Filosofía: Nietzsche
Filosofía: Nietzsche
Filosofía: Nietzsche
ESTANDAR Nº15
1. CONTEXTO.
a) Contexto socioeconómico y político. La Europa de la segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por los cambios
económicos, sociales, políticos y culturales derivados de la expansión de la Revolución industrial. Es la época de
los movimientos obreros, del nacionalismo y del colonialismo. Nietzsche verá, aún cuerdo, la creación del
imperio alemán (Guillermo I y Guillermo II) [Nietsche era contrario a la unificación alemana → nacionalidad
suiza]. En lo económico, Alemania se consolida como la primera potencia de Europa.
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2. NIETZSCHE: VIDA Y OBRA.
- Nietzsche (1844-1900). Estudios de filología clásica. generalizaciones como si fueran la verdad: sólo son una
Entusiasmo por la filosofía de Schopenhauer y la interpretación entre una multitud de lecturas posibles). La
música de Wagner. Cátedra de filología en la metáfora es lo que mejor se conforma a la realidad.
Universidad de Basilea, pero lo que realmente le
interesa es la filosofía. Fuertes dolores de cabeza.
Abandona la cátedra y comienza vida itinerante por
Mediterráneo y Alpes suizos. Los últimos once años LA VISIÓN TRÁGICA DE LA VIDA. El nacimiento de la
de vida: locura. tragedia (1871) → esbozo de temas fundamentales de su
- Debido a su locura, el período intelectualmente filosofía: la VIDA, como fondo originario y profundo del que
fecundo hay que situarlo entre los años 1871 y 1888. surge todo lo concreto, individual y cambiante; el ARTE,
Se pueden distinguir tres etapas en su pensamiento: como el mejor instrumento para interpretar la vida, en
1. Período romántico (1871-1877). Se inspira en lugar de la ciencia o de la filosofía, y la INTUICIÓN, como
los presocráticos (especialmente Heráclito = método de comprensión de la vida que no puede ser
devenir), Schopenhauer y Wagner. El nacimiento
captada por la razón por no ser posible una
de la tragedia (1871).
conceptualización de la misma.
2. Período positivista (1878-1882).
Aparentemente, brusca ruptura con el período
Según Nietzsche, esta realidad vital fue captada por la
anterior. Se inspira en los ilustrados franceses y
tragedia griega (y creía que también por Wagner, a quien
adopta una postura “positivista” o “científica”
para condenar la metafísica, la religión y el arte. estaba dedicado el libro).
Humano, demasiado humano (1878); La Gaya
Consideraba que la cultura griega estaba originada por
ciencia (1882).
dos fuerzas estéticas contrarias, pero interdependientes: a)
3. Período crítico (1883-1888). Desarrolla sus ideas
más originales: superhombre, muerte de Dios, Lo apolíneo: Término derivado del dios Apolo. Representa
voluntad de poder, eterno retorno. Destrucción el orden. Expresa la perfección de la forma, la “bella
de los valores tradicionales y necesidad de un apariencia”; y b) lo dionisíaco: Término derivado del dios
nuevo sistema de valores. Así habló Zaratustra Dionisio, que simboliza lo caótico. Es el símbolo del flujo
(1883-1885); Más allá del bien y del mal (1886); profundo de la vida misma, representa las energías vitales;
La genealogía de la moral (1887); Crepúsculo de es la raíz del devenir. Lo apolíneo necesita de lo dionisíaco
los ídolos (1889). (él solo sería una falsificación de la realidad, una negación
de la vida creadora) y lo dionisíaco necesita de lo apolíneo
(para canalizar esa energía vital y conseguir expresarla).
