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1

Violencia sexual y acoso sexual

I. Estrés emocional, humillación, ansiedad,

depresión, ira, impotencia, fatiga, enfermedad

física: Tales son algunos de los potencialmente

graves efectos que sufren las víctimas del

acoso sexual y violencia sexual.

Tensión en el trabajo, insuficiente

colaboración y trabajo en equipo, bajo

rendimiento,

Absentismo, disminución de la

productividad…: tales son algunos de sus

efectos sobre la Empresa.

II. De que trata?

Se sabe que algunas personas suelen confundir

estos dos delitos o pensar que son lo mismo y

aunque tengan alguna relación estos no son lo

mismo pero son igualmente peligrosos a su

manera:

III. En caso del acoso sexual.

Aunque las definiciones de acoso sexual pueden

diferir en algunos detalles en los diversos Códigos,


2

leyes, políticas, sentencias de los tribunales y

convenios colectivos, la mayoría de esas

definiciones contienen los mismos elementos

clave.

IV. Definición del acoso sexual

Conducta de naturaleza sexual, y toda otra

conducta basada en el sexo y que afecte a la

dignidad de mujeres y hombres, que resulte

ingrata, irrazonable y Ofensiva para quien la

recibe

Cuando el rechazo de una persona a esa conducta,

o su sumisión a ella, se emplea explícita o

implícitamente como base para una decisión que

afecta al trabajo de esa persona (acceso a la

formación profesional o al empleo, Continuidad en

el empleo, promoción, salario o cualesquiera otras

decisiones relativas al empleo)

Conducta que crea un ambiente de trabajo

intimidatorio, hostil o humillante para quien la

recibe.

V. En otras palabras :
3

El acoso sexual es una forma de discriminación

por razón del género, tanto desde una perspectiva

legal como en su concepto. Si bien los hombres

pueden ser también objeto de acoso sexual, la

realidad es que la mayoría de víctimas son

mujeres. El problema guarda relación con los roles

atribuidos a los hombres y a las mujeres en la vida

social y económica que, a su vez, directa o

Indirectamente, afecta a la situación de las mujeres

en el mercado del trabajo.

Denominado así, como concepto, en la década de

1970 en Estados Unidos, y punible por la ley

contra la discriminación, el problema del acoso

sexual ha ido saliendo a la luz gradualmente como

un fenómeno reconocido en todo el mundo y

percibido como un problema de significativa

importancia.

El acoso sexual es, por encima de todo, una

manifestación de relaciones de poder. Las mujeres

están mucho más expuestas a ser víctimas del

acoso sexual precisamente porque carecen de

poder, se encuentran en posiciones más

vulnerables e inseguras, les falta confianza en sí


4

mismas, o han sido educadas por la sociedad para

sufrir en silencio. Pero también corren peligro de

padecer semejante conducta cuando se las percibe

como competidoras por el poder.

El acoso sexual se presenta de muchas formas.

Una de las más notorias es el llamado acoso Quid

pro quo, expresión que describe la situación de la

empleada obligada a elegir entre acceder a unas

demandas sexuales o perder algún beneficio algo

que le corresponde por su trabajo. Dado que esto

sólo puede ser hecho cometido por alguien con el

poder de dar o quitar un beneficio derivado del

empleo, este acoso “quid pro quo” es una forma de

acoso sexual que entraña un abuso de autoridad

por parte del empleador (o por el agente del

empleador en el que éste ha delegado su autoridad

para fijar cláusulas y condiciones). Semejante

chantaje sexual se considera en general

particularmente reprobable, puesto que supone una

violación de la confianza y un abuso de poder.

Pero, en todo caso, la conducta en cuestión tiene

que tiene que ser ingrata o no deseada por la otra

persona. Un reciente estudio de la OIT sobre los


5

criterios sobre el acoso sexual mantenidos en las

empresas reveló que éste es el punto clave de sus

políticas. Es lo que lo diferencia de una actitud

amistosa, bien recibida y mutua. Porque el factor

determinante del acoso sexual no depende de la

intención de la persona culpable: es la persona

receptora de dicha actitud la que decide si una

conducta de naturaleza sexual es bien recibida o no

lo es.

VI. Para el análisis del acoso sexual es preciso

formular dos conceptos básicos:

-Discriminación contra la mujer o discriminación

de género:

toda distinción, exclusión o restricción basada en

el sexo que tenga por objeto o por resultado

menoscabar o anular el reconocimiento, goce o

ejercicio por las mujeres de los derechos humanos

y las libertades, como los derechos laborales.

