Claudio Naranjo-La Agonia Del Patriarcado
Claudio Naranjo-La Agonia Del Patriarcado
Claudio Naranjo-La Agonia Del Patriarcado
LA AGONA DEL
PATRIARCADO
editorial air s
Numancia, 117-121 08029 Barcelona
Diseoportada:AnaPniker
Revisin:PedrodeCasso
byClaudioNaranjoyEditorialKairs,S.A.,1993
Primeraedicin:Septiembre,1993
ISBN:8472452557
Dep.Legal:B22.780/1993
Fotocomposicin:Beluga&Mleka,Crcega,267,08008Barcelona
Impresinyencuadernacin:ndice,Caspe,118120,08013Barcelona
Todos los derechos reservados. No est permitida la reproduccin total ni parcial de este libro, ni la
recopilacin en un sistema informtico, ni la transmisin por medios electrnicos, mecnicos, por fotocopias,
por registro o por otros mtodos, salvo de breves extractos a efectos de resea, sin la autorizacin previa y
por escrito del editor o el propietario del copyright.
veniencia de construir una autopista, cuyos costes y financiacin l mismo haba calculado. Mi to Bruno me
juzgaba un fracasado por no haber llevado adelante los
proyectos de investigacin cientfica de mi juventud, pero
aparte de esto era un hombre sumamente amable. Me
resulta particularmente apropiado incluirle en la
dedicatoria de un libro como ste, que abunda en las ideas
de Totila Albert, de quien mi to fue muy amigo y a quien
consideraba como una especie de santo. Yo creo que mi
to tambin lo era, a juzgar por uno de los ltimos consejos
que me dio, todava en los das de la dictadura militar
chilena: Deberamos pedir a Dios que ilumine a
nuestros gobernantes; resulta tan tentador desear verlos
metidos en una caldera de aceite hirviendo...!
PRELUDIO
por John Weaver
Archidicono de la Iglesia Episcopal americana.
Miembro de la Orden del Imperio Britnico.
La humanidad enfrenta dos grandes oportunidades en
la prxima dcada: una es la restauracin del me dio
ambiente, otra es la curacin espiritual. Thomas Berry
se ha ocupado de la primera en su libro Elsueo de la
tierra; el nuevo libro de Claudio Naranjo La agona del
Patriarcado se centra en la segunda.
Conozco al doctor Claudio Naranjo desde hace
veinticinco aos. De l he aprendido lo poco que s de
Sufismo, la rama mstica del Islam. Teilhard de Chardin
dijo que la investigacin es la forma suprema de
adoracin. Claudio es ante todo un investigador espiritual. Desde su actitud tranquila y silenciosa profundiza ms y ms en las cosas del espritu. Siempre ha
sido una figura intercultural, interdisciplinaria e
interreligiosa tanto por su modo de pensar como por su
experiencia. Mdico competente, psiquiatra y psico-
INTRODUCCIN:SOBRE
YPARANUESTROTIEMPO
Dichoso el que lea y dichosos los que escuchen
las palabras de esta profeca guardando lo que en ella se dice,
porque el Tiempo est cerca.
Apocalipsis 1,3
Unapropuestacomplementaria,quetambindesarrollo
en este libro, es la de que una sociedad sana nica
alternativa que veo frente a la autoaniquilacin slo
puede estar integrada por individuos emocionalmente
sanos, y que la autntica salud, tanto intrapersonal
como interpersonal, proviene de la existencia de un
equilibrio amoroso en las relaciones padremadrehijo
(tanto dentro de la familia como en el interior de la
psiquisdecadaindividuo).
Con respecto a las transformaciones que se estn
produciendoanuestroalrededor,tiendoainterpretarlasde
formaoptimistaencuantoquepuedoapreciaren ellas un
deslizamientointegradorhaciaunamayor preeminencia
de los factores materno y filial de nuestro ser, en una
poca,comosta,marcadaporlacrisisdelopatriarcal.
En cuanto a los recursos, destaco todo cuanto puede
favorecer la madurez espiritual de los individuos, y
subrayo especialmente el potencial inherente a una
educacindeorientacinholstica.Ademsdepasarrevista
alosrecursosdisponiblesparaunamodernaeducacinde
lapersonaenteraparaunmundounificado,sealo la
particular importancia de un mtodo prometedor que
an no ha sido ensayado en las escuelas: el llamado
"ProcesodelaCuadrinidad".
Apartedetratarsedeensayosquetienenqueverconlo
queestsucediendoennosotrosyanuestroalrededor
en este momento (captulos 1 y 4), o que nos ofrecen
algunas sugerencias sobre lo que podemos hacer para
acelerar nuestra propia transformacin individual y
colectiva(captulos2y3),lascuatropartesde estelibro
pueden ser consideradas como ensayos "holsticos", en
cuantoquenosonsinovariacionesde
1. LA AGONA
DEL PATRIARCADO
El proceso por el cual poblados neolticos diseminados
aqu y all llegaron a convertirse primeramente en comuni
dades agrcolas, ms tarde en centros urbanos, y finalmente
en estados, ha sido designado como la revolucin urbana"
o como "el surgimiento de la civilizacin". Es un proceso
que ha tenido lugar en diferentes pocas en distintos sitios a
lo largo y ancho de todo el mundo: en primer lugar, a ori
llas de los grandes ros y en valles costeros de la China,
Mesopotamia, Egipto, la India y Malasia. Los estados pri
mitivos se caracterizan en todas partes por la emergencia de
clases basadas en la propiedad y el establecimiento de je
rarquas; asimismo se caracteriza por la aparicin de la pro
duccin de utensilios, con un alto grado de especializacin
y un comercio organizado entre regiones distantes entre si;
igualmente, por un mayor o menor grado de urbanismo, el
nacimiento y consolidacin de lites militares, el estableci
miento de la monarqua y la institucionalizacin de la es
clavitud.
La esclavitud es la primera forma institucionalizada de
dominacin jerrquica en la historia humana; su aparicin
se conecta con el establecimiento de una economa de mer-
moderno,elmododevidaquedeahsederivatraeconsigo
tambin una determinada mentalidad, responsable, en
ltimotrmino,detodasesasconsecuenciasque,pesea
todasnuestrasbuenasintenciones,parecentandifcilesde
resolver. Recientemente, Capra, en su libro El punto
crucial, plantea como ms importante an que la
industrializacinyelmododevidaquetraeconsigo,el
racionalismo unilateral desde el que hemos estado
mirando al mundo y contemplndonos a nosotros
mismos.
Afinalesdelsiglopasado,yaNietzschehabaapuntado
las serias limitaciones del racionalismo, y en tiempos
ms recientes el tema reaparece con frecuencia, pero en
general se acaba echndoles las culpas a Descartes y
Aristteles, lo cual me parece injusto. Aristteles fue
un iniciado en los misterios, y Des cartes, aparte de
habernos legado la geometra analtica, era un hombre
profundamente intuitivo y religioso.Resultairnicoque
seres como ellos, tan poco "lineales", acaben siendo
presentadoscomolosrepresentantesprincipalesdelas
limitaciones del pensamiento lineal. Con todo, sigue
siendo importante que reconozcamos y pongamos en
cuestinelhechode haberestadomanejandoelmundoy
nuestrospropiosasuntosalaluzdetanslolarazn.
Siendo tan importante este tema, que plantea la ne
cesidaddeuncambiomental,dudoqueconponeren la
picota a la mentalidad superracional que ha culminado
en la actual era tecnolgica hayamos identificado la
ltima raz del problema. Tiendo ms bien a considerar
sospechoso el sesgo excesivamente racional de este
diagnstico, que parece implicar una interpretacin
unidireccionaldeactitudesemocionales(como
propia civilizacin, y que para salir del atolladero tendramos que poner en cuestin cuanto hemos venido
haciendo casi desde siempre y cambiar unas estructuras
tan profundamente arraigadas, que, de hecho, nos resulta
difcil diferenciar la naturaleza esencial del ser humano
de nuestro actual modo de ser, producto del propio
condicionamiento.
El tema del patriarcado fue introducido por Johan Jakob
Bachofen (1815-1887), suizo, cultivador de la filosofa
de la historia y de la filosofa social, cuya obra acerca de
los derechos de la madre y sobre la religin originaria
tuvo un gran influjo en los antroplogos posteriores, en
el movimiento feminista, en Nietzsche, en Engels, y en
otros autores.
Sorprende que Bachofen fuera capaz de descubrir la
preexistencia de un mundo centrado en la figura de la
madre, anterior a las civilizaciones patriarcales conocidas, partiendo nicamente de una informacin tan
dispersa como escasa, como por ejemplo los datos sobre
costumbres de diversos pueblos antiguos, transmitidos
por Herodoto y Tucdides. Con una notable
combinacin de intuicin y erudicin lleg a formular
una teora de la evolucin social que, segn sus
conclusiones, habra conocido tres estadios. Un primer
estadio, "telrico", habra sido de promiscuidad y preeminencia de la madre, sin matrimonio; luego, como
reaccin a ste, habra venido un segundo estadio, "lunar",
donde se habra instituido el matrimonio como
principio regulador y en el que las mujeres habran
asumido la propiedad exclusiva de los hijos y de la tierra
-estadio que coincidira con el asentamiento de
comunidades en territorios estables y con el nacimiento de la agricultura-, y un ltimo estadio, "solar",
el patriarcado, que habra consagrado el derecho conyugal paterno, la divisin del trabajo, la propiedad individual y la institucin del Estado.
