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¿Desarrollo o concentración de la riqueza?

El caso de la
fruticultura en el Alto Valle de Río Negro. Una mirada desde
la antropología económica

Liliana S. Landaburu1
Susana R. Presta2

Resumen

Desde diferentes disciplinas se ha abordado el espacio social productivo del Alto


Valle de Río Negro, en la Patagonia argentina, a partir de los cambios técnicos y
tecnológicos, la productividad y el proceso de exclusión social.

En este trabajo, abordamos el espacio productivo a partir de los programas inter-


nacionales de desarrollo, y su implementación en la última colonización planificada,
correspondiente a las ciudades de Villa Regina, Chichinales y General Enrique Godoy.
A partir del trabajo de campo, ponemos en tensión dichos programas y sus implicancias.

La situación actual del circuito productivo ubica a la pequeña producción rural, así
como también a los pequeños y medianos empaques, en un proceso de descapitaliza-
ción. La concentración del capital en la zona y su desplazamiento al Valle Medio, nos
permitirá dar cuenta del proceso histórico y sistemático de exclusión, permitiéndonos
abordar una reflexión crítica desde la disciplina.

Abstract

Different disciplines have studied the social space of production in the Alto Valle
de Río Negro, argentine Patagonia, from the technical and technological changes,
productivity and process of social exclusion.
1
Facultad de Filosofìa y Letras, Universidad de Buenos Aires. Becaria Doctoral UBA. Miembro del Núcleo Argentino de
Antropología Rural (NADAR). Correo electrónico: liliana-landaburu@hotmail.com
2
Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires. Becaria Posdoctoral
CONICET. Correo electrónico: spresta@hotmail.com

análisis del medio rural latinoamericano 29


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

In this paper, we approach to the productive space from international development


programs and their implementation in the last planned colonization for the cities of
Villa Regina, Chichinales and General Enrique Godoy. It is our purpose to analize
those programs and its amplications from a critical perspective.

The current status of the production chain, located at the small rural production, as
well as the small and medium-sized packaging, results in a process of decapitalization.
The concentration of capital in the area and its extension to the Middle Valley, will
allow us to consider the historical and systematic process of exclusion and make a
critical reflection from the discipline.

Introducción y contexto histórico

El espacio social del Alto Valle de Río Negro, en la Patagonia argentina, se ha con-
formado con la penetración de formas capitalistas de producción. Es el mayor oasis
irrigado que se encuentra a lo largo del río, en la provincia de Río Negro, posee una
superficie productiva actual de cien mil hectáreas, de las cuales el setenta por ciento
se encuentra bajo riego y representa el 80% del producto sectorial, siendo los cultivos
de pera y manzanas los mas importantes en la zona.

La historia de este espacio productivo comienza en el mismo momento que se inicia


la ocupación de la Patagonia a partir del exterminio y la matanza indígena llamada
“Conquista al Desierto”. Una vez concluida la campaña se proveerá, a través de fuertes
militares, seguridad a los valles y se efectivizará la definitiva expansión territorial.

El dique Ballester, que desagua en el lago Pellegrini, se constituirá en la primera


gran obra en la región, cuya finalidad principal será la de regularizar los cursos flu-
viales y sistematizar la irrigación sobre tierras que inmediatamente se destinarían a
la producción frutihortícola (Radovich, 2003). La construcción de la obra comenzara
en 1916, y el último tramo del canal principal del sistema integral de riego del Alto
Valle se realizará en 1928.

La finalidad era irrigar las amplias extensiones conquistadas, realizándose poste-


riormente, en las fronteras al sur del río Colorado, un proceso de subdivisión de tierras
fiscales o que habían sido entregadas por el Estado a los Integrantes de la “Campaña
al Desierto”.

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¿Desarrollo o concentración…

Un mecanismo de recuperación de tierras a través de la compra por intermedio


de inversores, dará origen al poblamiento, cuya forma básica serán procesos de
colonización, conformando una estructura productiva basada en pequeñas parcelas
familiares, característica de la estructura agraria de la región. Este proceso, llevado
a cabo por inversores ingleses, italianos y franceses, permite observar en la última
colonización planificada en el valle, que comprende las actuales ciudades de Chichi-
nales, Villa Regina y General Enrique Godoy, una triangulación financiera auspiciada
por la embajada de Italia en la Argentina, junto a los representantes de los bancos de
Italia y Río de la Plata, el Banco Frances e Italiano para la América del Sur y cinco
compañías navieras italianas radicadas en Buenos Aires, las cuales iniciarán las tareas
de colonización con el apoyo de la élite local.

Paradójicamente, la conformación de la estructura agraria en la zona, ancla en la


idea de progreso, la idea-fuerza más potente de la sociedad contemporánea. Y esto es
así aunque, como señala Nisbet (1981), la inviabilidad a mediano y largo plazos del
modelo de civilización industrialista y depredador derivado de esta noción, se hará
cada vez más evidente, dando origen a una fuerte diferenciación social. Sin embar-
go, la idea de progreso sostendrá este proceso a partir de la posibilidad de cambiar y
mejorar el espacio regional.

En 1928 el ferrocarril Sud constituye una sociedad subsidiaria, Argentine Fruit


Distributors y levantará empaques en las mismas estaciones de ferrocarril donde la
producción de los colonos era preparada para ser transportada hacia el puerto de Buenos
Aires y de allí exportarla a Europa. El control del proceso de producción y distribu-
ción y consumo, implicaría la subordinación de las pequeñas unidades productivas.

A partir de 1930 comienza a ampliarse la superficie de riego, y a finales de esa


década la explotación de fruta comienza a ser rentable; este mismo proceso justifica
el surgimiento de establecimientos especializados, dedicados exclusivamente al cul-
tivo de frutales. Así surgirá un sujeto social emergente, el chacarero, en esa época
los farmers3 del valle.

Conjuntamente con la nacionalización de los ferrocarriles, se crearán las condicio-


nes favorables de acumulación, debido al incremento de la demanda de fruta fresca
por parte de Europa y a una mayor independencia en la actividad.

