ByDR Unidad 1
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Introducción
Las personas tienen a su disposición bienes sobre los cuales ejercen derechos privativos; dicho
conjunto de bienes, que es susceptible de valorarse pecuniariamente
(económicamente), constituye su patrimonio.
El patrimonio es un tema fundamental para las personas, aunque, durante su vida, habrá
ocasiones en que lo comprometan para garantizar obligaciones y, en algunos casos,
para responder de sus deudas; además, al finalizar la vida de la persona titular de un patrimonio,
ésta constituirá la masa hereditaria que va a pasar a quien herede.
La generalidad de los bienes, como se ha hecho mención, puede llegar a quedar afectada para el
cumplimiento de las cargas y obligaciones de una persona, por lo que el patrimonio del deudor es
la garantía común de los acreedores. Generalmente los acreedores tienen derecho de cobrarse
con los bienes del patrimonio, pero no a discutir su composición ni de impedir la salida de bienes,
salvo que se efectúe en fraude de los propios acreedores y, en algunos casos, tienen derecho de
cobrarse con bienes determinados sobre los que cuentan con un derecho real (prenda e hipoteca).
Dada la importancia del patrimonio, en la presente unidad estudiará sus diferentes concepciones, así
como sus fundamentos teóricos y los elementos que lo integran; lo que le permitirá, desde el punto
de vista jurídico, conocer qué bienes pueden incorporarse en el patrimonio, en qué condiciones
puede formar una unidad y cuál es la fuerza de cohesión que mantiene unidos a los bienes que lo
conforman.
(1) Patrimonio
Actividad introductoria
Objetivo
A lo largo de esta unidad, usted:
Identificará la naturaleza jurídica del patrimonio, los elementos que lo integran y sus características, así como las
teorías doctrinales que explican sus alcances y limitaciones.
Temario
Unidad 1. El Patrimonio
1.2.1.1. Fundamento
1.2.1.2. Características
1.2.1.3. Críticas
1.2.2.1. Fundamentos
1.2.2.2. Características
1.2.2.3. Críticas
1.2.3.1. Fundamentos
1.2.3.2. Críticas
1.3. Diversas teorías para distinguir los derechos reales de los personales
Actividad introductoria
Concepto de patrimonio
El patrimonio, aun cuando se relaciona con la mayoría de las instituciones del derecho privado, no
está definido en el Código Civil para el Distrito Federal, ya que es un concepto doctrinal y
abstracto que nos permite entender determinadas relaciones.
Según el Nuevo Diccionario Jurídico Mexicano, esta palabra deriva del latín patrimonium (pater,
patris, que significa padre y monium, que significa carga) y se refiere a los bienes o hacienda que el
hijo tiene, heredados de su padre y abuelos (ascendientes), o bien, al conjunto de bienes propios
que se adquieren por cualquier título (UNAM/IIJ, 1995: 2353).
(2) Herencia
“El conjunto de derechos o relaciones jurídicas activas y pasivas, que pertenecen a una
persona y son susceptibles de estimación pecuniaria” (Arce y Cervantes, 1990: 26).
Sin embargo, en la constitución del patrimonio se debe tener en cuenta no sólo el activo (conjunto
de bienes y derechos) que se traduce siempre en derechos reales, personales o mixtos; sino
también el pasivo (cargas y obligaciones), equivalente a los derechos personales y obligaciones
reales. En cualquier caso, tanto el activo como el pasivo deben ser susceptibles de valorarse
en dinero.
De ahí que podemos considerar que un patrimonio es solvente cuando el activo es superior a lo
que resulte del pasivo, o, por el contrario, obtendremos déficit cuando el activo sea inferior a lo
que resulte del pasivo, puesto que no necesariamente el patrimonio será solvente después de
descontar el pasivo al activo. Por ello se dice que en el caso de que el pasivo sea mayor al activo,
después de haber hecho el descuento respectivo, el patrimonio puede presentar déficit.
Definamos…
El conjunto de bienes, derechos, deberes y obligaciones de una persona, apreciables en dinero,
que considerados en su conjunto forman una universalidad jurídica.
