Clase 23 - Valdivia pp. 196-204
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sonales se denominan acuerdos”, art. 3, inc. 7). Según la misma disposición, los
acuerdos “se llevan a efecto por medio de resoluciones de la autoridad ejecutiva
de la entidad correspondiente”. En buenas cuentas, el acuerdo de un cuerpo cole-
giado no produce consecuencias jurídicas por sí mismo, sino a partir de su forma-
lización instrumental mediante resolución de la autoridad ejecutiva (unipersonal).
Capítulo 2
Efectos del acto administrativo
260. El análisis de la eficacia del acto administrativo engloba dos aspectos
importantes: por una parte, el de su vigencia o efectos en el tiempo (párrafo 1) y,
por otra parte, el de la fuerza jurídica del acto (párrafo 2).
Esta exigencia deriva ante todo del principio de publicidad de los actos es-
tatales, recogido por reglas constitucionales (Constitución, art. 8) y legales (Ley
20.285, sobre acceso a la información pública, que contiene la Ley de transpa-
rencia de la función pública y de acceso a la información de la administración del
Estado). En principio, y salvo habilitación legal especial y justificada, no caben
actos administrativos secretos, reservados o confidenciales.
En principio, las modalidades que puede revestir la publicidad varían en fun-
ción del círculo de destinatarios concernidos por el acto (cf. §§ 388 y ss.). Los
actos administrativos de efectos singulares producen sus efectos desde la noti-
ficación; en cambio, los actos administrativos de efectos generales los producen
desde su publicación (LBPA, capítulo III “Publicidad y ejecutividad de los actos
administrativos”, arts. 45 a 48). Por cierto, la ley prevé una serie de otros casos en
que la publicación es requerida.
La notificación debe practicarse, salvo regla especial, dentro de los cinco días
siguientes a aquél en que el acto haya quedado totalmente tramitado (art. 45 inci-
so 2). Conforme a las reglas generales, la notificación de los actos administrativos
se efectúa por carta certificada, aunque se admiten otras modalidades. Por su
parte, la publicación se efectúa en el Diario Oficial (art. 48). En todo caso, gracias
a avances tecnológicos, en este plano son cada vez más importantes los medios
electrónicos.
Una consecuencia importante derivada de esta exigencia de publicidad se
muestra a propósito de la impugnación del acto administrativo. En principio,
los plazos de impugnación (sea mediante recursos administrativos o acciones ju-
diciales) corren a partir del momento en que el acto ha recibido las medidas de
publicidad apropiadas. Ahora bien, la aplicación de estos criterios puede resultar
problemática tratándose de actos administrativos de efecto singular, que no se no-
tifican a terceros distintos de su beneficiario; en estos casos cabe entender que los
plazos de impugnación corren para los terceros desde que toman conocimiento
material del acto (por ejemplo, a raíz de su ejecución), lo que es consistente con
el propósito de la exigencia de publicidad, que es excluir la clandestinidad de las
operaciones administrativas.
(i) Revocación
270. Es el retiro motivado por razones de oportunidad, mérito o conveniencia
(vale decir, por una simple reevaluación de las circunstancias que llevaron a dic-
tarlo inicialmente: LBPA, art. 61).
Antiguamente se afirmaba que los actos administrativos eran “esencialmente
revocables”. Pero esa concepción, que no era muy respetuosa de la seguridad ju-
rídica, ha sido abandonada por el derecho positivo. Actualmente la ley contempla
una serie de casos en que, por regla general, la revocación no procede, el más
importante de los cuales concierne a los actos administrativos favorables (lite-
ralmente, “actos declarativos o creadores de derechos adquiridos legítimamente”
por sus destinatarios). Tampoco pueden revocarse aquellos actos respecto de los
cuales la ley haya determinado expresamente otra forma de extinción o aquellos
que, por su naturaleza, la ley impida que sean dejados sin efecto.
