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Filosofía – 2º Nietzsche

En el último tercio del siglo XIX surge una nueva corriente filosófica, la cual coincide
con las anteriores en la negación de la metafísica y descubre la realidad radical en la
vida: es el “Vitalismo” o “Filosofía de la vida” que defiende lo irracional como
la característica más importante del ser humano en oposición a la razón y a la
experiencia. Friedrich Nietzsche es uno de los máximos representantes del
Vitalismo y encarna la crítica más radical que se haya hecho en Occidente contra
la “cultura establecida”, en todos los terrenos: filosofía, religión, ciencia, moral,
arte... Nietzsche apunta como el acontecimiento más importante de la época
contemporánea, de la cual él se siente testigo, la “muerte de Dios”. “Dios ha
muerto, viva el superhombre”.

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Filosofía – 2º Nietzsche

NIETZSCHE (1844 – 1900)


(LA FILOSOFÍA VITALISTA)

1. INTRODUCCIÓN:

El último tercio del siglo XVIII y el primer tercio del siglo XIX, se caracterizan por
la vigencia del Idealismo Alemán1 En las metafísicas anteriores al idealismo hegeliano
se consideraban las cosas como algo fijo y estático.

Sin embargo, partir de Hegel el devenir y el “estarse haciendo” es la característica


básica de la realidad. Es clara la influencia de Heráclito. Pero ese devenir en el
Idealismo hegeliano pertenece propiamente al mundo de la idea.

Los abusos en que cae el Idealismo crean la necesidad apremiante de acercarse y


ajustarse a la realidad tal como es. La mente europea de 1830 encuentra en la ciencia
(biología, física, historia...) el método que ha de aplicarse a la filosofía y niega la
metafísica. Así surge el Positivismo y luego el Materialismo, movimientos filosóficos
para los que la única realidad objetiva es la materia sujeta a continuo movimiento.

En el último tercio del siglo XIX surge una nueva corriente filosófica, la cual
coincide con las anteriores en la negación de la metafísica y descubre la realidad radical
en la vida: es el “Vitalismo” o “Filosofía de la vida”.

2. EL VITALISMO:

2.1. Concepto:

Este término puede entenderse de varias maneras diferentes:

- Como sinónimo de la “filosofía de la vida”.


- Como corriente de pensamiento filosófico - biológica desarrollada desde mediados
del siglo XIX y hasta comienzos del XX.
- Como teoría que concibe el mundo como un todo dotado de vida. En este sentido
el “hilozoísmo” de los filósofos de la escuela de Mileto2 es un tipo de vitalismo.
- Como corriente de pensamiento que defiende lo irracional como característica
fundamental del ser humano (Irracionalismo).

En general y a modo de síntesis de las distintas acepciones, se puede definir así:

El “vitalismo” o “filosofía de la vida” es un movimiento filosófico que se


desarrolló desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX, bajo el que se
1
Al final del Siglo XVIII y durante la primera mitad del Siglo XIX (1781 – 1830), se desarrolla en
Alemania un movimiento filosófico – metafísico conocido como “Idealismo Alemán”. Sus figuras son:
Fichte (1762 – 1814); Schelling (1775 – 1854); y especialmente Hegel (1770 – 1831).
2
Filósofos griegos presocráticos del siglo VI a. de C.

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agrupa un conjunto de pensadores que comparten su interés por la vida como objeto
fundamental de la filosofía.

2.2. Características:

Entre las características principales del vitalismo se pueden señalar las siguientes:

1. Irracionalismo:

El Vitalismo defiende lo irracional como una característica del ser humano en


oposición a la razón y a la experiencia. El Irracionalismo supone desconfianza ante la
razón y acusa a la teoría del conocimiento tradicional de intelectualista, abstracta y
ajena a la vida. En sustitución de la razón como medio adecuado de conocimiento, el
vitalismo recurre a la fe, a la intuición, a la emoción o al sentimiento...

El irracionalismo alemán está muy vinculado al romanticismo, el llamado “sturm


und drang” ( tormenta e impulso), movimiento literario alemán (c. 1765-1785) que
surgió como reacción al excesivo valor atribuido por la ilustración al intelecto, la razón
y el refinamiento de la civilización. Nietzsche, en concreto, fue músico antes que
filósofo y valora la intuición y la sensibilidad artística por encima de la racionalidad.
Pertenecen al Irracionalismo la teoría de los valores o el psicoanálisis de Freud y
pensadores como Schopenhauer, Nietzsche, Schelling, Bergson...

Sistemas filosóficos defensores de un irracionalismo metafísico son todos aquellos


que hacen del absurdo, en alguna de sus formas, su categoría fundamental. Son
ejemplos de este tipo de filosofía Schopenhauer, Kierkegaard, Nietzsche y, en general,
el conjunto de autores encuadrados en el existencialismo, como Sartre y Camus, sobre
todo. Modernamente, los pensadores irracionalistas han sido acusados por autores como
Lukács (“El asalto a la razón”, 1954), de colaborar y justificar ideológicamente la
barbarie totalitaria del nazismo y del fascismo.

La Escuela de Frankfurt y los autores de la teoría crítica recurren al análisis y


crítica de lo que denominan “razón instrumental”, para sacar a la luz la raíz irracional
de los excesos totalitarios, tanto del nazismo y del fascismo como del comunismo.

2. La vida como tema central de la filosofía:

Los vitalistas arremeten contra los partidarios del cartesianismo y del kantismo
porque subordinan la vida a la razón.

Schopenhauer considera que la vida es la manifestación de un ciego impulso


irracional, la Voluntad.

Nietzsche, que combate el pesimismo de Schopenhauer, considera que todos los


pensadores occidentales, desde Sócrates y Platón, se plegaron y sometieron a un

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sistema de valores, como la racionalidad, lo inmutable, la utilidad... ajenos a la vida,


que consiste en espontaneidad, impulsividad, emotividad, sentimiento... La función del
superhombre consistirá en efectuar la transmutación de esos valores, poniendo la razón
en función de la vida.

Sócrates – Platón razón vida

Nietzsche vida razón

Max Scheller considera la vida como el fenómeno primario y emprende la


fundamentación de los valores a partir de las vivencias y experiencias emocionales.

Para Bergson, la vida aparece como una corriente y una fuerza que subyace y está
en la base de todas las realidades y de todos los impulsos. El fondo último de la realidad
es el ímpetu vital, el “élan vital”.

Ortega y Gasset y Unamuno consideran la vida íntimamente unida a la razón, por


lo que la filosofía de la vida, según estos autores, se conoce con el nombre de
“Raciovitalismo”. Escribe Ortega y Gasset al respecto: “El tema de nuestro tiempo
consiste en someter la razón a la vitalidad, localizarla dentro de lo biológico,
supeditarla a lo espontáneo... la cultura, el arte, la razón, la ética han de servir a la
vida”.

Dilthey considera la vida en su dimensión histórica, por lo que su filosofía recibe el


nombre de “Historicismo”.

Todos los vitalistas subrayan la importancia de la experiencia, de la acción, del


movimiento, de la espontaneidad, de la libertad y de la creatividad. “El mundo es vida
en movimiento, ininterrumpido devenir”, como manifiesta Nietzsche. Por eso, el
vitalismo puede también llamarse “dinamismo”, “actualismo”.

Los autores vitalistas, en cuanto irracionalistas, no reconocen los métodos


racionales tradicionales cómo métodos válidos para el conocimiento de la verdad
filosófica, pues la vida es mucho más que razón.

3. CONTEXTO HISTÓRICO – SOCIAL:

Nietzsche vive en la segunda mitad del siglo XIX, período que tiene las siguientes
características:

 Economía: El “maquinismo” como modelo de desarrollo industrial.

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 Ciencia: Desarrollo de las nuevas ciencias (economía, sociología, sicología,


biología). Destaca la influencia de Darwin3 (1809 – 1882), tanto en Marx como en
Nietzsche, con su teoría de la evolución de las especies (El origen de las especies,
1859), según la cual la evolución se debe a una lucha por la existencia en la que
sobreviven los más dotados (selección natural).
 Política:
- Asentamiento de la ideología liberal
- Impulso del parlamentarismo como vía para resolver los conflictos sociales.
- Creación de las primeras formaciones sindicales y de los partidos obreros (I
Internacional en 1864 y Partido Socialdemócrata Alemán en 1871).
- Surgimiento de nuevas nacionalidades en Europa: Bélgica, Grecia, Italia...
- Guerra franco – prusiana por la disputa de la hegemonía europea.

 Cultura: Es el momento del Romanticismo (“sturm und drang”, tormenta e


impulso), con su carga irracional, que tiene precisamente su cuna en Alemania. El
poeta Hölderlin influye en Nietzsche.

La segunda mitad del siglo XIX estuvo caracterizada por el asentamiento de la


ideología liberal, así como por el Romanticismo y el nacionalismo. El Romanticismo
era una corriente cultural que exaltaba la libertad y ensalzaba la idea del individuo
creador e independiente. De la mano del Romanticismo caminaba el nacionalismo, que
afirmaba la unidad e independencia de aquellos pueblos que compartían una lengua y
una cultura, y reconocía su derecho a formar un Estado. Estas dos tendencias
(Romanticismo y Nacionalismo), así como las ideas socialistas y anarquistas,
convulsionarían el mapa político de Europa, que será sacudida por diversas
revoluciones, y que vivirá hechos históricos como la unificación alemana – de la mano
del Canciller Otto Bismark – y la unificación italiana – impulsada por el Monarca
Víctor Manuel II y por el nacionalista Giuseppe Garivaldi –, dos países muy
relacionados con Nietzsche, alemán de nacimiento e italiano de adopción, ya que pasó
los últimos años de su vida en Turín (Italia).

4. BIOGRAFÍA:

3?
El término evolución significa el proceso por el que todos los seres vivos de la Tierra han derivado y
divergido, por descendencia directa, a partir de un origen único que existió hace más de 3.000 millones
de años.. El hombre y otros primates descendían todos de antepasados comunes a través de un lento y
largo proceso de evolución.
Según la teoría de Darwin, la selección natural fomenta la adaptación de los organismos al medio
cuando ello es necesario para la supervivencia. Y en esta adaptación sobreviven los mejor dotados. Esta
teoría está contenida en el célebre tratado de Darwin “El origen de las especies”, publicado en 1859.
A partir de 1859 ya nadie duda en el mundo científico que todas las especies vivas, incluida la
nuestra, han evolucionado de otras. La biología molecular moderna refuerza la teoría de que todas las
especies tienen un antecesor común único y que todas las formas de vida conocidas comparten el mismo
código genético.

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 Nació en Röcken (1844), cerca de Leipzig, en el seno de una familia protestante, de


padre polaco y madre alemana. Tuvo una hermana, Elisabeth, que representó un
destacado papel en su vida.
 Su madre, su hermana y sus tías le educaron en el más rígido puritanismo lo cual
quizá sea la causa de su radical rechazo en el futuro de todo lo que huela a
cristianismo y tal vez explique el tono vitalista y contrario a la tradición de su
filosofía.
 A partir de 1859 estudia humanidades en una de las más famosas escuelas de
Turingia (la de Pforta). Fue un gran aficionado a la música desde muy pronto, para
la que tenía una gran sensibilidad, y llegó a tocar muy bien el piano.
 A los 20 años comenzó a estudiar filología clásica en Bonn, y un año después en
Leipzig. Y es aquí donde se fue desarrollando su entusiasmo por la antigüedad
clásica griega y por la obra de Schopenhauer, que influirá mucho en su
pensamiento. Conoció a Wagner, joven músico rebelde y revolucionario, cuando
tenía 24 años, por cuya música se apasiona y al que admira por su espíritu libre.
 En 1869, a los 25 años, gracias a sus trabajos de investigación sobre los orígenes de
la tragedia griega, es nombrado catedrático extraordinario de filología clásica en
la universidad de Basilea. A partir de aquí empieza a mostrar un claro interés ya por
la filosofía. Debido a sus grandes cualidades intelectuales y a sus publicaciones, la
Universidad de Leipzig le concede el grado de Doctor sin necesidad de examinarse.
En esta época mantiene una intensa amistad con Wagner.
 Participó brevemente en la guerra franco – prusiana, aunque termina renunciando a
la ciudadanía alemana para nacionalizarse en Suiza.
 En 1872 inicia su período romántico (“Filosofía de la noche”) con la publicación
de su primera obra, El origen de la tragedia, que suscitará la hostilidad de los
filólogos de la época y que será ignorada por el gran público. En 1875 tiene que
interrumpir su docencia en la Universidad de Basilea al aparecer sus primeros
problemas de salud.
 A partir de 1876 empieza el distanciamiento con Wagner, cuando éste publica la
ópera Parsifal. En 1878 rompió definitivamente su amistad con Wagner,
acusándole de “humillarse en cruz” ante el cristianismo.
 En 1879 se ve obligado a dejar la cátedra de Basilea por enfermedad. Desde
entonces, con 35 años, enfermo, inquieto y nervioso, llevó una vida errante,
viajando especialmente por el Mediterráneo (Norte de Italia) y los Alpes suizos,
padeciendo vómitos, fuertes dolores de cabeza y oculares. Recobra vitalidad cuando
conoce a Lou Andreas Salomé, en la que creyó ver a la discípula y compañera
ideales, y de la que se enamora, aunque ésta no le aceptará como marido,
desposándose algún tiempo después con Pable Rée, discípulo y amigo de Nietzsche.
Nietzsche se sentirá abandonado y traicionado
 En 1889 sufre en colapso mental en una plaza de Turín, donde vivía, y le internan
en una clínica psiquiátrica aquejado de reblandecimiento cerebral y de parálisis
progresiva. A partir de aquí Nietzsche vive sumido en una apacible locura de la que
de cuando en cuando afloran los recuerdos y las desilusiones de su atormentada
vida. Pierde definitivamente la razón y depende de los cuidados de su madre y de su
hermana Elizabeth, que permitirá la manipulación de sus obras. Aún así, fue en este

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momento cuando Nietzsche, que ya no podía percatarse de ello, debido a su


enfermedad, alcanza la fama.
 Muere de una apoplejía el 25 de Agosto de 1900 en Weimar, después de más de diez
años de enfermedad, durante los cuales sus amigos se fueron apartando de él vida
prácticamente vegetativa.

5. PERFIL HUMANO E INTELECTUAL:

Se trata de un hombre genial, contradictorio, revolucionario y supercrítico,


dispuesto a revisarlo todo sin miramientos de ninguna clase: la vida, la muerte, el bien,
el mal, el arte, la filosofía, Dios y el hombre. Dice lo que piensa, como lo piensa y en el
momento en que lo piensa, de ahí los enfrentamientos frecuentes que suscitaba y
también sus contradicciones. Su filosofía se convertirá en bandera ideológica de grupos
filosófico-políticos totalmente opuestos: anarquistas, nazis... Para unos es el padre del
anarquismo, para otros del existencialismo o incluso del nacionalsocialismo (nazismo)...

Nietzsche se retrata en el Ecce homo, texto autobiográfico, así:

“Conozco mi suerte... Alguna vez irá unido mi nombre a algo gigantesco – a


una crisis como jamás la ha habido en la tierra, a la más profunda colisión de
conciencia, a una decisión tomada, mediante un conjuro, contra todo lo que hasta ese
momento se había creído, exigido, santificado – Yo no soy un hombre, soy
dinamita... La verdad habla en mí. Pero mi verdad es terrible, pues hasta ahora a la
mentira se la ha venido llamando verdad... Yo soy el primero que ha descubierto la
verdad, debido a que he sido el primero en sentir – en oler – la mentira como la
mentira... Mi genio está en mi nariz... Yo contradigo como jamás se ha contradicho”.
(Nietzsche, Ecce homo, Alianza, Madrid, 1992)

Nietzsche encarna la crítica más radical que se haya hecho en Occidente contra la
“cultura establecida”, en todos los terrenos: filosofía, religión, ciencia, moral, arte...
Por una parte, realiza una crítica implacable de la decadencia y de la moral puritana y
llena de prejuicios de la sociedad cristiano – burguesa de finales del siglo XIX y, por
otra parte, influido por el ambiente sociopolítico de cambio de finales del siglo XIX,
quiere crear un nuevo tipo de hombre que sustituya al hombre cristiano tradicional.

Resumen
- Es un hombre genial, contradictorio, revolucionario y supercrítico.
- Influye en movimientos contrapuestos: Para unos es el padre del anarquismo, para
otros del existencialismo o del nacionalsocialismo.
- Crítico radical de la “cultura establecida”: filosofía, religión, ciencia, moral, arte...
- Quiere crear un nuevo tipo de hombre que sustituya al hombre cristiano tradicional.

