Huerto Urbano

Desde el año 1982, muchos pobladores urbanos de Chile implementaron Huertos Familiares Orgánicos en los patios de sus casas. Como se necesitaba guano para la fabricación del Abono Compuesto, construyeron un pequeño gallinero donde criaron gallinas ponedoras, agregándole huevos a la producción de hortalizas.
Tomando estas experiencias y mejorándolas, presentamos este proyecto educativo a la comunidad.
Los objetivos del proyecto son Enseñar cómo obtener hortalizas frescas y sanas desde el huerto familiar y Motivar a los vecinos a un cambio de conducta en su alimentación y actividad física.
El proyecto está dirigido a dueñas de casa, personas jubiladas y cualquier adulto joven que quiera cambiar su estilo de vida y mejorar su dieta.
La infraestructura requerida es: una sede comunitaria para realizar charlas educativas.
El material requerido es: gigantografía y material impreso con ilustraciones para las charlas. Además, material impreso con las instrucciones para construir el huerto y el gallinero, y la forma de trabajar la tierra, los vegetales y el guano.
La persona que estará a cargo del proyecto será un autodidacta muy preparado y apoyado por personas idóneas.
El vecino(a) requiere un pedazo de patio. El huerto familiar puede adaptarse al terreno que el vecino disponga.
Los utensilios que requiere el vecino(a): pala plana, horqueta, rastrillo, cuatro estacas, lienza, palo de 15 cm de diámetro y 100 cm de largo, pedazo de malla de cerco (80 cm x 150 cm), tablas, tapas, clavos, martillo, etc. y tiestos que puedan contener tierra y agua.

Desde el año 1982, muchos pobladores urbanos de Chile implementaron Huertos Familiares Orgánicos en los patios de sus casas. Como se necesitaba guano para la fabricación del Abono Compuesto, construyeron un pequeño gallinero donde criaron gallinas ponedoras, agregándole huevos a la producción de hortalizas.
Tomando estas experiencias y mejorándolas, presentamos este proyecto educativo a la comunidad.
Los objetivos del proyecto son Enseñar cómo obtener hortalizas frescas y sanas desde el huerto familiar y Motivar a los vecinos a un cambio de conducta en su alimentación y actividad física.
El proyecto está dirigido a dueñas de casa, personas jubiladas y cualquier adulto joven que quiera cambiar su estilo de vida y mejorar su dieta.
La infraestructura requerida es: una sede comunitaria para realizar charlas educativas.
El material requerido es: gigantografía y material impreso con ilustraciones para las charlas. Además, material impreso con las instrucciones para construir el huerto y el gallinero, y la forma de trabajar la tierra, los vegetales y el guano.
La persona que estará a cargo del proyecto será un autodidacta muy preparado y apoyado por personas idóneas.
El vecino(a) requiere un pedazo de patio. El huerto familiar puede adaptarse al terreno que el vecino disponga.
Los utensilios que requiere el vecino(a): pala plana, horqueta, rastrillo, cuatro estacas, lienza, palo de 15 cm de diámetro y 100 cm de largo, pedazo de malla de cerco (80 cm x 150 cm), tablas, tapas, clavos, martillo, etc. y tiestos que puedan contener tierra y agua.

The global environmental crisis is
currently a real and alarming problem.
Over the years, the degradation and
destruction of the environment has been
increasing progressively due to the lack of
social awareness. In this context,
sustainability is presented as a strategy
which contributes to the development of
the city, but at the same time, with the
conservation of the environment, acting as
a mediator between both parties.
Sustainable architecture is then presented
as an alternative whose practice will
cooperate in reducing environmental
damage, reducing water and energy
consumption, conserving fossil natural
resources and optimizing spaces,
guaranteeing the quality of life of its
inhabitants. This article presents an
investigation about sustainable
construction, as well as passive and active
air conditioning systems in a home and its
viability when implemented in the city of
Ica.

La Agricultura Urbana está tomando gran importancia en la ciudad de Santiago de Chile y se ha estado masificando en los últimos años, por eso crece la necesidad de estudiar en profundidad el fenómeno: su estado actual y cómo este aporta a la Soberanía Alimentaria. Sin embargo no hay estudios especializados sobre el tema ni que tengan un enfoque geográfico. En el presente estudio se ha realizado un catastro extenso de los Huertos Urbanos de Santiago, en el cual se encontraron casi 7 veces más huertos que en los catastros anteriores, sin embargo se determinó que no existe una real contribución a la Soberanía Alimentaria. Pese a lo anterior, hay un gran potencial para generar redes de apoyo que ayuden a mejorar la situación de la Agricultura Urbana en Santiago.