Joseph Campbell, en su introduccin a la traduccin
inglesa de Mito, reli gi n y derecho materno, dice que
para estudiar mitologa como lo hizo Bachofen era
necesario dejar de lado el modo condicionado de
pensar, e incluso de vivir propio de su tiempo. Y cita un
comentario de Bachofen a su maestro (en un esbozo
autobiogrfico escrito a su requerimiento): Sin una
transformacin completa del propio ser, sin recuperar la
antigua sencillez y salud del alma, es imposible alcanzar
ni el ms mnimo vislumbre de la grandeza de aquellos
tiempos antiguos ni de su forma de pensar, de aquellos
das en que la raza humana an no se haba apartado,
como lo ha hecho hoy, de su armona con la creacin y
con el creador transcendente.
Maestro de la psicologa de los arquetipos antes de
que se inventara la palabra (l los llamaba "Grundgedanken", `pensamientos fundamentales'), Bachofen
ejerci una profunda influencia sobre Joseph Campbell,
quien con toda la elegancia propia de su rango de profesor
universitario habra de asestar un duro golpe al
patriarcado al presentar de forma irnica el fanatismo
centrado en torno a la figura del padre, propio del Medio
Oriente, dentro del contexto universal de las religiones
y la mitologa de todo el mundo. Como no tengo la
menor duda de que Joseph Campbell aport un teln de
fondo decisivo a la inspiracin de la religin de la
Diosa, en auge hoy en da dentro del movimiento
feminista, creo que es apropiado considerar a Bachofen como abuelo cultural del mismo.
El influjo de Bachofen en la antropologa fue enor-
diciendo: Tal es, sin embargo, el sentido del sueo: realizar el sueo al despertar! Ya hemos conquistado el
reino de la tierra, convirtmoslo ahora en un hogar! .
Al volver a Chile del pas adonde haba sido enviado por
sus padres cuando tena siete aos, Ttila escriba en
alemn, pero, como puede imaginarse, no contaba como
auditorio ni siquiera con la comunidad alemana pronazi
de la poca. Trat entonces de escribir poesa en
espaol, pero era claro que su dominio de esta lengua no
poda compararse con la maestra que haba adquirido del
idioma alemn. Resultado de esta frustracin, podemos
pensar, fue escribir por entonces unas cuantas pginas en
prosa, a las que dio el ttulo de "Prlogo" -podran
considerarse un prlogo tanto a los himnos como a la
coleccin de poemas polticos en castellano- y que, a pesar
de su nombre, constituyen ms bien un manifiesto.
Comienza as:
Buscando la causa de la falta de unidad entre los seres humanos y de la gran confusin en que se encuentra sumida la
mayor parte de la humanidad, se critica como culpables a la
Iglesia y al Estado, pero nunca se da el ltimo paso: trasladar la
responsabilidad al creador de tales instituciones, quien haciendo
uso del poder se ha dado a s mismo valor absoluto y se ha
arrogado el derecho de vida o muerte sobre la familia,
considerndola de su propiedad y apoderndose de sus bienes.
Hora es de que no nos ocupemos solamente de los sntomas
sino de la enfermedad como tal, reconociendo en el patriarcado el
origen de nuestras imperfecciones y de la artificialidad de
nuestra forma de vida.
condicin humana autnticamente nueva, sin precedentes. As, en vez de poner el acento fundamentalmente
en la guerra entre los sexos, Albert considera que el
equilibrio interno es lo que puede salvarnos de la
conciencia patriarcal y de todas sus funestas consecuencias.
Personalmente pienso que la visin propuesta por
Eisler de una degradacin de la sociedad a partir de la
cada de un paraso de igualitarismo prepatriarcal (para el
que ni siquiera acepta el trmino "matriarcado"), entraa
una idealizacin de aquella sociedad prepatriarcal,
comparable a la idealizacin del patriarcado que
tambin recientemente ha ofrecido Ken Wilber en su
libro UpfromEden.El mejor apoyo de que disponenmos
para imaginar lo que pudo haber sido el mundo neoltico
nos lo proporcionan las sociedades matrilineales
agrcolas que an perviven. Su observacin no nos lleva
a pensar que estamos ante un florecimiento de la
naturaleza humana; ms bien nos traen al recuerdo la
interpretacin que hace Erich Fromm de este estadio
de la humanidad como de unin incestuosa con la
tierra, y consiguientemente, de estancamiento.
Creo que Eisler lleva razn cuando dice que el dominio de un individuo sobre el grupo es expresin de
una tendencia masculina; sin embargo, cuando Ttila
habla de "matriarcado" no se refiere tanto a dominacin
por parte de la mujer, sino ms bsicamente al dominio de
lo femenino en el interior de cada cual y en el mundo
de los valores culturales. En las comunidades
matriarcales el poder no se expresa a travs del dominio
de un individuo sobre los dems, sino a travs de la
tirana ejercida por el grupo, que participa de una
mentalidad en la que el individuo desaparece to-
talmente devorado por los vnculos que le unen a la comunidad. As, hay quienes apuntan al Neoltico con
nostalgia como a un ideal de perfecta democracia (por qu
no recurrir al Neoltico para un sueo tan bello?), pero
esta idea no resulta consistente con lo que sabemos del
mundo de aquellos agricultores primitivos centrados en
torno a la madre, un mundo en el que el individuo estaba
enteramente supeditado al grupo y a su interpretacin de
las necesidades de la naturaleza. La institucionalizacin
de los sacrificios humanos, que podra considerarse
corno una representacin de esa rendicin a la
supremaca de la comunidad y supuestamente al
equilibrio de la naturaleza en nombre de lo divino,
aparece ante nuestros ojos como una muestra macabra
del desequilibrio propio de aquel estadio de la evolucin
humana. Slo si dejamos de considerar al periodo
matriarcal como algo ptimo, podremos entender que
quienes llevaron a cabo la revolucin patriarcal
pudieran simbolizar su conquista como un triunfo de la luz
reflejado, por ejemplo, en la heroica aventura de Perseo que
consigue cortar la cabeza paralizante de la Gorgona.
Una filosofa social lcida debe reconocer el aspecto evolutivo de la transicin del matriarcado al orden
patriarcal, junto con el reconocimiento de su aspecto
contrarrevolucionario: lo que tiene de cada, de patologa
exuberante, de deterioro. Joseph Campbell propone
entender esa patologa como una "inflacin mtica",
expresin introducida por l al hablar de los reyes
divinizados egipcios que, al morir, eran enterrados
juntamente con su familia y con sus servidores
(antecedente remoto del "suttee" hind, ms reciente).
Sabemos, a travs de relatos personales acerca de la
Pues bien, se dira que la revolucin ecolgica tiende a devolver las cosas a su justo lugar. Se dira que la revolucin ecolgica termina con una cierta agresividad flica e implica,
incluso, una cierta recuperacin de la "religiosidad" de la
Madre (a diferencia de los clsicos monotesmos como el judasmo y el islamismo).
Deunmodosemejante,podemosdecirqueladeseable
liberacindelprincipiofilial,necesariaparapoderalcanzar
"lo tres veces nuestro" entrevisto por Ttila, viene
ocurriendodesdehacesiglos.Esverdadque, hasta un
cierto punto, enprimerlugar,noesexactodecirquelas
revolucionessurgidasapartirdelRenacimientosehayan
limitadoaponeralhijoenellugardel padre,comoTtila
soladecir.Esverdadtambinque desdeeladvenimiento
delhumanismorenacentista se ha ido produciendo una
incuestionableliberacin,al
gunosdecuyoshitosfueronelprotestantismo,laabolicin
delasmonarquas,elromanticismo,losmovimientosde
independencianacionalydeproclamacindelosderechos
civiles, los movimientos estudiantiles y juveniles
(incluidos los proliberacin sexual), etc.
Indudablemente, se ha ido produciendo un desmoro
namiento gradual del autoritarismo. La contracultura y el
movimiento del potencial humano podemos decir que
harepresentadounodelospasosmssignificativosdeesa
trayectoriadeliberacin,yaqueloqueseconoci con ese
nombre en California en los aos sesenta se est
convirtiendoenel Zeit-Gei st generaldela culturayest
impregnandodemodocrecientealmundooccidental.
Recuerdo haber odo ms de una vez a Ttila pro
clamarseoptimista,peseasudeseodesacudirtodosignode
complacencia en sus contemporneos y a pesar del
profundo dolor que le producan las noticias que llegaban
cadadadelmundoentero.Eseoptimismosuyo, capazde
ir ms all de su propia contemplacin realista de la
crisis de su tiempo, descansaba en su profunda
conviccindequecontamosdehechoconlosrecursos y la
capacidad necesaria para abandonar el "barco
patriarcal" antes de que se vaya a pique. Sin duda,le
hubiera gustado conocer el valioso anlisis y las
conclusiones aportados por Buckminster Fuller en su
elogiable empeo por mostrarnos que contamos con
recursos naturales suficientes para proveer de vivienda,
alimentoyenergaatodalapoblacinmundial,tanslocon
que hagamos un uso sabio y prudente de la tecnologa
actualmentedisponible.Desdeunpuntodevistaracional,
resultaesperanzadorsaberqueconsloponertrminoa
lamalaadministracindelos
recursos y superar la inercia del sistema podemos resolver el problema material al que actualmente nos
vemos enfrentados. Sospecho que es importante tambin
conocer este hecho porque la idea de escasez, de que en
la tierra no hay suficientes bienes para todos, ha
contribuido a exaltar el egocentrismo general, creando
as una escasez artificial que realimenta el crculo
vicioso.