TEXTOS:

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1. Nietzsche se describe a sí mismo:

“Pues préstese atención a esto: los años de mi vitalidad más baja fueron los años en
que dejé de ser pesimista. El instinto de auto-restablecimiento me prohibió una
filosofía de la pobreza y del desaliento... ¿Y en qué se reconoce en el fondo la buena
constitución? En que un hombre bien constituido beneficia a nuestros sentidos, en que
está tallado de una madera que es, a la vez, dura, suave y olorosa. A él le gusta sólo lo
que le es saludable; su agrado, su placer cesan cuando se ha rebasado la medida de lo
saludable. Adivina remedios curativos contra todos los daños, saca ventaja de sus
contrariedades; lo que no le mata le hace más fuerte. Instintivamente forma una síntesis
con todo lo que ve, oye, vive: es un principio de selección, deja caer al suelo muchas
cosas. Se encuentra siempre en su compañía, se relacione con libros, con hombres o con
paisajes, él honra al elegir, al admitir, al confiar. Reacciona con lentitud a toda especie
de estímulos, con aquella lentitud que una larga cautela y un orgullo querido le han
inculcado, examina el estímulo que se acerca, está lejos de salir a su encuentro. No cree
ni en la desgracia ni en la culpa, liquida los asuntos pendientes consigo mismo, con los
demás, sabe olvidar (es bastante fuerte para que todo tenga que ocurrir de la mejor
manera para él). Y bien, yo soy todo lo contrario de un “décadent”, pues acabo de
describirme a mí mismo”.
(Nietzsche, F., Ecce homo, Alianza, Madrid, 1976, Pág. 24 – 25)

6. VISIÓN GENERAL DE SU PENSAMIENTO:

Nietzsche pasa por ser un crítico demoledor de los valores tradicionales. Sin
embargo, no se pude afirmar que su obra sea negativa (aunque sea el aspecto más
conocido y llamativo), pues su filosofía pretende ser una alternativa a la que antes
critica.

De todas formas, expresar el pensamiento de Nietzsche, uno de los filósofos más


destacados de la segunda mitad del siglo XIX, en el que confluyen el genio, el poeta, el
hombre contradictorio y hasta el enfermo mental, resulta difícil, y, más aún, cuando
presenta su pensamiento en un lenguaje inusual en filosofía, quizá más propio de la
poesía. (Sus obras, dice, “son para nadie”).

Es un autor poco sistemático, que recurre frecuentemente al aforismo y al poema


para expresar sus ideas. Si bien carece de un vocabulario técnico y bien definido, su
estilo es brillante y cautivador, aunque violento y agresivo, que provoca frecuentes
contradicciones y no pocas enemistades y enfrentamientos. Más que razonamientos o
deducciones, como Descartes y Kant, encontramos en sus obras intuiciones o “ideas –
relámpago”. Usa con frecuencia el estilo “aforístico” – aforismos: sentencias breves,
firmes y categóricas, que tienen un contenido doctrinal – motivado quizá, en primer
lugar, por su delicada salud, que le impedía escribir durante mucho tiempo y, en
segundo lugar, para “disimular” su debilidad con la fuerza expresiva.

Nietzsche está dispuesto a revisarlo todo, sin ningún rubor: la vida y la muerte, el
mundo y su continuo retorno, el bien y el mal, el arte y el pensamiento, Dios y el
hombre. Y el lenguaje es su mejor arma. Por eso, usa otro estilo y otros términos para
no contradecirse. Busca un lenguaje directo: no pretende convencer al lector, sino

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obligarle a tomar partido ante los problemas que plantea. Quiere educar al hombre para
que piense por sí mismo y sin moldes impuestos ni por los esquemas racionales en
vigor ni por las formas de expresión que utiliza. Por eso, Nietzsche permanece
intencionadamente oculto tras el lenguaje. El único objetivo es que aflore el mensaje,
por eso, vuelve una y otra vez sobre los temas de forma contradictoria, con la intención
de mostrarle al lector lo irracional de los planteamientos tradicionales.

Resumen

-Es un crítico demoledor de los valores tradicionales, pero su obra no es negativa.


-Resulta difícil exponer su pensamiento: es poco sistemático, contradictorio...
-Tiene un estilo “aforístico” brillante y cautivador, aunque violento y agresivo.
-Lo revisa todo: la vida y la muerte, el bien y el mal, el arte y el pensamiento, Dios y
el hombre...
-Se oculta tras el lenguaje y sólo pretende que aflore el mensaje.
-No pretende convencer al lector, sino educarle para que piense por sí mismo.

7. PERÍODOS Y OBRAS:

7.1. Período romántico (“Filosofía de la noche”):

Es la época de Basilea, cuando Nietzsche se inspira en los clásicos (especialmente


en Heráclito y los autores trágicos) y se interesa por Schopenhauer y por la música de
Wagner. Nietzsche lucha por un nuevo ideal de cultura, en busca del hombre ideal y
heroico, cuyo modelo trata de buscar en la tragedia griega.

La obra fundamental de este período es El nacimiento de la tragedia en el espíritu


de la música (1871), dedicada a Wagner porque en sus óperas ve la continuación de la
tragedia griega. En esta obra nos ofrece una personal interpretación de Grecia, en
concreto de la tragedia griega, en la que distingue y contrapone lo dionisiaco
(“Dionisos”, el Dios del vino y de la noche) y lo apolíneo (“Apolo”, el Dios de la luz,
de la belleza).

-Lo “apolíneo” simboliza la forma, la medida, la apariencia de lo bello, la armonía, el


equilibrio...

-Lo “Dionisiaco” representa la desenfrenada afirmación de la vida, lo desbordante, el


impulso vital, destructor y creador a un tiempo, el afán de vivir en todas sus
manifestaciones...

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Nietzsche se pone resueltamente del lado de “Dionisos” por ser “un augurio de
vida” y se aparta de Schopenhauer, para quien la voluntad de vivir, siempre
atormentada, es un mal, y afirma esa voluntad de vivir entusiásticamente.

Dionisos (el dios de la noche) y el artista (el poeta trágico) serán para él en este
período los representantes de la actitud auténtica ante la vida.

Es también notable el influjo de Wagner en el que Nietzsche ve un nuevo ideal


artístico y un nuevo tipo de formación humana. Se separará de él a raíz de la aparición
de su ópera “Parsifal”, en la que Wagner, según Nietzsche, “se humilló en cruz” ante el
cristianismo. Mientras Wagner, al colocar sobre el altar del futuro a Cristo y a Apolo,
quiere todavía perseguir el ideal de cultura cristiano – germánica, Nietzsche desplaza a
Cristo y pone en su lugar a “Dionisos”. Arremete contra “el crucificado y todo lo que
es cristiano o está inficionado de cristiano”. (su actitud ante la religión supone, en
parte la teoría de la crítica de la religión de L. Feuerbach). Nietzsche considera el arte,
especialmente la música, como el medio más adecuado para penetrar en la realidad y
captar el fondo oculto de la existencia.

También publica en este período Consideraciones intempestivas (1873-1876) y


estudios sobre la filosofía griega. Sócrates le parece ya el gran enemigo.

Resumen

- Lucha por un nuevo ideal de cultura, cuyo modelo busca en la tragedia griega.
- Distingue lo apolíneo (la medida, la belleza...) y lo dionisiaco (el impulso vital...).
- Es notable la influencia de Wagner.
- Considera el arte, especialmente la música, como el medio más adecuado para
captar la realidad y el fondo oculto de la existencia.

7.2. Período positivista o ilustrado. (“Filosofía de la mañana”)

Termina el período de Basilea y comienzan sus primeros viajes. Corta con Wagner
y abandona la filosofía de Schopenhauer. Busca la inspiración más bien en Voltaire y en
los ilustrados franceses. En este período predomina la crítica de la cultura de su
tiempo: condena la metafísica (sobre todo la platónica), la religión y el arte. Su
prototipo ahora es el hombre libre. Parte de la afirmación de la “muerte de Dios” y de
la negación de la inmortalidad del alma.

Escribe obras como Humano, demasiado humano (1878), usando aforismos


(sentencias breves) donde denuncia todos los ideales de la cultura occidental y su
verdadero trasfondo: «Allí donde vosotros veis cosas ideales, veo yo cosas humanas, ay,
demasiado humanas». Dedica el libro a Voltaire. De parecida orientación son otros dos
títulos: Aurora (1881) y La gaya ciencia (1882).

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Resumen

- Rompe con Wagner y abandona la filosofía de Schopenhauer.


- Crítica de la cultura de su tiempo: condena la metafísica y critica la religión y el
arte.
- Afirmación de la “muerte de Dios” y la negación de la inmortalidad del alma.

7.3. Período de Zaratustra (“Filosofía del mediodía”):

Escribe la que para muchos es su mejor obra: Así habló Zaratustra. “Un libro para
todos y para nadie” (1883-1884). En esta obra, que quiere ser como una nueva Biblia,
Nietzsche afirma «el eterno retorno» y se yergue en el afirmador radical de la voluntad
de poder del “superhombre”.

“Así habló Zaratustra”

Se trata de un conjunto de discursos simbólicos unidos por una fábula (recurre con
frecuencia a la metáfora): Zaratustra (¿700 – 630? A. de C.), Zoroastro para los griegos
- profeta persa que predicó la moral del esclavo y se convierte. Se retira a la montaña al
cumplir los treinta años y allí vive en compañía de los animales: el águila, que
simboliza el orgullo, y la serpiente, que simboliza la inteligencia. Alcanza allí la
sabiduría y decide bajar a predicársela a los hombres. Su mensaje es monoteísta (“ahura
Mazda”, de ahí el mazdeísmo), pero dualista: habla de una lucha entre dos espíritus,
uno del bien (“Spenta Manyu”) y otro del mal (“Ahra Manyu o Ahrimán”). Nietzsche
sustituye a Dioniso por Zaratustra para eliminar de una vez para siempre todo consuelo
metafísico. Lo hace porque Dioniso se identificaba demasiado con la metafísica de
Schopenhauer y Nietzsche en su tercera época rechaza toda metafísica.

Escoge la figura de Zaratustra porque ve en él “al creador de la moral”, porque


está “más allá del bien y del mal”. Para Nietzsche “... Zaratustra fue el primero en
advertir que la auténtica rueda que hace moverse a las cosas es la lucha entre el bien y
el mal”. Pero en su afirmación de la vida y de la voluntad de vivir, en su decir «sí» al
mundo, Zaratustra representa lo mismo que Dionisos: es Dionisos, pero despojado de la
metafísica de Schopenhauer.

Sus grandes enemigos son Sócrates, Platón y todo lo que ellos representan. Pero
el peor enemigo, para Nietzsche, es la civilización cristiana. Dice Nietzsche en otras
palabras: “¿Se me ha comprendido? Dionisos contra el Crucificado”.

La obra Así habló Zaratustra se divide en un prólogo y cuatro partes, en las que
Zaratustra va predicando sus ideas: «el último hombre», el «superhombre», la «la
muerte de Dios», «la voluntad de poder», el «eterno retorno». Se trata de una obra
sumamente compleja, llena de alegorías y metáforas. Su estilo la convierte en una

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joya de la literatura alemana. Contiene alusiones continuas a la Biblia, la gran antítesis


del Zaratustra.

Resumen

- Las principales ideas de la obra “Así habló Zaratustra” son: «el último hombre», el
«superhombre», la «la muerte de Dios», «la voluntad de poder», el «eterno retorno».

7.4. Período crítico (“Filosofía del atardecer”):

Tras el Zaratustra sus obras cambian de signo. Pasa a una fase de negación y de
crítica (de nihilismo). Arremete en su crítica contra los fundamentos de la cultura
occidental: la religión, la filosofía y la moral tradicional. Es un período mucho más
violento y apasionado. Considera que la civilización occidental está en su ocaso
¿atardecer?, minada por el nihilismo. La figura ahora será “el filósofo a martillazos”,
que maldice al "último hombre" (el que precede al superhombre).

Sus obras principales son: Más allá del bien y del mal, preludio de una filosofía del
futuro (1886), en la que se propone una crítica de la modernidad; La genealogía de la
moral, un escrito polémico (1887); Crepúsculo de los ídolos, o cómo se filosofa con el
martillo (1889); El Anticristo. Maldición contra el cristianismo (1888, pero publicada
en 1894); y Ecce Homo. Cómo se llega a ser lo que se es (1888, pero publicada en
1908). Esta última es su autobiografía filosófica.

Resumen

- Crítica contra los fundamentos de la cultura occidental: la religión, la filosofía y la


moral tradicional.
- La civilización occidental está en su ocaso ¿atardecer?, minada por el nihilismo

8. MANIPULACIÓN Y CENSURA DE NIETZSCHE:

Nietzsche cuando cae enfermo tenía algunas obras listas para publicar: El
Anticristo: maldición al cristianismo; Ecce Homo - texto autobiográfico - y un conjunto
de apuntes manuscritos, todavía sin preparar ni revisar para ser publicados, cuyo título
genérico era La Voluntad de poder y publicados en 1901 bajo el título La voluntad de
poder.

La publicación de estos escritos estuvo mediatizada por su hermana, Elizabeth. En


1895 se publicaron, bajo el control de su hermana, unas supuestas Obras Completas de
Nietzsche. Hoy sabemos que fueron adulteradas y falsificadas, suprimiendo partes
enteras, para desvirtuar su sentido, y destacando, en cambio, otras más acordes con las

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ideas e intereses de su hermana, simpatizante de grupos nacionalista alemanes de


ideología militarista y antisemita.

Estos aspectos e ideas serán luego reivindicados por la barbarie nazi, tratando de
encontrar en Nietzsche un defensor de sus ideas. De hecho, en 1934 se celebró un
solemne acto de conmemoración del noventa aniversario del nacimiento de Nietzsche
en el que estuvo presente el mismo Hitler, lo que muestra hasta qué punto varias de las
tesis nietzscheanas - falsificadas por su hermana - estuvieron apoyadas por el nazismo.

Después de la Segunda Guerra Mundial y de la división de Alemania en dos, el


archivo de Nietzsche (depositado en la Biblioteca de la ciudad de Weimar4) pasó a
depender de la República Democrática Alemana, y solamente pudo empezar a ser
consultado a partir de 1954. Sobre la base de estos archivos, Karl Schlecta, que
examinó la obra completa de Nietzsche, demostró en 1956 las falsificaciones y
manipulaciones del pensamiento nietzscheano. A partir de 1964 empezó la edición
crítica de sus obras, bajo la dirección de los italianos Colli y Montinari.

Resumen
- Varias de sus obras fueron publicadas adulteradas y falsificadas, con el
consentimiento de su hermana Elizabeth.
- Varias de las tesis nietzscheanas - falsificadas por su hermana - estuvieron apoyadas
por el nazismo.
- A partir de 1964 empezó una nueva edición crítica de sus obras.

9. LA VIDA: LO APOLÍNEO Y LO DIONISIACO

9.1. La tragedia griega:

La primera obra escrita y publicada por Nietzsche “EL nacimiento de la tragedia”


es una investigación sobre el nacimiento y ocaso de la tragedia griega. La publicación
de esta obra suscitó un fuerte rechazo, porque proponía una interpretación novedosa de
la tragedia griega y diferente de la aceptada habitualmente.

En esta obra, Nietzsche plantea el valor de la vida a partir de esa interpretación


que hace de la tragedia griega, en concreto, de lo apolíneo y de lo dionisiaco. ¿Por qué
4
Los manuscritos de Nietzsche están depositados en la biblioteca de la ciudad de Weimar, en el Estado de
Turingia, al Este de Alemania. La biblioteca de Weimar, una de las más antiguas y prestigiosas de
Europa, se fundó en 1691, fue declarada en 1998 patrimonio de la humanidad y cuenta con un fondo de
un millón de ejemplares, entre los que destacan varios tesoros del período clásico alemán. Goethe estuvo
encargado de la administración de sus fondos desde el año 1797. entre las obras más valiosas se
encuentran 3.900 ejemplares de Fausto de Goethe, 2.000 manuscritos medievales, 8.400 mapas históricos,
una colección de Biblias de los siglos XVI al XIX, entre las que destaca una de Lutero del año 1543 y
miles de ejemplares de obras de Shakespeare y manuscritos de Nietzsche. El día 2 de Septiembre de 2004
un incendio destruyó más de 30.000, la mayoría partituras musicales y libros de la historia de la música.
Según el Ministerio de cultura alemán, con este incendio “la memoria literaria alemana ha sufrido graves
daños y un pedazo de la herencia cultural del mundo se ha perdido para siempre”.

