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Capitulo Lvii

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CAPITULO LVII

LA EJECUCION FORZADA

1. CONCEPTO DE EJECUCION FORZADA


La ejecución forzosa, forzada o procesal (denominada también vía de
apremio) es definida por Ovalle Favela como “el conjunto de actos procesales
que tienen por objeto la realización coactiva de la sentencia de condena, cuando
la parte vencida no la haya cumplido voluntariamente” (OVALLE FAVELA,
1980: 227).
Según Luis Rodríguez, “... la ejecución forzada consiste (...) en conseguir
que un derecho cierto pueda ser satisfecho y, para ello, cabe la posibilidad de
la coerción, es decir, constreñir la voluntad del obligado” (RODRIGUEZ, 1984,
Tomo I: 44).
Liebman dice de la ejecución forzada lo siguiente: “... Es aquella actividad
con la cual los órganos judiciales tratan de poner en existencia coactivamente
un resultado práctico equivalente a aquel que habría debido producir otro suje-
to, en cumplimiento de una obligación jurídica. Es, pues, el medio por el cual
el orden jurídico reacciona ante una forma particular de ilícito, consistente en
la transgresión de una regla jurídica concreta, de la cual surge la obligación de
un determinado comportamiento de un sujeto a favor de otro sujeto. En otros
términos, es la actuación de la sanción establecida por la ley para el tipo de ilí-
cito ahora descrito (ilícito civil), con la consecuencia de restablecer el imperio
de la ley y de reintegrar correlativamente, mediante la satisfacción coactiva, el
patrimonio del titular del derecho subjetivo que había sufrido la lesión” (LIE-
BMAN, 1980: 150).
Prieto-Castro y Ferrándiz pone de relieve que “... el alcance de la ejecución
forzosa es distinto, según verse sobre actos u omisiones (obligaciones de dar,
hacer y no hacer) o sobre pago de cantidad en metálico. En el primer caso, la
ejecución o apremio consiste en lograr (específicamente) la entrega de la cosa
u objeto al acreedor o en conseguir el acto o la omisión que dependa del deudor;

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pero en el segundo, la ejecución tiende a proporcionar al ejecutante el dinero


que ha de satisfacer su derecho, y para esto se requieren los actos ejecutivos que
sean necesarios, a fin de obtener (por regla general) el dinero metálico o bienes
cuyo precio proporcione lo suficiente para tal finalidad o para sustituir a la
ejecución que no pueda llevarse a cabo en forma específica (ejecución por
subrogación real)” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2:
172).
La ejecución forzada se encuentra regulada en el Capítulo V (“Ejecución
for- zada”) del Título V (“Proceso único de ejecución”) de la Sección Quinta
(“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil, en los arts. 725 al 748.

2. FORMAS DE EJECUCION FORZADA


De conformidad con lo dispuesto en el artículo 725 del Código Procesal
Civil, la ejecución forzada de los bienes afectados se realiza en las siguientes
formas:
1. Remate; y
2. Adjudicación.
El remate se halla normado en el Sub-Capítulo 2° (“Remate”) del Capítulo
V (“Ejecución forzada”) del Título V (“Proceso único de ejecución”) de la
Sección Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil, en los arts.
728 al 743.
La adjudicación se encuentra regulada en el Sub-Capítulo 3°
(“Adjudicación”) del Capítulo V (“Ejecución forzada”) del Título V (“Proceso
único de ejecución”) de la Sección Quinta (“Procesos contenciosos”) del
Código Procesal Civil, en los arts. 744 y 745.

2.1 La tasación
La tasación es la operación ordenada por la autoridad competente -o
efectuada en forma convencional- cuya finalidad es determinar el valor de
bienes muebles (que no sean dinero, claro está) o inmuebles.
La tasación, estrictamente hablando, representa la valorización que se
practica sobre los bienes que serán rematados en fecha próxima. A través de
este proce- dimiento el perito tasador examina el bien y dictamina sobre sus
cualidades y caracteres en un determinado momento, a efecto de establecer su
justiprecio dentro del plazo determinado por el Juez. La tasación representa
prácticamente el paso previo a la ejecución forzosa que recaerá sobre los bienes
pertenecientes al sujeto pasivo de la obligación. No habrá remate mientras no se
tase el bien, puesto que no será posible su venta en pública subasta si se
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desconoce el precio base sobre el cual deben girar las posturas.

