Temas Práctico
Temas Práctico
Temas Práctico
I
Andrea Fregossi - 2019
Patologías del Carpo
1. Higroma del carpo (bursitis).
2. Fractura de los huesos del carpo.
3. Fracturas del hueso accesorio del carpo.
4. Síndrome del Canal Carpiano
5. Artritis traumática (carpitis).
6. EDA aguda (tipo I).
Patologías del Tarso
7. Sinovitis tarsiana distal y osteoartritis (esparaván).
8. Hidroartrosis tarsiana (sinovitis idiopática).
9. Osteocondritis disecante de la articulación tibiotarsiana.
10. Bursitis del tarso.
11. Arpeo.
12. Enfermedad degenerativa articular insidiosa (tipo II).
13. Sinovitis de la vaina tarsiana
Patologías de la caña (Metacarpo- Metatarso)
14. Tendosinovitis en flexores de las falanges.
15. Sobrecaña (enfermedad dorsal del metacarpo).
16. Exostosis intermetacarpiana/intermetatarsiana.
17. Retracción de tendones flexores.
Patologías del nudo (Menudillo)
18.
19. Fractura osteocondral en astilla de falange proximal.
20. Fractura de sesamoideos proximales.
21. Sesamoiditis.
22. Rotura del aparato suspensor.
23. EDA aguda (tipo I).
Patologías del Casco
24. Hormiguillo (Enfermedad de la línea blanca).
25. Encastilladura.
26. Escarzas
27. Soluciones de continuidad de la muralla.
28. Clavo de calle.
29. Accidentes debidos al herrado.
30. Osteítis de tejuelo (3º falange).
31. Síndrome navicular.
32. Absceso de pie.
33. Infección ascendente de la línea blanca.
34. Gabarro cartilaginoso.
35. Dermovilitis de la ranilla.
36. Pododermitis crónica exudativa vegetante.
37. Síndrome infosura.
Generales
38. Mal de la cruz.
39. Linfangitis ulcerativa.
40. Heridas
Patologías del Carpo.
El diagnóstico tomará en cuenta los síntomas previamente nombrados así como podrán
realizarse bloqueos nerviosos y radiografías confirmatorias, considerando siempre la existencia
del esparaván oculto, en el cual no aparecerán modificaciones a nivel radiográfico.
El tratamiento que se aplica varía dependiendo del animal y de las características observadas a
nivel de placa. Se podrá hacer reposo, herrados correctores, medicación intraarticular
(corticoides, antiinflamatorios, anestésicos, hialuronato de sodio), administración de GAGPS y
condroitín sulfato. En casos más severos podrá optarse por la anquilosis (necrosis cartilaginosa
inducida químicamente), artrodesis quirúrgica o bien tenectomía cuneana (resección parcial o
total del tendón).
El pronóstico será en todos los casos reservado, ya que varía dependiendo de la respuesta
individual de cada animal.
11. Arpeo.
Es una hiperflexión involuntaria del tarso cuando el caballo se encuentra en movimiento, la cual
puede afectar uno (más común) o ambos miembros posteriores, y llevar a una atrofia de
músculos distales del miembro. Si bien la etiología no está bien definida se cree que es
producido por traumas en el tendón del músculo extensor digital lateral que produce
adherencias. Otra forma de arpeo (solo vista en Australia y Nueva Zelanda) puede haber sido
producida por la ingesta de pasturas tóxicas las cuales provocarían una axonopatía de nervios
periféricos, aunque no se ha podido demostrar experimentalmente.
Los signos clínicos son variables, pero coinciden en alteraciones durante la marcha como la
flexión leve del tarso o bien la sacudida del pie que puede llegar a tocar el abdomen, viéndose
en todos los pasos o bien intermitentemente. Estas alteraciones se acentuarían cuando el
caballo retrocede, luego del reposo o bien con climas fríos. Dichos síntomas serían suficientes
para diagnosticar la patología.
El tratamiento consiste en la extracción del tendón y porción distal del músculo extensor digital
lateral, resultando el pronóstico de reservado a favorable luego de la cirugía.
21. Sesamoiditis.
Es una alteración que se caracteriza por la presencia de dolor a nivel de huesos sesamoideos
proximales e inserciones del ligamento suspensor, lo que produce claudicación. Se observa con
mayor frecuencia en caballos de carrera, caza y salto entre los 2 y 5 años de edad. La principal
causa que conduciría a una sesamoiditis es el esfuerzo inusual que llevaría una lesión en la
inserción del ligamento suspensor en huesos sesamoideos. Se alteraría la irrigación de éstos
últimos la cual ocurre de forma intraósea, además de que sufrirían una intensa remodelación
en respuesta al entrenamiento. A su vez los huesos sesamoideos tienen una extensa inervación
sensitiva, lo que explicaría el dolor asociado.
