Unidad III Módulo I
Unidad III Módulo I
Unidad III Módulo I
MÓDULO I
UNIDAD III
1
MÓDULO I UNIDAD III
2
3
SUMARIO:
A) Los sujetos del proceso penal:1. Las partes acusadoras del proceso penal:
el Ministerio Fiscal, El acusador popular, el acusador particular y el acusador privado.
El actor civil. 2. Las partes acusadas y el responsable civil. 3. Pluralidad de partes.4.
Las fuentes del Derecho Procesal Penal.
Con carácter muy general y antes de abordar la cuestión de quienes son parte
acusadora en un proceso penal, es necesario hacer alguna referencia al concepto de
parte en el derecho procesal.
En este sentido puede decirse que son partes en cualquier proceso
jurisdiccional quienes son capaces de ser sujetos de derechos y de obligaciones
procesales, de llevar a cabo válidamente actos en el proceso y de ser sujetos pasivos
de los que las otras partes lleven a cabo. Por lo tanto, sólo aquellos que tienen la
consideración de parte en el proceso podrán realizar válidamente actos procesales y
podrán ser sujetos de derechos en el mismo. De ahí la importancia de delimitar quién
es parte en un proceso determinado.
3
4
4
5
en este caso, ni sus familiares, que veremos podrían constituirse como acusación
particular. Ello se debe a que en nuestro derecho nadie tiene propiamente un derecho
subjetivo a que se castigue o se condene a quien ha realizado una conducta que pudiera
ser delictiva y por tanto no puede aplicarse el concepto material de parte en el proceso
penal. Dicho esto, lo importante será determinar quién puede, según la ley procesal,
ser considerado como parte activa o pasiva de un proceso penal y por tanto realizar
válidamente actos en el proceso en cuestión.
Comenzaremos con la parte activa o acusadora del proceso penal. A ella es a
la que le corresponde llevar a cabo la función de acusar en el proceso, conforme a las
exigencias de nuestro sistema acusatorio. Debe recordarse como dicho sistema obliga
a que en cualquier proceso penal exista un sujeto, distinto del juzgador, que sostenga
la acusación y sin que tal sujeto exista no puede desarrollarse ningún proceso penal,
ni mucho menos dictarse una sentencia condenatoria.
Del análisis de los artículos 100 a 117 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal
(LECrim) se desprende que existen tres tipos de sujetos que pueden ejercitar la acción
penal en el correspondiente proceso jurisdiccional. En concreto se trataría, en primer
lugar, del Ministerio Fiscal, que según el Art. 105 tiene la obligación de ejercitar,
conforme a la Ley todas las acciones penales que consideren procedentes. En segundo
lugar, el Art. 101 también permite a todos los ciudadanos españoles ejercer la acción
penal conforme a las prescripciones de la Ley. Es lo que suele denominarse como
acusación popular. Por último, la Ley (Arts. 109 y 110) permite a los ofendidos y
perjudicados por una acción delictiva que se muestren parte en el proceso,
constituyéndose en la que se conoce como acusación particular. Veamos con algo más
de detenimiento cada una de estas partes.
• El Ministerio Fiscal. Ya se introdujeron algunos conceptos acerca del
Ministerio Fiscal y de su función en proceso penal. Recordemos como los
principios que informan el Ministerio Fiscal son distintos en función de cual
sea su ámbito de actuación. Así cuando se trata de su actuación interna los
miembros de MF se rigen por los principios de unidad de actuación y
dependencia jerárquica (Art. 2.1 del Estatuto Orgánico del MF). El Fiscal
5
6
General del Estado, que debe ser nombrado por el Rey a propuesta del
Gobierno y oído el Consejo General del Poder Judicial, es quien ostenta la
Jefatura superior del Ministerio Fiscal y es a él a quien corresponde dictar
las Instrucciones o impartir las órdenes necesarias para la realización del
servicio que corresponde a esta institución. En cada Tribunal deberá existir
uno o varios representantes del Ministerio Fiscal, que, sin embargo están
adscritos a una sola Fiscalía, con un jefe único a cuyas instrucciones están
sometidos los subordinados, mientras que dicho jefe está a su vez sometido
a las de sus superiores jerárquicos. La vigencia de estos criterios se justifica
por razones de seguridad jurídica y para garantizar que habrá uniformidad en
la interpretación de la ley, con independencia de los cambios de funcionarios
en concreto que se produzcan en el Ministerio Fiscal.
6
7
quien juzga sea alguien distinto de quien acusa, a la vez que quien realiza
ambas funciones lo haga en ejercicio de una potestad o de un deber que les
otorga nuestro ordenamiento. Este deber de ejercicio de la acción penal no
existe en los casos en que se trata de hechos que pudieran ser constitutivos
de algún delito privado, ya que en estos casos sólo el ofendido estará
legitimado para ejercitar la correspondiente acción penal.
