Nueva Crónica 145
Nueva Crónica 145
Nueva Crónica 145
La nacin boliviana:
Entre las corporaciones y la retrica
Contrapuntos / Debate
Carlos D. Mesa Gisbert:
A propsito del libro Semblanzas:
Un volcn llamado Filemn, 4-5
Diego Ayo:
Ms sobre Identidad boliviana:
Por qu la propuesta de Garca Linera
es un fracaso, 6-7
Gustavo Fernndez, Marit Zegada y
Gonzalo Chvez:
La nacin boliviana
y el proceso de globalizacin, 8
Pamela Alccer, Franco Gamboa Rocabado
y H.C.F. Mansilla:
La nacin boliviana
entre la evanescencia y la retrica, 9
James Dunkerley:
Historia de un libro, II:
Bolivia, hoy, 30 aos despus, 10-11
Fernando L. Garcia Yapur:
Hacia una poltica postliberal , 12-13
Rosa Talavera Simoni:
Impuestos y proceso de cambio, 14
Ms novedades / junio
Librera Cochabamba: Nataniel Aguirre N 354 / Tel. 4511547 / Santa Cruz: Tel. 72168839
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4/
contrapuntos
contrapuntos
Luego Marcelo convertido en
mito, en referente ideal de una izquierda lcida, como fundador del Partido
Socialista a pesar de su origen. Y aqu
el toque personal. Filippo lee la clebre
novela de Cerruto Aluvin de fuego y encuentra una premonicin en la muerte
del personaje de la novela, es el anuncio
del crimen en forma y fondo del lder
socialista a manos de la dictadura de
Garca Meza.
A esa altura de la narracin, el lector se dar cuenta de que Escbar va y
viene, avanza y retrocede en los tiempos,
los superpone, los mezcla, los personajes
retratados le dan pie para recordar de
nuevo hechos que parecan ya superados. No es un relato cronolgico, sino
un rompecabezas que cada perfil permite armar.
El de Csar Lora, hondamente humano, cambia el rumbo de esta obra. Es
la vida del campo, la de la cotidianeidad,
el recuerdo de ese hombre fuerte que
puede doblar el cuello a los bueyes tomndolos de los cuernos. Son posibles
las ancdotas, como la de las chirimoyas
hirvientes. La amistad de dos jvenes en
la plenitud de sus vidas. Hasta que aparece la minera y la poltica. Otra irona,
Csar Lora aprende poltica con Jos
Fellmann Velarde, no con su hermano
Guillermo.
Aparece entonces la saga de los
grandes dirigentes mineros del siglo XX
boliviano: Csar Lora, Isaac Camacho,
Federico Escbar e Irineo Pimentel.
Ms de una dcada esplndida para
la construccin ideolgica y la accin
poltico-sindical: 1955-1967. Desde el
ltimo ao del primer gobierno revolucionario a los primeros aos del gobierno del llamado Sistema de mayo
por las acciones del barrientismo contra
los mineros. La muerte surge compaera, la muerte previsible, la muerte por
la debilidad organizativa de un partido
(el POR), por el error de clculo sobre
el enemigo, la muerte tras tres meses de
escabullirse del poder militar. Asesinan a
Csar Lora. Escbar recuerda la pgina
empapada en sangre de la minera boliviana en el gobierno de Ren Barrientos.
Tras la masacre de San Juan en 1967, es
asesinado Isaac Camacho. Las vidas de
Camacho, de Irineo Pimentel y Federico Escbar marcan una saga, una mirada
de pas, una utopa, una idea profunda
sobre lo que deba ser una revolucin
en un camino poco emparentado con el
52. Escbar y Pimentel, a diferencia de
Lora y Camacho, mueren vctimas de
accidente y enfermedad.
La historia une luego a Simn Reyes y Filemn Escbar. Despus de intensas vidas paralelas como dirigentes
desde vrtices distintos Reyes en el
PCB los une la marcha por la vida. Duro
episodio de dos hombres que tuvieron la
tarea de evitar una hecatombe sangrienta, cuando en 1986 miles y miles de mineros detenidos por el Ejrcito en Calamarca intentaban llegar a toda costa a La
Paz para defender su fuente de trabajo.