No solamente el mundo judo y el cristiano poseen una
visin mesinica: los hindes creen en la venida de una edad
de oro, los antiguos mejicanos profetizaban el regreso de
Quetzalcoatl, y el budismo espera la aparicin de un futuro
Buda del amor. sta no es una idea irracional, sino que,
como muchas verdades cientficas, resulta estticamente
atractiva y simple su formulacin, en este caso la
esperanza de poder desarrollar y actualizar un da nuestro
verdadero potencial. Pero no debemos permitir que el
entusiasmo de una perspectiva optimista nos conduzca a
una complaciente pasividad. No podemos dormirnos en
los laureles, felicitndonos por haber entrado en la era
de Acuario, donde todo va a resolverse por s mismo, ni
debemos creer que ya se ha producido la
transformacin social, ni siquiera que est a punto de
producirse, y que con el tiempo todo va a ir bien.
La va de salida del patriarcado, entrevista por Ttila,
no entraaba una rebelin edpica contra el padre
absoluto, sino ms bien el simple hecho de dejar de
obedecerle. No obstante, saba muy bien que para
poder asumir una actitud de "desobediencia civil" frente
a la tecnocracia, es necesario haber atravesado un
proceso de liberacin interior. Ser capaz de escuchar y
obedecer la voz del cielo en el propio corazn es algo
causa de esta mejor capacidad de interrelacin es importante que las mujeres no queden excluidas de los
procesos de toma de decisiones que nos afectan a todos.
Lo nico que necesitamos es corregir la interpretacin
chauvinista de estas diferencias como una demostracin de
la superioridad masculina. Afortunadamente, el nuevo
feminismo es partidario de apreciar debidamente tales
diferencias y se orienta en el sentido de una mayor
comprensin de la complementariedad y una mejora de la
comunicacin entre los sexos (como hace Deborah Tennen
en su interesante libro Youjustdon 't un
derstand). Con todo, deberamos tener cuidado en no
absolutizar las diferencias. La afirmacin de Albert, de
que los factores Padre, Madre e Hijo son independientes
del sexo o la edad, nos recuerda que, aun estando por lo
general relacionados entre s, no aparecen necesaria
mente unidos en un nivel individual, y cada uno debiera
de ser apreciado por su propia y especifica combinacin
de tales factores. Nuestra tarea debera consistir, ante
todo, en tratar de conseguir no slo una nivelacin del
equilibrio de poder entre los sexos, sino tambin una ar
monizacin de los propios componentes internos.
Qu podemos hacer, entonces, para acelerar la tran
sicin de la actual organizacin jerrquica y patriarcal de
nuestras mentes hacia otra heterrquica, que est centrada
en torno al triple principio paterno, materno y filial?
4. Qu podemos hacer?
Creo que sera deseable una atenta ponderacin por
parte de todos de los corolarios que se derivan de esta
concepcin triunitaria (interna y externa) del Reino, y
causa de esta mejor capacidad de interrelacin es importante que las mujeres no queden excluidas de los
procesos de toma de decisiones que nos afectan a todos.
Lo nico que necesitamos es corregir la interpretacin
chauvinista de estas diferencias como una demostracin de
la superioridad masculina. Afortunadamente, el nuevo
feminismo es partidario de apreciar debidamente tales
diferencias y se orienta en el sentido de una mayor
comprensin de la complementariedad y una mejora de la
comunicacin entre los sexos (como hace Deborah Tennen
en su interesante libro You just don 't understand). Con
todo, deberamos tener cuidado en no absolutizar las
diferencias. La afirmacin de Albert, de
que los factores Padre, Madre e Hijo son independientes
del sexo o la edad, nos recuerda que, aun estando por lo
general relacionados entre s, no aparecen necesaria
mente unidos en un nivel individual, y cada uno debiera
de ser apreciado por su propia y especfica combinacin
de tales factores. Nuestra tarea debera consistir, ante
todo, en tratar de conseguir no slo una nivelacin del
equilibrio de poder entre los sexos, sino tambin una ar
monizacin de los propios componentes internos.
Qu podemos hacer, entonces, para acelerar la tran
sicin de la actual organizacin jerrquica y patriarcal de
nuestras mentes hacia otra heterrquica, que est centrada
en torno al triple principio paterno, materno y filial?
4. Qu podemos hacer?
Si partimos de la idea de que la clave de nuestra liberacin, tanto interna como sociocultural, reside en la
capacidad de integrar en nuestro interior los componentes
paterno, materno y filial, el corolario lgico es que
encontrar y desarrollar un elemento sintetizador,
reconciliador, de los componentes intrapsiquicos y
biosociales adquiere una crucial importancia. Si hemos de
pasar de un orden jerrquico a un orden heterrquico de tres
centros (como pretenda Gurdjieff hace algunas dcadas al
crear el Instituto para el Desarrollo Armnico del
Hombre), si en otras palabras -como sola decir Ttilanecesitamos un mundo en que el padre, la madre y el
hijo, presentes en nuestro interior y en el seno de la
familia humana, se amen, parecera que el elemento
esencial es el amor como tal, esa capacidad de decir "s"
al otro, o de decirle "t", reconocindole como sujeto,
como Buber insista. Pues para que haya verdadera
integracin, es necesario que padre, madre e hijo, en los
diversos niveles, no slo se comuniquen entre s, sino
que, como en el smbolo taosta del yin-yang (la parte
blanca con un punto negro, y la parte negra con un
punto blanco), cada una pueda inclinarse ante la otra e
incluso reconocer en ella lo ms profundo de s misma.
Resulta tambin sugerente la invitacin de Ttila a
hablar de amores, en plural, o de cualidades o formas
primordiales del amor. El amor paterno se orienta a lo
"celestial", al mundo de los principios, las ideas y los
ideales. El amor materno se orienta a la naturaleza y hacia lo
individual, y no se basa en los mritos, sino en la
necesidad. Por otra parte, el amor filial (tan patologizado
en nuestra poca al ser interrumpido y reemplazado el
vnculo amoroso hacia los padres por
un vnculo de resentimiento y de dependencia idealizada), se caracteriza por una actitud agradecida de receptividad y respeto.
Llevando an ms lejos este pensamiento, podemos
decir que el amor intrapsquico entre los principios Padre, Madre e Hijo es necesario para que pueda haber armona en la familia humana, as como entre los valores
paternos, maternos y filiales de nuestra cultura. Esta es
la idea que expresaba un bajorrelieve realizado por Ttila en la fachada de un edificio pblico en Santiago de
Chile, y que existi hasta hace poco, antes de ser destruido por las autoridades. En l lo paterno y lo materno venan representados por dos alas que, con su polaridad, permitan a una figura central volar hacia adelante.
Ms concretamente, en el relieve, sobre las alas
de un cndor la figura del Hijo apunta hacia adelante.
mientras que a su lado, a la izquierda, la Madre apunta
hacia abajo y, a la derecha, la figura del Padre lo hace
hacia arriba. Digamos que si la condicin ordinaria del
ser humano es quedar fijado a un estado infantil en el que
regresivamente mantiene una relacin de necesidad y
ambivalencia frente a los padres de su infancia, el nio
sano que reside potencialmente en el interior de todos
nosotros puede, a travs de su amor hacia su padre y su
madre internos, apropiarse de las cualidades del amor paterno y del amor materno, integrando as el amor del cielo
con el amor de la tierra, el amor de la sabidura y el
amor de la naturaleza, el amor de la divina transcen dencia y el amor de la inmanencia divina.
Aunque el cristianismo es una "religin de
amor" que ha inspirado a muchos seres humanos a
travs de la historia, impulsando a algunos hasta la
santidad, es necesario reconocer que tal como ha
llegado hasta no
sotros, tras toda la etapa de mxima distorsin patriarcal e inquisitorial (sobrevenida despus de cortar
la iglesia las races gnsticas y esotricas de nuestra civilizacin), ha conseguido escasos resultados en
trminos de salvacin. El cristianismo histrico,
hemos de admitir, ha fracasado con respecto a la
creacin de un mundo regido por el amor.