Charles Aubry y Charles-Fréderic Rau son los principales exponentes de esta teoría, parten de
una noción meramente intelectual, por lo que su posición es calificada como conceptualista, con la
característica de ser una emanación de la personalidad humana y, por ello, posee todas las
características que le son propias, como la unidad e indivisibilidad que a ella le corresponde.
Dicho de otra manera, para estos autores el patrimonio constituye una entidad abstracta,
diferente de los bienes y obligaciones que lo integran, de tal manera que esos elementos
pueden cambiar, disminuir, aumentar o, inclusive, desaparecer totalmente, sin que el
patrimonio desaparezca, ya que permanece uno e invariable durante toda la vida de su titular.
Definamos…
“El conjunto de bienes de una persona considerado como constituyendo una universalidad de
derecho, es decir, una masa de bienes que de naturaleza y orígenes diversos, y materialmente
separados, no son reunidos por el pensamiento más que en consideración al hecho de que ello
pertenecen a una misma persona” (Magallón, 2009: 16).
De acuerdo con esta teoría, el patrimonio comprende todos los bienes de manera indistinta,
incluidos los derechos de la personalidad, es decir, los que resultan de las cualidades o atributos,
física o moralmente, de la persona humana o jurídica y que permiten su identificación individual y
desarrollo integral: nombre, domicilio, capacidad, nacionalidad, estado civil y patrimonio; o bien, la
vida, la libertad, la integridad y la honra, que se califican como derechos extrapatrimoniales,
porque no son susceptibles de ser valorizados en dinero.
Dichos autores afirman que, siendo de naturaleza puramente intelectual, los elementos que
constituyen al patrimonio deben revestirse del mismo carácter y que los objetos exteriores sobre los
que participan los derechos de una persona, sólo pueden reconocerse como partes integrantes de su
patrimonio a título de bienes y en razón de la utilidad que éstos sean susceptibles de producir.
En síntesis, esta doctrina es resumida por Aubry y Rau (Rojina, 2006: 13-14) en los siguientes
preceptos:
a) El patrimonio es un conjunto de elementos activos y pasivos, estimables en dinero, que
constituyen una universalidad jurídica.
b) Hay un vínculo indisoluble entre patrimonio y persona, porque el primero es inconcebible sin
la segunda y ésta supone a aquél.
c) El patrimonio tiene dos aspectos: en sentido subjetivo, o posibilidad de adquirir en el futuro,
y en sentido objetivo, como conjunto de bienes.
d) Toda persona necesariamente debe tener un patrimonio.
e) El patrimonio es uno e indivisible.
f) El patrimonio es inalienable durante la vida del titular.
g) El patrimonio constituye una entidad abstracta de orden intelectual; es una universalidad
jurídica de existencia y naturaleza independientes de los elementos que la constituyen.
h) La relación entre patrimonio y persona es semejante a la del propietario sobre la cosa, la
única diferencia está en la naturaleza del objeto; en la propiedad hay un bien determinado y
aquí la relación que tiene la persona sobre el patrimonio es sobre una universalidad.
i) El patrimonio es la prenda tácita constituida en favor del acreedor. El deudor responde con
todo su patrimonio presente y futuro.
j) Existen dos formas de transmisión patrimonial: la integral, de Aubry y Rau, que llaman
transmisión del patrimonio en sentido objetivo y subjetivo, y que sólo es posible por la
herencia en caso de muerte, así como la parcial o en sentido objetivo.
k) El patrimonio, como universalidad jurídica, tiene protección eficaz a través de tres acciones
principales:
1. La acción de enriquecimiento sin causa.
2. La acción de petición de herencia.
3. La acción que tiene la persona declarada ausente para exigir la devolución del
patrimonio cuando aparezca.
Críticas
Destacaremos las principales críticas hechas a esta teoría, las cuales la han vuelto inaplicable.
En este mismo sentido, el maestro Gutiérrez y González(2004: 58) cita a René Demogue, quien
afirmó que se debía definir al patrimonio “como el conjunto de derechos y obligaciones de una
persona, susceptibles de apreciación económica y que constituyen una universalidad”.
Otra crítica contundente a la doctrina clásica del patrimonio es la que considera como error decir que
la persona necesariamente tiene un patrimonio, pues dicha afirmación implica confundir
patrimonio con capacidad.
