Historia del Comercio

El caso de Nagasaki es paradigmático cuando se habla de ciudades cuya estructura urbanística ha sido desarrollada para dar soluciones a los usos y necesidades de los habitantes de la misma: antes de la llegada de los jesuitas, a mediados del s.XVI, Nagasaki era un pequeño puerto pesquero bajo el dominio del señor feudal Omura Sumitada; sin embargo, con la fundación del puerto comercial en la bahía de Nagasaki -que supondría una puerta de entrada a Japón para los comerciantes portugueses-, junto con el establecimiento de una numerosa comunidad de cristianos en los territorios circundantes, la población de la ciudad creció rápidamente y, con ella, su superficie, cuyo urbanismo presenta una fusión de características japonesas y portuguesas, en aras de cubrir las necesidades de su heterogénea población.

Con el estallido de una serie de conflictos entre las autoridades japonesas y los portugueses, y en el contexto de la política de aislamiento arrancada por el shogunato en 1635, el gobierno Tokugawa ordenó la confinación de los comerciantes lusos de Nagasaki en una isla artificial, Dejima, cuyo proceso de construcción y organización interna responden claramente a cuestiones prácticas. En 1636, la isla sería terminada y los comerciantes portugueses confinados en ella, si bien su presencia en la misma sería efímera, pues en 1639 se hizo efectivo el edicto que proclamaba su expulsión, quedando Dejima deshabitada hasta 1641, cuando se establecieron allí los comerciantes holandeses trasladados desde Hirado, quedando la ciudad como único punto de contacto e intercambio entre Japón y Occidente.

En 1689 el urbanismo de la ciudad volvería a cambiar con el establecimiento de un área comercial destinada al alojamiento y actividades de los comerciantes chinos de la ciudad, conocida como Tōjinyashiki, a la que se anexaría posteriormente otra isla artificial.
Gracias a su desarrollo urbanístico, claramente orientado al comercio marítimo, primero con portugueses, y más tarde con holandeses y chinos, Nagasaki terminaría siendo un lugar de intercambio, no sólo comercial, sino también cultural pues, aunque los extranjeros tuvieran limitados sus movimientos dentro de la ciudad, los muros de sus respectivas áreas de confinamiento serían permeables, y nuevas influencias, cultura y avances científicos entrarían a Japón a través del contacto con los comerciantes foráneos.

El cacao ha sido, a lo largo de la historia, uno de los productos más estudiados
para entender las sociedades precolombinas establecidas en Mesoamérica.
Desde el conocimiento de los europeos de la planta de cacao en 1502, el
cacao se convertirá en uno de los productos más demandados por la
población novohispana desde el siglo XVI y que continuará creciendo durante
el siglo XVIII, justo en el que también irrumpe el gran mercado europeo y el
posterior libre comercio de finales de siglo. Tras la drástica disminución de la
producción cacaotera de Nueva España, Venezuela y Guayaquil iniciarán a
partir del siglo XVIII una disputa por asegurarse una posición en Nueva
España como grandes productores de cacao, en una época caracterizada por
el monopolio comercial concedido a la Real Compañía Guipuzcoana de
Caracas, las restricciones del comercio intercolonial y el contrabando que
aliviaba los problemas de dichas prohibiciones.

La modernización es una temática que ha preocupado en grados variables a la historiografía uruguaya. La transformación del país “pastoril y caudillesco” en uno de estructuras modernas y de sesgo capitalista, es un problema aún hoy – pese a la numerosa producción bibliográfica existente – difícil de resolver. Después de la Guerra Grande, con la llegada de extranjeros, fundando “estancias empresas” y colonias agrícolas, el agro uruguayo habría comenzado un proceso de modernización, que coadyuvó a la inserción del país en el mercado mundial. El influjo de las potencias europeas – sobre todo Gran Bretaña – habría llevado, en esta visión, a la modernización de las estructuras productivas nacionales, para adecuarlas a los requisitos internacionales. El latifundio tradicional, presente al noreste del Río Negro, al resultar todavía competitivo en el nuevo panorama económico, no se habría por eso transformado, dejando trunco el proceso de modernización rural en el país. Al sur y litoral, donde este proceso se dio más cumplidamente, las antiguas estructuras fueron en gran parte desplazadas, dando pie al desarrollo de la agricultura y a la aparición de una clase media agrícola-ganadera. En el departamento de Colonia – particularizando el enfoque – es donde se pueden visualizar mejor estos cambios. Desde 1852, el patriciado local, perdido su predominio económico, fue sustituido por estancieros  extranjeros y por una nueva clase comerciante (también conformada, en gran parte, por extranjeros). Esta clase comerciante, con fuertes vínculos con los agricultores, sería el grupo hegemónico a nivel departamental en las últimas décadas del siglo XIX. En Colonia, situación no presente en otras zonas del país, el capital comercial habría contribuido a la modernización rural, en base a créditos, tecnología y tierras. Rastrear el apogeo y declive de esta clase comerciante, dentro del proceso modernizador, será uno de los puntos principales de este trabajo. Comercio y agricultura estuvieron estrechamente ligados en el departamento, siendo su destino, sus potencialidades y debilidades, casi comunes. Un análisis desde la historia regional y/o local, por eso, será el que utilizaremos. Reduciendo la escala, empleando una lupa, podrán comprenderse mejor factores endógenos y exógenos que propiciaron la modernización en la zona. Un enfoque de este tipo, además, ayudará a vislumbrar el papel de los actores en este proceso, su rol como individuos, con decisiones e intereses particulares. Éstos, sin embargo, construyen y se insertan en redes. Un análisis particular también debe detectarlas. La reducción de escala no nos impedirá (como podría suponerse), el diálogo y el cotejo comparativo con escenarios mayores (nacionales, regionales y mundiales).