497
Filosofía – 2º Nietzsche

elige el mundo griego? La razón está en que la cultura griega es la base de la cultura
occidental.

Nietzsche propone recuperar el sentido originario y auténtico de la tragedia griega y


distingue en la cultura y en la tragedia griega dos elementos:

- Lo “apolíneo”: basado en el Dios Apolo, Dios del día, de la luz... simboliza la


razón, la forma, la medida, la apariencia de lo bello, la armonía, el equilibrio...

- Lo “dionisiaco”: basado en el Dios Dionisos, Dios de la noche y del vino...


representa lo inconsciente, la desenfrenada afirmación de la vida, la fealdad, lo
desmedido...

Estas dos figuras o elementos (lo “dionisiaco” y lo “apolíneo”) se identifican con


dos instintos, que Nietzsche contrapone (ver cuadro de la página siguiente).

El mundo helénico se caracteriza por la unión e integración entre la bella


apariencia apolínea y el impulso vital dionisiaco, pero también por la lucha y tensión.
Esta unidad y tensión constituye la tragedia. La tragedia alcanza su máxima expresión
con los autores Sófocles y Esquilo. Nietzsche concibe la tragedia como “un coro
dionisiaco que una y otra vez se descarga en un mundo apolíneo de imágenes”.
(Nacimiento de la tragedia, Alianza Editorial, Pág. 84). La decadencia llega con
Eurípides, al perder importancia el coro, desapareciendo, así el elemento “dionisiaco”.

LA TRAGEDIA CLÁSICA

La estructura de la tragedia clásica, con Sófocles y Esquilo, se basa en la oposición


entre un elemento escénico (actores, acción...) y un elemento lírico, musical (el canto
del coro). El origen de la tragedia, según Nietzsche, estaría en el primitivo coro
dionisiaco, del cual se separaron luego los actores y la escena. El coro sueña lo que
acontece en la escena, que en los comienzos era la escenificación del sufrimiento y
muerte de Dionisos, que simboliza lo trágico y terrible de la vida.

La tragedia griega comenzó a decaer en cuanto Eurípides trivializó los personajes y


quitó importancia al coro. Con ello desaparecieron los elementos dionisíacos de la
tragedia.

Por lo tanto, no se puede reducir el ideal cultural y estético griego únicamente al


elemento apolíneo, como un elemento de armonía, proporción y mesura. Tal intento es
una simplificación y una falsificación. Y eso es lo que hicieron, primero Eurípides y,
después, Sócrates y Platón.

498
Filosofía – 2º Nietzsche

Nietzsche conservará siempre una gran predilección por lo dionisiaco, a pesar de


su posterior ruptura con Wagner y Schopenhauer. El mismo personaje de Zaratustra
tiene rasgos dionisíacos, aunque transfigurados.
Esquema

DIONISOS APOLO

- La noche, la oscuridad. - El día, la luminosidad.

- Arte del sonido, de la música. - Arte de la imagen, de la escultura.

- La embriaguez - El ensueño.

- El éxtasis, el delirio, el exceso. - El equilibrio, la medida, el control.

- La fealdad como desproporción y - La belleza como proporción y la


la aceptación del dolor. negación del dolor.

- El instinto, la irracionalidad. - La conciencia, la racionalidad.

- La cosa – en – sí. - La apariencia, el fenómeno.

- El sátiro representa la afirmación - Sócrates representa la racionalidad


primaria de los instintos del hombre. y la negación de los instintos.

EN LA TRAGEDIA

- El coro (pueblo): la música, la - Los actores (reyes): la palabra.


danza.

9.2. Sócrates: el hombre teórico:

Con Sócrates comienza el sometimiento de lo dionisiaco a lo apolíneo, es decir, la


tiranía de la razón sobre la vida y de la moral sobre la estética. Nietzsche manifestaba
una extraordinaria aversión hacia Sócrates, porque lo consideraba el gran adversario
de Dioniso. Le llamaba el gran corruptor, porque con él triunfa «el hombre teórico»
sobre «el hombre trágico». Nietzsche afirma que con Sócrates el diálogo platónico
sustituye a la tragedia griega.

Sócrates inicia el camino de la razón, de la idea, de la verdad universal, de la ley


de la causalidad... que, por una parte, constituyen el fundamento de toda la filosofía
occidental posterior y de la misma ciencia, pero, por otra parte, no sirven para hablar
de la vida. Ese es el gran error de Sócrates: creer en el concepto como medio de
expresión para hablar de la vida. Platón comete el mismo error que Sócrates, con su
teoría de los dos mundos, en la que da la primacía al mundo de las idas sobre el mundo
de los sentidos. De esta manera, el ideal de la racionalidad termina ejerciendo una

499
Filosofía – 2º Nietzsche

tiranía, la tiranía de la razón sobre la vida, de la moral sobre la estética. Aquí radica,
según Nietzsche, la decadencia de Grecia y de su cultura..

Por eso, Nietzsche reivindica el papel de la sensibilidad, de los sentidos y considera


que el único modo de salvación está en el arte: “El arte, (es) como un mago que salva
y que cura”, dice en El nacimiento de la tragedia. Pero, para que sea posible una
auténtica creación artística, es necesario recuperar de nuevo el elemento dionisiaco.

“La existencia del mundo no puede justificarse sino como fenómeno estético...
Nada es más completamente opuesto a la interpretación, a la justificación puramente
estética del mundo, aquí expuesta, que la doctrina cristiana... el cristianismo fue,
desde su origen, esencial y radicalmente, saciedad y disgusto de la vida, en “una vida
mejor”. El odio del mundo, el anatema de las pasiones, el miedo a la belleza y a la
voluptuosidad, un más allá futuro inventado para denigrar mejor el presente... En
nombre de la moral (en especial de la moral cristiana...) “debemos” siempre e
ineludiblemente condenar la vida, porque la vida es algo esencialmente inmoral... En
este libro mi espíritu se reconoce como defensor de la vida contra la moral y crea
una concepción puramente artística, anticristiana... dionisíaca”. (El origen de la
tragedia, o. c. Pág. 42)

Resumen
- Propone una interpretación novedosa y diferente de la tragedia griega.
- Distingue en la tragedia griega dos elementos: lo apolíneo y lo dionisiaco.
- Entre lo apolíneo y lo dionisiaco hay unión, pero también por la lucha y tensión.
- La tragedia alcanza su máxima expresión con Sófocles y Esquilo y decae con
Eurípides, al menospreciar el elemento dionisiaco.
- Nietzsche conservará siempre una gran predilección por lo dionisiaco.
- Con Sócrates comienza el sometimiento de lo dionisiaco a lo apolíneo, es decir, la
tiranía de la razón sobre la vida y de la moral sobre la estética.
- Platón comete el mismo error que Sócrates, con su teoría de los dos mundos.
- Nietzsche reivindica el papel de la sensibilidad, de los sentidos y considera que el
único modo de salvación está en el arte.

TEXTOS:

2. Apolo y Dionisos:

“Los griegos, que en sus dioses dicen y a la vez callan la doctrina secreta de su
visión del mundo, erigieron dos divinidades, Apolo y Dionisos, como doble fuente de
su arte. En la esfera del arte estos nombres representan antítesis estilísticas que caminan
una junto a otra, casi siempre luchando entre sí, y que sólo una vez aparecen fundidas,
en el instante del florecimiento de la «voluntad» helénica, formando la obra de arte de la
tragedia ática. En dos estados, en efecto, alcanza el ser humano la delicia de la
existencia, en el sueño y en la embriaguez. ...

500
Filosofía – 2º Nietzsche

¿En qué sentido fue posible hacer de Apolo el dios del arte? Sólo en cuanto es el
dios de las representaciones oníricas. Él es «el Resplandeciente» de modo total: en su
raíz más honda es el dios del sol y de la luz, que se revela en el resplandor. La «belleza»
es su elemento: eterna juventud le acompaña. Pero también la bella apariencia del
mundo onírico es su reino: la verdad superior, la perfección propia de esos estados, que
contrasta con la sólo fragmentariamente inteligible realidad diurna, elévalo a la
categoría de dios vaticinador, pero también ciertamente de dios artístico. El dios de la
bella apariencia tiene que ser al mismo tiempo el dios del conocimiento verdadero. ...

El arte dionisiaco, en cambio, descansa en el juego con la embriaguez, con el


éxtasis. Dos poderes sobre todo son los que al ingenuo hombre natural lo elevan hasta el
olvido de sí que es propio de la embriaguez, el instinto primaveral y la bebida narcótica.
Sus efectos están simbolizados en la figura de Dionisos”.
(Nietzsche, F., El nacimiento de la tragedia, o. c. Pág. 230 – 231).

3. Lo apolíneo y lo dionisiaco:

“Es mucho lo que habremos ganado para la ciencia estética cuando lleguemos... a
la seguridad inmediata de que el desarrollo del arte está vinculado a la duplicidad de lo
apolíneo y lo dionisiaco: de modo semejante a como la generación depende de la
dualidad de sexos, entre los cuales la lucha es constante y la reconciliación se realiza
sólo periódicamente. Estos nombres los tomamos prestados de los griegos, los cuales
hacen perceptibles a los hombres inteligentes sus profundas teorías de la visión del arte,
no, ciertamente, con conceptos, sino con las figuras del mundo de sus dioses. Con sus
dos divinidades artísticas, Apolo y Dionisos, está íntimamente unida la idea de que en
el mundo griego subsiste una enorme antítesis... entre el arte del escultor, arte apolíneo,
y el arte no-escultórico de la música, que es el arte de Dionisos: esos dos instintos tan
diferentes marchan juntos, casi siempre en abierta discordia”.
(Nietzsche, F., El nacimiento de la tragedia, o. c. Pág. 40 - 4 1).

4. Sócrates, La racionalidad a cualquier precio:

“Cuando se tiene necesidad de hacer de la razón un tirano, como hizo Sócrates,


necesariamente se da un peligro no pequeño de que otra cosa distinta haga de tirano... El
fanatismo con el que toda la reflexión griega se lanza a la racionalidad, delata una
situación apurada: se estaba en peligro, había una sola elección: o bien parecer o bien
ser absurdamente racionales... Razón = virtud = felicidad significa simplemente: hay
que imitar a Sócrates e implantar de manera permanente contra los oscuros apetitos, una
luz diurna, la luz de la razón. Hay que ser inteligentes, claros, lúcido, a cualquier precio:
toda concesión a los instintos, al inconsciente, conduce hacia abajo”.
(Nietzsche, F., El crepúsculo de los ídolos, Alianza Editorial, Madrid, 1973, Pág. 4 -
43).

5. El valor de la vida: lo apolíneo y lo dionisiaco:

“Mientras que en todos los hombres productivos el instinto es la fuerza creadora y


afirmativa, y la conciencia adopta una actitud crítica y disuasiva: en Sócrates el instinto

501
Filosofía – 2º Nietzsche

se convierte en crítico, la conciencia en un creador, y una verdadera monstruosidad per


defectum”.

“El hombre alejandrino, que en el fondo es un bibliotecario y un corrector, se queda


miserablemente ciego a causa del polvo de los libros y las erratas de imprenta”.

“Sí, amigos míos, creed conmigo en la vida dionisíaca y en el renacimiento de la


tragedia. El tiempo del hombre socrático ha pasado: coronaos de hiedra, tomad en la
mano el tirso y no os maravilléis si el tigre y la pantera se tienden acariciadores a
vuestras rodillas. Ahora osad ser hombres trágicos: pues seréis redimidos”.
(Nietzsche, F., El nacimiento de la tragedia, o. c. Págs. 13, 18, y 20).

10. LA MUERTE DE DIOS Y EL SUPERHOMBRE:

10.1. La muerte de Dios:

Nietzsche apunta como el acontecimiento más importante de la época


contemporánea, del cual él se siente testigo, la “muerte de Dios”. Este hecho implica
para Nietzsche una crítica radical de la religión, de los valores, de la moral y de la
metafísica tradicionales, porque se inspiran y fundamentan en la idea de Dios.

Nietzsche está convencido de que la idea de Dios es la que impide al hombre


desarrollar sus posibilidades y es además el gran obstáculo para que llegue el
“superhombre”. Por eso, piensa que para que el hombre, el superhombre viva, debe
morir Dios. “Dios ha muerto, viva el superhombre”.

¿Qué significa la muerte de Dios? Que Dios ha desaparecido de la cultura, de la


tradición, de la historia, de la moral... de nuestro tiempo.

Aunque la muerte de Dios es fruto de la época moderna y Nietzsche se considera su


asesino, (“nosotros lo hemos matado, vosotros y yo”, dice en la gaya ciencia), sin
embargo observa cómo el pensamiento occidental va reduciendo paulatinamente el
papel y la importancia de Dios desde el Renacimiento, pasando por el Racionalismo
hasta llegar al Idealismo, al Marxismo y al Romanticismo.

Se puede decir, por tanto, que las raíces de Nietzsche se encuentran en:

- Renacimiento: el antropocentrismo.
- Racionalismo: autonomía de la razón.
- Ilustración: el poder de la razón, del pueblo.
- Positivismo: el poder de la ciencia.
- Marxismo: la religión como alienación del hombre.
- Romanticismo: afirmación de la vida por encima de la moral.

Nietzsche observa que cada vez hay menos lugar para Dios en la cultura
moderna. Por eso, Nietzsche decreta la muerte definitiva de Dios: “Dios ha muerto”.

502
Filosofía – 2º Nietzsche

Y con Dios muere todo el ideario humanista de la civilización occidental, que se


inspira en lo religioso y en lo divino.

“¿No habéis oído hablar de ese loco, que, en pleno día, encendía una linterna...
gritando sin cesar,... ¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir. Nosotros lo
hemos matado, vosotros y yo. Todos somos sus asesinos. ¿No oís todavía el grito
de los sepultureros que entierran a Dios? Dios ha muerto. Y somos nosotros quienes
le hemos dado muerte... se cuenta que el loco penetró un día en las iglesias y entonó
un “réquiem aeternam Deo”. Expulsado e interrogado no cesó de responder: ¿De
qué sirven estas iglesias si son las tumbas y los monumentos de Dios?”. ( Parábola
del loco de la linterna, en La gaya ciencia, Alianza, Madrid, 1968, Pág. 125).

La primera consecuencia de la muerte de Dios es la caída del hombre (el “último


hombre”) en el nihilismo: la vida es un absurdo y todo esfuerzo por buscarle sentido
está condenado al fracaso.

“Voy a hablaros de lo más despreciable: el último hombre.

Y Zaratustra habló así al pueblo:

Es tiempo de que el hombre fije su propia meta. Es tiempo de que el hombre plante
la semilla de su más alta esperanza.

Todavía es bastante fértil su terreno para ello. Mas algún día ese terreno será pobre y
manso, y de él no podrá ya brotar ningún árbol elevado.
¡Ay! ¡Llega el tiempo en que el hombre dejará de lanzar las flechas de su anhelo
más allá del hombre, y en que la cuerda de su arco no sabrá ya vibrar”.
(Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid, 1987).

Pero el nihilismo debe ser asumido y superado. ¿Cómo? Creando nuevos valores
que potencien la vida en vez de anularla. Surge así la segunda consecuencia de la
muerte de Dios: el superhombre.

Zaratustra es el gran pregonero de la muerte de Dios, que ha sido suplantado por él,
superhombre. Sus dos mensajes son: “Dios ha muerto, viva el superhombre”. Por eso,
cuando Zaratustra se encuentra un anciano orando, se pregunta: “Pero, ¿es posible?
Este santo varón, aquí, en el bosque, no se ha enterado todavía de que Dios ha
muerto?”. (Así habló Zaratustra, o. c. Pág. 33).

Resumen
- La muerte de Dios es el acontecimiento más importante de época contemporánea.
- La existencia de Dios impide el desarrollo de las posibilidades humanas.
- Para que el hombre viva, Dios debe morir (“Dios ha muerto, viva el superhombre”).
- “Dios ha muerto” significa que ha desaparecido de la cultura occidental actual.
- La importancia de Dios se ha reducido desde el Renacimiento: cada vez hay menos
lugar para Dios en la historia.
- La primera consecuencia de la muerte de Dios es el nihilismo.

503
Filosofía – 2º Nietzsche

- El nihilismo es superado con la aparición del superhombre.