Tres influencias destacables:
Sólo interrelacionados consiguen desenvolver su verdadera
- KANT: Pero la del Kant que critica con rigor las naturaleza y función. Necesidad de equilibrio (= Heráclito).
pretensiones racionales de la metafísica, no la del que
Pero Sócrates → Predominio de la racionalidad intelectual,
luego acepta un nuevo planteamiento de la moral y
que es incapaz de captar la vida que fluye detrás de todas
de la religión.
las cosas. Con Sócrates comienza la decadencia de la
- SCHOPENHAUER: El mundo como voluntad y
cultura griega y de la verdadera filosofía (encarnada en
representación (1818). El conocimiento del mundo y
Heráclito), dando lugar a la época de la razón y del hombre
de los objetos es fenomenal y constituido por el
teórico. (Sócrates ≠ dionisíaco).
sujeto, “el mundo es mi representación” (= Kant).
Para Nietzsche, es necesario recuperar la visión trágica
Pero, denuncia ese conocimiento y ese mundo
fenomenal como apariencia e ilusión (≠ Kant). del mundo (vida y muerte, nacimiento y decadencia,
- WAGNER. En un principio fue para Nietzsche el entrelazados como son aspectos de una misma realidad: “El
modelo de creador de un arte al servicio de una nueva camino hacia arriba y el camino hacia abajo son uno y el
humanidad en la que se restaurara el pathos trágico mismo”, decía Heráclito. La vida es esta unión de
de la antigüedad (El nacimiento de la tragedia, 1871). contrarios, “la contraposición de lo apolíneo y lo
Pero más tarde ve en él una nueva forma de la vieja dionisíaco” como fondo originante del mundo.
cultura (ha dejado de ser la flauta de Dionisios para
convertirse en un fenómeno más de la decadencia
universal. El caso Wagner, 1888), sintiéndose
intelectualmente traicionado y rompiendo sus
relaciones con él.
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3. CRÍTICA DE LA CULTURA OCCIDENTAL.
Con la crítica de los diversos ámbitos de la cultura occidental (religión, moral, filosofía, ciencia, etc.)
pretende desenmascarar una pretensión falsa (filosofía de la sospecha1): que los conceptos sobre los
que se asientan dichos ámbitos representan esencias inmutables, cuando en realidad no son más que
una interpretación entre otras2. En estas críticas emplea el método genealógico (La genealogía
nietzscheana constituye un método que busca en el origen histórico y psicológico de los ideales morales,
religiosos y filosóficos, la crítica de los mismos. Mostrar el origen del valor para evaluar el valor del
mismo en su origen).
¿De dónde provienen los valores cristianos y cómo llegaron a imponerse a lo largo de la historia de
occidente? (método genealógico).
Según Nietzsche, siempre fueron los poderosos los que pusieron nombres a las cosas, los que
impusieron su interpretación. Por eso, en todas las lenguas los poderosos se llamaron a sí mismos los
buenos (nobles y aristocráticos; aristos = “el mejor”); y llamaron malos a la gente vulgar. Estos términos,
en su origen, no tenían aún un sentido moral, sólo estamental: dividían a la casta guerrera y valerosa de
la inferior, del pueblo. Dentro de la clase aristocrática está, además de los guerreros, la casta sacerdotal
(que se siente inferior físicamente), que empieza a desviarse en su modo de valorar: movidos por el
resentimiento hacia los guerreros, empiezan a valorar más todo lo espiritual (se inventan la
contraposición puro-impuro y el “otro mundo” suprasensible; se inventan la religión).
Esta valoración negativa de la vida ya se encontraba, según Nietzsche, en Sócrates y Platón: invención
de un Mundo de las Ideas trascendente y de un alma inmortal que debe purificarse del cuerpo. El
Cristianismo -que no es más que una “popularización del platonismo”- y toda la filosofía occidental no
hacen sino continuar este ideal ascético.
