30.3.07

Regresos















La tierra recién llovida exhala
húmeda y caliente el efluvio del recuerdo más profundo.

La menta y la yerbabuena perfuman la estancia,
el cuarto en donde guardo mis recuerdos.
Huele a guardado,
a añejo,
a propio,
a vela que muere de llama.

Hoy huele a café recién colado;
y al aroma del abrazo de mi madre,

Olor de pan recién honeado
y de frutas que se maduran al sol del trópico.

Se repite en el aire el perfume de rosas y jazmines
de casa de abuela en día de sol.

La fragancia del mar invade mis pulmones
y ese viento profundo agita memorias bien guardadas.

Debo estar regresando.

21.3.07

Manos sucias


Arcilla
Huele a leña que arde en los fogones,
el barro de mis manos hace la forma
que perpetúan sus fuegos.




Aquí estoy, finalmente terminé de montar la página de mi arte. Bienvenidos pues, a conocer a esa que ama el fuego que cuece la pieza, que reconoce la belleza primigenia del hombre que con las manos sucias de tierra construyó su hogar, elaboró cacharros y sepulto a sus muertos.
La cerámica como una de las formas artesanales más antiguas nos sigue conectando con la esencia de ese espacio en donde el tacto es el principal sentido de la creación.

El link está en el título.

18.3.07

el despertar de la primavera


El silencio del invierno se va rompiendo poco a poco. La luz de los días va tomando un matiz más cálido porque el cielo se atreve a mostrarse nuevamente.
Una mañana despertamos y la nieve había desaparecido y con esa señal inequivoca de renacimiento, los primeros pájaros regresaron de sus vacaciones en el Sur. El silencio se iba rompiendo porque a lo lejos, como formando parte de una melodía conocida, se podían escuchar los cantos de los recien venidos. Esperanza! esperanza! la naturaleza se despierta y no podría ser más hermoso.
Caminata dominical, domingo azul...primavera que comienza, fin de un largo y extraño invierno. La tierra está aún dormida, húmeda y callada, pero si uno le pone atención a los signos se encuentra con rastros de vida: la comadreja que hace caminos para hollar su guarida; la florecita blanca, campanita de la nieve que anuncia nuevos comienzos y el final de una etapa; los primeros árboles que torpemente florecen sin verdor pero con renacientes fuerzas.
Y el bosque desnudo se deja andar, el silencio se va cortando con las pisadas de los hombres que empiezan a saludar el ruido que de nuevo habla de vida, el sonido armonioso de la naturaleza que se despierta.
Y si uno pone atención puede verlas a ellas...esas lucecitas violetas casi invisibles a los ojos, revoloteo de hada compañera de la natura, su canto invisible se mezcla con el murmullo del riachuelo que se nutre agradecido por la nieve que se derrite con ganas de seguir siendo ciclo, rueda interminable de existencia, de vuelta a la tierra, líquida y graciosa sin cuerpo visible pero dadora de vida.
Míralas, ahi están brillan porque es primavera y todo canta mientras los hombres se atreven a adentrarse en el bosque para escuchar los nuevos sonidos que nacen con el día de sol, con las aves que regresan de lejos y con la esperanza de verde y brote nuevo, el mayor de los motivos para segurir viviendo.

14.3.07

Postal de Holanda

Fuímos al norte buscando el mar. La tierra se ponía plana con el andar, y de repente entendimos que sólo había un cielo sobre tanta inmensidad. Anduvimos peregrinos en tierra de peregrinos. Las casas pequeñitas abiertas al ojo curioso, se dejaban mirar sin la tímidez del que esconde algo en el alma. Detrás de las diminutas casas de los hombres altos habían grandes casas para guardar animales y cosechas porque "a lo de la tierra hay que darle su lugar”... y la tierra es lo primero...primero que el mar.
Y el mar. El mar ha sido desterrado. Por siglos los hombres pretendieron ignorarlo. Construyeron dique tras dique y poco a poco vencieron al mar. Ahora no lo miran, viven de espaldas a él y en la planicie verde es difícil imaginar que uno está en tierra de mar, en tierra baja que una vez fue lecho de aguas.
El mar es un fantasma, una leyenda de buques hundidos y tempestad. Y sin embargo existe. Detrás del último dique aguarda la promesa del siguiente, del que en lugar de cercar la tierra, le robará tierra al mar. Por eso el mar es tan triste y gris. El viento le recuerda que fue mar y que los pequeños hombres de ingenio le ganaron el terreno para construir la tierra.

