Hace un minuto que dieron las 23h de la noche y empiezo a escribir esta hoja de mi bitácora desde el netbook que le regalé a mi chico hace dos navidades y con la posiciòn más incómoda que en mi vida pude tener en una cama...
Vengo porque mi niña Florci me ha dicho que me echa de menos.
Y cuando alguno de vosotros me dice ven, yo lo dejo todo.
La verdad es que llevo toda la semana queriendo escribiros algo.
Pero, ¿PA QUÉ?.
Y digo '¿pa qué?' porque tras una semana de tregua (la pasada), el sábado Emma amaneció con fiebre.
Y desde entonces está así.
Mocos a gogó, venga estornudar, venga fiebre (hasta 39ºC le han dado), venga tos...
La pediatra (una sustituta de la sustituta), que me recordaba a mi Cruela si hubiera sido un putón festero a parte de guiri (y diréis, ¿entonces por qué te la recordaba?), me dijo que era principio de neumonía.
Bueno, para ser exactos me dijo que los mocos (verdes que te quiero verdes) estaban presentes en las vías respiratorias bajas (uséase, yo entendí, pulmones) porque le escuchaba unos pitidos (ella dijo el nombre compuesto y complejo) al auscultarla. Que no era neumonía... Y al dejar la frase abierta y con puntos suspensivos, yo entendí que poco le faltaba.
Para ellos me mandó antibiótico una vez al día. Para abrir los bronquios y ayudar al arrojo un broncodilatador, para la tos nocturna el Flutox y si había fiebre que siguiera con Apiretal y Dalsy.
Dicho ésto mi hija lleva 3 días como si fuera una bomba humana en ese cuerpecico contrahecho.
Sin casi comer porque no le apetece, ahí está la salvaje de su madre metiéndole el químico hasta casi por vena.
Para colmo de males, maluras y tuertos que se van a quedar ciegos de tanto mirarnos mal, ayer por la mañana salí a que la viera el pediatra de urgencia. Nosotras tenemos el médico por la tarde pero aquello me asustó.
No es la primera vez que a Emma se le manifiesta en la piel una especie de reacción alérgica.
Se le ponen ronchas grandes rojas y en medio de ellas como bufetas blancas de pus una al lado de la otra todas apretadicas.
En otras ocasiones han sido no muy grandes y además han desparecido en cuestión de minutos (diez, doce...), pero lo de ayer me alarmó, ya que amaneció una erupción como la descrita en la mandíbula de la cara, a media mañana se le pusieron así manos, muñecas y antebrazos y los diez minutos también los pies. Que adiviné los tenía así porque los retorcía moviéndolos a la altura del tobillo diciéndome: mamá, ica (mamá, pica).
Así que ni corta ni perezosa, llené la mochila con juguetes varios, su carnet de la seguridad social y salí por piernas hacia el centro de salud.
Como soy mujer, el día que repartieron la capacidad de prevenir yo estaba en la cola, y le había hecho fotos a mi niña en los sitios claves en plena erupción.
Y eso fue lo que ilustró mi exposición a la sustituta de la pediatra que nos atendió.
Porque después de tres cuartos de hora y una vez habían desfilado todos los que iban con cita, se acercó a mí y me preguntó:
- usted está esperando para que le llame?
- Pues sí, venimos de urgencia...
-Pues pase
Y es que apunto estuve de ir al mostrador de nuevo a los veinte minutos de estar esperando allí rodeada de niños virusados (yo temblaba de pensar que nos llevaríamos a casa otro virus de estómago para completar la fiesta...) y decirle a la chica que de tres pediatras que habían pasando consulta, me había dado con la única que estaba a tope y los otros dos paraos, coño!
Pero como no me gusta molestar y parece que ir de urgencias es ir pidiendo favores, pos me callé.
La pediatra tenía unos cincuenta años y una pinta de hippy y alternativa que no podía con ella.
Pelo largo y rojo recogido en una cola baja, y pulseras, pendientes y collar que bien podría haber manufacturao un fumao en Ibiza.
Me miraba toda estoica mientras le explicaba, y claro, como Emma ya no tenía nada visible, pos no me podía decir nada. Yo me había esperado por si aquella 'subida' volvía a aparecer o por lo menos para preguntarle al facultativo, y nada.
Entonces me acordé de las fotos y le pregunté si podía enseñárselas.
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una de las fotos hecha con el teléfono móvil |
Cuando las vió, lo flipó. Y me dijo que no había exagerado en nada. Se ve que pensaba que yo era una madre histérica.
Así que me 'recetó' homeopatía como tratamiento y prevención.
No podíamos culpar a los medicamentos porque una pequeña subida le había dado el día anterior por la mañana y el tratamiento se lo había mandado su pediatra-sustituta por la tarde, así que...
Y mi hija no había salido de las 4 paredes de mi casa en esa mañana. Ni siquiera habíamos salido a la terraza por lo que no había tocado ninguna planta ni nada por el estilo.
En fin, que para venir a contaros todo esto, que casi es jueves y mi vida no ha cambiado desde este sábado entre imaginarias nocturnas (esta semana para controlar la fiebre, gracias a dios no hay vómitos -tocaré madera-), mamitis con abrazos, imposibilidad de hacer cosas en casa excepto lo inevitable (la comida y la ropa), tener olvidada a mi guinda (que tengo cantidad de pedidos para antes de San José y veremos a ver...), pues pa eso, pa todo eso, mejor me quedo callada.
Besicos desde el país que no existe, garfios míos.
Elly