El artículo se divide en dos partes. En la primera de ellas se expone la categoría analítica de “pueblo huertero” y las discusiones en las que se inserta. En la segunda parte, se presentan tres casos en los cuales se encuentran las características expresadas en ese concepto. La información de los pueblos huerteros estudiados se obtuvo en trabajo de campo etnográfico realizado entre 2008 y 2014.
El objetivo es exponer las estrategias que los pequeños productores agrícolas u hortícolas han construido para garantizar la reproducción familiar y un modo de producción en medio de vulnerabilidades y amenazas naturales o de carácter antrópico. Interesa discutir cómo es que los huerteros logran sostener sus vidas, la de sus tierras y aguas, y cómo ello tiene impactos de mayor amplitud en la calidad de vida del resto de los pobladores e industrias establecidas en el perímetro urbano.

RESUMEN. El huerto escolar es un recurso pedagógico que permite aproximar al alumnado al entorno natural diseñando experiencias interdisciplinares que contribuyan al desarrollo de las competencias básicas. En el ámbito universitario facilita el aprendizaje cooperativo y la adquisición de habilidades socioambientales. El proyecto L'Hort 2.0 pretende crear un entorno virtual basado en el huerto escolar para la administración de contenidos TIC que permitan enlazar las actividades fuera del aula con el contenido de las guías docentes. Se trabaja mediante una metodología activa y colaborativa, en tres fases: preparación y diseño del entorno web en seis áreas temáticas; elaboración de materiales educativos; y evaluación de su utilidad en el aula y su eficacia en el proceso de aprendizaje del alumnado. Los resultados muestran una elevada implicación del alumnado en el proceso formativo y una mejora en los resultados de evaluación que permite integrar todas las capacidades del alumnado reflejando mejor las competencias alcanzadas.

Al igual que en otros muchos lugares, las huertas fueron parte esencial del paisaje urbano en Aguascalientes durante toda la época colonial, el siglo XIX y la primera mitad del XX. Este artículo reseña sus orígenes y concentra el análisis en la segunda mitad del siglo XIX, su época de mayor esplendor, cuando hicieron de Aguascalientes “la ciudad de las flores, los frutos y las aguas”. A partir del Plano formado por Isidoro Epstein en 1855 y de la recreación propuesta por Eduardo J. Correa en su libro Un  viaje a Termápolis, se estudia el peso que tenían las huertas en la ciudad, su distribución por barrios, la gestión del sistema de riego, la medida en que definieron el proceso urbano y ciertos mitos asociados al cultivo de la vid. Hacen falta más estudios de caso para determinarlo con certeza, pero con 459 huertas con derecho a riego en 1883, la ciudad de Aguascalientes parece un caso singular, uno de los mejores ejemplos que hay en México de horticultura urbana. Para terminar, se propone una reflexión sobre la liquidación del sistema de huertas en el contexto de la industrialización de la ciudad, su acelerada expansión, la emergencia de nuevos hábitos de higiene y la explosión demográfica.

Con el crecimiento desmesurado y poco planificado de la ciudad, los daños del terremoto Gorkha (25-04-2015) y la crisis humanitaria del 2015-2016, la capacidad del valle de Kathmandu para alimentar a sus habitantes se ha reducido drásticamente.

Debido a la expansión urbana, los márgenes del río Bagmati son las únicas zonas libres del centro de Kathmandu. El Gobierno ha iniciado un proceso de mejoras en torno al río que incluye su encauzamiento para eliminar el riesgo de inundaciones, recuperar los terrenos localizados en las llanuras de inundación, y desarrollar carreteras y redes de alcantarillado que conectan estas áreas con el resto de la ciudad. La estrategia de planificación prevé la creación de un parque urbano entorno al río y la restauración de los edificios históricos, como templos y dharamshalas (históricas casas de descanso para peregrinos religiosos actualmente habitadas por población local), que están situados junto a las llanuras de inundación.

Mi investigación explora la posibilidad de introducir huertos urbanos en las antiguas llanuras de inundación e integrarlos en el parque fluvial que el gobierno planea para la zona. Mi propuesta necesita de la gente, pues requiere que tomen conciencia de que, adoptando principios de sustenabilidad, se podría desarrollar una planificación del territorio que cuidara el medio, asegurara el alimento, y ubicara a la población como eje vertebrador del proyecto. Así, los templos históricos situados a orillas del río, en parte en ruinas debido al terremoto del 2015, son imaginados como las semillas de esta transformación urbana sostenible, y podrían ser restaurados no sólo como lugares de interés turístico, sino como lugares de encuentro, intercambio de saberes, almacenes de herramientas y venta de frutas y verduras producidas en la zona.