La sintomatología es muy similar a la producida por fracturas de huesos sesamoideos,
incluyendo claudicación que aumenta sobre pisos duros, dolor a la palpación, mínima
tumefacción de la zona por aumento de tamaño de los tejidos blandos, con calor y fibrosis en el
ligamento suspensor.
El diagnóstico se basa en los hallazgos radiológicos, los cuales pueden ser reacción perióstica y
neoformación ósea. El tratamiento por otro lado será, en caso de existir inflamación, la
alternación entre la aplicación de frío y de calor a nivel local, antiinflamatorios locales y reposo.
En estadios crónicos se utilizan puntos de fuego y vesicantes, calor por láser, radiación, y dieta
mineral equilibrada.
El pronóstico tiende a ser de reservado a desfavorable para los equinos a los que se los quiera
seguir utilizando para deporte.
26. Escarzas
La escarza es un hematoma subsolear que asienta en
los ángulos de inflexión de la muralla. El mismo suele
ocurrir debido a traumatismos, contusiones, torsiones,
tracciones, quemaduras, etc., y algunos de los factores
predisponentes incluyen las marchas rápidas, saltos, o
pruebas de rienda (recargan presiones), el exceso o el
déficit de humedad, defectos de aplomos, osteítis de
tercera falange o errores en la selección o colocación de
herraduras (incorrecto tamaño, clavos mal puestos,
herradura muy caliente). También existen
predisposiciones anatómicas ya que la pared se
adelgaza hacia los ángulos de inflexión.
Las escarzas pueden ser clasificadas en sépticas,
asépticas o hemorrágicas; agudas o crónicas; o en
primarias o secundarias.
Las lesiones que pueden ocurrir se observarán como
heridas en suela o muralla, fracturas de talones o
barras, rotura de plexos, lesiones del rodete coronario o de cartílagos alares. Estas pueden
manifestarse como serosas, sanguinolentas o purulentas. Las mismas producirán un intenso
dolor que puede llevar a que el animal claudique y presente posiciones antiálgicas, así como
dolores de simpatía.
Las escarzas son de fácil diagnóstico, debiendo en primer lugar realizarse un blanqueado de la
suela para luego explorar la misma de forma detallada en busca de dolor, calor o soluciones de
continuidad. Podría también optarse por realizar radiografías en busca de compresiones
internas. Deben diferenciarse las escarzas de patologías como osteítis angulares, fracturas de
apófisis, clavo de calle, gabarro cartilaginoso, accidentes de herrado y síndrome navicular.
Una correcta prevención para evitar la aparición de escarzas se basa en un correcto herrado,
higiene, hidratación y desvasado, así como también prevenir la encastilladura y corregir los
aplomos en caso de defectos. En el caso de aparición de escarzas, se drenará la herida,
desinfectándola y realizando pediluvios con sulfato de cobre, se administrarán antibióticos,
AINEs (en caso de que la herida no supure) y se vendarán.
Las herraduras a utilizar incluyen las de en falso cuarto, herradura en “cola de pato” para las
escarzas bilaterales o herradura con una rama cubierta, las cuales falsean el apoyo de la región
favoreciendo así su curación.
Sintomatología
La sintomatología que generalmente se presenta ante un caso de osteítis de tejuelo incluye una actitud
antiálgica o claudicaciones intermitentes debido al dolor localizado (el mismo puede detectarse por
medio de la pinza exploratoria en la región, pero también puede percibirse a nivel de la espalda),
petequias en suela y pared, deformaciones localizadas (debidas a la osteogenesis, más común en la
suela), ceños deformados y no paralelos al rodete.
Diagnostico
En cuanto al diagnóstico de la patología, es importante realizar una correcta inspección, así como
exploración del casco con pinza o martillo percutor. Los bloqueos nerviosos pueden ser utilizados como
procedimiento diagnostico o terapéutico. Examen radiográfico.
Será importante diferenciar esta enfermedad de otras como infosura, pododermitis, fracturas, síndrome
navicular, accidentes de herrado, flemones y artritis de pie.
Tratamiento
Para realizar un correcto tratamiento debe en primer lugar disminuirse el dolor mediante pediluvios,
hidratando así el casco (la hidratación se hace con agua no con ungüentos, los ungüentos se ponen
después para evitar que se deshidrate), lo que permitiría la expansión del mismo. Se optará por hacer
rebajes del casco, y neurotomías o neurectomías.
También se harán herrados con herraduras que permitan un mejor apoyo del pie.