En el prlogo a su obra Androcles v el len (cuyo
subttulo es Porqunodaralcristianismounaopor
tunidad?), deca Bernard Shaw que la propuesta de
Cristo de hacer del amor el precepto fundamental podra seguir resultando muy razonable hoy en da,
despus de veinte siglos durante los cuales este
presunto cristianismo ha seguido ms bien imitando a
Barrabs. Escribe:
Las perspectivas parecen bastante desesperadas despus de
dos mil aos de resuelta adhesin al viejo clamor "No a ste, sino
a Barrabs". No obstante, est empezando a parecer como si
Barrabs fuera un fracaso, a pesar de la fuerza de su brazo derecho,
de sus victorias, sus imperios, sus millones, su moralidad, sus
iglesias y sus instituciones polticas... Pero s que ha obtenido un
triunfo: Barrabs ha usurpado el nombre de Jess y ha enarbolado
su cruz como emblenia. Hay en ello una especie de cumplido,
algo as como la lealtad del criminal que no respeta ninguna ley
pero que sin embargo se proclama patriota y sbdito fiel del Rey,
autor de aqullas.
Y ms tarde aade:
Yo no soy ms cristiano que Pilatos o que t mismo,
querido lector les sabido que Bernard Shaw se confesaba
ateo], y sin embargo, prefiero con mucho a Jess que a Ans
Ttila Albert tena una actitud crtica frente a las religiones organizadas. Pero incluso si las iglesias institucionalizadas, que han propiciado el espritu patriarcal en las diversas culturas donde estaban
presentes, han permanecido impotentes frente a las
guerras y otros diversos males, creo que no debemos por
ello negar que el factor espiritualidad resulta inseparable
del cometido teraputico y del proceso de desarrollo
humano en general. El problema es que por cierto que sea
que la solucin de nuestros problemas se encuentra en el
amor, cabe decir aqu lo mismo que del oro de los
alquimistas: que para poder fabricarlo es preciso tenerlo de
antemano. En vista de esta situacin, podra resultarnos
extremadamente provechoso echar mano de un
antiqusimo descubrimiento de las tradiciones orientales
que est haciendo suyo hoy en da la psicologa
transpersonal: que para que surja el amor necesitamos
aprender a "parar la maquinaria" de nuestro ego y, de un
modo ms general, pacificar "nuestras pasiones" a
travs de la prctica del desapego, especficamente
mediante el cultivo de las distintas artes meditativas.
Podemos definir la meditacin de muchas formas,
segn el aspecto que prefiramos acentuar, pero en la
medida en que sea lcito establecer un contraste entre
devocin y meditacin, podemos decir que mientras que
la devocin entraa el cultivo del amor, de la en
y luego en nuestro entorno, una actitud genuina de ocio confiado, de reflexin filosfica, y un amor apasionado a "la
verdad, toda la verdad y nada ms que la verdad".
miento econmico ms bien que al servicio del crecimiento del hombre. Sera de desear que nuestros especialistas en este campo adquirieran la sabidura suficiente como para poder comprender lo que U prctica
actual no les permite "digerir" sin saber claramente explicar el por qu.
Podemos imaginar que la formacin excesivamente
intelectual y acadmica que actualmente imparten los
departamentos de educacin de nuestras universidades
podra convertirse en uno ms tan slo de los ingredientes
requeridos por la clase de educacin que necesitamos: una
educacin que, lejos de limitarse a transmitir
informacin, apunte a la formacin de seres humanos
completos, sin descuidar en absoluto ninguno de los
aspectos ms profundos de su ser. Podramos, a
continuacin, preguntarnos quines seran capaces de llevar
a cabo una tarea tan diferente de la que actualmente estn
realizando nuestras instituciones educativas tradicionales.
En mi opinin, habrn de ser los "nuevos chamanes" (de
los que hablo en el ltimo captulo de este libro)
quienes sean capaces de llevarlo a cabo. Reclutando
entre ellos algunos que hayan elegido como vocacin el
camino de su propia transformacin personal y que hayan
adquirido las habilidades ms eficaces para ayudar a los
dems, nuestras instituciones educativas actualmente
fosilizadas podran llegar efectivamente a transformarse.
Creo que, as como Buckminster Fuller afirmaba que no
habran de faltarnos los recursos naturales, tampoco
debemos temer la falta de los recursos humanos
necesarios.
Antes de seguir adelante, quiero referirme a un tema
que podramos contribuir a fomentar colectivamente con
nuestra aquiescencia y comprensin, una re
2.UNAEDUCACINDE
LAPERSONAENTERAPARA
UNMUNDOUNIFICADO
Un conocimiento aun mnimo de las cosas superiores
es de mayor valor que un mximo conocimiento de
las cosas inferiores.
Toms de Aquino
Los sistemas educativos de la mayora de los pases se encuen
tran en crisis y raramente estn a la altura de sus necesidades.
En la actualidad necesitamos establecer otros objetivos
y otras prioridades.
Alexander King y $ertrand Schneider, en
The First World Revolution (Informe al Club de Roma)
No ha habido nunca un mundo tan espantoso ni tan inhabitable
como el creado por una ideologa que proclama que este mun
do lo es todo, dando a la materia una importancia y una prima
ca desconocida en otras civilizaciones... En un mundo pura
mente materialista la educacin no puede ser otra cosa que
dicionamientosocial..Perosihablamosdeformaralos
hombres que el inundo necesita, debemos admitir que
entonces,necesariamente,nosetratardeeducardesdey
paraelconformismo,sinoparalalibertadylaautonoma,
puesun"mundo"verdaderosloserposibleenbasea
contarconautnticosindividuos.
Escribiendo despus de Darwin, Herbert Spencer
comparaba la sociedad a un organismo idea que ge
neralmente han dejado de lado los socilogos poste
riores.Realmente, nuestra sociedaddistamuchode ser
un organismo, y en esto hemos avanzado menos que las
abejas y las hormigas. Una sociedad que fuese con
respectoalindividuoloqueelcerebroesalasclulasquelo
constituyen, tendra que cimentarse en la existencia de
seres humanos maduros, esto es, seres integrados y en
vas de autorrealizacin, y no esa especie de robots
humanoides que desde su ceguera y otros males que le
afectanfomentanuestrasociedad.
Puede decirse que una educacin orientada al indi
viduoenteroestdeporsorientadahaciaunatotalidad
msvasta,es"unaeducacinparaunmundounificado",
y he querido poner de relieve esta idea incluyndola
enelttulodeestecaptulo.Enprimerlugar,parasubrayar
latesisdeque"unaeducacindelapersonaenteraes una
educacinparaelmundototal",ytambinporlosaludable
que puede resultar el acentuar especficamente la
finalidad metapersonal. Adems, por ser una idea
inspiradora: si nos hacemos conscientes de lo mucho
quenecesitamosunaeducacinorientadahacialapazy
hacia la unidad mundial, tal vez esa conciencia pueda
suscitar la capacidad de contribucin creativa
correspondienteaesafinalidad.
Unindividuonopuedeverdaderamenteconside
rarsecompletosicarecedeunavisinglobaldelmundo,
sinoposeeunsentimientodehermandad.Necesitamos
una educacin que lleve al individuo hasta esepunto
de madurez en el que, elevndose por encima de la
perspectiva aislada del propio yo y de la mentalidad
tribal, alcance un sentido comunitario plenamente
desarrollado y una perspectiva planetaria. Una
educacin del yo como parte de la humanidad. Una
educacindelsentimientodehumanidad.
El despertar espiritual que forma parte de nuestro
destinopotencialnosuponesolamenteelnacimientodel
"yo", sino tambin el alumbramiento del "t". El
nacimiento del Ser supone el nacimiento del yot, el
alumbramientodelsentidodel"nosotros".
Cmopuedelaeducacincontribuiracrearelsentido
delnosotros?Nosolamenteatravsdeunaactitudajena
atodolocalismoyabiertaaunavisinuniversal de las
cosas, sino, ante todo y sobre todo, por medio de una
experta aplicacin de tcnicas de liderazgocomunitario,
esto es, prestando un asesoramiento experimentado
acerca de los procesos de formacin de grupos en el
verdaderosentidodelaexpresin.
Para Carl Rogers los grupos son posiblemente el
invento ms significativo del presente siglo. El futuro
dir. Pero en todo caso constituyen un recurso muy im
portante,ycreoquetodoeducadordebieraadquirir un
repertorio de habilidades que incluyeran, entre otras,
lacapacidaddefacilitarunacomunicacinsinceraentre
sus alumnos responsabilizndose de sus
consecuencias, la capacidad de reconocer y expresar
laspropiaspercepciones,tantodesmismocomo delos
otros, y la de desarrollar su propia empata y
mantenersealejadodelosjuegosdelego.Esteproce
sino que debemos concentrarnos al mximo en cuestiones realmente significativas, ya sea con respecto a la
visin del mundo o relativas a la propia vocacin
o preparacin para el servicio en medio de l. La sed de
comprensin forma parte de la naturaleza humana y
necesita alimentarse de una visin panormica del
conocimiento. Sera, pues, aconsejable y sabio poner
por obra un tipo de educacin que entraase un equilibrio entre generalismo y especializacin; esto es, una
educacin capaz de promover habilidades especificas
sobre un trasfondo de contenido general. Esto en s
implicara una cierta educacin del llamado pensamiento
integrativo.
Lo que el panorama actual muestra como insuficientemente recalcado en la educacin tradicional es el
desarrollo de habilidades cognitivas, como tales, ms
all de los contenidos del aprendizaje. Adems de
aprender, necesitamos sobre todo aprender a aprender.
