Hojas Divulgadoras

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F SERDICIO DE PUBLICACIONES AGRÍCOLRS AnD ^(^

1916
Mayo. 3£# Eslas • Holas+ se remlten gratls a qulen las plde. NUITlerO 1^.

MINISTERIO
DE FOMENTO
Hojas divulgadoras
DIRECCIÓN GENERAL DE AGRICULTURA, MINAS Y MONTES

1^:1 ci><lti^^o de 1.^ :Ldorn^ider^, f^^l h:^paLfi.l^.

Como todo el mundn sabe, entrc las muchas y]amentables


cnnsecuencias que de la ^,^ucrra europea estamos su(riendo,
ti^uran, y ❑ o e ❑ ítltimo lugar, la escasez y el encarecimiento
extraordinario dc los productos farmac^uticos. EI opio y sus
derivados son de los quc m^ís han subido; y siendo la adormi-
dera, de donde se extrae, planta perlectamcnte cultivable y va-
rias veccs cultivada en lapai^a, cs natural que se procure des-
arrollar su cultivo para no sc^uir padeciendo escasez y pa^an-
do caro lo que, a menor coste y co ❑ benrGcio para la economía
nacional, podemos producir en nuestro país abundantemente.
A este fin se cncamiua la orden-circular dictada por la Di-
recció ❑ ^encr<tl de ^lgricultura, Minas y M^ntes para quc e ❑
las Granias y Centros experimentales del Estado se dediquen
alKunas parcelas al cultivo de la adormidera. Cuando las en-
señanzas recoeidas en estos ensayos se reúna ❑ y coordinen,
encontrarán nuestros ai;ricultores una guía mucho más segu-
ra; pero, mientras tanto, como la materia uo es tampoco
nueva entre nosotros, podr^in ir haciendo cusayos bene(icio-
sos si aprovecha ❑ las instrucciones publicadas en Lc^ Via'z del
Cana^o, de L " aral;oza, quc, visiblemente, son debidas a una de
]as personas que han practieado cl cultivo en cuestión.

Experiencias hechas.

La adormidera ^P^zfi.zver sor^alli/^rlc^n L.^ es una planta que


en estado silvestre se da en casi toda España, y de ahí que sea
❑ atural y fácil la idca de ensayar su cultivo. Además, es una
de las plantas más útile, para ;a harmacia, porque de ella se
obtiene una l;ran variedad de productos, al^unos de tanta
importancia como el opio y la mortina.
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En la actualidad estos productos son de origen oriental, y


sobre resultar notablemente encarecidos, por el gran número
de intermt^diarios que se ocupan en su tráfico, no siempre tic-
nen la pureza requerida.
En la segunda mitad del siglo pasado, varios farmacéuticos
Ilevaron a cabo en España importantes experiencias para el
cultivo de la adormidera, pudiendo citar como más importan-
tes y de resultado más satisfactorio las de los Sres. 1'ela, en
Puente del Arzobispo; Menchero, en Cartagena; P^^rez Rodrí-
guez, en Mojados (Valladolid); Fernández Izquierdo, en I\ta-
valcán ('I•oledo); Yerto, en Puebla de la Calzada (Badajoz), y
E3aanante, en Chantada (Lugo).
De las dos variedades principales de la planta, la blanca y
la negra, todos estos señores emplearon la variedad blanca,
con buenos resultados.
De estos ensayos, aquel que conocemos con mayor detallc
es el realizado por D. Pablo Fernández Izquierdo, eminente
farmacéutico, que Ilevó los productos obtenidos a una Expo-
sición celebrada en Zaragoza el año 186q, y publicó con la
misma fecha una Memoria, premiada con Medalla de oro, y
titulada «Cultivo de la adormidera en Espa^a, productos que
pueden obtenerse y medios de elaboración, como base de una
g•ran industria nacional, etc.n.
Posteriormente, el culto farmacéutico de Zaragoza D. Ra-
món Bosqued y algunos otros han hecho nuevas experien-
cias, con resultado igualmente favorable.

Terrenos convenientes.