Ambos deciden parar la marcha y retor-
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contrapuntos
Nicos Poulantzas.
Marx y Engels.
Engels en referencia a los hngaros.
contrapuntos
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contrapuntos
c)
d)
e)
f)
g)
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contrapuntos
La nacin boliviana:
Entre la evanescencia y la retrica
Pamela Alccer, Franco Gamboa Rocabado y H.C.F. Mansilla*
La investigacin Una disyuntiva complicada: Bolivia plurinacional y los conflictos de las identidades colectivas frente a la globalizacin
fue parte de la convocatoria La nacin boliviana en tiempos del Estado Plurinacional promovida por el Programa de Investigacin
Estratgica en Bolivia (pieb). Este es un resumen de sus hallazgos.
que casi todas las identidades nacionales a lo ancho del planeta han tenido
problemas y dilemas similares. Nuestro
estudio trata de hacer un anlisis crtico
de la dilatada literatura que ha sido publicada sobre esta temtica.
Regresando a Fausto Reinaga
Uno de los hallazgos principales de
nuestro proyecto fue la revalorizacin
de los escritos de Fausto Reinaga, que
se destacan por la calidad de su prosa
literaria (es decir: atrayente para un pblico amplio), por la fecha temprana de
su elaboracin (la originalidad terica)
y por haber condensado una especie de
sentido comn de un importante sector
social: la cara oculta de la modernidad.
La crtica reinaguista del mundo colonial y republicano es imprescindible
para entender las races histricas de
las teoras de la descolonizacin. La
tensin entre los principios universales
de la cultura globalizadora y los valores particulares de la sociedad boliviana
emerge claramente cuando Reinaga, ya
en 1969, identific los cuatro elementos
de la civilizacin occidental que deban
ser radicalmente eliminados porque esclavizaban a los indios sudamericanos:
el derecho romano, los cdigos legales
napolenicos, la democracia francesa y
el marxismo-leninismo. La crtica del
mundo colonial en particular y del occidental en general, iniciada por Reinaga
y continuada por las teoras de la descolonizacin, es muy instructiva para comprender una de las dimensiones principales del proceso sociopoltico que vive
Bolivia desde comienzos del siglo XXI.
El estudio del reinaguismo es importante an hoy porque algunas de sus posiciones emergen con notable persistencia
en el imaginario popular boliviano. Por
ejemplo: la poltica es considerada como
un juego de suma cero, mientras que la
organizacin social y tica del mbito
prehispnico es vista como la meta normativa de un posible futuro luminoso.
El pluralismo de ideas y programas, la
separacin de poderes y el Estado de derecho aparecen como elementos perniciosos de una sutil poltica imperialista
de dominacin.
La visin del pas
en la Contituyente
Cuestionamientos en torno a una crisis
de la identidad colectiva se presentaron
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debate
na trayectoria
Antes de Bolivia, hoy, Zavaleta ya haba trabajado
con el editor argentino
de Siglo XXI, Alejandro Orfila, que
haba publicado 5.000 copias de
su El poder dual en Amrica Latina
para la serie Coleccin mnima
de la casa editorial, en enero de
1974 un manuscrito terminado en
diciembre de 1972 en Santiago, al
que Zavaleta le aadi, en diciembre de 1973, un Postfacio sobre el
golpe de Estado de Pinochet.1 Tres
aos despus otro ensayo de Zavaleta apareci en la serie de dos volmenes, editada por Pablo Gonzlez Casanova, Amrica Latina:
Historia de medio siglo.2 Aunque ste es
uno de sus textos largos ms convencionalmente estructurados, comienza con
un desafo ciertamente potico al lector
meramente curioso por lo emprico:
Cada clase es ... lo que ha sido su historia. Suponer que el desarrollo de una
clase depende mecnicamente del desarrollo del pas (en lo econmico y an
en lo cultural) es una hiptesis refutada
por todos los datos de la realidad. (238)
En el bando popular el principal problema sigue radicando en su incapacidad casi congnita de razonar en trminos materialistas (y no mitolgicos)
acerca del pas y de su propio poder.8
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Los herederos
Tal vez ah, en su desconfianza o incomodidad, radique una de las razones
por las que el legado analtico de Zavaleta haya logrado sobrevivir las derrotas
de 1985-6. En El asalto porista, Zavaleta
empieza con una diatriba en contra de
la intervencin dogmtica de Lora en el
congreso de la FSTMB de 1959, porque
el trotskista declara que el POR tomar el poder an a riesgo de convertir
su experiencia en una Nueva Comuna
de Pars.11 Dcadas ms tarde, mucho
despus de que la FSTMB y la COB hubieran sido reducidas a las ms endebles
versiones de s mismas bajo el Estado
del 52, hay algo de paradjico en el hecho de que las ideas de Zavaleta fueran
acogidas, en gran medida, y de cara a la
construccin de un movimiento de masas post-mineras y post-obreras, por un
grupo de intelectuales jvenes reunidos
bajo el nombre de Comuna.12 Pero
los tiempos eran otros. El pesimismo
de 1982, cuando Zavaleta consideraba
que Bolivia era ms seorial, catlica
e hispnica que nunca, haba sido sobrepasado por la historia y una inversa
acumulacin en el seno de clase a tra9 Los mineros de Bolivia en una perspectiva
histrica, Convergencia, 8, enero-abril 2001,
271.