Incluso si adoptamos una actitud ms pragmtica que
humanista, llegamos a la misma conclusin. La
cantidad de conocimientos que uno adquiere en un rea
cualquiera de contenido no guarda relacin, por lo general,
con un mejor desempeo de la .ocupacin correspondiente, escribe el profesor Kilpatrick en el
Boletn de la AHHP. La mayora de las
ocupaciones slo requieren que el individuo est
dispuesto y sea capaz... Lo que distingue al individuo
eficaz en el desempeo de su funcin no es tanto la
adquisicin ni el uso de conocimientos, sino ms bien las
capacidades cognitivas desarrolladas y ejercitadas en el
proceso de adquisicin y empleo de esos conocimientos.
Aqu tambin necesitamos mudar nuestro foco de lo
externo a lo interno, de lo aparente a lo sutil.
. Adquirir conocimientos.
3. UN NUEVO
INSTRUMENTO PARA LA
REEDUCACIN DEL AMOR
Honra a tu padre y a tu madre, y as vivirs larga vida en la tierra
que Yahweh tu Dios te dio.
(xodo 20,12)
La religin nos manda perdonar las injusticias que hayamos
sufrido; slo entonces quedamos libres para amar y libres del
odio. Eso est bien, pero cmo encontramos el camino del au
tntico perdn'?
Alice Miller
Transformado al regresar de profundos sufrimientos vago por
el mundo. Aquel que bendice a sus padres se recrea a si mismo
en honda felicidad.
Ttila Albert
Fritz Perls fue uno de estos psicoterapeutas "socrticos". Su genio resaltaba en la praxis teraputica, no
en la teora: fue ms bien un hombre de palabra hablada que
escrita (sus primeros libros se debieron en su mayora al
trabajo de amigos y colaboradores, y el principal legado
de su vida posterior consisti en grabaciones en audio y
vdeo de su propio trabajo). Su confianza en la intuicin
fue tan grande que desde hace tiempo vengo
proponindole como una encarnacin o un ejemplo de
un moderno "neochamanismo" occidental.
Como he sugerido en multitud de ocasiones a lo largo
de los ltimos aos, cabe entender lo que se conoce con
el nombre de "psicologa transpersonal" como un
reflejo, en el campo de la psicologa, de un fenmeno
cultural ms vasto que puede precisamente interpretarse
como el surgimiento de un nuevo chamanismo en nuestro
mundo occidental. Indicios de este chamanismo nuevo
pueden detectarse en el fenmeno de reespiritualizacin
de la psicoterapia actual, y en el creciente intuicionismo
y mayor confianza de los terapeutas en su propia
creatividad y experiencia individuales, como es el caso en
el chamanismo tradicional, donde cada curandero o
sanador porta consigo su propio "saco de trucos", signo de
la singularidad de su va. El nuevo chamanismo, al igual
que el primitivo, es un fenmeno vocacional, y como tal
presupone tambin el contagio de la vocacin, lo que est
provocando recientemente la expansin de la psicoterapia
ms all del campo puramente profesional.
Hoffman puede ser considerado como un tipo socrtico y como un chamn occidental, por cuanto su
propia profunda transformacin personal, debida a
una experiencia guiada desde su interior, le dio la capacidad de ayudar psicolgicamente a otras
personas. Al igual que en los chamanes, su trabajo procede
de una experiencia visionaria y de la intuicin, y, como
ellos, sostiene tambin una "actitud mgica" con
respecto a la existencia de los espritus (humanos y ms
que humanos). Por encima de todo, es un hombre de
vocacin, no un profesional. El hecho de no contar con una
buena educacin en el sentido intelectual contribuye a
acercarle an ms al prototipo del chamn.
La actitud acadmica hoy en da, al igual que la del
establishment teolgico y poltico a lo largo de la historia, se muestra ambivalente con respecto al naciente
neochamanismo. As como los msticos fueron siempre
blanco de las crticas del estamento teolgico y los curanderos objeto de persecucin por parte de la profesin
mdica, as tambin la psicologa acadmica,
orgullosa de su herencia intelectual, tiende a mirar con
desdn al hombre profesionalmente no formado que no
cuenta "sino con" su propia vocacin y experiencia. De
acuerdo con esas premisas, alguien podra permitirse
juzgar a Hoffman y descalificar su trabajo y sus libros por
no apoyarse en el trasfondo histrico y cientfico tradicional,
y no contar con la fundamentacin terica. los datos
experimentales, la validacin estadstica y la bibliografa
que seran de esperar. Anticipndome a tales posibles
crticas de parte de algn lector psicolgicamente
sofisticado, que podran empaar y obstaculizar el aprecio
de las enseanzas de Hoffman, espero poder mostrar que,
a pesar de resultarle desconocido el "trasfondo histrico
tradicional", su trabajo resulta totalmente congruente con
el mismo as como con el fondo del discurso psicolgico
actual.
Empezar por decir que el Proceso de Hoffman, a diferencia de otras terapias transpersonales, destaca por
su reconocido espritu psicoanaltico. La psicologa
transpersonal de hoy se encuentra impregnada de la actitud
antipsicoanaltica del movimiento humanista, surgido l
mismo en gran parte como reaccin frente a las
limitaciones del psicoanlisis. Sin embargo, al echar por la
borda los Insights" freudianos y postfreudianos, en su
ansia por alcanzar los "ltimos lmites de la naturaleza
humana", no estn olvidando los transpersonalistas un
escaln inevitable del proceso del crecimiento humano?
Aunque en teora aboga por una actitud holstica, pienso
que, en la prctica, elmovimiento transpersonal comporta
un sesgo espiritualista que ha entraado de hecho un
descuido del enfoque psicodinmico de la experiencia y la
curacin. En este sentido, el trabajo de Hoffman
representa una sntesis que merece una bienvenida. La
afinidad del Proceso de la Cuadrinidad con el psicoanlisis
es especialmente interesante. Como se puede inferir de lo
que he dicho de Bob Hoffman, la coincidencia entre sus
ideas y las del psicoanlisis no es resultado de un influjo
real, sino de un redescubrimiento ingenuo, de un volver a
descubrir hechos acerca de la mente humana que pueden ser
observados por cualquiera que se acerque a ellos con la
profundidad suficiente. Hoffman (a quien el doctor
Knobel se refiere como una persona con una genuina
ingenuidad que resulta alarmantemente eficaz) ni siquiera comparte la informacin media sobre la psicologa
freudiana. Aunque la mayora de las personas cultivadas
han recibido una cierta dosis de la herencia freudiana, que
se ha infiltrado ms all de las fronteras profesionales
hasta entrar en el lenguaje ordinario,
Mientras que el pensamiento psicoanaltico establece una distincin entre la identificacin propia mente y la introyeccin (cuando es reconocible la base
oral de la identificacin), en la visin de Hoffman toda
identificacin neurtica es por naturaleza "oral" y
esencialmente introyectiva. El trmino equivalente a la
oralidad en el vocabulario de Hoffman es el "amor
negativo", expresin que sugiere no solamente un amor
destructivo, sino tambin lo inverso del amor, e implica
asimismo un amor falso. Se refiere a una bsqueda de
amor por parte del individuo que le obstaculiza en
realidad el camino del amor, y que, aunque se disfrace
de amor, es de hecho opuesta por naturaleza a la motivacin amorosa.
En tanto que el amor verdadero es una disposicin a
dar nacida de la abundancia, el "amor negativo" es un
deseo de recibir arraigado en la deficiencia (por usar la
terminologa de Maslow), aunque tpicamente se
experimenta y se presenta al inundo (ocultando su fondo
de egosmo) como nacido de una abundante capacidad
de dar.
Al hacer del "amor negativo" el concepto central de
su comprensin de la enfermedad emocional, Hoffman,
sin darse cuenta, se hace eco de la perspectiva budista,
para la cual tambin todo sufrimiento tiene sus races
en el deseo o en la avidez (tantea). Sin embargo, ninguna
de estas expresiones (ni la "motivacin por deficiencia" de
Maslow, ni el "deseo" o el "apego" del budismo) destacan
la conexin de tal deficiencia con una temprana
frustracin del amor. Y aunque el psicoanlisis, con su
concepto de la oralidad, representa un paso adelante en
el sentido de reconocer tal conexin, cabe criticar la
base en exceso biologista en que
Otro sacrosanto- puede llegar a generar la misma experiencia que de esa forma invoca. De un modo ms general,
se puede decir que la capacidad de dejarse absorber en
los smbolos -y de entrar, consiguientemente, en estados
contemplativos- va emparejada con la actitud de no
considerar a tales smbolos como meros smbolos, sino
como aquello que simbolizan.
En virtud de la capacidad de los smbolos de ocupar
el lugar de las experiencias que simbolizan (base de lo
que Mme. Sechehaye llam "realizacin simblica"),
ciertas secuencias de imgenes pueden servir como
vehculo a cambios en el fluir de la experiencia. Esas
secuencias de fantasas" podran considerarse como
ritos o ceremonias y, en el Proceso, se es el carcter
que tiene un momento muy importante de la sesin de
clausura, en donde el cliente es invitado a visualizar
cordones umbilicales que representan las conexiones
entre los grupos de comportamientos negativos
previamente reconocidos en s mismo y en sus padres. La
fantasa de desarraigar mediante un tirn esos cordones
evoca la decisin y la voluntad de separarse de toda la
negatividad que el anlisis previo del padre y la madre
introyectados ha revelado. Al igual que con el proceso del
perdn, ste constituye tambin una meditacin dirigida,
donde el individuo es inducido a atravesar el cambio
actitudinal evocado por esta accin simblica de
"arrancar" los cordones, pues al emplear el smbolo
como un vehculo para alcanzar la experiencia ms
profunda que simboliza, se imbuye a la vez al sujeto de
la voluntad de "conducirlo" o usarlo por s mismo.