La Moral ascética constituye una Primera transvaloración de los valores: se invierte el modo de
valorar, y ahora los buenos pasan a ser los plebeyos, los pobres, los enfermos, los más débiles. Esta
inversión la realizó, según Nietzsche, el pueblo sacerdotal por excelencia: el pueblo judío, y fue
continuada por el cristianismo (“Rebelión de los esclavos”). La moral de los esclavos es siempre reactiva,
movida por el resentimiento (la moral de los señores se caracteriza por la acción); es antinatural y se
opone a la vida; la felicidad de los esclavos es pasiva y resignada (= narcotizante). Podemos seguir el
rastro a esta moral tomando como hilo conductor el rechazo del cuerpo y de los sentidos y
endiosamiento de una razón que anula las diferencias e impone la homogeneidad del rebaño.
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Actitud de denuncia y sospecha. Expresión “filósofos de la sospecha” (Ricoeur, en 1965) → se refiere a los tres
pensadores que desenmascaran la falsedad escondida bajo los valores morales y la verdad (Nietzsche), la ideología
(Marx: para Marx la ideología, la filosofía y la religión = justificación del status quo; corresponden a la clase
dominante y tienen como finalidad su mantenimiento) y las acciones del ser humano (Freud: la conciencia está
regida por el subconsciente).
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Todo es interpretación. Todo valor es creación humana (como interpretación), aunque su origen es olvidado (por
ello, la verdad es más una cuestión axiológica que ontológica).
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[Precedente griego: Sócrates y Platón; su culminación: ideales democráticos y el socialismo (sólo
expresan la voz del rebaño y del resentimiento)].
Cualquier impulso natural es convertido en pecado, creando la culpa y la mala conciencia. Así se
consigue debilitar anímicamente a los fuertes → domesticación/civilización, animal de rebaño. [= Freud
(la cultura genera necesariamente sentimiento de culpa; cultura = represión de los instintos e
interiorización de la agresividad)]. El triunfo de la moral de los esclavos se debe, pues, a su astucia y su
superioridad numérica (son inferiores física y moralmente). Los débiles son mayoría y se unen por
instinto gregario (Nietzsche rechaza todo igualitarismo). Los fuertes son siempre excepcionales (de ahí la
defensa de la individualidad frente a la masa)
Como consecuencia de todo esto: empequeñecimiento y nivelación del hombre europeo actual (moral
gregaria que nivela e iguala a todos por abajo) y necesidad de una segunda transvaloración de los
valores, en la que se recupere la moral vitalista de los antiguos y en la que sea posible la excepcionalidad
del superhombre. (Con el ateísmo el hombre se liberaría del sentimiento de culpa y recuperaría una
segunda inocencia).
Todas las leyes = invención del hombre. En el universo reina el caos, no existe ningún orden ni
regularidad alguna (= crítica kantiana al argumento teleológico de la existencia de Dios). Las leyes no se
descubren, se inventan [lo cual denota la debilidad humana: el hombre no soporta su contingencia y su
finitud; se consuela inventando una regularidad en el cosmos con el fin de no sentirse desamparado].
└ El Superhombre no necesita evadirse de su condición ontológica de ser finito.
Nietzsche hace una crítica radical de la propia razón humana: la razón no es más que un
epifenómeno casual de la naturaleza, un simple instante en el devenir del mundo (su existencia es
efímera y no dejará huella). Además hay que afirmar otras dimensiones propias del hombre (instinto,
imaginación, etc.) que no son inferiores a la razón.
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cualidad de los objetos mismos; = Kant). Todo huye sin consistencia (= Heráclito). La abstracción que la
mente realiza prescindiendo de las cualidades transitorias e individuales de las cosas es un acto ilegítimo
que violenta la realidad.
La filosofía griega, desde Sócrates, pensó que la realidad podía ser racionalizada (ya podía atraparse
en el concepto) y que la realidad no podía ser contradictoria (por lo que la razón tampoco podía caer en
contradicciones: principio de no-contradicción; Parménides).
