26 de agosto de 2021

Qué fácil es despreocuparse. Hace falta valor y carácter para esforzarse. -El profesor-

A veces necesitas oír las cosas, en vez de dejar que se sigan dando por sentado.

Las malditas inseguridades… malditas páginas llenas, de esa letra pequeña y apretujada, no de tu gran caligrafía redonda, no, de tachones, dibujos, borrones de lágrimas derramadas sobre el papel… 

Malditas malas vivencias acumuladas que minan tu autoestima y te hacen cuestionarte todas tus relaciones.

Que desconfíes de lo que tu mente y tus sentidos te dicen. 

Aunque parezca muy obvio. Porque demasiadas veces lo obvio no lo fue tanto.

Estás acostumbrada a estar de más, qué duro es eso… sentir que sobras, que no te necesitan… ser algo útil, el complemento de algo… pero no, tú también tienes tu cuota de papel protagonista. 

Tú también eres importante.
Tú también eres querida.
Tú también eres necesaria.

Y leñe, qué bien sienta, cuando alguien importante para ti, te dice sin tapujos que tú también lo eres para ella o él. Que te quiere. Que tú también eres su mejor amiga. 


24 de agosto de 2021

Hay que soltar con fuerza, dejar que llueva a mares -Mr Kilombo & Rozalen-

Cuando creas algo de nuevo siempre corres un riesgo.

Nada garantiza que lo nuevo que obtengas sea mejor que lo que ya tenías.

Si partes de cero, no hay demasiado problema, en principio, no asumes demasiados riesgos, no hay mucho que perder.

Pero , si no partes de cero, los riesgos son incontables. 

A no ser que de lo que hubiera antes no hubiera nada que salvar, nada que te gustase… el temor a la pérdida es enorme. Y si en la búsqueda del tono perfecto, por querer un poquito más de rojo, el lila se va al traste? Y si ese cambio destroza la obra que llevas años creando? 

Y si… deberías haber sido un poquito más conformista? Haber cerrado la boca como venías haciendo? Lo que tenías no estaba tan mal. Y si arruinas todo el plato por ponerle un poquito más de sal? 

Los cambios no siempre son buenos, no, no lo son.

Y mientras el viejo amigo llamado tiempo se decida, no te quedará otra que asumir lo que empezaste, con temor. 

23 de agosto de 2021

Prefiero lamer después mis heridas a que tu amor pierda filo.


Dame una noche de asilo en tu regazo
Esta noche, por ejemplo, dejemos al mundo afuera
Abre tus brazos, ciérralos conmigo dentro
Solo unas horas y luego cuando amanezca yo pondré una cafetera
Y habré llevado esta nube hacia otro cielo de nubes pasajeras
Si el sueño pierde pie, resbala, queda colgando de un hilo 
Prefiero una noche entera en vela, a tener el alma en vilo

Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo

Dame un remanso
Yo te daré lo que tengo
Este amor que no me explico
Pasan los años, y sigue a espaldas del tiempo
Quiero que me hables del tiempo
Que te desnudes como si fuera algo corriente
Como si verte desnuda no me aturdiera tan sistemáticamente
Tu piel me sea desconocida, me deje siempre intranquilo
Prefiero lamer después mis heridas a que tu amor pierda filo

Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo
Dame una noche de asilo


21 de agosto de 2021

Truth is that I'm terrified of how you might react -Faith Ling-


Hay veces que lo único que puedes hacer es poner las cartas sobre la mesa, 

desgajar tu corazón, sacarlo todo, los secretos, los anhelos, los deseos y necesidades 

y decir “aquí lo tienes, haz lo que consideres con él”. 

Da miedo, joder, da mucho miedo, pero es lo que hay que hacer.

 

20 de agosto de 2021

18 de agosto de 2021

Dejar caer la vida, rogarle que no duela -Laura Rosal-

Vuelvo
Como un animal herido.
Como un poeta
Con la mano en la garganta.
Vuelvo.

Estoy donde debo.

Y sin embargo, nada me pertenece.
No es mío este jardín.
No estas ventanas sin respuesta.

Y entonces, el vino no me salva
Y el origen es sólo
Un cerrar los ojos.
Mirar al vacío, desafiante.

Dejar caer la vida,
Rogarle que no duela.

Vuelvo al origen -Laura Rosal-

11 de agosto de 2021

Todo el mundo tiene que sacrificarse de vez en cuando en el altar de la estupidez -Albert Einstein-

Muchos de nosotros vivimos pensando que podríamos tener algo mejor. 