-Violencia contra la mujer:

toda acción o conducta basada en su pertenencia al

sexo femenino que tenga o pueda tener como


6

resultado su muerte, daño o sufrimiento físico,

sexual o psicológico, así como las amenazas de

tales actos, la coacción o la privación de libertad,

tanto si producen en la vida pública como en la

privada. La violencia es la manifestación más

grave de la discriminación contra las mujeres.

VII. Pero…¿existe realmente?

Según:

La experiencia de la OIT indica que, inclusive

cuando en una sociedad concreta haya algunos que

nieguen la existencia de este fenómeno, ésta se ve

confirmada positivamente por quienes lo sufren; lo

que quiere decir que ignorancia de que exista no

significa necesariamente que no ocurra. Más aún,

se dispone ya de un creciente corpus de

investigaciones empíricas, incluida jurisprudencia,

que documenta la incidencia del acoso sexual en el

trabajo. Estudios realizados en los últimos años en


7

diversos países coinciden en aseverar la existencia

del acoso sexual en el trabajo.

VIII. ¿Cómo se manifiesta el acoso sexual?

El acoso sexual puede presentarse de distintas

maneras:

1.Como chantaje: cuando se condiciona a la

víctima con la consecución de un beneficio

laboral: aumento de sueldo, promoción o incluso

la permanencia en el empleo para que acceda a

comportamientos de connotación sexual.

2.Como ambiente laboral hostil en el que la

conducta da lugar a situaciones de intimidación o

humillación de la víctima.

IX. Los comportamientos que se califican como

acoso sexual pueden ser de naturaleza:

Física: violencia física, tocamientos,

acercamientos innecesarios.
8

Verbal: comentarios y preguntas sobre el aspecto,

el estilo De vida, la orientación sexual, llamadas

de teléfono ofensivas.

No verbal: silbidos, gestos de connotación sexual,

presentación de objetos pornográficos.

X. ¿Cuáles son sus consecuencias?

Con relación a los empleados, las consecuencias

del acoso sexual pueden ser demoledoras para la

víctima. Además de los dañinos efectos físicos y

psíquicos mencionados antes, la víctima corre

riesgo de perder su trabajo o experiencias

relacionadas con él, tales como su formación

Profesional, o llegar a sentir que la única solución

posible es renunciar a todo ello. El caso sexual

lleva a la frustración, pérdida de autoestima,

absentismo y una merma de la productividad.

Con relación a las empresas, además de los efectos

negativos ya apuntados, el acoso sexual incluso

puede ser la razón oculta de que empleados

valiosos abandonen o pierdan su puesto de trabajo,


9

cuando, por otra parte, habían dado muestras de un

buen rendimiento. Y si la empresa consiente un

clima de tolerancia hacia el acoso sexual, su

imagen puede verse dañada en el supuesto de que

las víctimas se quejen y hagan pública su

situación. Por añadidura, corre también crecientes

riesgos financieros, porque cada día son más los

países en que una acción judicial a instancia de las

víctimas puede fácilmente determinar daños e

imponer sanciones económicas.

Las consecuencias para la sociedad, en su

conjunto, podrían resumirse diciendo que el acoso

sexual impide el logro de la igualdad, condona la

violencia sexual y tiene efectos negativos sobre la

eficiencia de las empresas, que entorpecen la

productividad y el desarrollo.

XI. ¿Qué se está haciendo al respecto?

En 1985, la Conferencia Internacional del Trabajo

reconoció que el acoso sexual en el lugar de

trabajo deteriora las condiciones de trabajo de los

empleados y sus perspectivas de empleo y


10

promoción, y abogaba por la incorporación de

medidas para combatirlo y evitarlo en las políticas

para progresar en la igualdad. Desde entonces, la

OIT ha señalado el acoso sexual como una

violación de los derechos fundamentales de los

trabajadores, declarando que constituye un

problema de seguridad y salud, un problema de

discriminación, una inaceptable situación laboral y

una forma de violencia (primariamente contra las

mujeres).

Limitar, sin embargo, la prohibición del acoso

sexual sólo al chantaje sexual practicado por los

empleadores o sus agentes deja en pie algunos

problemas fundamentales. Para empezar, porque

eso supone excluir la conducta inaceptable entre

compañeros de trabajo. Y el acoso por parte de un

compañero de trabajo, al crear un ambiente de

trabajo hostil, puede tener consecuencias físicas,

emocionales y psíquicas tan nocivas como las del

acoso por parte de un superior. En segundo lugar,

cuando la ley limita su definición de acoso sexual

al chantaje sexual, el efecto que se sigue no es el

de que el acoso sea considerado per se como un


11

delito, sino en virtud de que la reacción de la

persona acosada la hizo perder un ascenso, un

aumento de sueldo o incluso su puesto de trabajo.

