora es decir, es el proceso que permite al hombre tomar conciencia de la existencia, de
realidad social y ecológica, donde este se desenvuelve, de allí la importancia que el estudiante
reciba una educación de calidad.
Fe y Alegría (2005) afirma que la calidad de educación se resumen en estas características:
Educación que enseña a aprender. Educación que tenga relevancia para la vida. Educación en el
trabajo productivo. Educación que estimule la trascendencia, la creatividad, la curiosidad, la
gratitud, el servicio, la capacidad de pensar por sí mismo. Educación para ser persona y convivir
en familia y como consecuencia en comunidad. (p. 12) A tal efecto, se plantea una educación con
valores para el entendimiento y respeto del aprendizaje de cada individuo y a su vez que exista
correlación vinculando y asimilando conocimientos del entorno. Dentro de esta perspectiva, se
asume que la educación debe basarse en el constructivismo de la enseñanza y el aprendizaje,
adoptando una posición humanista que le permita desenvolverse dando a conocer y reflejar sus
valores y conocimientos. En este sentido, se comprende la educación como una interacción entre
el docente, discente y su entorno, asumiendo el aprendizaje de una manera continúa en el día a
día.
Desarrollo Endógeno Desarrollo Endógeno es un modelo económico que propone utilizar los
recursos o potencialidades del entorno, para generar bienestar a una determinada población.
Para El Ministerio del Poder Popular para la Educación (2006) El Desarrollo Endógeno es un
“conjunto de acciones y fuerzas ejecutadas por la comunidad en su localidad, utilizando el
potencial de desarrollo de la misma, para satisfacer las necesidades del presente sin afectar las
capacidades de las futuras generaciones”. (p. 24) En este mismo orden de ideas, Villalta (2007)
señala lo siguiente: El Proyecto de Desarrollo Endógeno, tiene como fin la participación de manera
integrada de todos los actores en el proceso educativo (maestros, maestras, estudiantes y
familia), quienes a partir de la realidad implementan diferentes acciones para su transformación.
22 Es decir, impulsar a las y los jóvenes desde su propio contexto, tomando en cuenta los
aspectos socio-ambientales de la comunidad de tal forma que contribuyan con el Desarrollo
Endógeno local, regional, nacional, latinoamericano caribeño, y mundial. (p.67) A tal efecto, la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en Gaceta Oficial de 1999, Nº 36.860.
Señala: El Desarrollo Endógeno, es la base de un nuevo modelo económico, radicalmente distinto
al anterior modelo de desarrollo, que parte de nuestras necesidades y potencialidades reales, en
la búsqueda de la economía más democrática, en la que participen y ganen todos por igual. Se
trata de no seguir importando lo que podríamos producir en el país, ni continuar produciendo lo
que no se necesita, sino producir según las realidades y necesidades. Ahora bien, para poder dar
cumplimiento con el objetivo que pretende este tipo de proyecto, donde lo que se busca es una
economía estable que pueda satisfacer las necesidades, se hace necesario la incorporación de
distintas disciplinas, en lo técnico, en lo científico y en lo educativo, para poder enfocar esta tipo
de propuesta de proyectos, de una manera integral, tomando en cuenta las diferentes
metodologías requeridas para este fin. En la elaboración y ejecución de proyectos se hace
necesario el respaldo de diferentes orientaciones y técnicas metodológicas interconectadas que
se relacionen entre sí, tomando en cuenta los cambios que se presente en la actividad para poder
lograr los resultados esperados. Es un proceso dinámico que busca proyectarse, con base en la
integración de varias disciplinas, como lo refiere Tamayo (2004) el cual comenta que “la
interdisciplinariedad es definida como un conjunto de disciplinas conexas entre sí y con relaciones
definidas, a fin de que sus actividades no se produzcan en forma aislada, dispersa y fraccionada”.
(p.67)
Que es productividad :
La productividad es un concepto afín a la Economía que se refiere a
la relación entre la cantidad de productos obtenida mediante un
sistema productivo y los recursos empleados en su producción. En
este sentido, la productividad es un indicador de la eficiencia
productiva.
La productividad es la relación entre la cantidad de productos obtenida por un sistema
productivo y los recursos utilizados para obtener dicha producción.
INVOLUCRAR
En este sentido, José Maneiro, técnico de campo del Instituto Nacional de Desarrollo
Rural (Inder) en el estado Nueva Esparta expresó que la institución elabora
proyectos y ha venido realizando diagnósticos agrícolas en función de optimizar la
producción de diversos rubros en la región con un enfoque agroecologico.