12.3.07

La digestión emocional

Me pasa que cuando algo me molesta se me nota, no lo sé guardar y hacer como si nada. Soy tal extremo de transparencia que a veces parece idiotez, en este mundo en donde muchos llevan máscaras. No creo que se trate de ponerse una y hacer como si no pasara nada, creo más bien que es saber encontrar el equilibrio y dar a las cosas el valor que verdaderamente merecen.
Hablaba con alguien querido sobre lo que a veces nos tragamos y cómo luego de alguna forma somatizamos. Luego encontré este texto que aunque no intenta ir a profundidades, da algunas luces sobre cómo nos hacemos mal cuando digerimos la causa de alguna emoción negativa.
un texto de Silvia Mago

Hay ocasiones en las que empleo la analogía que hay entre las cosas que comemos y nos empachan y las situaciones de la vida que se nos hacen intragables. En ambos casos, se quedan allí, en nuestro organismo, en un vuelta y vuelta que nos vuelve pesadas, inquietas, revolcándonos en la cama sin poder conciliar el sueño, produciéndonos unas pesadillas terribles cuando logramos hacerlo, con un desasosiego tal y unos retortijones en las vísceras, que no vemos la hora de deshacernos del malestar que nos producen.

Cuando prestamos atención a los alimentos que ingerimos llegamos a determinar cuáles nos sientan bien y cuáles no. Así llegamos a establecer que si tomamos café o comemos carne roja después de ciertas horas es seguro que pasemos la noche en vela, o que el repollo o la papa nos producen flatulencias incómodas, que el vino rojo nos duerme de pie mientras que el ron nos pone agresivas, que aunque lo adoremos somos alérgicas al chocolate, que el picante nos alborota las hemorroides o que no tenemos tolerancia a ningún tipo de lácteo. Una vez que lo reconocemos evitamos ingerirlos y cuando nos dejamos llevar por el antojo anticipamos las consecuencias que vamos a tener que soportar. Pagamos el precio.

Con algunas situaciones de la vida nos ocurre igual. Hay cosas que nos revuelven el estómago, por mucho que intentemos tragárnoslas como si nada. Nuestro organismo se encarga de advertirnos que algo pasa, así no queramos ver de lo que se trata. Al igual que un determinado alimento nos causa malestar, hay situaciones que nos producen lo mismo. La diferencia está en que si los primeros nos producen acidez, náuseas o diarrea, síntomas de rechazo físico, los otros nos producen rabia, tristeza, dolor o frustración, síntomas de rechazo emocional.

Una vez que logramos determinar que por mucho que hagamos una situación de vida nos produce una respuesta virulenta, lo recomendable es abstenernos de insistir en soportarla. Será tarea de cada una saber qué hay que hacer para ponerle coto a la misma. Porque lo cierto es que insistir en hacer caso omiso de una situación que nos quebranta el bienestar emocional no tardará en reflejarse en el cuerpo físico. Ésa es la explicación de muchos trastornos que han llegado a denominarse psicosomáticos, es decir, que detrás de los síntomas físicos que manifiesta una determinada enfermedad se esconde un trastorno emocional y un sufrimiento importante.

Atender los factores emocionales no es tan fácil como tomarse un bicarbonato de soda para deshacerse de las molestias de un empacho estomacal. Amerita una revisión exhaustiva de las situaciones que vivimos que nos alteran el ánimo y nos quebrantan el espíritu, demandan que precisemos las causas que nos producen el malestar, necesitan que sepamos qué queremos, qué debemos y qué podemos hacer para resolver la raíz de la situación que nos aqueja y exigen mucha determinación para tomar resoluciones que compongan el asunto y nos liberen del molestoso atragantamiento.

Revisemos entonces qué nos estamos tragando y cuál es el precio que estamos dispuestas a pagar, si invertimos en la salud o en la enfermedad.

10.3.07

Locura

El espanto es no encontrarse
en ninguna parte...
ni en el espejo.

7.3.07

Palabras de amor

Para el Sr. G. por un año más y porque hemos vencido al tiempo a pesar de nosotros mismos.Afuera el cielo llora, después de días de sol y firmamento azul, el calendario cayó en cuenta que es otoño. Hoy ha vuelto todo a la normalidad mueren los colores y las hojas de los árboles se suicidan para que el ciclo de la vida vuelva a conocer un día la primavera. Adentro todo es paz y recuerdo, trato de arreglar las cortinas nuevas del salón intentando tener una relación decente con la máquina de coser que es una rebelde en plena adolescencia...lo que es redundancia.

Hoy me visita Serrat, mi viejo amigo...quizá mi primer gran amor plátonico. Lo escucho cantar palabras de amor y entonces me voy a mis tiempos con G. Se logra el sortilegio, se abre la puerta del recuerdo y me veo como fui. Entiendo tantas cosas. Sonrío agradecida.