Con el fin de reducir la vulnerabilidad que está sufriendo la población del valle de Kathmandu y mejorar su autosuficiencia, este artículo investiga la posibilidad de reducir su dependencia de los países vecinos para conseguir alimentos. Se sugiere cambiar la política del gobierno actual a fin de promover la agricultura urbana, reduciendo la distancia entre el lugar donde se producen los alimentos y donde se consumen y fomentando la participación social y ciudadana.

En 1919 Leberecht Migge (Danzig, 1881- Worpswede, 1935), arquitecto paisajista, escribió, bajo el seudónimo de Spartakus in Grün (Espartaco verde) en la revista Die Tat el “Manifiesto Verde”. El texto, escrito a modo de soflama, exponía el convenci- miento de que las circunstancias críti- cas en las que se encontraba Alemania tras la guerra, el hambre y los problemas económicos podrían ser resueltos sólo a través de un cuestio- namiento de la cultura capitalista. Influenciado por las teorías anarquis- tas de Kropotkin, planteaba el aban- dono de la ciudad decimonónica para colonizar la totalidad de la tierra ale- mana mediante asentamientos en los que a cada familia le fuera concedido un pequeño jardín para su propia manutención. El manifiesto, que se traduce íntegro al castellano por pri- mera vez del alemán, es una utópica llamada al autoabastecimiento y al autogobierno de pequeñas agrupacio- nes rurales interconectadas, en lo que él llama la ciudad-campo (Stadtland) o el campo-ciudad. (Landstadt).

La agroecología es una contundente respuesta a cómo transformar y reconstituir los sistemas de alimentación y ambientes rurales que han sido devastados por la producción industrial de alimentos. Las prácticas agroecológicas fortalecen la soberanía alimentaria y entregan una alternativa distinta al sistema económico predominante que pone al lucro por encima de la vida y dignidad humana. Las prácticas agroecológicas tienen su fundamento en la Memoria Biocultural, la cual es un pilar central para el fortalecimiento de la resiliencia comunitaria al emerger ésta en el intercambio, en la participación y en la construcción de comunidades en la práctica. Las huertas familiares y comunitarias pueden transformarse en verdaderos espacios de soberanía que responden y resisten a los rápidos procesos de homogeneización cultural, agrícola y alimentaria. El llamado global para la masificación de la agroecología requiere despertar el interés, el apoyo y la acción humana a escalas sin precedentes. Para que el cultivo de huertas reciba un apoyo genuino y sea cohesivo socialmente, sin dejar de ser crítico, es importante reconocer, visibilizar y potenciar los movimientos colectivos proactivos y optimistas que los ejecutan. “Reconocer-Visibilizar-Potenciar” estos movimientos se vuelve un imperativo ético de la agroecología ya que: (i) estos movimientos SÍ existen, (ii) estos movimientos son muchas veces ignorados, minimizados e invisibilizados, y (iii) estos movimientos ofrecen alternativas, inspiración y contenido para la soberanía alimentaria.
En este simposio se presentarán iniciativas asociadas al cultivo de huertas familiares, comunitarias y/o educativas. Se presentará la relación recíproca entre la vigencia de la memoria biocultural y la generación de proyectos colectivos asociados a las huertas. Las iniciativas que se presenten se caracterizarán por intentar fortalecer la soberanía alimentaria de una forma proactiva, colectiva y optimista. Finalmente, se invitará a la generación de la Red Chilena de Huertas Educativas, la que se cristalizará en el IX Encuentro Internacional de Huertas Educativas (Villarrica, 27-30 noviembre 2019).

Desde el 2012 la Universidad de Flores (UFLO) está llevando a cabo un Programa de Desarrollo
de Agricultura Urbana en sus sedes institucionales. Este programa tiene como objeto, la creación
de modelos de huertas orgánicas con distintos sistemas de producción y diseño, para ser
utilizado como modelo a promover en espacios productivos de las comunidades con asistencia
de la propia Universidad de Flores, y la capacidad técnica del INTA y el Programa Pro-Huerta.
Los espacios de producción diseñados, desarrollados y construidos incorporan materiales reciclados
y formatos adaptados al entorno urbano. A su vez, se cuenta con el aporte de talleres
teóricos y prácticos de huerta orgánica llevados adelante en conjunto con el Programa Pro-
Huerta-INTA. El conocimiento de promotores y agentes ayuda a la participación ciudadana
activa sobre los temas ambientales de la ciudad contemporánea. Se trabaja con modelos de producción
sostenidos en el tiempo, con monitoreo y evaluación de los parámetros físico-químicos
de los componentes de cada sistema. Esto permite verificar el óptimo desarrollo de los espacios
productivos y el uso de “especies de estación” que se adaptan al ambiente y el clima de la Ciudad
de Buenos Aires.