La adormidera puede cultivarse e ❑ terrenos de secano o de


regadío, si bien sus productos son de mejor calidad en las tie-
rras de secano (t).
El suelo debe ser fértil, profundo, por requerirlo así la raíz
íusiforme de la adormidera, y ligero. Los terrenos en que el
Sr. Fernández Izquierdo la cultivó con éxito durante cinco
años son terrcnos arenosos o silíceos.
Tratándose meramente de ensayos de cualquier suelo apto
para el cultivo del trigo, siempre que no se halle en país exce-
sivamente frío, puede serlo para la adormidera.

(t) La cantidad recogida será, eu cambio, evidentemente mayor en los terre-


nos de regadío, razóu por la cual l^^s prefieren algttnos, EI empleo ulterior de ]a
cosecha es lo que ha de decidir este y otros particulares. Así, por ejemplo, ln
adormidera se siembra de ordinario en pequeñísimas extensiones cuaudo se des-
[ina a la oUtención de opio, por la mucha mano de obra que requíere. F:n cam-
Lio, si se ha de ohtener aceite, ya puede cultivarse en mayor extensiGu. -^Nota
de[ S. de Y. A,)
Abonos y labores.

Cuando las tierras sean ricas en mantillo, pocos abonos


serán necesarios. En todo caso, los abouos or^zínicos son los
mejores. Cuando sea posible, los aboaos verdes son de exce-
lente resultado, envolviéndolos cn la tierra en el tiempo inter-
rnedio entre ]a recolccción y la siembra de la adormidera,
porque es de advertir que conviene dedicar las mismas tierras
a este cultivo varios años se^;uidos ([).
En cuauto a las labores y preparación del terreno, conviene
hacer una labor profunda, y despu^s otra, o m<ís, con arado
ligero, desmenuzando bien la tierra para que conserve la hu-
medad.
EI terreno, en cuanto sea posible, dcbe ser llano, porque el
encharcamiento daña la planta.

Semilla. Siembra.

EI cultivador debe tener especial cuidado en procurarse


una buena semilla, es decir, una simiente que hay.[ Ilel;ado a
una perlecta madurez, que sea sana y del mayor volumen
posible.
Además, es preciso tener en cuenta que, por causas no bien
estudiadas, muchos de los ^ranos son est^riles. La eantidad
de semilla empleada debe ser unos >].ilo;ramos y medio por
he^tárea.
En los países de la ruropa central, la siembra suele ha-
cerse en enero, febrero o marzo. En Espai^a, y e ❑ terrenos dc
secano, la siembra debe hacerse desde mediados de septiem-
bre hasta i[Iti[nos de ocCubre, porque si se hace más tarde, es
lácil que ni siquiera nazca. En los terrenos de re^adío puede
hacerse al comenzar la primavera, teniendo cuidado de que
no le falte el rie^o. La sequía excesiva y las heladas iusisten-
tes son ^^atales para la planta.
Si se quiere sembrar bien la adormidera, una vez prepa-
rada la tierra e ❑ ]a forma antes dicha, debe ❑ hacersc caballo-
nes o camellones de unos zo centímetros de an^hura cn su
parte superior, haciendo luego con u ❑ escardillo a}n^opiado
un nuevo surco de unos ro centímetros de profundidad enci-

(t) Coutestaudo a]a con^ulta formulada por un agricultor, la Granja :Agrícn-


]n de Palencia, e ❑ nota reciente, cuyo duplicado se ha recibido en este Servici^^,
hlce constar que la adormidera e, :^lanta muy exigente y yne necesita el alimcnt^^
e ❑ forma f,ícilmen:e al^;orUible y asimillhle. Será mejor una u otra fSrmula de
abonos minerales, seg^n cual sea la tierra; y, a título de indicación b*eneral, con-
sigua la signiente: superfosfato, zoo lcilo^ramo^ por hectáren; sulfnro de potasa,
zoo lcilo^ramos; nitrato de sosa, zoo kilogramos,-(^^'o1n del S, de P. A.)
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ma del camellón, y echando allí un chorrito de s>miente mez-


clada con tres cuartas partes de arena ^ na, cubriéndola lue-
go con la tierra de los lados, pero cuidando de que no caigan
más de 4 centímetros de tierra encima de la semilla, que de
otro modo pudiera ahogarse (i).
También puede hacerse la s>embra a boleo, pero además
de ser mucho más difícil entrar a realizar las labores, dada la
gran altura y frondosidad de la planta, es expuesto a que las
lluvias de otoño encharquen el terreno, perjudicando la ger-
minación o impidiendo el crecimiento, por la gran cantidad
de malas hierbas que en tales condiciones nacen.