10.2. El superhombre:

Nietzsche anuncia el advenimiento del superhombre, después de proclamar la


muerte de Dios. La afirmación enérgica de la vida y de la voluntad de poder le permite
al hombre llegar a la cima más alta que jamás pudo imaginar: El superhombre.

Nietzsche no es racista, en contra de lo que pretendieron hacer creer los ideólogos


del régimen nacionalsocialista nazi. (A decir verdad, despreciaba «lo alemán»).
Simplemente contrapone su "superhombre" al “último hombre”. Pero Nietzsche sabe
que sus contemporáneos difícilmente entenderían a quién o a qué se refería con la
expresión "superhombre". Por eso tituló su libro «un libro para nadie». En el prólogo
de Zaratustra hay un pasaje donde la multitud se burla de Zaratustra y le dicen:
“¡Danos ese último hombre, Zaratustra —gritaban— haz de nosotros esos últimos
hombres! ¡El superhombre te lo regalamos!”.

¿Cómo aparece el superhombre?

Nietzsche no explica cómo aparecerá el superhombre. Se deduce que es producto


del «eterno retorno». Afirma, en todo caso, que el superhombre será el resultado de
tres transformaciones o fases previas: el paso de espíritu a camello, de camello a león
y de león a niño.

a) Camello: el espíritu del hombre es, en primer lugar, como un camello


que se arrodilla para cargar con el peso que le arroja el gran dragón y que obedece
a su amo sin quejarse. Representa el deber, («¡Tú debes!»).
b) León: el hombre – camello cansado por el peso de la carga, se rebela
contra su amo y lo derriba. Entonces se convierte en el hombre - león, dueño de sí
mismo y rebelde, que quiere conquistar su libertad, arrojar los antiguos valores y
poder decir: «¡Yo quiero!».
c) Niño: A medida que se va sacudiendo la pesada carga, y
conquistando su libertad, el hombre va creando sus propios valores, pero debe
hacerlo desde el principio, desde la inocencia del niño, que está más allá del bien
y del mal, y no desde el resentimiento del adulto.

«Decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el


león ha podido hacerlo? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en
niño? Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se
mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí. Sí, hermanos míos,
para el juego del crear se precisa un santo decir sí”. (Así habló Zaratustra,
"De las tres transformaciones", o. c. Pág. 51).

El superhombre no es, pues, un personaje terrible, sino un niño, en referencia a un


oscuro pasaje de Heráclito: «El tiempo es un niño que mueve las piezas del juego:
¡gobierno de un niño!» (Frag. 52).

504
Filosofía – 2º Nietzsche

Las tres transformaciones se pueden comparar con la dialéctica de Hegel: Tesis =


camello; Antítesis = león; Síntesis = niño. O con la dialéctica de Marx: Camello =
trabajador oprimido por el capitalismo; León = el hombre revolucionario; Niño = el
hombre nuevo y libre.

En Nietzsche, el superhombre implica la desaparición de Dios y la destrucción del


cristianismo, entendido como la doctrina que mejor expresaba la decadencia de la
cultura, la metafísica y la filosofía occidental

Las características más importantes del superhombre son:

- Ansia de vivir: desea vivir sin traba alguna. Valora la vida y todo lo que se refiere a
la vida. Las virtudes que ama son la fortaleza física, el poder, la rebeldía...
- Es creador de nuevos valores: Es autónomo, independiente, libre y está por encima
del bien y del mal. Su ley es su voluntad (voluntad de poder). Crea sus propios
valores y desprecia los tradicionales.
- Es superior y legislador de la plebe a la que impone por la fuerza sus valores y su
voluntad. La igualdad sólo lleva a la moral de rebaño, de esclavos.
- Es un ser inexorable, duro y sin piedad con los débiles : “Esta es la nueva tabla
que promulgo para vosotros: volveos duros”. La compasión es un sentimiento vil.
- Es un sustituto de la divinidad: “Dios ha muerto, viva el superhombre”.
- Es fiel a la tierra y a lo terreno : el superhombre debe escuchar la llamada de la
tierra, de la vida.

Resumen

- La afirmación enérgica de la vida y de la voluntad de poder permite la llegada del


superhombre.
- El superhombre es el resultado del “eterno retorno” a través de tres
transformaciones: camello – león –niño.
- Las tres transformaciones se pueden comparar con la dialéctica de Hegel y de
Marx.
- El superhombre implica la muerte de Dios y la desaparición del cristianismo.
- Las características del superhombre son: ansia de vivir – creador de valores – ser
superior y legislador de la plebe – duro y sin piedad con los débiles – sustituto de
la divinidad – fiel a la tierra y a lo terreno.

TEXTOS:

6. La muerte de Dios:

“¿No habéis oído hablar de ese loco que, en pleno día, encendía una linterna y
echaba a correr por la plaza pública, gritando sin cesar, “Busco a Dios, busco a Dios?”

505
Filosofía – 2º Nietzsche

Como allí había muchos que no creían en Dios, su grito provocaba hilaridad. “¿Qué, se
ha perdido Dios?”, decía uno. “¿Se ha perdido como un niño pequeño?”, preguntaba el
otro. “¿O es que está escondido? ¿Tiene miedo de nosotros? ¿Se ha embarcado? ¿Ha
emigrado?” Así gritaban y reían con gran confusión. El loco se plantó en medio de
ellos y los miró fijamente. “¿Dónde se ha ido Dios? Yo os lo voy a decir”, gritó.
Nosotros lo hemos matado, vosotros y yo. Todos somos sus asesinos. Pero, ¿cómo
hemos podido hacer eso? ¿Cómo hemos podido vaciar el mar? ¿Y quién nos ha dado la
esponja para secar el horizonte? ¿Qué hemos hecho al separar esta tierra de la cadena de
su sol? ¿Adónde se dirigen ahora sus movimientos? ¿Lejos de todos los soles? ¿No
caemos incesantemente? ¿Hacia adelante, hacia atrás, de lado de todas partes? ¿Hay aún
un arriba y un abajo? ¿No vamos como errantes a través de una nada infinita? ¿No nos
persigue el vacío con su aliento? ¿No hace más frío? ¿No nos viene encima la noche,
siempre más noche? ¿No es preciso encender linternas en pleno mediodía? ¿No oímos
todavía el ruido de los sepultureros que entierran a Dios? ¿Todavía no olemos nada de
la corrupción divina? ¡También los dioses se pudren! ¡Dios ha muerto! ¡Dios permanece
muerto! ¡Y nosotros somos quienes lo hemos matado! ... Lo que el mundo poseía de
más sagrado y poderoso se ha desangrado bajo nuestro cuchillo. ¿Quién borrará de
nosotros esa sangre? ¿Qué agua podrá purificarnos? ¿Qué expiaciones, qué juegos nos
veremos obligados a inventar? ¿No es excesiva para nosotros la grandeza de este
acto? ... No hubo en el mundo acto más grandioso y las futuras generaciones serán, por
este acto, parte de una historia más alta de lo que hasta el presente fue la historia. Aquí
calló el loco... arrojó la linterna al suelo y se rompió en mil pedazos: “He llegado
demasiado pronto. No es aún mi hora. Este acontecimiento está en camino, todavía no
ha llegado a oídos de los hombres.”
Nietzsche, F., La gaya ciencia, Alianza, Madrid, 1968, Pág. 125).

7. El superhombre:

“Cuando Zaratustra llegó a la primera ciudad, situada al borde de los bosques,


encontró reunida en el mercado una gran muchedumbre: pues estaba prometida la
exhibición de un volatinero. Y Zaratustra habló así al pueblo:

Yo os predico el superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué


habéis hecho para superarlo? Todos los seres han creado hasta ahora algo por encima de
ellos mismos: ¿y queréis ser vosotros el reflujo de esa gran marea, y retroceder al
animal más bien que superar al hombre? ¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión
o una vergüenza dolorosa. Y justo eso es lo que el hombre debe ser para el
superhombre: una irrisión o una vergüenza dolorosa. Habéis recorrido el camino que
lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas en vosotros continúan siendo
gusano.

En otro tiempo fuisteis monos, y aun ahora es el hombre más mono que
cualquier mono. Y el más sabio de vosotros es tan sólo un ser escindido, híbrido de
planta y fantasma. Pero ¿os mando yo que os convirtáis en fantasmas o en plantas?

¡Mirad, yo os enseñaré qué es el superhombre!:

El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el


superhombre el sentido de la tierra! ¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles
a la tierra y no creáis a quienes os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son

506
Filosofía – 2º Nietzsche

envenenadores, lo sepan o no. Son despreciadores de la vida, son moribundos y están,


ellos también, envenenados, la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!

En otro tiempo el delito contra Dios era el máximo delito, pero Dios ha muerto y
con Él han muerto también esos delincuentes. ¡Ahora lo más horrible es delinquir
contra la tierra y apreciar las entrañas de lo inescrutable más que el sentido de
aquélla! ...

¿Cuál es la máxima vivencia que vosotros podéis tener? ... La hora en que digáis:
«¡Qué importa mi felicidad!» ... ... La hora en que digáis: «¡Qué importa mi
razón!» ... ... La hora en que digáis: «¡Qué importa mi virtud!» ... La hora en que
digáis: «¡Qué importa mi compasión!» ¿No es la compasión acaso la cruz en la que es
clavado quien ama a los hombres? Pero mi compasión no es crucifixión. ¿Habéis
hablado ya así? ¿Habéis gritado ya así? ¡Ah, ojalá os hubiese yo oído gritar así! ¡No
vuestro pecado - vuestra moderación - es lo que clama al cielo, vuestra mezquindad
hasta en vuestro pecado es lo que clama al cielo! ¿Dónde está el rayo que os lama con
su lengua? ¿Dónde la demencia que habría que inocularos? Mirad, yo os enseño el
superhombre: ¡él es ese rayo, él es esa demencia!”.
(Nietzsche, F., Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid, 1981, Pág. 34 - 36.).

8. El futuro del hombre, las tres transformaciones:

“Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se convierte en


camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.

Hay muchas cosas pesadas para el espíritu, para el espíritu fuerte, paciente, en el
que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas
de todas.

¿Qué es pesado? Así pregunta el espíritu paciente, y se arrodilla, igual que el


camello, y quiere que se le cargue bien.

¿Qué es lo más pesado, héroes? así pregunta el espíritu paciente, para que yo cargue
con ello y mi fortaleza se regocije. ...

Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu paciente:
semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.

Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león
se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad como se conquista una presa,
y ser señor en su propio desierto.

Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último


dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria.

¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios?
«Tú debes» se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice «yo quiero». ...

Hermanos míos, ¿para qué se precisa que haya el león en el espíritu? ¿Por qué
no basta la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?

507
Filosofía – 2º Nietzsche

Crear valores nuevos - tampoco el león es aún capaz de hacerlo: mas crearse
libertad para un nuevo crear - eso si es capaz de hacerlo el poder del león.

Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es
preciso el león. ...

Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer el niño que ni siquiera el
león ha podido hacerlo? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en niño?

Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se


mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.

Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir sí: el espíritu
quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.

Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió


en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.”

Así habló Zaratustra. Y entonces residía en la ciudad que es llamada: La Vaca


Multicolor”.
(Nietzsche, F., Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid 1981, Pág. 49 – 51).

11. EL NIHILISMO Y LA VOLUNTAD DE PODER:


11.1. El nihilismo:

Para Nietzsche, la llegada del nihilismo será el rasgo más destacado de los dos
próximos siglos (XX y XXI). Define el término «nihilismo» (de “nihil”: nada en latín)
en relación con la voluntad de poder (que es también la voluntad de vivir, la vida
misma) y tiene un doble sentido en sus obras:

a) El nihilismo pasivo (como decadencia del poder del espíritu, cuando la voluntad
de poder disminuye o se agota), según Nietzsche, está a punto de llegar, debido a la
decadencia, al pesimismo y al cansancio generalizados de la cultura occidental.
Todos los valores creados por la cultura occidental son falsos valores, son la
negación misma de la vida, y en el fondo proceden de una «voluntad de la nada».
Cuando esos valores se derrumben - y lo harán, porque son ilusorios - llegará el
nihilismo. El nihilismo pasivo significa, pues, que los valores supremos por los
cuales el hombre se ha movido tradicionalmente pierden validez. La civilización
occidental quedará sin los valores tenidos hasta ahora. ¿Por qué no valen? Porque
son la negación de la vida misma, porque proceden de la “voluntad de la nada”.
Pasaremos de decir «Dios es la verdad» a decir «todo es falso».

“... los supremos valores se devalúan. Falta el fin, falta la respuesta a la


pregunta ¿para qué? El nihilismo está ante la puerta: ¿de dónde nos llega éste, el
más importante de todos los huéspedes?”. (La voluntad de poder, o .c. Pág. 434).

508
Filosofía – 2º Nietzsche

b) Nihilismo activo (como signo del creciente poder del espíritu, cuando la voluntad
de poder crece y se afirma): es la reacción contra el nihilismo pasivo, que
procede de un poder creciente del espíritu, ante el cual los valores vigentes no valen
nada, y busca otros valores nuevos. Es negar para afirmar, destruir para crear,
aniquilar para producir. Es "activo" porque los valores no se derrumban por sí
solos, sino que son destruidos directamente por la "voluntad de poder" que dice no
a esos valores para poder crear valores nuevos, que manifiesten el sí a la vida del
superhombre.

Toda la crítica de Nietzsche a la cultura occidental es manifestación de este


nihilismo activo que intenta anticiparse al nihilismo pasivo y crear una civilización
nueva antes de que se derrumbe definitivamente la antigua.

Resumen

- El nihilismo será el rasgo más importante de los Siglos XX y XXI.


- El nihilismo pasivo significa que los valores de la cultura occidental son falsos
valores porque niegan la vida.
- El nihilismo activo es la reacción contra el nihilismo pasivo y niega los valores
antiguos para poder afirmar los valores nuevos.

11.2. La voluntad de poder:

Nietzsche intentó compensar su débil salud con una voluntad férrea por vivir e
imponerse a su naturaleza enfermiza. Para Nietzsche, el mundo, el hombre y la vida
son voluntad de poder. En ningún sitio explica qué significa exactamente esta
expresión, pero se refiere a ella con mucha frecuencia.

De todas formas se puede decir de la voluntad de poder que:

- No es «voluntad que busca el placer y evita el dolor», ni siquiera es una «voluntad de


vida».
- Más bien al contrario: la vida es voluntad de poder, sinónimo de la voluntad de ser
más, de vivir más, de superarse y de mostrar una fuerza siempre creciente. En
definitiva: voluntad de crear.

Esto significa que la voluntad de poder es todo el conjunto de fuerzas y pulsiones


que apuntan hacia el poder.

La «voluntad de poder» no puede ser definida en términos biológicos o desde


interpretaciones políticas o racistas. Desde luego Nietzsche no era racista. Pero, ¿la
voluntad de poder tiene algo que ver con la teoría evolucionista de Darwin de la
selección natural en la que sobreviven los más dotados...? El teólogo Hans Küng,
contra la opinión de otros muchos, manifiesta que sí, cuando dice:

509
Filosofía – 2º Nietzsche

“Por todas partes se trasluce aquí claramente el padrinazgo de Darwin: la fuerza


(el poder) de la vida y su evolución; la lucha por la existencia en la que sólo
sobreviven los más fuertes; elección y selección de los más capacitados...”

Un pasaje del Zaratustra, titulado De la superación de sí mismo, expresa bien lo que


Nietzsche entiende por «voluntad de poder»:

«... En todos los lugares donde encontré seres vivos, encontré voluntad de
poder, e incluso en la voluntad del que sirve encontré voluntad de ser señor. ...
Y este misterio me ha confiado la vida misma. Mira, dijo, yo soy lo que tiene que
superarse siempre a sí mismo.
En verdad, yo os digo: ¡Un bien y un mal que fuesen imperecederos no existen! Por
sí mismo deben una y otra vez superarse a sí mismos. ...
Y quien tiene que ser un creador en el bien y en el mal: en verdad ése tiene que ser
antes un aniquilador y quebrantar valores.
Por eso el mal sumo forma parte de la bondad suma: mas ésta es la bondad
creadora. ...
¡Hay muchas cosas que construir todavía!
Así habló Zaratustra»

La voluntad tiende espontáneamente, no a la búsqueda de felicidad, sino a la


acumulación de fuerzas y a su difusión.