Un mejor trabajo. Un mejor piso. Una casa! Un marido que nos hiciera más caso. Unas amigas más... acordes a una. Una familia más funcional. Un cuerpo más bonito. Un pelo más largo. Unos rizos
escandalosos. Una voz más bonita. Ser más activa y atractiva, más sociable. Más dinero. Más tiempo. Más sexo. Más, más, más, más.

Todos, quien más quien menos, quieren algo MÁS.

Pues bien, todos somos imbéciles.
Mientras pensamos en todo eso que no tenemos, todo lo que sí, nos pasa inadvertido.
No digo nada nuevo, no me las quiero dar de coach (decir algo que ya sabe todo el mundo de forma que parezca muy innovador), pero es así de sencillo.

Mientras piensas en todos esos Más, te pasan por delante brisas fresquitas de verano entrando por la ventana, la sensación del agua fría de la piscina en el calor de agosto, sus bracitos entorno a tu cuello y esos besos que reconfortan el alma, su risa de ángel, las palabras que de repente pronuncia bien, los pequeños detalles que denotan bondad e inteligencia, las pequeñas pero constantes muestras de creatividad, el olor de plastelina y lo divertido que es hacer hoyos en la playa, la sal en su piel, las bromas privadas, la tranquilidad y bienestar que dan la confianza de los años compartidos, la mirada triste tras un "bien", los comentarios que te hacen sentir querida, la toxicidad de algunos, el aprecio de otros, esas sutiles pistas que te hacen ver que no estás donde debes, la hojita nueva de la planta que creías a punto de morir, el bien que hace a un compañero un halago a su trabajo, el motivo oculto de porqué esa persona es tan absolutamente insoportable, tu canción sonando en la tv del bar al que por azar habéis entrado a cenar, las cosquillitas o el destrozo que te hacen algunas canciones, los recuerdos que se desvelan erróneos después de tanto años, los prejuicios que creías no tener, todo lo que tu cerebro te vomita de forma equivocada y te hace mirar al lado que no es, lo mucho que te quieres en realidad cuando pensabas que no. 

La absoluta suerte que tienes.

Y así, miles de cosas, mientras tú solo ves todo lo que crees que te falta, idiota. 

 

7 de agosto de 2021

No creo en las invocaciones pero las invocaciones creen en mí: han venido otra vez como líquenes inevitables -Antonio Gamoneda-

Últimamente tengo una cantidad de pensamientos intrusivos desbordante. 

No sé qué he hecho, cómo los he liberado, ni siquiera sé el qué, o el por qué.

No me preocupan, sé que no hay que darles demasiada importancia, tal como vienen se van y no significan nada respecto a quien los tiene, en este caso yo, pero algunos me perturban un poco.
Cualquier cosita nimia, activa algo y click, una idea extraña pasa por mi mente, las hay catastrofistas, paranoides y otras directamente delirantes (podría poner ejemplos, me lo he planteado, pero me dan demasiado apuro, así que me lo ahorraré).

Quizá sea simple estrés, saturación, que de eso tengo bastante en estos tiempos.

Quizá los pequeños cambios se han ido sumando y esto forme parte del proceso (resistencias?). 

No lo sé, pero algo anda suelto por mi cerebro, tiene mucho qué decir y una forma muy extraña de decirlo.

3 de agosto de 2021

Y, como quien saborea el sabor de la venganza, decirlo... -Karmelo Iribarren-

Mucha gente a mi alrededor dice que no podría trabajar desde casa.

Que necesitan ver a gente. Que así se obligan a arreglarse. Que estarían todo el día en piajama. Que se deprimirían de estar solos todo el día. Que se distraerían con las cosas de casa... bla, bla, bla.

Trabajar desde casa es lo mejor que me ha pasado. Como introvertida que soy me agota tratar con gente a todas horas, especialmente con gente que no me gusta o que no sé cómo tratar: los entrometidos que quieren saber tu vida como si el hecho de compartir espacio os convirtiera en amigos, los que te tocan sin necesidad alguna especialmente estos (recuerdos Arnau, por todas las veces que masajeaste mis hombros sin motivo alguno), las conversaciones banales, los besos en Navidad, las "fiestas" en el office por cualquier motivo, el bochorno de aguantar según qué comentarios de hombres supuestamente adultos, etc.

Desde que no tengo que lidiar con eso soy mucho más sociable. Mi energía social no se gasta por simple agotamiento, así que me apetece ver personas, relacionarme, charlar, contarle cosas a alguien...  

No he cambiado yo, ha cambiado ni entorno. Y me gusta, vamos si me gusta!