El Teatro en La Edad Media para Primero de Secundaria

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TEATRO DURANTE LA
EDAD MEDIA

Fernando
Fernando
Rojas
Rojas
Fue éste un jurista que estudió en Salamanca; era natural de la Puebla de Montalbán, y se estableció
en Talavera de la Reina, donde desempeñó el cargo de Alcalde mayor varios años, y allí murió en 1541.
Estuvo casado con doña Leonor Alvarez de Montalbán. Se conserva el testamento así como la lista de los
libros que poseyó, y que fueron en gran número para la época. No fue judío ni conversó, como se creyó
alguna vez, sino hidalgo y cristiano viejo.

La
La
Celestina
Celestina
Los personajes básicos de la obra: Calisto, el joven enamorado, de graves conflictos interiores,
pusilánime y con criados que dirigen su vida; Melibea, muchacha a quien se le induce a amar, es víctima
de su pureza; Celestina, mujer cerca de setenta años corruptora y astuta, con su interés en el dinero;
Sempronio y Pármeno, criados de Calista pero también vinculados a Celestina.

La historia está repartida en XXI actos que tiene la obra, los que han sido agrupados, ciñéndose a la
estructura dramática, de la siguiente manera: situación inicial o presentación: Calisto se enamoro de
Milebea y ante la imposibilidad de ser correspondido, recurre a los servicios de Celestina, que ejerce el
oficio de alcahueta; conflicto o desarrollo (del acto II al XI). Celestina inicia su trabajo y logra ingresar en
casa del Pleberio, padre de Melibea, gana confianza y accede a Melibea, a quien va interesar en Calisto.
El trabajo es paciente hasta que Melibea termina confesando a Celestina. Su amor por Calisto. La vieja
comunica los resultados a Calisto y arregla el primer encuentro de los enamorados. Desenlace o
resolución (actos XII al XXI): primer y sucesivos encuentros de la pareja; Calisto al huir de la alcoba de
Melibea cae y muere. Melibea, al ver descubierta su relación con Calisto, se suicida. La obra concluye con
las lamentaciones de Pleberio, por la muerte de su hija.

Junto a esta trágica historia de amor, están otras historias que dilatan la obra, como la de Celestina
que concluye con su asesinato.
También las de Elicia y Areusa, compañeros de Sempronio y Pármeno. La obra está escrita en prosa
dialogada culta, con un lenguaje que tiende a uniformizar a los personajes que pertenecen a distintos
estratos sociales: aristocracia, servidumbre y aún el lumpen. Se ha discutido demasiado sobre el género
al que pertenece la obra. Se acepta que es impreciso, entre teatro y narrativa. Demasiado extensa para
obra dramática y, además, carente de indicaciones para su representación.
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Por su extensión es más bien una obra narrativa, que se estructura en base a una sucesión de
diálogos.
Se contrastan dos mundos: El de Calisto y Melibea, jóvenes, bellos, ricos y nobles, despreocupados, y
el del hampa con seres codiciosos, lisonjeros, malévolos y con un conocimiento de la vida y del corazón
humano que en Celestina es verdaderamente notable y no puede ser mayor. La tesis aparente del libro es
mostrar los peligros de que los mozos bien nacidos consulten sus asuntos íntimos con criados y gente de
baja condición.

