9.11.14
Muros se levantan, muros caen
25 años del fin de la República Democrática Alemana (RDA)
Era una fiesta callejera que alcanzó al mundo entero,montados sobre el muro miles de personas se abrazaban, gritaban de alegría. Nunca olvidaré el sentimiento que me produjo esa visión por televisión, aquella impresionante caída del muro. Una caída pacifica, gente aglomerada al rededor de esa gran pared que le dividía su humanidad entre Este y Oeste, entre Democracia y Dictadura, entre Capitalismo y Comunismo. Una gran celebración, el colofón de fin de una larga historia de separación y muerte.
El largo muro dividió Berlín en dos partes por casi tres décadas años. De la noche a la mañana su construcción separó un país. Visto a través del micromundo familiar, ese hecho desmembró la célula fundamental de una sociedad amilanada ya a consecuencia de la guerra.
Al finalizar de la II Guerra Mundial, Alemania fue botín de guerra. En 1949, las tres potencias occidentales (USA, Francia, Reino Unido de la Gran Bretaña) constituyeron la nueva República Federal Alemana (RFA) y una cuarta ( la soviética) se convirtió en regente de la República Democrática Alemana (RDA). Berlín también quedó dividida en cuatro sectores de ocupación. Entre ambos „Berlínes“ separados ideológicamente se crearon 81 puntos de paso entre las dos zonas de la ciudad.
En Berlín, la ciudad compartida, las diferencias de doctrina y pensamiento entre sector comunista y los aliados fue haciendo una brecha que terminó con que la noche del 12 de agosto de 1961, se levantara un muro provisional y se cerraran 69 puntos de control, dejando abiertos sólo 12. A la mañana siguiente, habían colocado una alambrada provisional de 155 kilómetros que separaba la ciudad en dos partes. Ya nadie podía ya cruzar de una parte a otra sin permiso y control estrictos. Durante los días posteriores, comenzó la construcción de un muro de ladrillo y las personas cuyas casas estaban en la zona adyacente fueron desalojadas. Aquella pared más tarde se convertiría en un gigantesco y largo muro de concreto y hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura.
Entre 1961 y 1989 más de 5.000 personas trataron de cruzar la nueva frontera y más de 3.000 fueron detenidas. Alrededor de 130 personas murieron en el intento. Ese fue el método que usó la dictadura para mantener a sus ciudadanos atrapados dentro de una especie de cárcel y controlar un sistema que se hacia añicos, porque el muro fue también el último símbolo de la terrible guerra fría.
Aquella línea divisoria que se construyó de un día para otro, sobrevivió 28 anos y cayó tan repentinamente como se erigió. Una verdadera sensación de libertad se apoderó de la gente en el momento que el 9 de noviembre de 1989 el gobierno de la RDA informó que el paso hacia el oeste había sido permitido. Esa misma noche, miles de personas se agolparon en los puntos de control para poder cruzar al otro lado y nadie pudo detenerlos. Se produjo un éxodo masivo y con el comenzó Alemania a vivir la etapa de la reunificación.
Las imágenes e historias de familias y amigos pudieron volver a verse después de 28 años de separación forzosa todavía hoy son conmovedoras.
Sin embargo, es imposible olvidar que hoy en día existen muchos otros muros, y murallas que separan a la gente: El muro en Palestina, la gran pared que separa a Mexico de los Estados Unidos, otra entre Paquistán e India, los doce kilómetros que separan Melilla y Ceuta, etc, etc. Pero hay otros muros aún peores, los invisibles, pero perceptibles, los que separan a seres que deberían estar juntos, luchar juntos por una meta. Pienso como siempre en mi país, en ese que dejé y en el que ya no existe. Y me siento, tal vez, como alguien que vio construirse el muro ante sí, sin esperanzas de un mañana posible y sin embargo vivió lo suficiente para presenciar también un gran milagro. Ojalá.
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