30.9.07

Mariposas en la Oscuridad


trEs

Otra vez, se funden imágenes. Basta sentarse a esperar para ver pasar los espectros. Los sigo curiosa, sabiendo, sabiendo... Me asomo al solar , allí hay otras niñas jugando con gatos y con cachorritos, corren por la casa juegan al escondite, se ocultan detrás de los muebles y de los baúles como lo hice yo. Las veo enfermitas de un simple resfriado creyendo morir cuando ya están muertas.

Otra vez la mujer, otra vez silencio. Sentada en su cama, el cuarto lleno de penumbra, el mismo de las mariposas. Sus paredes anchas guardan mil secretos, ¿realidad o sueño? Ya no sé qué es.

La mujer reza tocando un rosario de color marfil, que quién sabe cuántas plegarias ayudó a elevar al cielo, cuántas noches sus pedidos llegaron al Dios en que ella creía y cuánta tristeza encontró consuelo en diez "yo en ti creo" y cien "Padres nuestros".
La habitación es húmeda y encerrada. Un techo a dos aguas y una viga larga hacen bien pensar, que las palomitas harían muy buen nido donde hay tanta paz. El suelo cubierto de lajas de arcilla es al mismo tiempo frío e irregular. Puedo ver a otra niñita, muy, muy pequeña que corre descalza a la cama antigua a pedir de nuevo una bendición. Y en seguida se oye una fuerte voz que le dice: "¡Niña qué hace descalza, se va a resfriar".
A esa misma niña puedo ver hincada, una que otra noche, aprendiendo a rezar...
El cuarto está vacío ya no hay nada en él y en el altarcito arropada en polvo hay una estampita de una virgen bella. Debe ser María, la llena de Gracia, esa que en septiembre estaba de fiesta y por quien Doña Chinta hacía sus velones y cortaba rosas.

Y aquel jardín que un día fue florido, está ahora vacío de matas y vida. Sólo hierba mala nace de la tierra, donde antes crecían el verde y las flores.
Poco a poco se oye una voz que entona viejas cancioncillas que nunca escuché. Canta tan bonito que el tiempo se para y vuelve de nuevo todo a ser igual. De repente, veo a una viejecita rodeada de niños contándoles cuentos, los mismos que ella escuchó de niña; los cuentos del Páramo, de brujas y duendes. La misma señora que el séptimo día salía de su casa, derecho a la iglesia con un velo negro y un rosario claro. La que en el reclinatorio me sentaba a un lado haciendo silencio, demostrando fé. Yo la miraba con los ojos grandes mientras aprendía que eso de creer era cosa seria.

Son tantas las cosas que guarda la casa, por un puño lágrimas, por otro sonrisas. Y aunque nada queda de la vieja casa pintada de azul, gris en las ventanas y este tono sepia viste las paredes, rellena los huecos de los busca-entierros, yo siempre regreso como un muerto más.
Busco a la mujer regando sus rosas en pleno septiembre, rastrojo del viento, calor de fogón; busco a las niñitas, manojo de estrellas, flores de estación. pero sobre todo a misma la doña de la mecedora, que con su presencia coloreaba verdes en tierra de nadie, y entre mariposas sigue siendo ama, reina de la casa.

Poco importa todo. Ya no queda nada de todo ese mundo, sólo los recuerdos y la soledad... en el fondo oscuro unas mariposas que revolotean sobre una mujer que se balancea en su mecedora, susurra plegarias, espectro del sueño, me mira y me habla sin decirme nada. Soy sólo testigo de penas y luchas, de fe en el destino. Hoy las mariposas son dueñas de esa casa que queda en silencio, llena de fantasmas.


28.9.07

20 años no es nada!

La policia se reune para seguir robándonos la calma y la poca cordura que nos quedaba!
No queda más remedio que entregarnos a ellos.