ActoPrimero
Primero
PARMENO, CALIXTO, MELIBEA, SEMPRONIO,
Acto
PARMENO, CELESTINA, ELICIA, CRITO
CALIXTO, MELIBEA, SEMPRONIO,
CELESTINA, ELICIA, CRITO
ARGUMENTO DEL PRIMER ACTO DE ESTA COMEDIA
ARGUMENTO DEL PRIMER ACTO DE ESTA COMEDIA
Calixto.- En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.
Melibea.-
Calixto.- En ¿En
estoqué,veo,Calixto?
Melibea, la grandeza de Dios.
EntrandoEn
Calixto.- Calixto
dar en una a huerta en pos de de
tanun halcón hermosura
suyo, halló te
Entrando
Melibea.-Calixto ¿En qué, enpoder natura
una huerta
Calixto? en que
pos de un perfecta
halcón suyo, halló
allí a Melibea, ade cuyo amortanta
preso, cómenosle de hablar. De lay cual
allídotase
Calixto.- y hacer
a Melibea, Endedar mi
cuyo inmérito
amor
poder a preso, merced
natura cómenosle
que que
de tan verte
deperfecta
hablar.alcanzase
De la cualen te
hermosura tan
rigurosamente despedido,
convenientemente lugar, quefuemi para su casa
secreto dolor muy angustiado.
manifestarse HablóSin
pudiese.
rigurosamente
dotase y hacer despedido,
a mi inmérito fuetanta
paramerced
su casaque muy angustiado.
verte alcanzaseHablóy en tan
con un
duda criado suyo es
incomparable llamado
mayor Sempronio,
tal galardónel cual,
que después
el de muchas
servicio, sacrificio,
con un criado suyo llamado Sempronio, el cual,
convenientemente lugar, que mi secreto dolor manifestarse pudiese. después de muchas Sin
razones, y
devoción le obras
enderezó pías,a una
que vieja
por llamada
este Celestina
lugar alcanzar contengo
el negocio
yo a de
Dios
razones, le enderezó es
duda incomparable a una viejatal
mayor llamada
galardónCelestina
que el con el negocio
servicio, de
sacrificio,
su amo,nitenía
ofrecido, otro a otroniconsigo,
poder voluntad llamado
humana Crito,
puede alcumplir.
cual escondieron.
¿Quién
su amo, tenía
devoción y obras a otro
pías,consigo,
que porllamado
este lugarCrito,alcanzar
al cual tengo yo a Diosen
escondieron. vio
Entre
esta vidatanto
cuerpoque glorificado
Semproniode está negociando
ningún hombre, con
como Celestina,
ahora el Calixto
mío? Por
Entre
ofrecido, tanto que poder
ni otro Sempronio está negociando
ni voluntad humana puede con cumplir.
Celestina, Calixto
¿Quién vio en
está
cierto, razonando
los gloriosos con otro
santos, criado
que se suyo, por
deleitan nombre
en la Parmeno.
visión divina, El
no cual
gozan
está razonando
esta vida cuerpocon otro criado
glorificado suyo, por
de ningún nombre
hombre, como Parmeno.
ahora el El mío?
cual Por
másrazonamiento
que yo dura duraen
ahora hasta
elqueque llegan Sempronio
acatamiento tuyo.enMas, y¡oh
Celestina
triste!, a casa
que endeesto
razonamiento
cierto, los gloriosos hasta
santos, llegan
que Sempronio
se deleitan y Celestina
la visión a casa
divina, no degozan
Calixto. Parmeno
diferimos: que ellosfuepuramente
conocido de se Celestina,