En efecto, siendo la capacidad jurídica la aptitud para ser sujeto de derechos, deberes y
obligaciones, y de ejercitarlos, resulta que, al comparar el patrimonio con la bolsa vacía, la
posibilidad de que ésta se encuentre llena o vacía es la capacidad, ya que en un momento dado
puede que no se tenga la posibilidad de contar con un patrimonio, pero sí se tiene la capacidad
para adquirir bienes y, al ejercitarse ésta, dará lugar a la existencia de un patrimonio.
Una crítica más a esta doctrina deviene de considerar que la persona sólo puede tener un
patrimonio. A este respecto, no debe olvidarse que en un momento dado una persona puede
tener dos patrimonios, el propio y el que puede heredar.
Por último, es motivo de crítica considerar que el patrimonio sea inseparable de la persona, pues
durante su vida puede tener lugar la transmisión de la totalidad de todo su patrimonio pecuniario. A
este respecto debe tenerse en consideración que existen disposiciones en el Código Civil Federal y
en el Código Civil para el Distrito Federal que contemplan dicha posibilidad, como es el caso
del artículo 2332, que establece: “la donación es un contrato por el que una persona transfiere a
otra, gratuitamente, una parte o la totalidad de sus bienes presentes”, pese a que en disposiciones
posteriores (artículo 2347) rectifica diciendo que “es nula la donación que comprende la totalidad
de los bienes del donante…”, ello sólo tiene lugar cuando así ha sido declarado judicialmente.
Esta doctrina se ha manejado como excepción respecto de la doctrina francesa mencionada, debido
a la indivisibilidad que ostenta en relación con la inalienabilidad del patrimonio. De ahí que la
idea fundamental sobre la que gira es la de señalar que el patrimonio es “la afectación de un
conjunto de bienes a la realización de un bien específico y determinado” (Gutiérrez y González,
2004: 63).
En este sentido, el maestro Gutiérrez y González (2006: 18), citando a Rojina Villegas, concluye
que “el patrimonio adquiere autonomía no en relación con la persona, sino en función de un vínculo
jurídico-económico, que el derecho reconoce para afectar el conjunto de bienes a la consecución de
ese fin”.
Sostienen esta teoría Planiol, Ripert y Picard, quienes advierten que la noción del patrimonio ya
no se confunde con la de personalidad, en consecuencia, tampoco tendría la atribución
de indivisibilidad, por lo que no se contempla que el patrimonio se encuentre estrictamente ligado
a la persona.
Esta teoría considera el destino que en un momento tengan determinados bienes, derechos y
obligaciones en relación con un fin jurídico.
El maestro Rafael Rojina Villegas considera que el patrimonio adquiere autonomía en relación
con un vínculo jurídico-económico que el derecho reconoce para afectar el conjunto de bienes a un
fin.
Definamos…
El patrimonio de afectación consiste en separar parte de los bienes de una persona para
destinarlos a un fin económico determinado. Así lo afirma Miguel Alessio Robles (2004: 3), al
señalar que “cuando el derecho considera que existen fines jurídicos diversos que deben regularse,
separa el patrimonio de la persona, parte de los bienes y los excluye del bien jurídico general
protegido para destinarlos al otro que ha considerado jerárquicamente superior”.
Existen diversas situaciones jurídicas que nos conllevan al patrimonio de afectación, como lo son
el patrimonio hereditario, el patrimonio de familia, el fundo mercantil, el patrimonio del ausente, el
patrimonio de la sociedad conyugal, entre otros.
Críticas
Por otra parte, el hecho de que puedan existir masas de bienes autónomos no significa que
pueda tener lugar la existencia de más de un patrimonio. Por ejemplo, en el caso de la herencia,
respecto del causahabiente (heredero), lo que tiene lugar es una regulación diferente de la
responsabilidad patrimonial, ello significa que la identificación de bienes y
obligaciones provenientes del de cujus no implica una separación de masas en el patrimonio del
heredero.
Los derechos reales se definen como el poder jurídico que una persona ejerce en forma directa
e inmediata sobre una cosa, que le permite su aprovechamiento total o parcial en sentido jurídico
y es, además, oponible a terceros.
