Los hombres nos conocen aunque digan que no...nos conocemos nosotras?¿?¿?!.
Y ya lo decía la de los monos uh! uh!....la Melody (que vaya “melodía” tiene el uh! Uh!).
Antes muerta que sencilla.
El otro día hablábamos de lo demasiado coquetas que somos las mujeres para todo…sobre todo…EN LAS BODAS.
Y somos hasta tal punto tan coquetas en cualquier festejo socio-cultural-religioso que llegamos al masoquismo. Así lo contó un amigo, que en sus años mozos cuando todavía existía
Y la cuestión surgió porque varios de los presentes tenemos próximamente citas "ineludibles" de amigos en la vicaría, así que los chicos preguntaron ¿Para qué queréis compraros un traje nuevo por cada boda?
Pues sencillo: para a) no repetir y b) porque competimos entre nosotras mismas para ver quién va más espectacular/encantadora/despampanante (¡¡pavas!!).
Piensas que si coincides con alguien conocido en varias bodas: o piensa de ti que no tienes un duro (vaya novedad en estos tiempos que corren!!) o piensa que no tienes gusto. Vamos! Con lo sencillo que es pensar, que eres una tía apañá, práctica y con tan buen gusto que lo que te compras puedes sacarle el pringue más de una vez (como diría mi abuela Fina).
Sí. Nos creemos princesas o reinas; Y hasta las nuestras repiten y no sólo precisamente en momentos de crisis como los de hoy en día.
¿Para qué nos compramos unos zapatos divinos que nos hacen un pie bonito si para ir al baño desearías llevar unos patines, y de bota a ser posible?.
Mientras el resto de invitados hace cola en la barra libre y/o bailotea Paquito el chocolatero exhibiendo los roales de sus axilas cuales Camacho (ellos) o exhibie media teta al pegar saltos dentro de un traje con escote palabra de honor (ellas), las super-coquetas acaban sentadas en una silla hablando con la bisabuela del novio que tiene el labio superior más poblado que el parque de Yellowstone; Vamos! Que como decía Gila, si te da un beso, te cepilla el traje.
Además, el monólogo de la señora contándote batallitas del chico cuando tenía 5 años y les levantaba la falda a las mujeres por la calle, te hace plantearte si el ya marido de tu amiga es un mujeriego e infiel en potencia. Que ya sabías que le gustaba flirtear con todas porque ya lo había intentado hasta contigo, pero bueno, que ahora confirmas que la afición ya le venía de pequeño.
Así que si realmente lo piensas, ni se te ocurra decírselo a la amiga, la ya esposa, claro está.
Además. Si no puedes moverte porque ahora hay tres callos donde antes no había ninguno, tu churri, que te acompaña estoicamente y con una de sus mejores sonrisas falsas, tiene pocas opciones. Para concretar, sólo dos:
1) o se tira tol convite pegao a ti por no dejarte sola, viendo con cara de aburrido cómo el resto se divierte y pidiéndole al camarero otro de bourbon, por favor…pa la abuela a ver si se duerme y se calla…
2) o pasa de ti y la bisabuela y se va a sudar el sobaco a lo Camacho (Flaquica, Jose Antonio Camacho, murciano de pro y más ciezano que los melocotones, fue jugador de balompié, ha sido entrenador de fútbol y a ahora imagino que será comentarista de alguna tertulia sobre el deporte rey pero vamos, que si pones en el google "sobaco de camacho" te harás una idea de qué hablo).
Continúo.
Lo cual (que tu churri pase de ti y se mimetice con el ambiente) no te hace ni pizca de gracia y te irrita a más no poder si encima se abraza a la prima de la novia mientras baila Paquito el Chocolatero…la prima es la del escote palabra de honor…
Y es que los hombres también se preguntan, cómo una mujer puede excusar su despilfarro y el masoquismo de estar divina pero jodía, con la típica frase de “eso es que ya no se lleva” “o es que no está de moda” “o no es el color estrella de esta temporada”.
¿Pa qué te compras otro traje negro si ya tienes un traje negro con una sola puesta, en el armario?. A ver cómo les explicas eso! Ja!.
Los hombre tienen 2-3 trajes y 1-2 pares de zapatos de esos para ocasiones especiales y pare usted de contar.
Pues bien. Cada día que pasa me reafirmo en que fui tío en otra vida.
¿Zapatos?, cómodos básicamente. Debe ser que me gusta mucho sudar las axilas haciendo cola en la barra y beber mientras bailo Paquito el Chocolatero. Será que si accedo a ir a una boda, me gusta disfrutarla y pasarlo bien…hay que ver qué cosas tengo, no?¿?¿?¿? (nótese mi ironía) ;-P
Además, si te molestas en buscar zapatos, no es difícil encontrar unos que además de cómodos sean bonitos.
Dícese de aquel abalorio, aquella prenda o aquellos zapatos que no sean para usar una sola vez en la vida y los puedas usar en otras ocasiones que requieran aparcar el chándal y los vaqueros. Está claro que no somos
Todo este post tiene sentido, claro está, si no eres parte implicada en el bodorrio. Me refiero a que no eres la madrina o la hermana de uno de los novios y te van a sentar en el primer banco de la iglesia. Porque si es así, en verdad creo que debes ir “casi” igual de radiante que los implicados.
Aun así, por favor, abstenerse de utilizar tocados para el pelo que parezcan plumas de pavo real o de ganso…parece que te has estado revolcando con el capellán o el padre del novio en algún palomar cercano…
A mi las bodas me dan mucha pereza, la verdad. Mi cuñada, después de 15 años de relación con su chico decidió hace más de un año que debían casarse (el motivo es la “posible” adopción de un niño) y lo hará en el ayuntamiento dentro de dos meses.
Pero lo tengo fácil. Sé lo que me pondré para ese día si consigo meterme dentro jajajajaja
Para que luego digan que todas las mujeres somos iguales…
Yo creo que si me casara iría con zapatillas de deporte a mi propia boda…blancas, eso sí!!! jajajajajaaja
Besicos desde el país de las hadas.
Elly
Pd.- por cierto, el sábado cenita romántica, entrega de regalos y salto del tigre, de la hiena y hasta del gorila uh uh...jajajajajaajajajaajajajajajaajaj