Esta situación da pie, en la práctica, a que un

trabajador o trabajadora puedan ser acosados

sexualmente con impunidad a condición de que su

resistencia no haya determinado ninguna acción

tangible en su contra. )Qué se ha hecho, pues, para

combatirlo? en el nivel internacional, no existe

ningún Convenio internacional vinculante acerca

del acoso sexual. Sin embargo, los órganos

supervisores relevantes de la OIT y de las

Naciones Unidas han concluido que hay que

entenderlo como una forma de discriminación por

razón del sexo. Así, una comisión de Expertos de

la OIT ha condenado el acoso sexual en virtud del

Convenio núm. 111 Sobre la discriminación

(empleo y ocupación, 1958. Y la Comisión de las

Naciones Unidas para la erradicación de la

Discriminación contra las Mujeres lo considera

incurso en el Convenio de las naciones Unidas

sobre la erradicación de todas las formas de

discriminación contra las mujeres, y ha adoptado


12

la Recomendación general núm. 19 sobre la

violencia contra las mujeres, que define

expresamente contra este fenómeno. La

Organización de Estados Americanos ha adoptado

un convenio sobre la violencia contra las mujeres

que contiene medidas similares. Pero la única

normal legal adoptada hasta ahora que prohíbe

directamente esta práctica es el artículo 20 del

convenio de la OIT sobre pueblos indígenas y

tribales, 1989 (núm. 169).

En el nivel nacional, un número importante de

países han adoptado algún tipo de legislación

relativa al acoso sexual. En muchos de ellos, el

acoso sexual se define implícitamente como una

actividad que constituye una violación de leyes

dictadas a propósito de otro tema distinto, tal

como los derechos humanos, el despido

improcedente, la legislación contractual, los

contratos fraudulentos o la conducta criminal.

XII. Ejemplos:

Contacto físico innecesario y no deseado.


13

Observaciones molestas y otras formas de acoso

verbal.

Miradas lascivas y gestos relacionados con la

sexualidad.

Petición de favores sexuales.

Insultos, observaciones, bromas e insinuaciones de

carácter sexual.

Comentarios, bromas, gestos o miradas sexuales.

Manoseos, jalones o pellizcos en forma sexual.

Restregar a la víctima contra alguien de un modo

sexual.

Propagar rumores sexuales acerca de la víctima.

Jalar la ropa de manera sexual.

Mostrar, dar o dejar imágenes sexuales,

fotografías, ilustraciones, mensajes o notas

sexuales.

Escritos, mensajes (pintas, grafitis) sexuales ha

cerca de la víctima, en paredes de los baños,

vestuarios, etc.
14

Forzar a besar a alguien o a algo más que besar

Llamar a la víctima “gay” o “lesbiana”.

Espiar mientras se cambia o está encerrada en un

sanitario.

La utilización o exhibición de material

pornográfico.

XIII. ¿Quién puede ser objeto de acoso sexual?

Tanto hombres como mujeres son objeto de acoso

sexual, si bien los estudios ponen de relieve que la

mayoría son mujeres. La investigación muestra

que el tipo de mujer más vulnerable al acoso

sexual es la mujer joven, económicamente

dependiente, soltera o divorciada y con estatus de

inmigrante. Con respecto a los hombres, aquellos

que sufren un mayor acoso son los jóvenes,

homosexuales y miembros de minorías étnicas o

raciales.

XIV. ¿Quién puede acosar?


15

El acoso puede provenir de propietarios, directivos

o empleados con jerarquía, clientes, proveedores y

compañeros de trabajo.

Pueden ser hombres y mujeres, destacando

estadísticamente el acoso de hombres hacia

mujeres. El acoso sexual entre personas del mismo

sexo es reciente pero con una tendencia

ascendente.

XV. ¿Qué consecuencias tiene en la salud y en el

empleo?

XVI. Para las víctimas

Sufrimiento psicológico: como humillación,

disminución de la motivación, pérdida de

autoestima.

Cambio de comportamiento, como aislamiento,

deterioro de las relaciones sociales.

Enfermedades físicas y mentales producidas por el

estrés, incluso suicidio.

Riesgo de pérdida de trabajo.


16

Aumento de la accidentalidad.

XVII. para los empleadores

Disminución de la productividad de la empresa

debido a:

peligro del trabajo en equipo,

desmotivación,

absentismo.

Alta rotación de recursos humanos.

Gastos por procedimientos administrativos e

indemnizaciones.

Dificultad para llenar las vacantes en aquellos

lugares de trabajo señalados por problemas de

acoso sexual.

Deterioro de las relaciones laborales.