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La satisfacción de una deuda pendiente de pago, fundada en la posibilidad


de ejecutar forzosamente los bienes del obligado, no sería posible si no se deter-
mina el valor del bien que asegura el crédito impago. He ahí su razón de ser. La
valorización excesiva que pueda pretender el obligado respecto de su bien o la
estimación minúscula por parte del acreedor hacen necesario un procedimiento
especial en el cual los técnicos en valorización, es decir, los peritos
profesionales especializados en la materia, garantizan una apreciación
equilibrada y objetiva, fijando el verdadero valor del bien del que derivará su
precio base (dos terceras partes de la tasación), indispensable para la diligencia
del remate.
Una vez firme la resolución judicial que ordena llevar adelante la ejecución,
el Juez dispondrá la tasación de los bienes a ser rematados (art. 728 -primer pá-
rrafo- del C.P.C.).
El auto que ordena la tasación contiene (según el art. 728 del C.P.C.): 1. el
nombramiento de dos peritos; y 2. el plazo dentro del cual, luego de su
aceptación, deben presentar su dictamen, bajo apercibimiento de subrogación y
multa, la que no será mayor de cuatro Unidades de Referencia Procesal.
Conforme lo dispone el artículo 729 -primer párrafo- del Código Procesal
Civil, no es necesaria la tasación si las partes han convenido el valor del bien o
su valor especial para el caso de ejecución forzada. Sin embargo, el Juez puede,
de oficio o a petición de parte, ordenar la tasación si considera que el valor
convenido está desactualizado. Su decisión es inimpugnable.
El indicado Código adjetivo prescribe, en el último párrafo del artículo 729,
que tampoco es necesaria la tasación cuando el bien afectado es dinero o tiene
cotización en el mercado de valores o equivalente. En este último caso, el Juez
nombrará a un agente de bolsa o corredor de valores para que los venda.
La tasación será puesta en conocimiento de los interesados por tres días,
pla- zo en el que pueden formular observaciones. Vencido el plazo, el Juez
aprueba o desaprueba la tasación. Si la desaprueba, ordenará se realice
nuevamente, optando entre los mismos peritos u otros. El acto que desaprueba
la tasación es inimpug- nable (art. 730 del C.P.C.).

2.2 El remate o subasta o venta forzada

2.2.1 Definición
Azula Camacho anota sobre el particular lo siguiente: “Rematar, en su
acepción corriente, es llevar a cabo o concluir algo. Desde el punto de vista del
derecho procesal mira tanto la adjudicación que se hace a una persona como la
licitación
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o subasta propiamente dicha, vale decir, la diligencia en que se atienden las pos-
turas. (...) Por nuestra parte, (...) podemos concebirlo como la venta forzada que
el funcionario judicial o administrativo, sustituyendo la voluntad del
propietario, hace de un bien mueble o inmueble a quien formula la mejor oferta
o postura” (AZULA CAMACHO, 1994, Tomo IV: 215).
Para Ovalle Favela, “el remate es una forma de enajenación de bienes que
implica la oferta pública de tales bienes y su enajenación a la persona (postor)
que en el acto del remate ofrezca el mejor precio (mejor postura) por el bien
objeto del remate...” (OVALLE FAVELA, 1980: 242).
Enrique Falcón refiere que “... subasta viene de ofrecimiento en la venta
pú- blica de bienes al mejor postor hecho por mandato judicial...” (FALCON,
1978: 418). La subasta constituye -agrega dicho autor- “... un acto judicial que
tiene por fin la transferencia de bienes del deudor ejecutado, para satisfacer a un
acreedor ejecutante conforme a la sentencia que ha acogido una obligación”
(FALCON, 1978: 419).
Lino Palacio concibe a la subasta como “... el acto procesal mediante el
cual se enajenan, por un auxiliar del juez que actúa en representación de éste, el
bien
o bienes embargados, con el objeto de satisfacer, con su producido, el importe
del crédito que dio origen a la ejecución” (PALACIO, 1994, Tomo VII: 562).
Ramos Méndez apunta que “... el esquema al que responde este
procedimiento de realización (venta en pública subasta) es el siguiente: valorar
los elementos pa- trimoniales embargados, ofrecerlos a la venta en pública
licitación con el propósito de realizar su mayor valor económico posible y pagar
al ejecutante con la suma recaudada” (RAMOS MENDEZ, 1992, Tomo II:
1083).
Azula Camacho pone de manifiesto sobre el remate lo siguiente:
“La subasta o remate, particularmente la oferta que se hace en el curso
de la licitación o diligencia propiamente, tiene unas características
propias, que pueden concretarse a las siguientes:
A) Es pública. La razón estriba en que la diligencia se cumple
mediante una audiencia, en la cual participan tanto el juez como el
secretario y, desde luego, los postores interesados en la
adjudicación, cuyas ofertas deben formular verbalmente en el
curso de la diligencia.
B) Es ascendente. El remate parte de una base o mínimo y de ahí en
adelante se atienden todas las ofertas que se hagan, sin condición
alguna. Esto significa que no hay límite o monto previo entre una
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oferta y la siguiente, basta que sea superior.