Asistencia técnica
La asociación de cultivos como herramienta del Manejo Integrado de Plagas y
Enfermedades, permite un equilibrio entre las plagas y las enfermedades que
reduce el consumo de agroquímicos y eso es muy beneficioso, el reto es como
mecanizar estas labores para incrementar la productividad de la mano de
obra. (Fin/Enrique Correa/Patricia Arnone)
"La creatividad es un bien social, una decisión
y un reto de futuro. Por ello, formar en
creatividad es apostar por un futuro de progreso,
de justicia, de tolerancia y de convivencia.
Creatividad es hacer algo nuevo para bien de los demás".
Saturnino de la Torre
Creatividad, un reto para la educación del siglo XXI
Basta solo una somera mirada al estado de las cosas en la sociedad contemporánea para poder darse
cuenta de que esta está bastante lejos de ser justa, equilibrada y feliz. La preocupación general de las
personas comprometidas con el desarrollo social apunta a las colosales problemáticas de pobreza,
condiciones infrahumanas de vida, índices de muerte infantil por desnutrición, etc., que azotan a
muchos países, aun hoy, en pleno siglo XXI, con todo el progreso tecnológico, científico y económico.
Es más que obvio que la clave del éxito de la humanidad no está en el progreso económico: la gente
que muere de hambre hoy en día no es por la falta de recursos económicos al nivel mundial, sino por la
falta del desarrollo de la conciencia ecológica y solidaria, que lleva a perpetuar y aumentar cada vez
más la desigualdad en condiciones económicas entre personas y países. Incluso toda la humanidad
está, en estos momentos, en el camino directo hacia su propia destrucción debido a los efectos del
calentamiento global, que están en marcha acelerante y ya no son reversibles.
Aunque el ser humano posee una asombrosa habilidad de autoengaño mediante la atribución causal a
los acontecimientos externos o ajenos a su voluntad, ya no puede seguir utilizándola, porque en la
época de la física subatómica sabemos que solo el observador, o sea cada uno de nosotros, es
responsable de la realidad en la cual vive. El destronamiento del paradigma de objetividad imperante
en la época moderna enfrenta al ser humano con la ineludible toma de responsabilidad, tanto frente a
su propia vida como frente a las problemáticas sociales y ambientales al nivel mundial. El asunto del
futuro de la humanidad y del planeta ya dejó de ser exclusivo de gobiernos u organizaciones mundiales,
y paso a ser de todos y cada uno.
En épocas pasadas, cuando una sociedad se encontraba en crisis o necesitaba un empujón para salir del
estancamiento, dirigía su atención y recursos al fomento de la creatividad. Podemos ver algunos
ejemplos en la Grecia antigua, Florencia del siglo XV, París del siglo XIX. La crisis de la sociedad
contemporánea es quizás mayor que nunca en la historia de la humanidad, porque no solamente abarca
la esfera personal (pérdida de valores, vacío existencial, angustia aniquiladora frente al abrumador peso
económico, estrés crónico, pérdida del sentido de vida, etc.) y la social (desintegración familiar,
creciente ola de adicciones, marginación, desplazamiento, avasalladora cultura del consumo
desenfrenado, aumento de la brecha abismal entre clases sociales, etc.), sino también la esfera del
hábitat humano - el planeta entero (destrucción de los recursos naturales y de la vida en general).
Esta clase de crisis requiere de cambios radicales que impliquen la participación de todos, basada en la
toma de conciencia sobre el verdadero estado de las cosas. El concepto del desarrollo económico tiene
que ser cambiado por el del desarrollo humano. Las altas estadísticas de diversas problemáticas en la
salud mental de las personas, sobre todo en los países más desarrollados económicamente, permiten
ver que el progreso económico no garantiza directamente el bienestar psicológico o existencial. Al
contrario, mientras más se infa le dimensión del tener en el ser humano, más vulnerable y desatendida
se encuentra su dimensión del ser.
Desde esta perspectiva, la dimensión del ser adquiere la predominancia frente a la dimensión del tener,
fomentada hasta ahora por la sociedad capitalista, y a su vez deviene al primer plano la satisfacción de
las necesidades fundamentales del ser humano, que son necesidad de permanencia, de protección, de
afecto o amor, de participación, de ocio, de creación, de identidad y de libertad (Manfred Max-Neef,
1994). La atención a estas necesidades fundamentales, que no son posibles de satisfacer mediante la
acumulación material o recompensas económicas, cambia la concepción sobre el desarrollo social en su
fundamento, haciendo el giro desde la orientación del desarrollo de los objetos (progreso industrial y
tecnológico) al de las personas.