Generales
40. Heridas.
Se define a una herida como una solución de continuidad que afecta un tegumento. Las mismas
son producidas por agentes traumáticos mecánicos que vencen la resistencia del tejido. En
general las heridas integran 4 factores, la solución de continuidad, la hemorragia, el dolor y la
disfunción. La solución de continuidad representa la herida como tal, la cual puede tener
diversas características dependiendo de cómo se produjo. La hemorragia consecuente
dependerá de qué tipos de vasos se afecten (capilares, arterias o venas). Por otro lado el dolor
es secundario a la sección y posterior irritación de las fibras nerviosas sensibles, pero hay que
destacar que el mismo variará dependiendo de la rapidez de la sección de los tejidos, así como
del filo del elemento cortante, de la inervación del tejido y del tipo y duración de la irritación
nerviosa en la herida (térmica, mecánica o química). Finalmente la disfunción es producto de la
inflamación de los tejidos afectados.
Las heridas pueden clasificarse en primer lugar por su origen en Accidentales o quirúrgicas;
desde un punto de vista clínico pueden clasificarse en:
• Heridas Incisas: son producidas por instrumentos filosos que dejan bordes y superficies lisas
y netas; el tejido que la rodea no se ve afectado y la hemorragia suele ser intensa
• Heridas punzantes: presenta características muy similares a la anterior, pero es producida
por un elemento puntiagudo.
• Heridas contusas: son producto de la acción de un objeto romo que impacta en el tejido con
gran velocidad, generando heridas irregulares, dentadas; en ocasiones no se produce una
solución de continuidad, pero el tejido por debajo de la zona queda muy dañado
necrotizándose rápidamente y abriéndose eventualmente.
• Heridas desgarrantes: se producen por la extensión y tracción del tejido que sobrepasa el
límite de elasticidad, rompiéndose los tejidos en varios planos; las características serán muy
similares a aquellas producidas por objetos romos.
Otro factor importante a tener en cuenta a la hora de tratar una herida es su grado de
contaminación. Hablamos de contaminación cuando hay presencia de microorganismos en el
lugar, considerando en veterinaria que una herida está contaminada hasta aproximadamente
entre las 6- 12hs de producida. Pasado este lapso de tiempo y dependiendo del tipo de
microorganismos que estén afectando la herida y del estado inmune del animal, podrán
multiplicarse constituyendo una infección. De esta forma podemos enfrentarnos a 3 tipos de
heridas:
• Heridas limpias: herida incisa con menos de 6-12 hs de producida, sin restos de cuerpos
extraños
• Herida limpia contaminada: aquella que está contaminada pero podemos limpiarla dentro
de las 12hs.
• Herida infectada: aquella en la que se han multiplicado los microorganismos pudiendo
apreciarlo clínicamente.
-Según la profundidad pueden clasificarse en: Superficiales (hasta subcutáneo), profundas
(alcanza músculos y tendones), penetrantes (llega hasta una cavidad orgánica o víscera) o
perforantes (atraviesan de un lado a otro el tejido).
-Según la gravedad del pronóstico se clasificarán en Simple (sin compromiso general, son
heridas de cirugía o poco profundas) o complicada (con compromiso general e infección,
alcanzan diversos elementos tales como tendones, nervios, órganos, etc.).
-Según la pérdida de tejido: Diéresis (sin pérdida) o excéresis (con pérdida).
-Según el número de heridas: Únicas o múltiples.
-Por su ubicación: Cefálicas, torácicas, abdominales o podales.
-Según su aspecto externo: Lineales, compuestas o anfractuosas (bordes irregulares,
desflecados).
El diagnóstico de las heridas es sencillo, debiéndose observar atentamente las características de
las mismas para interpretar su gravedad (bordes, tejido que la rodea, aspecto general,
profundidad, ubicación, etc.).
Antes de iniciar el tratamiento es importante recordar que existen diferentes tipos de
cicatrización, por primera intención, primera intención demorada o segunda intención. La
cicatrización por primera intención es aquella que cicatriza más fácilmente, en la que los bordes
de la herida se encuentran próximos y por lo tanto no aparece tejido de granulación para
rellenar la misma. Ésta ocurre cuando se sutura o cuando los bordes de la herida quedan en
aposición. La cicatrización por primera intención demorada es aquella que primero debemos
limpiar y tratar para que luego cicatrice por primera intención. Por otro lado la cicatrización por
segunda intención ocurre cuando existe importante pérdida de tejido, por lo que el organismo
cubre la misma con tejido de granulación.
A su vez, debe tomarse en cuenta el mecanismo de daño, el tiempo de producida la herida
(cuanto más vieja más tardará en cicatrizar), así como su extensión, y la evaluación general del
paciente (edad del paciente en particular, cuanto más viejo mayor tiempo de cicatrización) así
como la posibilidad de colaboración del propietario en cuanto a tiempo, manejo y dinero.