Nietzsche se va interesando cada vez más por los valores morales, de ahí que la
voluntad de poder sea, en gran medida, voluntad creadora de valores nuevos y
aniquiladora de los tradicionales. La voluntad de poder constituye el principio
fundamental de todas las valoraciones: Lo bueno es todo lo que eleva el sentimiento
de poder, la voluntad de poder”... lo malo “es todo lo que viene de la debilidad”.

Para Nietzsche, el mundo, la vida y el superhombre es voluntad de poder. Y los


nuevos valores deben ser la expresión de esa voluntad de poder. Esta voluntad de poder
alcanza una dimensión cósmica en el siguiente texto de Nietzsche:

«¿Queréis saber qué es para mí "el mundo"? ... Es un monstruo de fuerza, sin
principio ni fin, una magnitud férrea y fija de fuerzas que ni crece ni disminuye, y
que únicamente se transforma,... un juego de fuerzas y ondas de fuerza... un mar de
fuerzas tempestuosas que se agitan y transforman desde toda la eternidad y vuelven
eternamente sobre sí mismas en un enorme retorno de los años... Éste es mi mundo
dionisiaco, que se-crea-eternamente-a-sí-mismo y que se destruye-eternamente-a-sí-
mismo, este mundo-enigmático de la doble voluptuosidad, mi "más allá del bien y
del mal", sin meta, a no ser que exista una meta en la felicidad del círculo, sin
voluntad; a menos que un anillo tenga buena voluntad respecto a sí mismo. ¿Queréis
un nombre para este mundo? ¿Y una solución para todos sus enigmas? ¿Queréis una
solución para todos vosotros, los desconocidos, los fuertes, los impávidos, los
hombres de medianoche? ? Este mundo es la voluntad de poder, y nada más que
eso. ¡Sed vosotros también esa voluntad de poder, y nada más que eso!».
(Nietzsche, F., La voluntad de poder, en “Obras completa”, Prestigio, Buenos
Aires, Vol. IV, Pág. 801 – 802).

El texto resume bien la cosmología vitalista de Nietzsche e introduce también otro


tema importante de su pensamiento: «el eterno retorno».

510
Filosofía – 2º Nietzsche

Resumen
- El mundo, el hombre y la vida son voluntad de poder.
- La voluntad de poder no es voluntad que busca el placer y evita el dolor.
- La voluntad de poder es voluntad de ser más, de vivir más, de superarse y de mostrar
una fuerza siempre creciente.
- Para muchos la voluntad de poder recuerda a la teoría evolucionista de Darwin de
lucha por la vida, en la que sobreviven los mejor dotados.
- La voluntad de poder es voluntad creadora de valores nuevos y aniquiladora de los
tradicionales.
- Bueno es todo lo que eleva el sentimiento de poder y malo es “todo lo que viene de la
debilidad”.
- La voluntad de poder alcanza una dimensión cósmica: el mundo, la vida y el
superhombre es voluntad de poder, y se manifiesta a través del “eterno retorno”.

TEXTOS:

9. El nihilismo:

“Lo que yo cuento aquí es la historia de las próximas dos centurias. Describo lo que
vendrá, lo que no podrá menos que venir: el advenimiento del nihilismo. Esta historia
puede ser contada ya ahora; pues opera en ella la necesidad misma. Este futuro habla ya
a través de cien signos; este destino se anuncia por doquier; ya todos los oídos están
aguzados, prontos a captar esta música del porvenir. Desde hace mucho toda nuestra
cultura europea, presa de una tensión angustiosa que aumenta de década en década, se
encamina a una catástrofe - inquieta, violenta y precipitada; cual río que ansía
desembocar en el mar, ya no reflexiona, tiene miedo de reflexionar. ...

¿Qué significa el nihilismo? Significa que se desvalorizan los más altos valores.
Falta la meta; falta la respuesta al «¿por qué?».

511
Filosofía – 2º Nietzsche

El nihilismo radical es el convencimiento de que la existencia es absolutamente


insostenible si se trata de los más altos valores que se reconocen; amén de la conclusión
de que no tenemos el menor derecho de suponer un «más allá» o un «en sí» de las cosas
que sea «divino», moral verdadera.

Esta conclusión es consecuencia de la «voluntad de verdad» inculcada en el


hombre; es decir, es consecuencia de la fe en la moral.

El nihilismo es ambiguo: a) nihilismo como signo de aumento de poder del


espíritu: el nihilismo activo. b) nihilismo como decadencia y merma del poder del
espíritu: el nihilismo pasivo.

El nihilismo es un estado normal. Puede ser síntoma de fuerza; el poder del espíritu
puede haber acrecido a tal punto que le son inadecuadas las metas tradicionales
(convicciones, artículos de fe, pues una fe expresa en general la dictadura de
condiciones de existencia, la sumisión a la autoridad de las circunstancias bajo las
cuales un ser prospera, crece y adquiere poder...); por otra parte, puede ser síntoma de
fuerza insuficiente para fijarse en forma productiva una nueva meta, un nuevo por qué,
una nueva fe.

Alcanza el nihilismo su máxima fuerza relativa como fuerza violenta de


destrucción; como nihilismo activo.

Su antítesis es el nihilismo cansado que ya no ataca y cuya modalidad más


famosa es el budismo: nihilismo pasivo, síntoma de debilidad. La fuerza del espíritu
puede estar cansada, agotada, así que los objetivos y los valores existentes son
inadecuados y no se cree más en ellos; de modo que se disuelve la síntesis de los
valores y los objetivos (en la que se basa toda cultura fuerte) y los distintos valores
luchan entre sí: desintegración; de modo que todo lo que reconforta, cura, aquieta,
aturde, pasa a primer plano bajo variado disfraz: religioso, moral, político, estético,
etc.”.
(Nietzsche, F., La voluntad de poder, en «Obras Completas», Vol. IV, Prestigio, Buenos
Aires, Pág. 433 – 462).

12. EL ETERNO RETORNO (DE LO MISMO):

Éste es el tema clave de Zaratustra (3ª parte). El tema está tomado de la mitología
y de los presocráticos, especialmente Heráclito, aunque en Nietzsche apenas tiene
sentido cosmológico.

En La voluntad de poder intenta refutar la concepción lineal y teleológica del


universo: «Si el universo tuviese una finalidad, ésta debería haberse alcanzado ya. Y si
existiese para él un estado final, también debería haberse alcanzado». Esto significa
que no hay más mundo que éste, y niega cualquier "trasmundo" platónico o cristiano.
Éste es nuestro único mundo, y cualquier huida a otro mundo es un alejamiento de la
verdadera realidad. La consigna es «permanecer fieles a la tierra». Nietzsche considera

512
Filosofía – 2º Nietzsche

envenenadores a quienes hablen de esperanzas supraterrenales. Como Dios ha muerto,


el mayor delito que queda es contra el mundo, contra el sentido de la tierra.

El eterno retorno significa que todo, incluida nuestra vida, se repetirá


exactamente igual y para toda la eternidad en sucesivos ciclos cósmicos.

“Todo va, todo vuelve, la rueda de la fortuna gira eternamente. Todo muere,
todo florece de nuevo, el ciclo de la existencia prosigue eternamente, eternamente
corre el año del ser”. (Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid, 1981, Pág. 300).

Que todo retorna significa que el tiempo es un círculo, que volveremos a vivir el
presente y el pasado, y que el futuro ya lo hemos vivido. “Nosotros ya hemos existido
una infinidad de veces y todas las cosas con nosotros”, dice en Así habló Zaratustra.

“Hombre, tu vida es como un reloj de arena al que se le da vueltas y más


vueltas; su contenido pasará de un lado a otro un número infinito de veces, separadas
por el intervalo de un largo minuto, de nuevo encontrarás cada una de tus penas y de
tus alegrías...”. (Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid, 1981, Pág. 301).

Pero el «eterno retorno» adquiere también en Nietzsche un sentido axiológico


(valorativo) y moral: es un "sí" a la vida tan fuerte y tan grande (expresión de la
voluntad de poder) que no sólo afirma los valores de esta tierra, sino su deseo de que se
repita eternamente.

El eterno retorno simboliza, en su eterno girar, que este mundo tiene “varias
caras” que se van sucediendo, por eso, Nietzsche cree que todo es bueno y justificable
desde algún punto de vista, porque en teoría todo volverá a repetirse.

La expresión «eterno retorno» parece expresar también el deseo de que todo sea
eterno, el amor al destino: no querer que nada sea distinto, ni en el pasado, ni en el
futuro ni por toda la eternidad.

Posible contradicción: Esta eterna repetición de lo mismo parece contradecirse


con la futura aparición del superhombre. Por eso, algunos autores interpretan el eterno
retorno como el retorno de lo selectivo: lo que retorna no es lo mismo sino lo más
excelso, desapareciendo lo decadente. ¿Es esto lo que dice Nietzsche en el texto que se
cita a continuación?:

“Yo volveré con este mismo sol, con esta tierra... pero no a una vida nueva o a
una vida mejor... yo volveré eternamente a esta misma vida, a esta vida
bienaventurada, tanto en lo grande como en lo pequeño, para enseñar el eterno
retorno de todas las cosas”. (Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid, 1981, Pág. 301).

Resumen

- El tema está tomado de la mitología y de los presocráticos, especialmente Heráclito.


- No hay más mundo que éste que se repite eternamente. Nietzsche niega cualquier
"trasmundo" platónico o cristiano.

513
Filosofía – 2º Nietzsche

- El eterno retorno significa que todo, incluida nuestra vida, se repetirá exactamente
igual y en sucesivos ciclos cósmicos..
- El eterno retorno es un "sí" a la vida a la tierra.
- El «eterno retorno» parece expresar también el deseo de que todo sea eterno.
- ¿El eterno retorno es retorno de lo mismo o de lo selectivo?

TEXTOS:

10 . El eterno retorno como selección:

“Vamos a suponer que cierto día o cierta noche, un demonio se introdujera


furtivamente en la soledad más profunda y te dijera: «Esta vida, tal como tú la vives y
la has vivido tendrás que vivirla todavía otra vez y aun innumerables veces; y se te
repetirá cada dolor, cada placer y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo
indeciblemente grande y pequeño de tu vida. Además todo se repetirá en el mismo
orden y sucesión... y hasta esta araña y este claro de luna entre los árboles y lo mismo
este instante y yo mismo. El eterno reloj de arena de la existencia se le dará la vuelta
siempre de nuevo, y tú con él, corpúsculo de polvo». ¿No te echarías al suelo,
rechinarías los dientes y maldecirías al demonio que así te hablase? O puede que hayas
tenido alguna vez la vivencia de un instante prodigioso en el que responderías: «¡tú eres
un dios y nunca oí nada más divino!». Si aquel pensamiento llegase a apoderarse de ti,
te trasformaría como tú eres y acaso te aplastaría. Se impondría como la carga más
pesada en todo tu obrar la pregunta a cada cosa y a cada paso: «¿quieres que se repita
esto otra vez y aun innumerables veces?». O ¿cómo tendrías tú que ser bueno para ti
mismo y para la vida, no aspirando a nada más que a confirmar y sellar esto mismo
eternamente?”.
(Nietzsche, F., El Gay Saber, Narcea, Madrid 1973, Pág. 344-5).

11. Zaratustra y el eterno retorno:

“Oh Zaratustra, dijeron a esto los animales, todas las cosas mismas bailan para
quienes piensan como nosotros: vienen y se tienden la mano, y ríen, y huyen, y vuelven.

Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo
vuelve a florecer, eternamente corre el año del ser.

Todo se rompe, todo se recompone; eternamente la misma casa del ser se


reconstruye a sí misma. Todo se despide, todo vuelve a saludarse; eternamente
permanece fiel a sí el anillo del ser.

En cada instante comienza el ser; en torno a todo "aquí" gira la esfera "allá". El
centro está en todas partes. Curvo es el sendero de la eternidad. ...

514
Filosofía – 2º Nietzsche

Mira, nosotros sabemos lo que tú enseñas: que todas las cosas retornan
eternamente, y nosotros mismos con ellas, y que nosotros hemos existido ya infinitas
veces, y todas las cosas con nosotros.

Tú enseñas que hay un gran año del devenir, un monstruo de gran año: una y otra
vez tiene éste que darse la vuelta, lo mismo que un reloj de arena, para volver a
transcurrir y vaciarse...

Pero el nudo de las causas, en el cual yo estoy entrelazado, retorna, -¡él me creará
de nuevo! Yo mismo formo parte de las causas del eterno retorno.

Vendré otra vez, con este sol, con esta tierra, con este águila, con esta serpiente - no
a una vida nueva o a una vida mejor o a una vida semejante - vendré eternamente de
nuevo a esta misma e idéntica vida, en lo más grande y también en lo más pequeño,
para enseñar de nuevo el eterno retorno de todas las cosas”.
(Nietzsche, F., Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid 1981, Pág. 300 – 303).

12. Zaratustra y el eterno retorno:

“Oh Zaratustra, dijeron a esto los animales, todas las cosas mismas bailan para
quienes piensan como nosotros: vienen y se tienden la mano, y ríen, y huyen, y vuelven.

Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo vuelve
a florecer, eternamente corre el año del ser.

Todo se rompe, todo se recompone; eternamente la misma casa del ser se


reconstruye a sí misma. Todo se despide, todo vuelve a saludarse; eternamente
permanece fiel a sí el anillo del ser.

En cada instante comienza el ser; en torno a todo "aquí" gira la esfera "allá". El
centro está en todas partes. Curvo es el sendero de la eternidad. ...

Mira, nosotros sabemos lo que tú enseñas: que todas las cosas retornan
eternamente, y nosotros mismos con ellas, y que nosotros hemos existido ya infinitas
veces, y todas las cosas con nosotros Tú enseñas que hay un gran año del devenir, un
monstruo de gran año: una y otra vez tiene éste que darse la vuelta, lo mismo que un
reloj de arena, para volver a transcurrir y vaciarse...

Pero el nudo de las causas, en el cual yo estoy entrelazado, retorna, -¡él me creará
de nuevo! Yo mismo formo parte de las causas del eterno retorno.

Vendré otra vez, con este sol, con esta tierra, con este águila, con esta serpiente - no
a una vida nueva o a una vida mejor o a una vida semejante - vendré eternamente de
nuevo a esta misma e idéntica vida, en lo más grande y también en lo más pequeño, para
enseñar de nuevo el eterno retorno de todas las cosas”.
(Nietzsche, F., Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid 1981, Pág.. 300 – 303).

515
Filosofía – 2º Nietzsche

13. LA CRÍTICA DE LA CULTURA OCCIDENTAL EN


NIETZSCHE:

Es la parte negativa de la filosofía de Nietzsche. La desarrolla en las obras del


segundo período (Filosofía de la mañana) y en las obras del cuarto grupo (Filosofía
del atardecer), en las cuales dice “no” a muchos elementos de la tradición filosófica
cultural occidental.

Esta crítica muestra siempre las mismas constantes:

-Un mismo método: el análisis psicológico para analizar los valores de la cultura
occidental a los que considera decadentes.
-Un mismo diagnóstico: los valores de la cultura occidental proceden del desprecio,
del temor y del odio a la vida.
-Un mismo enemigo: toda la cultura occidental: ciencia, arte, religión, filosofía,
moral... Pero todo se resume en: el Cristianismo es el gran enemigo.

Nietzsche diagnostica la crisis de la cultura occidental:

-Es una cultura enferma por culpa de un exceso de razón y por un defecto de instinto.
-Es una cultura enferma por culpa de un exceso de espiritualidad y por un defecto
corporalidad.
-Es una cultura enferma por el odio y el resentimiento contra la vida y todo lo que ella
representa: placer – dolor, belleza – fealdad, felicidad – sufrimiento...

La decadencia de la cultura occidental se simboliza en la muerte de Dios. “Dios


ha muerto” no es una simple declaración de ateísmo, sino que simboliza la muerte, la
decadencia de las antiguas tablas de la ley, que se inspiran en Dios. Dios significa los
supremos valores: verdadero, bien, bello... y su muerte se produce en el nihilismo5, de
dos maneras:

-Una de ellas, inconsciente, sin darse cuenta, sería el nihilismo pasivo. (“Último
hombre”).
-Otra es el nihilismo activo, consciente, que trata de destruir “a martillazos” los viejos
valores para dar lugar otros nuevos. (Superhombre).

Esquema
Decadencia de la cultura occidental muerte de Dios
Muerte de Dios decadencia de los supremos valores
Decadencia de los supremos valores nihilismo pasivo y activo
Nihilismo pasivo “Último hombre”
Nihilismo activo Superhombre

5
Recordar lo dicho sobre el nihilismo, hojas 506 y 507.

516
Filosofía – 2º Nietzsche

Toda la crítica de Nietzsche a la cultura occidental es manifestación del nihilismo


activo que intenta reaccionar contra el nihilismo pasivo y crear una civilización basada
en unos nuevos valores, encarnados en la figura del superhombre.