26.9.07

Septiembre


El verano quiere quedarse,
pero el otoño promete ocres.

foto:hannig & jäger

15.9.07

Un coro de voces del tiempo



Admiro a la gente que canta, precisamente porque de mi garganta no salen muchos sonidos armoniosos. Así que el cantar se reduce a la ducha, a los días de hacer limpieza y a los momentos escasos en que me permito romperle el aura a los míos con mis propias versiones de mi música favorita.
Vivo en un país en donde casi todos han tenido un instrumento musical en la mano y si no, desde pequeños cantan como pájaritos. Mi Esperanza y mi Caballero, el del mirar profundo, cantan y es de admirarse. Y el quinto día de la semana tiene un carácter sagrado para él, que marcó todos los viernes en la noche del año con la palabra “Ensayo Coral “. Y es impresionante como el cantar hace a la gente feliz. Aunque los ensayos sean los viernes sociales, casi nadie falta a la cita de las voces.

El coro favorito de mi amor, se llama "Voices in Time" y ofreció su gran concierto anual hace poco. Como era de esperar no nos importó manejar en medio de las vacaciones de verano, unos 500 kilómetros en dirección a Munich para verlos cantar.
Fue, en la Escuela Nacional de Música de la ciudad. Las localidades se habían agotado para escuchar cantar a 23 Voces del Tiempo. Yo me quedé sin voz de tanta maravilla. El concierto se llamo Àngel y lejos de cantar música de iglesia, nos deleitaron con sus versiones de conocidas piezas modernas.
El coro de Rock y Jazz de Munich, "Voices In Time" fue fundado en 1996. Está conformado por gente de todas las edades. Lo que comenzó como un proyecto musical de cantantes entusiastas, se convirtió muy pronto en un coro a capela reconocido internacionalmente. El repertorio está estructurado de forma muy amplia. El éxito de VoicesInTime consiste en soprender a su público con un programa diverso y variado. En el reportorio no cuentan solamente con piezas a capela de jazz sino con representaciones de poesías de Shakespeare, Goethe, asi como interpretaciones desde Rammstein hasta Stevie Wonder. Canciones de cuna, rumbitas cubanas y en lengua portuguesa...Esa noche hasta yo soñé cantar como ellos!

6.9.07

Postal de Túnez

Estoy de regreso de Africa, áfrica del norte, áfrica árabe de turbante y estepa. Tierra Islámica, de mezquita y minarets.
Túnez, colonizado por los fenicios, engrandecido por Cártago, vencido por Roma y conquistado por los Turcos.
Viajamos por pueblos y pueblos en medio del desierto o plantaciones enteras de arbolitos de oliva, pequeños pero fuertes.
En el lomo de un tren descubrimos que algunos pueblos están situados de cara al mar, como buscando agua para refrescar el alma del candente sol que barre el país entero.
Y en cada pueblo hay una ciudad amurallada, repleta de mercaderes de especias y olores exóticos a azafrán y ají. Aquí los castillos de arena son de tamaño monumental; fortalezas laberínticas construidas para defender la tierra de los enemigos que venían del mar.
La gente tiene el color de mi piel, cuelga la ropa en las ventanas y las alfombras en los balcones, anda descalza por la calle y ora cinco veces al día buscando la Meca y a Alá.
Esta tierra huele a jazmín, a rosa y a limoncillo, cayena y trinitaria.
La arena y el viento cuentan historias que el tiempo enterró. Los camellos y los hombres son eternos compañeros capaces de medirse cara a cara con la estepa y el desierto. Y en la costa, el cielo azul besa el turquesa del mar en donde los pescadores buscan el diario sustento.
La vida del desierto, despoblado, solitario y árido tiene algo de desaliento, las cosas se dejan al abandono. Encontramos huellas de campamentos nómadas de los Barber, los errantes hacedores de alfombras... y es que nada importa mucho en esa plana inmensidad, una piedra es una piedra y ahí, o más allá ha estado por siglos sufriendo los rigores del sol y de la arena. Siglos. Allí esa palabra suena a verdad.
Salimos de Alemania buscando al sol y encontramos mucho más: una cultura antigua, cielo desnudo de nubes, oasis y pozos de agua profunda, dátiles, cous-cous y un idioma musical y extraño. Otro planeta en el mismo planeta. Salimos en busca del sol y encontramos un cofre de tesoros.





5.9.07

dolor


hay presencias tan ausentes
que nos duele la mirada...
hay ausencias tan presentes
que nos hacen nudo el alma...
foto: S.Krautkraemer