Un ejemplo semejante de alquimia simblica es el
del "Reciclaje", un proceso, basado en la visualizacin,
apuntado nunca a las ocho sesiones de terapia "psquica" con Bob Hoffman, de no haber sido por el inters
especial que me inspiraba el tenla de las relaciones entre
el padre, la madre y el nio internos, en orden al proceso
de transformacin interior de la persona. Pero result ser
una experiencia ciertamente valiosa, y qued
impresionado por el hecho de que Bob fuera capaz de
contarme historias de las vidas de mis padres y sucesos
de mi propia infancia, a los que en modo alguno haba
podido tener acceso por las vas ordinarias.
Me di cuenta tambin de que la estrategia bsica del
Proceso, que yo haba recorrido guiado por l, poda
igualmente ser aplicada en grupos, sustituyendo la intervencin de las facultades "psquicas" de Bob por un
proceso estructurado, guiado y supervisado, de repaso y
extrapolacin de recuerdos de su propia vida por parte de
cada uno de los participantes.
La primera vez que lo apliqu en grupo fue con
ms de setenta personas (culminando con la visita de
Bob para la sesin de clausura del Proceso). En esa
poca, trabajando con gentes diferentes en el Instituto
SAT, me encontraba particularmente interesado en
convertir a los grupos en sistemas autocurativos. Sigui
luego una segunda experiencia, en la que Reza Leah
Landman dirigi un grupo de unas cincuenta personas, (con
Bob presente como testigo silencioso), usando como
referencia una serie de orientaciones o lneas maestras
escritas. (Yo haba redactado esas lneas maestras en una
temporada de inusual inspiracin, y cuando poco despus
visit a Bob, se mostr muy interesado y, de un modo
totalmente espontneo, coment que el doctor Fischer
haba estado a mi lado).
te das que dura constituyen una exigencia tan pequea en proporcin con los resultados que facilita, que no creo
que ninguna otra forma de terapia pueda competir con
ella en cuanto a conseguir tanto en tan poco tiempo. A
pesar de ello, lo que me ha movido a hablar del Proceso de
la Cuadrinidad en este libro no ha sido tanto su potencial
en el orden teraputico cuanto en el campo educativo;
pues precisamente por su caracterstica de ser una
experiencia tan breve y tan estructurada, y no obstante
tan poderosa, resulta idealmente adecuado para incluirlo
como parte de cualquier proyecto de innovacin
educativa que quiera aportar algo dentro del campo
emocional. Y en todo caso, someterse a este enfoque
teraputico resultara extremadamente til a todos los
educadores interesados en adquirir por algn medio la
forma de conocer mejor a sus alumnos, a s mismos y
a los seres humanos en general.
4. UN CHAMANISMO NUEVO
PARA LOS PROBLEMAS
DEL VIEJO ADN
Qu significa apuntarse a la bandera dionisaca, en vez de a
la freudiana (o a la marxista)? Significa desechar la pretensin
pseudocientfica de adoptar posturas de imparcialidad clnica o
de racionalidad poltica, y reconocer en la locura su condicin
humana universal en vez de considerarla como estigma dife
rencial de una categora aparte de seres humanos tachados de
locos. Significa que la locura no es un fenmeno individual,
sino un fenmeno social en el que todos colectivamente parti
cipamos: todos estamos en el mismo barco y formamos parte
del mismo y nico cuerpo. Significa tambin que la locura es
inherente a la vida y que para vivir necesitamos aprender a
amarla. sa es la razn de honrarla con el nombre de un dios.
"Las mayores bendiciones -dice Scrates en su Fedro- nos lle
gan a travs de la locura, con tal que -aade- sea una locura
que provenga de algn dios."
Norman O. Brown en
Apocalipsisayo Metamorfosis.
La problemtica y el Reino
En el captulo anterior me he ocupado de uno de los
recursos tcnicos de que podemos disponer en orden a
promover el proceso de transformacin individual en
nuestra sociedad. En este ltimo captulo vuelvo mi
atencin al principal recurso sin el cual todo lo que podamos
pretender acerca de la transformacin de los individuos
est condenado a la esterilidad: el recurso humano, los
individuos transformados y capaces de transformar a
otros.
Comenc este libro refirindome a los problemas
mundiales, en el captulo 1, luego me extend en la
elaboracin de dos posibles soluciones hasta ahora
descuidadas, y ahora me parece adecuado volver de
nuevo sobre aquella problemtica al acercarme al final.
Mientras que en el captulo 1 us la consideracin de
los problemas de nuestra civilizacin como un trampoln
para reflexionar sobre lo que present como raz, a mi
juicio, de los mismos, vuelvo ahora la mirada
Kahn y Wiener dicen que: ... el mundo se est volviendo tan complejo, y cambia tan rpida y peligrosamente, y la necesidad de anticiparse a los problemas es
tan grande, que podemos sentirnos tentados a sacrificar (o
incapaces de mantener) los procesos polticos
democrticos.
La inutilidad del intento de resolver los problemas
uno a uno resulta especialmente evidente cuando nos
paramos a considerar la falta de consenso existente entre
los especialistas con respecto a las prioridades que habra
que establecer. En el Anuario de problemas mundiales
correspondiente al ao 1984 poda leerse: en 1974 Jan
Tinbergen sealaba que slo dos aos despus de que el
informe [Pearson] de la Comisin Internacional sobre el
Desarrollo recomendase un crecimiento acelerado para el
mundo en vas de desarrollo, los resultados del estudio
realizado por el Club de Roma indicaba la necesidad de
desacelerar el crecimiento mundial.
Nuestra principal esperanza reside en el hecho de
que los problemas ms serios que conciernen a la humanidad derivan no slo de las directrices sociales,
econmicas y polticas, sino tambin de fuerzas psicolgicas. En qu medida esto es as resulta evidente de
la mera consideracin analtica de lista de problemas
mundiales.
Los autores del Anuario de 1984 han llevado a cabo la
laudable tarea de relacionar (a partir de datos publicados
en documentos, en su mayora pertenecientes a
organizaciones internacionales) ms de 8.000 problemas,
que incluyen desde terremotos y enfermedades hasta la
dominacin econmica que ejercen las compaas
multinacionales y la falta de coordinacin existente
entre las organizaciones internacionales. Adems de
relacionarlos y establecer las mutuas referencias
existentes dentro de esta larga lista, clasificaron sus
entradas en nueve diferentes categoras de acuerdo con
el cdigo siguiente (de la "a" a la "f'):
1.- Generalidad o especificidad: las diferentes clases
de fenmenos, como por ejemplo los seres vivos, se
clasifican como "b" en el nivel de reino- (v.g., las
plantas), descendiendo hasta "g" para las especies
concretas (como el guila imperial), o para una enfernmedad o utensilio determinados.
2.- Universalidad: todas las clases ("a") de seres
vivientes, por ejemplo, bajando hasta las clases particulares o tipos especficos ("e"), como podran ser los
propios y exclusivos de islas tropicales.
3.- Fundamentalidad o dependencia: desde "a" a
4.- Jerarqua: diversas jerarquas en la cima ("a")
hasta un rasgo especfico de una nica jerarqua ("e" o
"g").
5.- Disciplina: desde los que abarcan cualquier disciplina ("a"), pasando por los que tocan a un conjunto
importante de disciplinas ("b") hasta los que afectan a
una nica disciplina ("d") o subdisciplina ("e").
6.- Localizacin geogrfica cultural: desde la global
("a"), que transciende toda divisin por regiones o sectores, pasando por las intercontinentales ("c"), tales
como pases en desarrollo, industrializados o socialistas,
hasta especficas ("d"), corno regiones montaosas o
tropicales, o bien desde la consideracin de factores
mltiples ("e"), como mujeres discapacitadas en los
pases en vas de desarrollo, hasta problemas propios de
un nico pas pero que revisten una ms amplia significacin ("g"), como es el caso del apartheid.
7.- Agrupabilidad: cuando el enunciado del problema
sugiere la posibilidad de formar parte de un grupo de
problemas similares, se los codifica congo "c" o ms
abajo. Por ejemplo, "la ceguera en los nios'' sugiere
asimismo "la ceguera en las personas de edad".
8.- Problemas de moda: se ha de cuidar no dar una
importancia exagerada a problemas especficos profusamente aireados por los medios de comunicacin (por
ejemplo, el peligro de extincin de ciertas especies de
ballenas, el SIDA...).
9.- Excepciones: El cdigo "1"' se usa para problemas
potenciales, para problemas latentes, problemas
extraterrestres, y otros varios problemas sutiles o intangibles.