3
“Se trata de un productor que combina trabajo doméstico y acumula capital, lo cual permite en un lapso significativo ampliar
el proceso productivo aumentando la productividad del trabajo” ( Archetti y Stolen, 1975:149).

análisis del medio rural latinoamericano 31


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

En la década del 50, el Alto Valle se fue afianzando cada vez más como líder en la
región, considerado a partir de entonces el “período de oro” para estos agentes, posi-
bilitando la inversión de las ganancias en las chacras, fundamentalmente la compra
de tractores y herramientas de trabajo.

A diferencia del periodo anterior, todas las empresas de la región para este período
son de capitales nacionales; el control del empaque, la comercialización y la exporta-
ción de fruta del Alto Valle por parte del capital británico habían sido reemplazados
por el control del capital nacional.

A partir de la década de 1960 la fruta iniciará su transformación en jugos y pulpas


concentradas al vacío; paulatinamente la incorporación de innovaciones en las chacras
se tornará mas selectiva, con innovaciones muy especializadas, sólo accesibles a las
grandes empresas, especialmente las integradas (Bendini, 1999).

En la década de los setenta y principios de los ochenta, avances técnicos y tecno-


lógicos, vinculados a una mayor productividad y mejor calidad de la fruta, generarán
consecuencias significativas para los chacareros, al no poder alcanzar dichos cambios,
los cuales ingresaran en un proceso sistemático de descapitalización. En las postrime-
rías de la década de 1970 finalizará la época de esplendor de los pequeños productores
rurales, y el surgimiento de nuevos actores sociales, entre ellos empacadores, comer-
cializadores e industriales, los ubicará en un grado de subordinación cada vez mayor.

La región comienza a caracterizarse por una fuerte concentración y trasnacionali-


zación de los complejos agroindustriales. En 1997 las siete empresas agroindustriales
líderes en la región realizan todas las etapas de la producción.

El proceso de expansión de capital, acompañado de fuertes cambios técnicos y


tecnológicos, trajo consigo la pérdida de autonomía productiva y tecnológica, y la
falta de esta última produjo un proceso de diferenciación y jerarquización en las ex-
plotaciones, dentro de las cuales se organizan tanto las relaciones sociales como las
relaciones de producción y circulación de bienes.

Este proceso de desestructuración dio origen a una sistemática ampliación de la exclusión


social, ubicando a estas unidades dentro del sistema productivo en condición de liminalidad4.

4
“Entendemos por liminalidad en este contexto, los bordes y márgenes, es decir, los límites del circuito productivo y, a su
vez, una situación interestructural ligada a este periodo histórico (Landaburu,2007).

32 textual
¿Desarrollo o concentración…

Este breve recorrido histórico nos permite comprender someramente el proceso


de acumulación de capital en la región, el cual a partir de la década de 1990 prin-
cipia un nuevo proceso vinculado a programas de desarrollo, que analizaremos a
continuación.

Metodológicamente, el diseño de la investigación se articula a partir de los progra-


mas internacionales y nacionales y los datos cualitativos, estos últimos, provenientes
del trabajo de campo realizado en la última colonización planificada en el Alto Valle
de Río Negro. Los programas oficiales, tanto internacionales como regionales, se-
rán puestos en tensión con los agentes involucrados, los pequeños productores, los
chacareros, así como también medianos y pequeños propietarios y trabajadores de
empaques, permitiéndonos abordar una reflexión critica sobre la dinámica de este
particular sistema.

Desarrollo y espacio rural. Lineamientos a escala mundial

Consideramos necesario realizar un recorrido sobre las distintas concepciones en torno


al desarrollo, a fin de poder comprender su incidencia en los proyectos regionales,
así como algunas de las consecuencias de dichas implementaciones. Las relaciones
que se plantean entre los organismos de financiamiento internacional, el Estado, las
organizaciones de la sociedad civil y el mercado, destacan la existencia de discursos
y prácticas que, si bien pueden variar según el contexto, apuntan a objetivos comunes.
Estos son, por un lado, la incorporación de los sujetos en tanto productores y consu-
midores en el mercado y, por el otro, la invisibilización de los conflictos entre capital
y trabajo. Sumado a esto último, aspectos como la “identidad rural” en el marco de
los lineamientos del desarrollo económico, suponen constantes reconfiguraciones en
las formas de construcción de subjetividades.

Ahora bien, hablar de desarrollo implica remontarse al discurso inaugural pronun-


ciado en 1949 por el presidente Truman; a partir de ese momento el mundo quedó
dividido en dos espacios claramente definidos: el “mundo occidental desarrollado” y
los países subdesarrollados. Indudablemente, la Guerra a la Pobreza y la Alianza para
el Progreso contribuyeron a afianzar la noción de subdesarrollo en las subjetividades
y afirmar esa idea del necesario paso de lo simple a lo complejo, lo inferior a lo su-
perior, de lo peor a lo mejor; en fin, para el mundo rural, el pasaje de lo tradicional y
arcaico a la modernidad.

análisis del medio rural latinoamericano 33


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

Sin embargo, la expresión “desarrollo social” fue la contrapartida del “desarrollo


económico”; así, la idea de lo social y económico como realidades distintas pasó a
convertirse en un conjunto equilibrado que permitiría, a partir de análisis sistemáticos,
resolver la problemática de la modernización y el desarrollo para los países del tercer
mundo. El desarrollo devino “naturalmente” en desarrollo económico.

La Estrategia de Desarrollo Internacional, proclamada el 24 de octubre de 1970,


implicaba una estrategia global, basada en acciones conjuntas y concentradas en to-
das las esferas de la vida económica y social, transformándose esta estrategia en una
resolución casi simultánea de Naciones Unidas, la cual establecía un proyecto para
la identificación de una aproximación unificada del desarrollo y su planificación, que
integraría completamente los componentes económicos y sociales en la formulación
de políticas y programas (Esteva, 2000).

En este sentido, como bien señala Stavenhagen (1985), la solución implicaba


el crecimiento económico a través de diferentes estrategias que enfatizaban dife-
rentes elementos: algunas, los recursos naturales; otras el capital, la educación o
la tecnología.

La palabra clave era la modernización: supuesto de que el modelo implícito de las


llamadas sociedades modernas se podía alcanzar si los países seguían ciertas estrate-
gias de cambio social, cultural y económico dirigido. Estas estrategias eran juzgadas
por especialistas internacionales, quienes calificaban a los países en una jerarquía
de acuerdo a su desempeño. Se consideraba, además, identificar los obstáculos para
el cambio: instituciones sociales tradicionales, economía no monetaria, ausencia de
espíritu emprendedor, visión del mundo particularista. Los países subdesarrollados
eran tenidos como sociedades duales, en las cuales un sector moderno chocaba con
otro tradicional.