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LA EJECUCION FORZADA

C) Es abierta. Quiere decir que en el remate puede participar


cualquier persona, con la sola exigencia de que cumpla los
requisitos que al respecto le exige la ley, como es el depósito
previo de una determi- nada cantidad.
D) Es múltiple. Se refiere a que cada postor puede efectuar varias
ofertas, con la sola condición de mejorar la de quien le precede. Se
opone a la exclusiva, en la cual cada postor sólo hace una oferta.
E) Es simple. La oferta se concreta a la cantidad que el postor ofrece
por el bien, lo cual implica, si se le adjudica, que debe consignar el
saldo en el término al efecto señalado por la norma, sin que pueda
o tenga opción de someterlo a condición alguna” (AZULA
CAMACHO, 1994, Tomo IV: 215-216).
El remate se encuentra regulado en el Sub-Capítulo 2° (“Remate”) del Ca-
pítulo V (“Ejecución forzada”) del Título V (“Proceso único de ejecución”) de
la Sección Quinta (“Procesos contenciosos”) del Código Procesal Civil, en los
arts. 728 al 743.

2.2.2 Convocatoria
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 731 -primer párrafo- del
Código Procesal Civil, aprobada la tasación o siendo innecesaria ésta, el Juez
convocará a remate nombrando al Martillero que lo llevará a cabo.

2.2.3 Remate o subasta a cargo del Juez


No obstante disponer el art. 731 -parte pertinente - del C.P.C. que el remate
o subasta de muebles e inmuebles se efectúa por medio del remate judicial elec-
trónico (REM@JU) si no existe oposición de ninguna de las partes o de terceros
legitimados de ser el caso, conforme con la ley de la materia (Ley Nro. 30229),
y que en los demás casos el remate público es realizado por martillero público
hábil, es de destacar que dicho precepto legal, en su último párrafo, establece
que, excepcionalmente y a falta de Martillero Público hábil en la localidad
donde se convoque la subasta (remate), el Juez puede efectuar la subasta
(remate) de inmueble o mueble fijando el lugar de su realización, y, es más, si el
mueble se encontrara fuera de su competencia territorial, el Juez puede
comisionar al del lugar para tal efecto.

2.2.4 Remate o subasta a cargo de martillero público


Como se indicara anteriormente, y conforme se desprende del texto del
artículo 731 del Código Procesal Civil, el remate o subasta, tanto de bienes
muebles como

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de bienes inmuebles, si no se efectúa por medio del remate judicial electrónico