Debe tenerse presente que los textos legales muchas veces denominan revocación
a operaciones que no son tales y que sólo tienen en común con ella la extinción
unilateral de un acto administrativo. Así ocurre con la llamada revocación-sanción,
que es el reconocimiento de la extinción del acto por incumplimiento de alguna
Título II. El acto administrativo 201
(ii) Invalidación
271. Es el retiro motivado en la ilegalidad del acto inicial, es decir, por estimar-
se que el acto que se extingue debía ser anulado. La invalidación es una auténtica
nulidad del acto declarada por la administración.
Sin perjuicio de algunas reglas especiales, de un modo general la potestad in-
validatoria sólo puede ejercerse dentro de los dos años siguientes a la vigencia del
acto, previa audiencia de los interesados. Según establece la ley, el acto invalidato-
rio siempre podrá impugnarse en juicio sumario (LBPA, art. 53).
Tanto la revocación como la invalidación plantean delicados problemas de seguri-
dad jurídica. El derecho privilegia la estabilidad de ciertos actos, particularmente aque-
llos que confieren derechos a terceros. Por eso, impide la revocación de los actos favo-
rables y limita el ejercicio de la potestad invalidatoria a un plazo acotado (de dos años).
de esgrimir las razones que muestran su ilegalidad. Pero los aspectos probatorios
dependerán de cada caso particular. En algunos ámbitos parecería muy difícil
asignarle una dimensión probatoria en sentido estricto: por ejemplo, si en el te-
rreno sancionatorio se entendiera que rige la presunción de inocencia, es la admi-
nistración quien debe probar las circunstancias de hecho que llevan a sancionar,
y el acto administrativo insuficientemente motivado no debiera prevalecer sólo en
razón de la presunción de legalidad. Es probablemente por razones similares que
algunos autores se muestran tan firmemente opuestos a la idea de una presunción
de legalidad: el acto administrativo sólo puede ser legal en cuanto se ajuste a de-
recho, sin que pueda presumirse ex ante tal validez o legalidad.
En el derecho chileno, a las razones teóricas que se invocan en el derecho
comparado en apoyo de esta presunción (legitimidad de la autoridad pública,
confianza en la autoridad, continuidad del servicio público), algunos autores agre-
gaban una justificación adicional: el control preventivo de legalidad a que en
general están sujetos los decretos y resoluciones (“toma de razón”, que efectúa la
Contraloría). Los actos sujetos a toma de razón no surten sus efectos, en general,
sin el previo pronunciamiento favorable que efectúa la Contraloría General de la
República precisamente para verificar si éste es legal. Con todo, hay muchos ac-
tos administrativos que están exentos del trámite de la toma de razón, y la LBPA
también les reconoce presunción de legalidad. Por eso, el planteamiento de estos
autores ha perdido fuerza.
La supuesta “presunción de legalidad” opera como presupuesto de la actuación
de los órganos públicos. Importa el reconocimiento de la eficacia jurídica de la
acción administrativa. Manifestación del poder, ésta no tiene que pedir permisos,
en principio, para imponerse jurídicamente. Sin embargo, algo similar ocurre con
otros actos jurídicos unilaterales. El testamento, por ejemplo, también rige por sí
solo, aunque sea injusto o ilegal, y corresponde a los interesados instar por dejarlo
sin efecto. Incluso los actos bilaterales, como los contratos, deben ser impugnados
por quienes están interesados en desconocerles eficacia (por ejemplo, los sucesores
o cesionarios de un contratante que pretendan evitar las consecuencias de esos
contratos). Así, la presunción de legalidad no parece ser un atributo exclusivo de
los actos administrativos sino de los actos jurídicos en general.
(b) Ejecutoriedad
274. La expresión empleada por la ley –imperio y exigibilidad frente a sus
destinatarios– corresponde, aparentemente, a la noción comparada de “ejecuto-
riedad” (España) o a la definición del acto administrativo como una “decisión
ejecutoria” (Francia). En el pasado, la noción ha estado rodeada de cierta ambi-
204 José Miguel Valdivia
(c) Ejecutividad
275. La ley ha reconocido explícitamente a la administración la posibilidad de
ejecutar de oficio sus actos administrativos.