En este contexto, diferentes enfoques predominarán en la década del setenta:


mientras algunos hacían énfasis en la cuestión distributiva y el dualismo entre campo
e industria, otros pusieron énfasis en el análisis de procesos y relaciones al interior
del mundo rural.

En este sentido, en 1986 se crea el RIMISP–Centro Latinoamericano para el Desa-


rrollo Rural, cuyo enfoque ha contribuido a la formulación del concepto de Desarrollo
Territorial Rural (DTR), que ha sido adoptado como marco conceptual general de los
proyectos y actividades en los diferentes Estados.

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¿Desarrollo o concentración…

El DTR propone la transformación productiva e institucional de espacios rura-


les determinados, con la finalidad de reducir la pobreza rural. La transformación
productiva tiene el propósito de articular competitivamente y sustentablemente a la
economía del territorio con mercados dinámicos. Entre sus socios y colaboradores
se encuentran el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial, la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Fundación Ford.

Otro organismo con seis décadas de historia es el Instituto Interamericano de Coo-


peración para la Agricultura (IICA), cuya acta fundacional, desde otra perspectiva,
formula sus propósitos ligados a “enfrentar los nuevos retos de la agricultura y dar
respuesta a la demanda de los países, respondiendo a los mandatos de los Jefes de
Estado y de su Gobierno, de la Asamblea General de la Organización de los Estados
Americanos y de los ministros de agricultura del hemisferio”.

Observamos que ambos organismos, desde diferentes marcos de análisis, tienen


como objetivo la transformación de los espacios rurales ligados a los nuevos desafíos
que impone el mercado mundial.

En este punto amerita considerar que, paralelamente a estas propuestas, las recetas
del denominado Consenso de Washington5 impactaron tanto en el ámbito urbano como
rural. El modelo neoliberal, aplicado universalmente, trajo consigo la reformulación
del Estado, privilegiando la lógica de la competencia, el mercado como regulador de
los distintos órdenes sociales, la concentración económica, el ajuste, la precarización
del empleo, la caída del salario, la exclusión y la desigualdad social.

En este contexto, generalizado para América Latina, la conceptualización de De-


sarrollo Territorial Rural (DTR) incluye categorías como inclusión, equidad, bienestar
y desarrollo democrático, que se encuentran articuladas al desarrollo de las capaci-
dades de los propios agentes. La asistencia técnica y la gestión de trabajo deben ser

5
Hoy se debate ampliamente sobre los efectos de las primeras reglas que se adoptaron en los noventa en materia de reformas
estructurales. El economista John Williamson acuñó el término Consenso de Washington para denominar los acuerdos entre
los aparatos financieros de Estados Unidos y las Instituciones de Bretton-Woods. El acuerdo consistía en:
-disciplina de las finanzas públicas para recurrir a déficit
-determinación de propiedades en los gastos públicos
-reforma de la fiscalidad
-liberación financiera
-adopción de un tipo de cambio único
-liberalización comercial
-promoción de la inversión extranjera directa
-privatización de las empresas públicas

análisis del medio rural latinoamericano 35


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

propiciadas por los Estados y sus gobiernos locales. Estos lineamientos, presentes
en todos los programas internacionales, implican tener en cuenta que los Estados se
encuentran endeudados económicamente con los organismos internacionales ( BID,
BM, entre otros), de modo tal que se transforman en “socios” o “colaboradores” de
los organismos multilaterales que proponen y propician los proyectos de DTR.

En síntesis, aquellos que propusieron las políticas neoliberales para América Latina
con sus consecuencias devastadoras tanto para el ámbito rural como urbano, son los
mismos que desde diferentes organismos, propiciarán el concepto de DTR como forma
de paliativo a la pobreza, los cuales implicarán nuevas acciones y formas organizativas.

Estos programas de DTR, junto a las relaciones económicas y técnicas de produc-


ción que proponen, fomentan la construcción de una “cultura empresarial emprende-
dora”, la formación de redes asociativas entre los agentes locales y la construcción
del llamado capital social.

Como hemos visto, estos programas, dirigidos a paliar la pobreza rural, no sólo
fueron aplicados a espacios rurales puntuales denominados “arcaicos” o con índice
de conflictividad, producto de la desocupación, el despoblamiento y el desarraigo, los
cuales incluyen la participación de la comunidad en programas de economía social y
solidaria, sino también fueron operados por las diferentes economías regionales, las
cuales debían modernizarse e iniciar así su reconversión productiva y su inserción a
una economía globalizada.

“Progreso”, “Modernización” y “Desarrollo”. Consideraciones acerca de las


relaciones entre Estado, sociedad civil y organismos internacionales

Precisamente teniendo en cuenta las ideas de “progreso”, “modernización” y “desarrollo”,


podemos pensar que la deuda (entre los países “pobres” y los organismos internacionales)
implica una doble relación de superioridad –respecto de los países “endeudados” que acarrea
lazos de dependencia económica, política y cultural (Murillo 2006)– y tolerancia en el camino
hacia el proclamado ideal de desarrollo de estos países, el cual se conjuga con la extensión
de la racionalidad del modelo empresarial6 hacia todas las dimensiones de la vida social.
6
A partir de la década del setenta en nuestro país y en América Latina se produce un cambio importante en las formas de
organización de la fuerza de trabajo en los procesos de producción capitalistas. Las denominadas “nuevas formas de organi-
zación del trabajo” incorporan las tareas de control de calidad a los puestos de fabricación. En este sentido, los trabajadores

36 textual
¿Desarrollo o concentración…

Quisiéramos detenernos en la idea de tolerancia. Esta última se remonta históri-


camente a la Ilustración y, según Dussel (2003), hace referencia a una “pretensión
de verdad” puesto que afirma acceder a la cosa real misma, desde una lengua, desde
un mundo cultural, desde un horizonte ontológico; pero sabe que tal acceso no es
absoluto; es siempre finito, parcial, determinado por una cierta perspectiva social,
histórica, psicológica, etc. La pretensión de verdad es un a priori de la validez de
dicha verdad para el otro. La aceptación del otro viene después, es un a posteriori que
manifiesta ese “tiempo intermedio” que la tolerancia llena. La tolerancia es el saber
esperar racionalmente (no de manera escéptica ni relativista, sino con respeto por el
otro y con plena pretensión universal de verdad aunque sin alcanzar el consenso con
el otro todavía), en el trabajo del argumentar, del mejorar los argumentos que tengan
en cuenta al otro como otro. Es un tolerar el no consenso del otro, mientras no se
hayan encontrado los argumentos o las circunstancias propicias para la imposición de
la propia pretensión universal de verdad. La actitud tolerante es propia de un sujeto
racional (Dussel, 2003).