XVIII. Para la sociedad

Costes a largo plazo para la reintegración de las

víctimas.
17

Incremento de la violencia de género, violencia

laboral, discriminación en el empleo, segregación

ocupacional.

Gastos en procesos legales y Penales.

Dificultad para el acceso de las mujeres a trabajos

de alto nivel y buenos salarios, tradicionalmente

dominados por los hombres.

XIX. En caso de la violencia sexual

La violencia sexual abarca actos que van desde el

acoso verbal a la penetración forzada y una

variedad de tipos de coacción, desde la presión

social y la intimidación a la fuerza física.

La violencia sexual incluye pero no se limita a lo

siguiente:

violación en el matrimonio o en citas amorosas;

violación por desconocidos o conocidos;

-insinuaciones sexuales no deseadas o acoso

sexual (en la escuela, el lugar de trabajo, etc.


18

-violación sistemática, esclavitud sexual y otras

formas de violencia particularmente comunes en

situaciones de conflicto armado (por ejemplo

fecundación forzada);

-abuso sexual de personas física o mentalmente

discapacitadas;

-violación y abuso sexual de niños; y

-formas “tradicionales” de violencia sexual, como

matrimonio o cohabitación forzados y “herencia

de viuda”.

XX. ¿Cuán común es la violencia sexual?

Los datos de mejor calidad sobre la prevalencia de

la violencia sexual provienen de encuestas basadas

en la población. Otras fuentes de datos sobre la

violencia sexual incluyen informes policiales y

estudios de entornos clínicos y organizaciones no

gubernamentales; sin embargo, como en esos

entornos se notifica solo una proporción pequeña

de casos, se obtienen subestimaciones de la


19

prevalencia. Por ejemplo, un estudio

latinoamericano calculó que solo

Alrededor de 5% de las víctimas adultas de la

violencia sexual notificaron el incidente a la

policía.

Hay muchas razones lógicas que explican

por qué las mujeres no notifican sobre la

violencia sexual, por ejemplo:

sistemas de apoyo inadecuados

vergüenza

temor o riesgo de represalias

temor o riesgo de ser culpadas

temor o riesgo de que no les crean

temor o riesgo de ser tratadas mal o ser

socialmente marginadas

XXI. Definición de violencia sexual


20

La Organización Mundial de la Salud (OMS)

define la violencia sexual como: “todo acto sexual,

la tentativa de consumar un acto sexual, los

comentarios o insinuaciones sexuales no deseados,

o las acciones para comercializar o utilizar de

cualquier otro modo la sexualidad de una persona

mediante coacción por otra persona,

independientemente de la relación de esta con la

Victima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y

el lugar de trabajo” .

La coacción puede abarcar:

uso de grados variables de fuerza

intimidación psicológica

extorsión

amenazas (por ejemplo de daño físico o de no

obtener un trabajo o una calificación, etc.) también

puede haber violencia sexual si la persona no está

en condiciones de dar su consentimiento, por

ejemplo cuando está ebria, bajo los efectos de un

estupefaciente, dormida o mentalmente

incapacitada.
21

La definición de la OMS es muy amplia, pero

también existen definiciones más Circunscritas.

Por ejemplo, para fines de investigación algunas

definiciones de violencia sexual se limitan a los

actos que incluyen la fuerza o la amenaza de

violencia física.

El Estudio multi país de la OMS (3) definió la

violencia sexual como actos en los cuales una

mujer:

fue forzada físicamente a tener relaciones sexuales

en contra de su voluntad;

tuvo relaciones sexuales contra su voluntad por

temor a lo que pudiera hacer su Pareja;

fue obligada a realizar un acto sexual que

consideraba degradante o humillante.

Si bien subsiste la necesidad de efectuar más

investigaciones, se han recopilado datos sobre

diferentes formas de violencia sexual en encuestas

basadas en la población, como las encuestas de

demografía y salud (4), las encuestas sobre salud

reproductiva y el Estudio multi país de la OMS


22

sobre salud de la mujer y violencia doméstica

contra la mujer .Violencia sexual infligida por la

pareja los datos disponibles provenientes de

encuestas basadas en la población se relacionan

principalmente con la agresión sexual perpetrada

por la pareja,

Pero en algunos casos también se incluyen el

abuso sexual en la niñez y el abuso sexual por una

persona que no es la pareja. La violencia sexual

por la pareja generalmente es acompañada de

violencia física y emocional, pero puede ocurrir

por sí sola.