Cuidados indispensables.

A los veinte días o al mes de verificada la siembra, aparece


la planta, y desde este tiempo hasta el mes de marzo, todos
los cuidados se reducen a mantener el campo limpio de malas
hierbas, debiendo tener presente que las raíces de la planta
son muy delicadas en la primera época de crecimiento, por
lo cual debe evitarse cuidadosamente que las herramientas de
trabajo o el arado empleados para extirpar las hierbas pue-
dan alcanzarlas.
En el mes de marzo es conveniente dar una cava profund<t
a los surcos, extirpando las malas hierbas y aclarando las
plantas de adormidera, entresacando las raquíticas, de modo
que quede un hueco entre planta y planta, hueco que debe
ser tanto mayor cuanto más pobre sea el terreno.
En el mes de abril hay que proceder a una segunda entre-
cava, y, al terminar este mes, ya cabe deducir del aspecto de
la planta si hay esperanzas de buena cosecha, apareciendo
en esta época o principios de mayo las flores, declmando la
floración hasta principios de junio, en que concluye. F_s en-
tonces cuando la planta ostenta toda su bell'eza, por la que
ha llegado a ser una de las preferidas por los jardineros.
A partir de esta fecha, s^gue ❑ crectendo los ovarios hasta
la completa madurez, extinguiéndose la vida de la planta,
que es de unos nueve meses, y desecándose, al fin, de igual
manera que los cereales.

Recolección de la planta entera.

La adormidera es una planta perfectamente comestible en


la primera parte de su vida. Antes de que haya surgido el

( i) La Uranja de Palencia recomienda el empleo de 4 a 5 litros de semilla


por hectárea, y recomienda r centímetro para espesor del recuhrimiento de tie-
rra.- (N. dcl S, de f'. A.^
5
tallo, lo que, en t^rminos vulgares, se llama «subirse» la plan-
ta, I^.i adormidera es una hierba de ensalada, parecida a la le-
chu^a, y muy agradablc, si se la cuida en la misma forma
que a ésta, cnterrando en parte ]as hojas, y atándolas para
privarlas de la clorolila.
Sin preparación ninguna, la planta es un excelente forraje
para el ganado, ^ustando mucho la raíz a los cerdos y caba-
llerías, y la hoja a toda clase de ganados.

Hojas y cápsulas o frutos.

Para diversos usos medicinales se emplean en r.uestro


país las hojas y las cápsulas o frutos, llamadas estas últimas
«cabezas de adormideras».
La hoja se encuentra en el apobeo de la vegetación, en
la ^:poca de la floración o poco despu^s, y entonces es cuando
debc recot;erse por quien desee utilizarla. ^
l..a cápsula seca, que es como írecuentemente sc emplea,
se recoge cuando la planta ha muerto, recibiendo una espe-
cie de calcinación natural, que la blanquea por completo, des-
de la raíz hasta el fruto.
Las cápsulas pucden recolectarse también cuando todavía
está ❑ verdes, desecándolas a la sombra, por cuyo procedi-
miento se logra que conserve ❑ en mayor cantidad los princi-
pios contenidos en cl opio.
La recolección de las cápsulas verdes lia de hacerse antes
de la completa madurez, y para desecarlas conviene atarlas
con cuerdas y col^arlas de modo que no se toquen, o bie ❑
extenderlas en un secador, cuidando de darles vuelta diaria-
mente hasta que se quedcn tan duras como las secas y de un
color verdoso blanquecino. Si se quiere que la cápsula con-
scrve la mayor cantidad posible de opio, en vez de cortarla,
es conveniente arrancar la planta entera y desecarla en esta
forma, p^u•a evitar que, al cortar el lruto, fluya el líquido le-
choso que contiene el opio.