Ahora bien, la tolerancia requiere, como vimos, una final aceptación por parte del
otro, forja una relación de subordinación a partir de este consenso. Pero, de ningún
modo, se acepta a ese otro, puesto que se lo considera “errado” (y en actitud “errante”)
por el hecho de no compartir o reconocer la validez de la propia verdad universal. Sin
embargo, la tolerancia suele ataviarse con los ropajes de la solidaridad, en tanto actitud
de responsabilidad por el otro y respeto de su alteridad. De esta forma, nos resulta poco
adecuado hablar en términos de solidaridad (tan aclamada por la economía social), cuan-
do lo que existe es una actitud tolerante, y la alteridad y la diferencia son vistas como
obstáculos que “atrasan” el proceso de desarrollo. La vida y la racionalidad de ese otro
sólo serán toleradas en cuanto se subsuman a la consecución de la validez pretendida.

La variación de apropiaciones de la idea de desarrollo, así como las tentativas de


reformarla, se expresan en los numerosos adjetivos que forman parte de su historia:

deben poder resolver cualquier problema que surja en el proceso de producción. De este modo, la creatividad, la capacidad
reflexiva, el compromiso, la responsabilidad y mayor autonomía de los trabajadores son aspectos fuertemente alentados por
la empresa. Si bien este modelo empresarial presenta especificidades concretas, conjuga asimismo elementos de los modelos
tayloristas-fordistas. La nueva gestión del trabajo se sostiene, a la vez, sobre la producción de un saber técnico y un saber ser
(Figari 2003:108). En el marco de este sistema de producción, los trabajadores ya no serán considerados como un apéndice
de la máquina desprovisto de capacidad de resolución y pensamiento, sino que ahora serán incitados a aportar opiniones,
participar en discusiones sobre la toma de decisiones en torno a la organización del trabajo y a usar su creatividad para solu-
cionar problemas (Rosendo 1998; Castillo 1988; Neffa 1999). Surge una racionalidad distinta donde la toma de decisiones
y la resolución de problemas, más allá de basarse sobre cifras y lógicas, se orientan a los elementos subjetivos y afectivos,
los cuales se adaptan mejor a los fines que persigue la empresa. Por tanto, la concepción de un trabajador flexible aparece
como la síntesis del actual proceso de trabajo y, a la vez, reformula el significado que adquiere el trabajo para los sujetos.

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ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

industrial, capitalista, para adentro, para afuera, comunitario, desigual, dependiente,


sustentable, humano. Esas variaciones y tensiones reflejan no sólo las experiencias
históricas acumuladas por diferentes grupos de poder en sus luchas por hegemonizar
internamente el campo del desarrollo, sino también diferentes momentos de integración
del sistema capitalista mundial (Lins Ribeiro 2007: 9).

Ahora bien, las anteriores consideraciones nos permitirán atender a dos cuestiones
cuya vigencia resulta insoslayable en el actual contexto socioeconómico y político; a
saber: la actualización –a partir del concepto de desarrollo– en términos de “deber”
de la expansión de la racionalidad occidental hacia el resto del mundo con el fin de
integrarlos a las “formas materiales y espirituales de su civilización”; así como tam-
bién el “legado” de los postulados evolucionistas y funcionalistas en los discursos que
configuran en la relación Estado-sociedad civil en la economía social argentina. Ambas
cuestiones requieren ser contextualizadas, a nuestro entender, a partir de la existencia
de un imperialismo global, el cual implica un reordenamiento y una redefinición de las
unidades geohistóricas básicas del imperialismo moderno en términos que expresan
un creciente predominio del mercado global sobre los Estados nacionales (Coronil
2003). Desde el siglo XVI, estas unidades se han constituido a través de cambiantes
relaciones entre Estados y mercados. Lo que distingue al imperialismo global es que,
por primera vez, el mercado mundial ejerce un papel dominante sobre los Estados en
su conjunto, condicionando sus funciones y determinando la formación de identida-
des colectivas dentro y fuera de sus fronteras (Coronil 2003: 21). La globalización
del mercado va unida no a la desaparición, sino a la redefinición del Estado y de sus
relaciones con la economía.

Históricamente, hablamos de un Estado capitalista en la medida en que condensa,


como articulación dominante, las relaciones sociales de producción capitalistas y es
dependiente de la lógica del capital, y por lo tanto del proceso de acumulación que
por ella se rige. Siendo que el derecho media entre lo político y lo económico, surge
una contradicción, es decir, las relaciones de explotación tienen lugar en un ámbito
jurídico-político de igualdad y libertad (De Souza Santos, 1998). Así, la función po-
lítica general del Estado consiste en “dispersar” las contradicciones y luchas de modo
de mantenerlas en un nivel de tensión funcionalmente compatible con los límites
estructurales impuestos por el proceso de acumulación y por las relaciones sociales
de producción que en él tienen lugar (De Souza Santos, 1998).