Junto a la acción penal, también vendrá obligado a ejercitar la acción
civil derivada del delito salvo que el ofendido haya renunciado expresamente
a su derecho a ejercitar esta acción en el proceso penal para acudir
posteriormente al proceso civil correspondiente.
Además, el Ministerio Fiscal podrá inspeccionar la formación del
sumario llevada a cabo por el Juez encargado de la Instrucción, entendida
dicha potestad en el sentido de concederle la posibilidad de formular
alegaciones y de proponer la práctica de las diligencias que considere
oportunas. El Instructor, por su parte, tiene la obligación de poner en
conocimiento de los miembros del Ministerio Fiscal todos aquellos hechos
que hayan llegado a su conocimiento y que pudieran ser constitutivos de
delito.
Las concretas funciones del Ministerio Fiscal y su ámbito de
actuación varían de forma más o menos importante dependiendo del tipo de
procedimiento penal en el que nos encontremos, siendo de destacar su
función en el ámbito del procedimiento abreviado o en el procedimiento de
Menores en el que dirigen la instrucción. Pero estas particularidades las
veremos en el seno de cada procedimiento en cuestión.
Igualmente, desde el 2015, como ya sabemos, el MF está al frente
del procedimiento por aceptación de Decreto.
• El acusador popular es una figura que nace de la previsión constitucional
del Art. 125 de la CE y que concede a todos los ciudadanos la posibilidad de
ejercitar la acción penal. En principio, pues, parece que cualquier ciudadano
puede ser parte acusadora en cualquier proceso penal. No obstante, existen
7
8
algunos requisitos que deben cumplirse para que una persona pueda
constituirse efectivamente en acusador popular. En concreto:
- Debe tratarse de un ciudadano español.
- Debe estar en plenitud de sus derechos civiles
- No debe haber sido condenado dos veces por sentencia firme como
reo del delito de denuncia o querella calumniosas
- No tener la condición de juez o magistrado.
8
9
9
10
10
11
11
12
12
13
Por lo tanto, aclarados los distintos términos en los que podemos dirigirnos
a la persona que ocupa el lado pasivo de la relación jurídico procesal penal, hay que
señalar que esta persona será frente a la que se dirija la correspondiente acusación ya
que se supone que ella es el sujeto activo del delito imputado.
El sujeto pasivo debe tener capacidad para realizar actos procesales válidos.
En este sentido, las personas jurídicas por su propia naturaleza siempre tienen dicha
capacidad, mientras que respecto de las personas físicas únicamente se exige la
capacidad natural de percepción y contradicción, esto es, una capacidad mental y
física de seguir el proceso. Podría darse el caso de una persona física que fuese incapaz
desde el punto de vista penal pero que, sin embargo, tuviera plena capacidad procesal
(sería el caso de un menor). Por lo tanto, la incapacidad procesal está ligada a
situaciones que provocan que el sujeto en cuestión no tenga esa actitud, como sería el
caso de la enajenación mental transitoria, o la intoxicación plena.
En el caso de la enajenación mental transitoria lo importante para el juez será
determinar si dicho estado de enajenación se inició con anterioridad a la comisión del
delito, de manera que durante la realización del mismo el presunto autor se encontraba
bajo los efectos de esta situación; o bien, si la enajenación comenzó con posterioridad
a la realización de los hechos delictivos. Las consecuencias prácticas derivadas de una
y otra situación son diferentes ya que en el primer caso podrían dar lugar al
sobreseimiento libre y en el segundo, únicamente servirá para dictar un auto de
sobreseimiento provisional o a la aplicación de alguna circunstancia atenuante. En
cualquier caso, el juez podrá ordenar que este sujeto se someta a revisiones y a la
13
14
observación por médicos forenses con tal de obtener toda la información que
considere necesaria sobre el estado de enajenación.
En cuanto a los derechos y obligaciones de estos sujetos hay que señalar que
desde el momento en que adquieren la condición de investigado en sentido formal les
son plenamente aplicables los derechos reconocidos en el Art. 24 de la CE. Especial
importancia cuando se trata del investigado tiene el reconocimiento del derecho de
defensa. En este concepto de defensa técnica puede distinguirse entre: la defensa
material o amplia, la autodefensa y la defensa formal o técnica.
La defensa material o en sentido amplio sería aquella función pública en la que
participan todas las autoridades y funcionarios que intervienen en el proceso penal y
que consiste en consignar todos los datos y circunstancias, ya sean favorables como
adversas al investigado, así como su deber de instruirle en todos sus derechos aunque
no esté presente su abogado.