En este orden de ideas, la creatividad adquiere doble importancia y significado: como un valor cultural
que permite generar soluciones eficaces para las problemáticas contemporáneas y como una necesidad
fundamental del ser humano, cuya satisfacción permite alcanzar una mayor calidad de vida.
A la luz de estos planteamientos, Saturnino de la Torre apunta a cuestiones cardinales en las metas del
desarrollo social cuando afirma que "La creatividad es un bien social, una decisión y un reto de futuro.
Por ello, formar en creatividad es apostar por un futuro de progreso, de justicia, de tolerancia y de
convivencia" (Saturnino de la Torre, 2006, pág. 137).
En este orden de ideas, la educación no puede estar ajena a las tendencias actuales en las ciencias
como la física cuántica, biología molecular, neu-rofsiología, biofísica, etc., que permiten no solo
cuestionar lo conocido hasta hora, sino también enfrentar la incertidumbre de lo desconocido y
deshacerse de la arrogancia del saber.
En el marco del Primer Ciclo de Complejidad y Modelo Pedagógico, organizado por el comité
mencionado, cuya duración se extiende desde el inicio del año 2008 hasta abril del 2009, se realiza una
discusión al nivel internacional sobre las problemáticas más relevantes en relación con el estado de la
educación y su correspondencia a las exigencias de la época histórica que atraviesa la humanidad. En
este orden de ideas, la creatividad como un elemento indispensable de la educación ha estado presente
en los desarrollos de muchos autores que han presentado sus reflexiones en el marco de este debate:
"La acción educativa de hoy requiere el diseño de un modelo de trabajo que favorezca la apertura, el
estado de alerta, la capacidad permanente de sorprenderse y el espíritu de juego" (Montes-deoca,
2008).
El desarrollo de la capacidad creativa que se basa en las habilidades como un pensamiento reflexivo,
flexible, divergente, solución independiente y autónoma de problemas, habilidad de
indagación y problematización, etc., permite precisamente apuntar a los propósitos
formativos que corresponden a las exigencias de una sociedad atravesada por el paradigma
de la complejidad.
Y para lograr este fin es preciso preguntarse por las características del modelo pedagógico que puede
respaldar y orientar este proceso formativo, permitiendo materializarlo en las prácticas de enseñanza
contextualizada. La educación es al mismo tiempo un producto y una herramienta del proceso histó-
rico-evolutivo de la humanidad, y en este orden de ideas exige una constante reflexión y teorización
permitiendo a la vez su retorno y efecto trasforma-dor en el ser humano, donde "educadores necesitan
asumir el protagonismo que tienen en la definición de un nuevo modelo pedagógico que responda al
verdadero objeto y sujeto de la educación. En nuestras manos está el lograr que la educación no sea
instrumentalizada por objetivos ajenos a ella y a sus receptores" (Montesdeoca, 2008).
"Hoy en día es necesaria una visión nueva de la educación, capaz de hacer realidad las posibilidades
intelectuales, espirituales, afectivas, éticas y estéticas de los colombianos, que garantice el progreso de
su condición humana, que promueva un nuevo tipo de hombre consciente y capaz de ejercer el derecho
al desarrollo justo y equitativo, que inte-ractúe en convivencia con sus semejantes y con el mundo y
que participe activamente en la preservación de los recursos" (Jaime Niño Díez, 1997).
Conceptualización de la creatividad
Es necesario precisar que el concepto de creatividad es bastante amplio y complejo, porque abarca
varias dimensiones del desarrollo y desempeño del ser humano, al igual como diversos aspectos de su
relación con el ambiente.
En primer lugar es importante resaltar que existen dos maneras de concebir la creatividad: como una
H-creatividad o creatividad al nivel social, entendida como una contribución a los campos simbólicos de
la cultura, y una P-creatividad o creatividad al nivel personal, como un logro personal en cualquier
ámbito del desempeño. La teoría de Torrance (1998) sobre los distintos niveles de manifestación de
creatividad representa una interesante visión integradora de estas dos concepciones polarizadas. Según
el autor, la creatividad puede expresarse en distintos niveles, que son: expresivo, productivo, inventivo,
innovador, emergente (Torrance, 1998).
En segundo lugar, se puede distinguir que en toda la gran cantidad de la literatura dedicada al tema de
la creatividad se encuentran los desarrollos dedicados a distintos aspectos o componentes de esta, tales
como proceso, persona, producto y ambiente.