10 Dos conceptos, 124.
11 Obra completa, I, 41.
12 Adems de los muchos trabajos individuales de
Luis Tapia, que comprensiblemente se apoyan
sustancialmente en Zavaleta, vase F. Yaksic
y L. Tapia Bolivia. Modernizaciones empobrecedoras, La Paz: Muela del Diablo, 1997, 23;
28; 30; A. Garca Linera, Raquel Gutirrez,
Ral Prada, Luis Tapia, El fantasma insomne,
La Paz: Comuna, 2000, passim; y Tiempos de
rebelin, La Paz: Comuna, 21; 31; 32.
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debate
Primero deberamos destacar el
concepto de economa moral, que estudi ms profundamente E.P. Thompson (1924-1993) en relacin a la economa inglesa del siglo XVIII, que en
algunos aspectos se parece a la economa de Bolivia en el siglo XX. Zavaleta
y Rivera citan a Thompson, que, como
Hobsbawm, haba sido una figura central del grupo de historiadores del Partido Comunista Britnico. La obra de
Thompson era acaso un ejemplo de dos
gestos, implcitos a lo largo de Bolivia,
hoy: una curiosidad emptica aunque
poco reverencial con pobres y oprimidos, y una apreciacin escasamente dogmtica de su capacidad para la accin en
cualquier contexto social o modo de
produccin. El trabajo de Thompson,
que tiene su mejor expresin en The Making of the English Working Class (1963),
sera luego mucho ms influyente por
su inters en lo que ahora podramos
llamar un universo tico subalterno,
preocupacin que luego fue central para
la revista del Taller de Historia (History
Workshop Journal o HWJ), una agrupacin de sorprendente cercana con el
Taller de Historia Oral Andina, THOA.
Una segunda veta tambin tiene caractersticas britnicas, pero es una puramente contingente: el hecho que Zavaleta
estuviera en Oxford, por un ao, al mismo tiempo que Ernesto Laclau (1935),
contemporneo argentino ocupado en
teorizar las insuficiencias tericas del peronismo y las debilidades prcticas del
marxismo. Para Laclau, mayormente indiferente al tema de la etnicidad, el desafo
clave era entender el populismo, y particularmente cmo podra ser comprendido
en trminos que fueran ms all de ciertos
rasgos carisma, discurso denunciatorio,
supra clase o clientelismo corporativista,
etc. que tanto obsesionaban a los cientistas polticos y que eran descartados como
superficiales por los marxistas ortodoxos.
Para Laclau, la experiencia del fascismo
europeo estaba en el centro de esta mezcla y en 1977 public Politics and Ideology in
Marxist Theory como el primer paso, todava bastante marxista, de lo que se convertira en los aos ochenta en una significativa corriente post-marxista, que inclua
una mezcla eclctica de teoras, entre ellas
el psicoanlisis, para postular la posibilidad poltica de una democracia radical.