glorifican lasin
cual mucho
temor de lecaer
dicede de tal
Calixto.
más queParmeno yo ahorafue enconocido de Celestina,
el acatamiento la cual
tuyo. Mas, ¡ohmucho
triste!,leque
diceendeesto
los hechos y conocimiento
bienaventuranza, y yo, mixto, de alegro
me su madre, con induciéndole
recelo del a amor
esquivo tormentoy
los hechos y conocimiento de su madre,
diferimos: que ellos puramente se glorifican sin temor de caer de induciéndole a amor y tal
concordia
que tu ausencia de Sempronio.
concordia
bienaventuranza, yme
de Sempronio. yo,ha de causar.
mixto, me alegro con recelo del esquivo tormento
que tu ausencia me ha de causar.
Melibea.- ¿Por grande premio tienes esto, Calixto?
Calixto.-¿Por
Melibea.- Téngalo
grande porpremio
tanto tienes
en verdad que, si Dios me diese en el
esto, Calixto?
cielo
Calixto.- Téngalo por tanto en verdad que, tanta
la silla sobre sus santos, no lo tendría por si Diosfelicidad.
me diese en el
Melibea.- Pues aun más galardón te daré yo, si
cielo la silla sobre sus santos, no lo tendría por tanta felicidad. perseveras.
Calixto.-Pues
Melibea.- ¡Oh aun
bienaventuradas
más galardón te orejas mías,
daré yo, que indignamente tan
si perseveras.
gran palabra habéis oído!
Calixto.- ¡Oh bienaventuradas orejas mías, que indignamente tan
gran Melibea.-
palabra habéis Mas oído!
desventuradas de que me acabes de oír. Porque la
paga será tan fiera cual merece tu
Melibea.- Mas desventuradas de loco
que atrevimiento.
me acabes de Y eloír.
intento
Porquede la
tus
paga será tan fiera cual merece tu loco atrevimiento. Y el intento de tusde
palabras, Calixto, ha sido de ingenio y de tal hombre como tú, haber
salir para
palabras, perderse
Calixto, ha en
sido la de
virtud de tal
ingenio mujer
y de tal como
hombre yo.como
¡Vetetú,de haber
ahí, torpe!
de
Que no puede mi paciencia tolerar que haya subido
salir para perderse en la virtud de tal mujer como yo. ¡Vete de ahí, torpe! (1) en corazón
humano
Que conmigo
no puede mi el ilícito amor
paciencia comunicar
tolerar su deleite.
que haya subido (1) en corazón
humano conmigo el ilícito amor comunicar susolamente
Calixto.- Iré como aquel contra quien deleite. la adversa fortuna
pone su estudio con odio cruel.
Calixto.- Iré como aquel contra quien solamente la adversa fortuna
pone Calixto.-
su estudio ¡Sempronio,
con odio cruel. Sempronio, Sempronio! ¿Dónde está este
maldito?
Calixto.- ¡Sempronio, Sempronio, Sempronio! ¿Dónde está este
Sempronio.- Aquí soy, señor, cuando de estos caballos.
maldito?
Calixto.- Pues,
Sempronio.- Aquí¿cómo sales de
soy, señor, la sala?
cuando de estos caballos.
Calixto.- Pues, ¿cómo sales de la sala?
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(1) Deslizarse ocultamente.
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Sempronio.- Abatióse el gerifalte y vínele a enderezar en el