Un análisis cauteloso de los principales autores, expertos en el tema, muestra que todos ellos se
inclinan a favor del concepto de la creatividad como un fenómeno que puede ser generado, alimentado
y reproducido al nivel social, mediante un diseño especial de ambientes favorables y estimulantes,
tanto para el desarrollo de las características y capacidades creativas de las personas, como para la
manifestación de estas, bien sea mediante un proceso o un producto creativo (González, 1994;
Martínez, 1998; Mitjan, 1997; Betancourt, 2007; Chibas, 2001).
Los estudiosos de la creatividad como, por ejemplo, Margaret A. Boden (1994), Sternberg (1997),
Aníbal Puente Ferreras (1999), Mihaly Csikzentmihalyi (1998), Manuela Romo (1997), Saturnino de la
Torre (2003), América González (1994), Marta Martínez Llantada (1998), Albertina Mitjans Martínez
(1997), etc., plantean que el proceso de la creatividad se basa en los procesos de pensamiento y
habilidades ordinarias, comunes a todas las personas, y que una definición de la creatividad basada en
la descripción de tipos de procesos de pensamiento y estructuras mentales involucrados en esta
permite llegar a controlar la paradoja implícita en las definiciones de la creatividad como algo
misterioso.
Por ejemplo, Sternberg (citado por Aníbal Puente Ferreras, 1999), afirma que la resolución de las tareas
que requieren de creatividad se basa en las operaciones semejantes a los procesos ordinarios
cognitivos. Pero además de los procesos cogni-tivos, es necesario contar con los componentes
metacognitivo y de autorregulación, incluyendo la autorregulación emocional y motivacional.
Desde la posición de Margaret A. Boden (1994), la creatividad no requiere de un poder específico, sino
que representa un aspecto de la inteligencia en general y a su vez involucra muchas capacidades
humanas ordinarias, al igual como exige de un conocimiento experto y requiere de un desarrollo
habilidoso de un gran número de destrezas psicológicas cotidianas, tales como observar, recordar y
reconocer, cada una de las cuales involucra a su vez procesos interpretativos sutiles y estructuras
mentales complejas.
Según David Perkins (citado por Margaret A. Boden, 1994), la creatividad se basa en capacidades
psicológicas universalmente compartidas, tales como la percepción, la memoria y la capacidad de
advertir cosas interesantes y reconocer analogías. Además, una persona creativa no posee ningún
poder especial, sino un mayor conocimiento o experticidad y una fuerte y prolongada motivación de
adquirirlo y usarlo.
Todos estos elementos muestran que la creatividad es el resultado de un nivel de experticia que se
adquiere con persistencia y esfuerzo durante un tiempo considerable.
Margaret A. Boden (1994) propone una interesante visión sobre la creatividad apoyándose en los
conceptos de la inteligencia artificial y los principios computacionales, generando una perspectiva
atrayente sobre la definición de la creatividad humana. Los programas que producen dibujos, versos,
que juegan ajedrez, establecen diálogos, realizan diagnósticos o resuelven problemas científicos
(algunos tienen publicaciones) nos remiten a un estudio detallado sobre los procesos mentales del ser
humano, siendo estos últimos una base para la creación. Resumiendo los planteamientos de la autora,
es posible precisar algunas características que permiten acercarse al entendimiento de los procesos
involucrados en la creatividad:
1. La creatividad requiere de una gran riqueza de los dominios conceptuales que pueden ser explorados
durante el proceso creativo.
2. Precisa del manejo de algoritmos (procedimientos fjos de pensamiento que llevan a un resultado
predeterminado) y de una variedad importante de las heurísticas (modos de pensar, hacer o actuar que
poseen una mayor flexibilidad y permiten encontrar mayor probabilidad de solución).
3. Al igual como requiere de las heurísticas de mayor nivel que permiten administrar las del menor
(autodireccionamiento).
5. Requiere del manejo de variados modos de representación (libretos, marcos y redes semánticas),
que permiten acceder a niveles superiores de la representación analógica.
6. Implica el manejo de la capacidad de tomar conciencia sobre propias representaciones, con el fin de
darse cuenta cuándo una de ellas o una heurística congelada bloquea el proceso creativo.
7. Y finalmente requiere del tiempo necesario y un esfuerzo enorme para reunir las estructuras
mentales y explorar su potencial.