Ajustndose a esta clasificacin convencional, pues, 105
problemas fueron incluidos en el grupo "a", categora
correspondiente a los tems ms generales, universales,
fundamentales, transdisciplinarios e intercontinentales.
Elnuevochamanismo
disciplinarios. Tambin en el campo espiritual nos hemos hecho ms ecumnicos, hasta el punto de que el
hundimiento del autoritarismo (y del dogmatismo que
todo autoritarismo lleva anejo) nos permite comprender
mejor la unidad natural entre las cosas. La convergencia
de las preocupaciones espiritual, teraputica y
educativa, que entraaba la floracin de "centros de
crecimiento" durante los aos sesenta y setenta, me
pareca constituir una manifestacin del redescubrimiento de la intrnseca unidad de intereses que subyacen a las artificiales compartimentalizaciones propias
de nuestra cultura.
No obstante, cuando insinuaba en Lanicabsqueda
que los esfuerzos por conseguir la salvacin, la curacin
y la madurez convergen en nuestra conciencia y
apuntan hacia una unidad que en los das del
chamanismo resultaba explcita, an no haba llegado a
acuar la expresin "nuevo chamanismo". Haba de
hacerlo ms tarde, en 1977, en la Conferencia Anual de la
Asociacin de Psicologa Humanstica que tuvo
lugar en Berkeley bajo la rbrica de "Common Ground"
(suelo o territorio comn).
Mi intervencin en aquella conferencia sirvi de
oportunidad para presentar a un estimado compatriota
mo, recientemente llegado a California, y cuya obra
difcilmente podra ser mejor descrita que como la de
un moderno chamn. Di a mi charla el ttulo de
Chamanismo de la nueva era, que luego segu usando
indistintamente con el de "neochamanismo" al hablar de
la convergencia entre lo teraputico y lo espiritual, y
tambin de otras convergencias que se dan en nuestro
tiempo y que evocan la conjuncin en el chamn del homo
religiosus, el artista y el sanador. De
ca entonces que el chamanismo tiene que ver esencialmente con una actitud sinttica, y que implica por su
propia naturaleza una sntesis de razn e intuicin.
Podemos pensar en la civilizacin en trminos de alternancia entre pocas en que ha dominado la
razn y pocas en las que se han valorado
preferentemente las emociones y la intuicin: pocas
clsicas y pocas romnticas. El influjo de Rousseau
-padre del Romanticismo- contribuy, por ejemplo, de
un modo significativo al estallido de la Revolucin
Francesa. Y sin embargo, una vez que la Revolucin hubo
triunfado, quien fue elevada al trono fue la diosa de la
Razn. El Romanticismo hizo de nuevo su aparicin ms
tarde, y el reciente "movimiento del potencial humano"
bien podra ser considerado como un nuevo
romanticismo.
Dira, no obstante, que en la dcada de los sesenta el
pndulo alcanz su mximo desplazamiento en la direccin
de la intuicin y desprecio de la razn, y ahora est
regresando. Ahora nos encontramos en una poca
especialmente oportuna y favorable para una nueva
sntesis. La esfera intelectual est siendo nuevamente
valorada, y estamos entreviendo la importancia de llegar
a una metasntesis que abarque la actividad analtica de la
razn y la actividad sintetizadora de la intuicin.
Un caso notable de convergencia entre los aspectos
sinttico y analtico de la mente lo ofrece el movi miento intelectual vinculado a la fsica moderna, con su
toma de conciencia de los paralelismos existentes entre
las viejas intuiciones de los msticos y las nuevas
formulaciones de la fsica cuntica, por ejemplo. Ya
antes de los ms modernos avances de la fsica, en la
poca de De Broglie y de James Jeans, esa conver-
Por muy verdad que pueda ser que a travs del control
racional hayamos perdido la capacidad instintiva que todo
animal sano posee, crendose con ello una discontinuidad
entre las esferas racional e intuitiva, no necesitamos
compartir el pesimismo de Koestler, en cuanto que no es
necesario concebir esa discontinuidad como un hecho
biolgico inmutable. Es suficiente concebirla como un
desequilibrio crnico perpetuado a lo largo de la
evolucin de la sociedad y la cultura. Efectivamente,
una de las tareas que viene proponindose con creciente
eficacia la psicoterapia nmoderna es la reintegracin de lo
instintivo a la esfera del psiquismo consciente. La
psicoterapia tuvo su comienzo en Freud, quien, como
Koestler, era un pesimista con respecto a la posibilidad de
compatibilizar el instinto con la civilizacin. Con el
paso del tiempo, sin embargo, la simple restauracin de
la conciencia (mediante la recuperacin y reintegracin de
lo reprimido) se fue emparejando de un modo creciente con
el favorecimiento de la liberacin de los impulsos, y as
fue fortificndose la fe en la intrnseca inocencia de los seres
humanos. Wilhelm Reich y D. H. Lawrence fueron
pioneros de este punto de vista, generalizado hoy en da
dentro de la psicologa humanstica.
El inters por los alucingenos, que liga al chainanismo con la cultura contempornea y las formas
ms innovadoras de psicoterapia (a pesar de todas las ortodoxias y todos los controles gubernamentales) revela un
alto grado de confianza en la profunda espontaneidad del
psiquismo, tanto por parte de quienes se sienten
interesados en atravesar este tipo de experiencias como
por parte de quienes les ayudan a experimentarlas. Por
ms que las autoridades mdicas y de otro
dida, de un proceso de muerte interior: la desintegracin de la personalidad, entendida como condicionamiento obsoleto que el individuo desarroll durante la
fase ms temprana de su vida.
Durante la fase expansiva del proceso chamnico, e
incluso durante el ascenso de la kundalini, podemos hablar
de aparicin de un aspecto psictico, en un amplio sentido
de la palabra: una "psicosis elevada", una locura mstica
inseparable del camino, que es necesario conocer y
atravesar como tal para poder transcender. El Quijote de
Cervantes constituye, bsicamente, un ejemplo de esta
condicin de locura que es en s misma un camino para
una cordura superior. Si bien algunos escritores, como
Cervantes o Goethe, han podido comprender que alguna
forma de locura elevada forma parte de la va
iluminativa (y ya en la Edad Media ha ba un amplio
reconocimiento del carcter sagrado de la locura), puede
decirse que por regla general nuestra cultura ha estado
muy lejos de ofrecer al psictico la comprensin,
aceptacin, compaa apropiada y gua experta que las
cultura charnnicas saban brindar a quien entraba en el
camino a travs de la enfermedad, permitindole viajar
mentalmente por el mundo de su locura, procesndola,
hasta el punto en que puede emerger de ella como
individuo, no solamente ms sabio, sino dotado de la
habilidad de poder sanar a otros.
Slo en el nuevo movimiento psicolgico podemos
encontrar un cambio sustancial en el punto de vista relativo
a la psicosis. Particularmente desde R.D. Laing, se
concibe a la psicosis no como algo que la medicina
tiene la obligacin de curar, sino ms bien como una
"desintegracin positiva" (por usar la expresin de
a menudo es un disfraz bajo el que se oculta la vio lencia, y cmo el modo como gente aparentemente sana
y bien intencionada trata a los nios no es lo que parece
ser, cuando se consideran atenta y profundamente las
consecuencias que produce.
Pienso que esta conciencia de la patologa de la
cultura en su conjunto -ya denunciada en su momento
por Freud- hace que muchos de quienes tenemos mayor
lucidez al respecto hayamos buscado marginarnos un
tanto, lo mismo que el chamn en tiempos pasados (al
ser consciente de la locura compartida por sus congneres
humanos) se converta en un ser que transcenda su
propia cultura: alguien que, dejando atrs el mundo,
alcanzaba unos valores tan sorprendentes para los dems
que la comunidad acababa por readmitirle nuevamente
como gua.
Pero volvamos al tema de la calidad chamanstica de
nuestro "linaje" psicoteraputico. Empleo este trmino
en un sentido lato para sugerir que, sea cual sea la
distancia entre el nivel de conciencia de los terapeutas
neofreudianos de hoy en da y el de los grandes maestros de Oriente, entre quienes se usaba esta expresin,
existe tambin entre nosotros una lnea de transmisin
que ha implicado una suerte de contagio, propiciada por
el mismo proceso teraputico y que va ms all de la
formacin profesional propiamente dicha.
Si consideramos atentamente el caso, vemos que
aquel rbol que Freud plantara no fue verdaderamente
plantado por l, pues si Freud se interes por la psicoterapia fue a consecuencia de otro inters ms especfico suyo por la hipnosis; y la hipnosis, a su vez,
haba sido introducida en Europa por otro "chamn
moderno" -una persona tan extraordinaria como olvi-
alcance a ser transmitido antes de que el inundo moderno acabe por arrasarlas. Por otro lado, puede resultar
saludable para nuestra cultura supercivilizada entrar en
contacto con pueblos que nunca han tomado parte en
nuestras aberraciones.
No obstante, este florecimiento del inters por el
chamanismo tnico me empuja a resaltar lo que tiene de
autctono el naciente chamanismo occidental, y a
subrayar que es posible reconocer en l un linaje propio,
una lnea de continuidad chamnica que est madurando con el correr del tiempo.