En este sentido, resulta interesante considerar el concepto de arte de gobierno


(Foucault 2008: 19) en el marco de las relaciones entre Estado, organizaciones de

38 textual
¿Desarrollo o concentración…

la sociedad civil (involucradas en iniciativas de la economía social y solidaria) y


organismos internacionales, pues podemos sostener la construcción de un arte indi-
recto de gobierno (Presta, 2009). Es indirecto puesto que requiere de la mediación,
especialmente, de las instituciones estatales para efectivizar la puesta en práctica
de las políticas de desarrollo, las cuales constituyen uno de los ejes centrales de las
transformaciones en la dinámica de acumulación del capital. Los organismos inter-
nacionales interpelan a los Estados nacionales, al tiempo que éstos actúan en tanto
mediadores de la interpelación a la sociedad civil. En el discurso de los organismos
internacionales se habla de un “nuevo pacto social” establecido por la concordancia
de los intereses de los distintos sectores de la sociedad. Sin embargo, consideramos
que con este “nuevo pacto social”, las distintas formas de interpelación llevadas a
cabo por los organismos internacionales apuntan al establecimiento de ciertas obli-
gaciones morales-económicas a partir de las cuales los sujetos reconozcan el orden
socioeconómico imperante, en el que el mercado ocupa un lugar privilegiado.

Aquí, la utilidad social adquiere un sentido dado por la preeminencia de la maxi-


mización de beneficios económicos. Esta idea de pacto surge con la excusa de la “co-
rrupción” de los actuales Estados y sus instituciones, lo cual implica la necesidad de
reforma de las mismas. El arte indirecto de gobierno se despliega a través de distintas
estrategias que requieren de la mediación de distintos agentes (gubernamentales, pri-
vados y/o no gubernamentales, según sea el caso), los cuales garantizan la viabilidad
de sus intereses y la rentabilidad de sus inversiones. Estas estrategias confluyen en una
misma dirección: la incorporación de los llamados “sectores vulnerables” al mercado.

En consecuencia, con el fin de dar cuenta acerca de lo mencionado, analizaremos


los programas ejecutados en el Alto Valle de Río Negro y sus implicancias para los
diferentes agentes intervinientes de la cadena productiva.

Programas de Desarrollo Rural. Su impacto en el Alto Valle de Río Negro

A fin de analizar el espacio valletano, utilizamos la categoría de circuito productivo


(Rofman, 1999), un conjunto de unidades de producción, distribución y consumo
que operan intervinculadas a partir de una actividad común a todas ellas. El autor,
al desarrollar esta categoría sostiene que a un primer encadenamiento secuencial se
le agregan otros, que por algún motivo reciben impactos o generan efectos sobre los
demás.

análisis del medio rural latinoamericano 39


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

El proyecto Cambio Rural7 ejecutado en la década del noventa por el Instituto


Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), se focalizó en un proceso de moder-
nización, a partir de la incorporación de las nuevas variedades de pera y manzana en
las chacras, demandada por el mercado externo. Con ese objetivo se constituyeron
grupos a cargo de agrónomos que brindaban asesoramiento técnico; el objetivo era que
los chacareros se hicieran cargo gradualmente de este asesoramiento y se agruparan
en pequeñas empresas; para ello se otorgarían créditos que llevarían adelante este
proceso. El proyecto tuvo como objetivo principal “Aumentar la calidad y cantidad
de peras y manzanas, tendiente a mejorar la rentabilidad de la producción y contribuir
a la protección del medio ambiente” (INTA, 1999: 14).

Obviamente, quedó implícito en este proyecto que sería imposible resolver las
deficiencias existentes en la comercialización de la fruta, la gestión empresarial y las
organizaciones de productores, existiendo un objetivo específicamente técnico del
proyecto y paralelamente una carencia absoluta de la cuestión social.

El sector de producción al que fue dirigido el proyecto contaba en la década con un


50% de productores independientes, un 31% de productores medianamente integrados
y un 19% de productores totalmente integrados. Del total de los productores inde-
pendientes a quienes fue dirigido este proyecto de reconversión, sólo un 25% formó
parte del Programa Cambio Rural; a este sector correspondían unidades familiares
heterogéneas, que se localizaban preferentemente en predios de hasta 25 héctareas y
que intervenían a través de la venta de la materia prima.

La asistencia técnica pública mediante el programa requería que el productor debía


integrarse a un grupo de productores conformado por diez integrantes los cuales eran
asesorados por un agente del proyecto. Desde un comienzo los servicios estaban sub-
sidiados por el Estado nacional, pero con el correr de los años y en forma progresiva
el productor debería hacerse cargo de los gastos de asistencia.

“Antes había delegaciones por todos lados, los chacareros formábamos gru-
pos, había delegados, nos reuníamos todas las semanas, recibíamos algo de
información, pero ahora que más necesitamos la ayuda, no existe ningún tipo
de ayuda, ni técnica ni nada” (chacarero, Diario de Campo).

7
Programa Federal de Reconversión Productiva para la pequeña y Mediana Empresa Agropecuaria.

40 textual
¿Desarrollo o concentración…

En estos grupos, los agentes técnicos cumplían una función muy importante en el
ámbito local, eran la conexión con el productor, realizando la asistencia tecnológica
y también el asesoramiento en los comercios agroquímicos de la zona.

Los chacareros recuerdan esa época como un momento de encuentro, socialización


de saberes y contención. Si bien el impacto de los cambios técnicos y tecnológicos
habían sido brusco, la formación de grupos permitió la cohesión y el asesoramiento
sistemático. Al hablar de ello, los mayores inmediatamente recuerdan su pasado como
colonos, pero también Alberto, que participó activamente como coordinador en el
proyecto, nos dice:

“...algunos lograron integrarse, formar grupos, participar, pero otros no lo


lograron, quedaron aislados de este proceso, les cuesta adaptarse a los cam-
bios, tienen actitudes tradicionales, hay conservadurismo; los que no pueden
adaptarse al cambio quedan afuera; esta forma de ver al productor que no
puede incorporarse al sistema es visto como algo normal, forma parte de lo
viable / inviable” (Testimonio, Técnico Diario de Campo).

Esta visión tradicional del proceso en los espacios rurales, hace referencia a un cha-
carero “arcaico”, incapaz de “adaptarse” a los cambios. En el marco del paradigma
neoliberal de desarrollo rural, mientras el grupo “viable” recibiría algún apoyo des-
tinado a mejorar su capacidad productiva, el grupo “inviable” sería apto únicamente
para programas sociales de alivio a la pobreza (Kay, 2004).