Otra autora, Manuela Romo (1997), define la creatividad de la siguiente manera: "La creatividad es una
forma de pensar que lleva implícita siempre una querencia por algo, sea la música, la poesía o las
matemáticas. Que se nutre de un sólido e indeleble amor al trabajo: una motivación intrínseca que
sustenta el trabajo exte-nuador, la perseverancia ante el fracaso, la independencia de juicio y hasta el
desprecio a las tentaciones veleidosas del triunfo cuando llega" (Romo, 1997, pág. 13).
En el mismo texto, ella igualmente considera que uno de los objetivos del estudio científico de la
creatividad consiste en desmitificar la idea del genio creador. Para ella la creatividad se basa en los
procesos de pensamiento ordinarios, solo que desarrollados al máximo. Al mismo tiempo, esta no opera
en el vacío, es necesario un gran conocimiento del campo y amplias destrezas de un dominio
determinado. Además, se resalta la participación de la esfera motivacional-volitiva, siendo
indispensables en la realización del proceso creativo una gran motivación intrínseca, tenacidad, que, a
veces, raya con fanatismo, y una dedicación casi exclusiva al tema del trabajo elegido. Según la autora,
el producto creativo exige una cantidad muy grande de decisiones, de evaluación y de un trabajo
prolongado, lo cual llega a requerir por lo menos diez años de experiencia y arduo trabajo para lograr
alcanzar los resultados al nivel del producto creativo.
Al igual que otros autores, Manuela Romo apunta a la metacognición como componente fundamental en
el proceso creador, a la par con un interés genuino y fuerte por un campo determinado, una actitud de
independencia intelectual, autonomía, confanza en sí mismo y elevado nivel de aspiraciones. Esta
autora adjudica una gran importancia a la edad infantil como en la que nacen estas características
específicas que distinguen a las personalidades creativas, como pasión, inagotable interés, curiosidad
intelectual, perseverancia y convicción.
Otro de los autores, Mihaly Csikzentmihalyi (1998), estudioso del fenómeno de la creatividad, en su
investigación de casi 30 años dedicada a indagar por cómo viven y trabajan las personas creativas,
plantea una concepción sistémica de la creatividad, incluyendo la dimensión de la persona, ámbito y
campo cultural, afirmando que esta no se produce en la cabeza de las personas, sino en la interacción
entre los pensamientos ellas y un contexto sociocultural. Aunque existen ciertas características
distintivas de las personas creativas, el autor finalmente acepta que el trabajo persistente y dedicado,
la concentración y dedicación al objetivo elegido, la perseverancia y fuerza de voluntad componen el
99% de la transpiración que contribuye al éxito creativo.
El autor enfatiza en la importancia de los ambientes estimulantes, tanto desde el nivel de macroentorno
(contexto social, cultural e institucional) como desde el nivel del microentorno (ambiente inmediato),
que permiten el desarrollo y la manifestación de características creativas. Aunque al igual que Manuela
Romo, este autor se concentra en la H-creatividad, ambos toman en cuenta la importancia de la edad
infantil como en donde se siembran las semillas de la futura manifestación de la creatividad al nivel
cultural.
Para Saturnino de la Torre (2003), la creatividad ocupa un lugar muy importante no solo desde el punto
de vista de la realización personal sino desde el punto de vista del desarrollo social en general. El autor
plantea que la creatividad es un bien social y del futuro que debe transversalizar todo el tejido social,
desde la persona con su comportamiento cotidiano hasta los grupos formados por diferentes
organizaciones, terminando como expresión de un valor social orientador para las políticas públicas
educativas. El autor afirma que "en el tercer milenio, la mayor riqueza de los pueblos no residirá ya en
los bienes procedentes del campo ni de la transformación tecnológica de los mismos, sino en las
personas, en la capacidad creativa de los trabajadores" (Saturnino de la Torre, 2003, pág. 130).
Las conceptualizaciones en torno a la creatividad, desarrolladas por los autores mencionados y por
muchos otros, permiten trazar algunas pautas orientadoras frente al proceso educativo cuyo objetivo se
concentra en el fomento de aquella en todos sus aspectos o componentes, desde la persona, producto,
proceso y ambiente.
Es importante subrayar que la creatividad como norte orientador debe permear la educación desde
todos los niveles: legislativo, institucional, administrativo, docente. Al mismo tiempo, el diálogo de la
escuela con la sociedad tiene que permitir el surgimiento del aprecio de la creatividad como un valor
cultural, necesario no solo en la academia y ciencia o arte, sino en la vida cotidiana de cada ser
humano.