Muchos se han afiliado a esta idea de un nuevo chamanismo existente entre nosotros, tal vez porque su forma
de espiritualidad es ms dionisaca que la de las religiones
clsicas, o tal vez porque llamndose a s mismos
chamanes se sienten ms autorizados en su quehacer.
Seguramente, muchos se siente narcisistamente
estimulados al verse a s mismos en el rol elevado y
misterioso de chamn, y aun eso puede resultar
inspirador, tanto para ellos como para los dems. Slo
quiero llamar la atencin para que no olvidemos la
distancia que existe entre un aprendiz de brujo y un brujo
verdadero. Un chamn no es alguien que simplemente ha
experimentado estados alterados de conciencia, o que ha
abrazado una visin mgica del mundo, sino alguien que
ha alcanzado la madurez tras haber atravesado un
proceso de profunda transformacin personal.
Justamente en medio del entusiasmo actual con respecto al chamanismo, puede resultar interesante comprender el chamanismo como un fenmeno transcultural: no tanto como algo que tiene que ver con alguna
tradicin en especial, sino como algo que ha existido
La experiencia con la que comenz su vuelo chamnico (y su liberacin de la "mente ordinaria", podramos decir) tuvo un fuerte componente fsico.Abri el
dolor el cuerpo mismo hace referencia a la sensacin
de que su cuerpo se separaba por la espalda en dos mitades,
desde la cabeza a los pies. La apertura del cuerpo es
un tema comn en los relatos de iniciaciones
chamnicas, y tengo certeza de que Ttila Albert no
conoca la literatura al respecto. Alude asimismo el
poema a la sensacin, tambin familiar a los conocedores del chamanismo, de que el interior del cuerpo se
volcaba hacia afuera, y al decir que brotaron alas al
abismo no slo se refiere metafricamente al proceso
espiritual por el cual la cada a la propia profundidad se
torna en elevacin, sino a una vivencia fsica de
transformacin en ave de rapia.
En el bajorrelieve con el que he ilustrado en el primer
captulo la trinidad interior de padre-madre-hijo, el
escultor tradujo la vivencia de transformacin en la
de un cndor que porta al hijo entre sus garras. Sin em-
bargo, la vivencia fsica a la que me refiero se corresponde con la experiencia general de los chamanes siberianos que, en el curso de su primera iniciacin, se
sienten transformados en guilas y pasan a considerarse
descendientes de un chamn original guila. Esto lo sabemos ahora a travs de publicaciones como la de
Eliade, pero puedo asegurar que Totila Albert nada saba
de chamanismo, y menos an de chamanismo siberiano,
ya que nada se haba publicado al respecto excepto en
revistas especializadas que no llegaron a sus manos.
Su chamanismo no fue algo que tomara prestado de
molde alguno, ni la interpretacin que da de su vivencia
le fue sugerida por modelos culturales. En una
vivencia como las que conocemos a travs de relatos de
distintos chamanes, sinti el artista que se abra su
cuerpo de la cabeza a los pies y que sala afuera lo que
estaba en su interior. Como los chamanes de todos los
tiempos, sinti que se separaba de su cuerpo y
volaba. Como todo chamn, a partir de esta experiencia,
tuvo entrada al mundo visionario, y, tambin como en
ellos, la experiencia dej en l un profundo impacto
psicoteraputico (en su caso, la armonizacin de las
imgenes paterna y materna en su mundo interior).
Finalmente, puede decirse que la sensacin de
desgarramiento que experiment a lo largo del eje de su
cuerpo constituy una manifestacin de ese fenmeno
eminentemente chamnico al que me he referido con el
trmino tcnico tradicional hind de
kundalini.
POSTLUDIO
porManfredMaxNeef,
Premio Nobel alternativo en Economa, miembro del
consejo del Club de Roma
Como seres que utilizan un lenguaje complejo, sabemos describir y, con frecuencia, explicar fenmenos,
eventos, procesos. Es a travs de tales juegos de lenguaje que hemos acumulado y ordenado la totalidad de
nuestros conocimientos. En esa trayectoria, acelerada
brutalmente desde la revolucin cientfica (Bacon,
Descartes, Galileo, Newton), hemos perpetuado un
error que hoy se torna, a mi juicio, evidente. Hemos supuesto que describir ms explicar es igual a comprender. Pero sucede que comprender es otra cosa. El
describir y el explicar tienen que ver con el conocimiento (con el saber) que corresponde al reino de la
ciencia. El comprender ms bien emana de experiencias de revelacin (enlightment) que corresponden al
reino de la sabidura.
Para ilustrar la diferencia entre saber y comprender supngase una persona que ha estudiado todo lo
que se puede estudiar, desde una visin teolgica,
antropolgica, psicolgica e incluso bioqumica, sobre un fenmeno humano conocido con el nombre
de amor. El resultado es una persona que sabe todo
sobre el amor, pero que nunca comprender el amor
a menos que se enamore. Al apartarnos del objeto de
nuestra observacin o estudio, podemos conocerlo;
pero slo podemos intentar comprender aquello con
lo cual nos integramos, aquello de lo cual nos hacemos parte.
En los espacios del saber -como se destaca en el captulo que Claudio dedica a la educacin- enfrentarnos
el mundo como suma de problemas. Los detectamos y
les diseamos soluciones. En los espacios del comprender, en cambio, no se trata de descubrir problemas,
sino de ser y de hacerse parte de transformaciones.
por las causas finales. Ello dio origen, entre otras manifestaciones, a la vida monacal, a las grandes catedrales, a la pobreza como opcin de vida, a la caballera
andante y a las Cruzadas. El siglo xtx es el siglo del Estadonacin, y as lo revela su lenguaje dominante cuando
leemos los discursos de Disraeli, de Gladstone, de
Bismarck. Nuestro siglo es el que cae en el hechizo del
lenguaje econmico como portador de las imgenes del
progreso, del crecimiento, del desarrollo y de la
modernidad.
Nada tiene de malo en si la domesticacin por parte de un lenguaje, siempre que ese lenguaje sea coherente con los desafos que a la generacin afectada
le corresponde enfrentar. Veamos, en ese sentido, lo
que ha ocurrido en los ltimos setenta aos. Entre
fines de la dcada de los veinte y comienzos de la
de los treinta, poca conocida como de la gran crisis
mundial, surge el lenguaje de la macroeconoma
keynesiana. Lenguaje este que es producto de una
crisis, pero con potencia para interpretarla y para
superarla. Se trata, pues, de un lenguaje coherente
con su desafo histrico. El siguiente cambio se
produce en la dcada de los cincuenta con el
surgimiento del lenguaje del desarrollo. ste, al
contrario del anterior, no es producto de una crisis,
sino del optimismo resultante de la espectacular
reconstruccin econmica de la Europa de la
postguerra. Es un lenguaje optimista al que subyace el
supuesto de que por fin se ha encontrado la receta
para erradicar la pobreza del mundo. La magnitud de
los cambios y transformaciones que caracterizan las dcadas de los cincuenta y sesenta son suficientes como
para atribuirle tambin a ese lenguaje una cierta coherencia con los desafos histricos que le son
con-
cosificado. Tal situacin justificara plenamente la llamada de Claudio en el sentido de que debemos acelerar la transicin desde la organizacin patriarcal de
nuestra mente hacia una organizacin heterrquica
centrada en la triada Padre, Madre, e Hijo.
El proyecto est propuesto. Sin embargo, prevalece un
peligro evidente Cmo construir la heterarqua desde
dentro de la jerarqua?, cmo liberar nuestras acciones
de un lenguaje que domina nuestro entorno?
Precisamos acaso disear una metaincoherencia para
superar la incoherencia que nos aprisiona?
No sabemos cmo hacer lo que debemos hacer, y eso
es bueno. No tenemos certezas, y eso ayuda. Necesitamos descubrir, y quienes saben exactamente
adnde van son, precisamente, los que nunca descubren
nada. Quien sabe exactamente adnde ir tiene slo dos
obsesiones: el punto de partida y el punto de llegada.
Todo el espacio que est entre medias se percibe como
obstculo que debe superarse cuanto antes y con la
mayor eficiencia posible. Ocurre, sin embargo, que toda
la aventura de la vida, que toda la posibilidad de
descubrir, est justamente en ese espacio que descartamos como estorbo. Parafraseando a nuestro viejo
poltico, ya difunto: La certeza nada engendra, slo la
incertidumbre es fecunda. Pero la incertidumbre por s
sola de nada sirve. Hay que saber trabajarla.
El nico sustituto til para quien est dispuesto a renunciar a tener las cosas claras es aprender a ir a la deriva en estado de alerta. En vez de las cosas claras, las
antenas de las percepciones aguzadas. Para encontrar
las nuevas respuestas hay que acostumbrarse de nuevo
a hacer preguntas.
BIBLIOGRAFA
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Comentario del Comit Ejecutivo del Club de Roma sobre los L
INDICE
Preludio ......................................................................11
Introduccin: Sobre y para nuestro tiempo ...............13
1. La agona del patriarcado 23 2. Una educacin de la
persona entera para
un mundo unificado ....79 3. Un nuevo instrumento de
reeducacin
del amor ...........115 4. Un nuevo chamanismo para los
problemas
del viejo Adn ............................................................147
Postl udio .....................197 Bibliografa