XXII. Cómo rama tenemos:

Violencia sexual por personas que no son la pareja

hay pocos estudios representativos sobre la

violencia sexual perpetrada por personas que no

son la pareja, y la mayoría de los datos disponibles

provienen de encuestas sobre delincuencia,

registros policiales y judiciales, centros de crisis

para víctimas de violación y estudios


23

retrospectivos de abuso sexual de Niños . En el

Estudio multipaís de la OMS, entre 0,3% y 12%

de las mujeres dijeron haber sido forzadas,

después de los 15 años de edad, a tener relaciones

sexuales o a realizar un acto sexual por alguien

que no era su pareja . La mayoría de los estudios

indican que es probable que las mujeres conozcan

a sus agresores (por ejemplo, en 8 de cada 10

casos de violación en los Estados Unidos).

La encuesta más reciente de prevalencia de

violación en Sudáfrica reveló que más de uno de

cada cinco hombres dijeron que habían violado a

una mujer que no era su pareja (es decir, una

desconocida, una conocida o una integrante de la

familia), mientras que uno de cada siete señaló que

había violado a su actual o anterior pareja .

La violencia sexual es también común en

situaciones de crisis humanitaria —en particular

durante conflictos y después de ellos— pero,

debido a sus características específicas, este

problema se aborda en otra hoja informativa de

esta serie
24

XXIII. Iniciación sexual forzada

La primera relación sexual de una proporción

sustancial de mujeres jóvenes ha sido forzada. Los

datos sugieren que, cuanto menor sea la edad de

las mujeres en la ocasión de la primera relación

sexual, mayor será la probabilidad de que esa

relación haya sido forzada. En el Estudio multipaís

de la OMS, las tasas de mujeres que informaron

que su primera relación sexual había sido forzada

variaban entre menos de 1% en Japón y casi 30%

en zonas rurales de Bangladesh . En estudios

realizados tanto con hombres como con mujeres, la

prevalencia de violación o de coacción sexual

comunicada era mayor entre las mujeres. En Lima,

Perú, por ejemplo, el porcentaje de mujeres

jóvenes que informaron que su iniciación sexual

había sido forzada (40%) era cuatro veces más alto

que entre los hombres (11%) . Además, en las

encuestas en que se pregunta a las mujeres sobre

una iniciación sexual “no deseada” se suelen

encontrar tasas varias veces más altas que las

correspondientes a una iniciación “forzada” .


25

XXIV. Abuso sexual en la niñez

La investigación del abuso sexual contra los niños

es compleja ya que sigue siendo un tabú y es

difícil de revelar en muchos entornos. Los retos

metodológicos incluyen, por ejemplo, la variación

de las definiciones de lo que constituye “abuso” y

lo que se considera “niñez” y la cuestión de si se

deben tener en cuenta las diferencias de edad o de

poder entre víctima y victimario.

Hay también retos éticos para investigar el abuso

sexual en niños. A pesar de ello, está claro que el

abuso sexual en la niñez se produce en todos los

países donde ha sido estudiado rigurosamente.

En una revisión de las investigaciones efectuado

por la OMS en el 2004, se calculó que la

prevalencia mundial de victimización sexual en la

niñez era de alrededor de 27% entre niñas y de

aproximadamente 14% entre niños varones . Más

específicamente, esa revisión encontró que la

prevalencia media de abuso sexual en la niñez


26

informada por mujeres era de alrededor de 7% a

8% en estudios realizados en América del Sur,

América Central y el Caribe, así como en

Indonesia, Sri Lanka y Tailandia. La prevalencia

estimada llegaba a 28% en partes de Europa

oriental, la Comunidad de Estados Independientes,

la región de Asia y el Pacífico y África del Norte.

En general, fue más común el abuso sexual de

niñas que de niños varones; sin embargo, estudios

recientes en Asia han descubierto que los niños

varones son tan afectados como las niñas.

El Estudio multi país de la OMS, la prevalencia

informada de abuso sexual de menores de 15 años

de edad perpetrado por alguien que no era la

pareja variaba entre 1% en zonas rurales de

Bangladesh y más de 21% en zonas urbanas de

Namibia.

A pesar del carácter generalizado del abuso sexual

en la niñez, hasta hace poco ha habido pocos

estudios de la prevalencia en ciertas regiones.

Varios estudios Nuevos están actualmente en

marcha en el África subsahariana. En el 2009, en

una muestra nacional representativa de 1.242 niñas


27

y mujeres de 13 a 24 años de edad en Swazilandia

se encontró que 33,2% de las entrevistadas

informaron haber sufrido algún incidente de

violencia sexual antes de los 18 años de edad

En ese estudio, los agresores más comunes en el

primer incidente eran hombres o muchachos

vecinos, novios o esposos de la entrevistada. Con

mayor frecuencia, el primer incidente había tenido

lugar en el hogar de la entrevistada y se trataba de

violencia sexual de pareja o violencia sexual en

citas amorosas.