¿Por qué se produjo esta decadencia de la cultura occidental? Porque desvirtuó el


elemento instintivo de la vida (lo “dionisiaco”), refugiándose sólo en la razón (lo
“apolíneo”)6. Y por eso triunfaron formas decadentes de interpretar el mundo como la
ciencia, el Cristianismo, el Idealismo, la moral de rebaño... que tienen un odio latente a
la vida.

Esta crítica la realiza Nietzsche especialmente en el campo de la filosofía y en la


moral:

13.1. La crítica de la filosofía:

Para Nietzsche, la filosofía occidental, desde Sócrates y Platón, está corrompida


porque:

- Sócrates hizo triunfar a Apolo sobre Dionisos, a la razón contra la vida.


- Platón creó otro mundo, el de las Ideas, desvalorizando el mundo real, el
mundo de los sentidos.

Para Nietzsche, detrás del «idealismo» de Sócrates y de Platón (y detrás de toda la


metafísica occidental) se oculta el espíritu de decadencia, el odio a la vida y al mundo,
el temor al instinto:

“El fanatismo con que la reflexión griega entera se lanza a la racionalidad delata
una situación apurada: se estaba en peligro, se tenía una sola elección: o bien perecer
o bien ser absurdamente racionales... El moralismo de los filósofos griegos, a partir
de Platón tiene unos condicionamientos patológicos, y lo mismo su aprecio de la
dialéctica. Razón = virtud = felicidad significa, simplemente: hay que imitar a
Sócrates e implantar de manera permanente, contra los apetitos oscuros, una luz
diurna ¿la luz diurna de la razón?. Hay que ser inteligentes, claros, lúcidos a
cualquier precio; toda concesión a los instintos, a lo inconsciente, conduce hacia
abajo... Lo que ellos escogen como remedio, como salvación, no es, a su vez, más
que una expresión de la décadence. ... La luz diurna más deslumbrante, la
racionalidad a cualquier precio, la vida lúcida, fría, previsora, consciente, sin
instinto, en oposición a los instintos, todo esto era sólo una enfermedad distinta y en
modo alguno un camino de regreso a la "virtud", a la "salud", a la felicidad... Tener
que combatir los instintos. Ésa es la fórmula de la décadence: mientras la vida
asciende, la felicidad es igual a instinto”. (Crepúsculo de los ídolos, «El problema
de Sócrates», Alianza E. Madrid, 1973, Pág. 42 –43).

En esta crítica a la filosofía occidental Nietzsche parece excluir sólo a Heráclito.


Del resto afirma: «Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios
son momias conceptuales; de sus manos no salió nada real». Considera los principales
conceptos metafísicos engaños gramaticales o del lenguaje. Y rechaza los conceptos de

6
Recordar lo expuesto sobre lo apolíneo y lo dionisiaco, hojas, 495 –497.

517
Filosofía – 2º Nietzsche

"yo" (Descartes), "cosa en sí" (Kant), "sustancia", "causa", etc. Para Nietzsche, todos
estos conceptos surgen de un desprecio al valor de los sentidos y por una
sobreestimación de la razón. Nietzsche propone, por el contrario, aceptar el testimonio
de los sentidos: lo real es el devenir (Heráclito), el fenómeno, la apariencia.

El principal error de la metafísica fue admitir un «mundo verdadero» en


oposición a un «mundo aparente», cuando sólo el último es el real. La historia de la
filosofía, por lo tanto, debería ser entendida como una historia de la liberación del
fantasma del «mundo verdadero».

Nietzsche modifica, finalmente, el concepto de verdad. Su pensamiento puede


considerarse:

-Un fenomenismo: El fenómeno o la apariencia es todo lo que hay. No admite


«verdades en sí»: una «verdad en sí» es algo tan absurdo como un «sentido en sí».
-Un pragmatismo: Una verdad es tal por su valor pragmático. La "voluntad de
verdad" no es sino "voluntad de poder". Sólo es verdad lo que aumenta el poder, lo
que sirve a la vida.
-Un perspectivismo: Frente al dogmatismo metafísico, Nietzsche defiende un: «no
hay hechos, sino interpretaciones»; «no hay cosas en sí, sino perspectivas». La
pregunta: «¿Qué es esto?» significa en realidad: «¿Qué es esto para mí»? Y la
perspectiva es ya una valoración, hecha por la voluntad de poder:

“El espíritu humano no puede hacer otra cosa que verse a sí mismo en sus
propias perspectivas. No es imposible salirnos de nuestro ángulo visual. ... El mundo
se ha vuelto por segunda vez infinito para nosotros, ya que no podemos refutar la
posibilidad de que sea susceptible de interpretaciones infinitas”. (La gaya ciencia,
o. c. Pág. 374).

Observación: Las críticas a la religión (Cristianismo) y a la ciencia no añaden,


realmente, nada nuevo a esta crítica de la filosofía. El Cristianismo, dice Nietzsche, no
es sino “platonismo para el pueblo” y adolece, por tanto de los mismos defectos

13.2. La crítica de la moral:7

En La genealogía de la moral (1887), Nietzsche emprende la crítica de la moral


vigente a partir del estudio del origen de los prejuicios morales. Emplea un método
genealógico, investigando la etimología (Nietzsche era filólogo) y evolución histórica
de los conceptos morales. De los tres tratados que componen la obra, el más interesante
es el primero (titulado: «bueno y malvado, bueno y malo»).

Nietzsche presenta sus ideas como resultado de una investigación etimológica en


diversas lenguas. Descubrió que en todas las lenguas «bueno» (gut, en alemán) significó
primitivamente "lo noble y aristocrático", contrapuesto a «malo» (schlecht, en alemán),
entendido como no moral, sinónimo de simple, vulgar y plebeyo. Nietzsche deduce que
«bueno - malo» fueron adjetivos creados por los nobles y poderosos, pues eran los
únicos que tenían el poder de darse y dar nombres:
7
Tejedor Campomanes, C. Historia de la Filosofía, SM. Pág. 365 – 366.

518
Filosofía – 2º Nietzsche

«En todas partes "noble", "aristocrático" en el sentido estamental, es el concepto


básico a partir del cual se desarrolló luego, por necesidad, "bueno" en el sentido de
"anímicamente noble", de "aristocrático", de "anímicamente de índole elevada",
"anímicamente privilegiado": un desarrollo que marcha siempre paralelo a aquel otro
que hace que "vulgar", "plebeyo", "bajo" acaben por pasar al concepto de "malo". El
más elocuente ejemplo de esto último es la misma palabra alemana "malo"
(schlecht): en sí es idéntica a "simple" (schlicht),... y en su origen designaba al
hombre simple, vulgar, sin que al hacerlo lanzase aún una recelosa mirada de
soslayo, sino sencillamente en contraposición al noble. Aproximadamente hacia la
Guerra de los Treinta Años, es decir, bastante tarde, tal sentido se desplaza hoy del
usual» (Genealogía, I, 4).

Más tarde surge otra contraposición: «bueno» (gut) frente a «malvado» (böse), que
ya sí tiene carácter moral y desplaza a la anterior. El origen histórico de este
desplazamiento lo explica Nietzsche de este modo: los que eran considerados "malos"
(en el sentido de bajos, plebeyos) se rebelan, se llaman a sí mismos "buenos" y llaman a
los nobles "malvados" (böse). Esta trasmutación fue realizada por los judíos y
continuada por los cristianos. Ahora, los nobles pasan a ser "malvados" y los buenos
son ahora quienes antes eran considerados "malos" por los nobles.

“Han sido los judíos los que, con una consecuencia lógica aterradora, se han
atrevido a invertir la identificación aristocrática de valores (bueno = noble =
poderoso = bello = feliz = amado de Dios) y han mantenido con los dientes del odio
más abismal (el odio de la impotencia) esa inversión, a saber: "¡los miserables son
los buenos, los pobres, los impotentes, los bajos son los únicos buenos; los que
sufren, los indigentes, los enfermos, los deformes son también los únicos piadosos,
los únicos benditos de Dios, únicamente para ellos existe bienaventuranza? En
cambio, vosotros, vosotros los nobles y violentos, vosotros sois, por toda la
eternidad, los malvados, los crueles, los lascivos, los insaciables, los ateos, y
vosotros seréis también eternamente los desventurados, los malditos y
condenados!”. (Genealogía, I, 7).

En definitiva, la moral surge como resultado de la «rebelión de los esclavos», y es


producto de una «actitud reactiva», del resentimiento. Los esclavos ansiando acumular
poder y valor para ellos y reducir a la impotencia a los fuertes, se levantaron contra
éstos y glorificaron las virtudes útiles a la plebe: indulgencia compasión, modestia...
elevando así al plano de lo bueno y lo valioso su propia condición de inferioridad.

El resentimiento creó los valores morales de Occidente y es el responsable de la


aparición de una civilización enemiga de la vida y de un hombre «incurablemente
mediocre». Es el causante del nihilismo que amenaza a Occidente. Sin embargo,
Nietzsche espera que llegue un día en que se pueda vivir «más allá del bien y del mal
[de lo malvado, böse]», un día en que se haya recobrado la primitiva inocencia y
aparezca el superhombre anunciado por Zaratustra.

TEXTOS:

13. El socratismo, decadencia de Grecia:

519
Filosofía – 2º Nietzsche

“La aparición de los filósofos griegos desde Sócrates es un síntoma de decadencia;


los instintos antihelénicos toman la supremacía...

La «sofistica» es aún completamente helénica -incluidos Anaxágoras, Demócrito,


los grandes jónicos-; pero como formas de transición. ...

En resumen: el escándalo ha alcanzado su colmo en Platón. Era necesario desde


entonces inventar también el hombre abstracto y completo: el hombre bueno, justo,
sabio, el dialéctico: en una palabra, el espantajo de la filosofía antigua; una planta
separada del suelo; una humanidad sin ningún instinto determinado y regulador; una
virtud que se «demuestra» por razones. Éste es por excelencia «el individuo»
perfectamente absurdo. El más alto grado de la contra – naturaleza...

Para Platón, como hombre de excesiva sensibilidad y de fantasía, el encanto del


concepto fue tan grande que divinizó y reverenció involuntariamente el concepto como
forma ideal. La embriaguez dialéctica, como conciencia de adquirir por ella un señorío
sobre sí mismo, como instrumento de la voluntad de poderío.

Los verdaderos filósofos, entre los griegos, son los que precedieron a Sócrates (con
Sócrates hay algo que se transforma). Son personajes distinguidos que se colocan aparte
del pueblo y de las costumbres, que han viajado mucho, serios hasta la austeridad, con
la mirada lenta, instruidos en los asuntos de Estado y en la diplomacia. Ellos anticipan
por encima de los sabios todas las grandes concepciones de las cosas: representan ellos
mismos esas grandes concepciones, ellos mismos se hacen sistema. Nada da una más
alta idea del espíritu griego que esta fecundidad repentina en tipos, esta integralidad
involuntaria en la serie de las grandes posibilidades del ideal filosófico. Yo no veo más
que una gran figura entre los que siguen después; figura tardía y necesariamente la
última: el nihilista Pirrón; su instinto va dirigido contra todo lo que, en el intervalo,
alcanza supremacía, los socráticos, Platón... “.
(Nietzsche, F., La voluntad de poder, texto tomado de Textos de los grandes filósofos:
edad contemporánea, Herder, Barcelona 1990, Pág. 82 – 88).

14. Moral de señores y moral de esclavos, el resentimiento:

“La rebelión de los esclavos en la moral comienza cuando el resentimiento mismo


se vuelve creador y engendra valores: el resentimiento de aquellos seres a quienes les
está vedada la auténtica reacción, la reacción de la acción, y que se desquitan
únicamente con una venganza imaginaria. Mientras que toda moral noble nace de un
triunfante sí dicho a sí mismo, la moral de los esclavos dice no, ya de antemano, a un
«fuera», a un «otro», a un «no - yo»; y ése no es lo que constituye su acción creadora.
Esta inversión de la mirada que establece valores - este necesario dirigirse hacia fuera
en lugar de volverse hacia sí- forma parte precisamente del resentimiento: para surgir, la
moral de los esclavos necesita siempre primero de un mundo opuesto y externo,
necesita, hablando fisiológicamente, de estímulos exteriores para poder en absoluto
actuar, su acción, es, de raíz, reacción”.
(Nietzsche, F., La genealogía de la moral, Alianza, Madrid 1975, Pág. 42 – 43).

520
Filosofía – 2º Nietzsche

14. EL PROBLEMA DE LOS VALORES EN NIETZSCHE:

Para responder a esta cuestión conviene recordar algunos conceptos ya explicados.


En concreto conviene tener en cuenta:

- Lo “apolíneo” y lo “dionisiaco”.
- Sócrates, el hombre teórico.
- El nihilismo y la voluntad de poder.
- La muerte de Dios y el superhombre
- Crítica de la cultura occidental.

Para Nietzsche, la cultura europea ha llegado ya a su propia ruina, a la


decadencia total. De ahí la necesidad de restauración, de ir preparando el gran
“mediodía de la humanidad”. Esta es la tarea del filósofo: liberar al hombre de todos
los valores ficticios, decadentes, devolviéndole el derecho a la vida, a la existencia. El
primer paso debe consistir en un cambio profundo de valores, de todos los valores de
nuestra cultura occidental.

a) olvido del elemento dionisiaco:

En “El nacimiento de la tragedia” Nietzsche distingue dos elementos en la cultura


griega:

- Lo “apolíneo”: basado en el Dios Apolo, Dios del día, de la luz... simboliza


la razón, la forma, la medida, la apariencia de lo bello, la armonía, el
equilibrio, la armonía...

- Lo “dionisiaco”: basado en el Dios Dionisos, Dios de la noche y del vino...


representa lo inconsciente, la desenfrenada afirmación de la vida, la
fealdad, lo desmedido...

Nietzsche, como autor vitalista, se pone decididamente del lado de Dionisos, por
ser un “augurio de vida”.Con Eurípides empieza a desvirtuarse lo dionisiaco, al perder
importancia el coro.

b) Sócrates, el hombre teórico:

Pero es con Sócrates cuando comienza el sometimiento de lo dionisiaco a lo


apolíneo, es decir, la tiranía de la razón sobre la vida y de la moral sobre la estética.
Nietzsche manifestaba una extraordinaria aversión hacia Sócrates, porque lo
consideraba el gran adversario de Dionisos. Le llamaba el gran corruptor, porque con
él triunfa «el hombre teórico» sobre «el hombre trágico». Nietzsche afirma que con
Sócrates el diálogo platónico sustituye a la tragedia griega.

521
Filosofía – 2º Nietzsche

Sócrates inicia, por tanto, el camino de la razón, de la idea, de la verdad


universal, de la ley de la causalidad... que, por una parte, constituyen el fundamento de
toda la filosofía occidental posterior y de la misma ciencia, pero, por otra parte, no
sirven para hablar de la vida.

Platón comete el mismo error que Sócrates, con su teoría de los dos mundos, en la
que da la primacía al mundo de las idas sobre el mundo de los sentidos. De esta
manera, el ideal de la racionalidad termina ejerciendo una tiranía, la tiranía de la razón
sobre la vida, de la moral sobre la estética. Aquí radica, según Nietzsche, la decadencia
de Grecia y de su cultura.

Con Sócrates y con Platón se olvidan los instintos (la vida) y se conserva sólo lo
racional, lo abstracto. Se instauran unos valores que no tiene en cuenta la vida.

c) Decadencia de la cultura europea:

La cultura europea es una cultura decadente y enferma:

- Por culpa de un exceso de razón y por un defecto de instinto.


- Por culpa de un exceso de espiritualidad y por un defecto corporalidad.
- Por el odio y el resentimiento contra la vida y todo lo que ella representa:
placer – dolor, belleza – fealdad, felicidad – sufrimiento.

A partir de Sócrates y de Platón, la cultura europea ha desarrollado un sistema de


valores (morales, ontológicos y gnoseológicos) contrarios a la vida. El cristianismo
acentuará esta actitud contraria a la vida. Será necesario invertirlos para devolverle a la
vida el vigor y la creatividad que ha perdido.