El rasgo distintivo es que el disfrute y la explotación que haga el titular, dependerá exclusivamente
de su voluntad y actividad.
Los derechos personales o de crédito se definen como la relación jurídica por la que una
persona, el acreedor, está facultado para exigir a otra, el deudor, una prestación de dar o de hacer
o una abstención, de carácter patrimonial.
El rasgo distintivo es que este derecho dependerá de la conducta y actividad del deudor que
haga el pago.
Por ejemplo ...
Una persona que ha prestado una cantidad de dinero (acreedor) a otra que tiene la necesidad de
adquirir algo (deudor), espera que ésta pague en el tiempo establecido para ello. La conducta
esperada es el pago.
La importancia del estudio de los derechos reales y personales consiste en que el legislador ha
pretendido tutelar al máximo los derechos personales asimilándolos a los derechos reales, por
cuanto son absolutos, oponibles a todo el mundo, que tienen un sujeto pasivo múltiple universal e
indeterminado y que implican una obligación de respeto.
1. Un poder jurídico que le permite al sujeto tener una potestad, en la medida de los
alcances de su derecho, sobre la cosa en que recae y cuya explotación jurídica es de
su exclusividad.
Es decir, mi derecho de propiedad, con las implicaciones legales que de ello surgen, tendrá
la dimensión que le corresponda, atendiendo a la proporción de la adquisición que hubiere
realizado; de esta manera, serán distintos los efectos legales si adquirí el 100% de la
propiedad, el 50% o cualquier otro porcentaje.
2. Dicho poder jurídico se ejerce de manera directa e inmediata sobre la cosa, no depende de
personas ajenas.
Tesis dualista
Esta doctrina establece una separación absoluta entre los derechos reales y personales. Conciben
dos variantes:
Para la escuela clásica o de la exégesis, representada principalmente por Aubry, Rau y Baudry-
Lacantinérie, existe una diferencia innegable entre los atributos de los derechos reales y
los personales, más allá de su carácter específico.
De acuerdo con esta doctrina, el derecho real es un poder jurídico ejercido directa e
inmediatamente sobre un bien para su aprovechamiento, ya sea total o parcial, siendo este
derecho oponible a terceros. Comparando los distintos atributos de los derechos reales y
personales, se puede observar su separación irreductible en los siguientes términos:
Concepto
“El derecho real es un poder jurídico, el derecho personal es una simple facultad de obtener o de
exigir” (Rojina, 2006: 21).
Vínculo
En el derecho real, el poder jurídico se ejerce de la persona a la cosa. En el caso del derecho
personal, no tiene lugar el ejercicio de un poder jurídico, más bien la facultad de obtener o de
exigir una prestación o abstención del deudor. Dicha facultad atiende a una relación entre sujeto
activo y pasivo, de la cual resulta la posibilidad de que el sujeto activo obtenga un acto de
conducta del pasivo o, dicho de otra manera, una cierta actividad del deudor en favor del acreedor.
Objeto
El objeto directo del derecho real es la cosa sobre la que el titular tiene una relación directa e
inmediata. Se trata de una relación física de poder, de una potestad para el aprovechamiento de
una cosa.
El objeto directo del derecho personal es una prestación o una abstención del deudor.
La conducta del deudor es el objeto en el derecho de crédito, por lo que se denota la distinción
entre una conducta que debe prestar el deudor en este derecho de crédito respecto del
aprovechamiento económico del titular en el derecho real, el cual le otorga la posibilidad de hacer
uso de una cosa o disponer de ella.
Oponibilidad a terceros
El derecho real es oponible frente a terceros, dado que se trata de un derecho absoluto, nadie
puede oponerse al aprovechamiento económico del titular sobre la cosa, pues, de ser perturbado o
desposeído el titular, éste puede ejercer incluso una acción persecutoria con el fin de recuperar la
cosa. Tal acción es propia de los derechos reales, así como exclusiva de ellos.
Por otra parte, siendo absoluto el derecho real, y ante la posibilidad de que exista una diversidad de
derechos reales respecto de una misma cosa, puede tener lugar un derecho de preferencia, en cuyo caso
habrá que atender los siguientes principios:
1. Cuando se trata de derechos reales de la misma categoría, “el que es primero en tiempo, es primero en
derecho” (Rojina, 2016: 22). Es decir, ante la igualdad de derechos reales, la preferencia se establece por
el tiempo.