Un estudio reciente comparó los primeros datos

nacionales basados en la población sobre abuso

sexual de menores de 15 años de edad en tres

países centroamericanos. La prevalencia fluctuaba

entre 4,7% en Guatemala, 6,4% en El Salvador y

7,8% en Honduras, y la mayoría de los casos

notificados habían ocurrido por primera vez antes

de la edad de 11 años. los agresores eran

generalmente conocidos de las víctimas.

a. acoso y violencia sexuales en

escuelas y lugares de trabajo


28

la violencia sexual, incluido el acoso sexual,

ocurre con frecuencia en instituciones

supuestamente “seguras”, como las escuelas,

donde algunos de los agresores incluyen

compañeros o profesores.

En estudios provenientes de diversas partes del

mundo, con inclusión de África, Asia meridional y

América latina, se ha documentado que

proporciones sustanciales de niñas dicen haber

sufrido acoso y abuso sexuales en camino hacia la

escuela o de regreso de esta, o bien en

instalaciones de la escuela o la universidad,

incluidos baños, aulas y dormitorios, y que los

perpetradores eran compañeros o profesores .

Por ejemplo, en un estudio en escuelas primarias

del distrito de Machinga, en Malawi, las alumnas

dijeron haber sufrido diversos tipos de acoso y

abuso sexuales en la escuela, incluidos

comentarios sexuales (7,8%), tocamientos

sexuales (13,5%), “violación” (2,3%) y relaciones

sexuales “coaccionadas o no deseadas” (1,3%).


29

Ese mismo estudio descubrió que docentes de 32

de las 40 escuelas dijeron haber conocido a un

profesor varón de su escuela que había propuesto

relaciones sexuales a un estudiante, mientras que

docentes de 26 de las 40 escuelas informaron que

un profesor varón de su escuela había embarazado

a una estudiante.

Como ejemplo de un entorno de ingresos altos, en

un estudio nacional representativo (en línea) de

estudiantes de escuelas medias y secundarias de

los Estados Unidos se descubrió que la mayoría de

las 1.002 niñas encuestadas dijeron haber sufrido

alguna forma de acoso sexual en la escuela durante

el año escolar .

Las investigaciones sobre acoso sexual en el lugar

de trabajo están en sus comienzos, pero los

estudios iniciales indican que el problema está

muy difundido, especialmente porque más mujeres

se incorporan a la fuerza laboral.

Las encuestas han revelado que de 40% a 50% de

las mujeres en la Unión europea informan sobre


30

alguna forma de acoso sexual o comportamiento

sexual no deseado en el lugar de trabajo .

Violencia sexual contra hombres y niños

varones

si bien esto no es muy común y la mayoría de la

gente lo tacha de improbable, es importante

destacar que los niños varones y los hombres

también pueden ser víctimas de violencia sexual.

La violación y otras formas de coacción sexual

contra hombres y niños varones tienen lugar en

diversos entornos, incluidos hogares, lugares de

trabajo, escuelas, calles, instituciones militares y

prisiones. Lamentablemente, la violencia sexual

contra los hombres es un Área de estudio

descuidada y muy sensible.

Las diferencias metodológicas en los diseños de

los estudios, los tamaños pequeños de las

muestras, las distintas definiciones de coacción,

entre otras razones, han dado lugar a grandes

variaciones de la prevalencia notificada. La

victimización sexual, especialmente durante la

niñez, está asociada con perpetración en etapas


31

posteriores de la vida, de manera que es

importante abordar esta laguna, tanto por sí misma

como para prevenir la comisión subsecuente de

violencia sexual.

XXV. ¿Cuáles son las causas fundamentales y los

factores de riesgo de la violencia sexual?

La tarea de conocer los factores asociados con un

riesgo mayor de violencia sexual contra la mujer

es compleja, dadas las diversas formas que puede

adoptar la violencia sexual y los numerosos

contextos en los que se presenta.

El modelo ecológico, que postula que la violencia

es resultado de factores que operan en cuatro

niveles —individual, relacional, comunitario y

social— es útil para comprender la interacción

entre los factores y en los distintos niveles.

Las siguientes listas de factores, que son comunes

a todos los estudios y entornos, se han tomado

principalmente de Prevención de la violencia

infligida por la pareja contra las mujeres: qué

hacer y cómo obtener evidencias, publicado en

español en el 2011, y del Informe mundial sobre la


32

violencia y la salud , publicado en español en el

2003.