alcándara.
Sempronio.- Abatióse el gerifalte y vínele a enderezar en el
Calixto.- ¡Así los diablos te ganen! ¡Así por infortunio arrebatado
alcándara.
perezcas o perpetuo
Calixto.- ¡Así losintolerable
diablos tetormento
ganen! ¡Así consigas, el cual en
por infortunio grado
arrebatado
incomparablemente
perezcas o perpetuo a la penosa ytormento
intolerable desastrada muerte,
consigas, que en
el cual espero,
grado
traspasa! ¡Anda, anda, malvado!
incomparablemente a la penosa Abre yla desastrada
cámara y endereza muerte,la quecama. espero,
Sempronio.-
traspasa! ¡Anda, Señor,
anda,luego hecho
malvado! es. la cámara y endereza la cama.
Abre
Calixto.-
Sempronio.- Señor, luego hecho la
Cierra la ventana y deja es.tiniebla acompañar al triste y al
desdichado la ceguedad. Mis pensamientos
Calixto.- Cierra la ventana y deja la tiniebla tristes acompañar
no son dignos de luz.
al triste y al
¡Oh
desdichado la ceguedad. Mis pensamientos tristes no son dignosviene!
bienaventurada muerte aquella que deseada a los afligidos de luz.
¡Oh!,
¡Oh si vinieseis ahora,
bienaventurada Hipócrates
muerte aquellay que Galeno,
deseada médicos,
a los ¿sentiríais mi
afligidos viene!
mal?
¡Oh!,¡Ohsi piedad
vinieseisde ahora,
silencio,Hipócrates
inspira en yel Galeno,
plebéricomédicos,
corazón ¿sentiríais
por que sinmi
esperanza
mal? ¡Oh de salud
piedad deno envíe inspira
silencio, el espíritu
en el perdido
plebérico con el desastreado
corazón por que sin
Píramo y de la desdichada Tisbe!.
esperanza de salud no envíe el espíritu perdido con el desastreado
Sempronio.-
Píramo ¿Qué cosa es?
y de la desdichada Tisbe!.
Calixto.-
Sempronio.- de
¡Vete ¿Qué ahí!cosa
No mees? hables; si no, quizá antes del tiempo de
mi rabiosa
Calixto.-muerte,
¡Vetemis de manos
ahí! Nocausarán
me hables; tu arrebatado
si no, quizá fin. antes del tiempo de
miSempronio.-
rabiosa muerte, Iré, pues solo quieres
mis manos causaránpadecer tu mal. fin.
tu arrebatado
Calixto.-
Sempronio.- ¡Ve con el pues
Iré, diablo!solo quieres padecer tu mal.
Sempronio.-
Calixto.- ¡VeNo concreo, según pienso, ir conmigo el que contigo queda.
el diablo!
¡Oh desventura!
Sempronio.- ¡OhNosúbito mal! ¿Cuál
creo, según fueirtan
pienso, contrario
conmigo el queacontecimiento,
contigo queda.
que así tan presto robó el alegría de este hombre y,
¡Oh desventura! ¡Oh súbito mal! ¿Cuál fue tan contrario acontecimiento, lo que peor es, junto
con
queella
asíeltan
seso? ¿Dejarle
presto robó el healegría
solo o entraré
de este allá?
hombre Si ley,dejo,
lo quematarse
peor es,ha;junto
si
entro
con allá,
ella elmatarme ha. Quédese,
seso? ¿Dejarle he solono me curo.allá?
o entraré MásSivale que muera
le dejo, matarse aquel
ha; si
a quien es enojosa
entro allá, matarme la vida, que no yo,
ha. Quédese, noque
me huelgo
curo. Más convaleella.que
Aunque
muera por ál
aquel
(2) no desease
a quien es enojosa vivir,la sino
vida, por
que ver
no yo,mi que
Elicia, me con
huelgo debería guardarpor
ella. Aunque de ál
peligros.
(2) no Pero,
deseasesi sevivir,
mata sino
sin otro
portestigo,
ver miyoElicia,
quedome obligado
deberíaa dar cuentade
guardar
depeligros.
su vida. Pero,
Quiero entrar. Mas, puesto que entre, no quiere
si se mata sin otro testigo, yo quedo obligado a dar cuenta consolación ni
consejo. Asaz es señal mortal no querer sanar. Con
de su vida. Quiero entrar. Mas, puesto que entre, no quiere consolación nitodo, quiérole dejar
unconsejo.
poco desbrave
Asaz es (3) señalmadure:
mortalque oído hesanar.
no querer decir Con
que todo,
es peligro abrir
quiérole o
dejar
apremiar
un pocolas postemas
desbrave (3) duras,
madure: porque
que oídomáshesedecir enconan.
que esEsté un poco.
peligro abrir o
Dejemos
apremiar llorar al que dolor
las postemas tiene.
duras, Que las
porque máslágrimas
se enconan. y suspiros
Esté unmucho
poco.
desenconan
Dejemos llorar el corazón
al que dolorido. Y aun,Que
dolor tiene. si delante me tiene,
las lágrimas más conmigo
y suspiros mucho
sedesenconan
encenderá. el Que el soldolorido.
corazón más arde donde
Y aun, puede reverberar.
si delante me tiene, más La vista,
conmigoa
quien objeto no se antepone, cansa. Y cuando aquél
se encenderá. Que el sol más arde donde puede reverberar. La vista, a es cerca, agúzase.
Por eso objeto
quien quiérome no sufrir un poco.cansa.
se antepone, Si entretanto
Y cuando seaquél
matare, muera.agúzase.
es cerca, Quizá
con
Poralgo
esome quedarésufrir
quiérome que otro no lo sabe,
un poco. con que se
Si entretanto mude el pelo
matare, malo.Quizá
muera.
con algo me quedaré que otro no lo sabe, con que mude el pelo malo.