Paralelamente, en el año 2003, un estudio sectorial financiado por el BID y coor-


dinado por la oficina de la CEPAL en Buenos Aires, a solicitud de la Secretaría de
Política Económica del Ministerio de Economía de la Nación, tiene como objeto
central “brindar lineamientos sobre las políticas públicas necesarias para posibilitar el
crecimiento y desarrollo de los complejos agroindustriales”.8 Este proyecto parte de
concebir una producción primaria en condiciones óptimas, ingresando consiguiente-
mente en las etapas de comercialización sin considerar las condiciones estructurales de
los pequeños y medianos productores, lo cual garantiza de esta forma el crecimiento y
el desarrollo de las complejos agroindustriales (CAI). Cuando preguntamos, durante
nuestro trabajo de campo, qué sucedió con ese proyecto nos respondieron: “de eso
no quedó nada”.

8
INTA, 2003. Estudio Sectorial.

análisis del medio rural latinoamericano 41


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

Debemos considerar que de los grandes empaques del total de la producción que
comercializan, un 50% es producción propia y el otro 50% proviene de las diferentes
unidades productivas independientes, lo cual implicaba un proceso de subsunción in-
directa al capital (Gordillo, 1998). Las empresas supervisan el proceso de producción
en las chacras y generalmente adelantan los insumos necesarios para los procesos
culturales, siendo las pequeñas producciones las que se hacen cargo de la contratación
de la fuerza de trabajo.

A partir de las consecuencias de la década del 90, se ha producido un proceso de


concentración del capital y también de inversión extranjera en la zona, y simultánea-
mente un proceso de expansión del capital hacia el Valle Medio.

Nuevas áreas geográficas se incorporaron a la producción frutícola (valle medios


de los ríos Neuquén y Negro) bajo el impulso de las ahora “empresas integradas” que
unificaron en una unidad empresarial los eslabones principales –producción, empaque
y comercialización– de la cadena frutícola y continuando con su rol de compradores
de las cosechas a los productores independientes (Landriscini, 2007:42).

Actualmente la firma Exprofrut es el principal agente económico por su capacidad


como productor, empacador y exportador. Si bien inicialmente contaba con capitales
regionales, en 1987 establece un acuerdo comercial con Bocchi Group, empresa co-
mercializadora y distribuidora de frutas en Europa. Posteriormente, el grupo adquiere
el 47% e inmediatamente inicia un proceso de plantaciones en gran escala en el valle
medio, con el fin de obtener las nuevas variedades que demanda el mercado europeo.
Finalmente Bocchi Group adquiere la totalidad de las acciones de la empresa.

La empresa trasnacionalizada también se convierte en 1997 en el socio principal


del Grupo “Terminal de Servicios Portuarios Patagonia Norte, S. A., con lo cual
obtenie la concesión del puerto San Antonio Oeste por treinta años, trasformando y
modernizando el puerto tanto operativa como logísticamente.

En el valle de Río Negro, en especial en su tramo medio, la citada empresa ha ad-


quirido y tiene en explotación varios miles de hectáreas y ha agregado un frigorífico,
cuya inversión demandó 20 millones de dólares (Rofman, 2000:350).

Otro caso de capitales trasnacionales en la zona es el grupo Salentein, de origen holan-


dés, que si bien se inician en Mendoza, en el año 2001 ingresa al circuito productivo del
Alto Valle a través de la compra de 200 héctareas, en el año 2004 invierte U$D 5 millones

42 textual
¿Desarrollo o concentración…

en un establecimiento de empaque en el centro del Alto Valle, con capacidad para procesar
25 millones de kilos, once cámaras de frío convencional y cuatro de atmósfera controlada.
Asimismo, construyó un establecimiento de empaque y conservación en el valle medio
del río Negro, articulado a un proyecto de expansión productiva en la región.

El capital regional concentrado se encuentra en un proceso de unificación de la


oferta exportadora, para adaptarse a las nuevas tendencias globales (Landriscini,
2007:54).

El signo del futuro productivo regional, sus previsibles escenarios respecto del
empleo asalariado, fijo y temporal y la capacidad de supervivencia de los agricultores
tradicionales deberá necesariamente incorporar, como variable de ajuste fundamental,
el comportamiento de la gran empresa integrada de capital externo. El valle del Río
Negro ha cambiado drásticamente de perfil y la nueva dinámica incorporada apunta
a un proceso cuyas consecuencias no son fácilmente detectables en la actualidad,
pero que parece estar signado por una aceleración de diversas formas de expulsión
y/o exclusión, de amplia cobertura y significativo efecto social (Rofman, 2000: 353).

Antes en el Valle Medio había pequeñas chacras, estaba llena de chacareros,


ahora ya no queda nadie; todo lo que hay son las grandes empresas, con lo
mejor de la tecnología, los chacareros que quedaron se pueden contar con los
dedos de la mano… (Diario de Campo, Chacarero).

Ahora bien, nos preguntamos cuál es la situación de los chacareros ante esta nueva
configuración del circuito productivo, ante la unificación de la oferta exportadora, así
como también su expulsión-exclusión.

Creemos que la categoría expulsión-exclusión constituye una mirada macro del


sistema, que permite observar la concentración del capital, pero no da cuenta del modo
en que las unidades resisten este avance, así como tampoco las diversas formas en las
cuales el capital transmuta sus estrategias. En definitiva, nos permite decir qué sucede
pero no cómo se produce dicha exclusión.

Consideramos que desde una mirada micro podremos describir los procesos que
subyacen al interior del sistema, y a partir de la voz de los propios agentes y los progra-
mas aplicados, comprender el impacto que la dinámica del capital genera en la zona de
estudio. En este sentido, entender no sólo la relación desarrollo –exclusión sino también
comprender otra relación que subyace, a saber: desarrollo– concentración de la riqueza.

análisis del medio rural latinoamericano 43


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

Debe quedar claro que el proceso de exclusión ha creado al interior del sistema
una situación de explotación y subordinación sistemática frente al capital. Para los
chacareros, a partir de la subsunción indirecta (Gordillo, 1992) de sus unidades pro-
ductivas, dado que dichas unidades están supervisadas y gestionadas por los medianas
empresas y complejos agroindustriales.

En este contexto, hemos denominado a las unidades domésticas, que funcionan


desde la lógica del capital en tanto descapitalizadas, en términos de “liminales”
(Landaburu, 2007), es decir, que, dada su situación, se encuentran en los márgenes o
límites del sistema y despliegan una infinidad de estrategias que van desde aquellas
vinculadas con la lógica clientelar y paternalista hasta las de neto corte capitalista.
A estas estrategias, por sus características y por estar vinculadas a la construcción
histórica de los sujetos, las hemos denominado estrategias equivalentes9 (Landa-
buru, 2007).