1
Art 520. 6. De la LEcrim señala:
La asistencia del abogado consistirá en:
a) Solicitar, en su caso, que se informe al detenido o preso de los derechos establecidos en el apartado 2 del
art 520 y que se proceda, si fuera necesario, al reconocimiento médico señalado en su letra i) del señalado
artículo.
b) Intervenir en las diligencias de declaración del detenido, en las diligencias de reconocimiento de que sea
objeto y en las de reconstrucción de los hechos en que participe el detenido. El abogado podrá solicitar al
juez o funcionario que hubiesen practicado la diligencia en la que haya intervenido, una vez terminada ésta,
la declaración o ampliación de los extremos que considere convenientes, así como la consignación en el
acta de cualquier incidencia que haya tenido lugar durante su práctica.
14
15
En relación al derecho de defensa establece el art 118 de la LECrim que toda persona
a quien se atribuya un hecho punible podrá ejercitar el señalado derecho de defensa,
interviniendo en las actuaciones, desde que se le comunique su existencia, haya sido
objeto de detención o de cualquier otra medida cautelar o se haya acordado su
procesamiento, a cuyo efecto se le instruirá, sin demora injustificada, de los siguientes
derechos:
- Derecho a ser informado, con detalle suficiente, de los hechos que se le atribuyan,
así como de cualquier cambio relevante en el objeto de la investigación y de los hechos
imputados2.
Así mismo, las comunicaciones entre el investigado o encausado y su abogado tendrán carácter confidencial
en los mismos términos y con las mismas excepciones previstas en el apartado 4 del artículo 118 de la
LEcrim.
No obstante, el detenido o preso podrá renunciar a la preceptiva asistencia de abogado si su detención lo
fuere por hechos susceptibles de ser tipificados exclusivamente como delitos contra la seguridad del tráfico,
siempre que se le haya facilitado información clara y suficiente en un lenguaje sencillo y comprensible
sobre el contenido de dicho derecho y las consecuencias de la renuncia. El detenido podrá revocar su
renuncia en cualquier momento.
2 La admisión de denuncia o querella, y cualquier actuación procesal de la que resulte la imputación de un
delito contra persona o personas determinadas, serán puestas inmediatamente en conocimiento de los
presuntamente responsables.
15
16
16
17
En el supuesto de que el sujeto investigado sea una persona jurídica el art 119 de la
LECrim (en la redacción dada por L.O. 5/2015, de 27 de abril), prevé que se practique
con ésta la comparecencia prevista en el artículo 775 de la señalada norma, con las
siguientes particularidades:
17
18
Por último y para finalizar con la parte pasiva, conviene recordar las
exigencias que respecto de esta parte tiene el principio de audiencia en el proceso
penal. Vayamos por partes.
18
19
19
20
cometidos por mayores de dieciocho años sujetos a su patria potestad o tutela (Art.
120.1 CP). (Ver también arts. 120.2, 212, 120.3, 120.4, 120.5, 121.I y II CP).
3. Pluralidad de partes
Tanto en el lado activo del proceso como en el lado pasivo puede existir una
pluralidad de personas.
En la parte acusadora se ha visto como el ejercicio de la acción penal está
abierto a diferentes tipos de acusadores. Así podemos encontrarnos con que en el
mismo proceso penal la parte activa está formada por el Ministerio Fiscal, el acusador
particular y el acusador popular. Además, el acusador particular o el popular pueden
a su vez estar formados por distintas personas, con intereses no siempre iguales. Esto
mismo puede ocurrir también con el acusador privado, si bien en este caso no
concurrirá con el Ministerio Fiscal ni con el acusador popular, que no están
permitidos en este tipo de procesos.
También la parte acusada puede estar compuesta por una pluralidad de
personas, bien porque todas ellas han participado conjuntamente en la comisión del
hecho delictivo o bien porque entre ellas se da alguno de los vínculos previstos en el
Art. 17 de la LECrim. En estos casos el tribunal deberá dictar una sentencia
individualizada sobre cada uno de los acusados, pudiendo ser diferente su contenido
en cada caso.
Esta pluralidad de partes puede darse también en lo que al ejercicio de la
acción civil en el proceso penal respecta. Y además la existencia de actor civil en
sentido estricto o de un responsable civil distinto del acusado significará que existe
pluralidad de partes en cada uno de los lados de la relación procesal respectivamente.