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(2) Por otra cosa.
(3) Desbrave, se desahogue.
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Aunque malo es esperar salud en muerte ajena. Y quizá me engañe el


Aunque
diablo. malo
Y si es esperar
muere, matarme salud
hanen muerte
e irán alláajena.
la soga Yyquizá me engañe
el calderón. el
Por otra
diablo. Y si muere, matarme han e irán allá la soga y el calderón.
parte, dicen los sabios que es grande descanso a los afligidos tener con Por otra
parte,
quiendicen los sabios
puedan que llorar
sus cuitas es grande
y quedescanso a los afligidos
la llaga interior tener con
más empecé. Pues
quien puedan
en estos sus cuitas
extremos, llorar
en que y que
estoy la llaga
perplejo lo interior
más sano más esempecé. Pues
entrar y sufrirle
enyestos extremos,
consolarle. Porqueen que estoy es
si posible perplejo
sanar losinmás
artesano es entrar
ni aparejo, másy sufrirle
ligero es
y consolarle. Porque si posible
guarecer por arte y por cura. es sanar sin arte ni aparejo, más ligero es
guarecer por arte y por
Calixto.- ¡Sempronio! cura.
Calixto.- ¡Sempronio!
Sempronio.- ¡Señor!
Sempronio.-
Calixto.- Dame ¡Señor!
acá el laúd.
Calixto.- Dame Señor,
Sempronio.- acá el laúd.
veste aquí.
Sempronio.-
Calixto.- Señor, veste aquí.
Calixto.- ¿Cuál dolor puede ser tal
¿Cuál
que dolor puede
se iguale consermital
mal?
que se iguale con mi mal?
Sempronio.- Destemplado está ese laúd.
Sempronio.- Destemplado
Calixto.- ¿Cómo templaráestá ese laúd.
el destemplado? ¿Cómo sentirá el armonía
aquel que consigo está tan discorde? ¿Aquel¿Cómo
Calixto.- ¿Cómo templará el destemplado? sentirá
en quien el armonía
la voluntad a la
aquel que
razón no consigo
obedece?está tan discorde?
¿Quién tiene dentro¿Aquel en quien
del pecho la voluntad
aguijones, a la
paz, guerra,
razón no obedece?
tregua, ¿Quién tiene
amor, enemistad, dentro del
injurias, pecho aguijones,
pecados, sospechas,paz, guerra,
todo a una
tregua, amor, enemistad, injurias, pecados, sospechas,
causa? Pero tañe y canta la más triste canción que sepas. todo a una
causa? Pero tañe y canta la más triste canción que sepas.
Sempronio.-
Sempronio.- Mira Nero de Tarpeya
Mira Nero de
a Roma Tarpeya
cómo se ardía:
a Roma
gritos cómo se ardía:
dan niños y viejos
gritos
y él dan niñossey dolía.
de nada viejos
y él de nada se dolía.
Calixto.- Mayor es mi fuego y menor la piedad de quien ahora digo.
Calixto.- Mayor No
Sempronio.- es mi
mefuego
engañóy menor
yo, quelaloco
piedad
estádeeste
quien
mi ahora
amo. digo.
Sempronio.- No me engañó yo, que loco
Calixto.- ¿Qué estás murmurando, Sempronio?está este mi amo.
Calixto.- ¿Qué estás
Sempronio.- murmurando,
No digo nada. Sempronio?
Sempronio.- No digo nada.
Sempronio.- Di lo que dices, no temas.
Sempronio.-
Sempronio.- Di lo que dices,
Digo no temas.
que cómo puede ser mayor el fuego que
atormenta un vivo que el que quemó talser
Sempronio.- Digo que cómo puede mayor
ciudad el fuego
y tanta quede
multitud
atormenta
gente. un vivo que el que quemó tal ciudad y tanta multitud de
gente.
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Calixto.- ¿Cómo? Yo te lo diré. Mayor es la llama que dura ochenta