Por ejemplo, si el mismo inmueble se adquirió por diferente documento público, el que se hubiera inscrito
antes en el Registro Público tendrá prevalencia sobre el segundo, si ninguno se ha inscrito en el Registro
Público, el primero otorgado prevalecerá sobre el segundo.
2. Al existir derechos reales de diferente categoría, siendo unos de mejor calidad que otros, se determina
la preferencia entre ellos, de acuerdo con la naturaleza del derecho, dejando de lado el tiempo.
Por ejemplo, si la propiedad de un inmueble se adquirió mediante documento privado y, por otra parte,
existe un documento público inscrito en el Registro Público que acredita la adquisición de la propiedad
del mismo inmueble, prevalecerá el derecho contenido en este último documento por ser de mejor
categoría, a pesar de que el derecho contenido en el documento privado hubiese sido otorgado con
antelación.
Generalmente, tampoco existe acción de preferencia, ya que, sin importar la fecha en que se
constituyeron sus créditos, todos los acreedores tienen una prenda tácita (es un derecho real sobre
los bienes muebles que constituyen el patrimonio del deudor, que se sobreentiende de manera genérica y no
específica sobre un bien determinado.), que se constituye sobre el patrimonio de su respectivo deudor.
De tal manera que si el activo del deudor no es suficiente para cubrir el pasivo, la liquidación de
los acreedores se realizará a prorrata, es decir, que en lugar de liquidárseles considerando su
prelación respecto del tiempo, dicha liquidación será proporcional, es decir, se considerará el límite
del activo para pagar proporcionalmente a los acreedores de la misma calidad.
Una excepción a lo dicho se da cuando estamos frente a acreedores privilegiados, que pueden
obtener pagos antes que otros; sin embargo, esta preferencia no se da por razón de su derecho de
crédito, sino por virtud del derecho real de garantía.
Con ello podemos señalar que la preferencia no depende del derecho de crédito propiamente
dicho, sino de los derechos reales de garantía constituidos para garantizar el pago; por tanto, los
acreedores ordinarios sin garantía real no obtienen preferencia respecto del tiempo.
De acuerdo con las diferencias anteriores, la escuela clásica postuló una separación
absoluta entre derechos reales y personales.
Además de las diferencias mencionadas, esta teoría sostiene que las diferencias entre ambos
derechos radican en su naturaleza económica diversa. De acuerdo con lo anterior, las establece
como sigue:
“Relación de derecho en virtud de la cual una cosa se encuentra, de
Derecho real una manera inmediata y exclusiva, en todo o en parte, sometida
al poder de apropiación de una persona” (Ibarrola, 2001: 64-65).
2. La prestación de un servicio.
El derecho personal, en cambio, es la organización jurídica de la prestación del servicio. La
regulación del servicio es impuesta por la división del trabajo, de manera que el derecho
intervino para que los servicios prestados fueran sancionados por la norma jurídica. Por
tanto, el derecho de crédito está basado en un fenómeno económico distinto, que es la
utilización de servicios ajenos.
Las tres formas comunes de servicio son las obligaciones de dar, hacer o de no hacer, las que
el derecho se ha encargado de reglamentar.
Doctrina monista
Estas teorías afirman que existe identidad entre los derechos reales y personales. Presentan dos
variantes:
En la tesis personalista prevalece la idea de que el derecho real y el personal tienen la misma
naturaleza, es decir, hay similitud y hasta identidad entre ambos.
Los autores que sostienen esta tesis, Ortolan, Planiol y Demogue, así como Jallu y
Gazin señalan que no hay una relación jurídica directa e inmediata entre la persona y la cosa, que
las relaciones jurídicas sólo se dan entre sujetos, fungiendo los individuos como sujetos activos y
confiriendo el carácter de pasivo a la cosa.