Este libro es la historia del almacén comercial denominado Las Fábricas de Francia, propiedad de empresarios franceses de la región de Barcelonnette, fue el más importante de su tipo en la ciudad de Guadalajara, donde todavía permanece hasta nuestros días.

RESUMEN Tanto en el área del Pacífico como en la del Índico, la moneda de plata española circuló ampliamente, siendo normalmente considerada como una mercancía, por su alto contenido en metal noble. Ello per-mitía mantener para el comercio un parámetro monetario para la comparación de las demás monedas, evitando con ello las fluctuaciones regionales y las diferencias entre sus apreciaciones. Con ello, tanto los comerciantes orientales como los occidentales obtenían seguridad en sus transacciones, y podemos considerar por ello a los pesos de ocho reales, conocidos en la Indias Orientales también como piastras, dólares o pardaos, como la divisa internacional de la época. ABSTRACT Circulation of Spanish silver coinage in the European Colonies of the Orient and the Pacific In both the Pacific and the Indian Ocean areas, Spanish silver coinage circulated widely, usually being considered as a commodity because of its high content of noble metal. This enabled a monetary parameter to be maintained for comparison with other currencies when trading, thereby avoiding regional fluctuations and the differences in their assessments. With this coinage, both Eastern and Western traders gained reassurance in their transactions, and therefore we can consider the piece of eight, also known in the East Indies as pardao, dollar or piastre, to be the international currency of this time.

El escudo de San Sebastián vino a ser un barco, un navío en alta mar con todas las velas desplegadas al viento del Océano. Hay símbolos que caracterizan una época. Para muchos donostiarras, ésta fue un viaje de pujanza, de crisis y de orientación hacia nuevos horizontes. A lo largo del periodo, San Sebastián consigue mantener y mejorar sus bases medievales, se afirma en la Provincia, y pronto se ve envuelta en guerras y fortificaciones. Pero es entonces cuando los horizontes se abren hacia nuevas construcciones políticas y hacia nuevos mundos, origen de transformaciones y de nuevas riquezas.

A través de las publicidad singular de un vendedor de sombreros en Puerto Rico en el vórtice de la Guerra Hispanoamericana (1898), examinamos la poco conocida emergente prensa comercial del Puerto Rico finisecular, la vida cotidiana en un San Juan asediado por buques de guerra estadounidenses, bombardeos y rumores, y las estrategias de los directores de periódicos de transmitir de forma oblicua y solapada el acontecer de la guerra y el gobierno, el el marco restrictivo de la censura de guerra. 

Pepe Cid es un personaje singular que demuestra el ingenio publicitario, la vida cotidiana de la ciudad capital y de su comercio al detal y la perspicaz prensa comercial de la época.  Todo esto en el contexto de un país en guerra, incierto en cuanto a sus lealtades y a su futuro; e impotente ante la inescapable proyección de una colonia a punto de cambiar de metrópolis.

This paper studies the artistic patronage developed by Felipe Massieu in La Palma Island, in the mid-eighteenth century. It checks how his religious ideology and his political and military influence, develops in some artistics commissions, as the sevillian sculptures occupying the first section of the Puntallana altarpiece. His network of business agents, in America and Cadiz (Juan Fragela, Pablo Capitanichi, JoseRetortillo), enables orders of luxury goods to Seville, Cadiz and other parts of Europe. In the case of Eucharistic devotion, we show the sponsorship of the El Salvador parish brotherhood sacramental´s silver front, making at La Laguna, by Antonio Villavicencio, the reform of the Corpus´ monstrance, and the attempt to acquire six silver lanterns for eucharistic processions, finally wouldn´t make, based on a design by the architect Diego Nicolás Eduardo.