años que la que en un día pasa, y mayor la que mata un ánima de la
Calixto.- ¿Cómo? Yo te lo diré. Mayor es la llama que dura ochenta
que] quema cien mil cuerpos. Como de la apariencia a la existencia,
años que la que en un día pasa, y mayor la que mata un ánima de la
como de lo vivo a lo pintado, como de la sombra a lo real, tanta
que] quema cien mil cuerpos. Como de la apariencia a la existencia,
diferencia hay del fuego que dices al que me quema. Por cierto, si el del
como de lo vivo a lo pintado, como de la sombra a lo real, tanta
purgatorio es tal, más querría que mi espíritu fuese con los de los brutos
diferencia hay del fuego que dices al que me quema. Por cierto, si el del
animales, que por medio de aquél ir a la gloria de los santos.
purgatorio es tal, más querría que mi espíritu fuese con los de los brutos
Sempronio.- ¡Algo es lo que digo! ¡A más ha de ir este hecho! No
animales, que por medio de aquél ir a la gloria de los santos.
basta loco, sino hereje.
Sempronio.- ¡Algo es lo que digo! ¡A más ha de ir este hecho! No
Calixto.- ¿No te digo que hables alto cuando hablares? ¿Qué dices?
basta loco, sino hereje.
Sempronio.- Digo que nunca Dios quiera tal; que es especie de
Calixto.- ¿No te digo que hables alto cuando hablares? ¿Qué dices?
herejía lo que ahora dijiste.
Sempronio.- Digo que nunca Dios quiera tal; que es especie de
Calixto.- ¿Por qué?
herejía lo que ahora dijiste.
Sempronio.- Porque lo que dices contradice la cristiana religión.
Calixto.- ¿Por qué?
Calixto.- ¿Qué a mí?
Sempronio.- Porque lo que dices contradice la cristiana religión.
Sempronio.- ¿Tú no eres cristiano?
Calixto.- ¿Qué a mí?
Calixto.- ¿Yo? Melibea soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a
Sempronio.- ¿Tú no eres cristiano?
Melibea amo.
Calixto.- ¿Yo? Melibea soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a
Sempronio.- Tú te lo dirás. Como Melibea es grande, no cabe en el
Melibea amo.
corazón de mi amo, que por la boca le sale a borbollones. No es más
Sempronio.- Tú te lo dirás. Como Melibea es grande, no cabe en el
menester. Bien sé de qué pie cojeas. Yo te sanaré.
corazón de mi amo, que por la boca le sale a borbollones. No es más
Calixto.- Increíble cosa prometes.
menester. Bien sé de qué pie cojeas. Yo te sanaré.
Sempronio.- Antes fácil. Que el comienzo de la salud es conocer
Calixto.- Increíble cosa prometes.
hombre la dolencia del enfermo.
Sempronio.- Antes fácil. Que el comienzo de la salud es conocer
Calixto.- ¿Cuál consejo puede regir lo que en sí no tiene orden ni
hombre la dolencia del enfermo.
consejo?
Calixto.- ¿Cuál consejo puede regir lo que en sí no tiene orden ni
consejo?
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Tarea
Domiciliaria

I. Contesta:

1. ¿A quién se le considera una Celestina?


2. ¿Cuántas obras escribió Fernando Rojas?
3. ¿Dónde se desarrollan los hechos?

II. Completa:

1. Fernando Rojas escribió _________________________________.


2. Estudió en ___________________________________________.
3. Tuvo el cargo político de _________________________________.
4. Se casó con Doña ______________________________________.