La crítica más severa que hace a esta teoría es que una cosa no puede ser sujeto pasivo, lo que
obligó a Ortolan y a Planiol a buscar un sujeto pasivo diferente en el derecho real, concluyendo
que la relación debe ser esencialmente idéntica a la de crédito, aun cuando presenta características
específicas distintas; pero en sus atributos esenciales, el proceso o mecanismo a través del cual se
constituye y funciona la relación jurídica es idéntico, porque toda relación jurídica, tanto en el
derecho real como en el personal, supone el sujeto activo y el pasivo.
Se concluye que el sujeto pasivo universal puede ser cualquiera que llegue a ser sujeto pasivo
respecto de un derecho real determinado; se llega a esta conclusión al observar que el derecho real
es oponible a terceros.
Se trata de un sujeto pasivo universal, pues cualquier habitante del mundo puede ser sujeto
pasivo respecto de un derecho real determinado. No se requiere que forme parte de la comunidad
jurídica estudiada, puesto que puede formar parte de ella, permanente o temporalmente; en cuyo
caso se constituye en sujeto pasivo respecto de los derechos reales de los demás.
Siendo dicho sujeto pasivo indeterminado, potencial, con obligaciones de no hacer de carácter extra
patrimonial, la naturaleza del derecho real es idéntica en esencia a la del derecho personal, pues,
aunque cuentan con características específicas diversas, aquellas esenciales serán las mismas, dado
que todo derecho real se resuelve en una relación jurídica entre sujeto activo y pasivo, es decir,
entre individuos.
Esta escuela pretende demostrar, aunque fallidamente, que el derecho personal es en realidad un
derecho real sobre el patrimonio; en sentido inverso a la tesis de Ortolan y Planiol, se inicia la
tendencia de despersonalizar la obligación o derecho de crédito.
Gaudemet (Rojina, 2006: 28) desarrolló el supuesto de Saleilles, estudiando la evolución sufrida
por el derecho personal desde los primeros tiempos de la legislación primitiva romana, en donde la
obligación era estrictamente personal, porque no podía cambiar ni el acreedor ni el deudor, si esto
llegaba a ocurrir, la obligación se extinguía para dar nacimiento a una distinta. Es decir, la figura
jurídica de la novación (una forma de extinguir las obligaciones, consistente en el nacimiento de
una nueva obligación a pesar de que subsistan los mismos elementos, tales como sujetos y el bien
que es objeto de la relación jurídica entre ellos.) como una forma de extinción de las obligaciones.
Quienes sustentan esta doctrina sostienen que es el patrimonio el deudor y no la persona titular de
él, es decir, conciben al patrimonio como directamente responsable de la obligación; en
consecuencia, si un deudor resulta ser insolvente, el derecho de crédito pierde su valor, así las
cosas, la eficacia de un derecho de crédito descansa en la solvencia de un patrimonio.
Estos autores no se atreven a decir que el derecho de crédito se extingue en los casos de
insolvencia del deudor, pues simplemente afirman que ese derecho personal pierde todo valor
económico, aunque virtualmente exista una facultad como simple expectativa del acreedor por si el
deudor adquiere bienes en el futuro.
Esta teoría también ha sido criticada porque pretende desconocer la naturaleza del patrimonio y
de la personalidad jurídica, llegando al absurdo de que puede existir obligación sin sujeto pasivo.
Por último, el cambio de acreedor o de deudor no necesariamente señala una despersonalización del
derecho de crédito, ya que se trata de una relación entre personas en sentido jurídico, es decir,
entre dos entidades: acreedor y deudor; la relación no se refiere a sujetos predeterminados “X” y
“Z”, de ahí que poco importa que cambie el sujeto inicial, pues lo esencial es que persista la
categoría jurídica “acreedor” y “deudor”; no hay un lapso en el que la obligación quede sin sujeto
activo o pasivo.
Debido a que no puede haber una relación jurídica entre patrimonios y a que el derecho de crédito
implica una facultad de exigir, es ineludible un sujeto, dado que no puede haber deuda sin
deudor, además de que el patrimonio, como conjunto de derechos y obligaciones apreciables en
dinero, hace necesario imputar esos derechos y obligaciones a un titular.
Tesis ecléctica
Lo anterior significa que la teoría ecléctica, que busca explicar la naturaleza jurídica de los
derechos reales y personales, pretende extraer lo mejor de los elementos que sustentan las teorías
subjetivistas y objetivistas.
