Muchos de nosotros vivimos pensando que podríamos tener algo mejor.
Un mejor trabajo. Un mejor piso. Una casa! Un marido que nos hiciera más caso. Unas amigas más... acordes a una. Una familia más funcional. Un cuerpo más bonito. Un pelo más largo. Unos rizos
escandalosos. Una voz más bonita. Ser más activa y atractiva, más sociable. Más dinero. Más tiempo. Más sexo. Más, más, más, más.
Todos, quien más quien menos, quieren algo MÁS.
Pues bien, todos somos imbéciles.
Mientras pensamos en todo eso que no tenemos, todo lo que sí, nos pasa inadvertido.
No digo nada nuevo, no me las quiero dar de coach (decir algo que ya sabe todo el mundo de forma que parezca muy innovador), pero es así de sencillo.
Mientras piensas en todos esos Más, te pasan por delante brisas fresquitas de verano entrando por la ventana, la sensación del agua fría de la piscina en el calor de agosto, sus bracitos entorno a tu cuello y esos besos que reconfortan el alma, su risa de ángel, las palabras que de repente pronuncia bien, los pequeños detalles que denotan bondad e inteligencia, las pequeñas pero constantes muestras de creatividad, el olor de plastelina y lo divertido que es hacer hoyos en la playa, la sal en su piel, las bromas privadas, la tranquilidad y bienestar que dan la confianza de los años compartidos, la mirada triste tras un "bien", los comentarios que te hacen sentir querida, la toxicidad de algunos, el aprecio de otros, esas sutiles pistas que te hacen ver que no estás donde debes, la hojita nueva de la planta que creías a punto de morir, el bien que hace a un compañero un halago a su trabajo, el motivo oculto de porqué esa persona es tan absolutamente insoportable, tu canción sonando en la tv del bar al que por azar habéis entrado a cenar, las cosquillitas o el destrozo que te hacen algunas canciones, los recuerdos que se desvelan erróneos después de tanto años, los prejuicios que creías no tener, todo lo que tu cerebro te vomita de forma equivocada y te hace mirar al lado que no es, lo mucho que te quieres en realidad cuando pensabas que no.
La absoluta suerte que tienes.
Y así, miles de cosas, mientras tú solo ves todo lo que crees que te falta, idiota.