
Cuando llegué a Creta, hubo algunas cosas que me llamaron la atención casi al instante: la anarquía, el “ritmo”, la Iglesia Ortodoxa, la relación entre los griegos y el sexo,… Algunas de esas cosas y sus reflexiones las plasmaré aquí, sabiendo que en alguna ocasión (las más) meteré la pata hasta el fondo y en otras (las menos) daré en el clavo. Pero para algo somos humanos: para poder errar a placer una y otra vez.
Hoy comenzaré con la Iglesia Ortodoxa Griega vista por un herético católico papista.
Y como dice David Lynch en su película Dune: “todo comienzo es un momento delicado”, mucho más corto y preciso que la misma frase en el libro de Frank Herbert: “es en el inicio donde deben quedar establecidos con total precisión todos los equilibrios existentes”
Las Iglesias Ortodoxa y Católica tuvieron su cisma en el 1054 A.D., cuando se llegó al cúlmen de una serie de desencuentros de carácter teológico de varios siglos de duración (a decir verdad, unos 400 años de discusiones por cartas, acercamientos y alejamientos que dependían más de las circunstancias políticas y las relaciones de poder que de otra cosa). Desde entonces, los griegos y eslavos (en su inmensa mayoría pertenecientes a la Iglesia ortodoxa), han seguido caminos un tanto diferentes del resto de cristianos. Hubo ciertos intentos de reunificar las dos Iglesias durante la Edad Media, pero todas ellas suponían el “sometimiento” de Constantinopla a Roma, cosa que los griegos no pensaban tolerar de ninguna manera. Todo ello se terminó cuando los turcos dejaron bajos su yugo a los griegos por casi 4 siglos. Después de aquello, no ha habido un intento real nuevo de unión.
A día de hoy, la Iglesia Ortodoxa se extiende por casi toda Europa del este y Rusia. Prácticamente, cada país tiene su Patriarca, que debe cierta “fidelidad” al Patriarca de Constantinopla, aunque en realidad, son bastante autónomos. Y si algo he podido comprobar de los griegos, es que son ortodoxos hasta la médula. Quiero decir, España se supone católica, hasta que empiezas a hablar con la gente y te encuentras que la mayoría más bien son agnósticos o ateos, por no decir herejes, satanistas o peor. En Grecia no es así; aquí son ortodoxos, lo pone en su DNI y la montaron gorda en Atenas cuando la UE les pidió que retiraran esa información de su carnet con manifestaciones multitudinarias donde se mostraban todos ellos orgullosísimos de su religión. Uno podría pensar que con las nuevas generaciones la cosa está cambiando, pero a Grecia aún le queda mucho camino por recorrer en ese sentido. Aún más, no importa si tus tendencias políticas son de izquierdas o de derechas, la psique griega es muy conservadora en algunos aspectos y en el de la religión se llevan la palma, así que no es raro ver a comunistas los domingos en misa.
Antes de traerme mi super Borjamóvil, usaba el autobús como el que más. Una de las cosas que más me gustan del transporte público es el poder observar a la gente. Y cada vez que un griego pasa por delante de una iglesia, se santigua. Siempre. Es un gesto para decir “lo sé, no estoy orando ahora, pero te tengo en mis pensamientos”. Y los domingos, las iglesias están a rebosar. Son el edificio público que más fácil lo tiene para su construcción. Todos los pueblos tienen al menos una y no es raro encontrarte con monasterios por la carretera en medio de parajes de difícil acceso.
Como cosa curiosa, alguna vez ví a algún cura ortodoxo paseando con niños en brazos. Al principio pensé que serían sus sobrinos o los niños de alguien a quien estarían cuidado por cuestiones de caridad o así, pero pronto me sacaron de mi error; el clero del escalafón más bajo de la Iglesia Ortodoxa puede casarse y tener hijos. Sólo aquellos que quieren seguir una carrera dentro de la jerarquía deben tener voto de celibato.
Toda Grecia es Tierra Santa para los ortodoxos, pero hay un lugar mucho más Santo que el resto; el Monte Athos. Se encuentra junto a Tesalónica, la segunda ciudad de Grecia, y si queréis visitarlo es aconsejable que llevéis una copia de vuestra partida de bautismo. Para que os hagáis una idea, el Monte Athos se encuentra en una pequeña península. Toda ella tiene el estatus de país independiente, a la manera que el Vaticano, y hay puesto fronterizo para acceder dentro. Está bajo la jurisdicción del mismísimo Patriarca de Constantinopla y si hace falta entrar par apagar un incendio (por ejemplo), es necesario contactar con él para recibir los permisos oportunos. Entrar en la península es como retroceder 1.000 años en el tiempo; las carreteras son inexistentes, no se les permite electricidad salvo para cosas extremadamente básicas y las puertas de los monasterios se cierran en el ocaso (sobre las 6 de la tarde en invierno). El paraje es considerado parque natural y la Iglesia tiene reglas muy estrictas para aquellos que quieren ir a visitarlo. Esto conlleva a que haya numerus clausus, con lo que dan prioridad a aquellos que lleven garantía de estar bautizados (por eso lo de la copia). Si habéis realizado Apostasía, mal asunto. Y si sois mujeres, olvidadlo.
¿Por qué?
Muy sencillo, las mujeres, para la Iglesia Ortodoxa, son “portadoras de pecado”, con lo que la entrada a recitos tan sagrados como los del Monte Athos las está vetado porque perturbarían la paz y la oración de los monjes. Para evitar que las mujeres entren, tienen a un monje que examina a los que quieren entrar, y por lo que tengo entendido, es muy bueno sabiendo quién es hombre o mujer por mucho que esta se disfrace. No me preguntéis por lo que pueda pasar si quieren entrar algún transexual o gay, porque lo desconozco, aunque sí os puedo decir que cuando un griego cuenta un chiste de maricas, no dice “esto es un marica que...”, si no “esto es un monje de Athos que…”. Sin comentarios.
Por último, mencionar sólo otra cuestión del poder/influencia de la Iglesia en la sociedad griega; en los debates televisivos, cuando se está hablando de tal o cual ley que se va a aprobar (o ha sido aprobada), siempre sale un representante de la Iglesia para comentar la jugada. Y los fines de semana poseen un programa en una de las cadenas estatales donde comentan la actualidad con un periodista.
Y eso es tó.
Espero que no os haya resultado excesivamente cargante. Os espero en próximas actualizaciones de las CCC (Cretinas Crónicas Cretenses)