Abigarramiento y Ernst Bloch
Otra veta o conexin es la siguiente: el
horizonte explicativo de varios de los contribuyentes a Bolivia, hoy tena algunos elementos en comn con el de Ernst Bloch
(1885-1977), que haba estudiado tambin
muy de cerca el surgimiento del nazismo
y cuyo trabajo era conocido por Antezana,
Zavaleta (que lo cita en Lo nacional popular,
pero no en Bolivia, hoy) y, particularmente, Rivera, que lo usa en Oprimidos pero no
vencidos. Bloch, como Thompson y Zavaleta, estaba profundamente insatisfecho
con el formalismo abstracto de la tradicin marxista, en la que l haba pasado la
mayor parte de su vida (incluso durante su
exilio en EEUU). Decididamente, en tr-
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debate
Poltica postliberal
En el libro La poltica en los bordes del liberalismo. Diferencia, populismo, revolucin,
emancipacin, Arditi, recurriendo a las
formulaciones tericas de Bernard Manin y Philippe Shmitter entre otros, sostiene que en el campo de la interaccin
poltica han operado un conjunto de mutaciones para dar lugar al actual desemboque postliberal de la poltica. El post
no implica una superacin y abandono
de lo liberal; en todo caso, es la incorporacin de algo que no estaba previsto
o bien delimitado por el formato liberal.
Las mutaciones acaecidas tienen que ver
con la incidencia que ha ido adquiriendo
la expansin del espacio pblico a finales del siglo XX con el desarrollo de sus
recursos tecnolgicos en la ampliacin y
descentralizacin de la construccin de
opinin pblica y poltica; y, tambin,
con la identificacin de un continuo desborde de los esquemas de gobernabilidad
por parte de actores que se resisten a ser
cuantificados, sustantivados o encasillados. La poltica y el gobierno representativo (liberal) enfrentan el gran desafo
de rendir cuenta de su eficacia funcional
en un escenario donde las fronteras de lo
pblico y privado y, de lo institucional y
no institucional, se relajan, dejando una
plataforma en la que nada est totalmente establecido ni definido. En ese sentido,
ms que una crisis de la representacin
poltica (muy en boga en la literatura aca-
dmica de ciencia poltica) lo que acontece son procesos que adicionan y complejizan los asuntos de la representacin,
la intermediacin y el activismo poltico.
Mutaciones
de la representacin poltica
Como se sabe, el formato liberal de la
poltica vigente a lo largo del siglo XIX y
parte del XX tuvo y tiene que ver con un
sistema de representacin donde la centralidad de lo poltico descansa en la dinmica electoral: la ciudadana primaria de
un voto un ciudadano, la competencia
partidaria y la representacin territorial.
Un sntoma de acaecimiento post-liberal
fue la presencia de las organizaciones de
la sociedad civil como los sindicatos, los
grupos de presin, movimientos sociales
y ciudadanos, en las dinmicas polticas;
ellos, en los hechos, puenteaban a las estructuras de representacin formalmente
establecidas: el sistema de partidos. En
ese sentido, adems del formato liberal
de la poltica se adicionan los formatos neo-corporativos, semipblicos
como otros mecanismos de intercambio poltico que canalizan pulsiones de la
sociedad civil organizada; construyendo,
as, en palabras de Arditi: el espacio poltico de las asociaciones.
Fue tambin a lo largo de este periodo que ocurrieron mutaciones en la dinmica de la democracia en su componente
deliberativo por la fuerte incidencia que
adquirieron los medios masivos de comunicacin en la ampliacin del espacio
pblico y la democratizacin social en y
para la pluralizacin de la informacin.
En este campo operaron dos procesos
que a la larga traeran consecuencias irreversibles para la deliberacin pblica y
el desempeo poltico: por una parte, la
expansin de los mass media permiti una
vasta e incesante proliferacin de posiciones, visiones, estilos de vida, expectativas,
demandas, etc. relajando las certezas y las
estructuras rgidas de lo pblico y privado.
Por otra, el decaimiento de los registros
normativos de la poltica devalu su grandilocuencia de asunto serio, de profesionales de la poltica y de las estructuras
poltico-partidarias, para adquirir una fisonoma banal y simple: la dramatizacin
meditica de la personalizacin de la poltica en las figuras de los lderes.