Ahora bien, diferentes autores (Neiman, 2000, 2003; Bendini, 2003; Tsakouma-
gkos, 2008) han abordado la “pluriactividad” en tanto necesidad de estas unidades de
recurrir a diferentes trabajos extraprediales para sostener la unidad productiva o para
poder reproducirse. A nuestro entender, esta categoría de análisis no nos permite dar
cuenta del entramado subyacente al interior del circuito productivo, y en tal sentido
poder analizar los efectos en el mismo, así como tampoco contemplar los procesos
de construcción de subjetividades.

Los chacareros se encuentran atravesados, en algunos casos, por diferentes acti-


vidades simultáneamente: son propietarios de sus parcelas, se encuentran a cargo del
trabajo en su chacra y de la gestión del proceso y contratan fuerza de trabajo; pero
también realizan trabajos formales e informales extraprediales; en otros casos son
contratados en calidad de encargados en empresas teniendo a su vez personal a cargo.
Asimismo, pueden trabajar como asalariados en el ámbito estatal. Vivir el chacarero
y su familia exclusivamente de la chacra, para aquellos que sufren un proceso de
descapitalización sistemático, se ha tornado imposible.

En este sentido, el contexto de liminalidad nos permite abordar las estrategias de


los sujetos a partir del concepto de pluralidad de bases económicas. Este último se
refiere a la articulación en una misma persona, grupo doméstico, unidad de trabajo o

9
Para ampliar y comprender la especificidad y características de las categorías liminalidad y estrategias equivalentes, suge-
rimos Landaburu, 2007:187

44 textual
¿Desarrollo o concentración…

comunidad local a diferentes tipos de actividades fundadas en relaciones de produc-


ción de distinta naturaleza (Comas D’Argemis, 1998:70) El concepto nos permite dar
cuenta de un sistema integrado de relaciones sociales contradictorias al interior del
circuito productivo, permitiendo también observar la construcción de subjetividades
que, por cuestión de espacio, no desarrollaremos en este trabajo.10

Obviamente, la situación con la actual crisis global se ha recrudecido en el Alto


Valle. El paisaje no es alentador; recorrer las chacras de antiguos chacareros demues-
tra la imposibilidad de realizar las tareas culturales correspondientes a poda, raleo,
fertilización, prevención de heladas.

“Esta cosecha no sé cómo vamos a pasarla; el valle se está fundiendo, se lo


están comiendo de a poco; yo no pude hacer muchas cosas, con qué plata;
todavía tengo que cobrar y no nos pagan” (Diario de campo setiembre 2009).

Al inicio de la cosecha pasada, en enero del 2009, un paro de trabajadores rurales,


de empaques y frigoríficos. bloqueó las rutas; la demanda era el aumento del salario.
Los trabajadores consideraban que ellos son el último eslabón dentro de la cadena
productiva y la más perjudicada.

En esa época recordamos a un pequeño productor que en una charla informal nos dijo:

“ No llegan a un arreglo con los salarios, y mientras a nosotros se nos pasa la


fruta, va a haber variedades que no vamos a poder mandar a los empaques, y
además nosotros cómo vamos a afrontar estos gastos; pareciera que esto lo es-
tuvieran armando los grandes; sólo ellos pueden bancarse lo que está pasando”.

Los primeros días de noviembre del pasado año, los chacareros salieron a las calles
de las diferentes ciudades –Villa Regina, Chichinales, Valle Azul, Godoy, Roca– re-
clamando por un precio justo para su producción.

Se establece que el costo de producción de la fruta es de 0,29 centavos de dólar el


kilo (INTA-UNCO), mientras que la fruta entregada entre enero y marzo se liquidó a
0,10 centavos de dólar por kilo. Esta situación con los chacareros en las rutas y mo-
vilizados en los pueblos coincidió con el inicio de la Expofrutícola, la más importante

10
Sugerimos complementar la lectura ¿Racionalidad o doble racionalidad económica? Landaburu L, Presta S. 2009. www.
scielo.org.ar

análisis del medio rural latinoamericano 45


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

exposición en la región, que organiza el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria


en el Alto Valle de Río Negro. Los acontecimientos motivaron la suspensión del en-
cuentro. El intendente de Allen, ciudad vecina, consideró que la suspensión se debió
a “que no estamos en el contexto ideal” (Diario Río Negro 4-11-2009).

Llamativamente, los pequeños y medianos empaques, se preguntaban en octubre,


cuando van a salir los chacareros a las rutas.

“Tienen que salir los chacareros, porque nos va a pasar lo del año pasado; ellos
son los que tienen que salir” (propietario de mediano empaque, Registro de
campo).

Cuando se refieren al año pasado, están hablando del corte de ruta de enero del 2009.
La relación espacio temporal se organiza a partir de la cosecha de fruta y en este
sentido están hablando de la cosecha pasada y no de la presente.

Amerita considerar que ellos tampoco pueden resistir la presión que genera el circui-
to, y, al igual que los chacareros, están comenzando a sentir su propia vulnerabilidad.

El volumen de contratación de fuerza de trabajo, más los gastos e insumos nece-


sarios para llevar adelante la cosecha, no les permite una modernización tecnológica
en los empaques, imprescindible para competir en el mercado mundial.

“Si yo no cambio la máquina y me ajusto a todo lo que se pide no puedo tra-


bajar; acá cada vez ganamos menos, y cada vez hay más gastos que pagar”
(Testimonio, Propietario de Mediano empaque).

Pues bien, a las reflexiones en torno a la exclusión de los chacareros del valle, debe-
ríamos añadir hoy una nueva realidad, la de las pequeñas y medianas empresas que
estarían reproduciendo un proceso similar al sufrido por las pequeñas producciones
rurales en la década del noventa. Ante este escenario, además del Programa Cambio
Rural que hemos analizado y el de Modernización para Empaques y Frigoríficos que
quedó trunco, en el Alto Valle actualmente se está ejecutando el Programa Federal de
Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable, que incluye diferentes programas específicos
para la zona tanto del Alto Valle como para el Valle Medio.