Retomando a Robert Sternberg y Todd Lubart (1997), quienes en su análisis del fenómeno de la
creatividad apuntan a la crítica de la sociedad contemporánea como una sociedad conformista, que no
acepta de buena gana las cosas nuevas que rompen con la rutina acostumbrada o con los modos de
proceder y pensar establecidos, es posible afirmar que este fenómeno se observa en todos los ámbitos,
tanto organizacional como educativo. La principal crítica que realizan los autores a la educación está
dirigida a denunciar la resistencia muy difundida en el ámbito educativo frente a las manifestaciones de
la conducta creativa y tendencia a valorar las muestras del pensamiento convergente, al igual que un
apego excesivo a las mediciones de inteligencia.
Esta última es un concepto que se refere a la dimensión personal, y abarca la determinación y estudio
de los procesos psicológicos, tanto desde su estructura como su génesis, que permiten al ser humano
realizar un proceso creativo que culmina en la producción de algo novedoso, útil y original, tanto desde
el punto de vista personal como cultural, dependiendo del grado del desarrollo de su capacidad
creativa. El abordaje de la capacidad creativa es posible desde la psicología y pedagogía, proyectando
su finalidad al servicio de la educación.
Como se presentó anteriormente, muchos autores (Boden, 1994; Sternberg, 1997; Puente Ferreras,
1999; Csikzentmihalyi, 1998; Romo, 1997; Saturnino de la Torre, 2003; González, 1994; Martínez,
1998; Mitjans, 1997), refiriéndose a una enseñanza creativa, hablan sobre el desarrollo de las
habilidades cognitivas y su importancia para el fomento de la creatividad: "Una enseñanza creativa
busca desarrollar al máximo las capacidades y habilidades cognitivas de cada sujeto. El dominio o
asimilación de contenidos no conduce necesariamente a mejorar la creatividad, pero sí el desarrollo de
habilidades, como observar, sintetizar, relacionar, inferir, interrogar, imaginar, dramatizar, etc. Si la
actividad creativa no es el mero resultado de aplicar la imaginación, sino que en ella concurren todas
nuestras capacidades y habilidades mentales, el desarrollo de estas contribuirá sin duda al crecimiento
del potencial creativo" (Saturnino de la Torre, 2003, pág. 206). Al mismo tiempo, varios autores
(Sternberg & Lubart, 1997; Martínez, 1998; Mitjans, 1997) anotan la importancia del manejo de las
habilidades metacognitivas para la creatividad.
Otro de los ámbitos importantes de dominio personal para la capacidad creativa es la esfera afectiva,
volitiva y motivacional (Amabile, 1983; Martínez, 1998; González, 1995; Betancourt, 2007; Mitjans,
1997; Amabile, 1983), al igual que el de manejo de destrezas y conocimientos pertenecientes a un
campo determinado, que fja la riqueza de significados y redes conceptuales (Feldhusen, 2002; Maker,
Jo y Muammar, 2008).
La metodología del aula taller creativo permite apuntar al desarrollo de los elementos pertenecientes a
las tres dimensiones constitutivas de la capacidad creativa utilizando los contenidos propios del plan de
estudios.
El proceso de la actividad creativa que desarrollan los estudiantes en relación con cada temática
consiste en unos pasos consecutivos de exploración, indagación, reflexión, imaginación y creación. Cada
uno de estos pasos implica la participación de habilidades cognitivas y metacognitivas, tales como
observación, comparación, clasificación, ordenación, evaluación, representación, etc. La exigencia y la
dirección de la actividad, en la cual está implicado el alumno que demanda la puesta en marcha de
estas habilidades y la ayuda mediacional, que suministra el docente desde las pautas orientadoras de la
acción externa proveen las condiciones necesarias para el desarrollo de estas habilidades psíquicas. De
esta manera se refuerza la dimensión de procesos cognitivos y metacognitivos.
Al mismo tiempo, las estrategias mediacionales que utiliza el docente, en cuanto a la estructuración de
la comunicación y la retroalimentación del proceso de la actividad, permiten infuir sobre la dimensión
afectivo-volitiva. La estructura grupal de muchas actividades y puesta en común de motivos para la
creación, al igual que una orientación al fomento de la motivación intrínseca por parte de las estrategias
comunicacionales del docente, permiten reforzar el aspecto motivacional.