20
[Escriba texto]
1. El objeto penal
21
[Escriba texto]
encontraríamos con un objeto distinto y por tanto habría que determinar si debe
iniciarse un nuevo proceso o acumularse al que ya estaba iniciado. Para saber si hay
una modificación definitiva o sustancial hay que tener en cuenta los siguientes
elementos que conforman el objeto del proceso.
Así, en cuanto a los sujetos, únicamente se tendrá en cuenta la parte pasiva
de la acción penal, con indiferencia de quién sea el sujeto o los sujetos que sostengan
la acusación. Existen tantos objetos como personas frente a las que se dirija la
acusación, aunque el hecho delictivo sea el mismo. De ahí que el art. 17 LECrim
prevea éste como uno de los supuestos para la acumulación de objetos procesales. Por
lo tanto, para la configuración del objeto de un proceso será indiferente que existan
uno o más acusadores o que estos puedan variar a lo largo del proceso.
En cuanto a lo que se pide, también tendrá una importancia relativa, en el
sentido de que configura el objeto penal la genérica petición de condena, asociada al
tipo penal por el que se acusa. La discusión se ha centrado en este ámbito en si el
órgano jurisdiccional está o no limitado por las concretas peticiones de pena realizadas
por los acusadores o si por el contrario a partir del tipo utilizado por la acusación
puede recorrer la pena en toda su extensión. Sobre este particular existen dos
posiciones contrapuestas que veremos más detenidamente en el tema sobre
correlación acusación sentencia. Sólo señalar que mientras una de ella considera que
es el Tribunal el que tiene potestad para determinar la concreta pena que corresponde
en virtud del carácter indisponible del “ius puniendi” y a la propia finalidad del
proceso penal, la otra, apoyada por un acuerdo del Pleno no jurisdiccional de la Sala
2ª del Tribunal Supremo, entiende que no puede imponerse una pena superior a la más
grave de las pedidas por las acusaciones.
Finalmente, en cuanto a los fundamentos de lo que se pide también hay que
distinguir entre los fundamentos fácticos y los jurídicos. Respecto a los primeros,
resulta esencial para la configuración del objeto del proceso el hecho punible. Así, el
llamado “hecho” o simplemente “delito” constituye el principal objeto del proceso
penal. El hecho está presente desde la aparición de la llamada “notitia criminis” que
no es más que el conocimiento de unos hechos que pudieran ser constitutivos de delito,
22
[Escriba texto]
2. El objeto civil
23
[Escriba texto]
a) Generalidades
En nuestro ordenamiento procesal penal es posible ejercitar, junto con la
acción penal, determinadas acciones civiles que se derivan de los mismos hechos
delictivos que han dado origen a dicho proceso penal. Se produce así una acumulación
de objetos procesales, civiles y penales, y una ampliación excepcional y puntual de la
jurisdicción de tribunales penales sobre materias civiles, que de ordinario
corresponderían a la jurisdicción civil.
En concreto, el artículo 100 de la LECrim establece que de todo delito o falta
puede nacer también acción civil para la restitución, reparación e indemnización y el
propio código penal en sus artículos 109 a 126 regula la responsabilidad civil derivada
de delitos y delitos leves. En este sentido, se ha discutido mucho acerca de si esta
responsabilidad civil era específica o si se trataba sin más de la responsabilidad civil
extracontractual recogida en el artículo 1092 del Código Civil. Podemos afirmar como
algo generalmente admitido a día de hoy que la naturaleza de la responsabilidad que
deriva del delito es la misma que la regulada en el código civil, sin que, a pesar de sus
peculiaridades, pueda llegar a configurar un régimen de responsabilidad distinto. Otra
cuestión es que el legislador haya regulado dicha responsabilidad como una acción
procesalmente distinta y por tanto con unas consecuencias procesales, derivadas de su
ejercicio, distintas de si se ejercitara la acción de responsabilidad civil
extracontractual del art. 1092 del Código civil sin más.
No es lugar este para entrar en esta materia tan específica y menos si se tiene
en cuenta que todavía no tienen los conocimientos suficientes sobre la acción civil
para abordar esta materia. Por ello nos centraremos en señalar los principales rasgos
de esta acción en tanto que se ejercita en el proceso penal.
En primer lugar hay que destacar que el ejercicio de la acción civil en el
proceso penal es voluntario. Es decir, que no necesariamente en todo proceso penal
deberá acumularse la acción civil a la penal. Es potestad de la víctima o perjudicado
el decidir si ejercita la acción o la reserva en su caso para un eventual proceso civil
posterior. Esta posibilidad se ejercita a través de la llamada reserva de acciones civiles
y debe hacerse de forma expresa por quienes están legitimados para su ejercicio.
24
[Escriba texto]
25
[Escriba texto]
26
[Escriba texto]
27
[Escriba texto]
28