Para el Valle Medio se incluyen un Proyecto Cadena de Valor Frutícola, otro de


Apoyo al Fortalecimiento de la Organización y el Cambio Técnico de Productores

46 textual
¿Desarrollo o concentración…

Frutícolas y Vitivinícolas, un Proyecto de Apoyo al Desarrollo Local y un Proyecto


Interinstitucional de Promoción del Sector Frutícola del Río Colorado, y por último
un plan de trabajo del Grupo Cambio Rural “Asociación de Productores Nogaleros
del Valle Medio”.

En el Alto Valle un Proyecto de Promoción del Desarrollo Autogestionado de


peones rurales, pequeños productores descapitalizados, subocupados, desocupados
y microemprendedores; otro de Apoyo a la Producción y Fortalecimiento de la Orga-
nización Comunitaria y venta de conservas de frutas y hortalizas a familias de Villa
Regina, uno de recuperación, generación y validación participativa de tecnología
apropiada con pequeños productores familiares del ámbito territorial del Alto Valle,
fortalecimiento técnico y organizativo de los pequeños y medianos productores fru-
tícolas de Campo Grande, un programa sobre carpocapsa para la localidad de Allen
y finalmente un programa de Turismo Rural.

Un breve análisis diferencial de los programas en relación con las nuevas áreas
geográficas, nos permite observar claramente que en la zona del Valle Medio se
encuentran focalizados los programas de mayor envergadura, mientras para el Alto
Valle se han diseñado programas de asistencia y autogestión.

En este sentido, compartimos con Meillassoux (1992) que las políticas de de-
sarrollo prevén estrategias vinculadas al enriquecimiento de los ricos a través de
inversiones, manteniendo a los pequeños productores y campesinos con la “cabeza
fuera del agua”. Las campañas de producción a través de incentivos condujeron a
los campesinos y a pequeños productores a endeudarse a partir de inversiones que
les fueron impuestas, paradójicamente, cuando lograron aumentar su producción y
bajaron los precios de las materias primas, lo cual implica considerar una política
deliberada a escala mundial.

Reflexiones preliminares

Hemos iniciado este trabajo narrando sintéticamente la constitución histórica del


espacio regional. Abordamos los programas internacionales a partir de una crítica
de la categoría “desarrollo” y su articulación con los diferentes organismos multi-
laterales para luego dar cuenta de los programas aplicados en el ámbito local y su
diferenciación.

análisis del medio rural latinoamericano 47


ESCENARIOS LATINOAMERICANOS

Al poner en tensión los programas ejecutados o en ejecución con la realidad exis-


tencial de los agentes involucrados, observamos el proceso de descapitalización siste-
mático operado a partir de la década del noventa que ubicó a los pequeños chacareros
en una condición de liminalidad. Paradójicamente, existe un proceso de concentración
y expansión del capital en el Alto Valle y hacia el Valle Medio que cuenta con una
infraestructura y tecnología de punta, dirigida al mercado exportador. De este modo,
exige rigurosos estándares de calidad que los chacareros no pueden alcanzar debido
a su condición de subordinación y descapitalización.

Actualmente estos agentes ni siquiera pueden reproducir sus propias unidades,


dado que están cobrando por la producción entregada una tercera parte de lo que
se establece como costo mínimo de producción. Esta situación implica que tam-
poco podrán hacerse cargo de la mano de obra necesaria para levantar la próxima
cosecha. A su vez los pequeños y medianos empaques están comenzando a repro-
ducir la misma dinámica de los chacareros con respecto a los CAI, subordinados
y sin lograr cierta acumulación que les permita mejorar en infraestructura para
poder competir.

Entendemos el espacio regional como un sistema integrado de relaciones sociales


contradictorias, en el cual el “desarrollo” se articula a los procesos de concentración
de capital. Sin embargo, podemos plantear que la dinámica del capital ha cambiado,
ha transmutado. Inicialmente la economía regional se conformó a través de un proceso
de colonización, y la fuerza de trabajo migrante fue su motor. La imposibilidad de
sostener una fuerza de trabajo imprescindible para llevar adelante el ciclo productivo,
tanto para los pequeños y medianos productores rurales como de medianos empaques,
es producto de una relación inversamente proporcional entre ganancia y salarios, lo
cual recrea procesos de subordinación que finalmente derivan en nuevas formas con-
centración de la riqueza. Asimismo amerita pensar una nueva estrategia del capital,
que implicaría una nueva colonización del espacio regional.

En esta instancia cabe preguntarse a quién benefician el “desarrollo” y “la moder-


nización productiva”, si consideramos que los únicos que pueden sostener la relación
ganancia-salarios en esta economía son aquellos que han logrado la concentración y
expansión del capital.

Si retomamos los proyectos ejecutados y en ejecución observamos una diferen-


ciación notable para la nueva zona de producción, precisamente hacia donde se ha
expandido el capital trasnacional. Dichos programas apuntan a una mayor calidad y

48 textual
¿Desarrollo o concentración…

productividad de la materia prima, mientras la zona tradicional del Alto Valle posee
programas vinculados mayoritariamente a emprendimientos enmarcados en la eco-
nomía social.

En cuanto a los programas internacionales, indudablemente, éstos de manera


unilateral se han plasmado en la economía regional, donde la estrategia de desarrollo
internacional se convirtió en un instrumento para normalizar los espacios locales.

En este sentido, tal normalización implicó, como señalamos en las primeras páginas
de este trabajo, un Estado en tanto “socio” en los programas de DTR y su ejecución
en las áreas locales.

Hoy se configura una economía regional, en la cual la concentración del capital


es cada vez más notoria, mientras los pequeños productores rurales, la pequeña
producción agraria que representa la mayoría de las unidades y familias del circuito
productivo, se encuentra reclamando por su único capital, es decir, sus unidades
productivas.

Retomando a Esteva (2000), entendemos al desarrollo como una nueva colonización


económica que subsume las actividades de los sujetos de este espacio socioeconómico,
y propicia nuevas formas de exclusión y expulsión del espacio regional y, simultá-
neamente, la expansión del capital a nuevas zonas de producción. En definitiva, el
desarrollo y los procesos anteriormente expuestos han configurado una nueva dinámica
del capital, la cual implica considerar la relación desarrollo-concentración del capital
para el espacio regional.

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