Esta teoría ecléctica es representada por Georges Ripert y Marcel Planiol (Rojina, 2006: 35);
este último, después de rectificar su primitiva postura personalista, sostiene que el derecho
real tiene dos manifestaciones principales:
Por otro lado, esta tesis considera que la teoría clásica es insuficiente, dado que
omite determinar la naturaleza de la relación jurídica que necesariamente existe
en todos los derechos reales, entre un sujeto activo y uno pasivo, considerando
la existencia de un aspecto interno de tales derechos y reconociendo la
presencia de un sujeto pasivo indeterminado al cual le es oponible el derecho
real por virtud de una relación jurídica que se crea entre el titular y todo el
mundo como sujeto pasivo universal (Rojina, 2006: 35).
Se señala que, por una parte, la teoría ecléctica establece una identidad, en el aspecto externo,
entre los derechos reales y los personales, y una diferenciación en su aspecto interno (Rojina,
2016: 35).
Los límites o modalidades que la legislación impone a los propietarios de bienes inmuebles,
por ejemplo, la conservación de un inmueble para que no dañe a los vecinos colindantes, o
bien, la obligación de cooperar en el mantenimiento de bienes comunes.
Las obligaciones fiscales de tipo real, por ejemplo, el impuesto predial que debe pagarse
por un inmueble.
El autor nos dice ...
Miguel Alessio Robles
Todas las restricciones que el legislador, en función de derechos de terceros o del orden público,
está autorizado a imponer a los propietarios de inmuebles son obligaciones propter rem, lo
mismo que las que la ley impone a los titulares de derechos reales como consecuencia de su
ejercicio, tales como hacer ciertas reparaciones al bien objeto del derecho (Alessio, 2004: 37).
Por su naturaleza, dichas obligaciones son inherentes al bien sobre el que recaen y se transmiten
junto con el derecho real, o bien, cediendo el deudor su obligación con consentimiento
del acreedor.
En épocas anteriores se consideraba que estas relaciones jurídicas contaban con las siguientes
características relevantes:
Ahora bien, actualmente nuestro derecho considera a las obligaciones reales, o referidas de igual
forma propter rem, como situaciones jurídicas a cumplir y que van a la par de los derechos
reales que estén en nuestro patrimonio. Las obligaciones reales son deberes de prestación que
están sobre una persona y que giran en relación con un derecho real determinado.
De manera enunciativa, se señalan como casos de obligaciones reales contenidas en el Código Civil
para el Distrito Federal las siguientes:
Todo copropietario tiene derecho para obligar a los partícipes a contribuir en gastos de
conservación de la cosa común (art. 944).
Sin el consentimiento del acreedor, el deudor hipotecario no puede dar el bien hipotecado en
arrendamiento (art. 2914).
Para saber más…
La consideración de derechos humanos como el de la propiedad privada, continúa siendo
controversial. Para ahondar en este tema, realice la lectura del documento Derechos humanos de
índole patrimonial.
FUENTES DE CONSULTA
Bibliografía
Alessio Robles, Miguel, Temas de derechos reales, México, Porrúa, 2004.
Magallón Ibarra, Jorge Mario, Instituciones de derecho civil, México, Porrúa, 2009.
Rojina Villegas, Rafael, Compendio de derecho civil. Bienes, derechos reales y sucesiones, México, Porrúa, 2006, t. II.
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Derechos humanos: parte general, Suprema Corte de Justicia de la Nación, México, 2013,
Publicación periódica
Herrera Villanueva, José Joaquín, “El patrimonio”, Revista Mexicana de Derecho, México, 2014, núm. 16.
Legislación
Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Código Civil para el Distrito Federal, última reforma publicada en la GOFDF 23/06/2017,
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, Código Civil Federal, última reforma publicada en el DOF 24/12/2013, disponible
Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión, Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, última reforma
01/08/2017.
Documentos institucionales
Asamblea General de las Naciones Unidas, “Declaración Universal de los Derechos Humanos”, París, 1948, disponible
consulta: 24/02/2017.