III. Contesta V o F:

V F

1. La Celestina tiene cien años ( ) ( )


2. Calisto se enamora de Melibea ( ) ( )
3. Acusan a la Celestina de Hurto ( ) ( )
4. Melibea se suicida ( ) ( )

IV. Realiza:

Un resumen de la Celestina.

V. Responda la siguiente pregunta:

¿Cree usted que aún exista personas como la Celestina, porqué?


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En el pasadizo nebuloso
cuál mágico sueño de Estambul,
su perfil presenta destelloso
la niña de la lámpara azul.

Ágil y risueña se insinúa


y su llama seductora brilla,
tiembla en su cabello la garúa
de la playa de la maravilla.

Con voz infantil y melodiosa


con fresco aroma de abedul,
habla de una vida milagrosa
la niña de la lámpara azul.

Con cálidos ojos de dulzura


y besos de amor matutino,
me ofrece la bella criatura
un mágico y celeste camino.

De encantación en un derroche,
hiende leda, vaporoso tul;
y me guía a través de la noche
la niña de la lámpara azul.

Autor: José María


Eguren
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Me moriré en París con aguacero


un día del cual tengo ya el recuerdo
Me moriré en París – y no me corro-
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves que proso


estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban


todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos


los días jueves y los huesos húmeros
la soledad, la lluvia, los caminos…

César
Vallejo
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Su luna de miel fue un largo escalofrió. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de
su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a
veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle,
echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él,
por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Durante tres meses -se habían casado en abril- vivieron una dicha especial. Sin
duda hubiera ella deseado menos severidad en ese rígido cielo de amor, más expansiva
e incauta ternura; pero el impasible semblante de su marido la contenía siempre.
La casa en que vivían influía no poco en sus estremecimientos. La blancura del
patio silencioso -frisos, columnas y estatuas de mármol- producía una otoñal impresión
de palacio encantado. Dentro, el brillo glacial del estuco, sin el más leve rasguño en las
altas paredes, afirmaba aquella sensación de desapacible frió. Al cruzar de una pieza a
otra, los pasos hallaban eco en toda la casa, como si un largo abandono hubiera
sensibilizado su resonancia.
En ese extraño nido de amor, Alicia pasó todo el otoño. No obstante, había
concluido por echar un velo sobre sus antiguos sueños, y aun vivía dormida en la casa
hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido.
No es raro que adelgazara. Tuvo un ligero ataque de influenza que se arrastró
insidiosamente días y días; Alicia no se reponía nunca. Al fin una tarde pudo salir al
jardín apoyada en el brazo de su marido. Miraba indiferente a uno y otro lado. De pronto
Jordán, con honda ternura, le pasó muy lento la mano por la cabeza, y Alicia rompió en
seguida en sollozos, echándole los brazos al cuello. Lloró largamente todo su espanto
callado, redoblando el llanto a la menor tentativa de caricia. Luego los sollozos fueron
retardándose, y aún quedó largo rato escondida en su cuello, sin moverse ni pronunciar
una palabra.
Fue ése el último día que Alicia estuvo levantada. Al día siguiente amaneció
desvanecida. El médico de Jordán la examinó con suma atención, ordenándole cama y
descanso absolutos.
-No sé- le dijo a Jordán en la puerta de calle con la voz todavía baja-. Tiene una gran
debilidad que no me explico. Y sin vómitos, nada… Si mañana se despierta como hoy,
llámeme en seguida.
Al otro día Alicia amanecía peor. Hubo consulta. Constatóse una anemia de marcha
agudísima, completamente inexplicable. Alicia no tuvo más desmayos, pero se iba
visiblemente a la muerte. Todo el día el dormitorio estaba con luces prendidas y en
pleno silencio. Pasábanse horas sin que se oyera el menor ruido. Alicia dormitaba. Jordán
vivía casi en la sala, también con toda la luz encendida. Paseábase sin cesar de un
extremo a otro, con incansable obstinación. La alfombra ahogaba sus pasos. A ratos
entraba en el dormitorio y proseguía su mudo vaivén a lo largo de la cama,
deteniéndose un instante en cada extremo a mirar a su mujer.
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Pronto Alicia comenzó a tener alucinaciones, confusas y flotantes al principio, y que