Democracia de audiencia
y populismo
En ese sentido, la democracia del presente siglo es en parte una democracia de
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debate
Castro y ha expulsado a varios diplomticos norteamericanos. Pero en el manejo de la economa es mucho menos
irresponsable de lo que fue Chvez.
lvaro Garca Linera, un marxista blanco que es el
vicepresidente, sostiene que para crear el socialismo en
una pas como Bolivia se requiere primero, del Estado, la
construccin del capitalismo repitiendo as lo que decan
los mencheviques hace un siglo y no lo que dijeron en su
momento los bolcheviques a lo Castro. El gobierno, de
hecho, nacionaliz parte de la industria del gas y del petrleo y revirti algunas privatizaciones. Pero no fue ms all.
Una opcin ms fcil es la de incrementar las exportaciones de gas al Brasil y ahora a la Argentina, exportaciones que
representaron el 20% del PIB del ao pasado. Los ingresos
del gas han financiado un incremento en el empleo pblico
y en el crdito, un boom del consumo y la construccin de
escuelas, hospitales y carreteras en el Altiplano, esa desolada
planicie. La pobreza ha bajado del 53,6% en 2005 al 29,5% en
2012 una disminucin sin embargo similar a la del Per de
libre mercado, seala George Gray Molina, un economista
boliviano del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.
Despus de un crecimiento de 6,8% el ao pasado, este ao la
expansin ser del 5%, segn los pronsticos del FMI.
No es pues sorprendente que el seor Morales sea popular. Con la oposicin dividida, lo ms probable es que no
tenga mayores dificultades para ganar un tercer periodo de
gobierno en las elecciones de octubre. Pero la mayor parte de la disminucin de la pobreza proviene de trabajos en
el sector de servicios y de salarios ms altos, de acuerdo al
seor Gray. Es decir, son mejoras que dependen demasiado
del reciclaje de las rentas del gas natural.
El Brasil y la Argentina tienen gas propio, que estn
empezando a explotar. Las relaciones con Chile, un mercado potencial, estn congeladas por la quijotesca demanda
del seor Morales de que la Corte Internacional de Justicia
ordene conversaciones con Chile sobre el acceso boliviano
al mar, un acceso perdido en una guerra del siglo XIX.
En algn momento el boom del gas se desvanecer.
Y entonces qu? El Per invierte mucho ms que Bolivia, y, en Bolivia, la moneda sobrevaluada y los incrementos
salariales han hecho poco competitiva la produccin local.
Los cimientos rentistas de la repblica plurinacional un da
se derrumbarn y ese derrumbe pondr en peligro el acto
de equilibrio que sostiene al seor Morales. Las protestas
masivas volvern. Quiz ese da no est cerca, pero llegar.
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debate
cluy la creacin del Impuesto a la Venta de Moneda Extranjera que grava las
utilidades asociadas a estas operaciones.
Entre los favorecidos, adems del sector
de hidrocarburos que, por Ley 3740 de
31/08/08, queda excluido del pago de la
alcuota adicional del IUE (el denominado surtax), cuando las actividades de explotacin se realicen en el marco de un
contrato de operacin (es decir, siempre),
estn las cooperativas mineras, ya que la
alcuota adicional del 12,5% aplicable a
la actividad minera cuando los precios de
los minerales y metales superan cierto lmite no se aplica a las cooperativas por ser
consideradas unidades productivas de
naturaleza social (Ley 3787, 24/11/07).
Este subsector tambin fue excluido del
pago del IVA en la venta interna de su
produccin (Ley 186 de 17/11/2011).
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libros
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libros
La cuestin de la representacin:
Sobre El espejo de la sociedad
Fernando Molina*
Este libro de Mara Teresa Zegada y Jorge Komadina sostiene Molina es un diagnstico exhaustivo, ordenado y objetivo, en una palabra,
serio, de la situacin de los mecanismos representativos en la democracia boliviana actual. Un diagnstico que identifica, entre otras cosas,
las debilidades de un sistema en el que los representantes poseen bajos niveles de autonoma respecto de sus partidos.
l libro de Mara Teresa Zegada y Jorge Komadina El espejo de la sociedad. Poder y representacin en Bolivia es un diagnstico exhaustivo,
ordenado y objetivo, en una palabra, serio, de
la situacin de los mecanismos representativos en la
democracia boliviana actual.