Semilla.
-, --^ ^`
f?I principal objcto corí que se cultiva la adormidera ei^
1^ rancia y otros países de Europa es la obtenció ❑ de la semilla.
I'ara obtenerla, cuando los tallos amarillean y las cápsulas
toman un color oscuro, se arrancan las plantas, tcniendo cui-
dado de no inclinar las cabezas, y se forman hacecillos que se
pone ❑ a secar hasta que maduren por completo, y entonces
se sacuden las cápsulas o cabezas sobre lienzos extendidos, o
bien se trituran los manojos, apaleándolos y aventando luego
Ll grano.
fj

Los frutos secos contienen un ^o por coo de semilla. Linneo


llegó a contar hasta 3^.00o simientes en una sola cápsula. Si
tenemos en cuenta que cada planta puede tener hasta 30 ó 3;
cápsulas, si bien lo ❑ ormal es que tengan de una a seis, se
comprenderá en qué proporciones puede reproducirse esta
planta cuando tenga suelo y clima favorables.
E ❑ buenas condiciones de cultivo, la adormidera rinde de
15 a ^^ hectolitros de semilla por hectárea, pesando cada hec-
tolitro de S5 a 6z kilogramos.
La semilla, además de utilizarse para su natural destino,
sirve para la fabricació ❑ de aceite, perfectamente comestible,
y usado como condimento en algunos países. El rendimiento
del aceite es de un ^o a un }o por ioo de la semilla, según la
calidad de ^sta.
Opio.

Para el agricultor español, el cultivo de la adormidera úni-


camente puede ser reproductivo para la obtención de la se-
milla o del opio, puesto que los demás productos, o tienen
escaso mercado, o son de difícil preparación.
El opio es u ❑ producto natural cuya extracción puede ha-
cerse desde que el ovario es fecundado hasta que la cápsula
pierde sus líquidos, es decir, que en España puede obtenerse
desde mediados de mayo hasta últimos de juuio.
La extracción del opio se efectúa mediante un instrumento
cortante, a ser posible c;omo una navaja de afeitar, pero de
forma varia, cuyo objeto es hacer una o varias incisiones en
la cápsula hasta la mitad de su espesor, para qse brote fuera
el jug•o que se encuentra en la parte superticial de la misma.
Si la incisíón se hace demasiado pronto, el jugo está rnuy
líquido y cae a las hojas y al suelo; por el contrano, si se tar-
da más de lo debido, el jugo se concreta y solidifica rnstantá-
neamente, y las primeras porciones impcden que salgan las
restantes (c). La incisión debe efectuarse, pues, en cada cáp-
sula cuando está verde, con indicios de transformarse en ama-
rilla, y tiene una consistencia semiherbácea, semicoriácea.
Esta situación, que es la más oportuna, no dura más de cua-
tro o seis días, y es preciso aprovecharla si se quiere obtener
un buen producto.
Cuando se recoge en el mismo día, pasadas algunas horas
de la incisión, el opio resultante presenta un color rojizo, lim-
pio y homogéneo. iV'o hay inconveniente en recogerlo de esta
manera cuando los operarios sean prácticos y no sean frecuen-
tes los vientos en el país. El viento, agitando las cápsulas, im-
pide que se coabule o concrete el jugo, causando su pérdrda.

(r) Se recomieada tauibiéu por algunos autores hacer ].as incisiones diago-
nalmente.-(,^óta de1 S. d> P. A.)
ne i^ual modo, si los operarios ❑ o conocen bien cuánd^^ debe
incrdu'se cada cápsula, lo hace ❑ con algunas demasiado tier-
nas, siendo el ju^o muy líquido, cae y se pierde.
,1sí, pues, el mejor sistema creemos que es el de que los
obrcros lleven un pequci^o recipiente y ha;;an de tres a cinco
inc;isiones en eada cápsula, reco^iendo el líquido que Iluya in-
mediatamente por dos veces, Y Yendo a reco;;er por la tardc
otra porción solidiGcada que se habrá formado c ❑ la cápsula.
Cuando los cuchillos se llenen de jugo concreto, deben
rasparse antes de que cnneg•rezca el opio. Y es preciso tener
cuidado de que los obreros no se impre;nen las manos, no
sólo por evitar la p^rdida del producto, sino par^l quc no su-
fran los efectos del opio al llevarse la mano a la boca o a los
ojos. Cuando haga mucho calor, tambi^n es convenicnte que
los obreros no bajen demasiado la cabeza al eCectuar la opera-
ción, para evitar su nar^otización.
^1l mediodía y por la noche se reco^•e en una vasij<t todo el
producto obtenido, 5e le batc bien con una e5pátula y luel;o se
le pone al sol e ❑ platos para que termine la de^ecación, com-
primícndo la pasta para que no quede interpuesto aire, y, una
vcz ^cco, sc Ic reduce a panes u bolas, envolvi^ndolo con hoja
fresca de adormidcra y poni^ndolo en un secador. A ios ocho
o quince dias puede venderse ya en el comercio de drol;uería.
Ordinariamente, cu precio es de 6o a 6S pesetas el kiloK^ramo,
l^cro en la actualidad se coti^a a más de Too pe^etas.

l+a peli^>ho de 1.>Lq set;i^^.

