Reseña Llibro CNV - Patricia Pascual

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RESEÑA: COMUNICACIÓN NO VIOLENTA

“Comunicación No Violenta” es una obra psicológica escrita por Marshall B. Rosenberg que
habla de un tipo de comunicación más sana e intrapersonal, la cuál a su vez puede resultar
muy favorecedora a la hora de resolver conflictos. Asimismo, ofrece diferentes herramientas,
a través de ejemplos concretos y técnicas para trabajar de forma más empática y asertiva las
interacciones diarias y la conexión tanto con nosotros mismos como con la gente de nuestro
alrededor.

Hoy en día, el tipo de comunicación que más se practica en las relaciones interpersonales
sigue siendo más agresivo, como a la defensiva (cuando se trata de resolver conflictos) e
incluso evitativo. Nos negamos a escuchar cuando no tenemos la razón y en vez de tratar de
comprender a la otra parte y como puede estar sintiéndose, tendemos a hablar más alto o
hacer caso omiso y olvidar ese asunto de nuestra cabeza. Esta forma de comunicación se ha
transmitido a lo largo de generaciones y costumbres, y la realidad es que solo fomenta
relaciones tóxicas, dificultando nuestra capacidad para identificar nuestras propias emociones
y necesidades. Como resultado, nos cuesta gestionarlas de manera tranquila y abordar los
conflictos y situaciones que nos generan malestar, y echarle la culpa a otros por ello no nos
va a hacer sentir mejor, sino que llenará de más peso la mochila que cargamos.

No obstante, cuando hablamos de comunicación, creo que a la gente de mi generación nos


viene sobre todo aquella que deberías tener con tu pareja. Con el tiempo se ha pasado de un
“si te lo tengo que pedir yo, no lo quiero” a un “mi pareja no es adivina y nuestras
necesidades son diferentes, es importante que se las comunique”, pero una buena
comunicación hay que tenerla también con tus amigos, el chico o la chica que estás
conociendo (empatiza con la persona y sé claro/a en vez de practicar el ghosting) y tu familia.
Esta última puede ser la más desafiante en términos de practicar una comunicación no
violenta, especialmente si no se ha fomentado desde el hogar

En mi caso, yo he ido aprendiendo con el tiempo y trabajo propio, pero he crecido


normalizando que mi madre me dejase de hablar por días cuando se enfadaba sin motivo, por
ejemplo. Sin embargo, y aunque ha costado mucho, he conseguido (insistiendo en los
momentos clave y hablando las cosas) que ese tipo de dinámica cesase y empezamos a
escucharnos y a comprendernos, dejando atrás las críticas, para resolver nuestros conflictos
discutiendo de forma tranquila (no peleando, que es totalmente distinto). Pero como bien se
dice en el capítulo 9º, “Culpar y castigar a los demás no sirve para que tengan las
motivaciones que nos gustaría que tuvieran”. Y aunque esto ha sido mi caso con mi familia,
la comunicación debería de ser así en todas las relaciones que tengamos, incluso con nuestro
jefe, que a pesar de darnos trabajo, sigue siendo una persona como nosotros y no debería de
desvalidarnos ni negarse a escucharnos por estar en un puesto inferior.

Pero para conseguir aprender a comunicarse de forma sana, por mucho tiempo que lleve
trabajarla, es necesario aprender a escucharse, así como a identificar y gestionar nuestras
emociones. Es algo fundamental y en lo que todo el mundo debería implicarse en cultivar
para saber afrontar ciertas situaciones del día a día. Cuanto mejor aprendas a escucharte y a
aceptar lo que sientes, más fácil será conectar y empatizar con la gente de tu alrededor. Sin
embargo, es importante recordarse que empatizar no significa que la otra persona tenga más
razón que tú o que lo suyo sea más válido que lo tuyo, y no por ello debes sentirte culpable.
Tampoco significa que cuando lo que sientas sea “negativo” debas compadecerte de tí, sino
que debes pararte a observar y analizar lo que está sucediendo y decidir qué hacer con ello.
No te hará más débil, sino más valiente y más fuerte como persona.

Todo esto son cosas que generalmente nadie nos enseña, y por ese motivo me ha gustado
mucho trabajar un poco estos temas en clase (conocer las emociones y su diferencia son los
sentimientos, con hacer frente un conflicto de forma más asertiva, qué formas hay para
abordar un problema…).

Por todo ello, entre otros motivos, he encontrado este libro muy interesante e importante.
Creo que, aunque no forme parte de la lectura obligatoria en las escuelas, al menos
deberíamos abordar y enseñar este tipo de comunicación tanto en el hogar como en las aulas.
Sobre todo desde edades tempranas, puesto que según vas creciendo hay etapas por las que
vas pasando que pueden ser más complicadas y no saber transmitir lo que necesitas y cómo te
sientes puede tener consecuencias negativas a nivel psicológico, una autoestima baja y
conformarte con actitudes que no te mereces (dificultad para poner límites) y problemas con
seres queridos y tu círculo cercano (por ejemplo: en vez de reconocer que no puedes solo/a
con algo, al no saber ponerle un lugar a esa emoción, los jóvenes suelen tender a no aceptar
un apoyo y vuelcan la rabia en los seres queridos como un saco de boxeo).

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