La implicación en el proceso del juego creativo permite al estudiante convertir el proceso de aprendizaje
relacionado con adquisición de destrezas y conocimientos necesarios en algo muy divertido y
significativo a la vez. Para despertar la motivación por aprender, por ejemplo las destrezas de lectura y
escritura en un niño, es necesario despertar en él un interés indagatorio y curiosidad hacia la vida que
le rodea, y que el aprendizaje de estas destrezas no sea un fin en sí mismo, sino que sirva a un
objetivo superior de contar, narrar o crear relatos e historias sobre el mundo. Es muy frecuente que el
niño escriba mal porque no tiene sobre qué escribir. Y finalmente, el ambiente del aula, permeable a la
flexibilidad, que invita a la expresión de ideas y libre creación, se constituye en un elemento clave para
la metodología del aula taller creativo.
A continuación se exponen algunos de los principios pedagógicos orientadores que se tienen en cuenta
para la metodología del taller creativo:
1. Desarrollar desde las edades tempranas los procedimientos cognitivos para relacionarse con el
mundo exterior, como observar, notar, recordar, comparar, identificar componentes de los objetos,
etc., con el fin de facilitar una formación de las representaciones mentales más ricas y variadas, recurso
que se evidencia en su trascripción en distintos lenguajes simbólicos representativos.
2. Proporcionar al estudiante una enseñanza reflexiva, donde él puede adquirir las bases orientadoras
para sus procesos de observación del mundo, de los objetos y de sus propias acciones; aprender la
representación de lo observado en diversos lenguajes simbólicos; buscar la función de los objetos y
establecer relaciones analógicas según esta; jugar con nombres, palabras, dibujos, propiciando una
paulatina separación de la representación y lo representado, permitiendo así tomar conciencia sobre
diversas maneras de representación, llevándolo a un aprendizaje consciente y flexible, que siembra
bases para la creatividad.
4. Fomentar la aprehensión consciente de los espacios conceptuales involucrados, como también de las
habilidades adquiridas. Los poderes creativos aumentan gradualmente a medida que se desarrolla la
capacidad de variar la conducta de modos cada vez más flexibles, reflexionando sobre lo que se está
haciendo.
5. Promover el aprendizaje significativo y re-flexivo, permitiendo a su vez que la mente del alumno,
siendo un "sistema generativo" que produce estructuras, se convierta en uno que las describe y las
trasforma: el sistema pasivo de generación según una simple reproducción se convierte en uno activo
de generación propia y creativa.
6. Propiciar la autorreflexión consciente o evaluación autorreflexiva, permitiendo construir las
heurísticas sucesivas de mayores niveles, logrando así una mejor guía de exploración creativa: tomar
conciencia de la habilidad y cartografar su estructura permite adquirir la flexibilidad controlada y
voluntaria que distingue un desempeño creativo.
7. Fomentar una motivación por el aprendizaje en general y alegría de exploración, tanto de las
dimensiones de conocimientos externos como de la dimensión interna de nuestra mente, con el fin de
encontrarse con la sensación del poder mental que proporciona el ejercicio de la creatividad.
8. Crear condiciones para la formación del hábito del esfuerzo mental, teniendo en cuenta que los
dominios conceptuales y heurísticos son construidos durante largos años de práctica y pasión. Al mismo
tiempo, el fomento del esfuerzo sostenido desde una simple terminación de tareas empezadas hasta la
culminación de pequeños proyectos individuales o colectivos, de la alegría de aprender y el orgullo por
logros alcanzados, surgido desde una sana competencia del lidiador racional, permite sembrar bases
para una vida futura de interés sostenido y pasión intelectual por aprender que distingue a un creador,
que cambia mediante la transformación propia.
Consideraciones finales
Es posible afirmar que el estado actual de nuestra sociedad requiere de una especial atención frente a
la organización del proceso educativo en todos sus niveles. La creación de las estrategias pedagógicas y
didácticas especialmente organizadas y orientadas al desarrollo de la creatividad, al igual que una
adecuada capacitación del personal docente, la destinación de recursos económicos para la dotación de
ambientes y la consolidación de políticas educativas, todo esto en su conjunto, permitirá convertir la
creatividad en un bien social accesible y disponible para cada uno de los ciudadanos comunes.
La creatividad no es una característica exclusiva de los genios. Cualquier ser humano puede llegar al
nivel de la producción creativa en cualquiera de los campos simbólicos de la cultura. Para esto es
necesario empezar un camino en la infancia temprana, la época que permite sembrar un profundo
interés por saber o una fascinación con un campo determinado, basado en un contacto temprano con
este, acompañado por emociones positivas.