(procedimiento aplicable en caso de no haber oposición entre los interesados),
correrá a cargo del martillero público hábil correspondiente.
El martillero público es un órgano de auxilio judicial (art. 55 del C.P.C.)
que realiza una función de intermediario, facilitando la enajenación de bienes al
rela- cionar directamente a compradores y vendedores, ofertando públicamente
dichos bienes con el fin de conseguir el mayor precio de los mismos mediante
las diversas posturas que se hagan.
El artículo 2 de la Ley Nro. 27728 (“Ley del Martillero Público”, del 23-
05- 2002, cuyo Reglamento lo constituye el Decreto Supremo Nro. 008-2005-
JUS, del 22-07-2005) define al martillero público como la persona natural
debidamente inscrita y con registro vigente, autorizada para llevar a cabo ventas
en remate o subasta pública, en la forma y condiciones que establece la referida
Ley o las leyes específicas del Sector Público.
Es de destacar que, con arreglo a lo previsto en la Primera Disposición
Com- plementaria del Decreto Supremo Nro. 008-2005-JUS, el procedimiento
de remate regulado en la Ley Nro. 27728 y en dicho Decreto Supremo será de
aplicación a todo remate privado o particular. En el caso de remates judiciales,
será de aplicación supletoria a lo establecido en el Código Procesal Civil en lo
no previsto, y en el caso de remates administrativos será de aplicación en tanto
no exista normatividad especial al respecto.

2.2.5 Publicidad del remate o subasta


Como bien señala Prieto-Castro y Ferrándiz, “el anuncio de la subasta per-
sigue no sólo la obtención del mayor precio por la concurrencia de los postores
interesados, sino también que sirva de llamada a los terceros a quienes pueda
perjudicar la ejecución, a los acreedores singularmente privilegiados, para su
pago preferente, y a los que tengan un derecho de prioridad, para que lo
ejerciten...” (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 195-196).
El Código Procesal Civil regula lo relativo a la publicidad del remate en los
artículos 733 y 734, los mismos que citamos seguidamente:
“Artículo 733°.- Publicidad
La convocatoria se anuncia en el diario encargado de la publicación de
los avisos judiciales del lugar del remate, por tres días tratándose de
muebles y seis si son inmuebles. Esto se efectuará a través de un
mandato del Juez que comunicará mediante notificación electrónica a
dicho diario para

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la publicación respectiva o excepcionalmente por cualquier otro medio


fehaciente que deje constancia de su decisión.
Si los bienes se encuentran fuera de la competencia territorial del Juez
de la ejecución, la publicación se hará, además, en el diario encargado
de la publicación de los avisos judiciales de la localidad donde estos se
encuentren. A falta de diario, la convocatoria se publicará a través de
cualquier otro medio de notificación edictal, por igual tiempo.
Además de la publicación del anuncio, deben colocarse avisos del
remate, tratándose de inmueble, en parte visible del mismo, así como
en el local del Juzgado, bajo responsabilidad del Secretario de juzgado.
La publicidad del remate no puede omitirse, aunque medie renuncia
del ejecutado, bajo sanción de nulidad”.
“Artículo 734°.- Contenido del aviso.- En los avisos de remate se
expresa:
1. Los nombres de las partes y terceros legitimados;
2. El bien a rematar y, de ser posible, su descripción y características;
3. Las afectaciones del bien;
4. El valor de tasación y el precio base;
5. El lugar, día y hora del remate;
6. El nombre del funcionario que efectuará el remate;
7. El porcentaje que debe depositarse para participar en el remate; y
8. El nombre del Juez y del Secretario de juzgado, y la firma de éste”.

2.2.6 Los postores y las posturas en el remate o subasta


“Los que toman parte en la subasta se llaman postores o licitadores;
licitación o postura es la oferta que hace el licitador...” (PRIETO-CASTRO Y
FERRANDIZ, 1983, Volumen 2: 194).
El Código Procesal Civil, en relación a los postores y las posturas en el
remate, establece lo siguiente:
- Sólo se admitirá como postor a quien antes del remate haya depositado,
en efectivo o cheque de gerencia girado a su nombre, una cantidad no
menor al diez por ciento del valor de tasación del bien o los bienes,
según

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

sea su interés. No está obligado a este depósito el ejecutante o el


tercero legitimado (art. 735 -primer párrafo- del C.P.C.).
- A los postores no beneficiados se les devolverá el íntegro de la suma
depositada al terminar el remate (art. 735 -parte final del primer
párrafo- del C.P.C.).
- El ejecutado no puede ser postor en el remate (art. 735 -in fine- del
C.P.C.).
- La base de la postura será el equivalente a las dos terceras partes del
valor de tasación, no admitiéndose oferta inferior (art. 736 -inc. 1)- del
C.P.C.).