VALORES

Morales Ontológicos Gnoseológicos


(Bueno-malo) (Ser-devenir) (Verdad-falsedad)

Esta decadencia de la cultura occidental se simboliza en la muerte de Dios. La


aparición del superhombre va a permitir una nueva transvalorización de los valores
decadentes de la sociedad actual.

d) La inversión de los valores (Umwertung der Werte):

522
Filosofía – 2º Nietzsche

La inversión de los valores (Umwertung der Werte) es una expresión acuñada por
Nietzsche para referirse a la necesidad de, según él, cambiar los falsos valores
(transvalorar) que han dominado toda la cultura occidental desde el momento en que la
filosofía socrática y el platonismo, pusieron la vida, lo terrenal, lo inmanente y el
devenir en función de la muerte, lo suprasensible, lo trascendente y el ser eterno. Desde
este momento se rompió el equilibrio entre los aspectos apolíneos y dionisíacos que
habían forjado las primitivas bases de la cultura griega, y se invirtieron los valores.

La humanidad ha valorado hasta hoy todo lo que se opone a la vida, y la moral


vigente corresponde a un espíritu enfermo y decadente. El objetivo, por lo tanto, será
tratar de invertir los valores, de valorar y afirmar de nuevo la vida. A esto le llama
también Nietzsche la «transvaloración de todos los valores».

¿Cómo realiza esta inversión de los valores?

- En el campo de la moral, esta inversión la lleva a cabo mediante el análisis


etimológico de los conceptos “bueno – malo” (ver hojas 516 y 517).

En definitiva, la moral surge como resultado de la «rebelión de los esclavos», y es


producto de una «actitud reactiva», del resentimiento. Los esclavos ansiando acumular
poder y valor para ellos y reducir a la impotencia a los fuertes, se levantaron contra
éstos y glorificaron las virtudes útiles a la plebe: indulgencia compasión, modestia...
elevando así al plano de lo bueno y lo valioso su propia condición de inferioridad.

El resentimiento creó los valores morales de Occidente y es el responsable de la


aparición de una civilización enemiga de la vida y de un hombre «incurablemente
mediocre». Es el causante del nihilismo que amenaza a Occidente. Sin embargo,
Nietzsche espera que llegue un día en que se pueda vivir «más allá del bien y del mal
[de lo malvado, böse]», un día en que se haya recobrado la primitiva inocencia y
aparezca el superhombre anunciado por Zaratustra.

- En el campo ontológico (metafísico), la inversión la lleva a cabo mediante la


crítica de los conceptos de la metafísica antigua y moderna. Considera los principales
conceptos metafísicos engaños gramaticales o del lenguaje. Y rechaza los conceptos de
"yo" (Descartes), "cosa en sí" (Kant), "sustancia", "causa", etc. Para Nietzsche, todos
estos conceptos surgen de un desprecio al valor de los sentidos y por una
sobreestimación de la razón. Nietzsche propone, por el contrario, aceptar el testimonio
de los sentidos: lo real es el devenir (Heráclito), el fenómeno, la apariencia.

- En el campo gnoseológico (teoría del conocimiento): El principal error de la


metafísica fue admitir un «mundo verdadero» en oposición a un «mundo aparente»,
cuando sólo el último es el real. Por eso. Nietzsche dice que hay que modificar el
concepto de verdad. : «no hay hechos, sino interpretaciones» (Perspectivismo).

15. CONCLUSIÓN:

La civilización occidental se quedó sin los valores que ha tenido hasta ahora: esos
valores eran falsos, porque son la negación de la vida misma, porque proceden de la

523
Filosofía – 2º Nietzsche

“voluntad de la nada”. Los valores en uso matan la vida, son obra de los débiles, de los
vencidos... hay que romper las antiguas tablas de la ley y crear unas nuevas

Con la muerte de Dios, la vida humana queda sin sentido, sin sentido ni dirección.
Será la voluntad de poder, el superhombre el que creará nuevos valores que den sentido
a la vida. En el superhombre encontramos las nuevas tablas de valores, el código de la
moral de la vida. “Por algún lado, escribe Nietzsche, tiene que aparecer el hombre
salvador, el que devuelva a la tierra su destino, ese anticristo y antinihilista, ese
vencedor de Dios y de la nada”.

OTROS TEXTOS DE NIETZSCHE

1. El eterno retorno:

“Oh Zaratustra, dijeron a esto los animales, todas las cosas mismas bailan para
quienes piensan como nosotros: vienen y se tienden la mano, y ríen, y huyen, y vuelven.
Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo vuelve a
florecer, eternamente corre el año del ser.
Todo se rompe, todo se recompone; eternamente la misma casa del ser se
reconstruye a sí misma. Todo se despide, todo vuelve a saludarse; eternamente
permanece fiel a sí el anillo del ser.

En cada instante comienza el ser; en torno a todo "aquí" gira la esfera "allá". El
centro está en todas partes. Curvo es el sendero de la eternidad.

¡Oh truhanes y organillos de manubrio!, respondió Zaratustra y de nuevo sonrió,


qué bien sabéis lo que tuvo que cumplirse durante siete días.

¡Y cómo aquél monstruo se deslizó en mi garganta y me estranguló! Pero yo le


mordí la cabeza y la escupí lejos de mí.
[...]
Pues tus animales saben bien, oh Zaratustra, quién eres tú y quién tienes que llegar
a ser: tú eres el maestro del eterno retorno, -¡ese es tu destino!

El que tengas que ser el primero en enseñar esta doctrina, -¡cómo no iba a ser ese
gran destino también tu máximo peligro y tu máxima enfermedad!

Mira, nosotros sabemos lo que tú enseñas: que todas las cosas retornan
eternamente, y nosotros mismos con ellas, y que nosotros hemos existido ya infinitas
veces, y todas las cosas con nosotros.

Tú enseñas que hay un gran año del devenir, un monstruo de gran año: una y otra
vez tiene éste que darse la vuelta, lo mismo que un reloj de arena, para volver a
transcurrir y vaciarse: de modo que todos estos años son idénticos a sí mismos, en lo
más grande y también en lo más pequeño.
[...]
Pero el nudo de las causas, en el cual yo estoy entrelazado, retorna, -¡él me creará
de nuevo! Yo mismo formo parte de las causas del eterno retorno.

524
Filosofía – 2º Nietzsche

Vendré otra vez, con este sol, con esta tierra, con este águila, con esta serpiente -no
a una vida nueva o a una vida mejor o a una vida semejante: -vendré eternamente de
nuevo a esta misma e idéntica vida, en lo más grande y también en lo más pequeño, para
enseñar de nuevo el eterno retorno de todas las cosas”.
(Nietzsche, Friedrich, Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid 1981, Pág.300-303).

2. El eterno retorno como selección:

“Vamos a suponer que cierto día o cierta noche, un demonio se introdujera


furtivamente en la soledad más profunda y te dijera: «Esta vida, tal como tú la vives y la
has vivido tendrás que vivirla todavía otra vez y aun innumerables veces; y se te repetirá
cada dolor, cada placer y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo indeciblemente
grande y pequeño de tu vida. Además todo se repetirá en el mismo orden y sucesión... y
hasta esta araña y este claro de luna entre los árboles y lo mismo este instante y yo
mismo. El eterno reloj de arena de la existencia se le dará la vuelta siempre de nuevo, y
tú con él, corpúsculo de polvo». ¿No te echarías al suelo, rechinarías los dientes y
maldecirías al demonio que así te hablase? O puede que hayas tenido alguna vez la
vivencia de un instante prodigioso en el que responderías: «¡tú eres un dios y nunca oí
nada más divino!». Si aquel pensamiento llegase a apoderarse de ti, te trasformaría
como tú eres y acaso te aplastaría. Se impondría como la carga más pesada en todo tu
obrar la pregunta a cada cosa y a cada paso: «¿quieres que se repita esto otra vez y aun
innumerables veces?». O ¿cómo tendrías tú que ser bueno para ti mismo y para la vida,
no aspirando a nada más que a confirmar y sellar esto mismo eternamente?”
(Nietzsche Friedrich, El Gay Saber, Narcea, Madrid 1973, Pág. 344-5).

3. El eterno retorno:

1. El pensamiento del Eterno Retorno: si es verdadero, sus postulados también


deben serlo. Consecuencias de este pensamiento.

2. El pensamiento más grave: sus efectos probables, a menos que no sean previstos,
o sea, a menos que no se transmuten todos los valores.

3. Los medios para soportarlo: transmutación de todos los valores. No buscar el


placer en la certidumbre, sino en la incertidumbre: en vez de «causa» y «efecto»,
creación continua; no la voluntad de conservar sino de dominar; no más esta humilde
locución: «¡Todo es subjetivo!», sino esta afirmación: «¡Todo es también obra nuestra!
¡Estamos orgullosos de ello!»
(Nietzsche Friedrich, Voluntad de Poder, Península, Barcelona 1973, Pág.156).

4. El eterno retorno como selección:

“Tenemos necesidad de una doctrina lo suficientemente fuerte como para ejercer


una acción selectiva: dando más fuerza a los fuertes, paralizando y quebrantando a los
que están cansados de la vida.

Destrucción de las razas decadentes. Decadencia de Europa. Destrucción de los


valores de los esclavos. -La dominación planetaria: medio para producir un tipo

525
Filosofía – 2º Nietzsche

superior. -Destrucción de la hipocresía llamada «moral» (el cristianismo concebido


como una forma histérica de la sinceridad: San Agustín, Bunyan).-Abolición del
sufragio universal, sistema gracias al cual las naturalezas inferiores imponen su ley a las
superiores. -Destrucción de la mediocridad y de su influencia. (Los exclusivos, los
aislados -los pueblos; lograr la profusión natural apareando los contrarios; mezclas de
razas a este efecto.) -El nuevo coraje -en vez de verdades aprióricas (las que buscarían
quienes están acostumbrados a creer), una libre subordinación a un pensamiento
dominante para un tiempo dado, por ejemplo, el tiempo concebido como una cualidad
del espacio, etc.” (Voluntad de Poder, libro IV, § 225.)
(Nietzsche Friedrich, Voluntad de Poder, Península, Barcelona 1973, Pág. 157

5. La genealogía de la moral:

“Se deja oír una nueva exigencia. Enunciémosla: necesitamos una crítica de los
valores morales, hay que poner alguna vez en entredicho el valor mismo de estos
valores -y para esto se necesita tener conocimiento de las condiciones y circunstancias
de que aquellos surgieron, en las que se desarrollaron y modificaron (la moral como
consecuencia, como síntoma, como máscara, como tartufería, como enfermedad, como
malentendido; pero también la moral como causa, como medicina, como estímulo,
como freno, como veneno), un conocimiento que hasta ahora ni ha existido ni tampoco
se lo ha siquiera deseado. Se tomaba el valor de esos "valores" como algo dado, real y
efectivo, situado más allá de toda duda; hasta ahora no se ha dudado ni vacilado lo más
mínimo en considerar que el "bueno" era superior en valor a "el malvado", superior en
valor en el sentido de ser favorable, útil, provechoso para el hombre como tal (incluido
el futuro del hombre). ¿Qué ocurriría si la verdad fuera lo contrario? ¿Qué ocurriría si
en el "bueno" hubiese también un síntoma de retroceso, y asimismo un peligro, una
seducción, un veneno, un narcótico, y que por causa de esto el presente viviese tal vez a
costa del futuro? ¿Viviese quizá de manera más cómoda, menos peligrosa, pero también
con un estilo inferior, de modo más bajo?... ¿De tal manera que justamente la moral
fuese culpable de que jamás se alcanzasen una potencialidad y una magnificencia
sumas, en sí posibles, del tipo hombre? ¿De tal manera que justamente la moral fuese el
peligro de los peligros?”
(Nietzsche Friedrich, La genealogía de la moral, Alianza, Madrid 1980, Pág.24).

6. La moral de esclavos:

“La rebelión de los esclavos en la moral comienza cuando el resentimiento mismo


se vuelve creador y engendra valores: el resentimiento de aquellos seres a quienes les
está vedada la auténtica reacción, la reacción de la acción, y que se desquitan
únicamente con una venganza imaginaria. Mientras que toda moral noble nace de un
triunfante sí dicho a sí mismo, la moral de los esclavos dice no, ya de antemano, a un
«fuera», a un «otro», a un «no-yo»; y ese no es lo que constituye su acción creadora.
Esta inversión de la mirada que establece valores este necesario dirigirse hacia fuera en
lugar de volverse hacia sí -forma parte precisamente del resentimiento: para surgir, la
moral de los esclavos necesita siempre primero de un mundo opuesto y externo,
necesita, hablando fisiológicamente, de estímulos exteriores para poder en absoluto
actuar- su acción es, de raíz, reacción. Lo contrario ocurre en la manera noble de
valorar: ésta actúa y brota espontáneamente, busca su opuesto tan sólo para decirse sí a

526
Filosofía – 2º Nietzsche

sí misma con mayor agradecimiento, con mayor júbilo -su concepto negativo, lo «bajo»,
«vulgar», «malo», es tan sólo un pálido contraste, nacido más tarde, de su concepto
básico positivo, totalmente impregnado de vida y de pasión, el concepto «¡nosotros los
nobles, nosotros los buenos, nosotros los bellos, nosotros los felices!» Cuando la
manera noble de valorar se equivoca y peca contra la realidad, esto ocurre con relación a
la esfera que no le es suficientemente conocida, más aún, a cuyo real conocimiento se
opone con aspereza: no comprende a veces la esfera despreciada por ella, la esfera del
hombre vulgar del pueblo bajo; por otro lado, téngase en cuenta que, en todo caso, el
efecto del desprecio, del mirar de arriba abajo, del mirar con superioridad, aun
presuponiendo que falsee la imagen de lo despreciado, no llegará ni de lejos a la
falsificación con que el odio reprimido, la venganza del impotente atentarán contra su
adversario -in effigie [en efigie], naturalmente-. De hecho en el desprecio se mezclan
demasiada negligencia, demasiada ligereza, demasiado apartamiento de la vista y
demasiada impaciencia, e incluso demasiado júbilo en sí mismo, como para estar en
condiciones de transformar su objeto en una auténtica caricatura y en un espantajo. No
se pasen por alto las nuances [matices] casi benévolas que, por ejemplo, la aristocracia
griega pone en todas las palabras con que diferencia de sí al pueblo bajo; obsérvese
cómo constantemente se mezcla en ellas, azucarándolas, una especie de lástima, de
consideración, de indulgencia, hasta el punto de que casi todas las palabras que
convienen al hombre vulgar han terminado por quedar como expresiones para significar
«infeliz», «digno de lástima», (véase miedoso, cobarde, vil, mísero, las dos últimas
caracterizan propiamente al hombre vulgar como esclavo del trabajo y animal de carga),
y cómo, por otro lado, «malo», «infeliz», no dejaron jamás de sonar al oído griego con
un tono único, con un timbre en el que prepondera «infeliz»: y esto como herencia de la
antigua manera de valorar más noble, aristocrática, la cual no reniega de sí misma ni
siquiera en el desprecio, (a los filólogos recordémosles en qué sentido se usan
miserable, desgraciado, resignado, fracasar, tener mala suerte, desdicha). Los «bien
nacidos» se sentían a sí mismos cabalmente como los «felices»; ellos no tenían que
construir su felicidad artificialmente y, a veces, persuadirse de ella, mentírsela,
mediante una mirada dirigida a sus enemigos (como suelen hacer todos los hombres del
resentimiento); y asimismo, por ser hombres íntegros, repletos de fuerza y, en
consecuencia, necesariamente activos, no sabían separar la actividad de la felicidad -en
ellos aquélla formaba parte, por necesidad, de ésta (de aquí procede el obrar bien, ser
feliz) -todo esto muy en contraposición con la felicidad al nivel de los impotentes, de
los oprimidos, de los llagados por sentimientos venenosos y hostiles, en los cuales la
felicidad aparece esencialmente como narcosis, aturdimiento, quietud, paz, «sábado»,
distensión del ánimo y relajamiento de los miembros, esto es, dicho en una palabra
como algo pasivo. Mientras que el hombre noble vive con confianza y franqueza frente
a sí mismo («aristócrata de nacimiento», subraya la nuance [matiz] «franco» y también
sin duda «ingenuo»), el hombre del resentimiento no es ni franco, ni ingenuo, ni honesto
y derecho consigo mismo. Su alma mira de reojo; su espíritu ama los escondrijos, los
caminos tortuosos y las puertas falsas, todo lo encubierto le atrae como su mundo, su
seguridad, su alivio; entiende de callar, de no olvidar, de aguardar, de empequeñecerse y
humillarse transitoriamente. Una raza de tales hombres del resentimiento acabará
necesariamente por ser más inteligente que cualquier raza noble, venerará también la
inteligencia en una medida del todo distinta: a saber, como la más importante condición
de existencia, mientras que, entre hombres nobles, la inteligencia fácilmente tiene un
delicado dejo de lujo y refinamiento: -en éstos precisamente no es la inteligencia ni
mucho menos tan esencial como lo son la perfecta seguridad funcional de los instintos
inconscientes reguladores o incluso una cierta falta de inteligencia, así por ejemplo el