descendieron luego a ras del suelo. La joven, con los ojos desmesuradamente abiertos,
no hacia sino mirar la alfombra a uno y otro lado del respaldo de la cama. Una noche se
quedó de repente mirando fijamente. Al rato abrió la boca para gritar, y sus narices y
labios se perlaron de sudor.
-¡Jordán! ¡Jordán! –clamó, rígida de espanto, sin dejar de mirar la alfombra.
Jordán corrió al dormitorio, y al verlo aparecer Alicia lanzó un alarido de horror.
-¡Soy yo, Alicia soy yo!
Alicia lo miro con extravío, miró la alfombra, volvió a mirarlo, y después de largo
rato de estupefacta confrontación, se serenó. Sonrió y tomó entre las suyas la mano de
su marido, acariciándola por media hora, temblando.
Entre sus alucinaciones más porfiadas, hubo un antropoide apoyado en la alfombra
sobre los dedos, que tenía fijos en ella sus ojos.
Los médicos volvieron inútilmente. Había allí delante de ellos una vida que se
acababa, desangrándose día a día, hora a hora, sin saber absolutamente cómo. En la
última consulta Alicia yacía en estupor, mientras ellos la pulsaban, pasándose de uno a
otro la muñeca inerte. La observaron largo rato en silencio, y siguieron al comedor.
-Pst... -se encogió de hombros, desalentado, su médico-. Es un caso serio... Poco
hay que hacer...
-¡Sólo eso me faltaba! -resopló Jordán. Y tamborileó bruscamente sobre la mesa.
Alicia fue extinguiéndose en subdelirio de anemia, agravado de tarde, pero que
remitía siempre en las primeras horas. Durante el día no avanzaba su enfermedad, pero
cada mañana amanecía lívida, en síncope casi. Parecía que únicamente de noche se le
fuera la vida en nuevas oleadas de sangre. Tenía siempre al despertar la sensación de
estar desplomada en la cama con un millón de kilos encima. Desde el tercer día este
hundimiento no la abandonó más. Apenas podía mover la cabeza. No quiso que le
tocaran la cama, ni aun que le arreglaran el almohadón. Sus terrores crepusculares
avanzaban ahora en forma de monstruos que se arrastraban hasta la cama y trepaban
dificultosamente por la colcha.
Perdió luego el conocimiento. Los dos días finales deliró sin cesar a media voz. Las
luces continuaban fúnebremente encendidas en el dormitorio y la sala. En el silencio
agónico de la casa, no se oía más que el delirio monótono que salía de la cama, y el
sordo retumbo de los eternos pasos de Jordán.
Alicia murió, por fin. La sirvienta, cuando entró después a deshacer la cama, sola
ya, miró un rato extrañada el almohadón.
-¡Señor! -llamó a Jordán en voz baja-. En el almohadón hay manchas que parecen
de sangre.
Jordán se acercó rápidamente y se dobló sobre aquél. Efectivamente, sobre la
funda, a ambos lados del hueco que había dejado la cabeza de Alicia, se veían
manchitas oscuras.
-Parecen picaduras -murmuró la sirvienta después de un rato de inmóvil
observación.
-Levántelo a la luz -le dijo Jordán.

La sirvienta lo levantó, pero en seguida la dejó caer y se quedó mirando a aquél,


lívida y temblando. Sin saber por qué, Jordán sintió que los cabellos se le erizaban.
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-¿Qué hay? -murmuró con la voz ronca.


-Pesa mucho -articuló la sirvienta, sin dejar de temblar.
Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del
comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la
sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas
a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas,
había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que
apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente
su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La
picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón sin duda había
impedido al principio su desarrollo; pero desde que la joven no pudo moverse, la succión
fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en
ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles
particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.

Autor:Horacio Quiroga

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