Las actividades autodeterminadas, que no tienen un fin distinto al de solamente realizarlas, desarrollan
en el alumno una orientación a la actividad creativa: investigar algo solo por el deseo de saber, armar
formas complejas porque apasionan los retos, querer saber sobre las estrellas porque es fascinante
mirar el cielo estrellado, concentrarse horas mirando cómo sale debajo de sus manos distintas formas
de la arcilla en un torno que da vueltas, etc., dejan una profunda huella de interés por el mundo en el
alma del niño.
La atmósfera del esfuerzo mental, cuando el niño está sumergido en un ambiente donde las lecturas de
cuentos e historias son algo cotidiano, donde existen conversaciones entre adultos y niños con un
genuino interés por opiniones de estos, donde existe una disciplina del proceder en las actividades,
donde el adulto enseña al niño a actuar con los objetos circundantes, a observar, a prestar atención,
etc., permite desarrollar el hábito de autodeterminación, disciplina de trabajo, perseverancia y
orientación al logro.
Este temprano interés hacia algo en particular, acompañado inicialmente por la motivación del placer,
se convierte con el tiempo en la motivación epistemológica de saber, y apoyándose en la capacidad de
trabajo (esfuerzo mental), en la orientación al logro, se convierte en un motivo que permite conseguir
cada vez un mayor dominio y destrezas en un ámbito determinado.
En los procesos creativos, tanto las dotaciones innatas como los elementos del azar que acompañan a
veces los descubrimientos o logros, no pueden actuar sin el ingrediente del esfuerzo, persistencia,
trabajo y gran conocimiento. El impulso de persistencia y perseverancia en relación con las metas
propuestas, adquirido durante los años de estudio, permite con los años de dedicación a un propósito
perfeccionar las habilidades cognitivas y adquirir también nuevas heurísticas del pensamiento,
volviéndolo más hábil, ágil y eficaz.
Los conceptos que empiezan a formarse desde la edad temprana son una base para la actividad
imaginatoria, que permite crear nuevas conexiones, relaciones, establecer analogías y explorar espacios
desconocidos. Mientras más complejos son los conceptos, mientras más rica es la red conceptual entre
ellos, mientras mayor cantidad de estas redes maneja la persona, tendrá mayor posibilidad de
establecer conexiones inusuales, que rompen con las reglas establecidas. Estas conexiones primero se
establecen en la imaginación, espacio de la mente donde pueden ser posibles todo tipo de conexiones,
y solo después se materializa la idea, se lleva a la objetivación.
En este sentido, los diez años de trabajo duro, como el tiempo que establecen muchos estudiosos de la
creatividad, permiten llegar a desarrollar este soporte conceptual del conocimiento en un campo
determinado, que habilita que tanto los dones naturales, en caso de su existencia, como los elementos
del azar, en caso de su aparición, puedan ser aprovechados y, mezclándose con 90% de esfuerzo y
perseverancia, elaborar un producto H-creativo (históricamente creativo).
Desde este punto de vista, el proceso que culmina con H-creatividad, que permite trasformar y crear la
cultura y conseguir un desarrollo social mejor, empieza en el aula de clase como espacio oportuno y
adecuado para el fomento de la P-creatividad o la capacidad creativa de cada alumno. Los progresos
realizados por cada uno de los estudiantes, en relación con su propio proceso de desarrollo de la
capacidad creativa, es lo que representa el foco del interés para la educación.
En este orden de ideas, las metas formativas refe-jadas en los modelos pedagógicos, las
representaciones de los docentes, las características de sus estrategias mediacionales, las
particularidades del clima grupal, el ambiente del aula, la institución educativa, etc., todos estos
dispositivos emergen como elementos constitutivos, capaces de facilitar o inhibir las manifestaciones
creativas de los alumnos.
Y por último, el aspecto del estado de la conciencia social al respecto de la creatividad como elemento
indispensable para poder proyectar los alcances de las influencias educativas al terreno de la sociedad
en general: "Conciencia colectiva que promueve la creatividad es aquella que promueve la tolerancia,
valora la independencia de pensamiento, presta atención a la diversidad, reconoce el esfuerzo, premia
la iniciativa, valora positivamente las nuevas ideas" (Saturnino de la Torre, 2003, pág. 168).
1
Término propuesto y desarrollado por Manfred Max-Neef, economista chileno.
2
Desde el enfoque histórico-cultural, la capacidad creativa es entendida como la actividad psíquica
creadora, la cual se diferencia de la actividad psíquica reproductora.