Los noventa, la escuela de comunicación social, el mundo de los que tenían la palabra y el deber de comunicarla. Las clases nocturnas después del largo día publicitario. El olor del jardín botánico que daba la bienvenida a los humanistas, la escuela pequeña y mágica, que logró su espacio en los dormitorios ideados por Villanueva hace más de cincuenta años, los chaguaramos, verdaderas banderas que ondeaban al viento, testigos gigantes y silenciosos. Marcela. Otra historia.
Hoy con Serrat ha venido G, como las dos caras de una misma moneda. Traveler y Oliveira, uno solo a la final, como en la carátula de Poema de Amor a veces me pregunto si es el Nano joven o es G con su herencia catálana y su historia madre patria y melancolía.

La respuesta es fácil, canta Serrat, pero es G. de pelo largo y guitarra al hombro, el que llega hablándome con miradas de mar y regalándome piedritas azules sin esperanza. Él, el mismo que me encuentra en el boulevar o me espera, sin saber por qué, a la salida de una clase de Semiología y me lleva silencioso con esa tristeza suya, tomándome la mano, silbando una tonada, camino a la noche de bohemia del callejón de la puñalada y del bar de los poetas.

Sí, ahí estamos en las fiestas de Ira y Eddy, en aquel, su minúsculo y hippie apartamentico del laberíntico Parque Central, atiborrado de gente como si cada noche se fuera a acabar el mundo y nosotros ahí como en un desierto, queriéndonos sin más preguntas, sublimando el deseo como en la literatura, como en la locura de la realidad.
Sigue sonando Serrat. G me cuenta historias tristes y me mira infinitamente. Y entiendo que aunque pasen los años, mientras tenga el recuerdo, seremos los mismos „debutantes en el carrusel del Furro“, y que siempre seré su viuda „si la muerte pisa su huerto“, porque estamos irremediablemente unidos por un amor sin título, feliz con lo vivido. Como en aquella madrugada del parque los Caobos, desayunando besos y perpetuando esperas... Algo en mi sabe que con cada amor he sido unica y que a cada uno le he marcado la piel como ellos me la marcaron a mi y que después de cada historia siempre fui otra, una mejor que la anterior.
Hoy cada cual es feliz con su elección, sin embargo nadie nos quita lo bailao y lo amado. Serrat suena conocido e infinito, yo entiendo tanto. Somos tantas sus amantes...no hay lugar para los celos.

2.3.07

Lo que se necesita para la vida




Los padrinos de mi hija están repartidos por el mundo por lo que ella no ha sido todavía bautizada. Más allá de su significado religioso, creo en el bautismo como la simbólica entrega de las responsabilidades que una pequeña vida confiere. Un día leyendo uno de los libros de Angeles Mastretta "Mal de Amores", encontré el bautizo más simple y hermoso que jamás haya visto. La Esperanza era todavía una bebita de cuatro meses cuando le leí el siguiente texto a modo de ritual de vida y esperanza:

Josefa le pidió a Milagros que pronunciara para su hija, la bendición que todas la mujeres de su familia reciben al momento de su nacimiento.

Milagros conjuró el ritual que la hacia madrina de la criatura, puso la mano en la cabeza de su sobrina y dijo:

“Niña que duermes bajo la mirada de Dios, te deseo que no lo pierdas jamás, que vayas por la vida con la paciencia como tu mejor aliada, que conozcas el placer de la generosidad y la paz de los que no esperan nada, que entiendas tus pesares y sepas acompañar los ajenos. Te deseo una mirada limpia, una boca prudente, una nariz comprensiva, unos oidos incapaces de recordar la intriga, una lágrimas precisas y atemperadas. Te deseo la fe en una vida eterna y el sociego que tal fe concede“.

“Amen“ respondió Josefa desde la cama y comenzó a llorar.

“Bueno, puedo ahora decir mi propia bendición?, preguntó Milagros.

Josefa sonrió asintiendo.

“Niña” Milagros hablaba con la solemnidad de una sacerdotiza. “te deseo la locura, el valor, los anhelos, la impaciencia. Te deseo la fortuna de los amores y el delirio de la soledad. Te deseo el gusto por los cometas, por el agua y los hombres. Te deseo la inteligencia y el ingenio. Te deseo una mirada curiosa, una nariz con memoria y una boca que sonria y maldiga con precisión divina, unas piernas que no envejezcan, un llanto que te devuelva la entereza. Te deseo el sentido del tiempo que tienen las estrellas, el temple de las hormigas, la duda de los templos. Te deseo la fe en los augurios, en la voz de los muertos, en la boca de los aventureros, y en la paz de los hombres que olvidan su destino, en la fuerza de tus recuerdos y en el futuro como la promesa donde cabe todo lo que aún no sucede. Amen“

„Amén“ repitió Josefa profundamente complacida

foto: Jürgen Müller
la Pavane es de Gabriel Fauré. las más bella de todas para mi