27 de octubre de 2008
De adicciones
Yo que tan creído me tenía haber dejado atrás aquellas épocas del dominio emocional (no sobre ellas, si no de ellas sobre mí). Resulta que ahora soy adicta a ti.
Tú que tanto te pareces a aquella vieja adicción autodestructiva, para sí misma y para mí en su camino, que tan superada creía tener. Tú que hablas como hablaba él y procedes de su mismo lugar. Tú que también eres bastante mayor que yo. Tú que, de momento, cumples a la perfección el modelo que él dejó como "el camino a no seguir". Tú que proclamas sus mismas ideas enloquecedoramente dulces, de amores eternos y omnipotentes, vestidas de esa encantadora melancolía que a ambos os hace irresistibles.
Y la cuestión es que ahora otro es mi dueño, a otro le tengo entregado mi amor, mi cuerpo y mi felicidad.
Pero de algún modo tú alimentas aquellos sueños de adolescente, aquellos deseos de ser musa inspiradora de lírica y prosa, aquel ideal del amor sobre todo lo demás.
También conocido como:
Hay caprichos de amor que una dama no debe tener,
Hombres...
17 de octubre de 2008
Doña melancolía
Llegó a mí de improvisto.

Agresiva, como un amante abandonado sin previo aviso.
Tranquila, como quien conoce su triunfo antes de la batalla.
La Señora Melancolía me asaltó de repente. Empezó en forma de asociación de un objeto corriente a un recuerdo aparentemente (apariencia errónea) olvidado. Se convirtió en una especie de encogimiento del corazón, que subió por mi pecho (una real e inquietante sensación física) hasta materializarse en acumulación de lágrimas.
Hice “de tripas corazón”, devolviendo las lágrimas a ese depósito en que residen hasta que son expulsadas.
Con ella no ha resultado tan fácil, sigue ahí, acechando escondida en mi sombra a un momento de debilidad. Sé que si le doy pie, abrirá el grifo de ese pequeño depósito y llevará horas lograr cerrarlo.
11 de octubre de 2008
Dudas

"¿Cómo será?", piensa mirando el reloj, después observa el panel de avisos, no sea que el vuelo se haya retrasado.
"Pero Dios mío, ¿qué hago yo aquí?Aún no sé cómo mi impulsividad ha logrado imponerse de este modo, tomar el control otra vez, después de todo... aún no sé qué me llevó a escribir a aquel correo que encontré por casualidad. Ni qué hizo que él contestase. Aún no entiendo cuál de (todas) las cosas de las que hablamos ha hecho que le invitase a pasar el fin de semana en la ciudad, ni porqué él ha aceptado, ni la razón por la que, en vez de buscarle un hotel le dije que se podía quedar en mi casa... - suspira echa un mar de dudas, caminando de un lado al otro- Pero si ni siquiera sé cómo es!"
El panel avisa de que el avión ya ha aterrizado.
No sabe qué hará cuando le vea, cómo va a saludarle, de qué le va a hablar. Sobretodo no sabe qué hará esa noche, cuando estén a solas en el piso. Se muerde el labio.
"No sé qué estoy haciendo" y una vocecita en su cabeza, que no es más que ella misma, le contesta:
"Por supuesto que lo sabes, pero no quieres aceptarlo. Sabes qué estás haciendo aquí y sabes todo lo demás. El porqué de todo, son sus palabras. Su eterna tristeza. Ese romanticismo que emana de sus letras, incluso cuando está despechado o herido. La sensación de que sois los dos últimos especímenes de una especie perdida y de que, por fin, os habéis encontrado. Y la necesidad que sientes desde el primer día de saber si todo esto es verdad o no es más que otro engaño".
Sacude la cabeza, como si así pudiera apartar las ideas de su mente.
Entonces ve a un hombre corriente, algo mayor que ella, que se le acerca con la mirada clavada en sus ojos, con una sonrisa extraña, como si supiera lo que había estado pensando.
"Es él - se dice- no puede ser otro con ese aire bohemio, con ese andar de quien se sabe diferente a los demás y con esa mirada que parece que te devore".
Suspira, un escalofrío la recorre y algo se mueve en su estómago.
Entonces lo sabe (o lo admite por primera vez) por mucho miedo que le de, está locamente enamorada de él.
3 de octubre de 2008
Entrada la noche
Quiero hablar de sentimientos pasados, porque el dolor me resulta más expresable que la felicidad (la presente) y eso me hace sentir mal.
Quiero hablar del pasado, y de aquel "él", a ver si sacando los fantasmas a la luz dejan de molestar con su ruido de cadenas.
Quiero contar las historias que tengo en la cabeza, pero las palabras se amontonan en lugar de fluir, y no consigo nada más allá de un párrafo.
De lo único que puedo hablar es de la vida, de cómo las heridas se cierran poco a poco hasta convertirse en cicatrices que solo molestan de vez en cuando, como las viejas lesiones cuando cambia el tiempo, llega el invierno o llueve.
Una vez quise ser escritora, dulce inocencia, y escribí cosas (que gustaban a quien las leía) ¿me habré vuelto filósofa con el paso de los años?
Quizá Platón comenzó, en sus inicios juveniles, contando historietas a quien quisiera escucharlas...
Quizá sea el insomnio, que parece haber vuelto, el que me hace delirar.
Además, sean delirios o filosofía... ¿de qué podría filosofear hoy en día? Ya está todo dicho, demasiados pensadores hubo por delante de mí, nací tarde.
Aunque mejor así, porque si hubiese nacido en según qué época habría acabado quemada por bruja. Seguro.
En fin, el insomnio, sí, los fantasmas, también; que suelo duermo tranquila cuando duermo con ÉL.
Quiero hablar del pasado, y de aquel "él", a ver si sacando los fantasmas a la luz dejan de molestar con su ruido de cadenas.
Quiero contar las historias que tengo en la cabeza, pero las palabras se amontonan en lugar de fluir, y no consigo nada más allá de un párrafo.
De lo único que puedo hablar es de la vida, de cómo las heridas se cierran poco a poco hasta convertirse en cicatrices que solo molestan de vez en cuando, como las viejas lesiones cuando cambia el tiempo, llega el invierno o llueve.
Una vez quise ser escritora, dulce inocencia, y escribí cosas (que gustaban a quien las leía) ¿me habré vuelto filósofa con el paso de los años?
Quizá Platón comenzó, en sus inicios juveniles, contando historietas a quien quisiera escucharlas...
Quizá sea el insomnio, que parece haber vuelto, el que me hace delirar.
Además, sean delirios o filosofía... ¿de qué podría filosofear hoy en día? Ya está todo dicho, demasiados pensadores hubo por delante de mí, nací tarde.
Aunque mejor así, porque si hubiese nacido en según qué época habría acabado quemada por bruja. Seguro.
En fin, el insomnio, sí, los fantasmas, también; que suelo duermo tranquila cuando duermo con ÉL.
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