XXVI. Factores individuales y relacionales

La investigación de los factores que aumentan el

riesgo de que los hombres cometan actos de

violencia sexual es relativamente reciente y se

refiere predominantemente a hombres que fueron

aprehendidos, en particular por haber cometido

una violación. Entre los factores que han sido

señalados en múltiples estudios de ese tipo se

cuentan los siguientes:

-pertenencia a una pandilla,

-consumo perjudicial o ilícito de alcohol o drogas,

-personalidad antisocial,

-exposición en la niñez a la violencia entre los

padres,

-antecedentes de abuso físico o sexual en la niñez .


33

-escasa educación,

-aceptación de la violencia (por ejemplo, creer que

sea aceptable golpear a la esposa o la novia),

-múltiples parejas o infidelidad,

-opiniones favorables a la inequidad de género.

Más recientemente, investigadores han completado

en Sudáfrica una gran encuesta transversal entre

hombres de la población y han encontrado que la

perpetración de violaciones se asociaba con lo

siguiente: adversidad mayor en la niñez, haber

sido violado por un hombre, mayor nivel de

instrucción de la madre, criterios menos

equitativos sobre las relaciones de género, haber

tenido más parejas, y otras prácticas inequitativas

en materia de género, como relaciones sexuales de

carácter transaccional.

XXVII. Factores comunitarios y sociales

Desde una perspectiva de salud pública, los

factores comunitarios y sociales pueden ser los


34

más importantes para identificar formas de

prevenir la violencia sexual antes de que se

produzca, ya que la sociedad y la cultura pueden

apoyar y perpetuar creencias que aprueban la

violencia. Los factores vinculados con tasas más

elevadas de violencia sexual perpetrada por

hombres incluyen los siguientes:

-normas tradicionales y sociales favorables a la

superioridad masculina (por ejemplo, considerar

que las relaciones sexuales sean un derecho del

hombre en el matrimonio, que las mujeres y las

niñas sean responsables de mantener bajo control

los deseos sexuales de los hombres o que la

violación sea un signo de masculinidad)

-sanciones jurídicas y comunitarias poco rigurosas

contra la violencia.

XXVIII. ¿Cuáles son las consecuencias de la violencia

sexual para la salud?

Los datos indican que los supervivientes

masculinos y femeninos de violencia sexual

pueden sufrir consecuencias conductuales, sociales


35

y de salud mental similares, No obstante, las niñas

y las mujeres soportan la carga más abrumadora

de traumatismos y enfermedades resultantes de la

violencia y la coacción sexuales, no solo porque

constituyen la gran mayoría de las víctimas sino

también porque son vulnerables a consecuencias

para la salud sexual y reproductiva, como

embarazos no deseados, abortos inseguros y un

riesgo mayor de contraer infecciones de

transmisión sexual, inclusive la infección por el

VIH, durante el coito vaginal. Aun así, es

importante observar que los hombres también son

vulnerables a la infección por el VIH en casos de

violación.

XXIX. Ejemplos de consecuencias de la violencia y

la coacción sexuales para la salud de las

mujeres

a. Salud reproductiva

Traumatismo ginecológico

Embarazo no planeado
36

Aborto inseguro

Disfunción sexual

Infecciones de transmisión sexual (ITS), incluida

la infección por el VIH

Fístula traumática

b. Salud mental

Depresión

Trastorno por estrés postraumático

Ansiedad

Dificultades del sueño

Síntomas somáticos

Comportamiento suicida

Trastorno de pánico

XXX. Conductuales

Comportamiento de alto riesgo (por ejemplo,

relaciones sexuales sin protección, iniciación

sexual consensual temprana, múltiples compañeros

íntimos, abuso del alcohol y otras drogas)


37

Riesgo mayor de perpetrar (los hombres) o de

sufrir (las mujeres) violencia sexual

posteriormente resultados mortales Muerte por:

suicidio

complicaciones del embarazo

Ñaborto inseguro

sida

asesinato durante la violación o en defensa del

“honor”

infanticidio de un niño nacido como resultado de

una violación

XXXI. ¿Cuáles son los mejores métodos para

combatir la violencia sexual?

Mientras que en el pasado los métodos para

combatir la violencia sexual se han centrado en

gran medida en el sistema de justicia penal,


38

actualmente hay un movimiento general hacia un

enfoque de salud pública que reconozca que la

violencia no es resultado de un único factor sino

que es causada por múltiples factores de riesgo que

interactúan a nivel individual, relacional,

comunitario y social. Por consiguiente, para

abordar la violencia sexual se requiere la

cooperación de diversos sectores, como los de la

salud, de la educación, de bienestar social y de

justicia penal. El enfoque de salud pública busca

hacer extensiva la atención y la seguridad a toda la

población y pone énfasis principalmente en la

prevención, velando al mismo tiempo por que las

víctimas de violencia tengan acceso a servicios y

apoyo apropiados.