Lo primero que se debe realizar cuando se produce una herida es el control del sangrado,
evitando además un daño mayor y una mayor contaminación. Por otro lado también debemos
realizar un correcto manejo del dolor utilizando Fenilbutazona (cuidado con úlcera de
estómago), Flunixin de Meglumine o en último caso Dipirona; de ser necesario se realizará una
sedación del animal, ya sea porque la herida es muy importante o bien muy dolorosa, lo cual
permitirá mitigar el dolor así como trabajar más cómodamente y con mayor seguridad. Se
pueden utilizar drogas tales como Xilacina, y si queremos además proveer mayor analgesia
podemos combinarla con Butorfanol o Morfina.
Una vez realizadas estas primeras maniobras debemos realizar una primera limpieza con un
algodón embebido en suero fisiológico tapando todo tejido que haya quedado expuesto para
evitar que caigan pelos en la herida. Posteriormente procedemos a realizar una tricotomía,
cortando con tijera 1,5cm de pelo de alrededor de la herida.
Luego se realizará la Toilette de la herida, la cual consiste en el lavado con agua destilada, suero
o peróxido de hidrógeno con jeringa de 60cc con aguja de 18G (la cual brinda una presión ideal
para barrer los detritos) o una manguera, siempre en un ángulo de 45°. Luego se utilizarán
desinfectantes como la Povidona Iodada o la clorhexidina y, en caso de heridas muy
complicadas sobre todo por Pseudomonas se puede utilizar ácido Acético.
Una vez culminada la limpieza realizamos el desbridamiento quirúrgico de la herida, es decir la
eliminación de tejidos muertos en planos o en bloque. También existe la posibilidad de realizar
un desbridamiento químico o uno enzimático.
Otros elementos que pueden utilizarse son el azúcar o la miel, que atraen hacia sí los líquidos
previniendo el edema y aportando además energía que favorece el proceso de reparación.
El tratamiento medicamentoso consistirá en primer lugar en la administración del suero
antitetánico. Si el animal se encuentra vacunado se administrarán 1500 U.I como profiláctico, y
si no lo está se administrarán 1500 U.I y la vacuna. Se administrarán también antibióticos como
la Penicilina Procaínica por vía i/m o la Enrofloxacina por vía i/v y en casos muy complejos la
combinación de penicilina-strepto y Gentamicina.
Una vez culminadas todas las maniobras se procederá a realizar la sutura de la herida en los
casos que sea necesario o recomendable. Para este paso es necesario tener en cuenta la técnica
a utilizar, que puede ser continua o discontinua así como el material a utilizar, siendo de
preferencia los puntos separados y el material sintético monofilamento (nylon monofilamento).
Luego pueden realizarse además procedimientos especiales como ser injertos, ozonoterapia o
laserterapia.
Es de suma importancia la protección de la herida con algodón, gasas, pañales y vendajes
elásticos, los cuales deben controlarse periódicamente y cambiarse para evitar que se produzca
isquemia en el caso en que estén muy apretados o que se encuentren muy sucios. En algunos
casos puede ser necesaria la inmovilización mediante férulas o yeso.
Pueden existir diversos tipos de complicaciones de las heridas, clasificandose en mediatas e
inmediatas, así como en locales, regionales o generales (septicemia). A su vez también pueden
clasificarse las complicaciones en sépticas o asépticas.
Los abscesos (acúmulo de pus en cavidad neoformada) y flemones (acúmulo de pus que no está
en una cavidad circunscripta, sino difuso) constituyen complicaciones sépticas.
Debemos tener en cuenta que no todos los abscesos son sépticos ya que pueden producirse
por inyección de sustancias irritantes. Una diferencia importante entre abscesos y flemones es
que en los abscesos no hay repercusión general y en el flemón siempre hay fiebre, inapetencia
y decaimiento.
Las complicaciones asépticas se van a producir cuando hay pérdida de mucho tejido vivo.
A nivel de los vasos lo que puede ocurrir es una hemorragia, que es una complicación
inmediata; el grado máximo en cuanto a hemorragias es la exanguinación aguda (pérdida de un
volumen muy importante de sangre en poco tiempo).
En cuanto a los nervios, las complicaciones van a depender del nervio afectado.
En tendones y músculos una complicación posible será la disfunción del aparato locomotor. En
huesos y articulaciones serán esguinces (se distiende el ligamento pero vuelve a su lugar),
luxaciones (la pérdida de continencia articular es permanente) o fracturas (solución de
continuidad en el hueso producida de forma instantánea).