Instrucciones redactadas por el Laboratorio Municipal


de Madrid.

1^:n el estado actual dc la ciencia no existe ninl;ún medio


se^;uro, rápido y práctico, al alcance de todos, que permita
difrrenciar las setas u hon^^os comestibles de los vencnosos.
EI único eficaz est^í basado en el conocirniento individual y
nominativo de los caracteres botánicos, lorma, tamai^o, co-
lor, aspecto, especic, etc.; pero esto es en la pr^íctica impo-
siblc.
Aconsejamos quc cn el reconocimiento de las setas se des-
echcn como pueriles las pruebas de la cuchara de plata, la
cebolla, la leche cuajada, etc.
i^1o debc concedersc ❑ in^;una seguridad a la maceración
preventiva en a^ua salada o vinagre y record,_u-se que ln acción
tóxica no es debida a un ^olo veneno, sino a una srrie de ellos,
cuyo electo es más o menos rápido y violento.
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Desconfíese de ]as setas que cambian de color cuando se


las parte o corta; de las que tienen carne viscosa o pegajosa,
un olor o un sabor desagradables y jugo lechoso; de las que,
teniendo un tallo largo, un cerco o collar caído por debajo del
sombrerete, hojillas o laminitas blancas, poseen al mismo
tiempo una bolsa en la base del tallo, o bien verrugas blancas
o grisáceas encima de aquí°l; de las que tenga ❑ por debajo del
sombrerete agujeros semejantes a]os de la esponja, que azu-
lean o enverdecen cuando se rompe ❑ o cortan, y, por último,
de las que tienen colores brillantes susceptibles de bruscos_
cambios en contacto del aire.
Deben desecharse en absoluto las especies que tengan al-
guna semejanza con las venenosas; las que, por su aspecto,
se conozca han sido recolectadas hace tiempo; las que aparez-
can atacadas por gusanos, y las recubiertas de mohos.
T^ngase presente que cuando las setas comestibles se ha-
llan alteradas, vuélvense peligrosas, lo que se reconoce en las
manchas, que aparecen de una coloración violeta oscura,
afectando vagamente sobre el tallo la forma de ]a fl.
Las setas deben siempre consumirse lo más pronto posi-
ble después de la recolección, pues se altera ❑ rápidamente.
De todo lo expucsto ^^c deduce la imperiosa necesidad de
que en las casas se sometan siempre los hongos o setas que
se compran con destino a la alimentación a un tratamiento
adecuado, que les priva, en el caso de ser perjudiciales, de sus
principios tóxicos.
La cocción desempef^a excelentes servicios preservadores,
y dche ernplexrse siempre, porque, aun tratándose de especies
comestibles, tienen un jugo tóxico al estado crudo, que se
vuelve inofensivo despu^s de algunos minutos de ebullición;
otros hongos pierden tarnbién por la cocción su sabor ardien-
te y sus propiedades tóxicas, pues se sabe que el veneno de
los hongos es soluble en agua hirviendo, y este dato debe uti-
lizarse siempre recurriendo a la cocción y arrojando el agua
empleada. Para cada medio kilo de hongos cortados e ❑ tro-
zos se pone un litro de agua con dos cucharadas de vinagre o
de sal; se dejan las setas macerar en el líquido durante dos
horas; se lavan luego con agua abundante; se j^onela desprrés en.
a^ua /i•ía^ se hace hervir, y al caho cte naedia hora se reliran del
.jtrego, se lavan en agua lría, enjugan y aderezan de la manera
que hayan de comerse.
Los hongos o setas así tratados, a la vez que su vcneno
pierden el aroma y otras cualidades apreciables para los afi-
cionados, mas les evita gravísilnos accidentes, o tal vez la
muerte.

MADRLD. - Imp. de la Suc. de ffi, Minnesa de los Ríos, Miguel Servet, 13.

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