527
Filosofía – 2º Nietzsche

valeroso lanzarse a ciegas, bien sea al peligro, bien sea al enemigo, o aquella entusiasta
subitaneidad en la cólera, el amor, el respeto, el agradecimiento y la venganza, en la
cual se han reconocido en todos los tiempos las almas nobles. El mismo resentimiento
del hombre noble, cuando en él aparece, se consuma y agota, en efecto, en una reacción
inmediata y, por ello, no envenena: por otro lado, ni siquiera aparece en innumerables
casos en los que resulta inevitable su aparición en todos los débiles e impotentes. No
poder tomar mucho tiempo en serio los propios contratiempos, las propias fechorías- tal
es el signo propio de naturalezas fuertes y plenas, en las cuales haya una
sobreabundancia de fuerza plástica, remodeladora, regeneradora, fuerza que también
hace olvidar (un buen ejemplo de esto en el mundo moderno es Mirabeau, que no tenía
memoria para los insultos ni para las villanías que se cometían con él, y que no podía
perdonar por la única razón de que -olvidaba). Un hombre así se sacude de un solo
golpe muchos gusanos que en otros, en cambio, anidan subterráneamente; sólo aquí es
también posible otra cosa, suponiendo que ella sea en absoluto posible en la tierra el
auténtico «amor a sus enemigos». ¡Cuánto respeto por sus enemigos tiene un hombre
noble! -y ese respeto es ya un puente hacia el amor... ¡El hombre noble reclama para sí
su enemigo como una distinción suya; no soporta, en efecto, ningún otro enemigo que
aquel en el que no hay nada que despreciar y sí muchísimo que honrar! En cambio,
imaginémonos «el enemigo» tal como lo concibe el hombre del resentimiento -y justo
en ello reside su acción, su creación: ha concebido el «enemigo malvado», «el
malvado», y ello como concepto básico, a partir del cual se imagina también, como
imagen posterior y como antítesis, un «bueno» -¡él mismo!...”
(Nietzsche Friedrich, La genealogía de la moral, Alianza, Madrid 1980, Pág. 42-46).

7. El superhombre:

“Cuando Zaratustra llegó a la primera ciudad, situada al borde de los bosques,


encontró reunida en el mercado una gran muchedumbre: pues estaba prometida la
exhibición de un volatinero. Y Zaratustra habló así al pueblo: Yo os enseño el
superhombre. El hombre es algo que debe ser superado. ¿Qué habéis hecho para
superarlo?

Todos los seres han creado hasta ahora algo por encima de ellos mismos: ¿y queréis
ser vosotros el reflujo de esa gran marea, y retroceder al animal más bien que superar al
hombre?

¿Qué es el mono para el hombre? Una irrisión o una vergüenza dolorosa. Y justo
eso es lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisión o una vergüenza
dolorosa.

Habéis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas
cosas en vosotros continúan siendo gusano. En otro tiempo fuisteis monos, y aun ahora
es el hombre más mono que cualquier mono.

Y el más sabio de vosotros es tan sólo un ser escindido, híbrido de planta y


fantasma. Pero ¿os mando yo que os convirtáis en fantasmas o en plantas?

¡Mirad, yo os enseño el superhombre!

528
Filosofía – 2º Nietzsche

El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: ¡sea el


superhombre el sentido de la tierra!

¡Yo os conjuro, hermanos míos, permaneced fieles a la tierra y no creáis a quienes


os hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.

Son despreciadores de la vida, son moribundos y están, ellos también, envenenados,


la tierra está cansada de ellos: ¡ojalá desaparezcan!

En otro tiempo el delito contra Dios era el máximo delito, pero Dios ha muerto y
con Él han muerto también esos delincuentes. ¡Ahora lo más horrible es delinquir contra
la tierra y apreciar las entrañas de lo inescrutable más que el sentido de aquélla!

En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese desprecio era
entonces lo más alto: -el alma quería el cuerpo flaco, feo, famélico. Así pensaba
escabullirse del cuerpo y de la tierra.
¡Oh!, también esa alma era flaca, fea y famélica: ¡y la crueldad era la voluptuosidad de
esa alma!

Mas vosotros también, hermanos míos, decidme: ¿qué anuncia vuestro cuerpo de
vuestra alma? ¿No es vuestra alma acaso pobreza y suciedad y un lamentable bienestar?

En verdad, una sucia corriente es el hombre. Es necesario ser un mar para poder
recibir una sucia corriente sin volverse impuro.

Mirad, yo os enseño el superhombre: él es ese mar, en él puede sumergirse vuestro


gran desprecio.

¿Cuál es la máxima vivencia que vosotros podéis tener? La hora del gran desprecio.
La hora en que incluso vuestra felicidad se os convierta en náusea, y eso mismo ocurra
con vuestra razón y con vuestra virtud.

La hora en que digáis: « ¡Qué importa mi felicidad! Es pobreza y suciedad y un


lamentable bienestar. ¡Sin embargo, mi felicidad debería justificar incluso la
existencia!»

La hora en que digáis: « ¡Qué importa mi razón! ¿Ansía ella el saber lo mismo que
el león su alimento? ¡Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar! »

La hora en que digáis: « ¡Qué importa mi virtud! Todavía no me ha puesto furioso.


¡Qué cansado estoy de mi bien y de mi mal! ¡Todo esto es pobreza y suciedad y un
lamentable bienestar! »

La hora en que digáis: « ¡Qué importa mi justicia! No veo que yo sea un carbón
ardiente. ¡Mas el justo es un carbón ardiente! »

La hora en que digáis: « ¡Qué importa mi compasión! ¿No es la compasión acaso la


cruz en la que es clavado quien ama a los hombres? Pero mi compasión no es
crucifixión.»

529
Filosofía – 2º Nietzsche

¿Habéis hablado ya así? ¿Habéis gritado ya así? ¡Ah, ojalá os hubiese yo oído gritar así!

¡No vuestro pecado -vuestra moderación es lo que clama al cielo, vuestra


mezquindad hasta en vuestro pecado es lo que clama al cielo!

¿Dónde está el rayo que os lama con su lengua? ¿Dónde la demencia que habría
que inocularos?

Mirad, yo os enseño el superhombre: ¡él es ese rayo, él es esa demencia!”


(Nietzsche Friedrich, Así habló Zaratustra, Alianza, Madrid 1981, Pág. 34-36)

8. El significado de lo apolíneo y lo dionisiaco:

¿Qué significan los conceptos antitéticos apolíneo y dionisíaco, introducidos por mí


en la estética, concebidos ambos como especies de embriaguez? -La embriaguez
apolínea mantiene excitado ante todo el ojo, de modo que éste adquiere la fuerza de ver
visiones. El pintor, el escultor, el poeta épico son visionarios par excellence. En el
estado dionisíaco, en cambio, lo que queda excitado e intensificado es el sistema entero
de los afectos: de modo que ese sistema descarga de una vez todos sus medios de
expresión y al mismo tiempo hace que se manifieste la fuerza de representar, reproducir,
transfigurar, transformar, toda especie de mímica y de histrionismo. Lo esencial sigue
siendo la facilidad de la metamorfosis, la incapacidad de no reaccionar (-de modo
parecido a como ocurre con ciertos histéricos, que a la menor seña asumen cualquier
papel). Al hombre dionisíaco le resulta imposible no comprender una sugestión
cualquiera, él no pasa por alto ningún signo de afecto, posee el más alto grado del
instinto de comprensión y de adivinación, de igual modo que posee el más alto grado
del arte de la comunicación. Se introduce en toda piel, en todo afecto: se transforma
permanentemente. -La música, tal como la entendemos hoy, es también una excitación y
una descarga globales de los afectos, pero no es, sin embargo, más que el residuo de un
mundo expresivo mucho más pleno del afecto, un mero residuum del histrionismo
dionisíaco. Para hacer posible la música como arte especial se ha inmovilizado a un
gran número de sentidos, sobre todo el sentido muscular (al menos relativamente: pues
en cierto grado todo ritmo continúa hablando a nuestros músculos): de modo que el
hombre ya no imita y representa enseguida corporalmente todo lo que siente. Sin
embargo, ése es propiamente el estado dionisíaco normal, en todo caso el estado
dionisíaco primordial; la música es la especificación, lentamente conseguida, de ese
estado a costa de las facultades más afines a ella”.
Nietzsche Friedrich, Crepúsculo de los ídolos, Alianza, Madrid 1984, Pág. 92).

9. Apolíneo y dionisiaco:

“Los griegos, que en sus dioses dicen y a la vez callan la doctrina secreta de su
visión del mundo, erigieron dos divinidades, Apolo y Dionisos, como doble fuente de su
arte. En la esfera del arte estos nombres representan antítesis estilísticas que caminan
una junto a otra, casi siempre luchando entre sí, y que sólo una vez aparecen fundidas,
en el instante del florecimiento de la «voluntad» helénica, formando la obra de arte de la
tragedia ática. En dos estados, en efecto, alcanza el ser humano la delicia de la
existencia, en el sueño y en la embriaguez. La bella apariencia del mundo onírico, en el

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Filosofía – 2º Nietzsche

que cada hombre es artista completo, es la madre de todo arte figurativo y también,
como veremos, de una mitad importante de la poesía. Gozamos en la comprensión
inmediata de la figura, todas las formas nos hablan; no existe nada indiferente e
innecesario. En la vida suprema de esta realidad onírica tenemos, sin embargo, el
sentimiento traslúcido de su apariencia; sólo cuando ese sentimiento cesa es cuando
comienzan los efectos patológicos, en los que ya el sueño no restaura, y cesa la natural
fuerza curativa de sus estados. Mas, en el interior de esa frontera, no son sólo acaso las
imágenes agradables y amistosas las que dentro de nosotros buscamos con aquella
inteligibilidad total: también las cosas serias, tristes, oscuras, tenebrosas son
contempladas con el mismo placer sólo que también aquí el velo de la apariencia tiene
qué estar en un movimiento ondeante, y no le es lícito encubrir del todo las formas
básicas de lo real. Así, pues, mientras que el sueño es el juego del ser humano
individual con lo real, el arte del escultor (en sentido amplio) es el juego con el sueño.
La estatua, en cuanto bloque de mármol, es algo muy real, pero lo real de la estatua en
cuanto figura onírica es la persona viviente del dios. Mientras la estatua flota aún como
imagen de la fantasía ante los ojos del artista, éste continúa jugando con lo real; cuando
el artista traspasa esa imagen al mármol, juega con el sueño.

¿En qué sentido fue posible hacer de Apolo el dios del arte? Sólo en cuanto es el
dios de las representaciones oníricas. Él es «el Resplandeciente» de modo total: en su
raíz más honda es el dios del sol y de la luz, que se revela en el resplandor. La «belleza»
es su elemento: eterna juventud le acompaña. Pero también la bella apariencia del
mundo onírico es su reino: la verdad superior, la perfección propia de esos estados, que
contrasta con la sólo fragmentariamente inteligible realidad diurna, elévalo a la
categoría de dios vaticinador, pero también ciertamente de dios artístico. El dios de la
bella apariencia tiene que ser al mismo tiempo el dios del conocimiento verdadero. Pero
aquella delicada frontera que a la imagen onírica no le es lícito sobrepasar para no
producir un efecto patológico, pues entonces la apariencia no sólo engaña, sino que
embauca, no es lícito que falte tampoco en la esencia de Apolo: aquella mesurada
limitación, aquel estar libre de las emociones más salvajes, aquella sabiduría y sosiego
del dios-escultor. Su ojo tiene que poseer un sosiego «solar»: aun cuando esté
encolerizado y mire con malhumor, se halla bañado en la solemnidad de la bella
apariencia.

El arte dionisiaco, en cambio, descansa en el juego con la embriaguez, con el


éxtasis. Dos poderes sobre todo son los que al ingenuo hombre natural lo elevan hasta el
olvido de sí que es propio de la embriaguez, el instinto primaveral y la bebida narcótica.
Sus efectos están simbolizados en la figura de Dionisos. En ambos estados el principium
individuatiotis (principio de individuación) queda roto, lo subjetivo desaparece
totalmente ante la eruptiva violencia de lo general-humano, más aún, de lo universal-
natural. Las fiestas de Dionisos no sólo establecen un pacto entre los hombres, también
reconcilian al ser humano con la naturaleza. De manera espontánea ofrece la tierra sus
dones, pacíficamente se acercan los animales más salvajes: panteras y tigres arrastran el
carro adornado con flores, de Dionisos. Todas las delimitaciones de casta que la
necesidad y la arbitrariedad han establecido entre los seres humanos desaparecen: el
esclavo es hombre libre, el noble y el de humilde cuna se unen para formar los mismos
coros báquicos. En muchedumbres cada vez mayores va rodando de un lugar a otro el
evangelio de la «armonía de los mundos»: cantando y bailando manifiéstase el ser
humano como miembro de una comunidad superior, más ideal: ha desaprendido a andar
y a hablar. Más aún: se siente mágicamente transformado, y en realidad se ha convertido

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en otra cosa. Al igual que los animales hablan y la tierra da leche y miel, también en él
resuena algo sobrenatural. Se siente dios: todo lo que vivía sólo en su imaginación,
ahora eso él lo percibe en sí. ¿Qué son ahora para él las imágenes y las estatuas? El ser
humano no es ya un artista, se ha convertido en una obra de arte, camina tan extático y
erguido como en sueños veía caminar a los dioses. La potencia artística de la naturaleza,
no ya la de un ser humano individual, es la que aquí se revela: un barro más noble, un
mármol más precioso son aquí amasados y tallados: el ser humano. Este ser humano
configurado por el artista Dionisos mantiene con la naturaleza la misma relación que la
estatua mantiene con el artista apolíneo.

Así como la embriaguez es el juego de la naturaleza con el ser humano, así el acto
creador del artista dionisiaco es el juego con la embriaguez. Cuando no se lo ha
experimentado en sí mismo, ese estado sólo se lo puede comprender de manera
simbólica: es algo similar a lo que ocurre cuando se sueña y a la vez se barrunta que el
sueño es sueño. De igual modo, el servidor de Dionisos tiene que estar embriagado y, a
la vez, estar al acecho detrás de sí mismo como observador. No en el cambio de
sobriedad y embriaguez, sino en la combinación de ambos se muestra el artista
dionisiaco.

Esta combinación caracteriza el punto culminante del mundo griego:


originariamente sólo Apolo es dios del arte en Grecia, y su poder fue el que de tal modo
moderó a Dionisos, que irrumpía desde Asia, que pudo surgir la más bella alianza
fraterna. Aquí es donde con más facilidad se aprehende el increíble idealismo del ser
helénico: un culto natural que entre los asiáticos significa el más tosco
desencadenamiento de los instintos inferiores, una vida animal panhetérica, que durante
un tiempo determinado hace saltar todos los lazos sociales, eso quedó convertido entre
ellos en una festividad de redención del mundo, en un día de transfiguración. Todos los
instintos sublimes de su ser se revelaron en esta idealización de la orgía.

Pero el mundo griego nunca había corrido mayor peligro que cuando se produjo la
tempestuosa irrupción del nuevo dios. A su vez, nunca la sabiduría del Apolo délfico se
mostró a una luz más bella. Al principio resistiéndose a hacerlo, envolvió al potente
adversario en el más delicado de los tejidos, de modo que éste apenas pudo advertir que
iba caminando semiprisionero. Debido a que los sacerdotes délficos adivinaron el
profundo efecto del nuevo culto sobre los procesos sociales de regeneración y lo
favorecieron de acuerdo con sus propósitos político-religiosos, debido a que el artista
apolíneo sacó enseñanzas, con discreta moderación, del arte revolucionario de los cultos
báquicos, debido, finalmente, a que en el culto délfico el dominio del año quedó
repartido entre Apolo y Dionisos, ambos salieron, por así decirlo, vencedores en el
certamen que los enfrentaba: una reconciliación celebrada en el campo de batalla”.
(Nietzsche Friedrich, El nacimiento de la tragedia, Alianza, Madrid 1973, Pág. 230-
234).

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