Intervenciones eficaces para prevenir la

violencia sexual la base de evidencia es

extremadamente limitada en cuanto a

intervenciones eficaces para la prevención de la

violencia sexual.

Algunas intervenciones orientadas a prevenir la

violencia sexual contra niños han sido aplicadas en

un número limitado de países de ingresos altos


39

mediante el registro de los agresores sexuales

locales y la notificación a las comunidades al

respecto, restricciones de residencia para los

agresores sexuales (por ejemplo, prohibición de

vivir cerca de escuelas) y la vigilancia electrónica

de los agresores sexuales.

Una revisión y la crítica de esas políticas sugieren

que en gran parte se basan en mitos y no en

evidencias acerca de la violencia y la coacción

sexuales, y han sido ineficaces para prevenir los

delitos sexuales o proteger a los niños.

Otras intervenciones encaminadas a prevenir la

violencia sexual o la violencia contra las niñas y

las mujeres en general están diseñadas para

llevarse a cabo en escuelas, instituciones de

educación superior y universidades. Se han

evaluado rigurosamente varias estrategias para

prevenir la violencia en citas amorosas entre

jóvenes en países de ingresos altos y algunos datos

indican que quizás sean eficaces.

También se ha comprobado que algunas iniciativas

basadas en las escuelas puestas en práctica en


40

países de ingresos bajos y medianos, resultan

prometedoras para reducir los niveles de acoso y

abuso sexuales, en particular si emplean enfoques

integrales que lleguen a todas las escuelas y

comunidades.

Si bien las intervenciones orientadas a los jóvenes

en las escuelas son vitales, hay otros posibles

puntos de intervención, como los hogares; por

ejemplo, se ha demostrado que los programas de

visitas domiciliarias prenatales y posnatales

reducen los riesgos de maltrato y descuido físico y

psicológico de los niños .

Estas formas de maltrato son conocidos factores de

riesgo de perpetración de violencia sexual y de

victimización en etapas posteriores de la vida. Los

entornos y servicios de atención de salud son

también potenciales puntos de acceso para la

Prevención de la violencia sexual, en particular al

abordar la crianza y el maltrato de los hijos y el

consumo indebido de alcohol.

Otras iniciativas prometedoras incluyen estrategias

de movilización comunitaria para promover

cambios en las normas y comportamientos de


41

género y esfuerzos comunitarios encaminados a

mejorar la situación social y económica de la

mujer.

XXXII. ¿Que podemos hacer para abordar la

violencia sexual?

Proporcionar una respuesta integral a las

necesidades de las víctimas Supervivientes .

La prestación de servicios de atención de salud y

medico jurídicos integrales a las víctimas

supervivientes de violación es de importancia

capital. Además de atención compasiva, estas

necesitan acceso a una serie de servicios de salud

específicos prestados por personal capacitado, a

saber:

-apoyo psicológico (y referencia a instituciones

para recibir atención de salud mental, de ser

necesario),

-anticoncepción de emergencia,
42

-tratamiento y profilaxis de enfermedades de

transmisión sexual,

-profilaxis para la infección por el VIH, cuando

corresponda,

-información sobre abortos seguros, y

-un examen forense (si la mujer decide enjuiciar al

agresor).

En el sistema jurídico, las supervivientes deben

tener acceso a profesionales competentes y

sensibilizados que les ayuden si decidieran

encausar al agresor.

XXXIII. Ampliar la base de conocimientos y

concientizar acerca de la violencia sexual

La expansión de la base de conocimientos y la

difusión de la información ya existente y la nueva

que se genere ampliarán el campo de acción y

conducirán a mejores programas y estrategias. Los

datos sobre la prevalencia y los patrones también


43

pueden ser una herramienta importante para

conseguir que los gobiernos y las instancias

normativas se ocupen del problema y convencerlos

de las repercusiones en la salud pública y los

costos de la violencia sexual.

XXXIV. Promover reformas jurídicas

El perfeccionamiento de las leyes existentes y de

su aplicación puede servir para mejorar la calidad

de la atención prestada a las supervivientes y para

frenar la violencia sexual al endurecer las

sanciones contra los agresores. Algunas medidas al

respecto comprenden las siguientes:

fortalecimiento y ampliación de las leyes que

definen la violación y la agresión sexual

sensibilización y capacitación de la policía y los

jueces acerca de la violencia sexual una mejor

aplicación de las leyes existentes. .

XXXV. Referencias bibliográficas


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