Para Nietzsche, sin embargo, la realidad no es racional sino irracional, no es ordenada sino caótica. La
verdad no existe. El principio de no-contradicción parmenídeo no es un principio sobre la realidad, sino
la expresión de la incapacidad de la razón para dar cuenta de la realidad.
C) CRÍTICA A LA METAFÍSICA.
Nietzsche cree en el devenir (= Heráclito, por quien siente veneración y lo sitúa al margen de los
demás filósofos, que engañados por la razón negaron el testimonio de los sentidos). La negación de la
metafísica surge ya de esta afirmación de la realidad como devenir (metafísica = filosofía del ser, del ser
permanente de las cosas). Ese ser permanente no es más que una ficción de la razón. El mundo
metafísico es llamado por Nietzsche “el otro mundo”, “el más allá”.
En su crítica a la metafísica, lleva a cabo la negación de todas las categorías ontológicas (= Hume):
Vs. sujeto: Como punto de partida, arremete contra el cogito cartesiano. Del “yo pienso, luego existo”
se cree obtener una evidencia o conciencia inmediata de un sujeto o sustancia que es el “yo” pensante.
Para Nietzsche, no obstante, decir “Se piensa, luego hay una cosa que piensa” implica admitir a priori la
creencia en la idea de sustancia, de un sujeto que piensa. Lo único que aparece en la conciencia es la
actividad de pensar: se piensa. Tanto el sujeto como el objeto son puestos por el pensamiento, en virtud
de un hábito gramatical que a la acción atribuye un actor.
El sujeto es una ficción resultante de reducir a la unidad los diferentes estados de conciencia,
atribuyéndolos a un agente interior como efecto de una causa. (= atomismo psíquico de Hume).
Vs. causalidad: no tenemos experiencia alguna de las causas. Su origen está en la convicción subjetiva
errónea que hacemos de nuestra actividad interior, en la que nos figuramos actores de una acción. La
voluntad de hacer algo la tomamos como una causa, porque la acción sigue a esa voluntad. Luego
proyectamos al exterior la misma interpretación, inventando un sujeto actor de todo lo que sucede.
Todo ello es pura ilusión. No hay causa en absoluto. Sólo la necesidad ciega y el azar serían los principios
del gobierno del mundo.
La muerte de Dios.
Expresión ya utilizada por Lutero, Hegel y Feuerbach. Nietzsche, de forma más radical, afirma que la
“muerte de Dios” es la muerte de los valores absolutos (crítica a la metafísica occidental).
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Según Nietzsche, Occidente está viviendo quizá la mayor crisis de su historia → se está precipitando en la nihilidad
(perdiendo todos sus valores y principios: se queda sin religión, sin moral, sin sentido: la nada) → entrega a un
cientificismo ciego y al hedonismo (= huída hacia delante).
El término nihilismo procede del latín nihil y significa “nada”. Pero en Nietzsche tiene de entrada dos sentidos: 1)
desvalorizar la vida: no atribuir a la vida ningún valor o atribuirle un valor ficticio, esto es, atribuir a un mundo
suprasensible un valor por encima de la vida (las Ideas platónicas, el Dios cristiano), y 2) reacción frente a los
sustitutos de los valores de la vida: expresión “Muerte de Dios” (= negación de Dios, de lo verdadero, del bien).
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La “muerte de Dios” abre dos posibilidades: a) ateísmo superficial y desenfreno moral (el “ último
hombre”) y b) la proyección consciente de nuevos ideales creados por el hombre: el “superhombre”.
La voluntad de poder.
La voluntad de poder se presta a interpretaciones triviales que se resumen en el dominio sobre los
otros. Voluntad de poder es ante todo la capacidad de enfrentarse a los obstáculos, capacidad de
creación. También los débiles son capaces de enfrentarse a los nobles, pero no son capaces de crear.