2.2.7 Reglas comunes al remate


En el acto de remate se observarán las siguientes reglas:
1. La base de la postura será el equivalente a las dos terceras partes del
valor de tasación, no admitiéndose oferta inferior (art. 736 -inc. 1)- del
C.P.C.).
2. Cuando el remate comprenda más de un bien, se debe preferir a quien
ofrezca adquirirlos conjuntamente, siempre que el precio no sea
inferior a la suma de las ofertas individuales (art. 736 -inc. 2)- del
C.P.C.).
3. Cuando se remate más de un bien, el acto se dará por concluido, bajo
responsabilidad, cuando el producto de lo ya rematado, es suficiente para
pagar todas las obligaciones exigibles en la ejecución y las costas y
costos del proceso (art. 736 -inc. 3)- del C.P.C.).

2.2.8 Acto del remate o subasta


El Código Procesal Civil, en su artículo 737, regula el acto de remate en
estos términos: “El acto se inicia a la hora señalada con la lectura de la relación
de bienes y condiciones del remate, prosiguiéndose con el anuncio del funcio-
nario de las posturas a medida que se efectúen. El funcionario adjudicará el
bien al que haya hecho la postura más alta, después de un doble anuncio del
precio alcanzado sin que sea hecha una mejor, con lo que el remate del bien
queda concluido”.

2.2.9 El acta del remate


El artículo 738 del Código Procesal Civil versa sobre el acta del remate y es
reproducido a continuación:

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“Terminado el acto del remate, el Secretario de juzgado o el martillero,
según corresponda, extenderá acta del mismo, la que contendrá:

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1. Lugar, fecha y hora del acto;


2. Nombre del ejecutante, del tercero legitimado y del ejecutado;
3. Nombre del postor y las posturas efectuadas;
4. Nombre del adjudicatario; y
5. La cantidad obtenida.
El acta será firmada por el Juez, o, en su caso, por el martillero, por
el Secretario de juzgado, por el adjudicatario y por las partes, si están
presentes.
El acta de remate se agregará al expediente”.

2.2.10 Nuevas convocatorias a remate por falta de postores


El artículo 742 del Código Procesal Civil trata lo concerniente a las nuevas
convocatorias a remate por falta de postores (remate desierto). Así tenemos que,
según dicho numeral:
- Si en la primera convocatoria no se presentan postores, se convoca a
una segunda en la que la base de la postura se reduce en un quince por
ciento (art. 742 -primer párrafo- del C.P.C.).
- Si en la segunda convocatoria tampoco se presentan postores, se
convocará a una tercera, reduciendo la base (de la postura) en un
quince por ciento adicional (art. 742 -segundo párrafo- del C.P.C.).
- Si en la tercera convocatoria no hay postores, a solicitud del ejecutante
podrá adjudicársele directamente el bien, por el precio base de la
postura que sirvió para la última convocatoria, pagando el exceso sobre
el valor de su crédito, si hubiere (art. 742 -tercer párrafo- del C.P.C.).
- Si el ejecutante no solicita su adjudicación en el plazo de diez días, el
Juez sin levantar el embargo, dispondrá nueva tasación y remate bajo
las mismas normas (art. 742 -penúltimo párrafo- del C.P.C.).
- La segunda y tercera convocatoria se anunciará únicamente por tres
días, si se trata de bien inmueble y por un día si el bien es mueble (art.
742 -in fine- del C.P.C.).

2.2.11 Nulidad del remate o subasta


Lino Palacio refiere que “... la eventual invalidación de la subasta se halla
regida por las disposiciones aplicables, en general, a las nulidades procesales y a
la

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MANUAL DEL PROCESO CIVIL

concurrencia, por lo tanto, de los siguientes requisitos: 1°) existencia de un vicio