En este trabajo se analizan  el comercio y los precios de las principales mercancías de consumo popular, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, durante el porfiriato. Publicado en Seminario de Estudios Regionales 2004, Tepatitlán, Centro Universitario de los Altos, Universidad de Guadalajara, 2005, pp. 143-165.

En la actualidad es difícil concebir a Tacna y Arica formando parte de una misma entidad territorial y compartiendo un pasado distinto al que generó la Guerra del Pacífico. Dicho conflicto trazó una frontera entre Chile y Perú que separó ambas ciudades, transformándolas en símbolos de nacionalismos antagónicos, desintegró un espacio que contaba con cualidades para el desarrollo económico y ha impedido percibir la historia de una región que ya no está a la vista de las representaciones cartográficas.
Este libro se adentra en el período en que Tacna y Arica no estaban divididas por una frontera, eran parte de la misma entidad administrativa, sus economías estaban integradas y eran gobernadas por la misma autoridad política. Se pregunta sobre la existencia de una élite regional, encargada de velar por el bienestar de la provincia y responsable de resguardar su cohesión en coyunturas de conflicto.
La búsqueda parte del supuesto de que dicha clase dirigente debía surgir de entre las personas dedicadas al comercio, por ser el sector más dinámico de la economía regional, más sensible a los efectos de las políticas públicas generales, y consciente de las oportunidades de desarrollo que ofrecía su condición geográfica. Esto es, que a partir de su ubicación en el centro del Pacífico sudamericano podía convertirse en el nexo comercial del altiplano y el sur peruano con la economía mundial.

El Llibre que explica lo que ha de ser un bon mercader (títol afegit a la coberta per una mà del segle XVII) és un volum manuscrit de contingut miscel·lani copiat per Domingo Pau, un notari no identificat de Mallorca, en la primera meitat del segle XVI. Ingressà a l'Arxiu del Regne de Mallorca, on ara es conserva (ms. DIV-37 B/2), amb un fons notarial adquirit de mans desconegudes per Francesc Sevillano Colom quan era director d'aquest centre (1966-1976).

En el departamento de Colonia, la clase comercial, ya desde la época colonial, parece haber sido el grupo hegemónico, superponiéndose incluso a los estancieros.
Su rol hegemónico, la protección dada por el estado –sobre todo después del Militarismo-, la prosperidad comercial debida al cabotaje y a la ampliación del mercado interno, hicieron que la clase comerciante se enriqueciera con relativa facilidad. Pese a estas ventajas, no se ocupó de cimentar su situación como grupo dominante, dejando las puertas abiertas para que capitalistas foráneos –de la región o el país- instalaran empresas industriales de enorme infraestructura.

El 26 de abril de 1860 fue firmado en Tetuán por el General Leopoldo O'Donnell, como plenipotenciario del Reino de España, y su contraparte Muley-el-Abbas, del Imperio del Marruecos, el Tratado de Paz y Amistad de Guad Ras que ponía fin a la bautizada como Guerra de África. Un mes después, las actas de capitulación de dicho tratado quedaban ratificadas por la Reina Isabel II, y el Sultán Sidi Mohammed.
Si bien el Tratado ya fue analizado en un artículo anterior, este artículo estudiará los antecedentes del comercio hispano-marroquí, su grado de importancia para el comercio español del s.XIX, con especial interés en el periodo unionista, y tratará de explicar las razones dichas variaciones.

Después de varias décadas del asentamiento de la cultura española en América se realizaron viajes trasatlánticos en busca de tesoros y recompensas por las conquistas de las Indias occidentales, entre las que se puede encontrar la riqueza de la fauna y flora. Así como algunas plantas fueron llevadas hacia la península, de la misma forma se trajeron otras, junto con sus derivados y materias procesadas, que hacían parte de la dieta fundamental de la cultura mediterránea. Una de ellas fue el vino.

La ciudad de México se convirtió en espacio de confluencia de la población procedente de otras entidades que acudía para ser partícipe de los festejos de la independencia. La publicidad durante aquellos festejos aprovechó la densidad de visitantes, además de participar en la construcción de perspectivas citadinas.