No se debe entender que voluntad de poder significa aspirar al poder, porque tal aspiración supondría
una subordinación del individuo a los mecanismos sociales, políticos, o incluso psicológicos, de los que
depende el poder. No es a ocupar un alto cargo político a lo que la voluntad aspira (tal voluntad seguiría
siendo la de un esclavo que sigue rigiendo su vida por lo ya establecido). Se trata de la voluntad
afirmativa de crear (con frecuencia el modelo de hombre superior es para Nietzsche el artista).
a) Formulación ontológica: eliminada toda hipótesis de una creación, el mundo es eterno (no tiene ni
principio ni fin temporal). No tiene principio porque no hay un creador, y no tiene fin porque, de tenerlo,
en toda la eternidad que ha pasado, ya se hubiera inevitablemente alcanzado. Sin embargo, el mundo es
finito (mundo = relación de fuerzas, y el concepto de fuerza infinita es un absurdo porque no tendría
sobre qué ejercerse), por lo que llegará un momento en que todos los estados de cosas posibles ya se
habrán dado y volverán a repetirse y no sólo una vez sino infinitas veces, pues el tiempo es eterno.
Ahora bien, puesto que el tiempo no es más que una relación entre cosas, si un estado de cosas se
repite, consecuentemente el tiempo mismo se repite, por lo que no tiene sentido decir que un estado
de cosas actual volverá a darse dentro de X tiempo, sino que este tiempo mismo –este instante con todo
lo que hay en él- es eterno.
b) Formulación ética: en realidad la formulación ontológica es más bien una hipótesis que exigiría
centrar nuestra atención en la formulación ética, que es la que realmente le interesaba: cuál debe ser
nuestra actitud si asumimos esta hipótesis. (Esta asunción del eterno retorno de lo mismo tiene el
mismo sentido que lo que en otros sitios denomina amor fati: amor a lo hecho). Sólo quien asume
totalmente la vida en este mundo sensible es capaz de soportar la idea del Eterno Retorno de lo Mismo.
Hay dos tipos de hombres:
- El hombre superior, el hombre trágico. Aquel capaz de decir sí a la vida. Obviamente, si cada
instante es eterno, el valor de nuestras vidas (aquí en la tierra) es inconmensurable, y no hay
ningún supramundo que pueda adquirir un valor superior.
- El esclavo. Aquel para el que este mundo no es más que fuente de dolor, algo despreciable.
Para él, el eterno retorno será “la carga más pesada”, la vida se le volverá intolerable.
La idea de Eterno Retorno es el eje central de la “nueva moral” propugnada por Nietzsche: “Puedes
hacer lo que quieras, pero lo que hagas has de quererlo de verdad” (lo que hagas, sea lo que sea,
retornará infinitas veces; el valor de tu acción será siempre infinito).
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►¿Podemos considerar a Nietzsche un posmoderno? A pesar de que Nietzsche hace una devastadora
crítica de la modernidad, no podemos por ello entender que su propuesta se identifique con lo
posmoderno. En absoluto podemos hacer una asimilación entre el superhombre y el hombre
posmoderno, pues mientras éste vive en la carencia absoluta de valores, aquél se define por la
necesidad de crearlos. Efectivamente, Nietzsche es el primero en señalar la caída de los “grandes
relatos”: los conceptos, el lenguaje, el bien y el mal, Dios… Pero de esta caída se hacía posible a sus ojos
el surgimiento de una segunda transmutación de los valores. Nietzsche no está en contra de toda moral;
el superhombre sigue siendo un sujeto moral, en el sentido de que se ocupa por afirmar unos valores.
Superhombre es aquel capaz de cuidar de sí en el seno de una cultura plural. Nietzsche buscaba la
posibilidad de una nueva cultura en la que el hombre, a diferencia del “hombre gregario”, pudiera decir
YO. Cada hombre posee una unicidad que le es propia, que le permite diferenciarse de los demás.
Nietzsche, sin embargo, es consciente de que la mayoría de los hombres rehúye de esta unicidad y
prefiere actuar de forma gregaria.