que afecte a alguno o algunos de los requisitos del acto, cuando resulten
indispensables para la obtención de su finalidad; 2°) interés jurídico en la
declaración de nulidad; 3°) falta de imputabilidad del vicio a quien requiere tal
declaración; 4°) ausencia de convalidación o de subsanación del acto
defectuoso” (PALACIO, 1994, Tomo VII: 612-613). El indicado tratadista
señala, además, que “... la subasta puede ser impugnada no sólo en razón de
mediar vicios que afecten sus dimensiones de lugar, tiempo y forma, sino
también con fundamento en la existencia de irregularidades que comprometan la
validez de los requisitos atinentes a los restantes elementos que la integran, es
decir los que conciernen a los sujetos y al objeto...” (PALACIO, 1994, Tomo
VII: 616).
En lo atinente a la nulidad del remate, el artículo 743 del Código Procesal
Civil prescribe que, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 741 (conforme al
cual, si el adjudicatario incumple con depositar el saldo del precio del remate de
bien inmueble, se declarará la nulidad del citado acto procesal), la nulidad del
remate sólo procede por los aspectos formales de éste y se interpone dentro del
tercer día de realizado el acto. No se puede sustentar la nulidad del remate en las
disposiciones del Código Civil relativas a la invalidez e ineficacia del acto jurídico.

2.2.12 Transferencia de bien inmueble y destino del dinero obtenido


En el remate de (bien) inmueble el Juez ordenará, antes de cerrar el acta,
que el adjudicatario deposite el saldo del precio dentro de tercer día (art. 739 -
primer párrafo- del C.P.C.).
Depositado el precio, el Juez transfiere la propiedad del inmueble mediante
auto que contendrá:
1. La descripción del bien (art. 739 -inc. 1)- del C.P.C.).
2. La orden que deja sin efecto todo gravamen que pese sobre éste, salvo
la medida cautelar de anotación de demanda; se cancelará además las
cargas o derechos de uso y/o disfrute, que se hayan inscrito con
posterioridad al embargo o hipoteca materia de ejecución (art. 739 -inc.
2)- del C.P.C.).
3. La orden al ejecutado o administrador judicial para que entregue el
inmueble al adjudicatario dentro de diez días, bajo apercibimiento de
lanzamiento. Esta orden también es aplicable al tercero que fue notificado
con el mandato ejecutivo o de ejecución (art. 739 -inc. 3)- del C.P.C.).
4. Que se expidan partes judiciales para su inscripción en el registro
respec- tivo, los que contendrán la transcripción del acta de remate y
del auto de adjudicación (art. 739 -inc. 4)- del C.P.C.).
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LA EJECUCION FORZADA

2.2.13 Transferencia de bien mueble y destino del dinero obtenido


En el remate de (bien) mueble el pago se efectúa en dicho acto, debiendo
en- tregarse de inmediato el bien al adjudicatario (art. 740 -primer párrafo- del
C.P.C.).
El importe del remate se depositará en el Banco de la Nación, a la orden del
Juzgado, a más tardar el día siguiente de realizado, bajo responsabilidad (art.
740
-segundo párrafo- del C.P.C.).
Tratándose de bien mueble registrado, se aplicará lo dispuesto en el artículo
739 del Código Procesal Civil (referido a la transferencia de inmueble y el
destino del dinero obtenido) en lo que fuera pertinente (art. 740 -in fine- del
C.P.C.).

3. LA ADJUDICACION EN PAGO O ASIGNACION FORZADA


Según Rosenberg, la adjudicación (llamada también asignación forzada) “...
no es la perfección de un contrato, propuesto con la mejor postura, sino un acto
de trasmisión de la propiedad de derecho público (...), con determinados
efectos constitutivos de derecho...” (ROSENBERG, 1955, Tomo III: 227).
La adjudicación se encuentra regulada en el Sub-Capítulo 3°
(“Adjudicación”) del Capítulo V (“Ejecución forzada”) del Título V (“Proceso
único de ejecución”) de la Sección Quinta (“Procesos contenciosos”) del
Código Procesal Civil, en los arts. 744 y 745.
De acuerdo a nuestro ordenamiento jurídico (arts. 725 -inc. 2)- y 742 -tercer
y cuarto párrafos- del C.P.C.), la adjudicación (declaración judicial por la cual
se transfiere o entrega en propiedad un determinado bien) es una modalidad de
la ejecución forzada que procede cuando se frustra el remate (convocado por
tercera vez) por falta de postores y solicita el ejecutante, dentro del plazo de ley
(diez días de la fecha en que se frustró el remate convocado por tercera vez), la
adjudicación directa y en pago del bien materia de ejecución forzada. El valor
referencial del bien tendrá que ser igual a aquel que constituyó la base de la
postura que sirvió para la tercera convocatoria a remate.
Si el adjudicatario no deposita el exceso dentro del tercer día de notificado
con la liquidación prevista en el artículo 746 del Código Procesal Civil (vale
decir, la liquidación de los intereses, costas y costos del proceso), la
adjudicación queda sin efecto (art. 744 -primer párrafo- del C.P.C.).
Se infiere de los artículos 744 -último párrafo- y 739 del Código Procesal
Civil que, depositado el exceso, se entregará el bien mueble al adjudicatario y,
si se trata de inmueble, se expedirá el auto de adjudicación que deberá contener:
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1. la descripción del bien; 2. la orden que deja sin efecto todo gravamen que