Como recoge Antonio Miguel Bernal en su obra " Remesas de Indias: De " Dinero político " al servicio del Imperio a indicador monetario " , España fue durante casi tres siglos ininterrumpidamente la mayor fábrica de moneda del mundo, por lo que a su entender no es de extrañar que para las economías europeas e internacionales de los siglos XVI al XVIII las remesas indianas, en cuanto a oferta monetaria, fuera uno de los temas más recurrentes en los esbozos teóricos y prácticos de economía política mercantilista de los coetáneos, y a partir de entonces, objeto de reflexión teórica económica desde la investigación histórica.

En el siglo XVII,  Ecija población cercana a Sevilla, en esos momentos cabecera de la Carrera de Indias, se convirtió en un importante lavadero que enviaba lanas tintadas al Mediterráneo. Esta actividad estuvo en manos de importantes comerciantes flamencos e involucro al comercio de América con los textiles de Europa.

El propósito del capítulo es presentar y recrear cómo operaba el contrabando, el decomiso de mercancías y las acusaciones en contra de los ciudadanos de Baja California que importaban mercaderías o transitaban en ambos lados de la línea internacional entre 1926 y 1936. Este proceso fue previo a que entrara en vigor la zona libre para el Territorio Norte de la Baja California y durante la operación de perímetros libre en la franja fronteriza con Estados Unidos. Se reconstruyen algunos estudios de caso, entre otros, la acusación del griego Hary Orfanos en contra del mexico-estadounidense Simón Valles y el de Antonio F. Sánchez Cota a quien decomisaron un automóvil y 65 cajas de ropa interior en 1931.

El incremento de la extracción de la nieve durante las Reformas Borbónicas estuvo enmarcado en las políticas extractivas de la Corona española sobre los territorios americanos. Sin embargo, lo que explicó la posibilidad de explotación masiva de la nieve fue que ésta se llevó a cabo durante una fase climática conocida como la Pequeña Edad del Hielo que duró desde el siglo XIV hasta mediados del XIX. Fue una época en que la nieve se extendía hacia zonas mucho más bajas en el volcán de las que se han conocido en los siglos XX y XXI, por lo que el acceso a las cotas de nieve en el siglo XVIII era más accesible. En ese sentido la narrativa de estas páginas forma parte de la llamada historia ambiental.

Una gran parte del comercio exterior, sobre todo en los siglos XII y XIII, estaba en manos de los comerciantes cristianos de las repúblicas italianas. Desde el siglo XI hasta el siglo XIV afluían a Ceuta tanto genoveses como pisanos, catalanes, marselleses, castellanos y portugueses, salvo en aquellos momentos esporádicos en los que sus respectivos países estaban en guerra con los ceutíes. Y digo expresamente ceutíes porque es posible que, estando en guerra con mariníes o nazaríes, Ceuta no dejase de ser una ciudad abierta al comercio cristiano. Tal parecen mostrarnos los itinerarios de peregrinos cristianos que se dirigían hacia Tierra Santa desde el siglo XII al XV, en los que evitan el paso por la zona peninsular almorávide o nazarí-señal inequívoca de hostilidad-, pero que en todos los casos confluyen en Ceuta como obligada y necesaria etapa de su viaje (Gozalbes Cravioto, C., 2001, pp. 211-219).

Este artículo ofrece una interpretación contextual de esculturas importadas a las Islas Canarias a finales de la época Moderna, coincidiendo con el ocaso de los talleres sevillanos de imaginería y su vínculo con propuestas de signo noeclásico. El análisis de algunas obras permite su catalogación  y atribución, al tiempo que desvelar la identidad de comitentes, intermediarios y artífices. Se propone la asdscripción de varias piezas a Benito de Hita y Castillo (1714-1784),  Cristóbal Ramos (1725-1799) y Blas Molner (1738-1812).

Después de varias décadas del asentamiento de la cultura española en América se realizaron
viajes trasatlánticos en busca de tesoros y recompensas por las conquistas de las Indias
occidentales, entre las que se puede encontrar la riqueza de la fauna y flora. Así como
algunas plantas fueron llevadas hacia la península, de la misma forma se trajeron otras,
junto con sus derivados y materias procesadas, que hacían parte de la dieta fundamental de
la cultura mediterránea. Una de ellas fue el vino.
Los numerosos relatos de viajes, las cartas de navegación y los diarios de abordo, nos
suministran una valiosa información para rastrear la procedencia de los productos de
embarque, pero sobre todo el comercio y destino de algunos; en especial, del vino. En esta
ponencia se tendrá en cuenta, en su orden, la producción; el transporte; el contrabando; y
las formas de introducción y comercialización al interior del territorio, todo esto visto a
partir de los reportes hechos en las aduanas a los caldos legales e ilegales que contribuyeron
a generar la expansión de la cultura del vino en la Nueva Granada para el período colonial.