no quiero hablar; pero si no corriera él con los agorros del Cabildo, como corre hace dos años, no había de tener el pellejo tan reluciente.
DON FÉLIX. No quiera Dios, alma mía, que ese capricho te estorbe quien corriera todo el orbe por tu sola fantasía. Viva esa flor hechicera cuanto así pueda vivir; y...
que a la par Clotilde desea arrancarla ahora y el buen Don Félix la adora con toda su alma y su ser, y es imposible que al cabo su afán postrimero estorbe quien corriera todo el orbe para buscarla un placer.
En 1804 se trasladó el coliseo ó cancha de gallos á la calle del Mármol de Carbajal, en la parroquia de San Marcelo, edi- ficio que conocimos en pie hasta 1868, en que fué demolido pasando á ser propiedad de un particular (jue, sobre el terreno donde corriera la sangre de innumerables víctimas de la na- vaja, construyó una espléndida casa.
DON FERNANDO Don Duarte de Noroña, (que añadiendo al ser mi amigo el amor, en esta casa en un instante ha perdido libertad de muchos años, sin que amorosos hechizos de Madrid jurisdicción aleguien en sus sentidos) a la Puerta os vio del Sol (a la puerta vuestra, digo) despejando el viento estorbos a instancia de aquel propicio accidente; y volvió tal, que, a no sustentar alivios de esperanzas sus deseos, corriera riesgo el jüicio.
Los iqueños recibieron en palmas, como se dice, a los ilustres huéspedes; y aunque a ellos les
corriera prisa continuar su viaje, tan buenas trazas se dieron los habitantes para detenerlos y fueron tales los agasajos y festejos, que se pasaron ocho días como un suspiro.
Ricardo Palma
Además, no podía sospechar que le
corriera tanta prisa al hidalgo; que, a barruntarlo, acaso no habría andado remolona la navaja.
Ricardo Palma
Emma había leído Pablo y Virginia16 y había soñado con la casita de bambúes, con el negro Domingo con el perro Fiel, pero sobre todo con la dulce amistad de algún hermanito, que subiera a buscar para ella frutas rojas a los grandes árboles, más altos que campanarios, o que corriera descalzo por la arena llevándole un nido de pájaros.
Cuentan algunos que a medida que envejecía, Tomás empezó a ponerse chocho y que suponiendo que su fin estaba cercano, hizo enterrar uno de sus caballos, con herraduras nuevas y completamente ensillado, pero con las patas para arriba, puesto que suponía que el día del Juicio Final todo iba a estar al revés, con lo cual tendría una cabalgadura lista para montar, pues estaba decidido, si ocurría lo peor, a que su amigo corriera un poco si quería llevarse su alma.
- III - Así estaba escrito, Monarca infeliz, Que fuese tu raza Contigo a su fin. Así estaba escrito, Que libre el Genil, Corriera entre flores Muy lejos de ti.
De pronto, sin saber de dónde, apareció una nube tan negra que se oscureció el cielo como en el origen del mundo, siendo aún de día, y llenando de espantosos relámpagos y truenos el ambiente, hizo que la gente devota bajara de allí y corriera cuesta abajo para cubrirse de aquel diluvio imprevisto.
Esto lo hice para que corriera primero la Ciudad de Dios de por sí, sin la interpolación ni contraposición de la otra, desde el tiempo que comenzaron a declarársenos más las promesas de Dios hasta que vino aquel Señor que nació de la Virgen, en quien habían de cumplirse las que primero se nos habían prometido, para que así la viésemos más clara y distintamente; no obstante que hasta que se nos reveló el Nuevo Testamento, jamás caminó ella a la luz, sino entre sombras.