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pese sobre éste, salvo la medida cautelar de anotación de demanda, debiéndo-


se cancelar, además, las cargas o derechos de uso y/o disfrute, que se hayan
inscrito con posterioridad al embargo o hipoteca materia de ejecución; 3. la
orden al ejecutado o administrador judicial para que entregue el inmueble al
adjudicatario dentro de diez días, bajo apercibimiento de lanzamiento, siendo
esta orden también aplicable al tercero que fue notificado con el mandato eje-
cutivo o de ejecución; y 4. que se expidan partes judiciales para su inscripción
en el registro respectivo, los que contendrán la transcripción del acta de remate
y del auto de adjudicación.
Con arreglo a lo previsto en el artículo 745 del Código Procesal Civil, si
son varios los interesados en ser adjudicatarios, la adjudicación procederá sólo
si hay acuerdo entre ellos.

4. EL PAGO A LOS EJECUTANTES O ACREEDORES CONCU-


RRENTES
El Código Procesal Civil regula lo concerniente al pago a los ejecutantes o
acreedores concurrentes en el Sub-Capítulo 4° (“Pago”) del Capítulo V (“Ejecu-
ción forzada”) del Título V (“Proceso único de ejecución”) de la Sección Quinta
(“Procesos contenciosos”), en los arts. 746, 747 y 748.
El artículo 746 del Código Procesal Civil norma lo relativo a la liquidación
del pago en estos términos: a) al disponer el pago al ejecutante, el Juez ordenará
al Secretario de juzgado liquidar los intereses, costas y costos del proceso,
dentro del plazo que fije, bajo responsabilidad por la demora; y b) la liquidación
es ob- servable dentro de tercer día, debiendo proponerse en forma detallada.
Absuelto el traslado de la observación o en rebeldía, se resolverá aprobándola o
modificándola y requiriendo su pago”.
El pago al (a los) ejecutante (s) se halla regulado en el artículo 747 del
Código Procesal Civil cuyo texto es como sigue: a) si el bien que asegura la
ejecución es dinero, será entregado al ejecutante luego de aprobada la
liquidación; b) si son varios los ejecutantes con derechos distintos, el producto
del remate se distribuirá en atención a su respectivo derecho; c) este será
establecido por el Juez en un auto que podrá ser observado dentro de tercer día;
y d) si luego de la distribución hay un remanente, le será entregado al ejecutado.
En relación al pago a los acreedores concurrentes y a la intervención de
éstos en el proceso, el Código adjetivo establece lo siguiente:
- Un acreedor no ejecutante que tiene afectado el mismo bien, puede
inter- venir en el proceso antes de su ejecución forzada. Sus derechos
dependen

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de la naturaleza y estado de su crédito. Si su intervención es posterior, sólo tiene


derecho al remanente, si lo hubiere (art. 726 del C.P.C.).
- Si concurren varios acreedores sin que ninguno tenga derecho preferente y los
bienes del deudor no alcanzan a cubrir todas las obligaciones, el pago se hará a
prorrata. Igualmente se realizará el pago a prorrata, una vez pagado el acreedor con
derecho preferente (art. 748 del C.P.C.).

5. CONCLUSION DE LA EJECUCION FORZADA


Se desprende del artículo 727 del Código Procesal Civil que la ejecución forzada
concluye:
- Cuando se hace pago íntegro al ejecutante con el producto del remate.
- Cuando se produce el pago íntegro al ejecutante con la adjudicación.
- Cuando el ejecutado paga íntegramente la obligación e intereses exigidos y las
costas y costos del proceso, antes de la realización de la ejecución forzada.

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