Como es usual en estos casos, el libro se abre con
un panorama histrico que nos permite reconstruir,
en la experiencia boliviana, el dilema de la representacin, esto es, la necesidad de designar a delegados
que acten en nombre del pueblo y que terminan actuando en nombre propio, o lo que es lo mismo, que
se convierten en una lite con intereses particulares
y a menudo distintos de los de sus mandantes. Esta
transformacin se ve facilitada por la tendencia natural a reclutar a los representantes de las capas mejor educadas de la sociedad, y sus resultados pueden ser graves,
como ejemplifica la debacle del sistema
poltico boliviano en 2003.
Luego, ayudados por entrevistas con
representantes de distintos partidos y niveles de gobierno, Zegada y Komadina evalan el estado de las formas representativas
creadas por la Constitucin de 2009.
Los cambios desde 2009
Zegada y Komadina encuentran que ha
cambiado la composicin social de los
cuerpos legislativos: se ha incrementado
significativamente la presencia en ellos
de artesanos, trabajadores y campesinos.
Sealan que, por tanto, ha aumentado la
representatividad de estos cuerpos, es
decir, el parecido entre sus miembros y la
poblacin que representan. Con esto se ha
enfrentado uno de los factores del dilema
de representacin, la distincin educativa del pueblo
respecto de la lite poltica.
Pero este progreso no implica la superacin
completa del dilema de marras, como prueba en todo
el mundo la experiencia de las cuotas de gnero en
los rganos democrticos, que ha mejorado la representatividad de stos respecto al electorado femenino, pero no se ha traducido en una mayor cantidad, o
una mejor eficacia de las leyes y medidas favorables
a las mujeres, en parte porque el parecido fsico y/o
social entre representado y representante no basta, y
en parte porque las mujeres que logran puestos polticos se suman a, o se dan por vencidas ante, el sistema
poltico que las acoge, pues ste es oligrquico, uniformador y reacio a las innovaciones.
Algo parecido ocurre en Bolivia dicen Zegada y
Komadina con la representacin indgena y popular,
que se desvirta al llevarse a cabo en un sistema en el
que los representantes poseen bajos niveles de autonoma respecto de sus partidos, si estos son mayoritarios, y en cambio actan casi sin coordinacin y a su
* Escritor y periodista.
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economa y artes
Ajedrez Econmico
Fondo de ojo
El chenko de la coca, II
Meth
Carlos Alborta*
18 /
libros
pginas), expresa mejor la transicin de su autor. Prximo en un grado de coautora al profesor Dussel, el seor Bautista dice que el trmino
de posmodernidad fue utilizado por primera
vez por aqul, pero tuvimos que abandonar la
idea de nombrar a nuestra posicin como posmoderna, para no seguir subsumidos al interior del
proyecto de la modernidad. En compensacin,
sostiene: La problemtica de los 500 aos (sic)
nos oblig a pensar nuestra problemtica desde
ms all de la matriz no slo moderna, la cual
tiene 500 aos, sino tambin latinoamericana, la
cual tiene 200 aos; [pensar la Trans-modernidad
como] perspectiva de liberacin mundial, ya no
meramente local, latinoamericanista, o indianista, sino universal.
Este remontarse en el tiempo por siglos, redefinira la idea de descolonizacin: Como bien
seala Rivera Cusiqanqui, [sta] no surge en la
academia, sino en las [] luchas indgenas lideradas por Tpaj Katari y Bartolina Sisa. Con su
salto atrs al ms all epistemolgico y descalificando a la izquierda por moderna, el seor Bautista
se sacude de intelectuales que otrora reivindicara
(Zavaleta Mercado, Quiroga Santa Cruz y otros)
y de otros contemporneos: No es casual ver
cmo gente de larga tradicin de izquierda [formada] en el marco categorial del marxismo del
siglo XX, estn contra procesos de transformacin
y de cambio no modernizantes, [esto es] ya no en
Rilda Paco Alvarado. Estado efmero. (Bolgrafo)
la perspectiva del socialismo, pero tampoco del
posmodernismo
(nfasis mo). Se adhiere as al MAS
novedosas descalificaciones del conocimiento cientfico: Tal vez no sea nada casual que la difusin de las y su proceso de cambio, no hegemnico sino monolgicas de la investigacin cientfica hayan florecido en plico.