Departamento del Derecho Internacional, Convención Americana sobre Derechos Humanos suscrita en la
Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos Humanos (B-32), Costa Rica, Organización de los
Dirección General de Tecnologías de la Información, Manual de usuario del Semanario Judicial de la Federación, México,
consulta: 06/06/2017.
Tribunal Europeo de Derechos Humanos, “Convenio Europeo de Derechos Humanos”, Tribunal Europeo de Derechos Humanos, disponible
Sitio electrónico
Real Academia Española, http://dle.rae.es/?id=EKLBSQr.
Imágenes
(1) Kate Hiscock, [Patrimonio], [fotografía], 2014, tomada de http://bit.ly/2j1xl0v, consulta: 30/05/2016.
(2) Mohamed_hassan, Bienes [Herencia], [ilustración], 2017, tomada de http://bit.ly/2GXg5QV, consulta: 01/03/2018.
(9) Merio, [Obligaciones propter rem], [ilustración], 2016, tomada de http://bit.ly/2dh0mBl, consulta: 20/09/2016
(10) Toledo, Leonardo, Respeto a la propiedad privada [Defensa del derecho a la propiedad privada], [fotografía], 2012, tomada
(11) Secretaría de Relaciones Exteriores, [Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos], [ilustración], 2011, tomada
Actividad de aprendizaje 1
El patrimonio
Ensayo
Como parte de su formación profesional en el ámbito jurídico, es imprescindible que identifique las
teorías que estudian al patrimonio, pues éstas han creado el cuerpo teórico que fundamenta la
normatividad con la que es regulado.
Con base en la lectura de las siguientes obras, elabore, en una cuartilla, un comentario o crítica
por cada definición que ofrecen los autores, y realice una definición particular de patrimonio y
de los elementos que lo integran, exponiendo los razonamientos que llevaron a ella.
Domínguez Martínez, Jorge Alfredo, Derecho civil. Parte general. Personas. Cosas. Negocio
jurídico e invalidez:
o “IV. El patrimonio”, pp. 215-225.
Magallón Ibarra, Jorge Mario, Instituciones de derecho civil:
o “Capítulo I. El patrimonio”, pp. 1-41.
Actividad de aprendizaje 2
Elabore un cuadro comparativo donde señale los principales aspectos de cada una de las teorías
del patrimonio que se enlistan en los siguientes textos.
Proporcione distinciones y similitudes entre una y otra.
Posteriormente, en el mismo documento, elija y analice una de esas teorías y justifique por qué
considera que es la más adecuada de acuerdo con nuestro derecho vigente.
Actividad de aprendizaje 3
Posteriormente, con sus propias palabras, redacte cuál es la diferencia entre un derecho
real y uno personal.
Actividad de aprendizaje 4
Domínguez Martínez, Jorge Alfredo, Derecho Civil. Parte general. Personas. Cosas. Negocio
jurídico e invalidez:
o “3. Las obligaciones reales o propter rem”, pp. 225-227.
Materiales
Bibliografía
Domínguez Martínez, Jorge Alfredo, Derecho Civil. Parte general. Personas. Cosas. Negocio jurídico e
Magallón Ibarra, Jorge Mario, Instituciones de derecho civil, 3.a ed., México, Porrúa, 2009, t. IV.
Mata Pizaña, Felipe de la y Garzón Jiménez, Roberto, Bienes y derechos reales, 3.a ed., México, Porrúa,
2009.
o “Capítulo 1. Teoría General del patrimonio y los derechos reales”, pp. 9-18.
Rojina Villegas, Rafael, Compendio de derecho civil II, México, Porrúa, 2006:
o “Capítulo II. Diferentes doctrinas elaboradas para comparar los derechos reales y los derechos
Recuerde que para consultar una tesis o ejecutoria debe ingresar en el sitio de la Suprema Corte de Justicia.
Posteriormente, pulse en:
Ahí, encontrará una barra de búsqueda donde deberá introducir el nombre del rubro, por ejemplo: “Derecho a
percibir regalías por la comunicación o transmisión pública de una obra, contenido en el artículo 26 bis de la Ley
Federal del Derecho de Autor. Su concepto”. Luego, pulse en Buscar.
Para más información sobre el contenido que puede consultar, revise el Manual de Usuario del SJF.