Amrica Latina, precisamente durante el periodo de las
dictaduras [militares]. Tambin de la modernidad ur- Melancola de cierre
bana: Nuestros pueblos [originarios] han sobrevivido El autor deplora la tica capitalista porque respeta la
[] no por los alimentos modernos o la medicina oc- propiedad privada, no al MAS que la garantiza; cuescidental, los cuales aparte de ser muy caros les eran sis- tiona al Banco Mundial en nombre de la Teologa de la
temticamente negados [ya que] los orondos mdicos Liberacin, no al jefe del MAS que pondera al primelatinoamericano-modernos vestidos de blanco, siempre ro; duda del Suma Qamaa, no como moda que antes
han preferido curar limpiamente en la ciudad moderna, defendiera (ver NC 123: 12), sino por serlo ahora en
despreciando siempre al sucio habitante rural del cam- amplios crculos de discusin de izquierda.
Concluyo alentando, por defecto, al seor Baupo. Suciedad producida por la forma de vida moderna.
Respecto a Hugo Zemelman, fallecido el ao de tista: si fuera verdad que hubiera reflexionado durante
esta publicacin y a quien estn dedicados estos ensa- las dcadas que seala, este producto sera no slo layos, digamos al menos que, en tanto exiliado chileno mentable sino inadmisible, pero prueba lo contrario:
en Mxico, desmenta lo imaginado por el autor sobre su autor todava no se ha puesto a hacer ciencia hociencia y dictaduras militares de los 70. Lo evidente nestamente (99), la ingenuidad atribuida a todos
es que despus de treinta aos, habiendo accedido en los marxistas del siglo pasado es pragmtica y, si no
1983 al selecto manuscrito de Uso crtico de la teora alcanza el reconocimiento burocrtico que reclama al
de Zemelman (52, n. 45.), el intento de respuesta del Estado plurinacional, al menos coincide con lo que
seor Bautista sigue constituyendo una declaracin de declarara en 1999 el actual Vicepresidente: No el
intenciones. El lector puede recurrir, menos pomposa- marxismo que manejaba gran parte de la izquierda en
mente, a un antiguo (1994) texto colectivo coordinado este pas, [a la que] siempre hemos visto con mucho
por Zemelman: Crculos de reflexin en ciencias sociales. desprecio desde que tengo yo 18 aos [1980]. Es ms,
Cuestiones de teora y mtodo, cuyo grado de desarrollo y yo siento que en Bolivia no ha habido izquierda. (Enoriginalidad sigue siendo curiosamente superior al de- trevista de Sandro Velarde, reproducida en Tejiendo
Bolivia, Erbol, 3110).
mostrado hasta hoy por el seor Bautista.
El inefable ms ac histrico
El tercer captulo de este libro, realmente indito (35
/ 19
libros
Jess Urzagasti
responde
Semblanzas
Registro de destinos
Carreteras silenciosas
Filemn Escbar
Plural editores / Coleccin Hojas de Vida
Alfonso Murillo
Plural editores / Coleccin Narrativa
20 /
La otra orilla
Artista invitado
Qu es el posmodernismo?
Jvenes dibujantes
estas alturas, y en palabras de la curadora Valeria Paz, este es un concurso que ya ha logrado sin duda
su objetivo: incentivar a los jvenes artistas del dibujo. Otorg, por ejemplo,
uno de sus primeros reconocimientos a
Rosmery Mamani, la talentosa alumna
de Ricardo Prez Alcal. Y ayud a hacer
conocer, ms ampliamente, la obra de
creadores vinculados con el movimiento
de la historieta (lvaro Ruilova y Alejandro Archondo) y a otros artistas como el
chuquisaqueo Juan Jos Serrano.
En su sexta versin, el jurado dictamin lo siguiente: